ADVERTENCIA: Este capítulo posee escenas de sexo explícito entre hombres y de violación. Mentes sensibles abstenerse, por favor, porque con advertencia no recibo reclamos

Capítulo 16: Ultraje

1.

Sentía frío. No se había dado cuenta hasta ahora que estaba temblando de pies a cabeza, ¿pero cómo no hacerlo si estaba tan solo cubierto por unos negros bóxer en aquel frío y húmedo calabozo?.

Había estado envuelto en un extraño sopor, en un estado de semi-inconsciencia, porque comenzaba a escuchar ruidos a su alrededor, pero se sentía incapaz de moverse y quizás esto último tenía directa relación con el terrible dolor que laceraba cada parte de su cuerpo. Se hizo un pequeño ovillo con dificultad, mientras sentía que la piel de su espalda se rasgaba y el dolor le hizo abrir los ojos al fin.

Sentía la piel en carne viva, pero no quiso chequear su condición con la mirada. En realidad no tenía ganas de nada. Le costaba respirar, de modo que supuso que el agudo dolor podía deberse a un par de costillas rotas... los dedos de la mano derecha parecían estar en el mismo estado que sus costillas, y su espalda... era un martirio sentir las frías piedras contra ella, pero lo cierto era que la posición favorecía la respiración. Sus labios sabían a sangre...

Cerró los ojos, queriendo no pensar en nada más, sólo abandonarse a lo que fuese que viniese. Estaba tan cansado y adolorido que no sentía deseos de seguir luchando, solo... solo dejar que sucediera lo que tuviese que suceder.

-"Paddy..."- murmuró con desolación antes de abrir los ojos de golpe. La memoria de los ojos plateados del animago le recordó que no debía rendirse.

Se obligó a moverse, aunque cuando lo hizo quiso gritar y tuvo que morderse los labios para no hacerlo. Se arrodilló en el suelo de piedra y respiró con dificultad. Sus ojos dorados fijos en los dedos hinchados de su mano derecha y la sangre que había manchado el piso donde antes estuviese recostado él. Intentó recordar algún hechizo para reestablecer temporalmente los huesos, pero no recordó ninguno y de todos modos no tenía varita así que suspiró, lo cual solo hizo que sintiera un terrible dolor en los pulmones

Las huellas en la piel de sus brazos y torso eran la marca inconfundible de la plata y recordó como la noche anterior los mortífagos habían domado al lobo. Estúpidamente le dieron unas enormes ganas de reír. O de llorar, ya ni eso estaba claro en su mente.

Oyó que la enorme puerta de su celda se abría con un chirrido, pero no se movió. Todo eso era humillante. Esperó escuchar la risa de algún mortífago, sacándole en cara el haberlo doblegado, sin embargo no hubo risas ni insultos y sólo entonces captó el olor de Lucius.

-"L-Lucius...?"- alzó los ojos dorados con lentitud, casi con temor, para mirar al elegante mortífago

-"Ten"- se arrodilló a su lado y le dio un frasco con un extraño líquido fucsia en su interior- "Recompondrá los huesos en unos minutos"- y posteriormente se apresuró a sacar un ungüento de entre sus ropas. Al ver que Remus no tomaba el contenido, lo apuntó con la varita- "Apúrate, no tengo todo el día".

El licántropo miró el contenido antes de beberlo de un sorbo. No tenía muchas más opciones y suponía que estaban siendo vigilados.

No había terminado de beberlo aún cuando un dolor agudo envolvió sus huesos desde la médula haciendo que soltase el frasco y se doblara hacia delante, tratando de controlar el intenso sufrimiento. Los huesos estaban recomponiéndose, reajustándose en otros casos. Lucius no había mentido, pero había omitido el hecho de que la poción no contenía calmantes. Ahogó un grito al tiempo que se volvía a hacer un ovillo en el suelo y apretaba los dientes. Se obligó a no dejar escapar las lágrimas. Y de pronto, tal como había llegado, el dolor desapareció, dejando a Remus jadeante aún, sudoroso y profundamente cansado.

-"Quédate quieto ahora"- y Lucius colocó un ungüento verdoso en su espalda, mientras masajeaba sin mucho cuidado, haciéndolo gemir- "Te dolerá el cuerpo, pero no tendrás la espalda en carne viva"- murmuró cuando terminó

-"G-gracias"- trató de sonreír, levemente

-"No me des las gracias. Sólo lo hago porque mi Señor así lo ha ordenado"- la mirada plateada se clavó en los ojos dorados para luego recorrer con lentitud la piel magullada y lastimada del licántropo.

Hubiese querido acariciarlo, pero se mantuvo frío. Hubiese deseado besarlo, pero en vez de eso lo miró con fingido desprecio. Con lentitud se acercó a él, pero a último momento pareció arrepentirse y se alejó, para ponerse de pie, darle la espalda y hacer sonar los dedos. Al instante entraron dos mortífagos más

-"Prepárenlo. Volveré en dos horas"- y salió del lugar

2.

Lo más estúpido de todo es que no sabía porque estaba en ese lugar, parado como un idiota, sin atreverse a decir o hacer nada, solo mirando sus pies, luchando contra sus propias dudas y vacilaciones.

El rostro de Potter estaba fresco en su memoria aún, sus ojos verdes abiertos... sabía que había presenciado lo que Remus estaba sufriendo también, y la impotencia le apretaba el corazón al recordar ambas miradas. Si al menos hubiese una forma de ayudar... algo que hacer.

Hacía tiempo que había descubierto que hay cosas por las que vale la pena dejar el orgullo de lado... estaba dispuesto a todo con tal de ayudar, aún cuando se tratase de realizar la más estúpida e indignante de las tareas, aún cuando tuviese que sentirse humillado por ello... pensar en los ojos dorados... recordar el propio dolor de Potter... saber cuanto dolor había causado el Señor de las Tinieblas... no, no podía seguir fingiendo que era demasiado pequeño para tomar armas en esa guerra que también era suya.

Se sentía un cobarde, porque tenía miedo... miedo de enfrentarse a la muerte, una muerte que no conocía más que por nombre, porque siempre había estado protegido contra ella. No era como Potter y lo sabía, no estaba familiarizado con la muerte y nunca había luchado contra ella... jamás había luchado de verdad contra nadie... ninguna pelea había pasado de ser una estúpida riña de colegiales para él.

Y sin embargo, pese a su miedo... sabía lo que debía de hacer...

No estaba seguro en quien confiar, quien creería en él, quien estaría dispuesto a ayudarlo, a no burlarse de él en cuanto dijera las palabras que cambiarían su camino... Dumbledore no era una opción... mucho menos Black, quien lo detestaba sobre todas las cosas, estaba seguro... a quien acudir entonces si no estaba Remus? Snape tampoco estaba en el castillo... y Potter... aún no confiaba plenamente en él... o... bueno, sí creía en él, pero no tenía la certeza de que no se reiría en su cara... solo le quedaba una opción, y aunque tampoco era muy esperanzadora, creía que él lo entendería mejor que cualquier otro. Él sabía que quería mucho a Remus... y él... le inspiraba una extraña confianza a pesar de que Potter fuese tan parecido a él... bueno, por algo era su padre, no?

Cuando sus nudillos golpearon la puerta, trató de mantener la frente en alto, aunque el nerviosismo parecía corroerle las entrañas y un vacío nauseabundo le llenaba el estómago.

La puerta se abrió, lentamente... un rostro familiar le miró, sorprendido. El reflejo del futuro de Potter lo miró a través de sus anteojos, en silencio, sin entender

-"Remus no está"- murmuró mirándolo- "lo sabes mejor que nadie"- James Potter no levantó mucho la voz, tratando de que cierto animago no advirtiese la presencia de Draco.

-"Lo sé... no es a él a quien busco, sino a usted"- murmuró seriamente, sosteniéndole la mirada

Si James estaba sorprendido no lo hizo saber, sino que con rostro serio y paciente cerró la puerta tras él y comenzó a caminar rumbo a un aula cercana al despacho.

-"No es necesario"- interrumpió el rubio, al ver que el hombre estaba dispuesto a escucharlo- "S-solo..."- titubeó un segundo, al mirarlo... ojos verdes... negó con la cabeza, apartando la imagen de Potter de su mente- "Quiero ayudar..."

-"Todos deseamos eso"- dijo James mirándolo por sobre sus anteojos, sin su usual sonrisa

-"No entiende... quiero ser parte de la Orden del Fénix. Quiero... luchar contra El Señor de las Tinieblas.

Lo miró, esta vez, asombrado. Se detuvo en su caminar que no había cesado, pese a que si había disminuido pro la conversación.

-"Por que?"- preguntó finalmente

-"Quiero luchar por quienes quiero. Esta también es mi guerra, señor Potter"- dijo con decisión.

3.

Miró fijamente la poción. No parpadeaba casi mientras veía como grandes y perfectas burbujas surgían del grisáceo líquido. Se mordió levemente el labio inferior y si bien quien lo viese hubiera creído que aquel gesto era producto de la concentración, nadie mejor que él podía saber que no tenía en lo absoluto que ver con ella.

La conversación última con el anciano director del colegio aún le daba vueltas por la cabeza, inquietándolo. Casi podía ver los ojos decepcionados de Dumbledore en la poción mientras revolvía con suavidad inusitada en dirección contraria a las agujas del reloj.

Flash Back

'-Severus...

'-Profesor Dumbledore... es mi modo de luchar

'-Pero no necesariamente es el correcto

'-No todos podemos ser Gryffindor, sabe?

Fin del Flash Back

Claro que no todos podían ser Gryffindor. No todos tenían el coraje, el arrojo casi estúpido de los leones, no todos tenían tan poco cerebro como ellos, las serpientes en cambio eran astutas, inteligentes, valientes a su modo, no temerarias, porque el ser temerario era un sin sentido. No era el tipo de valor que un Gryffindor pudiera apreciar... pero tampoco era mucho lo que se le podía pedir a esos. Ellos jamás captarían las sutilezas de los Slytherin, no veía más allá de lo realmente evidente. ¿Acaso no eran capaz de captar los matices de las cosas? ¿Es que había que darles todo listo para ver si lograban entenderlo?

Siguió revolviendo, apretando esta vez los dientes, con un leve gesto que podría haber pasado por sumo interés y no por la furia que realmente era.

Era su modo de luchar y Dumbledore debía entender eso. Él no podía plantarle la cara al Que-No-Debe-Ser-Nombrado y decirle: Oye, sabes? No tengo lista la poción aún... dame dos días más, te parece?. NO! Claro que no, era absurdo, sin sentido, un suicidio, y él apreciaba su vida. Hasta sonaba irrisorio... claro, si se obviaba el hecho de que antes incluso de terminar la primera frase estaría muerto. Tampoco podía no llegar a prepararla, no podía huir del Lord, no en ese momento al menos, hubiese sido como tirarse a los leones solo. No, él no podía enfrentar así al Señor de las Tinieblas... Después de todo, soldado que se retira sirve para otra guerra, no?

Se secó la sudorosa frente y apretó los labios en un rictus de severidad, sin dejar de mirar la poción que esperaba por el último ingrediente...

¿Qué se suponía que debía decirles? Ni siquiera sabía donde tenían a Lupin, no sabía si estaba en ese castillo siquiera, Lucius se había limitado a pedirle que terminase la poción. Lo lógico era pensar que el licántropo estaba en el interior del castillo, pero sabía también, demasiado bien quizás, que no siempre lo lógico era lo correcto, en especial si estaban hablando del Lord. Y además, como si eso fuese poco, Lucius no pensaba hacerle las cosas fáciles... Draco dependía del resultado de esa poción... y el aristócrata no confiaba tanto en el poder de Dumbledore como para confiarle la vida de su hijo así, sin más.

Aunque por otro lado... por otro lado, había una parte de él que se negaba a no luchar por ayudar al hombre-lobo.

Lupin era el único de los Merodeadores que nunca se metía con él, algunas veces no lo defendía tampoco, pero otras sí. Lupin era amable con él... no es que realmente lo apreciara, no, pero... pero... no es que él dijese que estaba preocupado por el lupino tampoco... no... no... porque... porque... bueno, porque era un hombre-lobo después de todo, y un Gryffindor, y era el mejor amigo de Lily, y le había quitado el puesto de profesor de DCAO y... y además todos en el colegio parecían adorarlo y... bueno, y por todo eso. Pero... pero aún así había algo que se negaba a dejarlo abandonado ahora...

-"Snape"- Rodolphus le sacó de sus cavilaciones –"la poción"

-"Está perfecta... sólo queda el último ingrediente"- murmuró regulando la cocción del brebaje.

Pero él le debía lealtad a Dumbledore por sobre sus propias preferencias personales, por sobre lo que él quisiera o no... y no podía delatarse por salvar al hombre-lobo. Arruinaría años de silenciosa lucha, arruinaría quizás la única opción de detener al Mago Oscuro, arruinaría... la sonrisa dulce del licántropo... PERO ESO YA NO ESTABA EN SUS MANOS.

-"Lucius me envió para que Bellatrix y yo te escoltemos a ti y a la poción al lugar donde está nuestro Señor y puedas terminar de prepararla"

-"Bien"- murmuró, inexpresivo, aunque evitó un escalofrío al pensar que habían conseguido el último ingrediente.

Snape sonrió levemente, con una leve mueca de amargura al comprender que más allá de la lealtad hacia Dumbledore, que era su más grande razón, lo que le impedía ayudar al licántropo era mucho más mundano.

Tenía miedo.

4.

-"Tráiganlo"- la voz seca e inexpresiva de Lucius en cuanto la puerta de su celda fue abierta le trajo un mal presentimiento como poco en su vida.

Inmediatamente dos mortífagos a los que no pudo reconocer lo pusieron bruscamente de pie y soltaron sus cadenas, pero sujetándolo firmemente, evitando toda posibilidad de escape. Creyó oír a uno de ellos reírse levemente, pero no supo si había sido o no su imaginación.

-"Que elegancia"- oyó la mofa del de su izquierda. Esta vez no pudo culparlo, él mismo se preguntaba el por qué de la elegante túnica blanca con la que lo habían vestido luego de limpiar y sanar las heridas que ellos mismo habían causado.

Lucius lo miró, tratando de que sus emociones no se reflejaran en sus ojos. Pero lo cierto es que Remus se veía hermoso. Parecía un bello mártir, una preciosa y pura ofrenda, única capaz de aplacar toda la maldad en la que se hallaba en ese momento, pero... pero ¿por qué él, porque de entre todos... ¿él?. La túnica larga, blanca e inmaculada parecía haber sido confeccionada especialmente para el licántropo por la forma en la que le quedaba: Perfecta. Era sencilla, sujeta por finos prendedores de oro desde los hombros, de elegante caída, dejaba ver su pálido y estilizado cuello al igual que sus suaves hombros. Remus no aplacaría el mal con su sufrimiento, eso lo sabía... y hacía que se sintiera peor. Humillarlo solo para complacer al Lord, y para peor, darle más poder.

Permitió que jalaran del hombre-lobo y lo sacaran así de la fría celda, sólo para hacer una señal, más por inercia que por otra cosa, y guió la 'comitiva' que se dispuso a seguirlo, en tanto él hacía y deshacía en su mente uno y mil planes, todos tan absurdos e improbables que sabía que debía olvidarse siquiera de la estúpida idea, pero se negaba.

Lo cierto es que por dentro se consumía. Quería salvarlo, pero ya lo había condenado y la idea le daba vueltas en la cabeza al igual que las últimas palabras de su hijo le retumbaban en los oídos.

Así Remus se vio arrastrado sin ningún tipo de consideración hasta una puerta de gruesa madera, en lo más profundo del sótano de la Mansión Malfoy, mientras el trataba de recordar las idas y venidas, con la esperanza de luego poder salir de ahí.

Lucius se adelantó y abrió la puerta del calabozo. Un aire frío le llegó en cuanto fue introducido en el lugar, sin ser soltado. Era una habitación de piedra, helada y sin más decoración que las cadenas que colgaban del techo y la mesa, en una esquina, con todo tipo de armas de tortura.

Pero no fue hasta que miró a su derecha que la visión le produjo escalofríos.

Frente a él, y a solo escasos metros, estaba lo que alguna vez fuese el mago oscuro más poderoso de todos los tiempos... ahora reducido a la criatura más horrenda y asquerosa que había visto alguna vez. Lord Voldemort convertido en una especie de mezcla entre humano y reptil, y sus ojos rojos lo miraban tan fija e intensamente que lograron perturbarlo.

Tan asombrado ante la nueva apariencia de Voldemort, no notó otra figura que junto a la primera lo observaba con evidente odio. Sin embargo, esta se hizo notar por sí sola cuando habló con voz suave y susurrante

-"He ahí a Remus Lupin, milord"

-"Bellatrix"- sus ojos dorados se dilataron al ver a la atractiva morena con una sonrisa sardónica en los labios rojos y sensuales

-"Lupin"- aunque sonreía su voz estaba cargada de desprecio- V"erá, Señor, que los años no pasan en vano para él" –

Remus frunció el ceño ante la ironía.

-"Bella, Bella..." –Voldemort hablaba sin despegar la mirada de él- no asustes a nuestro invitado.

Remus no habló. En cambio, miró intensamente al mago, esperando lo que hubiese de venir. No lograba entender porque lo habían conducido frente a Voldemort, o porque incluso no lo habían matado aún. ¿Es que pensaban utilizarlo de alguna forma? ¿Qué era lo que pretendían conseguir?

Tragó con dificultad, porque de pronto su cuerpo no le respondía bien. La boca la sentía seca y el corazón le martillaba en el corazón con tanta fuerza que parecía querer escaparse; una pesadez extraña se apoderó de sus extremidades, pese a que sentía que era adrenalina la que corría por sus venas. Miedo. Sin embargo, no bajó la vista, sino que la mantuvo en alto, tratando de trasmitir más seguridad de la que realmente sentía. Miedo. Pero ya antes había enfrentado sus miedos y no sería esta vez en la que se dejaría vencer.

Sin embargo...

Era muy consciente del peligro en el que se hallaba, quizás nunca había estado en mayor peligro del que estaba en ese momento, ni los mortífagos ni sus transformaciones podían compararse a Voldemort...

Pensó en James, en Lily, en Pete, en Draco, en Harry... pero sobre todo en Sirius. Otros rostros pasaron por su mente, pero ninguno con tanta claridad como el de ellos. Quiso haberse despedido de ellos correctamente, se dio cuenta que hubiese deseado decirles muchas cosas más y que había perdido la oportunidad de hacerlo. Iba a morir. Y Sirius... Sirius... si pudiera ahorrarle el sufrimiento, si pudiera hacer algo... si solo hubiese podido decirle que lo amaba, una sola vez más, si hubiese sido conciente de lo que iba a sucederle... hubiese hecho tantas cosas...

-"Así que... Remus Lupin"- la voz siseante del Lord lo sacó de sus pensamientos, pero intentó por todos los medios mostrarse firme e inquebrantable. Sabía que a la primera señal de flaqueza, sería hombre muerto- "Creo que no habíamos tenido el gusto de conocernos"- y se acercaba lentamente, mientras el licántropo intentaba pensar algo, cualquier cosa, que lo ayudase a salir de ahí- "¿pensando en escapar sin siquiera habernos conocido?" – su lengua bífida siseo cerca de su rostro- "que mal huésped ha resultado ser, mi querido lobo... sin embargo... esa falta se ve verdaderamente perdonada a la vista de tan singular belleza en uno de su especie".

Hubiese esperado cualquier cosa menos eso, por eso abrió los ojos, sorprendido, para mirarlo al momento desafiante, pero interrogante.

-"¿Para que me necesita? ¿Qué quiere de mi, milord?"- la cortesía de sus palabras no eludía la enemistad que los separaba, sin embargo hicieron sonreír a Voldemort

-"¿Qué te hace pensar que quiero algo?"

-"La grata estadía que me ha proporcionado me ha dado la pista. No imagino porque otra razón se tomaría tantas molestias con un licántropo como yo, milord".

-"Muy inteligente"- Voldemort sonrió con satisfacción antes de tomar entre sus largos dedos escamosos el rostro del hombre-lobo- "muy listo... lobito. ¿Y que es, según tú, lo que quiero?"

-"..algo de mi condición"- se trató de liberar de esos largos dedos que lo sujetaban con fuerza, enterrándose en su piel, pero los mortífagos le impidieron moverse apretando el agarre de sus brazos- "... no veo otra razón para tomarse la molestia de mi captura"

-"Seguro que eras un alumno muy aplicado ¿no es verdad?"- esta vez la lengua recorrió suave y asquerosamente su mejilla y Remus tembló levemente lo cual no pasó desapercibido por el mago- "su piel es muy suave... y excitante".

Su corazón se aceleró más si eso era posible. Un sudor frío comenzó a recorrerlo por completo y se estremeció, esta vez, sin disimulo.

-"Te voy asco, lobo"- el silencio fue la mejor respuesta, y le arrancó una sonrisa la mago oscuro- "¿Te dijo Lucius que sucederá contigo?"- más silencio, pero esta vez el rubio aristócrata se tensó y perdió el poco color que le quedaba en el rostro- "Vas a ayudarme, lobo"

-"Confío en que eso no sucederá"

-"Confías demasiado"

Los mortífagos colocaron fuertes grilletes de hierro en las muñecas del licántropo, pese a la lucha de éste por evitarlo, de modo que Remus quedó suspendido por los brazos a escasos centímetros del suelo, para que posteriormente fuesen sus tobillos encadenados al suelo de piedra.

-"Piensa deshacerse de mi?"- preguntó buscando alguna pista de que permitiese descubrir la naturaleza del secuestro

-"No. No me sirves muerto... y sería un verdadero desperdicio hacerlo"

-"Entonces?"- Bellatrix sonrió, y adelantándose les hizo una seña a los mortífagos para que salieran. La puerta se cerró haciendo un chillido siniestro, dejándolo sólo con Voldemort, Lucius y Bellatrix.

-"Quiero tu sangre"- reveló al fin

-"Así que va a torturarme"- lo miró con fiereza

-"Gratificarme diría yo"- y la sonrisa expresaba tal satisfacción que Remus tembló levemente

-"...si considera que la tortura es un medio para gratificarse, poco o nada le queda de humano, tal como su apariencia lo demuestra, milord".

Voldemort lo estudió fijamente por espacio de unos minutos, pero al advertir la mezcla de tristeza y desafío tras las elocuentes pero no menos corteses palabras del licántropo, se sonrió nuevamente

-"Puede que tengas razón, lobito. No soy humano, soy más... soy superior... ¡Soy un Dios!"- la mirada de Remus fue imperturbable- "pero tú no lo entiendes... después de todo, eres solo una criatura oscura"-Remus levantó la vista. Si había de morir o ser torturado, moriría con la cabeza erguida, no con la cola entre las patas- "La sangre que necesito de ti... tiene que ser conseguida de una manera especial..."-y comenzó a dar vueltas alrededor de él, hasta que se detuvo tras de él y se acercó a su oído. El aliento frío le puso los pelos de punta- "tiene que ser sangre... corrupta".

Los ojos dorados, sin faltos de temor, miraron a Lucius buscando una explicación, pero el hombre bajó la vista, odiándose a si mismo y deseando la muerte. Y el Lord rió con una mezcla de diversión y complacencia al ver los ojos dorados, confundidos.

-"Tan ingenuo... no hay nada mejor que mancillar la inocencia"

-"¿No tengo derecho acaso a saber que es lo que se piensa hacer conmigo?"- demandó con suavidad

Voldemort no dijo nada, sólo sonrió, admirado en parte por el valor del hombre-lobo. Pocos en su vida se habían atrevido a mirarlo de frente como ese joven lo hacía en ese momento, pero eran mucho menos, y podía contarlo con una mano, los que se habían atrevido a exigirle explicaciones. Reconoció que aquella había sido la mejor elección después de todo. Remus, en cambio, ignorante aún de las intenciones del mago tenebroso, abrió los ojos, aterrado, cuando Voldermort deslizó sus escamosos dedos por sus hombros descubiertos.

-"NO!"-hubo un pequeño atisbo de temor producto del entendimiento en la voz de Remus, el cual degustó el mago oscuro antes de ponerse a su tarea

La lengua asquerosa comenzó a recorrer lenta y en un burdo intento de sensualidad su cuello, mientras que Remus, desesperadamente trataba de soltarse de su agarre. El cuerpo escamoso se pegaba al suyo y sentía que aquel contacto le producía náuseas y unos enormes deseos de gritar de rabia, de miedo, de terror pero se contuvo, decidido a no darle esa satisfacción al mago.

El toque débil de los escamosos y largos dedos en su cuello le producían la sensación de pequeñas serpientes, por lo que apartó la mirada, repudiando el contacto, lo que pareció divertir a Voldemort. Lo siguiente que sintió fueron los mismos dedos que anteriormente estuviesen en su cuello, acariciando brevemente sus hombros... jugando con los broches de oro que sujetaban la túnica... y la túnica blanca cayó dejando el cuerpo del lupino, cubierto tan solo por sus holgados bóxer, a merced de la mirada depredadora de aquel que había dejado de ser humano. Las mejillas de Remus se tiñeron de tierno rojo, producto de la vergüenza, de la humillación, de la rabia.

-"Eres hermoso..."- siseó antes de comenzar a recorrer sus hombros con la lengua y abrazar el cuerpo tembloroso, lo cual se tradujo en un evidente escalofrío por parte del licántropo

Siguió por su pecho, deleitándose con la suave piel, repartiendo húmedos besos por él, pese a los vanos intentos del licántropo para liberarse, pero cuando el Lord comenzó a estimular su pezón derecho con los dedos al tiempo que su lengua seguía lamiéndole el cuello, Remus boqueó desesperado antes de agitarse violentamente... y las primeras lágrimas aguaron inevitablemente sus ojos.

Sentía la sangre agolparse en sus mejillas, el asco invadir cada uno de sus sentidos, y el terror, el miedo, la angustia, la desesperación... y querer gritar y saber que al hacerlo solo conseguiría mayor placer de su captor quien lo vería doblegado por completo. Él esperaba que gritara, pero no pensaba hacerlo, no iba a darle el placer, como había intentado no dárselo al Bellatrix... resistiría hasta que ya no quedara otra alternativa... pero el terror, el pánico controlaba todo su cuerpo, que se sacudía nervioso y asustado, tratando infructuosamente de liberarse, con el sonido de las cadenas recordándole que todo era causa perdida.

El toque afiebrado de las manos escamosas era dolorosamente áspero, y el trato, duro, brusco, no buscaba complacerlo sino su propia satisfacción. Abrió los ojos dorados, grandes por el asombro y llenos de lágrimas cuando los dientes agudos se clavaron salvajemente en la coyuntura entre el hombre y el cuello. Las lágrimas deslizándose por sus mejillas rojas por la vergüenza y el pudor. La lengua bífida lamió el lugar dañado con deleite... solo para separarse al segundo y asaltar los labios cremosos con violencia. Los mordió con fuerza, llenándose la boca con sangre, oyendo las silenciosas quejas del licántropo, quien seguía intentado liberarse por todos los medios... y succionó los labios rojos, lamió, sólo para volver a morder, con la maniática risa de Bellatrix como armónico fondo.

La boca le sabía a sangre, sentía asco, le zumbaba la cabeza y los oídos... solo quería quitarse la piel... estaba sucio... sucio y solo podía pensar en Sirius, en nada más... en Sirius y en sus ojos, en Sirius y en su sonrisa... en Sirius y en su forma de amarlo... quizás si se concentraba en Sirius... en su Paddy...

La risa de Voldemort lo devolvió a la realidad, eso y la mano que palpaba con descaro su entrepierna. Y gimió, impotente, en un estado frenético de desesperación y terror.

-"No, por favor..." –rogó, humillado, y su propio sollozo, ya incontenible ahogó el resto de sus palabras al tiempo que sus ojos se cruzaban con los de Lucius, suplicándole al rostro impasible de este- "por favor..."

-"Tranquilito..." -gimió al sentir nuevamente la lengua siseando cerca de su oreja- "tranquilo... no te dolerá... demasiado".

-"No, no, por favor... yo no... yo no puedo... por... favor"- sollozó perdiendo su autocontrol.

De pronto tuvo la estúpida idea de que todo había pasado y su corazón pareció latir con menos violencia al ver al Lord alejarse con paso lento... sin quitarle los ojos de encima. Pero antes siquiera que pudiese pensar en algo coherente un dolor conocido y a la vez no, lo volvió a invadir... el Cruciatus. Se intentó concentrar, sin buenos resultados en la imagen de Sirius... se prometió ser fuerte por él, sin embargo el dolor amenazaba con hacerlo caer en la inconsciencia. Sentía que se trizaba, despedazaba, desgarrarse... tuvo que morderse los labios para no gritar con todas sus fuerzas... y entonces el dolor desapareció... solo para volver a empezar... y detenerse tal cual había llegado.

Pero una vez que Voldemort detuvo la sesión de Bellatrix, retomó la propia.

Lamió la sangre de los labios de Remus como si fuesen néctar y estrechó su cuerpo con fuerza para terminar de desnudarlo, rasgando la última prenda que lo cubría. Y Remus se vio invadido por un sentimiento que mezclaba impotencia y pudor con el miedo latente desde que el hombre había comenzado a tocarlo. Y quería cubrirse, huir de esa mirada lasciva, esa que lo humillaba y denigraba. Pero no podía y sentía vergüenza.

-"Por favor..."- volvió a susurrar

Desnudo, indefenso... hermoso. Humillado, denigrado, asustado. Lucius no podía quitar la mirada del cuerpo desnudo del lupino, brillante por el sudor producto de la inmensidad de emociones que lo poseían. Debía permanecer quieto, debía trasmitir que nada de lo que ahí sucediera le importaba, pero lo cierto es que no podía mirar más de frente la escena... era repulsiva. No podía soportar ver como lo acariciaba obscenamente, lastimándolo, haciéndolo llorar... haciéndolo ver como la imagen misma del temor y el sufrimiento.

-"Soy un lobo..." –murmuró con voz ronca y quebrada- por favor...

Pero Voldemort sonrió al ver las mejillas furiosamente coloreadas del lupino y sus ojitos dorados que aún así estaban cargados de inocencia, llenos de lágrimas. La tentación hecha carne. Tan magníficamente indefenso, perfecto, bello y frágil.

-"Los lobos... s-solo tenemos una p-pareja... s-solo podemos entregarnos a u-una persona"- y bajó la mirada, avergonzado de tener que suplicar.

-"Suéltenle las piernas y bajen un poco las cadenas, quiero que pueda pisar"

Lucius y Bellatrix se apresuraron a obedecer. El primero, deseando angustiosamente desaparecer de ahí y no tener que presenciar la escena, la segunda en cambio, entusiasmada, complacida del dolor del otro, con el brillo de la locura bailando en sus hermosos ojos femeninos.

Pateó con violencia a Bellatrix una vez que le soltó las piernas. Los ojos dorados como los de un animal acorralado, brillaban, húmedos y desesperados.

-"Maldito mestizo!"- la mortífago se puso de pie con rapidez sacando su varita. La furia inundando cada una de sus bellas facciones

-"Espera, Bella... espera"- Voldemort sonreía, divertido por la escena- "no seas tan dura con nuestro lobito... está asustado, verdad?"

-"Pero Milord..."- intentó la mujer

-"¿Estás en desacuerdo conmigo?"- la mirada roja la hizo callar de golpe y temblar levemente, más que de miedo al castigo, miedo al desprecio de su Señor.

-"N-no, jamás"- dijo con profunda convicción.

-"Entonces estarás de acuerdo en que debemos tratarlo con cuidado, no es cierto?"- preguntó, satisfecho al notar la seguridad de Bellatrix

-"Sí, Milord"

Voldemort la miró durante unos segundos más antes de volver a fijarse en el licántropo que tiraba de las cadenas, sus pies ya en el suelo.

-"Lucius, vuelve a sujetarle las piernas. Está demasiado inquieto"

-"Sí, Señor"- el aristócrata lo logró sólo luego de aplicarle un Petrificus Totalus

-"Ahora sí..."- se acercó hasta que estuvo lo suficientemente cerca de Remus, como para poder besarlo si hubiese querido, pero en vez de eso lo abofeteó brutalmente, una... otra... y una tercera vez- "vas a cooperar, me has entendido, lobo. Igualmente te follaré así que de ti depende que esto sea un poco más fácil"

Sollozó, bajando la vista al fin, incapaz de seguir aguantando la humillación. Las lágrimas mojándole el rostro y aliviando levemente el ardor de los golpes propinados.

Se negaba a perder la esperanza de un milagro. Miraba fijamente la puerta de entrada, como si de pronto esperase ver entrar a Sirius, a James a Peter... él sabía que llegarían. No podía consumarse lo que Voldemort quería. Había algo dentro de él que le decía que debía tranquilizarse, que las cosas iban a arreglarse...

-"Ellos no vendrán"- murmuró el Mago tenebroso hondeando en su mente antes de besarlo con violencia, violando su boca, ahogando el gemido de sorpresa y pánico de Remus al sentir la dureza de Voldemort contra su muslo.

Cerró los ojos, los apretó con fuerza mientras sentía que los besos seguían bajando por su vientre ahora, las manos duras acariciando sus nalgas... y la lengua de serpiente envolviendo su miembro con lentitud... succionando, pero él no sentía nada más que asco, que dolor, que profunda aversión y dolor... los colmillos de Voldemort lo estaban lastimando...

-"Así que es eso..."- el Lord se había erguido nuevamente al ver que el lupino no reaccionaba a sus besos ni caricias. Los ojos rojos lo miraban, entre curiosos, interesados y divertidos, aunque con un destello de enojo casi imperceptible- "Como eres un lobo y solo puedes tener una pareja, la cual ya tienes... no puedes disfrutar del sexo con nadie más... estás unido a tu pareja de tal forma que te produce un profundo rechazo cualquier otro contacto... interesante"- y Remus se mordió los labios, avergonzado- "¿Qué sientes? ¿Asco? ¿Repulsión? ¿Indiferencia?... eres un interesante objeto de estudio, lobito"- pero al ver que Remus no pretendía responder, asintió levemente con la cabeza, en una acción que se le antojó al lobo, demasiado animal- "Mientras tú solo sientes repulsión, yo me atrevería a decir que nunca antes había sentido tanta satisfacción... ¿no te sientes honrado?"- los ojos húmedos fueron la mejor respuesta –"No. Pero eres especial. Te estoy honrando y ni aún así dejas de mirarme así... pero... ¿no te das cuenta que puedo hacerte poderoso...?"- murmuró entonces Voldemort, excitado- "puedo convertirte en alguien grande... solo tienes que aceptar ser mi amante".

5.

Veía el dolor y el sufrimiento. Veía los ojos dorados locos de miedo y desesperación. Veía su desnudez y el toque obsceno de Voldemort sobre la piel de su amigo. Y tomaba conciencia dentro de su propio sufrimiento, sufrimiento provocado por las perversas visiones, de la maldición que realmente significaba esa cicatriz que ardía en su pecho.

Quería no ver más, pero no podía bloquear las imágenes, quería apartarlas, borrarlas, olvidar, quería por lo menos que no se revelase parte de su contenido en su rostro angustiado para así no tener que decirle a Sirius que era lo que estaba presenciando, para no romper a su amigo. Pero era inútil. Él veía lo que sucedía y sentía que enloquecía de desesperación, de rabia, de impotencia y esta necesariamente se reflejaba en el rictus de su expresión, en el brillo de sus ojos avellanas.

-"James..."- su amigo era la desolación y el sufrimiento en persona. Pálido, espectralmente pálido, ojeroso, y los ojos parecían vacíos, sin ningún tipo de brillo. Parecía incluso mayor- "James... ¿qué sucede?"

-"N-no..." –no parecía su propia voz, sino más bien un sonido gutural y brusco.

-"Prongs... dímelo"- lo sujetó de los hombros- "dímelo, por favor"

Y mientras veía los ojos plateados de su amigo oscurecerse de temor, veía a su vez los dorados llenarse de lágrimas y un grito salvaje desgarrar la garganta del licántropo

-"¡NO!"- se soltó y se tapó los oídos, en un acto inconsciente, como si con ello pudiese evitar oír los gritos de su amigo. Cerró los ojos, tratando de apartar la visión.

El grito amargo de Lily que se mecía hacia delante y hacia atrás, tratando, igual que su marido, apartar las visiones, desesperó por completo a Sirius. Las lágrimas de Lily, la desesperación de James... y ese maldito dolor en su pecho... su Moony, su lobito, su niño amado.

-"JAMES!"- Sirius lo zarandeó con fuerza, sabía que algo le había sucedido a su amado Moony, pero que? Acaso había...? Necesitaba que lo sacaran de la duda, necesitaba saber, o moriría de dolor, de desesperación, de miedo. Un miedo que lo corroía- "Dímelo. ¿Qué sucede? Dime que le sucede a mi lobito?"

La incertidumbre... el dolor... su lobito, su amado Remus... ¿qué sucedía? ¿Por qué sentía que algo dentro de él se rompía? ¿Por qué James no hablaba? Quería que hablaran, no podía soportar más tiempo el silencio.

Silencio.

Cortado por el amargo llanto de Lily.

Un susurro que más parece letanía.

-"No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, por favor..."- el cuerpo de su amiga temblando. La desesperación en el torpe movimiento de sus manos, el miedo en cada letra que escapa de su voz.

-"Díganmelo, por favor... tengo derecho a saber que sucede con mi Moony"-y la desesperación de sus ojos plateados se transformó en súplica al obligar a James a mirarlo- "Prongs... ¿qué le hacen a mi lobito?"- y miedo.

Pero James apretó los ojos, incapaz de mirarlo. ¿Cómo iba a decírselo cuando él mismo no podía soportarlo? ¿Cómo decírselo luego de ver la angustia en los ojos de Sirius, luego de notar la devoción con la que mencionaba a Moony?

-"P-Padfoot..." –tembló, pero lo miró de frente, con los ojos con húmedos de lágrimas que se había negado a dejar escapar, pero erguido y gallardo. La mirada triste, pero poderosa. Perfecta imagen de lo que un Gryffindor debía ser- "Debemos sacarlo... ahora! No me importa lo que diga o piensa Dumbledore..."- y se dispuso a salir de la habitación

-"¡James!"- lo sujetó del brazo, y repitió su súplica- "¿qué le hacen a mi lobito?"

Lo miró, la mirada avellana chocó con la plateada. Y su mirada se desvió inevitablemente hacia la figura de su esposa que había dejado de llorar, estremeciéndose solo de vez en cuando.

Amor.

Lily. Si hubiese sido Lily... hubiese deseado saberlo aunque doliera, porque sólo así podría ayudar. ¿Por qué como iba a poder ayudar a enfrentar lo que no conocía?

- "L-lo violan- y no se reconoció su propia voz cuando las palabras brotaron de su garganta".

6.

-"Después de todo eres un Gryffindor y un licántropo"- murmuró, sintiéndose humillado. ¿Cómo se atrevía a rechazarlo... a ÉL?- "Acaso no te das cuenta de que aún negándote haré lo que desee contigo, pero si aceptas te daré poder... puedo incluso hacerlo agradable para ti"- le recorrió suavemente con los dedos escamosos una de las mejillas sonrosadas, ya fuese por todo lo sufrido como por los golpes- "puedo encontrar la forma para que tú también lo disfrutes. ¿Crees que eso puede ser un impedimento para alguien que casi a alcanzado la inmortalidad? ¿Qué puede llevarte a negarte?"

Remus no respondió, se mantuvo en silencio y bajó la vista, pero se vio obligado a enfrentar los ojos rojos cuando el Lord lo tomó por la barbilla. Aún así, cerró los ojos, con fuerza, negándose a mirarlo... y al momento sus piernas temblaron mientras sentía como Voldemort entraba a su mente, escudriñando pensamientos y sentimientos. Intentó bloquear su mente, pero todo lo pasado lo había dejado demasiado débil y la fuerza y el poder del Lord rompieron sus barreras a los pocos minutos.

Se vio riendo con sus amigos, cuando aún eran niños; luego vio a James con el ceño fruncido diciéndole que dejaría de molestar a Snivellus; a Peter llevándole un pedazo de pastel de chocolate luego de una transformación especialmente dolorosa; a un Sirius adolescente abrazándolo amorosamente para luego secarle las lágrimas y sonreír; a él mismo, de tan solo unos dieciséis años bailando con Sirius en la habitación cuando aún eran estudiantes; y su primer beso con el animago; la felicidad pintada en el rostro de James, mientras tomaba la mano de Lily; a Lily depositando a Harry en sus brazos mientras se le hacía un nudo en la garganta al ver al pequeño mover sus pequeña manitas; a sí mismo gritando de placer en el paroxismo de su amor, mientras Sirius lo poseía...

-"Amor"- escupió con desprecio el poderoso mago- "amistad y amor. Los sentimientos humanos son absurdos y ridículos, nos hacen débiles. Yo podría haberte dado todo... pero tú elegiste a ese patético animago".

Y Remus lo miró, con silenciosa lástima impresa en sus hermosos ojos dorados. ¿Lastima de él? ¡ÉL, QUE ERA EL MAGO MÁS PODEROSO DE TODOS LOS TIEMPOS! ¿¡Él que pronto tendría a todo el mundo mágico a sus pies? ¿El licántropo, a quien él podía matar cuando quisiera? Voldemort lo volvió a abofetear, rabioso y levemente inquieto por la mirada de pena que le dirigía el lupino, totalmente falto de palabras.

Se colocó detrás de él y lo obligó a inclinarse hacia delante, dejando su trasero expuesto, las cadenas tirando dolorosamente de sus brazos... le acarició las nalgas antes de separarlas para examinar la entrada y recorrió con la yema de los dedos la zona que dentro de poco destrozaría.

Se detuvo un rato en aquella tarea, por razones ajenas al licántropo, mientras que éste volvía a sentir como el Lord removía su mente. Un dedo, demasiado largo y delgado, se enterró en su cuerpo, arrancándole un leve gemido de molestia, la cual no duró mucho, porque fue retirado de inmediato y al momento sintió el bálano posicionándose en su abertura. Y sin más ceremonia, sin previa preparación, lo empaló dolorosamente, arrancándole el primer grito desde que había comenzado la tortura.

Y gritó.

Un grito tan salvaje que le desgarró la garganta mientras las lágrimas volvían a mojarle el rostro. Se arqueó y agitó con desesperación ante la salvaje penetración.

Remus ahogaba sus sollozos y tragaba en medio de hipos su saliva mezclada con su sangre. Se sentía desmayar, sentía que se rompía por dentro, nunca, en toda su vida, había sentido un dolor semejante. Nada podía compararse a él.

Su profanador había comenzado a moverse en círculos dentro de él, apretándose más, buscando mayor contacto, mayor placer... lo sentía embestir cada vez con mayor fuerza y él sentía que se moría. El dolor... trató de pensar en

Sirius, en un burdo intento de alejar su mente de la escena, pero el Lord tiró fuertemente de su cabello, obligándolo ha echa la cabeza hacia atrás, y el lupino sintió que las vértebras de su cuello se rompían, al igual que sus entrañas.

-"Ah!... ahhh... ahhh!... cuánto placer... ¡ahhh... tan estrecho!" – exclamó Voldemort entre jadeos- "grita... grita mi nombre! Soy tu nuevo dueño..."- y tiró más fuerte de su cabello.

Y Remus tuvo que gritar, él mismo necesitaba hacerlo. Pero no iba a complacerlo totalmente

-"S-SIRIUS!"- y el otro tiró con tanta fuerza de su cabello que creyó que le rompería el cuello e iba a desmayarse cuando sintió a su agresor temblar y con un potente rugido de placer inundó sus casi destrozadas entrañas de tibio semen el que se mezcló con la sangre que le corría por entre las piernas.

7.

No había escuchado los gritos como James y Lily... tampoco había visto la escena, no necesitaba que le describieran el rostro de dolor de Moony... tampoco necesitaba ver el placer en la del Lord... él lo sabía... las simples palabras lo llevaron a ver la escena... y a sufrir en ella.

Las ganas de destrozar... de romper, de matar se hacían incontenibles y había visto la necesidad de encerrarse en su propia habitación, consumiéndose por la impotencia, por el dolor... por la desesperación del conocimiento que nada logra. ¿De que servía ser un mago poderoso sino podía proteger a quienes amaba de la desgracia?

El Odio amenazaba con devorarlo...

Si es que no lo había devorado ya... un odio tan grande que le llevaba a arrancar lágrimas, un odio que era tal que no podía explicarse en palabras... sabía que el odio no era bueno, pero ese odio le dio una nueva fuerza para enfrentarse a la realidad y a la guerra...

Venganza.

Ya no por él... sino por Moony...

No descansaría hasta verse reflejado en los ojos de quien hubiese tenido la osadía que tocar al ser más sagrado para él... y no tendría piedad aún cuando viese el miedo y el terror en los ojos del enemigo tomando la forma de sí mismo... y lo destrozaría con sus manos... los haría suplicar por clemencia, los haría sentir el verdadero terror y los destruiría, pese a que aquella fuese una ofensa que ni siquiera con sangre se pudiera pagar.

-"Lo juro"- siseó lleno de odio, con los ojos chispeantes.

8.

Lo soltó finalmente, retirándose con deliberada lentitud del cuerpo ultrajado. Y Remus quedó colgando de los brazos debido a los grilletes, en un estado de semiinconsciencia, porque más parecía muerto que vivo.

-"¿Lo tienes, Bella?"- preguntó Voldemort luego de un rato mientras se cubría con una túnica y la mujer se encargaba de tomar el último ingrediente

-"Sí, Milord"- y sonreía, con un pequeño cuenco en sus manos que contenía la sangre

-"Excelente. Lucius?"

-"Sí, Señor?" -Preguntó el mencionado adelantándose, pálido como la misma muerte

-"Llévalo a una habitación más... acogedora. Que lo bañen y vistan con las mejores túnicas"

-"Así se hará"

-"Será mi amante hasta que decida otra cosa. Quiero que esté 'cómodo'"- Y sin más se retiró, seguido por la mortífago, la cual era incapaz de esconder su alegría.

Pero al fin estaban solos. El Lord y Bellatrix se habían retirado al fin... dejándolo con más dudas de las que había tenido en toda su vida. No podía evitar sentir que a pesar de todo se había equivocado. ¿Pero había tenido otra alternativa?

Silencio. Absoluto y hermoso silencio. Y sin embargo, en sus oídos aún retumbaban los gritos de Remus, esta vez, unidos a las palabras de su hijo... y la mirada dorada desesperada le apretaba el corazón al tiempo que las palabras de su hijo hacían que murmurara sin palabras, tontas y rápidas excusas.

Flash Back

'-¡¡¿Por qué elegiste! ¡¡¿Por qué no enfrentaste al Lord!

'-No podía... él me hubiese matado

'-...Mi camino es distinto al tuyo, padre... y no lo siento. Yo sí lucharé.

Fin del Flash Back

Se acercó con paso lento al muchacho. Colgaba como un muñequito de trapo, roto luego de mucho uso. Desnudo y ultrajado... aún había sangre entre sus piernas.

Lo tomó por la barbilla para mirarlo a los ojos. Estaba inconsciente. Los ojos suavemente cerrados, al fin se le había concedido el descanso del desvanecimiento. Los labios rotos entreabiertos, las mejillas rojas, tanto por el esfuerzo como por los golpes... el cuello lleno de marcas que a él mismo le producían asco.

Lo besó con cuidado. Con miedo a seguir hiriéndolo, a despertarlo, a ser descubierto... acarició con ternura la mejilla hinchada... y con dedos temblorosos inspeccionó su cuello, las marcas y con temor de descubrir que su Señor había tirado demasiado fuerte, rompiéndolo. Pero el lupino solo estaba desmayado.

¿Porqué debía herir a quien más amaba para salvar a la otra única persona que amaba?

Lo descolgó con cuidado y lo sujetó por la cintura para que no cayera, cubriéndolo de inmediato con su propia capa.

Su fragilidad lo conmovió... acarició la mejilla roja e hinchada...

Ya era tarde para arrepentirse de su elección, y sin embargo las palabras de Draco le golpeaban la cabeza mientras mirada al desvanecido licántropo.

Pero aún había una posibilidad para liberarlo, aunque dada la condición de Remus no podría hacerlo fácilmente aún cuando él lo ayudase. Tenía un plan... pero era arriesgado y nada seguro... si fallaba podía no solo condenar a Remus sino que a si mismo...

Debía esperar el momento adecuado, y su mente no estaba lo suficientemente fría para no dejarse llevar por las pasiones, y es que un odio salvaje se había comenzado a apoderar de él pese a sus facciones serenas.

-"Tranquilo... te sacaré de aquí"- murmuró suavemente antes de cargarlo.

9.

Miraba el techo de la habitación con ojos perdidos. El cuerpo tenso y los gritos resonando aún en su cabeza...

Lo había visto todo, lo había visto y lo había sentido en el lugar más profundo de su corazón, como una puñalada muy baja por parte de Voldemort.

Era eso lo que quería? Reírse de ellos? Solo lo había echo para dejarlos caer en la desesperación? Para hacerlos darse cuenta de su fragilidad? Para... mostrarles su poder?

Pero no debía darle más vueltas. Lo hecho, echo estaba... que siguiera pensando en ello no cambiará la situación ni dejaría de hacerlo oír los gritos de dolor y humillación... mientras sentía que se consumía de la impotencia, misma impotencia que sintió cuando creyó que Sirius estaba en el Ministerio, en manos de Voldemort... solo que esta vez sabía que no era una ilusión... la certeza era absoluta.

Que clase de depravado era ese tal Lord, se preguntó, con odio.

Había una pregunta clavada en su mente. ¿Qué le esperaría a él? ¿A sus padres? ¿Al propio Dumbledore, si a Remus le había sucedido eso?

Se apartó las lágrimas con furia, no quería ser débil, pero la verdades es que por dentro estaba temblando.

10.

Estaba acurrucado contra una esquina. Sentía frío y el frío lo hacía temblar de miedo al mismo tiempo... y pese a su apariencia tranquila, pese a sus mejillas mojadas, sentía pánico de la soledad y el silencio que lo rodeaba.

Un suave goteo a lo lejos era la única compañía así como el suave titilar de las llamas que alumbraban la penosa celda en la que había permanecido encerrado.

Se abrazó más a sus rodillas, temeroso, pero sin parecerlo. El lugar, con su silenciosa soledad lo mantenía tranquilo pese a todo.

-"Espero que te haya agradado nuestra celda de lujo"- la voz fría y siseante lo hizo saltar y apretarse más contra la esquina, asustado

-"Q-quién es?"- preguntó, nerviosamente, los ojos claros, abiertos por el temor

-"Solo un viejo compañero de caza de muggles, querido Pettigrew"- murmuró Lucius dejándose iluminar por las llamas y dándose un aire majestuoso y siniestro

-"Donde está Remus!"- exigió en un arranque de valentía

El mortífago sonrió, levemente, con sarcasmo

-"Hubiese jurado que soy yo quien tiene la posición privilegiada entre los dos... pero como siempre, demasiado ambicioso, Pettigrew... aspiras a poseer lo que no tienes"- tocó con su varita las rejas de la celda

Peter tembló, esta vez visiblemente, pero no se echó atrás, aunque esta vez su voz tembló, tal como él:

-"Está bien Remus? Que han hecho con él?"

Lucius lo miró con frialdad a través de las rejas y Peter retrocedió, temeroso, pero el rubio aristócrata había bajado la mirada, melancólico, mientras jugaba con su varita

-"Déjate de hacer el valiente quieres? Me desagrada, en especial sabiendo que eres una sucia rata traidora. Solo vas hacia el bando que más te conviene"

-"Eso fue en el pasado"- apretó los labios, mirándolo asustado

-"No seas hipócrita"- se pegó a la reja, para mirarlo con desprecio e ironía- "Solo esperas el momento adecuado para ofrecerle información a mi señor y que él vuelva a contarte entre tus filas

-"Jamás le volverá a servir"

-"Eres escoria... sé que los traicionarás... y si las cosas se ponen feas, traicionarás a mi Señor otra vez"

-"He cambiado, ya no soy como tú"

-"Como yo?"- lo miró con fría cólera en los ojos grises- "No eres ni la mitad de lo que soy yo. No me llegas ni a los talones... y no vales absolutamente nada. No sé porque mi Señor aún te conserva... quizás"- se tranquilizó y lo miró, nuevamente con una sonrisa- "quizás puedas sernos útil"

-"No entiendes?"- gimió, desafiante- "No volveré a ayudarlos... preferiría morir antes que hacerlo"

Hubo un silencio que se prolongó por espacio de unos cuantos segundos, peor que para Peter se sintieron como siglos

-"Morir? Un cobarde como tú... hablando de morir?"- Lucius le dedicó una sonrisa llena de burla y desprecio- "Tú? Traicionaste a tus amigos, los vendiste por poder y miedo... y ahora me dices que prefieres morir. Crees que nací ayer? Por favor Pettigrew, las palabras bonitas no sirven conmigo"

-"No me importa lo que pienses ya... si eso prefieres creer me da igual. Las cosas cambian"

-"Pero las personas no. Siempre son las mismas bajo máscaras aparentes de valor, arrepentimiento e hipocresía... las personas no cambian y lo sabes. Sigues temblando de miedo como antes, Potter ha vuelto a confiar en ti, como antes... y yo sigo del lado de Voldemort, tal como antes. La naturaleza humana es predecible... el hombre no reacciona más que por ambición y poder, esas dos simples cosas guían todos sus actos... y es mi Señor el que puede entregártelas, y no tus amigos"

-"Estás equivocado... es verdad que una vezactué como tal... pero ellos me han perdonado pese a todo y... y... y yo no volveré a fallar. Se los prometí"- dijo con más desición que antes

-"Ah!..."- Lucius sonrió y lo miró con una sonrisa maligna- "Pero las promesas pueden romperse..."- insinuó.

-"Ya no más... he roto demasiadas promesas en mi vida como para romper más... mucho menos una tan importante"

-"Tu alma se condenó hace ya mucho tiempo, Pettigrew... nada... y escúchame bien, NADA, de lo que puedas hacer ahora va a cambiar las osas..."

-"Y aunque así fuese... aunque así fuese"- aunque se veía dubitativo- "moriré antes de faltar a mi promesa"

Los ojos de Lucius se entornaron, como si estuviese a punto de saltar sobre su presa:

-"Veremos si piensas lo mismo luego de unos cuantos Cruciatus..."- lo apuntó con la varita- "Crucio!!"

El cuerpo pequeño y regordete de Peter se retorció, en formas grotescas, provocadas por un dolor que sobrepasaba el humano, que lo quemaba por dentroy los destrozaba. Gritó como pocas veces en su vida mientras lloraba amargamente y entre hipos de sollozos y de dolor, pedía un alto, un respiro a esa tortura.

Lucius, con rostro impasible, no se detuvo, sino que lo fijamente, sin sonrisas ya, pero el brazo firme. Se detuvo tan de improviso como lo había comenzado.

-"Duele... verdad?"- murmuró, serio, pero maligno

Peter había caído de rodillas en el suelo, retorciéndsoe aún y llorando. Se arrastró un poco, pero volvió a haese una bolita mientras lloraba más fuerte

-"Eres tan patético..."- murmuró con desprecio, Malfoy- "Tan patético como Potter..."

-"N-no... no te atrevas... a decir que James... que James o Harry son patéticos... ellos... no son como yo..."- dijo Peter incorporándose un poco

-"No, claro que no, ellos son estúpidos... tu eres cobarde... pero ambas son formas de patetismo que no soporto".

-"Ellos... ellos son las personas más valientes... que existen" –dijo con voz más firme

-"No comparto esa visión. Los Gryffindors son en general demasiado estúpidos para poder ser entendidos. Si quieres creer, o más bien, confundir, estupidez con valor, allá tú... en ese aspecto, creo que los superas y por mucho, mi estimado amigo"- sonrió, nuevamente- "Tú en cambio, prefieres salvar tu propio pellejo que arriesgarlo por unos estúpidos que llegaron a pensar que eras su amigo... eres más astuto que ellos".

Peter cerró los ojos unos momentos y apretó los labios y los puños

-"Soy un Gryffindor"- dijo Peter, lentamente

-"Pero podrías haber sido un Slytherine sin problemas... lo tienes aquí"- y se tocó su propio pecho- "sabes lo que realmente vale. En la guerra mucha gente tiene que morir... cada uno sobrevive con sus propias manos, y vaya que tu has llevado esa práctica a la perfección".

-"Pese a mis errores... no volveré a fallar"

-"Sigues repitiendo eso, pero, ¿qué tal si aplico otro Crucitus?"

-"Aplica los que quieras... los soportaré o..."

-"Te volverás loco como los Longbottom"- sonrió Lucius

-"Frank y Alice... no te atrevas a hablar de ellos con... esa ligereza..."- murmuró a duras penas.

-"De lo contrario que? Vas a...matarme?"-murmuró con diversión, poniéndose en cunclillas, mirando con una sonrisa despectiva a Peter a través de las rejas

Peter apretó los labios con fuerza, pero no dijo nada... y Lucius volvió a alzar la varita

-"Te daré una última oportunidad... o seré yo quien acabe contigo, según las órdenes de mi Señor"- lo miró con algo de asco mientras volvía a ponerse de pie- "únete a nosotros... o muere por ello"- le apuntó entre los ojos- "que decides?"

Pete vio con miedo la varita, comprendiendo que había llegado su hora, pero en vez de decir algo, bajó la cabeza, con los ojos bien cerrados, esperando que llegase su momento.

-"Eso es un no?"- Lucius sonrió con satisfacción- "Perfecto. Avada Kedab--!"- Peter cerró más fuerte los ojos y apretó los labios, esperando la maldición que acabaría con él, pero que nunca llegó. Abrió los ojos y miró a Lucius, que abría la celda, con dedos apresurados y mirada concentrada.

-"Q-que...?"- comenzó a decir el más regordete cuando Lucius lo miró seriamente y con algo de agitación.

-"Cállate... quieres que nos descubran?"- murmuró mientras se acercaba a él y lo ayudaba a pararse, algo reticente aún.

-"Q-que haces?"- susurró Peter, incrédulo

-"Te salvo el pellejo, idiota"- Lucius lo hizo sentarse afuera de la celda y se arrodilló a su lado para mirarlo seriamente- "Escuchame bien... ya he enviado una carta a Hogwarts diciendo su exacta ubiación... tienes que reunirte con Remus... está en el tercer piso, cuarto pasillo, quinta habitación a la derecha... entiendes?"- arrastraba las palabras tan rápida pero silenciosamente que Peter tuvo que concentrarse mucho para escuchar

-"Por que haces eso?"- murmuró, incrédulo

-"Esa no es la cuestión que te compete. Repite lo que te acabo de decir"- ordenó con ojos brillantes y llenos de determinación.

-"Encontrar a Remus. Tercer piso... cuarto pasillo, quinta habitación a la derecha"- murmuró, asintiendo rápidamente.

-"Bien... escúchame... está herido e inconsciente... tienes que sacarlo de aquí... y jamás, jamás, digas, si te llegan a atrapar que yo te ayude, entendido?"

-"Sí"- dijo Peter con valentía

-"Júralo"

-"Lo juro... si tu me juras, que no me estás preparando una trampa con esto, Malfoy"

-"...Lo juro" – dijo mirándolo fijamente antes de ponerse de pie y caminar por el pasillo hacia la salida de los calabozos, ondeando elegantemente su capa- "Apresúrate... despejaré en lo que sea posible el camino"- le tiró la varita, mientras que guardaba la suya en el bolsillo, pero sin soltarla, y dejaba la puerta abierta.

CONTINUARÁ...

Lo siento mucho! (haciendo muchas reverencias) Siento mucho la tardanza, han sido muchos meses y muchas cosas la que me han detenido de poder seguir escribiendo, y lo lamento mucho, pues verdaderamente lo disfruto. Mi idea es no abandonar los fic que están en progreso, pero no sé si realmente a alguien le interese que lo siga luego de tanto tiempo... por favor, déjenme sus opiniones y si quieren que siga o no, de lo contrario, dejaré el fic por falta de tiempo, pero si a alguien le interesa, lo seguiré.

Quiero agradecer a algunas personas en especial por su apoyo y sus amenazas para que siguiera el fic (XD): a Grim, Zaratustra, Viosil y Kizna. Muchas gracias.

No he respondido reviews no porquen o quiera, sino porque no sé como contestarlos :S, he perdido un poco la práctica con y está muy cambiado T.T si alguien sabe como se hace, agradecería un mail (tomoe. es todo por ahora

Cariños!

Toe.