Bueno, otra historia! otra! estoy en unos días... la musa está muy activa últimamente. Bueno, no les diré nada... sólo que espero sus reviews. ya saben! no me dejen aquí sola! Un sólo capítulo.

Diclaimer: nada de esta historia me pertenece... sólo la trama, el resto es de la afamada y multimillonaria escritoria J.K.Rowling (mi ídolo!) xD

Advertencias: contiene alguna escena de sexo explícito, nada serio, pero me obliga a ponerla en el rating más alto.

OoOoOoOoOo INFIEL oOoOoOoOoO

La mansión Malfoy se erigía en la oscuridad como un fantasma, con sus dos torreones a ambos lados, en posición de ataque. Sobre la cumbre del monte, cuantos la veían decían de ella que era un palacio fastuoso, que sus habitantes, sin duda, eran gente muy rica.

Bien sabido es, que el dinero no proporciona la felicidad, y el matrimonio Malfoy no era una excepción:

Cada noche, la joven esposa, Narcissa Malfoy, permanecía leyendo en la amplia biblioteca hasta altas horas de la madrugada. Aquél era su mundo, las enormes escaleras de caracol, fabricadas en la mejor madera de caoba, con balaustrada de mármol, no contribuían a hacer la vida de Narcissa más agradable, ni más llevadera, por caras que fueran.

Los libros, en cambio, la transportaban a un mundo fuera de éste y de todos los conocidos, o tal vez, se unían en una orgía libresca que hacía que la muchacha escapara de su casa, de sus pensamientos y hasta de su alma y creyera que era una de aquellas esposas felices y amantísimas cuyas vidas relataban los libros que, ávida, devoraba noche tras noche.

Porque Narcissa Malfoy, a pesar de estar casada, apenas sí alcanzaba la mayoría de edad. Y era una completa soñadora. Su madre solía decir que parecía un ángel, con los ojos de un azul tan profundo, y el pelo moldeado en suaves tirabuzones rubios.

Su marido, decía lo mismo al principio de su matrimonio, claro que pronto se cansó de ella. De sentir sus suaves manos y su aliento en su rostro y dijo que ella era demasiado frágil para él.

Lucius Malfoy, era el hombre más adinerado de todo el mundo mágico, su cuantiosa fortuna, sólo comprable a la de los Black, no había logrado hacer de Narcissa una mujer feliz, pues ella, como buena soñadora, esperaba de su marido fidelidad, comprensión y amor. Pero su inocencia adolescente terminó el día en el que al salir de la biblioteca, encontró a su marido con los pantalones bajos, mientras una de las criadas lamía su pene erecto.

Esa misma noche, Narcissa le había prohibido volver a tocarla, pero eso no impidió que las escenas siguieran, no importaba la hora en que Narcissa abandonaba la biblioteca, por la noche, en cuanto salía, siempre encontraba la misma escena, inalterable, excepto por el rostro de la criada que cada día era distinta, y cada noche gemía de manera más audible y fingida, sólo para molestarla, mientras Lucius la penetraba con violencia, rompiendo en pedazos los restos de orgullo Black de Narcissa.

Las sirvientas habían perdido todo el respeto por su señora, cumplían sus órdenes sin un asomo de queja pero en cuanto Narcissa se daba la vuelta, se reían de ella y apostaban para ver cual sería la elegida por el señor aquella noche.

Narcissa recorría la mansión como un espectro, siempre vestida de blanco, lo que reforzaba aún más su aspecto angelical. Pasaba cada noche ante la escena de turno impávida, muda e inexpresiva como si ya en vida fuera un cadáver que andaba sin rumbo fijo. Exhibía en su rostro un gesto adusto y severo, que empezó a provocar que las malas lenguas la tildaran de antipática y egocéntrica.

Pero en cuanto llegaba a la habitación de la que debía haber hecho uso el matrimonio, se deshacía en llanto, las lágrimas acudían a su rostro sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. A veces, Lucius se emborrachaba después de tirarse a la criada de turno y subía la habitación de ambos, insaciable, forzando a su mujer a cumplir sus fantasías sexuales más ocultas.

Narcissa obedecía, sumisa, con el orgullo y la dignidad enterrados en los más profundos abismos del silencio.

Pero una de las noches, Narcissa empezó a albergar un secreto oculto bajo su vientre.

Aunque temía y anhelaba la reacción de Lucius a partes iguales, supo que no tenía más remedio que confesarlo.

Así que en cuanto salió de la biblioteca como cada noche, dirigió sus pasos directamente hacia el corredor, sin miedo, sin dudas.

Hasta que lo que vio en aquel oscuro rincón le heló la sangre en las venas…

Su marido estaba acompañado, como cada noche, pero aquella mujer que se ocultaba con él en la penumbra que parecía engullirlos a ambos, provocando el rubor de Narcissa, no era otra que su propia hermana, Bellatrix Black, la mortífaga más fiel del señor tenebroso y una amante a la altura de sus marido, aunque no pudiera decirse lo mismo de él.

Narcissa pasó ante la escena, muda como cada noche, pero cuando quedó dando la espalada a ambos, arrojó su anillo de compromiso al suelo, haciendo que Lucius fijara su atención en ella por una vez:

-Estoy embarazada- dijo- vas a ser padre.

-Eso no cambia nada- repuso su marido, completamente indiferente a su esposa, centrando de nuevo su atención en Bellatrix.

Narcissa ya lo suponía, sólo quería comprobar hasta donde podía llegar la infidelidad de Lucius Malfoy. Ahora lo sabía:

No tenía límites.

Bueno, espero que les haya gustado, de todos modos, acepto todo tipo de críticas, también tomatazos, regalos y alabanzas! ustedes deciden , pero dejen reviews, por favor! me hacen mucha ilusión!