Aún así a Syaoran le pareció que esa actitud arrebatada acentuaba la hermosura de la chica Kinomoto, ensimismado en sus pensamientos tan confusos avanzó hasta la mansión subiendo las largas escaleras y en el camino a su habitación chocó de bruces con Eriol Hiraguizawa.

- Disculpe- después de todo iba distraído provocando el accidente aunque aún así no reconocía al afectado, así que siguió de largo por el pasillo hasta que escuchó su nombre clamándolo.

- ¿Syaoran?- Eriol seguía pasmado a mitad del pasillo por la actitud de su colega.

-… - su ademán incierto- "Libre albedrío, nada sobre los sentimientos sólo el pensamiento, pensar antes de hablar"- se preguntó a si mismo y con una sonrisa estúpida en su rostro delineado concluyó- ¡qué ufano! –

Eriol confundido siguió su camino escaleras abajo hacia el comedor, habría otra oportunidad para hablar con su amigo, mientras tanto cumplía con ser puntual para el desayuno.

Syaoran ingresó a su habitación de forma autómata, aún se sentía confundido por las vivencias ocurridas hacía escasos minutos, pero lo que más le sorprendía era el increíble ímpetu de Sakura, jamás pensó que alguien pudiese disponer de él de aquella forma tan arrebatadora y cierto era que como estudioso de las leyes, la diplomacia era un don con el que había nacido.

Sólo una persona en toda su vida lo sorprendió y confundió tanto como en ese momento estaba…

------------------- Inicia Flash Back ------------------------

Syaoran caminaba cargando su pesado bolso lleno de libros en el hombro izquierdo, las clases en el costoso colegio terminaron hace unos minutos y ahora dirigía sus pasos lo llevaban directo a casa con su familia, aunque tendría que soportar a sus insoportables cuatro cuñados bien valía la pena por jugar con sus adorables seis sobrinos. Él era el único descendiente varón de sus progenitores y el menor de la descendencia. Bien conocía que con ingresar al Colegio Nacional Ruso la situación mejoraría para él y para su familia, ayudando en un despacho su estatus aumentaría y tal vez podría después de arduos años de trabajo compraría una casa para sus padres y saldrían de esa parte de la ciudad donde los obreros vivían.

Levantó su mirada parda a unos metros de su casa, una tenue sonrisa atravesó su rostro. Su madre le miró directo a los ojos, su mirada espantada y sufrida y entonces ella grito – ¡Un incendio en la fábrica donde trabaja tú padre!- los libros cayeron al suelo mientras ambos corrían calle abajo.

-------------------- Fin Flash Back ------------------------

Sacudió su cabeza bruscamente –"papá" - y evito a toda costa que la osada lágrima saliera de la fuente de sus pupilas.

Minutos más tarde un suculento manjar matutino estaba servido en el comedor de la mansión, Fujitaka se sentía dichoso de la vista que tenía, era sábado así que la empresa podría esperar por él, eran las ventajas de ser el dueño aunque para ser sinceros era considerado todo un extravagante, principalmente por el trato que daba a sus obreros, les daba días de descanso y un salario remunerador, apoyos en especie y otras demás regalías muchos pensaban que su método era poco ortodoxo y sin embargo funcionaba porque su producción era la más alta de todo San Petersburgo su compañía casi era la total exportadora en los muelles y pese a todo, la competencia se mantenía renuente a cambiar su estilo de administración, demasiado arriesgado.

A su derecha Sonomi, acarició la mano de su esposo por sobre el comedor, él parecía pensativo, pero al rozar su tacto, salió de su ensoñación, tenía trabajo que hacer en la fundación, en unas horas después de la misa sabatina se dedicaría a alimentar a los mendigos de la ciudad, ya que aún no era aprobado por el Emperador la cesión de derechos de la Mansión Tjosvold y sin ella, más de cincuenta niños aún caminaban por las frías calles del puerto. Con una seña ordenó a Chiharu servir el desayuno.

Touya frunció el entrecejo reprobaba la mirada que aquel invitado le daba a su hermana, afortunadamente ella estaba entretenida lo suficiente en Yukito como para prestar atención al escrutinio del que era objeto, así que olvidando el tema reconcentró su atención en su mentor y amigo, ambos eran muy parecidos, aunque la gente dijese lo contrario, tal vez sus caracteres eran opuestos pero tenían afinidades en común, su pasión por la medicina y en consecuencia por ayudar a los demás, su espíritu libre, sus ansías por descubrir nuevas cosas, por experimentar, por vivir… - "sobra tiempo para charlar"- Pensó dubitativo.

Tsukishiro sonreía, la comida en la loza y sus pequeñas "hermanitas" le acosaban con preguntas acerca de sus viajes y es que así consideraba a la familia Kinomoto- Daidouiji, gracias a ellos se había sobrepuesto al repentino deceso de sus progenitores. Llevaba unos años fuera de esa mansión y cómo había extrañado a cada uno de los integrantes de esa familia, y concluyó que la situación a su regreso no distaba de sus supuestos. Touya con ese brillo indomable en sus ojos, las pequeñas igual de inquietas y traviesas pero encantadoras, Sonomi y Fujitaka felices y Meiling a punto de salir del colegio…- "Largos años transcurrieron"- se dijo a sí mismo – "definitivamente hay cambios"- sonrió a sus entrevistadoras y continuó con la charla.

- Mamá… prometiste que hoy iremos a la Academia de Artes- Tomoyo se dirigió trémula a su madre escondiendo tras sus pupilas el temor de una respuesta negativa.

- Tomoyo – como explicarle a su hija que todo aquel teatro que represento aquel día era con el sólo propósito de complacer a su esposo, ella jamás la entendería- al parecer su repentino titubeo fue percibido por la chica amatista y la tristeza empaño su mirada- yo…-

- Señora Sonomi, yo puedo llevar a Tomoyo, tengo unas diligencias que hacer y la Academia está de paso- Yukito sonrió a la chica sentada junto él, sin embargo su amargo gesto se mantenía constante.

-Gracias Yukito, aprecio el intento pero en verdad confiaba en la compañía de mi madre- su voz empezó a quebrarse hasta que se percibió un sollozo ahogado entre las palabras – me retiró, provecho a todos – elegantemente empujó la silla hacia atrás y dio la espalda a los comensales emprendiendo un camino veloz escaleras arriba. De inmediato Sakura se puso en pie y sin explicación alguna corrió tras su media hermana.

Cortésmente los invitados restantes guardaron cualquier comentario o gesto posible, levantaron los cubiertos y el ruido contra la porcelana se escuchó al rebanar un trozo de carne, fue uno de los desayunos más cortos que la familia había tenido en los últimos años.

Sakura forcejeo inútilmente con la perilla de la habitación, rendida resbaló por el marco de la puerta hasta aposentarse en el suelo y empezó ha hablar rezando porque su charla fuera escuchada – Sé que la Academia de Artes es importante para ti Tomoyo pero confrontando a tú madre de esa manera… frente a los invitados, resto tus posibilidades- exhaló y continuó – cometiste un error y encerrándote ahora no vas a lograr nada.-

Dentro Tomoyo se preguntaba desde cuando su amiga podría ser tan persuasiva y condenadamente asertiva, giro la perilla y le sonrió al suelo, es decir, al cuerpo de Sakura contar el suelo- Correcto, ¿sigues leyendo esos libros de psicología?- sonrió y ofreció su mano en auxilio.

Yukito subió las escaleras mientras Touya le seguía hasta que al fin se atrevió a hablar - ¿Así qué saldrás Yuki?- preguntó de súbito con un tono cortante en la voz, su amigo no solía permanecer mucho tiempo en un mismo lugar desde la muerte de sus padres.

- Mi estancia será duradera, intuyo es la real respuesta a tú pregunta Touya, ¿por qué no me acompañas, será agradable recorrer de nuevo las calles de San Petersburgo con un colega-

Mientras caminaban por la avenida Nevsky Prospekt arteria principal de la ciudad Yukito rompió el silencio - ¿Qué ves a tú alrededor Touya?- preguntó sin desviar su mirada del frente.

- ¿uh? – salió de su concentración al escuchar algunas palabras al viento de las cuales no entendió el significado.

- Mira alrededor tuyo, qué ves – preguntó nuevamente sonriendo de medio lado mientras el brillo del sol se reflejaba sobre los cristales de sus lentes.

- Edificios, altos edificios, algunas casas – señalo con un movimiento de cabeza hacia el horizonte – el río Neva, estamos llegando a la zona portuaria pronto veremos embarcaciones con mercancías de importación y exportación, ¿qué clase de importancia tiene?- preguntó fastidiado por la pregunta de su mentor y amigo.

- Justo como otros – siguió con paso lento.

- ¿qué otros, habla claro- exaltado levantó su voz más allá de lo correctamente aceptado.

- Eres tan ciego Touya, observa a tú alrededor, mucho más que un simple edificio…-

Touya abrió los ojos mesuradamente y dirigió su mirada hacia todo derredor, mientras más observaba, una sensación invadía su ser, empezó a respirar más fuertemente dejando atrás las inhalaciones pausadas, de repente empezó a sentirse sofocado y se recargo en una de las paredes a su derecha sintiéndose incapaz de dar un paso más. Yukito regresó sobre sus últimos dos pasos para servir de hombro a su amigo.

- ¿Cómo? – preguntó Touya incapaz de decir otra palabra y sosteniéndose con férrea fuerza en el joven de gafas.

- Todo comenzó en Moscú, mejore mis capacidades y técnicas médicas y sabes ¿cómo, déjame contarte amigo mío que cuando arribé a aquella ciudad con todas mis recomendaciones y mi título de summa cum laude, que ridículo me sentí al enfrentarme a mi primer reto, yo un simple doctor novato que sólo había atendido pacientes en un lujoso hospital de la capital de Rusia, enfrentarme en ese momento a la ruda realidad, escombros por todas partes, el olor a sangre invadiendo mis pulmones, asqueándome, una catástrofe Touya la primera que presencie en mi vida, los obreros que se salvaron sacaban personas heridas del derrumbe de la fábrica mientras un incendio se esparcía consumiendo todo, cuerpos inertes llegaba a mi escrutinio sólo para decir que los apartaran mientras atendía a los aún sobrevivientes, trajeron un cuerpo hacia mí, un hombre robusto y alto pero su cuerpo quemado casi en su totalidad, su rostro aunque mostrando llagas aun era reconocible, un mujer corrió hacia mi y me grito mientras tomaba la mano del hombre diciéndome que lo salvará, sus ojos almendrados mirándome fijamente y me sentí más sucio que nunca en mi vida y más culpable sólo atiné a agachar mi propia mirada y con horror escuché como ella sollozaba, entre su desdicha un hombre se nos acercó aventando una bolsa a manos de aquella mujer y con frialdad le dijo "ahí está su pago" y cayó al piso derrumbado por el puño de un jovenzuelo que lloraba desconsolado con los puños cerrados, recibí de ese muchacho una lección muy importante, pese a su dolor acarició el hombro de su madre la acunó en sus brazos mientras le decía palabras de consuelo ahogando su propio llanto, así conocí a Syaoran Li y la vida de su padre sólo valió cien miserables monedas de plata para ese contador- pese a la gravidez del relato, la voz de Yukito era suave.

- Yuki, no tenía idea- se irguió en sus seis y medio pies de altura- cómo podemos vivir cada día en está mierda- su mirada denotaba tristeza.

- Por qué existe gente que trata de cambiar, tú padre por ejemplo, alberga en sus fábricas a cientos de trabajadores ofreciéndoles algo más que un simple trabajo, les ofrece una vida decente pero el imperio de Alejandro I está a punto de terminar y sin descendencia la balanza se inclina a que sea sustituido por Nicolás I, él es sólo un conquistador que evita agobiarse con problemas de la clase inferior, es el momento para un verdadero cambio Touya- el rostro confundido del moreno acentuó la sonrisa de complacencia de Yukito – quieres saber cómo conocí a Eriol Hiraguizawa – esperó hasta el movimiento de sube y baja de la cabeza de su amigo para continuar con el relato – Syaoran a partir de la muerte de su padre se convirtió en mi protegido, durante el tiempo que dedicaba a sus estudios en mi compañía aprendí mucho de él, sobretodo de la forma en que ocultaba su verdadero sentir pero para descubrirlo sólo era necesario observar bien su mirada ahí jamás podría mentir, en fin un día regresaba del hospital de Moscú por la noche, se había marcado un toque de queda en la zona, yo gracias a mi uniforme médico y a la identificación del hospital pude atravesar a la fila de soldados de la guardia imperial que se desplegaban por las calles, llegué a casa exhausto el turno fue mayor a las dieciséis horas, así que en la oscuridad de mi vivienda arroje mis zapatos lejos fue entonces que me di cuenta que alguien más estaba en mi casa, era Syaoran y otro joven de mi edad de cabello largo y piel pálida, sus ojos grises me miraban confundidos pero no dudo ni un minuto en intimidarme con la navaja que escondía en su mano, Syaoran intercedió y entonces me suplicó que lo ayudase, para ese entonces yo me había encariñado mucho con él así que asentí, el me guió a mi propia habitación al fondo de mi roído hogar, el cubrecama blanco ahora era de un color rojo encendido mientras un chico agonizaba me pregunté a mí mismo en qué demonios estaba metido Syaoran Li y sobre todo en qué estaba involucrándome sin embargo después de escuchar el lastimero grito de dolor me acerque hasta la cama y examiné el cuerpo, le pedí a Syaoran todos mis implementos médicos e hice mi trabajo siendo vigilado por el otro muchacho, por la quemadura en la piel deduje que una bala había rozado el costado derecho del joven, para mi alivio el disparo fue a corta distancia provocando que la bala entrara y saliera del cuerpo, un par de puntos, vendas y mucho reposo fueron mis indicaciones, el mayor de ellos intentó cargar de inmediato con el cuerpo del enfermo pero le impedí pasar, sí aquel jovencito se había salvado de un tiro contundente, no sé salvaría de una infección grave sí los puntos se hubiesen llegado a abrir… bueno tú entiendes Touya, como sea el chico se quedo en mi casa a mi cuidado, Syaoran desapareció por unos días en los que aquel desconocido recupero la conciencia y después de muchos intentos fallidos entabló comunicación alguna conmigo y así conocí su nombre Eriol Hiraguizawa eso ya tiene un año después sólo fue cuestión de tiempo para que él y Syaoran me contarán la verdad, estuve muy sorprendido cuando…- fue interrumpido por la voz de Touya.

- Sí… espera, recuerdo perfectamente- cerró los ojos pero de inmediato los abrió, una luz se encendió dentro de él y ansioso hablo precipitado – hace un año, recuerdo una gran conmoción, el periódico tuvo que hacer tres tirajes en lugar de uno, hablaban sobre un complot, Alejandro I asistió a una reunión con líderes de la guardia imperial y algunas familias posicionadas, según recuerdo unos chicos se acercaron a él para atacarlo, el ejército imperial apareció pero ya no eran sólo un grupo de jóvenes sino que eran cientos, así que la noche entera se dedicó a un rastreo de toda la ciudad encontrando a tres cabecillas que fueron encarcelados y después ejecutados- la conmoción invadía sus palabras hasta que frenéticamente paso una mano sobre su cabeza entre su despeinado cabellos- Hiraguizawa y Li fueron parte de ese pequeño atentado, ¿es cierto?- demandó asombrado, el desconcierto le invadía, tanto tiempo separado de una persona a quien creía conocer y ahora sé enteraba de esto.

- Vamos Touya… no crees las tonterías de los periódicos o sí-

Enojado por ser tratado de esa forma tan ingenua Touya al fin explotó en un ataque colérico hacia su viejo amigo – y tú…- le encaró acusadoramente- cómo puedes creerle a dos desconocidos- gritó.

- Porque yo mismo he vivido sus situaciones- intentó tocar a Touya por el hombro pero éste anticipando sus movimientos le lanzó el brazo bruscamente.

- Trajiste a dos monstruos que se atreven a lastimar a otra persona a MI casa - le dio la espalda después de su acusadora declaración y siguió su camino de vuelta.

- Entiende Touya, ellos me enseñaron a ver la realidad, luchan por algo que vale la pena, lo correcto y siguen sus convicciones sin esconderse tras inútiles políticas efímeras sin valor. Es un cambio y sabes que lo necesitamos- sus palabras viajaron hasta Touya que ya iba metros adelante – estoy seguro de que sabes- susurró para sí y giro de vuelta, tenía una cita pendiente imposible de aplazar.

La labor de ayuda siempre era gratificante al fin del día, saber que colaboras con un pequeño granito de arena que marca la diferencia de alguna u otra forma complementaba la vida de Sonomi Daidouji, mientras finalizaba su encomienda pasó una mano sobre su sudorosa frente mientras veía sus hijas charlar con un par de pequeñuelos en el otro extremo de la mesa, pronto le otorgarían la donación de la mansión Tjosvold y mientras tanto procuraba levantarse al alba y desayunar temprano con su familia, después como en está temporada de receso escolar, llevaba a sus tres hijas como ayuda al momento de servir los alimentos. Había logrado que la mayoría de la población infantil indigente estuviese ya en dos albergues pero no era suficiente, así que cada fin de semana después de la misa oficiada en la catedral de San Petersburgo, una gran mesa se extendía en el patio exterior con viandas y alimentos, ahí la fila se extendía por más de una hora.

Sus hijas corrían tras los dos niños mientras éstos reían a carcajadas, a Sonomi se le hinchó el corazón de alegría, la jornada terminaba así que ya era tiempo de regresar a casa y recordó la promesa que años atrás hizo a su fallecido esposo en su lecho de muerte "te prometo velar por la felicidad de nuestras hijas". – Tomoyo, querida charlemos un minuto, ven acá-

Touya tuvo que caminar un largo tiempo para calmar su ira por el contrario había logrado su objetivo pero el argumento de Yukito se mantenía vivo en su cabeza y se manifestaba cada vez que volteaba en cualquier dirección y observaba la miseria de la gente a su alrededor, esa gente que no vivía en el mismo vecindario que él, la gente común, personas, seres humanos iguales a él pero que no nacieron bajo su mismo techo, sino bajo el inhóspito clima frío de la derrota, desesperación y angustia pero que pese a eso continuaban luchando día a día por la sobrevivencia.

Confuso e indeciso llego a su casa, donde Yamazaki le recibió amistosamente, Touya se preguntó sí aquel fiel mayordomo había corrido la suerte de aquellos mendigos que vio en la calle hace unos minutos o de los pequeños niños que cuidaba su madre en los orfanatos.

Adentrado en su cavilaciones solo sintió como unos brazos se ciñeron sobre su cuello y escuchó claramente la risa de su hermana menor en su oído – Touya… ¡mamá aceptó que ingresará a la Academia de Artes mañana será mi primer cátedra!-

Olvidando un poco su confundido ajetreo dentro de su cabeza contesto a su pequeña salvadora – Felicidades Tomoyo, ¿Sakura ya sabe?-

- Claro que sé hermano, supusiste que te diría a ti primero que a mí- pronunció Sakura detrás de ellos mientras Tomoyo se desenganchaba.

- Monstruo- dijo Touya por lo bajo pero no suficiente para pasar desapercibido por la joven castaña.

- ¡Hermano! – Gritó molesta Sakura - ¡No soy un monstruo!

-…- la sonrisa irónica de Touya no pasó desapercibida, adoraba a su monstruo tanto como a sus otras dos hermanas y ahí tomó la decisión que marcó el rumbo de su vida, bien valía la pena hacer un cambio, un lugar mejor para su familia - ¿Yukito?- preguntó.

- No está aquí- contestó Tomoyo.

Una idea cruzó la mente del doctor – Y, ¿los invitados?- vio la cara de confusión en sus hermanas – los mocosos – dijo exasperado.

- Ah… ellos – guardó silencio y Touya esperó ansioso la respuesta – no sé – afirmó Sakura mientras su hermano caía de espaldas.

Al día siguiente cada habitante siguió su camino y rumbo de actividades, el día amaneció soleado pesé al inició de la temporada invernal aún ninguna nevada caía en la ciudad, aunque el aire frío recorría el lugar las últimas noches.

- ¿Es está la unión del Norte? -

- Sí desde acá llegan todas las publicaciones a Moscú, Yue hablaba mucho de este lugar, debo enviarle una carta para avisarle, la mandaré hoy mismo y sí los planes continúan estará aquí dentro de una semana-

- Bien, Eriol… ¿imaginaste que Touya Kinomoto?-

- Sinceramente jamás Syaoran –

- Yo pensé lo mismo –

- Bien, tienes razón estamos perdidos-

- No, sí atravesamos por aquella avenida, la mansión Kinomoto debe estar a tres bloques-

- Syaoran nunca vimos ese edificio cuando venimos por la mañana-

-uf… De acuerdo debimos regresar junto a Yukito-

- No, él y Touya Kinomoto tenían mucho que hablar- retiro los lentes de su rostro y dirigió unas palabras a Syaoran- por qué no te diriges a la mansión y yo busco la oficina postal, veo que ya estás aburrido-

- Sí, quiero darme una ducha y entrenas un poco-

- Sigues con las artes marciales ¿uh?-

- Defensa personal jajaja-

- Nos veremos luego-

Eriol siguió su caminata por la avenida, observando cualquier detalle que encontrase, era una persona muy observadora y sobre todo ahora que salía por primera vez de su ciudad natal, se maravillaba ante las construcciones monumentales y las estatuas erigidas en todas partes, sin duda la arquitectura Rusa era una de las más majestuosas de todas – Disculpe señor, la oficina postal- habló a un caballero que detuvo .su paso para contestarle amablemente – Siga derecho y doble a la izquierda en el segundo bloque, continué derecho hasta que vea un gran edificio con cuatro columnas en la fachada principal, frente a éste se encuentra la oficina postal- contestó el extraño- Gracias caballero, que tenga buena tarde- agradeció Eriol- Buena tarde joven- se despidió Eriol.

A unos metros de ahí Syaoran al fin daba con el paradero de la Mansión Kinomoto, después de saludar a Yamazaki, subió a su habitación donde encontró a una afanosa mujer mayor dando indicaciones a la mucama – En un momento terminamos la limpieza de su habitación joven pero sí desea podemos seguir más tarde y dejarlo sólo- la amable señora le sonrió haciendo señas a la otra joven – termine por favor yo esperaré- a sus órdenes señor Li – respondió Chiharu mientras acomodaba un florero en la mesita al pie de la cama – "Li" -pensó Syaoran – "¿Cómo sabe mi nombre?"- después recordó que la señora Kinomoto les había presentado ante la servidumbre- Llámeme Syaoran por favor- en cinco minutos la habitación lista y ambas mujeres salían del cuarto de invitados.

Cambio sus ropas por su traje de entrenamiento, eran pasadas la una de la tarde, con holgura entrenaría una hora, suficiente como para calmar a su yo interno y esas terribles pesadillas de las que sufría últimamente.

Llegó al jardín y se encontró con Sakura quien se balanceaba rítmicamente en un pequeño columpio, obvió a propósito su presencia y casi canceló su práctica, sabía que la chica estaba aún muy resentida por el incidente ocurrido el día anterior, así que retomó su actividad de calentamiento en un perfecto silencio. Sus pies desnudos rozaban el pasto verde a cada movimiento, realizaba lo que se conocía como una kata en las artes marciales, una serie de movimientos certeros que requieren de gran concentración, fuerza, habilidad y destreza, el sudor empezaba a brillar en su frente mientras sus cabellos revoltosos marcaban cada paso.

Sakura quien observaba desde el comienzo del entrenamiento, se concentró más en él, cuando la complejidad de los ejercicios se intensifico, freno su balanceo y bajo del columpio, caminó sigilosa hasta llegar a unos tres metros de Syaoran, su interés ahora centrado en la técnica del joven castaño. Se mantuvo mirándole hasta que sintió el viento frío rozar su mejilla cuando el chico frente a ella tiró una patada cerca de su rostro – ¡ah!- un leve gemido emitió su garganta mientras daba un pequeño saltito hacia atrás, sonido suficiente para desconcentrar a Syaoran y hacerlo abrir sus ojos viendo con susto a la chica frente a él.

- ¡Señorita Kinomoto! – gritó el asustado mientras se acercaba a ella, hasta quedar frente a frente y con rostro preocupado le examinó de pies a cabeza buscando alguna señal de daño – ¿está usted bien?- preguntó consternado, mucho más al escuchar el cortante silencio de ella.

- si…- aspiro fuertemente y agregó – sólo asustada… un poco- y sonrió reconfortando al chico frente a ella-debí mantenerme alejada pero tenía curiosidad-

- ¿Sobre mí? – preguntó ansioso Syaoran.

- Jajaja noooo- su gesto fue tan ingenuo que fue imposible para él ofenderse. – la kata-

- ¿Sabes de artes marciales?- preguntó asombrado.

- No exactamente, hace algunos años viajamos al Oriente, ahí vi por primera el mismo movimiento que haces, obvie que terminaba de esa forma, fue un error no recordar esa parte, tú has viajado a Oriente- preguntó emocionada.

- No pero un amigo de – hizo una pequeña pausa- mi padre, era un sensei reconocido por su pueblo y emigró por problemas políticos-

- Oh- suspiró desanimada- es una lástima, seguro te hubiese encantado a mi me fascino, la gente, los lugares, la música con excepción de la comida… wuac – Syaoran sonrió divertido- yo también aprendí algunas cosas, claro era muy pequeña y las artes marciales no me atraían- se sentó sobre el césped esperando a que él le siguiera en su postura- pero cuando arribamos a la China, en nuestro segundo día de estancia encontré a una mujer muy hermosa que practicaba una clase de danza, entonces se acercó a mí y me invitó a acompañarla, mi padre y mi hermano me encontraron estaban muy asustados porque había desaparecido me costo mucho separarme de aquel espectáculo y papá se dio cuenta así que hizo alguna clase de arreglo y me convertí en alumna de esa mujer, pensé que todo era una clase de baile y muy entusiasmada seguí al pie de la letra las ordenes de esa mujer pero cuando la enseñanza termino presencie el primer combate de mi vida y entonces entendió que era una forma muy elegante de pelear, ¿te gustaría verla?-

- Me encantaría - se levantó y extendió su mano hacia ella – "Cómo puede tener está capacidad tan sorprendente de olvidar, ayer por la mañana me odiaba por haberla sorprendido y ahora habla conmigo como si fuese su amigo de toda la vida"-

Sakura comenzó con pasos delicados y casi imperceptibles, todos coordinados y al ritmo de una silenciosa música, él la observaba embelesado, de verdad eso era una técnica de combate sea lo que fuese él lo estaba disfrutando sin duda alguna, ensimismado en observarla saló levemente de su lugar cuando ella coquetamente desplegó el pequeño abanico color pastel que colgaba de su muñeca y después los movimientos se volvieron más marcados y atrevidos, hasta que él sintió las palmas de sus manos arder y brasas ardientes ahogarse en su garganta por el deseo de hablarle y tocarle dio un paso atrás instintivamente contemplando el final de la danza.

Sakura sonrió confiada y satisfecha por su exhibición y malinterpreto la mirada que el le ofrecía – Estoy segura que piensas que sólo es una danza- dijo ella mientras él le seguía observando de aquella forma tan particular.

- Sí- un monosílabo tan extraño en él como sí el cielo fuese el mar- "Temo que descubras que pienso, me avergüenza a mí mismo Sakura"- se dijo reprimiéndose.

- Descubramos lo contrario, comienza con la kata que realizabas antes- dijo mientras abanicaba su rostro.

- Nunca- su corazón se encogió al observar la mirada de tristeza que ella le ofrecía- jamás atentaría contra ti- el apelativo tan informal salió de sus labios sin notarlo.

- y cómo comprobarás que lo que te digo es cierto, hazlo movimiento a movimiento ni siquiera debes golpearme, sólo aparentar que lo haces y te mostraré como la danza es una arte de defensa también- su dulce voz y sonrisa sólo terminaron por convencer al chico quien agacho la mirada dubitativo.

Sin pensar más en el asunto adquirió la forma de defensa extendida por todos los músculos de su cuerpo, los movimientos comenzaron y Syaoran observo sorprendido como Sakura tenía razón y a cada flexión de sus brazos ella contrarrestaba extendiendo el pequeño abanico color durazo, ahora venía la parte más complicada de la kata.

Syaoran pues movió su pierna izquierda hacia el frene, sus brazos se abrieron hacia ella, dándole equilibrio para el siguiente paso que era lanzar una patada derecha hacia el torso de la chica, él pensó que sería imposible desviar el golpe con un movimiento de abanico pero para su sorpresa ella giro quedando de espaldas a él y aprovechando la confusión ella hizo palanca con su pantorrilla, empujando la pierna izquierda de él con el fin de hacerle caer, sin embargo mal calculado el movimiento, los que se suponían eran simples roces, ella tiro con suma fuerza desestabilizando al fin la pierna de él quien sintió como su cuerpo caía hacia atrás apoyado por la fuerza de gravedad, en su esfuerzo por desenredar el pie de Syaoran ella giro quedando frete a él pero tardo demasiado en sacar el pie cayéndose inevitablemente encima de el chico sobre el alfombrado césped del jardín.

Syaoran descompuso cuadro a cuadro la escena de la caída de Sakura sobre él, tenía el tiempo suficiente como para girar su cuerpo pero sí lo hacía ella caería al suelo, así que se quedo inmóvil mientras sentía el impacto cobre su torso y el aroma de ella inundar sus fosas nasales pero el peso de ella era tan ligero que en lugar de causarle una incomodidad le parecía la otra mitad que él sentía le faltaba desde hace muchos años.

Sakura recargó sus brazos sobre el césped dispuesta a levantarse y avergonzada hasta la raíz de sus cabellos dándole un tono sonrojado a sus mejillas, sus ojos se abrieron de par en par al observar la mirada intensa que él le brindaba, sólo un pequeño instante, contados segundos en los que se transmitieron impulsos eléctricos algo llamado química fluyo entre ellos, sus rostros se acercaron milímetro a milímetro y a punto de tocar en lo prohibido una furiosa voz les interrumpió.

- ¿Qué demonios está pasando aquí?- Touya vociferaba desde la puerta que conectaba la sala con el jardín, furiosos avanzaba amenazante.

Para el momento en que Sakura salió de su estupor saltó sobre el cuerpo yaciente de Syaoran y se enfrentó a su hermano, siendo testigo Yukito quien permanecía al lado del joven doctor de cabello oscuro.

- Hermano tranquilízate, tropecé y caí encima de él-

Syaoran que al fin salía de su estupor se levantó y sacudió su traje de entrenamiento tardando suficiente tiempo como para idear una disculpa creíble, imaginaba que Touya no se tragaría cualquier excusa, cómo explicarle entonces que ambos habían peleado aunque figuradamente.

- Monstruo eres tan torpe como para caer encima de alguien- "y precisamente él" se formuló en su agitada mente.

- No soy ningún monstruo fue un error y punto-

- Así parece- dijo dejando atrás su momentáneo exalto – pero ten bien claro que no quiero que te acerques a ese sujeto- Sakura siguió su paso molesta dentro de la mansión.

- Mil disculpas, fue mi culpa… iré a decir lo siento- la palma de Touya se estrelló en el fornido pecho de Syaoran mientras intentaba darle alcance a Sakura.

- Aléjate de MI hermana- advirtió y después dejo caer su brazo, syaoran siguió trémulo hasta la puerta de entrada donde Yukito le habló.

- Hazle caso a Touya- Syaoran no pronunció palabra alguna y siguió su camino azorado.

-"¿Por qué tanto inconveniente sí sólo quería ser amable con ella?"- se preguntó Syaoran.

- No debiste ser tan brusco con él Touya-

- Yukito- enterré sus largos dedos en su cabellera en un gesto desesperado- Cómo me pides eso, sí lo último que deseo es arriesgar a mi familia, cómo demonios permitir que ese mocoso se acerque a Sakura sabiendo lo que ocurrirá en poco tiempo- Yukito comprendió y asintió sin negar las causas que consternaban a su camarada.

Mientras tanto Eriol seguía las indicaciones que muy amablemente aquel caballero le diese minutos atrás, sin imaginarse la sorpresa con la que se encontraría.