Como todos saben los personajes no me pertenecen pero espero que la disfruten

Esta dedicada a todos los que aman y no saben que su amor es correspondido… "De los

Cobardes no a escrito nada la historia"…

Sentimientos

By: Lazara

-Si lo que siento dentro de mi corazón no fuese verdad, si tan solo fuera un largo sueño que no tiene final, como deseo tocarlo. Como desearía solo mirarlo durante largo tiempo hasta que su rostro se quede grabado en mi memoria de tal manera que no necesitaría verlo para mirarlo. Siento… siento… no, que estupida soy no siento nada y todo es por su culpa… Pero… es su culpa.

Una mujer de cabellos negros trenzado en su totalidad y ojos verdes como las hojas de los árboles que la rodeaban pensaba en voz alta inaudible para el que pasara bajo el árbol en el que estaba tumbada debido a su altitud. Llevaba largo rato acostada entre sus ramas pero no tenia deseos de retirarse de ese lugar. El viento le robaba como un beso las lagrimas que se desprendían de sus ojos y las dejaba caer como agua sobre las raíces de las plantas.

Era ya tarde, los calidos rayos del sol que bañaban su cuerpo durante todo el día se estaban ocultando tras las blancas nubes que encubrían su lento caminar. No podía quedarse en su escondite para siempre pero por esa noche ese seria su refugio hasta que se dejara encontrar o el la encontrara primero.

-Por que no puedes entender que te amo Aoshi- le dijo ella a las ramas del árbol que se movían sobre su cabeza debido al balancear del viento- Acaso esta mal que yo te ame, acaso esta mal que pueda amarte como nadie te a amado antes, acaso esta mal que tu lo sepas- las lagrimas no tardaron en surcar sus hinchados ojos llorando sin lagrimas y secados por la humedad del viento.

Mientras miraba los diversos colores en que se iba transformando la tarde fue recordando como en un sueño todo lo sucedido esos últimos días, junto a la persona que amaba.

Kaoru y Kenshin había regresado al dojo dejándolos con la excelente noticia de la declaración de Kenshin hacia su amiga, se sentía tan feliz por ella que no puedo evitar llorar de la felicidad pero a la misma vez sus lagrimas fueron amargas por que sabia que no seria correspondida. Aoshi Shinomori un hombre sumamente reservado, no hablaba casi con nadie, solo meditaba y se preparaba para abandonarla nuevamente en algún momento inesperado.

Sin querer o a propósito había escuchado las diversas conversaciones que el y su segundo padre Okina mantenían a altas horas de la noche, desde el primer día que descubrió sus frecuentes charlas no pudo dejar de espiarlos. Aoshi casi ni le hablaba la miraba como una hija y atendía a sus palabras con una fraternal indiferencia la cual la atormentaba tanto que le hería el corazón. Por mas que lo intentaba el no se fijaba en ella, cada vez que la miraba no veía la mujer hermosa e independiente en que se había convertido, si no a la niña que había acogido en su cuidado. Esto la desesperaba y la enloquecía y por mas que lo intentara la alegría que la caracterizaba se iba apagando a medida que escuchaba sus conversaciones.

La primera fue con respecto a su futuro y se quedo tan paralizada al escuchar esa pregunta de parte de Okina que se le olvido respirar temiendo que ellos escucharan su entrecortado aliento.

-Cuando tienes pensado marcharte- le dijo Okina sorbiendo el caliente te.

-Por que piensas que me voy a marchar- le respondió Aoshi imitándolo.

-Acaso eso no es lo que has estado planeando desde la partida de Himura.

-Si, peor no se a donde iré ahora, deseo meditar sobre todo lo que ha sucedido y prepararme para cualquier eventualidad en el futuro.

- Entonces la vas a abandonar.

- No me iré para siempre Okina.

-Pero eso no signifique que lo acepte.

- El que lo acepten todos o no me tiene sin cuidado- Misao tembló ante ese indiferente tono de voz, pero sabia que se referían a ella.

Después que los dos terminaron sus bebidas y se retiraron dejándola sola sobre el techo temblando ante el aterrador miedo que sentía al saber que la volvería a abandonar.

Por esos mismos días conoció a un muchacho, un vendedor de libros de otro país, se alojaba en el Aohia y no hablaba mucho con nadie excepto con ella. Hablaba muy bien el japonés y le regalo un diminuto panfleto con diversos relatos traducidos a su idioma, una extraña muestra de gratitud ante su sincera amistad. Durante su estadía Aoshi los escuchaba conversar con total indiferencia sin importarle lo que estuviesen hablando o el interés que el joven demostraba hacia ella, se podía decir que se alejaba cada vez mas ya ni siquiera la escuchaba cuando le hablaba.

Era curioso pero una de las historias impresas en el papel era el de una mujer enamorada de su padre y un hombre enamorado de su madre. Analizo lo leído con serenidad llegando a la conclusión que lo que verdaderamente sentía por Aoshi no era verdadero amor si no amor hacia un padre, los celos propios de una hija que reclamaba el cariño de su ser querido.

Pero era demasiado fantasioso… Aoshi no era su padre aunque el así lo creyese, no soportaba esa idea y necesitaba saber la verdad de sus sentimientos por lo menos saber lo que ese frío hombre sentía hacia ella.

Se acerco a el mientras todos descansaban una siesta y el se creía el único despierto. Se acerco a su espalda sin que lo advirtiera y se acerco a su cuerpo reclamando todo el valor que pudiera poseer. Se sentó a su lado sin decir palabra mirándolo con el rabillo del ojo viendo como la miraba por unos segundos desconcertado pero indiferente. No se movió de su lugar o se alejo de ella y eso fue un grito de victoria en su corazón (Que ilusa fui)

-¿Aoshi como me ves?- la pregunta había salido de mi garganta arrastrada por la fuerza, apenas fue un susurro pero debido a nuestra proximidad el entendió perfectamente la pregunta.

-¿Que quieres que te diga?- su tono de voz me altero y apago la débil llama de esperanza que se encendía dentro de mi.

-Cualquier cosa.

Los dos estuvimos en silencio por largo rato sin movernos sin decir nada hasta que el me respondió.

-Eres mi responsabilidad y por ende debo velar por tu bienestar Misao- eso me dolió mas que nada pero no me dejaría vencer tan fácilmente, no me acobardaría ahora que había llegado tan lejos.

-No tienes que encargarte de mi ahora Aoshi- le respondí dejando caer mi cabeza hacia atrás mientras y el observaba mi cuello, mi orejas, mi mejillas, mis labios y mi profundo suspiro- Puedo cuidarme perfectamente, ¿por que no confías en mi?-la pregunta lo cojio desprevenido y movió su mano colocándola tan cerca de la mía que estas se tocaban.

-Por que dices eso.

-Por que me abandonas aquí cuando sabes que desearía estar con tigo- coloque mi mano sobre la de el sintiendo el calor que esta emanaba- Por que me alejas de ti en los momentos importantes cuando yo te pondría ayudar.

Aoshi no sabia que decir, toda su concertación estaba basada en ese inocente contacto y se reprimió cuando aferro ante mi sorpresa su mano, entrelazando nuestros dedos.

-Por que tu lugar no esta junto a mi, tu logar esta aquí, donde puedes llevar una vida tranquila y pacifica- le respondió el soltando sus manos y alejándose de ella.

-Pero eso no es lo que yo deseo.

-Mi deber es protegerte, esa es la responsabilidad que me fue asignada y la pienso cumplir aunque eventualmente te unirás a los Oniwabanshus, pero por ahora este es tu lugar.

-Pero yo… pero yo… yo te- si tan solo no hubiera dudado en ese momento no le hubiera dado la oportunidad a Okina de entrar en la habitación e impedir mis palabras en el momento preciso en el que las iba a pronunciar.

- Aoshi-dijo Okina acercándose a el interrumpiéndome y evitando que hablara.

Fue en ese momento en el que me di cuenta del estado de Aoshi, su frente estaba levemente sudada y aunque aparentaba tranquilidad yo lo conocía bien, demasiado bien, su respiración era entrecortada y en sus ojos había miedo. Esa reacción me asusto tanto que salí corriendo, mil pensamientos rondaron mi cabeza durante el corto trayecto que separaba mi habitación de donde estaba. El se había asustado… acaso era demasiado horripilante lo que yo quería decirle lo que yo sentía por el.

No quise comer, no quise ver a nadie, tranque la puerta como pude para que nadie entrase inclusive la ventana. No deje que Okina entrara por que la rabia de darme cuenta que el había estado escuchado todo me llenaba de vergüenza y furia. No llore, (que raro es verlo ahora que todo a pasado, pero las lagrimas se negaron a salir, las sustituyo un nudo grueso en mi garganta que me impedía respirar escuchaba los latidos de mi corazón en mis oídos como si estuviera fuera de mi pecho. Este nudo se acrecentaba a medida que recordaba lo sucedido y cedía a medida que mi corazón se tranquilizaba) las lagrimas se negaron a salir y me limite a respirar tendida sobre el suelo sumiéndome lentamente en un pesado sueño, antes de caer dormida escuche el llamado de Aoshi pero no le respondió por que no supe distinguir si era un sueño o era realidad.

Cuando desperté estaba sobre mi fotón y una gruesa manta me cubría el cuerpo, la puerta estaba cerrada pero la tranca que había puesto ya no estaba solo quedaba una pequeña hendidura como la de una diminuta espada. Me levante abriendo la ventana y notando la oscuridad que impregnaba el lugar, todo era tan tranquilo pero a la vez tan ensordecedor que solo deseaba salir de la habitación pero sabia que si cruzaba el pasillo Okina me vería.

Camine sobre el tejado acercándome inconcientemente al lugar donde Okina y Aoshi se reunían frecuentemente a hablar. No deseaba escuchar nada de lo que estuviesen hablando solo quería estar sola con mis pensamientos, pero una sola frase pronunciada por los labios de Okina me paralizo, me helo la sangre, el tiempo se detuvo a mi alrededor y lo único que se movió fue el viento que arrastraba las voces claras y fuertes a mis oídos.

-Aoshi ella te iba a decir lo que te a tratado de demostrar durante muchísimo tiempo y tu solo lo has ignorado- le dijo Okina mirándolo serio- Ella te iba a decir que te amaba.

Durante un momento no se escucho la voz de ninguno y solo escuchaba mi propia respiración la cual aguante para ver si así escuchaba algo más. Hubiese desando que el se enterara por mis propios labios pero ya no podía hacer nada, solo escuchar.

-Eso es algo imposible- le respondió el con su voz fría y cortante- Eso es absolutamente imposible por que ella es- esto lo decía exaltado casi con enojo. Misao temblaba mientras escuchaba sus palabras y el oxigeno le faltaba a cada frase que captaban sus oídos- Por que ella no sabe lo que es el amor y yo nunca podría mirarla con otros ojos que no fueran los de un padre sustituto, por que yo no podría amarla como una mujer- Aoshi a medida que hablaba cerraba sus puños transformando su voz en una masa de cólera expulsada de su boca con total odio, pero no odio hacia nadie, no odio hacia ella, si ni odio hacia él.

Misao trato de respirar pero sus pulmones se negaron a obedecerle y el sonido de sus palabras se clavaba en su piel cegando su vista y transformando la débil luz de las estrellas en una oscuridad total.

Lo ultimo que recuerdo antes de perderme en la oscuridad es mirar a la tierra desde el segundo piso y tratar de aferrarme al tejado que se estremeció bajo mi repentino movimiento.

No se que sucedió después pero según lo que me contó Okon, tanto Okina como Aoshi me vieron caer del techo inconciente, con los brazos abiertos para abrazar el viento que movía mi larga trenza y la desataba acariciando con sus delicadas manos mi cabello mientras caía. Aoshi salto del balcón y me sostuvo en sus brazos antes de yo poder tocar el suelo. Yo estaba inconciente en sus brazos y todos habían despertado debido al grito que Okina emitió al verme pasar frente a ellos directo a la muerte.

Cuando recupere la conciencia ya era de día y Aoshi estaba a mi lado dormido, me asuste al verlo ahí la verdad es que me aterrorice mas cuando note el rastro de lagrimas secas que habían surcado sus mejillas. Me acerque a el y no pude evitar acariciar ese negro cabello tan parecido al mío y acercar mi rostro al de él, el sentir su respiración calmada y sistemática me estremeció todos los bellos de la nuca, cerré los ojos por cobardía o para no saber si despertaba la verdad es que no lo se pero el caso es que los cerré y presione mis labios con los suyos sintiendo su respiración mezclarse con la mía y desear que se me fuera la vida en ese mi primer y ultimo beso.

Cuando me separe tenia los ojos abiertos y yo no pude decir nada, sus palabras las sentían aguijonear mi alma y era algo que me atormentaba. Ese beso significaba una despedida y el la entendió al ver que yo me limitaba a acostarme nuevamente y darle la espalda. Me dolió mas el que se fuera y me dejara sola a que no dijera nada. Pero así era el y ya todo estaba muy claro en su mente.

No tenia nada mas que hacer en ese lugar y la única forma que encontraría para tratar de olvidarlo era alejarme y todo lo que me recordase su existencia. Después que Okon me dio de comer y contó todo me quede sola y recogí lo indispensable para mi viaje, ahora que lo pienso solo cargo con mis dagas y un poco de dinero igual que la ultima vez que huí pero en su búsqueda.

Ahora me encontró lejos de mi hogar o por lo menos tan lejos como las fuerzas me han permitido llegar y solo deseaba descansar después de correr todo el día. A esas alturas todos se habrán dado cuenta de mi partida y me estarán buscando, deje una leve nota explicando que volvería después de una temporada pero como siempre nunca la tomarían en serio.

-Que puedo hacer para que me ames tanto como yo te amo a ti- dijo ella secando el restante de sus lagrimas- El día que te vi lastimando a Okina mientras te transformabas en lo que ellos dijeron eras un demonio creí que seria el final… pero que equivocada estaba, no acabaste con migo en ese momento tal vez por lo que te quedaba de lucidez, y yo creyendo sandeces.

-Pero ya no me queda que buscar en ese lugar, Okina y el resto estaran muy bien sin mi por un tiempo y el no me necesita para nada así que mejor seguiré antes que me puedan encontrar aunque no es muy buena seguir en la noche- se dijo notando como la oscuridad del bosque lo arropaba todo no dejando rastro de luz visible. Se acerco mas al tronco entre las raíces donde había un calido hueco protegiéndola de la brisa del viento mientas el cansancio del día la alcanzaba sumiéndola en un profundo sueño.

La noche fue transcurriendo sin ninguna eventualidad hasta que un calor desconocido no propio de ese frío y calido lugar tan lleno de vida la sobresalto en su dormir despertándola y alertando todos sus sentidos. Abrió los ojos y no vio a nadie, saco varios de sus afilados cuchillos dispuestos a ser disparados sin ninguna vacilación hasta que noto una persona sentada frente ella. No se movía pese al leve resplandor que sus cuchillas reflejaban bajo la tenue luz que la rodeaba.

-¿Quien eres?- pregunto poniendo recta su espalda y tratando de captar algún movimiento sospechoso de la persona que tenia frente a ella.

-Por mas que intentes alejarte de mi nunca lo lograras- dijo la voz de un hombre tan conocida para ella que sus ojos se desorbitaron sobre sus parpados- Yo te enseñe todo lo que sabes y todavía te falta mucho por aprender aunque debo admitir que has mejorado mucho.

Estaba soñando…si eso era un sueño un amargo sueño donde él por primera vez en su vida le dedicaba una palabra afectuosa una palabra de cariño donde su tono frío se hacia a un lado. Miro con recelo atrás solo para asegurarse que una Misao igual a ella no descansaba en el lugar donde estaba, después de eso lo miro nuevamente guardando sus afiladas navajas pero dejando una a la vista para que supiera que no la persuadirla de regresar y en todo caso tendría que obligarla cosa que estaba segura lograría fácilmente pero no se doblegaría ante él y así le llevara la vida le demostraría lo mucho que valía como guerra, como ninja y como mujer.

-Que deseas aquí, Shinomori- dijo después de una leve pausa con el mismo tono áspero con que el tantas veces se expresaba pero mucho mas calido para ella solo para ella.

-Acaso no es obvió.

-No, no lo es- le respondió- Que deseas aquí, ya no me impondré mas en tu camino y no tendrás ninguna obligación para con migo en ningún sentido, puedes marcharte a donde quieras sin tener que regresar solo para asegurarte que estoy bien y no faltar a tu palabra. Puedes hacer lo que te plazca- esto ultimo lo decía reprimiendo las lagrimas que querían salir pero sus ojos estaban secos de tanto llorar.

-Entiendo.

-Entonces esta será la ultima vez que nos veamos- le dijo ella parándose para continuar su camino, pero en el momento en que iba a desaparecer entre los numerosos árboles el cuerpo de el se interpuso en su camino impidiéndole el paso.

-Acaso no entiendes que te amo- le grito Misao deleitándose ante la mezcla de te y sudor que se desprendía de su cuerpo- Acaso no entiendes que mientras tu vagabas en busca de venganza aliándote a Shishio yo no descansaba buscándote por todos los rincones del mundo, acaso no entiendes que no soporto cunado te marchas y me dejas sola nuevamente con el corazón apretado en mi pecho ante la idea de que algo te pueda pasar, acaso no entiendes que no como por miedo a que tu estés pasando hambre y maldita sea Aoshi- dijo paralizándolo mas de lo que estaba con cada una de sus palabras- Acaso no entiendes que si te mueres yo me muero con tigo y la única manera que encuentro para olvidarte es no verte, no sentir tus pasos en la noche tu mirada sobre mi, ni ti tu roce mientras practicamos no sentir nada que tenga que ver con tigo, nada, nada, no quiero sentir nada si eso significa no estar con tigo.

Misao lo abrazo inconcientemente aforrándose a las lagrimas que se posaban sobre su rostro pero no siendo suyas. Lentamente las manos de Aoshi la rodearon y la pegaron mas a su cuerpo de ser eso posible. Le acaricio su negro cabello mas negro por la oscuridad y mas claro por la cercanía, recorrió su rostro y su cuello acercando con su mano su rostro al de el pasando de largo sus labios y acercándose a su oído.

-Y yo no quiero vivir una vida si eso significa no vivirla con tigo- le dijo el uniendo su frente a la de ella y rozando sus labios mientras hablaba- No vivirla sin tu amor, mi pequeña Misao.

-Aoshi-le dijo ella con voz entrecortada sintiendo el mismo nudo en la garganta que antes.

-Déjame amarte como te e amado durante tantos años en secreto- termino de decirle abrazándola con su boca y sujetado su cuerpo con una de sus manos mientras con la otra acariciaba su boca y exploraba cada resquicio cada lugar inexplotable que pudiera existir- Déjame acercarme a ti.

Los dos se fundieron en un nuevo beso desatando con lentitud y placer las ropas que los cubrían y dejando como testigo la abúndate vida que los rodeaba en ese paraíso de amor.

Final

Hola a todos espero les aya gustado esta pequeña historia sobre los complicados sentimientos entre esta singular pareja. Bueno ya saben tomatazos, felicitaciones lo que quieran dejen un review pero espero que les guste nos vemos cuídense mucho y un beso a todos en especial a mi querido Kazuko RK.

Un beso a todas y a todos espero sus review ansiosa (es la primera vez que ago esto jaja nos vemos bye)