Sociedades Ciegas 2:
Solo deseaba que el blanco se apagara. Que estuviera sumida en la negrura, con tal de no ver todo ese brillo. Sus ojos comenzaban a molestarse de ver siempre lo mismo. Y su cabeza comenzaba a delirar.
¿Por qué Draco no venía?
¿Por qué la hacía esperar tanto?
Tirada en el suelo soñaba con irse algún día de estos, volar de aquella sala, y recorrer el mundo.
Deseando desaparecer, comenzó a perder la cabeza por la llegada de Draco. Sus entrevistas con el psicólogo eran cada vez mas cortas, porque Hermione se oponía a hablar y solo se escondía en sus brazos y se olvidaba del mundo. Los doctores cada vez pasaban más tiempo frente a la ventana, tomando nota de cada-uno-de-sus-pasos y de –cada-una-de-sus-acciones.
Comenzaba a hartarse, y a creer que él jamás vendría.
Pero fue.
Un día mientras ella solo estaba acostada sobre el suelo, con los ojos cerrados y pensando en la muerte, la puerta se abrió y Draco entró.
Ella solo lo miró.
-¿No me abrazarás?
Claro, ¿el pensaba que ella se divertía ahí adentro? ¿Que todo era genial y que ella no se daba cuenta del tiempo?
Que equivocado estaba.
-¿Por qué has tardado tanto en volver?- solo dijo eso. Pero lo dijo con tanta decepción que sus ojos se humedecieron.
-He tenido complicaciones, ¿Sabes?
-Ah, claro...- no le creyó. Solo la quiso evadir. Por eso tardó en ir al hospital.- ¿Me trajiste lo que me habías prometido?
-Si, aquí está.-
Sacó un hermoso cuaderno de tapas marrones y hojas de pergamino. Una pluma de águila nueva lo acompañaba. Y varios tinteros negros.
-Gracias.
-De nada.
Un frío de nada.
Se despidió y se fue.
Pero ella estaba feliz con su cuaderno nuevo. Comenzó a escribir poemas y distintos textos.
"Una tarde de verano,
Mientras caminaba por las nubes
Vino un ángel y me dijo
Que vendrías a buscarme.
Ese ángel me mintió.
Tú no has venido a buscarme.
Ahora divago en ensueños,
Y me pierdo en cada instante.
Que terrible oscuridad
La que me engaña en este momento
Me llena el corazón
Y me carcome por dentro..."
Una mañana, sintió que aquel día algo bueno iba a pasar. Sintió que se iría de aquella sala blanca, y que pasaría a una gris. Y más tarde a una negra. Y todo sería diferente. Porque ella ya no estaría ahí.
Por eso, decidió dejar su nombre en aquella planicie blanca. Tomo su pluma y firmo en una de las esquinas, cuando los doctores no la espiaban. Simplemente puso:
"Son tantas las sociedades ciegas que no miran atrás,
Son tantas las oportunidades que no se dejan pasar,
Son tantas las ilusiones que no se pueden contar,
Y no puedo escuchar,
Y no puedo dormir... -Hermione"
Y se alejó de aquel rincón. Para sentarse al lado de la puerta, a esperar que llegue su alegría. La respuesta a sus preguntas.
Y esperó.
Y esperó.
A eso de las 6 cuando ya empezaba a dormitar, sintió un "Toc, toc" en algún lado de la habitación. Miró a la ventana, y 4 personas la miraban sonrientes. Ella los reconoció.
-Harry, Ron, Ginny, Luna... –se acercó a la ventana.
Una persona más apareció. Dos personas también.
-Madre... Padre... Draco.
Sintió como las lágrimas bajaban por su rostro, y vio como abrían la puerta de su jaula. Y le decían, Srta. Granger, queda usted en alta. Y ella tomaba su cuaderno y su pluma y sus tinteros y se iba de la blancura absoluta, para caer en abrazos, y lágrimas.
-Hermione...
-Draco, volviste...
-Si, pero tenemos que decirte algo. Dentro de una semana, debes ir al tribunal, a decir que no tuviste nada que ver con el caso de Penélope Cround.
