Epilogo:

la semana pasó tan rápido que de pronto apareció la boda en sima, fue bastante cencilla, los testigos fueron Miroku y Sango, que despues de todo habían formalizado su relación y se casarian al año siguiente, si es que Miroku no asia algo indevido.

Kagome lucía preciosa con su traje, era tan blanco como la leche, tenía un gentil escote en el busto que dejaba apreciar su gentilesa femenina, y se le apegaba muy bien a cada forma curva de su cuerpo, InuYasha se veia muy galan, su terno y pantalones eran negros, y su camisa blanca, con una corbata roja oscura, su cabello negro lo tenia afirmado en una trenza, y sus ojos se veian muy expresivos y contentos, se veia muy hermoso.

La ceremonia duró solo media hora, pero fue muy emotiva, todo termino cuando se besaron cellando el compromiso que los acavaba de unir de por vida.

A pesar de ser tan jovenes, el amor que se depositaba en sus corazones era demasiado grande... demasiado grande.

o

Despues de una pequeña cena con sus amigos, InuYasha se disculpo y dijo que la luna de miel devía empezar, lo que logro sacar sonrojos profundos en Kagome y Sango, en cambio Miroku rio pervertidamente, y susurro al odio de InuYasha algo asi como "Demuestra quien manda en la cama", Sango y su buen oido escucharon su comentario por lo cual le dio una buena cachetada. Kagome le miro a los ojos a InuYasha y ambos se sonrieron...

-A donde me llevas Almendrita- le dijo entre risitas, InuYasha piso el acelerador a fondo, la sola idea de pensar que pronto tendría a Kagome en sus brazos, desvistiéndola, desnuda, sola para él le excitaba- Oye InuYasha no aceleres tan…-Kagome noto el cambió físico en una zona "especifica" del cuerpo de él- Uh... Ops...-logró sacar palabras sin sentido de su boca- yo no sabía que tú…

-Shh- InuYasha freno frente a una casa pequeña, pero bonita.

-¿Esto es?-Kagome se sintió dudosa de su conclusión

-Si- pasó su brazo por el hombro de Kagome, nuestra casa amada esposa- y le sonrió

-Nuestra… casa- sintió un vértigo de gozo en su estomago, y corrió a la entrada del lugar- y que esperamos para inaugurarla- le sonrió picaramente.

InuYasha se acerco con imponencia a ella y la alzo en brazos, abrió la puerta, y entraron entre risas, estaba todo adentro ordenado, el living el comedor, todo listo, solo para que ellos llegaran a vivir.

-Oh InuYasha- la mujer le acaricio la mejilla y le mordisqueo el labio inferior.

-Este es el regalo de bodas que te doy Kagome- y la imito, mordiéndole también el labio.

-pero... yo no tengo nada para regalarte- respondió cabizbaja, mirándolo seria

-¿eso crees?- enarco la ceja y la apretó con fuerza a su cuerpo, los blandos pechos de ella se aplastaron con el fornido pecho de el ambarino, luego la comenzó a besar hambriento, mientras la llevaba al dormitorio matrimonial., y la deposito en la amplia cama.

-Estoy… nerviosa- admitió avergonzada Kagome, temerosa de las nuevas sensaciones que estaba sintiendo en su cuerpo con solo besarle.

-No te haré daño mi amor… te amo Kagome- beso su frente y sus parpados

-Y yo a ti…

InuYasha le besó nuevamente los labios, mientras ella habría más su boca dejando que sus lenguas jugaran y sus bocas se exploraran sin miedo una a la otra, con solo ese contacto labial, ambos sintieron que sus cuerpos comenzaban a acalorar y ese calor descendía a el sexo de cada uno.

A InuYasha el cambio se le noto inmediatamente, pues su anatomía masculina aumento mucho más de lo que estaba antes, Kagome se dio cuenta de ello, pues sus sexos rozaban por sobre las telas.

-InuYasha- gimió cuando él comenzó a frotarse contra su cuerpo, mientras la desvestía hambriento de ella, cuando al fin acabo de sacarle las prendas, se sintió maravillado de tenerla, era perfecta, sus senos bien formados redondos y sus pezones erectos, su estrecha cintura y sus amplias caderas.

-Oh Kagome, eres preciosa- comenzó a besar su cuello, y de vez en cuando lo lamía también, luego descendió por su hombro, hasta llegar a sus senos, tomo uno de los botoncitos rozados y lo aprisiono entre sus labios, para succionarlo levemente, la reacción en el cuerpo de Kagome no se hizo esperar, pues tirito de placer.

-InuYasha- volvió a gemir, se sentía derrotada, y no era justo que el solo disfrutara, pues las emociones y las reacción de su cuerpo la había sorprendido bastante, la muchacha se enderezó, y ello hizo que InuYasha dejara su entretenida tarea, luego Kagome puso sus manos en el pecho de él, empujándolo a que se recostara sobre la cama, la azabache comenzó entonces con ayuda de él a sacarle la ropa, abrió botón, por botón, al lograr quitarle la camisa quedo extasiada con aquel pecho fornido y de músculos exquisitos, lo beso en la boca, mientras con sus dedos trazaba círculos en el pecho de él. Un ronquido más fuerte salió de la boca de InuYasha, luego la muchacha comenzó a bajar y le desabrocho el cinturón y el cierre de su pantalón, con ayuda de él, y no pudo evitar el asombro que le produjo ver esa zona de InuYasha tan… tan…grande…

-Eso… estará- Kagome sintió que se erizaba la piel.

-Mi pequeña inocente- InuYasha la recostó nuevamente, y la relajo entre besos y susurros cargados de pasión y ternura, sin que ella se percatara, él se había acomodado en sus caderas y entrelazado sus piernas con las de ella, le siguió hablando de cuanto la amaba, y entonces fue cuando entro en el estrecho cuerpo femenino de una sola vez, llevándose con ello la virginidad y un grito desesperado de Kagome, que pasado los segundos comenzó a acostumbrase a la sensación y oleadas de placer la embargaron.

-InuYa…sha... Inu...Ya...sha…-repetía su nombre sin cesar, una y otra vez, era el único que estaba en su mente, lo amaba, lo amaba demasiado, lo amaba por sobre todas las cosas.

-Kag…ome- gimió fuertemente al sentir que llegaba al clímax. Así también ella, en todo ese tiempo, Kagome se había sentido más querida que nunca, y ese conjunto de emociones… estaban haciendo que su cuerpo comenzara a recibir temblores.

Los espasmos en ambos se hicieron fuertes, la azabache sintió que tocaba el cielo y al alcanzarlo comenzaba a caer, InuYasha movió sus caderas al ritmo más rápido que pudo, gozando del más agradable clímax que estaba teniendo, Kagome gimió lo más fuerte que pudo cuando sintió que ambos fluidos comenzaban a mezclarse, InuYasha dio un ronquido feroz, y luego callo su pesado cuerpo sobre el de ella, sudorosos y con la respiración agitada se encontraban.

-InuYasha…. Eso fue… hermoso- le dijo una vez acomodada en su pecho e inhalando aire más calmada.

-Me...Siento… por primera vez.. Realmente feliz- le dijo de pronto él, acariciándole el pelo, Kagome se incorporo un poco para mirarle a los ojos, los de él se veían un tanto brillosos.

-¿e?- la de ojos chocolates no entendió bien.

-Me siento feliz de tenerte a mi lado- volvió a hablar, al ver los ojos inconprendibles de ella- casarme con tigo a sido lo más sensato que he hecho en mi vida, y hacerte el amor, a sido la experiencia más exquisita que he tenido.-dio una pausa- muchas veces tuve sexo... pero jamás hize el amor… y con tigo… fue todo distinto- tomo entre sus manos el rostro de ella, que se veía conmocionado- te amo tanto…

-Yo…también.,.., Yo también te amo-Kagome acerco su boca a la de él para unirla, y luego la separo otra vez- lo del pasado… pasado ya es…y ahora solo estamos los dos.. Mi amor- la mujer volvió nuevamente a besarle, y con ello una nueva danza de amor surgió.

Fin.