Capitulo 0
- ¿Es ahí donde la encierran?
- Pssst… ¡te va oír!
- Solo es curiosidad, como quieres que no la tenga después de lo mucho que se habla de ella.
- Pero no lo digas así. Se supone que no esta encerrada y que solo es una niña mas.
- Una niña que arranca dedos a mordidas.
- ¡Maldición idiota¿no ves que te puede escuchar?
- Oh vamos, solo es curiosidad. Oye, es verdad eso de que…
- Te contare lo que quieras pero que sea en otro lado. Dios, se supones que somos voluntarios…
Escucho todo lo que le dijeron. La verdad, no le importaba, de hecho le era indiferente cosas como esas. Hace tanto que escuchaba cosas como esas que no le importaba. Si no eran estupidos adolescentes que iban ahí a la fuerza, eran esas excusas de médicos, psicologos y quien sabe que otros malditos idiotas que van a verla todo el tiempo. Siempre hablaban como si fuera sorda o una retrasada mental. Pero que importa, ya no le interesaba, hace tanto que eso le comenzó a parecer ridículo que ya ni siquiera trataba de comunicarse con ellos. No dejaba de recordar a ese idiota, ese infeliz e idiota que le hablaba como si fuera una bebe. Le puso un lápiz en la mano y como si fuera una maldita retrasada le enseño a escribir. Ese maldito, ese maldito tonto y su forma de hablar, de lo único que se arrepentía de ese día es que no lo mato al enterrarle el lápiz en el cuello.
Decían que eso arruino su vida y en realidad no tenia la mas mínima idea sobre si era verdad. ¿Qué le importaba? Al menos se deshizo de ese tipo y ya no le volvieron a hablar como si tuviese cinco años. Era cierto, le amarraban a la cama y les escuchaba hablar constantemente sobre el hecho de que ella no podía estar entre otros niños y que tendría que ir a un lugar llamado Arkham. Al parecer eso fue la gota que derramo el vaso. Bueno…al diablo con todos… maldita sea, al diablo con todos ellos.
Trataba de dormir pero no podía. Nunca ha podido dormir bien, le era difícil cerrar los parpados. Esos músculos nunca fueron bien arreglados y ahora tenia que ensayar a dormir con los ojos abiertos por culpa de esos. Podía entre cerrarlos pero no era suficiente. Tenia tanto sueño, pero no podía dormir, las ataduras no le permitían colocarse en otra posición y para colmo es sensación de ser vigilada no le ayudaba en nada. Eran apenas las ocho de la noche, pero se estaba muriendo de sueño… no dormía mas de cuatro horas al día… haría lo que fuera para dormir… No le importaba para nada esos idiotas que le rodeaban, lo único que deseaba era dormir.
- Cielos, cielos, cielos¿pero que es lo que veo?… es una doncella, una bellísima doncella que ilumina mis ojos… ¿puedo saber el nombre de tan hermosa dama?
Volteo la mirad y ahí vio al ser mas ridículo que haya visto en toda su vida. Vestía con ropas de colores chillones y rotas como una gabardina de un amarillo que lastimaba los ojos y llena de tierra y agujeros mal parchados. Tenia guantes rojos por donde salían sus dedo, zapatos sin suela, pantalones de cuadros de colores verde y amarillo, una camisa púrpura y una corbata naranja, además de una tonta peluca azul. Pero si algo llamo su atención fue esa mascara blanca, con una mueca de tristeza mal dibujada con crayones y con una que otra lagrima mal coloreada en las mejillas.
- Por favor hermosa dama, no me rompas el corazón. Dime cual es tu nombre.
Trato de ignorarlo. Volteo la mirada hacia otro lado y espero a que se aburriera y se fuera pero simplemente seguía insistiendo. ¿Por qué no se largaba? Se preguntaba constantemente. Solo quería que la dejara tranquila.
- Cielos, creo que se donde esta el problema – dijo mientras colocaba de forma rápida y sorpresiva la mano cerca de su cuello para luego sacar una rana – algo te obstruía la garganta.
- ¡Lárgate maldito imbécil!
Ella callo de pronto colocándose su mano frente a su boca. La sorpresa fue grande, demasiado para ella. ¿Que fue lo que paso? simplemente no tenia sentido. Hasta donde recordaba era incapaz de hablar, lo había intentado y eso en ocasiones solo llevaba a un intenso dolor o un simple malestar pero nunca decía nada. No paraba de tocarse el cuello, todas las cicatrices estaban ahí pero por alguna razón podía hablar. No tenia sentido, simplemente no tenia sentido.
- Lo sabía, la doncella tiene voz pero dice cosas no dignas de tan hermoso rostro.
- ¿pero como?
- Ahora que la doncella por fin se ha dignado ha dirigirme la palabra, espero que también tenga deseos de decirme su nombre.
- ¿Quién demonios eres tu?
- Oh… no me gusta lo que escucho, pero si la doncella me lo pide le responderé. Soy, un payaso triste que algunos llaman Maharya.
- Debes estar bromeando… ¿Qué demonios es un payaso triste?
- Bueno, en teoría debo tratar de bromear, al final soy un payaso. Pero no soy cualquier payaso, sino un payaso triste, y yo no alegro a la gente precisamente por mis bromas. Tengo dos instrumentos en lugar de ello, mis trucos de magia y… mi tristeza.
- Te oyes patético
- Esa es la idea. Un payaso triste debe se patético, de esa manera alegra a la gente. Debe hacerles ver lo alegre que es la vida desde la perspectiva de alguien mas desgraciado que ellos. Yo debo ser triste para que tu seas feliz.
- Bah… eso no va a funcionar conmigo.
- Puedo preguntarle porque a tan hermosa dama el porque no puedo alegrarle
- ¡Ya deja de llamarme así¡¿Acaso estas ciego! Con un carajo¿ porque insistes en llamarme así?... ¿Por qué demonios no me dejas en paz?
El la veía con atención. Sabia que hubiera hecho algo muy violento si no estuviera amarrada a la cama. Se veía muy enojada aunque su rostro era incapaz de reflejarlo. Sabia incluso que estaba en un punto en que se pondría a llorar si pudiera. Era momento de hacer algo.
- No esta bien que estés tan triste, se supone que el triste debo ser yo… ¿Qué tal si te cuento un cuento?
- ¿Qué tal si yo te cuento el porque tengo el rostro así y luego te arranco la lengua?
- No hace falta, mi historia es mucho mejor. Una pequeña historia de amor… pero necesito un extra, alguien que me ayude… bueno, improvisare.
Se quito la gabardina y sus guantes y los arrojo al aire. Para la sorpresa de su espectadora, ninguno cayo al suelo, sino que un ser invisible pareció agarrarlos y colocárselos, al igual que su corbata y su peluca, descubriendo que este tenía un cabello completamente blanco, igual que el suyo.
- Te voy a contar una pequeña historia de decepción. Fue hace algún tiempo, de cuando era un simple muchacho, de cuando yo me enamore de una hermosa chica. El solo verla me hacia comprender que no podría vivir si no estaba ella a mi lado. Pero ahí aparece el villano de la historia, un segundo pretendiente – en ese momento la gabardina y el resto de la ropa, para asombro de ella, se inclino como si hiciera una reverencia – el y yo éramos muy parecidos, con la única diferencia que el tenia dinero, vehiculo propio, una hermosa casa, y un bellísimo perro pura sangre, mientras que yo solo tenia en ese momento lo que tu estas viendo, además de un hermoso basurero donde la comida llegaba por arte de magia y desaparecía todos los jueves.
Eso por supuesto no me amedrentaba. Soy un firme creyente del romance y del amor. Así que si ella le regalaba un ramo de hermosas rosas blancas – mágicamente, la gabardina poseída saco un ramo de una de sus mangas – yo me encargaba de robar uno de rosas rojas. Si este le compraba un anillo de diamantes, yo le daba uno de latón pero con un poema dentro de este, el bailaba con ella la mas moderna y popular melodía en todo el mundo, en cambio yo bailaba con ella el mas delicado de los vals que aprendí viendo desde una vitrina.
Todo esto la dejaba impresionada. No podía creerlo, era simplemente grandioso. No podía creer que sacase esas cosas escondidas de el, pero en realidad eso le parecería insípido si no fuera por esa especie de muñeco que había creado. Era impresionante, sacaba objetos de la nada, no podía verlos de donde salían y no eran como los magos ridículos que había visto antes y que podía descifrar con solo un vistazo. Cuando este comenzó a bailar una especie de rap o algo así se quedo perpleja. Era increíble, simplemente increíble.
- Llegamos al punto que ya no podíamos aguantar esta competencia. El y yo nos fuimos al estacionamiento de un supermercado y nos enfrentamos a puño limpio: "Serás mi eterno contrincante, tendrás de tu lado todo el dinero del mundo, tus influencias y una belleza increíble, pero yo tengo el poder del amor de mi lado"
- ¿En serio dijiste eso! Es lo mas cursi que he escuchado.
- Bueno, el plan era ese y en lo personal me gustaba en ese momento como se oía. En realidad apenas dije "Serás mi…"
En ese momento el muñeco lo golpeo directamente al rostro. La forma como cayo fue simplemente exagerada y la forma como celebraba era tan ridícula que era divertida. Maharya se levanto haciendo toda clase de movimientos que eran patéticos, por no decir graciosos por la exageración con que lo hacia.
- Por fortuna ese golpe fue apenas la mitad de fuerte que el verdadero. La ultima vez tuve que saltar de un quinto piso del hospital para que no me cobrasen la cuenta.
- Pero seguramente te debiste rendir después de esto.
- Claro que no. El verdadero amor no se abandona nunca, uno lucha con todo por alcanzarlo, uno esta dispuesto incluso el objeto material mas valioso para poder estar con ella. Eso hice, perdí varios de mis objetos materiales pera poder verla una vez mas y pedirle que escogiese. Compre un nuevo traje, compre incluso un anillo, uno de verdad y fui a verla.
Mágicamente salio un vestido, un hermoso vestido de color negro que apareció de la nada y que se puso frente a ese payaso. Maharya se arrodillo y le mostró un anillo.
- Le dije lo que sentía, le dije cuanto la amaba y nunca más volví a sentir esa sensación que deja cuando desnudas tu alma ante esa persona, cuando te muestras sin ninguna clase de tapadura y dices cuanto le amas.
- ¿Qué dijo ella?
- Me dio una cachetada y me levanto una orden de restricción. Obviamente no fue buena idea hacerlo el día de su boda.
- Esa historia fue demasiado patética.
- Así es… pero por lo que veo te entretuve un rato. Con eso me siento mas que satisfecho.
Debía admitirlo. Era una historia sumamente patética y sin mucha gracia, pero si que la entretuvo por un buen rato, de hecho incluso se río por momentos.
- ¿Al menos era ella bonita¿Lo suficiente como para que humilles de esa manera?
- Ah claro que si. De hecho tu eres su perfecto retrato.
- Entonces no lo era… no valía la pena.
- No empecemos de nuevo ¿Cómo es posible que nuevamente dudes de tu belleza?
- No tienes porque mentir. Una vez me vi en un espejo y puedo darme una idea gracias a mis manos. Se que soy horrenda.
- Entonces tus manos y el espejo te engañan. Es hora que veas cual es tu verdadera belleza.
La gabardina cayo al piso como si la magia en el desapareciera y al mismo tiempo apareció algo en su lugar, un gran espejo de cuerpo completo y podía verse en este. Sin embargo, algo era distinto, no era ella la que se encontraba reflejada en el espejo. Ahí podía ver a una niña hermosa, sin ninguna herida en todo su rostro, incluso su cabello a pesar de ser blanco como el suyo se encontraba sumamente cuidado. Se toco el rostro y se dio cuenta que no podía encontrar ninguna de las cicatrices. Ni una sola en todo su rostro. Comenzó a buscarlas en todo su cuerpo, casi todas habían desaparecido, exceptuando algunas mas que se encontraban en algunas partes de su cuerpo, muchas de estas muy feas pero que podían ocultarse fácilmente. No podía creerlo, simplemente no podía hacerlo.
- ¿Ves? Te dije que eras hermosa.
- ¿co..co…como lo hiciste?
- ¿Qué cosa?
- ¡las desapareciste¡Mi rostro, mi voz!... casi todo mi cuerpo… ¿Cómo lo hiciste?
- Solo mostré tu verdadera belleza, aquella que yo podía ver a través de esta mascara pero los tontos que te trataban no… solo eso y nada mas. Bueno, debo irme
- ¿Te vas?...¿a donde?
- A mi hogar por supuesto.
- seria mucho pedirte…. Que volvieras a visitarme
- No, no puedo… pero si quieres puedes venir conmigo. Sabes, mi hogar es grande y yo siempre me encuentro solo. No tienes idea de cuan triste es tener un lugar como el que vivo y no tener con quien hablar y disfrutar algunas cosas de la vida. ¿Qué me dices, te gustaría hacerme compañía?
Ella no podía creer lo que escuchaba. Simplemente no podía creer que así como si nada le hubiese pedido que le acompañase.
- Es en serio… así nada más…
- No, en realidad no. Me gustaría que te casaras conmigo
- ¿Qué!
- Era broma, después de todo soy un payaso. Lo único que te pido por ahora es que aprendas a tocar el violín y algunos instrumentos mas… me encanta el sonido de la música. Poco a poco te pediré mas y mas cosas, ninguna fuera de tus posibilidades ni fuera de tu voluntad. ¿Qué me dices, te gustaría venir?
- ¡Si¡por supuesto que si! No me le levantado de aquí porque estas malditas correas me tienen atrapada.
- jajajajajaja… bueno, entonces hagamos un truco mas. Primero cierra los ojos, cuenta hasta diez y luego ábrelos.
Así lo hizo sin dudarlo. No hubo ni terminado de contar hasta diez cuando sintió que se caía contra el suelo y se daba un buen golpe en la cabeza. Se levanto furiosa y estuvo a punto de gritar pero quedo en silencio al ver que ya no se encontraba en el cuarto donde lo tenían encerrado. Era un lugar bastante grande pero no podía verlo en su totalidad por lo oscuro que era y lo pobre que eran las velas que lo iluminaban. Podía ver sin embargo que frente a ella se encontraba tres tronos que eran realmente impresionantes, especialmente el de en medio que llagaba a dejarla muda. Sin embargo, debía confesar que se sentía cómoda.
- Espero que te guste… te mostrare después tu habitación, por ahora quiero que hagamos algo.
Volteo a vera Maharya pero este había cambiado. Ya no era ese ser ridículo que había visto antes, sino que ahora era un ser impresionante. Sus ropas chillonas fueron reemplazadas por una impresionante túnica negra que cubría completamente su cuerpo y una capucha negra apenas dejaba ver su cabeza, apenas mostrando su mascara, ahora sin ninguna clase de rostro, totalmente inexpresiva. Portaba además una guadaña, una que nunca había visto, una que parecía ser parte de las fauces de una gran serpiente. Con todo lo que veía, ella seguía sintiéndose a gusto ante su presencia.
El la tomo de forma delicada de su mano y la llevo hasta la parte trasera del trono. Ahí tenia un viejo tocadiscos que parecía estar en sus ultimas. Coloco un disco que tenia por ahí y le hizo funcionar con sumo cuidado. En ese momento el cuarto comenzó a cubrirse con una canción que parecía tener ya muchos años, aunque era probable que fuese culpa del aparato.
- Nunca logro hacer funcionar estas cosas pero con esta puedo hacerla trabajar. ¿Qué te parece la canción? Se llama Fly me to the Moon, del gran Frank Sinatra. Siempre me ha gustado. Me gustaría que la bailáramos pero no podemos hasta que me respondas una pequeña duda… ¿Cuál es tu nombre?
Le hizo la pregunta de forma ceremoniosa, arrodillándose mientras tomaba su mano y se la acercaba al rostro. la miraba a los ojos cuando le hizo la pregunta y no podía evitar sentirse sumamente tranquila mientras este le hablaba. Por alguna razón, estar cerca de el le hacia sentirse feliz.
- Mi nombre es…
- ¡Jane!... ¿estas en el objetivo? Cambio.
- Estoy a menos de 100 metros…me encuentro en los jardines de la mansión… veo al menos dos guardias desde aquí, cambio…
- Bien… recuerda, no tienes nada porque preocuparte, el objetivo es de la clase F, no hay demasiada vigilancia. No más de quince guardias y un sistema de seguridad normal. Cambio.
- ¿Dónde puedo ubicar al blanco? Cambio
- Por lo general en la biblioteca. Si no esta ahí, tendrás que buscarlo en todos lados. Recuerda, lo queremos muerto antes de la media noche o de lo contrario serás castigada. Cambio.
- Lo comprendo señor Uroloki… Cambio y fuera.
Su primera misión. Esta era su primera misión. Fue entrenada por el gran Maharya en persona de la forma mas rápida y efectiva que el conocía para que finalmente llegase a ese punto. Se estaba muriendo de nervios, de hecho ante la idea de lo que iba a tener que hacer estuvo a punto de vomitar. Tuvo que respirar muy hondo, para aceptar lo que estaba haciendo.
Se levanto de golpe y comenzó a correr y ocultarse de las cámaras. Ese día también estrenaba su nueva ropa hecha precisamente para estas misiones. Era pesada, demasiado pesada, todo por culpa de todos los cuchillos que tenia que cargar. Varios de estos eran apenas imperceptibles pero habían algunos que si llegaban a tener un peso considerable sobre todo en los brazos y piernas. Tener que pasar desapercibida con el no era tan sencillo, pero la oscuridad ayudada bastante. Los nervios la estaban matando y no podía evitar jugar con algunos de los cuchillos que tenia debajo de la muñeca.
Concentración. Enfocarse en el blanco. Hacer lo suyo y luego largarse. Era simplemente eso. En eso pensaba cuando vio a los primeros dos guardias hablando despreocupadamente. Era momento de empezar lo que le habían enseñado.
- Jane… ¿Estas contenta a mi lado?
- ¡Por supuesto que si! No se como puedes dudarlo mi señor.
Ya llevaba meses con el. No tenia idea en realidad de cuantos, pues con el nunca llegaba a contar el tiempo. Antes de conocerlo estaba todo el tiempo enojada pero ahora y apenas y se molestaba cuando se le rompió la cuerda de su violín en su primera lección. Estar con el era increíble, simplemente maravilloso. Habían tantas cosas de ella misma que simplemente no sabia pero que ahora exploraba constantemente. Gracias a el podía cantar y lo hacia de forma que ni ella hubiese llegado a soñar. El violín resulto ser un juego de niños, pues solo le tomo unos cuantos días aprender toda clase de melodías. Cerca de el, era capaz de lograr cualquier cosa. Excepto tal vez de llamarlo padre como el le pedía. Simplemente no podía, estar con el era lo mejor que le hubiera pasado, pero llamarlo padre era simplemente imposible. En una ocasión lo vio hablar con un tipo extraño que portaba un yelmo en forma de dragón y que la miro por largo rato mientras hablaba con Maharya sobre cosas relacionadas a un gran evento. Siempre le escucho decir señor y desde entonces le llamaba de la misma manera.
- Me alegro… porque hay algo que me entristece bastante… y es que hay tantas cosas que no puedo hacer…
- ¿Qué es mi señor?
- llevo años trabajando en algo, algo muy grande. Pero no puedo hacerlo porque tengo inconvenientes. Unos muy graves. Es culpa de un grupo, un grupo de personas que tratan de sabotearme a toda costa. Una larga historia que me ha perseguido desde que tengo memoria.
- ¿Es la razón por la que estas triste?
- Si… ellos son los que hacen que siempre este triste.
- Cuéntame por favor.
- No hay mucho que contar, por lo menos a ti… es una historia larga de crecimiento y caída, donde mis sueños mas anhelados se me ven negados mientras no lleve a cabo una serie de movimientos indispensables…sin embargo no puedo hacerlos, no puedo. Siempre que lo intento llegan ellos y me derrotan… no puedo hacerlo, no puedo lograrlo…
- ¿Puedo ayudarte de alguna manera?
- No sin hacerte daño… si aceptas, me temo que tal vez nunca me lo perdonaría…
- No importa… dime que puedo hacer…
- Necesito que mates…
Jean se quedo completamente petrificada. No sabia que decir y no podía ocultar que se sintió asustada al escuchar eso. Por un momento comenzó a sudar terriblemente y sintió que se sofocaba. Todo esto ocurrió en un breve momento, después logro reaccionar y trato de fingir que no le había pasado nada. De hecho logro sonreír en ese momento mientras respondía…
- ¿Eso es todo¡por supuesto que lo haré¡Cualquier cosa con que finalmente sea feliz!
- No deberías aceptar las cosas a la ligera… las consecuencias podrían ser demasiadas para ti.
- Señor, no lo digo a la ligera, realmente quiero ayudarlo.
Maharya solo la observo un rato sin decir nada. Podía ver que su sonrisa era forzada, en realidad no se encontraba tan contenta como trataba de aparentar, solo quería complacerlo y ya. Bueno, era necesario darle una pequeña lección de cómo funcionan estas cosas.
- Me alegra escuchar eso. Bueno, quiero que vengas conmigo, necesito que iniciemos tu primera lección.
Ella asintió y le siguió hasta una habitación que nunca antes había visto, una muy parecida en donde le mostraba cosas placenteras y que siempre anhelaba cuando se sentía cansada o con algo de desanimo, pero en ella había una diferencia total, y era que aquí no existía esa sensación natural de placer ni ante ella se mostraban las cosas mas hermosas que pudiese imaginar, sino que era una habitación que mostraba tener un limite físico a pesar de su tamaño, verdaderas paredes que se mostraban húmedas y llenas de armas de toda clase, además de cadenas y grilletes. Maharya avanzo por esa habitación y guardo su guadaña mientras tomaba dos espadas, una de las cuales le fue entregada a Jean.
Esta miraba la espada que le entrego. En realidad no sabia si considerarla una espada, de hecho era de un tamaño menos a la mayoría de las espadas que conocía y era bastante ligera, aunque era exactamente la misma así que no le llamo la atención en demasía.
- Esta será tu primera arma. Aunque ligera, esta es capaz de cortarte el cuerpo en dos. En cuanto aceptes asesinar para mi tendrás que llevar armas como estas y hacer que quienes estén frente a ti sufran de una manera indescriptible, un dolor que les acompañara hasta que los mates, pero si fallas, tu sufrirás y morirás.
- Si, lo comprendo…
- No, no lo comprendes…
Maharya giro su espada y lanzo un golpe. Jane no fue capaz de moverse mientras veía esto ni pudo hacerlo después de ver como la espada caía al suelo a pesar de que su mano seguía sosteniéndola con todas sus fuerzas. No podía moverse, no se atrevía a voltear la mirada mientras esto ocurría, ni siquiera por el el dolor tan repentino que sentía en su brazo. Comenzaba a sudar, no paraba de temblar ni era capaz siquiera de parpadear.
Un segundo movimiento y ella cayo al suelo de espaldas. Ahora el dolor venia de sus rodillas. En esta ocasión no dejaba de llorar, podía sentir como sus lagrimas recorrían su cuerpo mientras trataba de moverse. Maharya limpiaba su espada mientras la miraba.
- Seguramente recuerdas esta sensación, o al menos una similar. Es la misma que sentiste hace tantos años cuando estuviste a punto de morir acuchillada por una banda de enfermos. Era la sensación de estar frente a las puertas de la muerte, al aceptar esto únicamente aceptaste volver a ver esta puerta. Esto nunca fue un juego, fue algo de vida o muerte, la mas terrible de las decisiones y tu la tomaste a la ligera… ahora toma lo que aceptaste.
Maharya lanzo una estocada directamente contra su cuello y al ver la espada acercarse no pudo menos que gritar despavorida. Fue entonces como si despertase de un sueño. De nuevo tenia su brazo y pierna y lo primero que hizo con ellas fue arrastrarse lo mas rápido que pudo hasta la pared mas cercana. En ella trato de buscar alguna especie de refugio mientras se colocaba en posición fetal. No podía evitar derramas las lagriamas mientras lo hacia, estaba aterrada, quería escapar de ese lugar en ese preciso momento.
Una mano se coloco sobre su cabeza y al levantar la mirada se encontró ante Maharya, quien de nuevo había vuelto a ser el mismo que ella había llegado a apreciar. La tocaba con ternura y le hacia sentir mejor de nuevo. Recupero su compostura y se sentó para escuchar lo que quería decirle.
- Jane, lo que te estoy pidiendo es algo peligroso. Si aceptas, tu vida estara en peligro todo el tiempo y es probable que mueras de forma miserable. No tendrás un velorio ni serás recordada, ni siquiera se si tu cuerpo será encontrado. Di que si, y no te garantizo nada mas que un entrenamiento infernal, uno que hará que pienses que lo que acabas de pasar fue un momento de éxtasis a comparación. Tu sangre será derramada, y si tienes éxito la de los que se encuentren frente a ti…
- ¿Eso lo hará feliz?
La forma en que lo dijo le sorprendió. Realmente llamo su atención que le preguntase eso con una enorme sonrisa en el rostro y tratando de aparentar como si nada hubiese ocurrido.
- Si… si tienes éxito.
- Entonces lo haré… gracias a usted de nuevo soy feliz… es mi turno de hacerlo feliz a usted.
Era sincera, no mentía y sabia lo que le podía pasar a partir de ahora. Así era como le gustaba.
- Entrenaremos exactamente una hora, pero yo llevare las cuentas pues aquí el tiempo no funciona igual y podrías terminar perdiendo toda orientación aquí dentro. No harás mas que lo que yo te pida y nada mas. Después de entrenar, seguirás practicando el violín. Jamás te permitiré que lo dejes.
Finalmente llego hasta donde se encontraban los primeros guardias. Debió aguantar la respiración y cerrar los ojos. Lanzo un salto y de se coloco detrás del primero rompiendo su cuello de un movimiento. No hubo dejado que cayera cuando se arrojo contra su segundo blanco, pero este llego a voltearse y desarmar su arma. Lanzo una patada contra su mano y luego le golpeo con todas sus fuerzas en el cuello. Este cayo al suelo pero no le golpeo con la fuerza suficiente, tuvo que rematarlo en el mismo punto con una patada.
Miro por un momento los cadáveres. Sen sintió mareada pero no se dejo caer, no podía hacerlo. Debió recuperar de inmediato su compostura y seguir buscando el blanco. Logro encontrar un lugar por donde entrar, trepando por una de las paredes. La casa era amplia, eso era bueno. Considerando que no se espera que exista demasiada vigilancia. Después de romper la seguridad entro finalmente al edificio. No había seguridad, al menos parecía que así era. Era extraño, era incluso menor a la que esperaba.
Saco sus planos y comenzó a buscar el comedor. Sabia que iba a estar ahí, siempre estaba a esa hora en el comedor según los reportes que le mandaron. Llego finalmente pero no encontró a nadie. Era extraño, simplemente no parecía haber nada correcto. No había nada de seguridad, los dos guardias incluso se mostraron demasiado distraídos, de hecho nada parecía tener sentido.
No pudo reflexionar mas, de inmediato escucho un ruido y tuvo que esconderse. Esperando la peor de las posibilidades, saco uno de sus cuchillos y se puso lista para usarlo. Cuando finalmente apareció el causante del ruido junto con dos personas mas, se dio cuenta que la peor de las posibilidades era la que estaba ocurriendo en ese preciso momento.
Murder. Nombre código "Murder", el asesino mas terrible que haya atormentado a la legión. Fue el primer enemigo que tuvo que conocer, incluso tuvo que ver uno de sus asesinatos en el video. El hecho de que era un hombre con apariencia tan sobria y vestido inclusive de forma informal, sabia perfectamente que era un hombre peligroso. Su escolta era de hecho decorativa, solo una vez hizo uso de ellas y fue como carnada para que se distrajeran los guardias del anterior Uroloki. Una hora después se quedo sin guardia, pero el Uroloki recibió tres balazos en el cuello. Solamente le llamaban "Murder" ese es el nombre código con que fue bautizado y se supone que ella fue entrenada para contrarrestarle. Maldijo para sus adentros, se supone que no debiera estar ahí.
No escucho de lo que hablaban, de hecho lo único que hizo fue tratar de esconderse a toda costa. Trataba de no ser visible, eso seria catastrófico. No se supone que estuviera ahí, se supone que era una misión sencilla. Se supone que no debía haber un peligro demasiado grande… debía ser algo sencillo, algo sin dificultad.
Al principio se sintió aliviada cuando le paso de largo, pero algo no estaba bien. Debía haber una razón para que este llegase a la casa de un blanco de poco valor. Sabia que en ese momento podía irse e intentar terminar la misión o que podía seguir a "Murder"… sabia que era una estúpida por decidir seguirle.
- ¿Qué paso esta vez Jane?
Ella se sentía mal. Otra vez lo había arruinado, algo tan sencillo como tratar de pasear en un parque. Se sentía como una inútil, como basura. Lo había arruinado, de nuevo lo había arruinado. Lo peor era que se lo pregunto en esa habitación, una que había aprendido a odiar en apenas tres meses. No le gustaba el Maharya que veía en ella, ni le gustaba lo que le hacia. Había ocasiones que era lo suficientemente valiente para soportar el entrenamiento y hasta aprender varios movimientos pero al final terminaba en el suelo desangrándose. Demonios, odiaba estar en ese posición, la posición de una fracasada.
- Lo lamento señor, pero en el parque…
- Eso no importa ahora. En esta habitación solo me interesa tus capacidades en el combate y me temo que ya estas demasiado retrasada.
- Pero…
- Ahora me temo que tendremos que solucionar esto de una vez por todas.
Su espada de forma repentina se prendió en llamas y se puso en posición de combate. Ella estaba aterrada pero sabía que no podía demostrarlo.
-Ahora es momento de tu prueba. Te atacare con fuerza y tu deberás darme un golpe. Si fallas morirás, pero si logra golpearme me demostraras que eren apta para esta misión tan importante. ¿Entendiste?
Ella asintió con la cabeza, pero la realidad era que el miedo ante lo que venia apenas y le hacia comprender todo lo que le decia.
- Pues iniciemos.
Comenzó su ataque apeas y termino de hablar, un ataque directo a su muslo izquierdo que atravesó sin demasiados problemas, pero el verdadero dolor inicio cuando su espada fue cubierta por unas llamas azules antes de que retirase su arma de su cuerpo. El dolor le hizo arrodillarse, pero no bajo la mirada, la experiencia le decía que dejar de mirar a su adversario le podía costar la vida, y fue de esta manera que pudo ver a Maharya, mirándola de forma despectiva mientras movía su espada cubierta con el fuego como si fuese un juguete.
- mal, mal, mal… creo que esta será la ultima vez que luchemos.
Lanzo un ataque, fallido en esta ocasión, pues ella logro saltar y evitar que le golpease en el cuerpo en esta ocasión, pero este movimiento pareció ser cosa de suerte, pues los siguientes golpes no fueron esquivados con esa misma facilidad, en esta ocasión tuvo que hacer uso de su espada, y estos ataques eran demasiado fuertes, llegando incluso a golpearse con su propia arma al intentar protegerse, unos grandes moretones en su rostro se volvieron en la prueba de esto. Trato de hacer un contraataque, pero solo obtuvo unos golpes en su cuerpo y cortadas considerables.
Fue entonces que comenzó el gran dolor y desastre. Fue en un intento de hacer un golpe hacia su muñeca, uno que causase que soltase su espada pero su fracaso fue brutal y se presento con un corte, un corte preciso que le hizo perder su mano. La temperatura con la que ardía su espada impidió que comenzase a sangrar, pero el dolor, el terrible dolor, fue mas terrible que nunca. No podía distraerse con el, era grande pero el dolor no podia dejar que el dolor le hiciera perder su concentración. Esta pelea iba en serio, eso era lo que le había dicho, por lo que trato de tomar la espada con la mano izquierda y seguir luchando de esta manera.
Fue un fracaso. Había fracasado. Cuando tomo la espada con la otra mano y trato de seguir peleando pensó que podría ganar, que podría darle el golpe, pero fue un fracaso. El solo tuvo que apuntar con su espada y el fuego de esta se vino contra ella, quemando su traje y su piel, dejando su maltrecho cuerpo al descubierto. Incluso así pensó que podría lograr algo, demostrar que había luchado y que obtendría su perdón de alguna forma. Cuando fue atravesada con su espadas se dio cuenta que no era así.
- Has fallado… me temo que has fallado.
- Mi… señor…
- Todos estos años fueron un desperdicio, un terrible desperdicio… tanto que pude haber logrado en lugar de perder mi tiempo contigo…
- no… por favor…
- En lugar de eso, me dedique a jugar cuando pude crear un guerrero, me dedique a escuchar música cuando lo que quería era el grito de la guerra¡Me dedique a perder mi tiempo con una maldita mocosa desfigurada cuando debí hacer mi trabajo!
Jane no siguió escuchando y se dejo llevar por sus emociones, de la misma manera que se dejaba llevar en su vida pasada. Y en ese momento su emoción era la furia. Posteriormente no lograría recordar cual fue el movimiento que hizo, de cómo su ira llego a tal punto que sin importarle que una espada le tenia atrapada contra el suelo, pero hizo girar su cuerpo, aun cuando eso le hizo crecer de forma alarmante su herida hasta hacerla mortal, logrando patear y hacer que la espada se fuese de su curso original y de alguna manera levanto su espada y lanzo su golpe.
Después de eso todo fue oscuridad.
Hubo un momento, antes de que finalmente recobrase por completo la conciencia, en que se pregunto si estaba muerta. Si así era no estaba tan mal, pues el dolor se había desvanecido y sobre todo no tuvo que cargar con la sensación del fracaso. Se dio cuenta que no estaba muerta al abrir los ojos y reconocer el lugar donde se encontraba. Era la habitación que Maharya le había hecho y el se encontraba a su lado.
- Hasta que despertaste. Creí que dormirías otras seis horas mas.
- Señor… ¿pase la prueba?
- ¿Sigues viva? Entonces la respuesta es si – al decir esto le mostró su brazo, en donde se podía ver que había sido cortado de un solo golpe – eso si, no fue una experiencia agradable
- ¡Su brazo¡Perdóneme por favor!... yo… yo no quería.
- Tu no querías ¿que? – al decir esto su brazo se recupero al instante, volviendo a completarse en ese instante como si nada hubiese ocurrido – lo que hiciste fue mas que perfecto, mi querida niña.
- ¿En serio?
- Así es… mi pequeña, tuve que ser un poco rudo pero sabia que lo lograrías. Algún día, empezaremos a hacer grandes cosas juntos.
El la abrazo con fuerza. A pesar del enojo que sentía y de los sentimientos llenos de frustración que sentira a causa de esa pelea que acababa de tener, ella le creyó. Ella estaba segura que nunca le mentiría, no a ella. Después de todo, era su pequeña y por eso le correspondió con fuerza su abrazo y derramo unas cuantas lagrimas de felicidad.
La segunda casa. ¿Cómo demonios no pensó en la segunda casa? Se trataba de una pequeña casa hecha para los visitantes o ciertas reuniones informales puesto que la casa principal era, honestamente, muy fea y con un ambiente que llegaba a ser algo opresivo. La otra era en cambio pequeña pero a la vez sumamente cómoda, embellecida además por el jardín lleno de flores exóticas y algunas estatuas horribles de lo que llamaban arte moderno pero que solo parecían restarle belleza a lo que debían decorar.
Pero a ella no le importaba nada eso, sino el número el enorme numero de guardias que se encontraban protegiendo la casa. Mas de sesenta sin contar los que podrían estar adentro. Era un completo desastre, se suponía que fuesen únicamente unos cuantos pero ahora resultaba ser un pequeño ejército muy bien armado. Era un desastre, un completo desastre para ella y sabia que ahora debía abortar la misión y regresar a casa.
Mando al diablo el sentido común y decidió investigar un poco. Logro adentrarse, demasiado pensó. Como era posible que hubiesen tantos errores en la seguridad, era una algo que no le dejaba tranquila. No estaba bien, para nada estaba bien y el sentido común le decía que corriera, pero tenía tantos deseos de saber que era lo que estaba pasando. Subió hasta el tragaluz y fue un simple vistazo lo que le mostró la razón de que todo estaba saliendo tan mal.
El blanco era simplemente un patrocinador, un hombre que suministraba dinero y cuya importancia era apenas notable, pero en esa casa no solo se encontraba el, sino que además estaban, ahí frente a sus ojos, al menos diez de los lideres de sus enemigos. Los tenía bien identificados, siempre lo habían estado pero no tenían la fuerza necesaria para eliminarlos. Diez de los blancos mas importantes, todos ellos frente a sus ojos, algo que nunca hubiera imaginado, todos estos reunidos en lo que parecía ser una reunión informal. A su alrededor pudo ver que habían al menos diez guardias vigilando, incluyendo a Morder que examinaba cada rincón de la habitación. Sabia que para su nivel actual no era buena idea atacar y lo mejor era abortar o pedir refuerzos por el nivel de peligro o la recompensa que vendría de lograr un ataque efectivo.
Tomo un cuchillo y de forma cuidadosa se decidió a abrir la un pequeño hueco para escuchar lo que ocurría. Sabia que existía un motivo para que hubiese una reunión entre los diez hombres mas importantes del ejercito enemigo. Algo como eso solo ocurrí una vez en la vida y no podía desaprovecharla. Le tomo mucho trabajo, pero logro su objetivo.
- … bueno, la idea es muy buena, pero me cuesta algo de trabajo creer que realmente estamos en la posición para lograr algo como lo que propones.
- Señores, señores, señores. Deben dejar de preocuparse y aceptar que estamos en las condiciones necesarias para lograr nuestro movimiento final.
- ¡Yo no estoy para nada de acuerdo! – le interrumpió uno de ellos – ¡Podemos lanzar pequeños ataques claves pero un ataque de esas proporciones es inconcebible!
- Me temo que debo concordar con el. Un ataque que destruya por completo a la legión esta fuera de nuestro alcance.
- ¿En serio¿Por qué? – la forma en como dijo esto resulto sumamente ofensiva para los asistentes
- ¿Cómo que porque¡Nuestros conocimientos de la legión son todavía demasiado limitados¡no sabemos su numero, sus armas, ni su…!
- Tienen un ejercito de 1.2 millones de hombres entre soldados pasivos y activos, sus armas son en su mayoría de un calibre por demás pequeño, siendo la M-16 su armas mas grande. Tienen a su disposición aviones y helicópteros apaches pero en cantidades pequeñas, apenas llegando a los diez. Por ahora, su principal colaborador es el tal Randolph Titus, quienes algunos pronostican llegara a ser uno de los hombres mas ricos del mundo en unos cuantos años. ¿Qué mas les gustaría saber? Tengo aquí un montón de datos mas que quisiera compartir con ustedes.
Nadie en la sala hablo y no pudieron mas que contener el aliento. Parecía seguro, de hecho no demostraba la mas mínima señal de duda en su rostro, solo la mas pura de las confianzas mientras decía esto a sus expectantes compañeros.
- Pe..pe…¿Pero como obtuviste esos datos? – Dijo finalmente alguien con dificultad y la misma Jane estaba haciéndose esa misma pregunta, pero influenciada mas por la furia que por la sorpresa como quien había hablado.
- ¡Deben ser falsos! – Grito alguien
- No amigos, no son datos falsos. Verán, desde hace algunas semanas he tenido contacto con alguien de adentro. Un topo es como lo llaman en la jerga oficial.
- ¿Tuviste contacto con un topo y lo mantuviste en secreto!
- En mi defensa, ni yo estaba seguro de su fiabilidad. Me pasaba algunos datos, muy buenos, muy útiles pero aun así menores en comparación de lo que yo realmente deseaba, eso hasta ayer que me ha dado todos los datos fundamentales para destruir desde sus cimientos a la legión completa.
- Y aquí es donde inicia la duda… ¿Cómo confiar en tu topo?
- Yo también me preguntaba lo mismo. Así que para demostrar su importancia me ofreció un dato muy interesante, un dato por la cual decidí hacer los cambios pertinentes para nuestra reunión anual y llamar al buen Murder y su guardia completa para este día: Un intento de asesinato.
Jane estaba nerviosa, terriblemente nerviosa. No había terminado de hablar, pero sabia que acababa de cometer un terrible, un terrible error.
- Al parecer la legión planea llevar a cabo su gran movimiento lo mas pronto posible – continuo este – y para ello ha comenzado a entrenar al "demonio", pero todo indica que es un demonio demasiado débil y torpe, así que se le envío a cometer un asesinato, de nuestro humilde anfitrión cuya hospitalidad ahora agradecemos. Es obvio que solo se esperaba que hiciese un trabajo fácil pero el no encontrar a su blanco lo obligara a buscar por todos lados, o de lo contrario será declarada como "inútil" pero si muere en acción, sus planes se retrasaran al menos unos cuantos años, dejándonos a nosotros la posibilidad de asestar el golpe mortal queramos.
Maldición. Apenas se había dado cuenta en lo que se había metido.
- Apenas unos minutos atrás, alguien acciono nuestro sistema de seguridad, las cámaras que acabo de ordenar instalar señalaron el movimiento de alguien persiguiendo nada menos que a Murder y sobre todo, las alarmas de movimientos captaron alguien subiendo este edificio, de hecho se encuentra en este momento en el tragaluz. En este momento, debe estar encima de nosotros, a punto de lanzarnos un cuchillo o darme un disparo, sin saber que la guardia ya tiene órdenes de matarla…Ahora.
Por instinto se dio la vuelta y lanzo un cuchillo, acertando en el cuello de alguien que estaba detrás de ella. De inmediato salio un chorro de sangre y el cuerpo cayo al suelo mientras movía sus manos al cuello como ultimo acto en vida. De repente se sintió mal pero no se dejo vencer, no esta vez, así que se puso de pie y comenzó a correr, a la vez que escuchaba cientos de disparos que parecían salir de todos lados.
Lo había arruinado, lo había hecho todo mal. Es verdad, había descubierto lo del topo pero de que sirve si terminar muerto. No es algo que puedas contarle mas que a los gusanos o a la misma muerte en persona. Lanzo sus cuchillos y aniquilo a dos mas, o la menos estaba segura de ellos, en realidad no logro ver el resultado. Ahora mismo, dependía completamente de su velocidad, lo único que le interesaba era escapar. Lanzaba sus cuchillos casi a lo tonto y solo esperaba que realmente hubiesen dado a algo que estuviese vivo.
Algo obstaculizo su camino cuando estuvo entrando en el terreno de la mansión y saco su espada. Mas bien, lo que antes fue una espada, pues en realidad no era mas que un mango oxidado con fragmentos de lo que fue la espada original, pero la portaba pues había sido el quien se lo había entregado. Logro esquivar los disparos a quemarropa, y enterrarlo en el cuerpo de un atacante y lo hizo girar. No se sentía bien, un disparo se dio cerca de su oído y el dolor y el mareo no se hizo esperar, pero lo peor fue cuando saco el cuchillo. La sangre, la maldita sangre, apenas la vio salir y se volvió a sentir enferma. Tenia que controlarse, debía controlarse, no podía perder el sentido, no de nuevo.
Un disparo y sintió el proyectil atravesar su pierna. Levanto la mirada y se trataba de Murder en persona, apuntándole con su pistola. No tuvo tiempo de reaccionar. De inmediato cinco disparos se dieron contra ella. Ninguno erró, todos dieron en su cuerpo. No murió al instante, simplemente cayo al suelo mientras su cuerpo se iba paralizando poco a poco. Estaba muriendo, podía sentirlo. Esa sensación lo había sentido antes pero quien le hizo las heridas fue una persona completamente distinta.
- ¿Sabes para que te estoy entrenando verdad?
- Si señor… debo ser una asesina que servirá para dar muerte a los lideres de la oposición, teniendo como blanco principal a Murder, el asesino de lideres.
- ¿Y entiendes lo que eso significa?
- Si señor.
- ¿Entiendes que eso significa que vas a tener que matar?
- Por supuesto que si señor.
- ¿Y alguna vez has matado a alguien?
Esta vez su respuesta no fue inmediata. Bajo la mirada y en esa posición fue que tuvo de responderle con toda la verdad.
- No señor.
- Pues tendremos que remediar esto…sígueme.
La tomo de su mano y le hizo caminar por un camino que nunca había usado, no por lo menos que recordase. Nunca había pasado por ahí y de hecho era la primera vez que veía a varios soldados en un mismo lugar. Era un extraño pasillo, lleno de puertas y de retratos de tantas personas que ella jamás había visto.
En su camino se encontró con el. No le gustaba hablar con el, era un personaje demasiado siniestro en ocasiones, por no decir desagradable. Nueve veces eran las ocasiones en que lo había visto, en todas ellas visitando a su señor y mostrando esa docilidad tan desesperante y perturbadora que parecía caracterizarlo, exceptuando una vez, en donde demostró una fuerza que jamás imagino al verlo arrastrar un hombre ante su presencia, gritar palabras llenas de furia y luego… oscuridad. No lograba recordar lo que paso exactamente ese día pero fue algo desagradable sin duda.
Sabia que las apariencias engañaban, y la docilidad del Uroloki solo escondía al que parecía ser una bestia salvaje esperando ser soltada en la primera oportunidad.
- Mi amado señor – dijo este – me alegra que viniese pero yo puedo resolver este asunto… oh¿acaso mis ojos me engañan¿ah decidido hacer caso a las incoherencias de un idiota y traerla? Sabe, creo que no esta lista.
- Yo decido si esta lista o no, y he decidido que por lo menos para esto esta lista. Habla con el y dile que a aceptado. Dile que no quiero ninguna muestra de compasión o burla, quiero que luche sabiendo que su vida esta en juego.
- Si mi señor.
Este tomo un báculo que tenia apoyado en la pared y se fue sin nunca darle la espalda. Su señor entonces se arrodillo ante ella y le hablo colocando sus manos en sus hombros.
- Esta es la situación: Un maestro de la guerra se ha puesto furioso a causa de que se dejo manipular por dos de sus estudiantes, declarando para si el puesto que tu debes de ocupar. Ahora tu debes de defender tu honor luchando por el puesto que es tuyo por derecho y es matándolo…¿comprendes?
- si… debo de matarlo… mi primer asesinato.
- El primero de muchos… ahora ve, solo estaremos yo y el Uroloki, y la verdad lo ultimo que quiero hacer es recoger tu cadáver en pedazos así que no vayas a perder.
Se puso de pie en el acto y se fue siguiendo el mismo camino del Uroloki. Esta se quedo completamente muda mientras le veía retirarse. Tuvo que esperar unos momentos, por lo menos lo suficiente para que se le diese la señal, una señal que llego con el silbido agudo de un silbato.
Avanzo, sin saber en realidad que es lo que podría llegar a encontrar. De esta manera llego a lo que parecía ser una habitación vacía, solamente había un circulo blanco dibujado en ella, con los que llamaba señores fuera de este y un tercero en el medio, sosteniendo una espada y mirándola con desprecio. Mientras caminaba, tomo una espada que se encontraba en el suelo, siguiendo por completo sus instintos y se metió dentro de este. Su adversario era fácilmente cinco veces mayor que ella y sin duda mas fuerte. En ese momento llegaron a su mente varias ideas, debía hacer uso de su velocidad, de sus reflejos. No buscar una confrontación larga, debía ser rápida, precisa, algo que le de muerte rápidamente.
El fue el primero en atacar. Ella no pudo reaccionar a tiempo y termino en el suelo a causa de la fuerza del golpe, pero no había sido herida todavía. Se puso de pie, logrando tapar un segundo y tercer ataque, ambos le llevaron al suelo de nuevo pero no le causaron heridas mortales eso estaba bien. Trato de hacer un golpe mas, un mandoble y ella pudo esquivarlo y fue en ese momento en que lanzo su contraataque. Ella no se había dado cuenta en ese momento de la verdadera fuerza y velocidad de los golpes que acababa de ver y tampoco de los que ella dio. Para ese momento se esperaba que diese únicamente diese un golpe limpio y rápido. No se detuvo, cuando le corto el brazo, sino que siguió, completamente impulsada por sus instintos. Siguió cortando, cortando cada parte del cuerpo de su adversario que llegaba a ver. Solo se detuvo cuando cuándo la sangre mancho su rostro, y cuando vio lo que quedaba del cuerpo su reacción fue inmediata. Primero el malestar en el estomago, las nauseas y finalmente vomito, todo antes de que la oscuridad lleguase sobre ella, una oscuridad que ella ya conocía demasiado bien.
Despertó varias horas después. No estaba realmente segura de cuanto tiempo había pasado pero seguramente había sido un rato bastante largo. Se toco el rostro y parte del cuerpo, y se dio cuenta que la había limpiado. Nuevamente se encontraba en una habitación nueva. Últimamente conocía muchas habitaciones nuevas. Se sentia algo mal pero no pudo evitar explorar un poco. Su señor ya le había dicho antes que no era bueno ser tan curiosa, pero era un mal habito difícil de perder.
- ¡Es un fracaso!
Ese grito era del Uroloki, no había duda de ello. sus gritos se reconocían con demasiada facilidad y también eran muy fáciles de seguir. Ella siguió con sus instintos, siguió de donde venia la voz y siguió escuchando.
- Soy yo quien decide si es un fracaso o no.
- ¡Pero es un fracaso y uno terrible! No vale la pena engañarnos, ella es un fracaso monumental.
- Es su primera vez y dio muerte a uno de nuestros mejores soldados en menos de cinco minutos.
- ¡Y se desmayo al ver la sangre¡¿Qué clase de asesino se desmaya al ver sangres!
- ya casi he resuelto el problema, por lo menos ahora ya no tiene tantos problemas con la suya.
- Genial, entonces tenemos una asesina que no puede salir al publico sin que se ponga violenta y que se desmaya al ver sangre… Señor, con todo respeto, esto es muy importante y no puedo simplemente dejar que ponga sus esperanzas en una niña que ya debería estar guiando nuestras tropas según lo que usted prometio… todavía estamos a tiempo de elegir alguien mejor, alguien mas capacitado y que sea mas fácil de entrenar.
No contestaba. Sabia que nunca había sido apreciada por el Uroloki pero no sabia que realmente le pareciese tan despreciable. Era triste pero al menos contaba con una cosa, que su señor la respaldaría, el se lo había dicho, ella estaba mejorando y lograría estar lista para su misión.
- Tienes razón. Es mejor que la cambiemos pronto, de lo contrario solo perderemos el tiempo.
Murder le vio por unos instantes y le pateo el rostro. Concluyo que ya esta prácticamente muerta y que no valía la pena desperdiciar mas balas. Al verla tuvo que aceptar que le daba lastima. En realidad era una lastima, era una bonita niña.
- Tiren el cadáver de aquí.
La orden se acato por dos guardianes, llevándose el cadáver a un hoyo que ya se había comenzado a cavar horas antes. Los encargados de la labor hacían su trabajo, sin mostrar mucha preocupación, mas allá del hecho que no tenia nada de valor y que la sangre había manchado sus uniformes.
- Bueno… ¿Me ayudas a tirar el cadáver al hoyo o tendré que hacerlo yo solo?
- Ya, ya te oí… pero sabes, es tan pequeña que creo que tu solo la podrías meter adentro.
- Maldito holgazán… ok, lo haré yo solo.
Tomo el cuerpo, pero al comenzar a arrastrarlo sintió como si hubiera alguna clase de resistencia de su parte. Vio el cuerpo y se dio cuenta que seguía con vida.
- Carajo… sigue con vida.
- ¿Y que quieres que haga yo?
- Pues si vas a ser útil en algo, pues se responsable y dispárale en la cabeza.
- Mierda… eso lo debió haber hecho el comandante… ok, ahora mismo lo hago yo… esto va a ser un maldito batidero.
Saco una pistola y se preparo para disparar. No lo sabía en ese momento, pero fue lo último que haría en vida.
Le siguió sin decir una palabra. Siguiéndole por otro pasillo desconocido para ella. No preguntaba para que, pues ya sabia la triste respuesta. Siguió ese camino, completamente en silencio, hasta llegar a una puerta. Otra puerta que no tenia nada en especial mas que el hecho de que sabia que era la ultima.
- Detrás de esta puerta se encuentra la ciudad de Jump City – le dijo – al cruzarla llegaras al parque que se encuentra en ella. Camina recto hasta encontrar una pequeño túmulo de piedras. En ella encontraras instrucciones de cómo llegar a tu nuevo hogar. No te preocupes por tu mantenimiento ni nada, yo personalmente me encargare de que tengas una vida sin preocupaciones a partir de ahora y un tutor que se encargara de que no te pase nada. A partir de ahora, estas libre.
- ¿Puedo volver a verlo?
Maharya la miro. Hasta ese momento se había mantenido en silencio y ahora le venia con esa pregunta. Fue así como se dio cuenta que ella estaba realmente triste.
- No… como dije, eres libre. Ahora no tendrás que vivir con la vida que tenia preparada para ti y como muestra de buena voluntad te dejare vivir. Sal, y busca tu propia felicidad.
- No… no lo haré – dijo negando enfáticamente con su cabeza mientras las lagrimas comenzaban a salir de sus ojos.
- Me temo que tendrás que hacerlo… Tu no eres… adecuada para esta clase de vida.
- puedo serlo…
- Ve afuera… consíguete una mascota, vive tu vida, hasta de un novio o una novia, alguien que quiera pasar tu vida contigo y olvídame de una vez. No me obligues a quitarte estos recuerdos a la fuerza.
- ¡Yo solo quiero ser feliz a su lado! – Jane finalmente se desmorono y cayo a sus pies – No quiero separrme de usted, no quiero… además, le prometí que lo haría feliz y yo no puedo serlo si usted no lo es…
- Deja de pensar en esas estupideces y vete. Muchos matarían por la oportunidad que yo te doy…
- ¡Se las cambio con gusto, yo solo quiero estar a su lado!... ¡Haré lo que pida¡Le llamare padre, entrenare mas duro, lo que sea¡por favor, déjeme estar a tu lado!... por favor… déjeme estar a su lado… por favor… por favor…
Maharya pensaba reprimirla pero decidió no hacerlo. Jane estaba llorando de una forma que jamás le había visto antes, realmente embargada por la tristeza de la separación. Decidió hacer otra cosa.
- ¿Estarías dispuesto a cualquier cosa con tal de quedarte a mi lado?
- Si… cualquier cosa… lo que usted diga…
- ¿Matar de nuevo por ejemplo?
- Lo que usted me pida… yo lo haré.
- Bien… porque hay un blanco, un blanco sencillo pero que te puede servir de entrenamiento. Si cumples con esa misión, considerare seriamente la posibilidad de que te quedes a mi lado.
Jane le miro un momento mientras su expresión cambiaba de la más profunda de las tristezas a la más sincera felicidad. Sus lagrimas siguieron corriendo y sus ojos se tornaban cada vez mas rojos, pero esta vez era por la posibilidad de que le permitiesen estar todavía con su amado señor.
- Muy bien, solo quiero que me hagas un favor – dijo mientras sacaba una empuñadura oxidada con los restos de una hoja rota – y es que deberás matarlo con esto. Deberás regresar con su hoja manchada en la sangre del enemigo. Haz esto y te prometo que nunca nos separaremos.
- Lo que usted quiera… lo que usted quiera mi señor… digo…
- Tranquila… esta bien que me llames así… esta bien...cuando estes lista podras llamarme padre.
- Señores, creo que podemos iniciar el ataque final en unas cuantas horas y si seguimos el esquema que les he presentado, podremos dar muerte al Uroloki y los nueve miembro del concilio en menos de 24 horas.
- ¿Qué hay de El¿Acaso tienes un plan para matarlo?
- Me temo que no es posible – confeso este – me temo que no podemos hacer nada contra el, pero si podemos arruinar su escenario. Por lo que sabemos, el cambiar el escenario causara que todo se venga abajo y tal vez pasen siglos antes de que esto vuelva a ocurrir y al final esta es nuestra mision.
- y sabiendo eso¿Qué te hace pensar que el no intervendrá contra nosotros?
- El no ha intervenido en años y no intervino cuando dimos muerte a su demonio – dijo señalando a Murder, quien estaba limpiando su arma – no hay razón para pensar que el actuara ahora… ¿Qué opinan?
Entre todos los presentes hubo un intercambio de miradas. Algunas todavía mostraban señas de desconfianza, pero en efecto parecía que estaban mas convencidos de lo que estuvieron al principio de la junta. Por lo general, era necesario que seis aprobasen un ataque para llevarlo a cabo. Por primera vez en treinta años, se acercaba una votación unánime.
Se escucharon varios gritos y las puertas se abrieron de golpe, entrando en ella gran parte de la guardia que se encontraba haciendo guardia, completamente aterrorizada.
- ¡Es una emergencia señor¡Debemos esconder a los señores!
- ¿Qué demonios ocurre? – pregunto Murder sin evitar mostrar su sorpresa .
- ¡Un ataque¡nos están atacando señor¡Ya perdimos al mas de veinte hombres!
- ¡ES IMPOSIBLE¡CUANTOS SON!
- Solo vimos a uno señor… solamente era uno.
- ¡Mierda!... La niña debió ser un señuelo.
- ¡Eres un imbecil¡Nos has traído a la muerte!
- Tranquilos, tranquilo todo el mundo – dijo de forma calmada – solamente es uno y no por nada traje a Murder aquí. Nuestro anfitrión me dijo que tenía un sótano aquí mismo. Solamente entremos y que nuestro hombre se encargue del resto ¿no es así Murder?
- Si señores… ustedes pueden estar tranquilos.
No tardaron mucho en abrir la puerta y bajar hacia el sótano, dejando toda la responsabilidad de su seguridad a Murder. El no tardo nada y aprovecho que casi toda sus fuerzas estaban dentro para cubrir toda probable entrada de este intruso. No había forma de que se asomase sin terminar siendo picadillo.
Esperaba una entrada triunfal, algo demasiado impactante como el tragaluz o la ventana. En su lugar escucho como alguien toco la puerta y pregunto cínicamente si podía entrar. Lanzo primera orden de ataque, con diez hombres disparando hacia la puerta, mientras los demás esperaban expectantes. Eran hombres bien entrenados y la primera ronda de disparos tuvo su efecto, destruyendo por completo la puerta sin dejar rastro de ella. Inmediatamente, diez hombres mas se prepararon para disparar mientras los otros recargaban municiones.
Entonces apareció. Era una figura pequeña, pero se notaba que era formidable pues podía sentir desde la distancia la maldad que esta despedía desde la distancia. Estaba completamente manchada en sangre, seguramente de los hombres que acababa de matar, y portaba una espada negra, una que llegaba a imponerse de solo verla y que incluso parecía ser una con el guantelete que usaba en el brazo. . Hubo un momento en que incluso pensó en que se trataba de la niña a la que acababa de matar pero la elimino de inmediato. Ella no era así de fuerte, no tenia esa presencia ni esa mirada llena de desprecio.
Antes de que lanzase la orden de atacar por segunda vez, este lanzo una lluvia de cuchillo, esa fue la impresión que dio. Como fuese, elimino a cinco de sus hombres de uno solo ataque. De inmediato dio una orden distinta, y era la de disparar a discreción, creando una lluvia de plomo que se impacto directamente contra el.
No cayo, ni siquiera se movió ante todo esto. No hubo nadie que no se paralizase por el miedo al ser testigos de cómo decenas de armas no parecieron darle muerte. Solo levanto la cabeza y sonrío.
Murder no fue capaz de ver sus ataques, ni siquiera era capaz de entender realmente que era lo que estaba pasando en medio del caos de sangre y balas que ocurrió ahí adentro. Hubo momentos en los que la tuvo cerca y le disparo directamente a la cabeza sin que ocurriese algo. Fue testigos de cómo decenas de hombres eran despedazados de la forma mas brutal frente a sus ojos. Parecía que no quería dejar el mas mínimo rastro de que alguna vez fueron seres humanos. Cabezas cercenadas, brazos cortados en pedazos, y torsos abiertos por la mitad, todo frente a sus ojos, pero lo peor era ese demonio cubierto de la sangre de sus victimas y sobre todo, sonriendo por lo que hacia.
A el lo dejo para el final. Trato de recargar su pistola pero esta se partió en dos frente a sus ojos. Apenas levanto al mirada, pudo sentir como sus brazos y piernas fueron cortados sin que pudiese reaccionar de alguna manera para defenderse. Estando en el suelo, puedo verla bien. Pudo verla y fue que la reconoció. Era ella, era difícil de creer pero era ella. Incluso tenia las heridas que le hizo en el pecho apenas unos minutos atrás, esas heridas ya debieron haberla hecho ahogarse en sangre pero ahí estaba, frente a el.
- ¿Con que tu eres el gran Murder? Asesino de asesinos, temor del concilio y la persona que siempre considere que seria mi mas gran de rival… que decepción… ¿Sabes porque te deje al ultimo? – dijo esta sin perder nunca su irritante sonrisa – pues porque quiero agradecerte. Nunca entendí porque me consideraban un fracaso, pero ahora lo se. Era porque no desplegaba mi potencial y gracias a ti lo he hecho. Como recompensa, serás testigo de todo lo que voy a hacer.
Lo tomo del cuello y lo apoyo contra la pared de forma viese hacia cierto punto especifico de la habitación. Demonios, se dijo para si mismo. Era la puerta del sótano, ahí se encontraba la puerta del sótano. Abrió la puerta de golpe y entro para sacarlos a todos, en medio de gritos y suplicas de quienes antes eran hombres orgullosos. Tuvo que ser testigo de ese interrogatorio, tuvo que ver las muertes horribles incluso para el. Ni siquiera la muerte seria un consuelo, pues sabia que lo que le tocaría seria igual o peor.
Maharya se encontraba sentado en su trono cuando regreso. La miro fijamente antes de ponerse de pie y saludarle.
- Has vuelto
- Y con la sangre de mis blancos tal y como me lo pediste. Además de algo de información.
- ¿En serio?
- Si… con ella podremos destruir de un solo golpe a todos nuestros enemigos.
- Maravilloso, simplemente maravilloso. Solo debo darle la información al Uroloki y podremos planear un ataque lo mas pronto posible.
- Pero antes mi señor, quisiera que me respondiera una pregunto.
- Oh… te vas unas horas y me has dejado terriblemente intrigado…¿Qué quieres saber?
- ¿Por qué les dijo acerca de mi ataque?... de hecho y aprovechando, quisiera que dijera el porque les fundo en primer lugar.
Había cambiado, sin duda había cambiado lo suficiente. Su mirada, era simplemente magnifica, simplemente magnifica.
- Ellos nacieron como una llave para controlarnos a nosotros mismos. Siempre creyeron que servían a una divinidad que fuese mi enemiga pero solo sirvió para que nos preparásemos para la gran ocasión. Sobre ti, pues simplemente note que necesitabas un empujoncito. Sabia que eras perfecta, de hecho nunca pensé seriamente en dejarte ir, pero necesitabas que te iniciases rápido.
- Vaya… me siento conmovida.
- Al final funciono y eso es lo que cuenta… ¿todavía tienes la espada que te di verdad?
- ¿Dite? Por supuesto que si, si no le es molestia espero que me la regale.
- Con gusto Jane…
- Redrum señor… ahora mi nombre es Redrum… quiero homenajear al hombre que me hizo quien soy ahora.
- Que conmovedor… ¿Dejaste a uno vivo?
- Si… me dio lastima y además me encantaba ver el rostro que ponía mientras su comandante era despedazado.
- Ah mi pequeña Redrum… eres magnifica, simplemente magnifica.
- Señor… si no es molestia… quisiera hacer una pregunta mas.
- La que quieras, has la pregunta que quieras.
- ¿Es feliz?
Repentinamente su rostro cambio de nuevo. Su rostro volvió a ser el de la niña que conocía y que le complacía a costa de lo que era bueno para ella, ahora esperando la respuesta que saliese de el.
- Si… soy feliz… y puedes quedarte conmigo el tiempo que quieras.
- Genial – dijo sonriendo – ahora yo también soy feliz.
Ella corrió para abrazarle. Mientras acariciaba su cabeza no paraba de pensar en las maravillas que estaban por venir. Solo faltaba uno mas, una mas a quien preparar. La mitad demonio, aquella que seria la que marcase su victoria final. Solo unos años mas, solo debía esperar unos años mas.
El palabrerio de Ulick
Pues finalmente el capitulo 0 esta terminado y por lo tanto oficialmente todo lo que es la historia de El Emisario de la Oscuridad. Lo hubiera terminado antes pero cuestiones tanto personales como de salud han hecho que me quede trabado completamente con todas mis historias, pero voy a tratar de avanzar poco a poco con todo lo que tengo pendiente.
Como comente, esta es una historia que se da antes del inicio de la historia, de hecho en el reclutamiento de Redrum y su formación. No es algo fundamental pero simplemente me dieron ganas de escribirlo, en parte muestra un poco la brutalidad a la que llegaba Redrum, además de que se muestra levemente la fuerza del Uroloki en lo físico y que creo que nunca mencione. Tal vez no sea fundamental para la historia, de hecho tal vez fue un vil relleno, pero me gusta pensar que de esta manera esta un poco mas completa.
A todos aquellos que lean esto no puedo mas que agradecerles, disculparme por mis retrasos y espero no decepcionarles ni aquí ni en las demás cosas que tengo planeadas.
Muchas gracias y hasta la próxima.
