Me parece haber visto un lindo gatito
YuGiOh
By Kaede Sakuragi

Capitulo 02

La puerta de una de la habitación fue cerrada con un gran golpe, provocando que algunos sirvientes se asomaran para saber que pasaran. Pero el Mayordomo de la casa, le hizo seña que no se entrometieran.

Mokuba subía las escaleras con una pequeña sonrisa en su rostro, verlo en ese estado a Seto Kaiba, su hermano mayor, era una vez cada muerte de obispo. Quien había subido las escaleras de dos o tres escalones a la vez, realmente estaba furioso. O más bien, descolocado por la actitud de aquel rubio modelo.

Había sido una noche muy aburrida, entrar allí, saludar a los empresarios hipócritas y lujuriosos, seria una reunión mas en la agenda Kaiba. Pero lo que no sabia es que también estaban invitado algunos de los modelos que participarían en la publicidad de los productos.

Llego a su dormitorio, cerrando su puerta despacio, y tranquilamente fue despojándose de su traje que en si, molestaba. Su noche se había iluminado cuando vio entre tanta gente el zarcillo en forma de dado, que resaltaba, se disculpo con alguien quien le hablaba, pero no le había prestado la más mínima atención.

El reencuentro había sido gracioso y agradable, ambos muchachos estaban aburriéndose, y esperaban que la el reloj marcara media noche e irse de ese lugar.

Mokuba se sentó en la cama y se acostó así no mas, mirando el techo y recordando lo que había pasado cuando vio a los hermanos pesadilla aparecer.

Flash Back

Iba por la segunda copa de champagne, cuando Duke, un joven de ojos verdes y cabello negro, le hablaba de la ultima locura de su amigo, estaban riéndose cuando el ascensor del piso se abrió y para su desgracia quienes habían bajado era una de las peores formas humanas que había en la tierra.

Su mirada de desprecio se hizo presente, preocupando a su amigo, quien giro y observo a los dos muchachos dirigirse a un grupo de hombres.

- Los hermanos Motou ... – dijo despacio, mientras bebía su copa de vino blanco

- Los conoces? – el pelinegro de ojos azules, pregunto fastidiado, mientras dejaba la copa en una de las bandejas, de los mozos que pasaban por allí.

- Cómo no hacerlo? Son la pesadilla del mercado ... pero son una de las mejores empresas que hay ... quien trabaje con ellos se gana el premio de la paciencia y el pase directo hacia el buen negocio – Mokuba bufo, estaba por ir a hablarles "amablemente" cuando los vio dirigirse hasta Lucio, quien trataba de ignorarlos y luego salir de allí, hacia el balcón.

- Oh ... no ... – dijo despacio, cuando vio cruzar a su hermano, y desaparecer entre unas columnas - ... demonios ... ya lo vieron ...

- A quien? – Duke siguió al pelinegro, cuando lo vio prácticamente salir corriendo hacia fuera.

- A Seto ... el hermano mayor lo acosa en todos lados ... es mas ... – dijo en tono furioso – ... De seguro que vino solo para tratar de tirarse a mi hermano ... No sé lo preemitiré ... – estaba tan en sí mismo, que cuando salió por una de las puertas de vidrio se tropezó con alguien – Lo siento ... – dijo sin mirar, pero no pudo seguir, ya que fue sujetado por el brazo - ... Que demonios? Suélteme ... – se giro furioso, pero se sorprendió cuando vio que Duke lo sujetaba. Pero antes que pudiera decir algo, este le cubrió sus labios con sus dedos. Para luego mirar al sujeto con quien se había chocado.

- Mokuba ... te presento a mi amigo ... – señalando a un rubio de ojos color miel - ... Pos él nos ayudara ... – le guiño el ojo el cual lo desconcertó - ... Joey amigo ... que tal si aplicas la regla numero 25 ... el novio celoso ... – quien señalo hacia el otro lado del balcón. El pelinegro estaba por protestar cuando lo vio sonreír cálidamente, y alejarse de ellos.

- Duke ... espera ... que sucede ... tenemos que ir a salvar a mi hermano ... de ese maldito ... – lo volvió a silenciar con un dedo.

- Espera ... Joey ... lo conseguirá ... solo mira y observa ...

Fin Flash Back

Una pequeña carcajada salió de sus labios, Mokuba recién ahora se reía tranquilamente, cuando también tropezaron con Lucio que salía a rescatar a Seto, llegaron justo para ver como el rubio, hacia su escena de celos, antes los otros tres, llegando a su hermano mayor, y besarlo tan apasionadamente. Ambos se sorprendieron ver al CEO, no solo responder y casi mover sus manos hacia la cintura del otro, si no que Duke los llevo casi a la rastra al ascensor, cuando los vio a los otros dos acercarse.

- Ese rubio esta loco ... – murmuro despacio - ... Kami sama ... que lastima no haber tenido una cámara.

Dijo carcajeándose nuevamente, recordar el episodio del ascensor, fue muy gracioso. Su hermano, había perdido todo su autocontrol, y estallado contra aquel modelo, quien le miraba tan desinhibido, que hasta uno creería que se lo comía con la mirada. Una pequeña alarma salto en su cabeza, cuando vio que esa pequeña broma llevaba a otra más seria, en los ojos color miel, pero la mano de Duke, y el " No te preocupes, el no es como lo pintan", lo calmo, pero no lo tranquilizo.

Ahora que lo recordaba, estaba por decirle una de las tantas cosas de hermano protector, cuando vio ese destello triste en ambos muchachos, en el ojos esmeralda y en el rubio solo por un segundo, cuando se miraron en reojo.

- Ideas mías ... – se dijo moviendo las manos en forma de espantar los pensamientos - ... Bueno ... es hora de ducharse ...

Se levanto desganado, mirando su reloj de mesa. Daban la una de la mañana. Ya era tarde, y debía levantarse temprano, con el humor con el que llego su hermano, seguro, a las siete ya estaría instalado en la empresa.

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En la otra habitación, no muy lejos de la del pelinegro. Seto Kaiba se paseaba de un lado a otro en su dormitorio. Maldiciendo, insultando, hasta moviendo sus manos como si ahorcara a alguien imaginario.

Furioso se saco la ropa, tirandola al suelo, sin ver donde caían. Entrando al baño y abriendo las llaves del agua caliente y fría, mirándose al espejo se maldijo otra vez su suerte. El vapor del baño cubrió el espejo, el cual el ojiazul desganado limpio el bao del mismo con una toalla. Miro su rostro, estaba enojado, apretó sus puños contra el lavado y por un momento se controlo.

Miro detenidamente su torso desnudo, el cual, por inercia paso sus dedos sobre una vieja cicatriz que tenia al costado derecho, bajo las costillas. Los recuerdos golpearon su mente, para luego empezar a sollozar como un niño pequeño.

Luego de tomar esa ducha que tanto lo había tranquilizado, luego de secar su cuerpo sin mirarse al espejo, si no volvería a sentirse débil. Se acostó desnudo, cubriéndose con las sabanas negras de seda y aquel pesado acolchado del mismo color.

Miro detenidamente al techo, por lo visto el sueño no seria fácil, y su mente en ese momento lo necesitaba. Toco sus labios, maldiciendo por décima vez al rubio, se había atrevido robarle un beso, pero parecía que el alma era la alborotada.

Sabia que no debía asistir a esa reunión, que solo tendría que haberse quedado en su mansión, esperando el regreso de su pequeño hermano y su mano derecha. Pero el pensar que aquel maldito bastardo no aparecería era una oferta tentadora. Su error fue creer, y sentirse a salvo.

Conocer a Yami Motou, había sido su peor condena. Parecía ser un tipo mas, encantado con su porte serio y sus ojos azules, creyó que lo dejaría en paz luego de varios rechazos, pero no fue así. Aquel sujeto tenia pensado tenerlo a toda costa, hasta secuestrarlo y violarlo si era posible.

Otra vez las lagrimas salieron de sus ojos, maldiciendo nuevamente. Su cabeza le dolía, y necesitaba urgente los calmantes que el medico le había recetado. Busco en su mesa de noche, aquel frasco que su hermano Mokuba odiaba, pero era una de las soluciones mas rápidas que tenia, cuando su cabeza no coordinaba con su cuerpo. La indicación del medico había sido una cada vez que sufría una cefalea aguda, pero se tomo dos. Quería dormir, desprenderse de su cuerpo por un momento y dejar de sentir.

Las pastillas no tardaron en hacer efecto, el CEO respiraba tranquilo aunque su rostro no parecía que lo estuviera.

Mokuba bufo tomando el frasco, que estaba sobre la mesa, tentado a tirarlo a la basura, pero desistió la idea. Era mejor deshacerse de la enfermedad llamada Motou, que del medicamento ese que dejaba a su hermano mayor, tan perdido y hasta ido al despertar.

Era ya de día, media mañana cuando volvió de la oficina y se dio cuenta que aun Seto dormía, pero no le importo, ya que Lucio le había dicho que era lo mejor. Odiaba darle la razón en ese asunto. Miro por la ventana, necesitaba una solución urgente.