Penumbra entre dos Sendas


Capitulo II:

Ajedrez de Miradas

A todas luces de tu razón,

La voluntad divina se hacía injusta,

Y todavía no perdonas a Dios.

Y la desdicha se hizo dueña de tus ojos,

Apagando con sollozos de mujer la esperanza y

La ilusión…

Niño no nacido

-Ni lo digas Cissy, no puede ser eso ¿Por qué siempre te empeñas en ver la peor parte de las personas?- pregunto el niño viéndola a los ojos dolido de todos sus comentarios, no esperaba oírlos también de ella.

Narcissa suspiro acomodando los pliegues de su vestido con una elegancia copiada de su madre y que quedaba sobre exagerada en una niña rubia tan pequeña:

-Ah, no tienes derecho a regañarme por eso ¨Reggy¨, también haces lo mismo- se quejo la rubia sin verlo.

-¡No me digas ¨Reggy¨!- reto Regulus ofendido y sonrojado. Su prima siempre lo llamaba de ese modo que detestaba para molestarlo.

La pequeña Narcissa había ido a pasar parte de la semana en la mansión Black, para suerte de ambos, que disfrutaban el tiempo juntos, entre juegos y entretenidas peleas.

Afuera llovía a cantaros y no podían salir. Para pasar el tiempo estaban jugando una partida de ajedrez mágico. Era como la cuarta de esa tarde.

- Y…es cierto que hay cosas malas en las personas. Pero también hay buenas. Deberías verlas algunas veces.- siguió Regulus haciendo su movimiento sin mucha concentración.

La rubia lo miro algo defraudada, pero luego susurro melancólica:

-Que lindo suena eso…- el sentimiento que expresaba su voz le era muy bien conocido a pesar de ser tan joven, solo escasos diez años.- Y por eso mismo te meterás en problemas- sonrió y volvió a mirar fijamente el tablero de ajedrez mágico que hacia horas estaba sobre la mesa ratona del salón. El rey negro de Regulus había quedado rodeado por las blancas, prácticamente sin protección, por haber avanzado con la mayoría de sus piezas- Te meterás en muchos problemas primo….vas a sufrir mucho hasta que logres darte cuenta- la niña sonrió y movió su caballo blanco, casi del color sus manos- Estas en Jaque ¨Reggy¨- dijo amenazando con su caballo al rey negro- …Este partido será mío.

Regulus llevo su mano a un alfil deteniéndose un segundo como meditando algo. Pero sin titubear mas llevo al alfil en diagonal destruyendo al caballo de Narcissa, que literalmente quedo hecho polvo. Mientras con duda preguntaba:

-¿y…crees que tarde mucho en darme cuenta?- Un ruido en la ventana llamo su atención y desvió su mirada hacia allí, las pesadas gotas de lluvia golpeaban el cristal una y otra vez con mas fuerza. Y las nubes hacían ver esa mañana tan oscura como si fuera media noche. Un triste espectáculo.

-No cantes victoria aun- dijo la rubiecita mordiéndose un poco el labio inferior y llevando la torre para cubrir el lugar dejado por el caballo y seguir presionando a Regulus- Si confías en las personas acabaras mal, en especial este año en que Tía se encargara de prepararnos para empezar el colegio.- hizo una pausa para observar como había quedado el tablero- Como siempre dices tú mismo: Hay que planear las jugadas. Y Regus…. no lo estas haciendo.

Regulus salio de su ensimismamiento para ver a su prima a los ojos:

-Solo por el hecho de que Bella y Andrómeda se hallan olvidado de ti Cissy, no confirma que mi hermano valla a hacer lo mismo- Dijo serio, aunque luego su mirada recobro el aire perdido que tenia últimamente, volviendo a enfrascarse en recuerdos.

¿Narcissa tendría razón, Sirius debía haber sido seleccionado la noche anterior, esa mañana debía llegar la lechuza del colegio avisándoles en que casa quedaría. Quizás por tanta lluvia no llegara. Moría de nervios por saber el resultado y solo podía pensar en eso. Muchas cosas dependían de eso, no solo el trato de su Madre con Sirius, sino el suyo propio. Todo en una carta atada a la pata de una lechuza en medio de una tormenta.

Volvió a mirar hacia la ventana, seguía lloviendo.

-Regulus….no estas concentrado en el juego- llamo Narcisa su atención, semi preocupada, semi desafiante pues estaba ganando y eso raramente pasaba.

- Ah si, lo siento- se disculpo el joven Black y paso rápidamente mirada por el tablero para tratar de recordar en que estaban. Mientras Narcissa tratando de crear una onda con su cabello lacio retorciéndolo entre los dedos.

Regulus suspiro, no podía quitarse las palabras que su madre dijo la noche anterior de su mente.

Movió una pieza.

-Jaque Mate- dijo sorprendiendo a la rubia que alterada reviso que había hecho.

Únicamente con a la reina. La reina negra que Narcissa no había notado porque la había posicionado recién al comienzo del partido y ahora había acorralado a su rey en una esquina.

La rubia se quedo atónita unos segundos, eso no se lo esperaba. Miro sus piezas y el tablero que en un solo movimiento había cambiado por completo de balance haciéndola perder. El rey blanco dejo caer su espada, anunciando el final: La victoria de las negras.

-¿Cissy tu que piensas?- pregunto Regulus.

-Pienso…que ganaste otra vez, Regus- Susurro Narcissa viendo el tablero aun atónita.- Creí que podría aprovechar el que estés distraído..- dijo sacudiendo el polvo que alguna pieza destrozada dejo sobre su vestido quitándole importancia al partido.

-Y yo el que tu lo pienses- sonrió- Pero no te preguntaba que censas del juego…- siguió Regulus suavemente- sino sobre lo que hablamos antes- su voz se escuchaba sombría como su entristecida mirada.

Narcissa se levanto de su sillón y fue a sentarse junto a su primo.

-Ya sabes lo que creo- dijo suavemente tomándolo una mano de Regulus entre las suyas con delicadeza- Si quieres lo repito una vez más: Sirius no tiene lealtad familiar…no es como nosotros- a pesar de que hablaba en un susurro eso no disminuía el peso de sus palabras- Tú lo ves como tu hermano. Pero el no se siente así….es casi como Bella- dijo mas para si misma- Ambos llegaran a donde quieren al precio de lo que sea. El solo quiere escapar de aquí…- llevo su mejilla hacia la mano de su primo y acaricio piel con piel- solo espero… por tu bien, que no lo logre tan pronto…

Regulus miro a su prima, ellos siempre habían sido los mejores amigos. Se entendían siempre y pensaban similar, exceptuando con Sirius, él aun….no se quería permitir pensar así de su hermano mayor.

Su madre se lo decía, su tía, sus primas, no podía ser tan confiado, el ser aun joven no lo salvaría de nada ¡Se resistía a creerles!. Como se resistía a creer en las recurrentes pesadillas donde veía a su familia fragmentándose. No era perfecta, pero era la suya.

-Cissy….yo.- estaba tratando de poner su gratitud por el apoyo en palabras. Aunque sabia que no era necesario, cuando un estrépito lo dejo con las frases a medio camino.

Bruscamente la puerta se abrió dándole paso al furioso huracán que era Walburga, la señora Black, seguida por su marido Orión que intentando calmarla.

-¡Es un bastardo! Un mal nacido. Solo por desafiarme ¡Por desafiarme a mi!- gritaba la mujer histérica caminando por todo el cuarto, arrugando una carta entre sus normalmente delicadas manos ahora crispadas por la bronca.

-Walburga cálmate- intento tranquilizarla el hombre que fue el único que reparo en los niños- Narcissa haz el favor de irte a tu cuarto- pido a la niña porque no tenia que ver en esa discusión, ya pronto se enteraría por su tía. Las noticias volaban en esa familia.

Cissy cruzo miradas con su primo y un leve asentimiento con la cabeza antes de salir con elegancia y prisa haciendo ondear su vestido blanco . Regulus se sintió desesperado cuando vio perderse por la puerta la ultima hebra de cabello rubio, sabiéndose solo.

Igual se sentó derecho y trato de que su voz sonara con normalidad al hablar:

-Madre…Padre, que ocurrió?- pregunto tratando de hacerse el desentendido, aunque toda esa escena solo podía significar una única cosa.

-¡Qué que ocurre¡¿Qué ocurre! – grito la mujer viéndolo fieramente, no se permitió retroceder. Sus padres de pie imponentes ante el. Y él que a su edad no era muy alto sentado en el antiguo sofá de tapizado negro- ¡Regulus Arcturus no te comportes de ese modo que me harás enojar mas! Esto es lo que ocurre- dijo lanzándole al regazo el arrugado pergamino. Una carta. Una carta con el sello de lacre de Hogwart destrozado.

Regulus miro a su madre, a su padre y regreso la vista la sufrida carta. Trago saliva y comenzó a desestrujarla para poder saber que era. Sus manos temblaron mientras la desdoblaba, tratando de disimular su ansiedad y luego el dolor en sus inocentes y grises ojos al ver que a la cabecera de la carta había un escudo. Un escudo rojo y dorado con un león en el. Su corazón se detuvo mientras leía, tratando de desmentir lo ya asegurado.

Señores Black

Nos enorgullece el comunicarles que su hijo, Sirius Black, por sus virtudes de valor y lealtad ha sido seleccionado para formar parte de la casa Gryffindor.

Esperamos se encuentren muy orgullosos, nosotros lo estamos.

Sin mas que comunicar, un cordial saludo para todos.

Minerva McGonagal

Jefa de casa Gryffindor.

Silencio….

¨Lealtad¨ casi sonaba como una burla para Regulus que tubo que tragarse las lagrimas que amenazaban con escapar de sus ojos porque no podía llorar bajo la mirada acusadora de su madre. Mirada frente a la cual ahora estaba solo, un rey negro sin más fichas en el tablero.

-¿Y?- interrogo la mujer con la voz cargada de rencor y las mejillas normalmente pálidas sonrojadas por la furia y por el haber corrido gritando por toda la casa- Dime otra vez que lo que digo de tu hermano es falso. Tienes en tus manos la prueba de que no le importas, de que para él no vales absolutamente nada…- dijo venenosa Walburga y Regulus siguió sin levantar la vista del escudo- Nada Regulus, no le importas- el esfuerzo por no llorar que hacia el niño era cada vez mayor y notorio. Pero no lloraría frente a su madre, no lo haría. No le daría ese placer, no a esa mujer controladora y cínica- pero que no te das cuenta hijo mío?- la madre trato de suavizar su voz, mas compradora, como ofreciendo un dulce.- Todo lo que te viene diciendo tu hermano todos estos años son puras mentiras, a el no le importabas. Todo lo hacia por odio hacia mi…lo movía ese odio, y trato de ponerte en mi contra hijo mío…mírame ¡mírame te digo!- ordeno la madre y Regulus acepto resignado, mirándola a los ojos derrotado y a punto de largarse a llorar. Solo su destrozado orgullo impedía que llorarse, solo esos pisoteados fragmentos de dignidad infantil-. Así me gusta Regus, que mires a tu madre- dijo la mujer con un cariño muy bien actuado, agachándose para quedar a la altura de su hijo- ¿Entiendes ahora porque Sirius me desafiaba?- pregunto llevando una fría mano a la mejilla de su niño acariciándolo.

Regulus quiso rechazar la caricia, pero no fue capaz- ah..- ahogo un gemidito por el contacto concentrándose en cerrar sus ojos con mas fuerza para no llorar.

La mujer sonrió de un modo que parecía maternal, tenia que asegurarse de que su hijo menor no la traicionara también. Sirius siempre había sido una oveja negra, no era tanta sorpresa que se descarrilara, pero tenia que proteger su linaje, su sangre. Cuidar su círculo familiar y de poder. El fruto de su matrimonio y de todos sus planes dependía ahora de su hijo menor, no lo dejaría ir. Era hora de terminar de separar a los hermanos, de una vez y para siempre.

-Me desafiaba porque a el no le importaban nuestros valores familiares…- susurro la mujer oyéndose dolida- yo solo me preocupo por ti, por la familia que es lo mas importante. Sirius traiciono nuestros valores, nos traiciono a todos…- hizo una pausa dramática- pero mas que nada a ti- dijo fría y el niño quico taparse los oídos para no escuchar mas de eso. Sirius siempre decía que no había que oírla, que todo lo hacia por sus propios intereses y no por ser buena madre.

Regulus se sorprendió aferrandose a las palabras de su hermano y abrió los ojos.

Frente a el tenia la mirada gris de su progenitora y una posible mentira, lejos estaban los brazos de quien lo cuidara, lejos estaba el calor de la persona a la cual admiraba y quería. Y sabía que cada vez estaría aun más lejos.

La realidad era que su madre estaba allí, también sus palabras y sus ideologías. Y Sirius, Sirius lo había cambiado a él por la libertad.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­

Continuara…


­­­­­­­­­­­Dedicatorias:
Dedicado a mi hermanita menor! Que es la primer historia mia que esta leyendo. GRACIAS MARIFLOR!

Y a Chibi, que siempre me alienta a seguir escribiendo. Si sigo esta historia es porque te gusto. Muchas gracias a las dos!