Si fuera J.K Rowling este seria el séptimo libro de Harry Potter y estaría nadando en dinero, pero como no lo soy publico mi historia en Internet y me conformo con nadar en la piscina pública.

2. La carta

"Vamos Herm que me muero de hambre" – gritó Ron desde la sala común. Harry y él llevaban más de diez minutos esperando a que su amiga apareciera, y aunque se moría de ganas de sacarla de su habitación a rastras para ir por fin a desayunar, pasadas experiencias tratando de poner un pie en la escalera de acceso a los dormitorios de las chicas le mantenían firmemente en su sitio. Su estómago estaba empezando a hacer ruidos de protesta pero siempre sería mejor eso a una dolorosa descarga seguido de un empujón hasta aterrizar en la otra pared de la sala común.

"Ya estoy Ron, no hace falta vociferar como un troll para que baje. Sólo me he retrasado un poco" – dijo Hermione saliendo de su habitación con su habitual paquete de libros bajo el brazo. Mientras ella bajaba las escaleras alisándose el pelo, causa perdida por supuesto, Harry se desperezó como un gato estirando los brazos y con un sonoro bostezo se levantó del sillón en el que había aprovechado para dormir un ratito más mientras esperaban.

"Tienes una pinta horrible Hermione. ¿es que te has vuelto a quedar estudiando toda la noche? Eres un caso perdido Hermione¡si todavía quedan casi tres meses para los exámenes!"

"Los que sois un caso perdido sois vosotros dos. Y gracias a tu habilidad para hacer que una chica se sienta bien desde por la mañana, no pienso dejarte mis apuntes de Transfiguraciones"

"Como si alguna vez nos los pasaras sin suplicar" – respondió Ron entre dientes

"¿Decías Ronald?"

"¿Yo? Nada. Que nos vayamos ya que tengo hambre" – dijo abriendo caballerosamente la puerta de la torre para dejarla pasar a ella primero. – "¿Y a esta qué le pasa hoy?" – susurró cuando Harry pasó a su lado

"Y yo que sé" – susurró también encogiéndose de hombros –"estará en esos días del mes"

"Ah, seguramente"

De camino al comedor, Hermione seguía con cara larga y sin prestarles atención, sumida en pensamientos fúnebres. Caminando deprisa mientras sus compañeros la seguían. Quizá estuviera sacando las cosas de quicio y preocupándose demasiado. Lo más probable es que el uso del giratiempo no computara en su edad y si así fuera¿quién querría casarse con ella?. Seamos sinceros no era ninguna de las chicas más atractivas de su curso¿quién se iba a fijar en un ratón de biblioteca como ella? La mayoría de los alumnos ni siquiera conocían su nombre, era 'la amiga de Potter' o 'la sabelotodo de Griffindor' . Ninguno de sus compañeros de clase irían a pedirle matrimonio y fuera de los muros de Howarts apenas conocía a magos así que aunque apareciera en las listas de brujas disponibles para casarse, nadie estaría interesado en ella. Con este tipo de pensamientos, un tanto descorazonadores en cualquier otro contexto, se sintió súbitamente más aliviada. Lo suficiente como para levantar la mirada de las piedras del suelo y poder evitar tropezarse con el profesor Snape al doblar la esquina

"10 puntos menos para Griffindor por ser un peligro en los pasillos" – dijo el profesor con voz aburrida y pasando de largo sin dignarse a mirarla. Hermione cerró la boca con fuerza para evitar la amarga respuesta que amenazaba con salir de su boca. Su sentido de la supervivencia le gritaba que no molestara al profesor Snape, si era difícil tratar con él, aún era peor sin la ayuda de la cafeína del desayuno. Así que siguió andando tras el profesor en una curiosa fila india: primero Snape al compás de sus largas piernas y sus ropas agitándose a cada paso, después Hermione con pasos pequeños pero rápidos y cerrando la fila Harry y Ron trotando para recuperar la distancia perdida.

De esta guisa entraron en el Gran Salón y cada uno se sentó en su lugar correspondiente. La mente de Hermione, contenta de tener algo distinto a la dichosa Ley entre manos, no dejaba de centrarse en Snape. En todos aquellos años se había hecho una idea de él: tenía que evitarlo a toda costa. Sabía que era un espía para la Orden y que probablemente se comportaba tan mal con los alumnos como una tapadera, pero no se podía ser tan convincente sin un poco de verdad en sus actos. Por esa razón Hermione tenía profundamente gravados en su memoria dos recuerdos de Snape.

El primero, fue en su tercer año cuando de forma instintiva trató de protegerlos cuando Lupin se transformó en hombre-lobo. Jamás olvidaría como Snape se había transformado en un héroe cuando se puso entre Lupin y ella, protegiéndola con su cuerpo. Incluso cuando volvió a su habitual personalidad y con todo lo que protestó por la huida de Sirius, para ella siguió siendo el héroe que había intentado salvarla. Y así había sido hasta su siguiente recuerdo. Jamás olvidaría la humillación de Malfoy alargando sus dientes y cómo él la había mirado con desprecio y sobretodo las palabras que pronunció: "No veo ninguna diferencia". En ese momento Snape volvió a la categoría de imbécil para Hermione Granger. Pero aún así, a veces se sentía atraída por el desafío de conocer al verdadero Severus Snape.

"¿Vaf a tefminafte efo Fermione?" – preguntó Ron con la boca llena señalando su desayuno que ni siquiera había probado. Aunque estaba un poquito más tranquila, sus nervios atenazaban su estómago impidiéndole tragar nada sólido

"Sírvete tu mismo Ron"

"Gracias"- dijo terminado de masticar y tragando –"Mira, por allí llega el correo. Me preguntó si Fred me habrá mandado esas nuevas muestras de caramelos. Me muero por probarlos con Malfoy"

Pero ni Erroll ni Pig aparecieron entre la banda de lechuzas, sólo una desconocida que dejó caer un sobre lacrado sobre el regazo de Hermione y desapareció.

Las clases de McGonagall sólo podían describirse como una algarabía perfectamente ordenada. Alumnos vociferando y realizando movimientos extraños pero calculados con sus manos para conseguir que una piedra tomara la forma de una tetera de porcelana. A la piedra de Harry le habían salido unos adornos florales muy apropiados pero seguía siendo una piedra. Echó un vistazo a su izquierda para ver como le iba a Ron: no mucho mejor que a él. Ron había conseguido reducir la piedra a añicos, es decir que la había transformado al menos en porcelana. No habia nada que hacer así que, hora de preguntar a Hermione.

"Hermione" – susurró Harry a su derecha. No obtuvo respuesta –"Hermione" – repitió un poco más fuerte, causando que ella se sobresaltara y le mirara asustada –"¿te encuentras bien?" – aquel día su amiga estaba preocupándole

"Claro que si Harry "- pero se apresuró a cambiar de tema –"¿qué pasa? Sabes que a McGonagall no le gusta que charlemos en clase"

"Sólo quería pedirte ayuda con mi...ejem , Hermione ¿es eso una tortuga?"

"Por supuesto que es una tortuga Harry, de eso se trata el ejercicio"- dijo con su habitual tono de es-que-no-atiendes-en-clase-o-que

"Lo siento Herm, pero el ejercicio es transfigurar una tetera no una tortuga"

"¿Qué? " – contestó ella alarmada comprobando las instrucciones de la profesora en la pizarra –" Oh, cielos" – pero rápidamente un nuevo movimiento de varita y la tortuga pasó a ser una perfecta tetera blanca con florecitas rojas

"Hermione, todo esto no tendrá nada que ver con la carta de esta mañana ¿verdad?"

"¿Carta¿qué carta?" – dijo ella fingiendo inocencia

"Pues esa carta del Ministerio que todavía no has abierto y por la que casi te desmayas esta mañana"


Severus subía los escalones de tres en tres, maldiciendo a su último grupo de la tarde, la clase doble con Hufflepuf y Ravenclaw de segundo año, y en especial al señor Miniver, quien cada día hacía más méritos para parecerse a Neville Longbotton y a su capacidad para hacer explotar calderos a las más mínima oportunidad. Como era de esperar, había perdido otros dos calderos y llegaba tarde a la reunión urgente del Director.

Al llegar ante la puerta, Snape ni siquiera necesitó llamar, se abrió silenciosamente para dejarle paso al despacho y más concretamente con la cara de preocupación de Dumbledore y una airada Minerva McGonagall

"Debía haber sospechado algo Albus, hoy no ha prestado atención en mi clase. No podemos permitirlo. No pienso permitir que la bruja más brillante que ha pasado por este colegio desde Rowena Ravenclaw se convierta en una máquina de hacer bebés y sin ningún futuro, solo porque Fudge no esté capacitado para encontrar una solución lógica a todo este problema..."

Minerva seguía y seguía alabando la buena obra del Ministro de la Magia pero Severus ya no era capaz de prestar atención a sus palabras. "la bruja más brillante que ha pasado por este colegio desde Rowena Ravenclaw", esas palabras sólo podían referirse a una persona y por la reacción de Minerva solo había una explicación posible. Se le paró el corazón por un instante y se rostro se volvió más pálido de lo normal: la maldita Ley de Fudge de alguna forma incluía a Hermione Granger.

"Pero esto es una locura. ¿En qué demonios estaba pensando ese idiota de Fudge al decretar que no se pueda rechazar una petición de matrimonio? El potencial de esa cláusula es incalculable. Cualquier hombre con un mínimo de moral se sentiría horrorizado de conseguir una esposa de esa manera. Por las barbas de Merlín, si Fudge cree estar haciendo un favor a los magos tímidos evitándoles la parte del rechazo es que se ha vuelto definitivamente loco."

"Estamos todos de acuerdo contigo, Severus. Como ya sabes, tenemos una nueva propuesta de Ley mucho más razonable que será llevada al Parlamento en breve y ..."

"Por favor Albus, no me hables de Leyes ahora. ¿Crees que una futura Ley ayudará a Hermione? Y Minerva, por favor sólo se te ocurre lo de la "fábrica de niños"? Se podría considerar una mujer afortunada si su destino fuera ese. Fui un mortifago, conozco al tipo de hombres que no tienen ningún problema moral para conseguir una esposa bajo esas condiciones. No tienes la menor idea de lo que serian capaces de hacerle a alguien como ella. Ninguno de los dos la tenéis¿es que no se os ha ocurrido pensar lo que un mortifago haría con la amiga de Harry Potter?" – aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría para los otros dos presentes, ninguno lo había visto desde aquella perspectiva

"Severus por favor, cálmate y siéntate. Todos estamos preocupados por la señorita Granger" – dijo Albus señalando una silla próxima a Minerva para Severus. Snape respiró profundamente tratando de mantener el control antes de sentarse. Había perdido los nervios y había estado a punto de revelar sentimientos que ni siquiera él tenía claros

"¿Pero cómo es posible Albus? "- McGonagall volvió a la carga –"Todavía no tiene 18 años"

"Ah, ese detalle se nos pasó por alto a nosotros pero no al Ministerio. Hay que reconocer que cuando quieren hacer algo bien, no pasan por alto ni un detalle por insignificante que sea"

"A todos nos maravilla que nuestro querido Ministro haga algo bien, pero creo que estábamos discutiendo otro tema menos apasionante" – dijo Snape recuperando su personalidad sarcástica, ya recuperado de la impresión

"La señorita Granger utilizó un giratiempo durante su tercer año para poder asistir a todas las clases, parece ser que ese tiempo añadido a su edad..." – Minerva hizo un gesto de asentimiento y Dumbledore no siguió con su explicación

"¿Un giratiempo? Eso explica muchas cosas" – aquello confirmaba sus teorías de que Potter había ayudado a escapar a Black en aquella ocasión, pero dada la situación tener algo por lo que castigar al chico-maravilla-y-sus-asombrosos-amigos por el resto del año no era motivo de alegría –"Esta bien hablaré con la señorita Granger, después de todo esta era una situación para la que habíamos tomado medidas, aunque nadie pensó que ella seria la primera en aplicarlas"

"Gracias Severus"

"Se lo comunicaré yo misma, al fin y al cabo soy la Jefa de su Casa" – dijo Minerva saliendo del despacho. Tras un gesto con la cabeza, Snape también se fue.

Dumbledore se quedó solo en su despacho, repasando la conversación y deseando que el plan de emergencia que habían ideado fuera suficiente para ganar tiempo hasta que la nueva Ley fuera aprobada. Fawkes saltó desde su percha al hombro del director y se puso a picotearle la larga barba.

"Ah, Fawkes ¿tú también te has dado cuenta, eh? La ha llamado Hermione" – y sus ojos una vez más recuperaron ese brillo alegre que habían perdido aquel día.


Mientras los profesores tenían su reunión particular sobre el caso Granger, el Trío de Griffindor estaba sentado junto al lago, dispuestos a tener su propia reunión al respecto.

"Muy bien Herm, desembucha¿de qué va todo esto?" – Harry debía estar realmente preocupado, no había perdido ni un segundo en preguntar, y por la cara de Ron él tampoco era capaz de aguantar ni un minuto más sin saber algo. Hermione suspiró mientras sacaba la carta de sus ropas y se la tendía a Harry. Lo iban a saber de todos modos así que cuanto antes mejor. Harry no tardó ni dos segundos en abrir la carta y leerla en voz alta para que Hermione confirmara sus más profundos temores.

Estimada Señorita Granger:

El motivo de esta carta es notificarle que, debido al uso de un giratiempos durante su tercer año en el colegio Howarts, a partir del día de Hoy se la considera mayor de edad y dado su condición de hija de muggles, su participación inmediata en la 'Ley de Urgencia para Preservar la Magia en las Próximas Generaciones'.

Por lo tanto a partir de este momento si usted recibe una petición de matrimonio que cumpla con los requisitos de esta Ley, deberá aceptarla en el plazo máximo de una semana para dar opción a recibir otras ofertas. En ese caso por supuesto, tendrá usted la última palabra en la elección de su futuro esposo entre los solicitantes.

Sabemos que estará deseando recibir esas ofertas para poder ayudar a la Comunidad engendrando el mayor número de hijos mágicos posible.

Atentamente:

Cornelius Fudge

Harry terminó de leer tratando de digerir la noticia, mientras Hermione tan pálida como cuando recibió la carta en el desayuno se preguntaba si a los habitantes del lago les importaría mucho si se suicidaba en sus aguas o si la sacarían a la superficie antes de que se ahogara.

"A ver si lo he entendido, según esto si un mago te pide en matrimonio..."

"Si es mayor de 18 y de sangre limpia, tendría que casarme con él, sea quien sea"

"Pero Dumbledore...la Orden..." – Harry trataba de encontrar una salida para el problema

"La Orden va a presentar una nueva Ley más razonable, pero pasarán meses antes de que se apruebe y mientras tanto yo estoy ligada a ésta" – Hermione miró a sus amigos y trató de sonreír – "Llevo bastante tiempo buscando una solución y no se me ocurre ninguna, sólo esperar que nadie quiera casarse conmigo"

"Después de todo ese es el sueño de toda chica ¿no, que nadie quiera casarse con ella" – trató de bromear Harry

"No hay nada de que preocuparse¿quién querría casarse con alguien como yo"

"Cierto" – Ron parecía haber recuperado la capacidad de hablar por el momento –"¿quién querría casarse con una chica tan mandona..."

"...que siempre cree que tiene la razón..."- continúo Harry con el juego

"...con la cabeza metida siempre entre libros..."

"...que no viene a vernos a los entrenamientos de Quiddich..."

"...que probablemente sea más inteligente que cualquiera..."

"...que siempre está a tu lado cuando la necesitas..."

"...que se arriesga una y otra vez a ser expulsada por ayudarte..."

"...que ..."

"Chicos creo que estáis perdiendo la idea original" – dijo con una sonrisa verdadera esta vez. Pasara lo que pasara siempre podría contar con Harry y Ron

"Si, bueno solo una cosa más Herm" –dijo Ron dándole un beso en la mejilla –"Feliz cumpleaños"


Hasta aquí el capitulo, ya sabéis dudas, sugerencias y amenazas por no actualizar al botoncito de los reviews