Una aclaración antes de que me volváis a protestar por tardar en actualizar soy una de las muchas personas que viven esclavas de su trabajo y tiranizadas por sus jefes, así que el único momento en que puedo escribir es el fin de semana, y el pasado me fui a la playa así que ya sabéis el por qué del retraso. Ahora con las dudas:
Y como siempre gracias por apretar el botoncito a: Florence Rose, Miss-Andreina-Snape, karlila, Rocio, MeilinSnape, Paula Moonlight, EugeBlack, Malu Snape Rickman, MarisolBlack, akizuki, TercySScloe, supermama, HoneyBeeM, Azaleadm, amsp14, Náyade, Sali, Tere Potter, kai a secas, mary malfoy, Chica-Felton-Malfoy, Rosario
10. Reacciones
Snape bajaba las escaleras del despacho de Dumbledore casi a saltitos y silbando como un colegial. No recordaba estar en semejante estado de euforia desde hacia años. No sólo le había ganado a Lucius por la mano, su cara de derrota por si misma sería un excelente recuerdo por los años venideros, sino que LA había besado. Había besado a Hermione Granger y por una vez no estaba soñando. Había besado a Hermione Granger y lo más maravilloso y extraño de todo era que a ella parecía haberle gustado. A lo largo de su vida y sobre todo como Mortífago había estado con varias mujeres, casi todas contra su voluntad o a cambio de un precio, pero por una u otra razón ninguna le había aceptado voluntariamente y mucho menos correspondido. Hermione sí lo había hecho, no se había quedado quieta con los ojos cerrados esperando a que él terminase sino que había seguido sus labios con los de él, y había estado a punto de gemir. ¡Gemir! había sentido la vibración de su garganta bajo sus dedos, estaba seguro, no lo había imaginado.
Por esa misma razón se había apresurado a colocarle el anillo en el dedo y la había dejado sola en el despacho. Por un momento el impulso de arrojarla sobre la mesa del Director y hacerla salvajemente su mujer allí mismo había sido demasiado fuerte. Y por más atractiva que le pareciera la idea esa no era forma de comenzar un matrimonio. Sería algo impropio de él. Además, después de un acto semejante, dudaba de que ella le volviera a responder de forma tan voluntaria, más aún si tenia en cuenta la posibilidad de que fuera virgen¡podría traumatizarla para el resto de su vida!. Ante ese pensamiento, Snape se quedó quieto en la escalera. Iba a casarse en tres días y sueños eróticos y detalles esperanzadores aparte, lo cierto es que su futura esposa estaría aterrada ante la idea. Ella simplemente había elegido entre dos opciones que no quería y se había resignado a su destino. El Matrimonio iba a ser para toda la vida y ella simplemente quería poner de su parte para que funcionara, de modo que él no sería menos. Snape sabía que su tiempo en este mundo iba a ser corto, en cualquier momento podrían descubrirle y eso era muerte segura, así que pondría todo de su parte para que funcionara. Y eso incluía que la noche de bodas fuera un recuerdo lo menos desagradable posible para ella, y dadas las circunstancias de su boda no le quedaba otra que el Castitas Donum.
Sólo había hecho legalmente esa poción una vez, para Laura Miniver. Sonrió cuando a su mente vino el recuerdo de una joven Laura echa un manojo de nervios y tremendamente asustada. Laura siempre acudía a Severus cuando estaba asustada y esa vez no iba a ser menos. El Castitas Donum se aplicaba desde tiempos ancestrales a las vírgenes el día de su boda. Favorecía las inhibiciones, aumentaba la sensibilidad de las zonas erógenas femeninas y al mismo tiempo relajaba el himen al punto de que no se sentía ningún dolor. Sonrió de nuevo, nunca se le había pasado por la cabeza que haría esa poción para su propia esposa, y siguió bajando las escaleras.
Cuando llegó al vestíbulo, su sonrisa desapareció para dar paso a su mueca de fastidio habitual ante el cortejo de profesores que le estaban esperando al pie de la escalera, y que empezaron a aplaudir y felicitarle nada más verle. Aguantó estoicamente los lloros de Minerva, los "así se hace" de Flitwick y el golpe de felicitación en el hombro de Rolanda Hooch que estuvo a punto de hacerle perder el equilibrio, antes de disculparse educadamente con sus colegas y volver a sus mazmorras. Tenía clases que atender y por las barbas de Merlín, no iba a aparecer vestido como un fantoche.
Encantado con la insinuación del Director, Draco puso pies en polvorosa a la menor oportunidad. Se sentía demasiado aliviado como para aguantar la cara de vinagre de su padre y su mal perder. Perder no era algo a lo que los Malfoy estuvieran muy acostumbrados, de modo que no aceptaban la derrota muy deportivamente. Y que fuera precisamente Snape el vencedor era algo difícil de tragar para su padre. Era una extraña relación la que mantenían su padre y su padrino, daban la impresión de ser los mejores amigos, en términos de amistad entre dos Slytherin por supuesto, pero su padre siempre aprovechaba la menor oportunidad para ridiculizar a Snape, y él aguantaba estoicamente como si lo mereciera cuando, Draco estaba seguro de ello, la magia de Snape era muy superior a la de su padre. Sin embargo esa línea de pensamiento fue rápidamente olvidada al ver a cierta pelirroja esperando cerca del Gran Salón.
"Felicítame Weasley" – dijo con su actitud prepotente habitual, y lo suficientemente alto como para varios alumnos que pasaban por allí lo oyeran
"No me digas que finalmente la presión pudo con Hermione y te eligió a ti" – respondió Ginny con cara de espanto
"¿Celosa ...Virginia?" – Draco dijo su nombre completo despacio, saboreando cada silaba
"Cuando las ranas críen pelo, Malfoy" – Draco sonrío ante el comentario, justo el día anterior había visto al sapo de Longbotton con una larga melena, uno de los múltiples hechizos fallidos de su dueño sin duda
"Bueno" – continuó Draco reclinándose sobre ella más de lo que debería –"Para tu información, tu amiguita sangre sucia ha preferido a Snape, gracias a Merlín"
¿Gracias a Merlín¿Es que no querías casarte con ella?"
"Ese matrimonio fue idea de mi padre, ya que tengo que casarme con una sangre sucia al menos que fuera una lo suficientemente poderosa en magia y todo eso" – se acercó más a ella y Ginny dio un paso atrás chocando contra la pared –"Yo no tenía el más mínimo deseo de casarme con Granger" – lo dijo mirándola fijamente a los ojos pero de nuevo lo suficientemente alto como para que en breves minutos toda la escuela se enterara de que había perdido y se sentía inmensamente aliviado por ello. Sólo un Malfoy podía convertir la derrota en victoria tan fácilmente.
"En ese caso, iré a decirle a Harry las buenas noticias" – siseó Ginny mirándole también directamente a los ojos. Ante el nombre de Potter, Draco se separó al instante
"¿Es que no puedes estar ni un minuto sin pensar en él?" – comentó molesto
"¿Celoso ...Draconius?"
Hermione regresó a la Torre de Griffindor sin asimilar completamente todo lo que había pasado. Por una caprichosa jugada del Destino, se iba a casar con el profesor más temido de Hogwarts al que por cierto, no le quedaba mal el pelo recogido y besaba sorprendentemente bien. Inconscientemente, Hermione giraba el anillo rojizo en su dedo mientras la idea de que su matrimonio no iba a ser tan desagradable como en un principio se había imaginado se colaba poco a poco en su mente.
"De modo que Snape" – soltó Ron a bocajarro en cuanto Hermione puso en pie en la sala común
"¿Cómo te has enterado?"
"Ya lo sabe todo el colegio, Draco se le dijo a Ginny a voces para dejar bien clarito que es un alivio no haber sido el elegido. Ahora todos andan murmurando que Snape te ha mandado un hechizo para que le eligieses a él" – informó Harry
"No fue un maleficio Ron, fue la única elección lógica"- dijo ella con voz cansada mientras se dejaba caer un sillón cerca de ellos –"Draco me prometió una vida como objeto decorativo y Snape libertad"
"¿Y tú te lo creíste?"
"Ron, por favor prometimos no hacer ningún comentario y aceptar la decisión de Hermione" – interrumpió Harry antes de que Ron pasara a mayores –"sabes tan bien como todos que ella no pidió esto"
"Esta bien" –dijo Ron con cara de derrota –"pero estarás de acuerdo conmigo en que va a ser difícil llamarla señora Snape"
"Ahg" – dijo Harry con una mueca de asco –" y va a tener que dormir con él"
"Aaahg" – corearon los dos
"Chicos, todavía estoy aquí¿recordáis?" – protestó ella sin mencionar que la idea de compartir cama con Snape le parecía menos repulsiva desde hacía unas horas
"Em, si, lo siento Herm"
"Bien, asunto zanjado entonces"- dijo Hermione poniéndose de pie con renovada energía
"Herm¿a dónde vas?" – preguntó Harry viéndola subir las escalaras del dormitorio de las chicas de tres en tres
"A por mis libros, por supuesto. Los EXTASIS son la semana que viene y tengo clase de Aritmancia en 15 minutos"
Mientras Hermione desaparecía en su cuarto, Harry y Ron se miraron y sonrieron. Era un alivio comprobar que pese a todo, Hermione seguía siendo Hermione.
Felizmente para Hermione las reacciones del alumnado de Hogwarts sobre su elección de esposo no fueron demasiado sonoras. La profesora Sinistra la felicitó cortésmente al entrar en su clase, acción que fue repetida por Flitwick en incluso el fantasma del profesor Binns. En cuanto a sus compañeros, tal como había dicho Ron, se limitaron a mirarla con lástima, compadeciendo su horrible destino como futura señora Snape, y por norma general, se abstuvieron de hacerle comentario alguno, ya que no querían que la pobre chica estallara en lágrimas ante la mención de su boda. Sólo Miniver se había acercado a ella en un pasillo y, en un ataque de entusiasmo la había abrazado y agradecido hasta la saciedad dejándola una vez más totalmente perpleja, antes de darse cuenta de lo que había hecho y desaparecer muy avergonzado corriendo por el pasillo.
Y así el día transcurrió con una relativa normalidad hasta que recordó su última clase del día: Pociones. Con los Slytherin. Con Severus-no-me-llames-así-en-publico-por-ahora Snape. Con su prometido.
Afortunadamente tenía al resto de sus amigos Gryffindors para servirle de apoyo, Harry y Ron ocuparon su mesa habitual a su derecha, mientras que Neville, gimiendo como siempre entre dientes de que aquella asignatura fuera necesaria para sus futuros estudios de Herbologia se apresuraba a sentarse junto a ella en el banco. Instantes después, Draco y su corte hacían su aparición en el aula y sin dignarse a mirarla se sentó en primera fila. Ahora si que los comentarios y los cuchicheos comenzaron, pero Hermione se mantuvo firme y los ignoró. No había flaqueado cuando Rita Skeeter la acusó de romperle el corazón a Harry y todo aquel jaleo, de modo que no iba a dejarse intimidar ahora.
"BLAM" – un sonoro portazo y el familiar siseo de ropajes negros hizo acallar el aula
"Abrid vuestros libros por la página 153" – un giro de muñeca y en la pizarra aparecieron los ingredientes –"En una semana tienen sus EXTASIS, les conviene ser capaces de elaborar esa poción en menos de una hora y sin ayuda"- comentó como de pasada con los ojos fijos en Neville que lanzó un sonido lastimero involuntario –"No os quiero trasteando en mi almacén de modo que señores Crabbe, Finnegan, Potter y Granger vengan conmigo, traerán ustedes los ingredientes para el resto de sus compañeros"
Sin esperar ni un segundo, Snape se giró y despareció dentro del almacén. Hermione se levantó despacio esta vez, no era la primera vez que se le encomendaba esa tarea, a decir verdad casi siempre eran los mismos los que iban por los ingredientes, Snape no quería tener el pequeño y estrecho almacén lleno de estudiantes pelando por llegar primero a tal o cual ingrediente, pero en aquella ocasión todo eran silenciosas miradas acusatorias, dado que con el profesor a escasos metros nadie se atrevía a comentar nada en voz alta. De modo que Hermione siguió al resto de sus compañeros en fila y esperó en el almacén mientras Snape entregaba personalmente los ingredientes a Crabbe, Seamus y Harry.
"Tenga cuidado Potter, esa raíz de Escranius viene directamente de Bulgaria y es tan frágil como el cristal"
"Sí profesor"
"Señorita Granger, deme un minuto" – Hermione asintió mientras el resto de sus compañeros dejaban el almacén para depositar los preciosos ingredientes sobre la mesa del profesor para que estuvieran a disposición de todos –"Una pregunta. Puede parecerle un tanto absurda dado que yo mismo lo comprobaré en tres días pero¿es usted virgen? – Hermione enrojeció hasta la raíz del cabello ante la pregunta tan indiscreta y tan inesperada a la vez –"Bien, tomaré su reacción como afirmativa. Quédese quieta"- Hermione iba a protestar o al menos a preguntar de qué se trataba todo ello cuando en un movimiento directo y preciso, Snape cortó un mechón de su enredado pelo –"Puede irse Granger, si mal no recuerdo sus compañeros están esperando esos ingredientes"
Hermione salió rápidamente del almacén todavía extrañada por los acontecimientos y todavía un poco ruborizada.
"Vaya Granger" – la chillona voz de Pansy Parkinson era más molesta de lo que recordaba –"¿recordando los buenos tiempos en el almacén con Snape?"
"Creo que no eres la más indicada para hablar de almacenes oscuros, Pansy" – bramó Hermione ante el insulto. Pansy se levantó de un salto y estaba a punto de contestarle cuando Snape regresó al aula
"Señorita Granger, creo haber sido bastante claro, 5 puntos menos para Gryffindor por no seguir las instrucciones de un profesor" – Hermione cerró los ojos derrotada ¿cómo había sido tan tonta como para creer que había algo bueno en él? – "Y señorita Parkinson, 5 puntos menos para Slytherin por no tratar con el debido respeto a la prometida del Jefe de su Casa"
Pansy Parkinson se quedó con la boca abierta, incrédula ante lo que acababa de ocurrir, como el resto de los Slytherins, salvo Draco que entornó los ojos y sonrió como el gato que se comió el canario. Observó cómo Granger regresaba a su asiento con aire triunfal, aunque tan sorprendida como todos y cómo todo regresaba a la normalidad tras una seca mirada de advertencia del profesor. Ahora todo estaba claro para Draco, por fin encajaron todas las piezas en su cerebro: el por qué tenia que ser él el otro candidato, aquella sensación de urgencia dos noches atrás, y sobretodo el cómo la había mirado a los ojos aquella mañana mientras hacía su proposición.
Draco conocía bien a su padrino y desde que él mismo se había convertido en espía, se pasaba el tiempo estudiándole para ser capaz de imitarle y realizar su labor de forma tan convincente como él. Draco sabía que Snape no se rebajaría al numerito que él había hecho. Se había limitado a decirle la verdad con la esperanza de que ella pudiera verla y aceptarla, tal como había ocurrido. Pero de lo que ni Granger ni quizás el propio Snape se habían dado cuenta era justo lo que Draco reconocía ahora: los ojos de Snape también habían dicho la verdad, prometiéndole el amor eterno que él no era capaz de expresar con palabras.
Castitas Donum: el regalo de la virtud o algo parecido, es latín auténtico pillé un diccionario
Dudas, maleficios por no actualizar y demás al botoncito de siempre
