D E C I S I O N E S
Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, aún cuando no tengas la seguridad de estar decidiendo correctamente.
Paulo Coelho, 'Brida'
Capítulo 2: Ocaso
Michiru se despertó muy temprano. No había dormido bien por lo sucedido el día anterior. Ansiaba hablar con Haruka para explicarle (o por lo menos tratar de hacerlo) como fueron las cosas, pero, para su sorpresa, no estaba en su habitación.
Desde la
puerta Michiru contemplaba el cuarto vacío.
- Realmente
te dolió ¿no es cierto?- dijo la joven en voz baja.
Pasaron un par de horas sin que hubiera algún rastro de Haruka, hasta que apareció con el casco en una mano y su chaqueta de motociclista en la otra.
- Hola-
saludó sin mirar a la joven de cabellos aguamarina.
-
Buenos días¿tienes hambre?- preguntó
Michiru intentando ocultar el temblor en su voz, no se atrevía
a preguntarle donde había estado.
- No mucha- respondió
Haruka con desgano- Te perdiste de un amanecer increíble-
agregó después de unos momentos.
- ¿Amanecer?-
preguntó Michiru sin comprender- ¿Se puede saber a
qué hora despertaste?
- Para despertar primero tuve que
haber dormido- contestó Haruka sin darle importancia
dejándose caer en el sofá.
Michiru no supo que decir, bajó la mirada abrumada por la culpa y la tristeza y se sentó al lado de Haruka.
- Siento
haberte ocultado algo así- hubo un momento de silencio.
-
Lo sé- contestó Haruka al fin mirándola con
ternura- Y yo siento haberme comportado tan infantil ayer- añadió
acercándose a ella- Sé que acordamos decirnos todo,
pero estuve pensándolo mejor, llevará tiempo y hay
cosas que no son fáciles de confesar.
Michiru asintió y Haruka la abrazó, Michiru correspondió al abrazo. Así pasaron algunos instantes, hasta que Haruka habló.
- ¿Ya
desayunaste?
- No. Te estaba esperando.
- Bien. Vamos-
dijo Haruka tomándola de la mano y dirigiéndose
hacia la puerta.
- ¿A dónde?
- Encontré
un sitio muy especial donde podemos desayunar- contestó
Haruka, Michiru le dirigió una mirada curiosa- La ciudad se
ve diferente en la madrugada- agregó sonriendo.
Pasaron un día muy agradable. Después de desayunar, pasearon por las calles que habían recorrido el día anterior. Fueron despacio, sin prisas, observando detenidamente cada lugar y encontrando cosas nuevas que no habían notado antes.
Durante algunas horas se olvidaron de los malos momentos y disfrutaron de su compañía.
Al pasar frente a la vitrina de un establecimiento Haruka se detuvo de pronto.
- Ahora vuelvo- dijo y entró rápidamente.
Michiru se quedó esperando afuera. No fue hasta que miró el nombre del local que se dió cuenta de que era una joyería. ¿Qué estaría haciendo en una joyería? Unos minutos después Haruka salió sonriente del lugar, como si hubiera hecho una travesura.
- ¿De
qué te ríes?- preguntó Michiru con
curiosidad.
- De nada en particular. ¿Nos vamos?
Continuaron caminando hasta que se detuvieron a descansar en una playa cercana a su departamento. Desde ahí se podía contemplar el atardecer que pintaba el cielo con tonos amarillos y rojizos mezclados de una manera única. Parecía una pintura.
- ¿Me
podrías decir que fue lo que compraste en la joyería?-
preguntó Michiru al cabo de unos instantes de silencio.
Haruka no respondió de inmediato, siguió admirando
el ocaso.
- Michiru ¿hace cuanto que nos conocemos?
-
Dos años- contestó Michiru extrañada.
-
Dos años exactamente- corrigió Haruka mirándola
a los ojos- Hoy se cumplen.
- Eso creo- dijo Michiru con una
sonrisa traviesa, Haruka le devolvió el gesto y sacó
una cajita forrada de terciopelo del bolsillo interior de su
chaqueta.
- ¿Y eso?
- Es un pequeño regalo
para celebrar un día muy especial- contestó Haruka y
abrió la caja.
Un medallón de oro brillaba dentro de la caja, era circular y al centro tenía incrustada una piedra azul marino. Parecía una réplica en miniatura del Espejo de Neptuno de Michiru. Ella lo miró sorprendida.
- ¿Es
una broma?
- No- respondió Haruka sacando el medallón
de la caja y poniéndoselo alrededor del cuello.
- Es...
hermoso. No debiste ...- dijo Michiru sin creerlo y ruborizándose-
Pero yo no tengo nada para tí- admitió apenada.
-
No importa- contestó Haruka sonriendo- Mientras estés
a mi lado nada más importa.
Michiru asintió agradecida y recargó su cabeza en el hombro de Haruka para contemplar juntos el atardecer.
El teléfono sonaba insistentemente.
- ¿Diga?
- Hola Michiru- contestó una voz al otro lado de la
línea telefónica.
- ¿E-Etienne?- preguntó
la joven insegura.
- Así es. ¿Tienes algo que
hacer esta tarde?
- ¿Cómo?
- Me preguntaba
si aceptarías comer conmigo- dijo Etienne.
- Etienne...
- Vamos, por los viejos tiempos- insistió el chico.
-
N-no lo sé.
- ¿Acaso tienes miedo de que tu
'amigo' se moleste?- preguntó Etienne en tono de
broma.
- No es eso.
- Bien, entonces no tienes excusa.
-
E-está bien.
- ¿Te parece bien si nos vemos en
el restarurante del centro a las siete?
- Bien, entonces te
veré a las siete.
En la tarde, Michiru llegaba al restautante aún no muy convencida de entrar. Si Haruka hubiera estado esa tarde en casa, Michiru habría tenido que dar muchas explicaciones, pero por una extraña (e infortunada) coincidencia, esa mañana había tenido que salir a competir en una pista a las afueras de la ciudad, y no regresaría hasta la mañana siguiente.
Por fin se decidió a entrar.
- Es un placer volver a verte Michiru- dijo Etienne levantándose para retirar la silla y que ella se sentara.
La cena se prolongó hasta entrada la noche. Ambos jóvenes hablaban animadamente de lo que habían vivido en esos últimos años. Michiru no se dió cuenta de la hora, disfrutaba tanto de la compañía de Etienne. Era como si el tiempo no hubiera transcurrido. Recordaban sus vivencias en la niñez. Su noviazgo, en su adolescencia.
Etienne la acompañó a su departamento, al llegar se despidieron.
- Me divertí mucho Michiru. Espero que una noche así se vuelva a repetir.
- Etienne, la verdad es que...
- Por favor, fueron años sin vernos ¿no esperarás que me conforme con
solo una cena cuando nos queda mucho por contar?- preguntó él con una
sonrisa, ante la cual Michiru no pudo más que asentir.
Al día siguiente, Haruka regresó feliz, había ganado la carrera. Y, aunque Michiru le sonrió felicitándolo, no pudo dejar de notar que algo en sus ojos, en su sonrisa, estaba mal. En el transcurso de los siguientes días, la actitud de Michiru cambió. Era como si su habitual alegría se hubiera esfumado. Estaba nerviosa y se apartaba cuando Haruka intentaba acariciarla o besarla. Además salía por las tardes, inventando cualquier excusa.
Aunque al principio, Haruka no quizo preguntarle que sucedía (quizas porque temía la respuesta). Sus rechazos y desapariciones comenzaron a alarmarlo. Así que una tarde, y contra todos los malos presentimientos y advertencias de su corazón, siguió a Michiru.
Michiru caminó hasta un restaurante y entró. Haruka se quedó afuera, no tuvo que esperar mucho para verla de nuevo, esta vez del brazo de un hombre, que Haruka reconoció en seguida, era Etienne. La impresión fue tan grande que nopudo moverse, ya no quizo saber más.
Con lentitud y abrumado por el dolor del engaño, regresó a su departamento. Se sentó en el sillón y recargó la cabeza en el respaldo. Ahí se quedo, no supo cuanto tiempo. Hasta que escuchó cuando ella entró.
- ¡Haruka¿Creí que estarías en los entrenamientos!- exclamó Michiru sorprendida al verlo.
- Se cancelaron. ¿A dónde fuiste?
Michiru no respondió. No le había dicho a Haruka a donde iba. Sabía que debió haberlo hecho, pero tuvo miedo de su reacción. Se prometió a sí misma que esa sería la última vez que se reuniría con Etienne y que ese mismo día le contaría todo a Haruka. Pero no sabía como hacerlo.
- No tienes que responder, los ví. Sólo tengo una pregunta Michiru ¿por qué¿Por qué me has estado engañando todo este tiempo?- preguntó Haruka con un tono que vagaba entre la furia y la decepción.
Michiru guardó silencio sorprendida.
- Pensé que ya no habría secretos entre nosotros Michiru. ¿Por qué me mentiste?
- ¡Yo no quería mentirte Haruka! En verdad no es lo que crees.
- ¿No¡Entonces me gustaría saber que demonios sucede!
- Por favor cálmate, déjame explicarte. Etienne y yo sólo hemos salido
algunas veces, te aseguro que nada ha pasado entre él y yo.
- ¡Esperas que te crea!
- Te lo aseguro Haruka. Etienne solo quería que hablaramos, eso es todo. Sabes lo que significas para mí, jamás te traicionaría.
Haruka la miró con incredulidad. Reconocía la verdad en sus ojos, pero los celos y la furia no lo dejaban pensar con claridad.
- Michiru¿no te das cuenta de lo que ese tipo pretende?- preguntó alzando la voz.
- No te entiendo.
- ¿Realmente piensas que vino aquí por negocios¿Qué coincidencia no? Justamente a la misma ciudad a donde nos mudamos.
- Haruka divagas, solo es eso una coincidencia- dijo Michiru.
- Sabes que no es así, los grandes negocios se realizan en las grandes ciudades. Michiru date cuenta de lo que estas haciendo. Jamás me habías ocultado nada hasta que él apareció.
- ¡Solo es un amigo¿Cómo quieres que te lo explique!- estalló
Michiru de pronto y salió del departamento tan rápida e inesperadamente que Haruka no
pudo reaccionar.
Vagaba por las calles sin saber a donde ir. Nunca había discutido de esa manera con Haruka y la verdad no entendía el porque había actuado así. De pronto un pensamiento vino a su mente, algo que Haruka le había dicho. Así que decidió ir con él, tenía que preguntarle.
- Te
noto triste¿que sucedió?- preguntó Etienne.
- Haruka y yo
discutimos- respondió Michiru con tristeza.
- Lamento
oir eso. ¿Por qué discutieron?
- Se molestó
por haberle ocultado que nos hemos visto durante los últimos
días.
- Y ¿por qué se lo ocultaste?
-
No lo sé, es sólo que temí que
malinterpretara las cosas- contestó Michiru dándole
la espalda.
- No veo como podría malinterpretarlas,
somos amigos ¿o no?- dijo Etienne.
- ¿Lo somos?-
cuestionó Michiru girando para mirarlo a los ojos.
- ¿A
qué te refieres?
- Creo que no soy la única que
oculta cosas. Me dijiste que habías venido por negocios.
Sin embargo, me parece una gran coincidencia que sea precisamente
aquí. Además siempre estás en el hotel ¿no
se supone que deberías estar muy ocupado?- preguntó
Michiru mirándolo fijamente.
Etienne le devolvió la mirada. Era cierto, él no había viajado a Japón por negocios. Michiru necesitaba saber cuál era la verdadera razón por la que se encontraba ahí.
- Etienne ¿a qué viniste realmente?- preguntó Michiru
con seriedad. El joven guardó silencio por unos momentos.
- Vine por tí- respondió Etienne acercándose
lentamente.
SALUDOS! BUENO HE AQUÍ MI SEGUNDO CAPÍTULO, ESPERO LES HAYA GUSTADO, A DECIR VERDAD BATALLÉ UN POCO CON ESTE CAP, ESTUVE UN BUEN RATO EDITANDOLO, ESCRIBIENDO, BORRANDO, ETC. EL RESULTADO AQUÍ LO TIENEN. YA SABEN SUGERENCIAS, IDEAS, REGAÑOS, ETC, DEJEN UN REVIEW. HASTA LA PRÓXIMA.
