Sección de dudas y sugerencias:
Malu Snape Rickman: del nombre de Ginny no sabia nada, pero estaba convencida de que era Virgina. Pero gracias por decírmelo y a partir de ahora la llamaré Ginebra.
Rocio: la boda y todo lo demás va en el siguiente capitulo, solo tendrás q esperar una semanita mas
Paula Moonlight: espía oficial no es todavía pero está aprendiendo de Snape. Vuelve unos capítulos para atrás y verás que Draco se ha pasado al lado bueno, a su manera claro
MeilinSnape: lo de las despedidas de soltero no se me habían ocurrido, así que gracias a tu sugerencia escribo este capitulo pre-boda
Yami (Eve): tus reviews son de los capítulos 5,6 y 7 así q realmente no se cuándo leerás esto, de todas tus preguntas la única q puedo contestar es la de "para mi siempre fuiste hermosa" Snape se estaba acordando de cuando se burló de ella por lo de los dientes y es su manera de pedirle perdón
Y como siempre gracias a los que se molestaron en apretar el botoncito: PaZ-BeYoNcE, Miss-Andreina-Snape, galilea, MarisolBlack, EugeBlack, DrEaM-KaT, Chica-Felton-Malfoy, Ginger, tercySScloe, supermama, Náyade, airam, Tere Potter, cat, MAEC, Anilec, Rachel, amsp14, Azaleadm, HoneyBeeM, Melisa-Colombia, akizuki, tomoyostrange
En general a la mayoría le ha gustado lo de los saltitos por las escaleras aunque quedara un poco raro en Snape, pero teniendo en cuenta las circunstancias y que nadie podía verle, es normal que se relajara un poco un ratito.
11. Tres Días
"¿QUÉ YA NO QUÉ?" – gritó Hermione sin poderlo evitar
"Señorita Granger, compórtese"- reprendió McGonagall
"Lo siento Profesora, pero no puede ser, los EXTASIS son la semana que viene" – volvió a protestar Hermione
"Y su Boda en tres días" – ahora si que Hermione bajó la cabeza avergonzada –"Entiendo su preocupación señorita Granger, pero no tiene de qué preocuparse, sus notas han sido excelentes desde el primer momento en que pisó Hogwarts, no tendrá ningún problema en sus exámenes aún sin asistir a las últimas clases" – ante la nueva protesta inminente de su alumna, McGonagall alzó un dedo en advertencia antes de continuar –"Y si me hubiera dejado terminar antes, le habría podido comunicar que por orden del Director, todos los profesores le enviaran los contenidos de esas clases para que pueda prepararse igual que sus compañeros."- Ahora si que Hermione se relajó un poco
"Gracias Profesora y disculpe"
"Esta bien." – McGonagall se relajó también –"Y ahora vaya a cambiarse y hacer las maletas, Missa... digo Lady Snape llegará dentro de poco"
El caldero burbujeó un par de veces más y Snape esparció los cabellos de Hermione en él. Al instante, el liquido viscoso de la poción pasó a textura ligera y el color de engrudo cambió a transparente. Allí tenía la prueba, Hermione era virgen y ese hecho le producía sentimientos contradictorios. Por un lado, deseaba que no lo fuera para no tener que tratar con una virgen nerviosa ante su primera vez y no tener que preocuparse de destrozar todos los sueños románticos que ella pudiera albergar sobre cómo seria hacerlo por primera vez con el príncipe azul de sus sueños que desde luego no era él. Pero por el otro, saber que estaba intacta, que él sería el primero en poseerla, excitaba enormemente su ego masculino.
No podía evitar pensar en cómo seria su matrimonio. Seguramente Hermione no querría volver a dormir con él después de la noche de bodas, era de esperar y bastante lógico. Pero funcionaria. Ambos eran dos seres racionales e inteligentes y se comportarían civilizadamente el uno con el otro. Respeto. Sí, podía esperar respeto de Hermione Granger, quizás con el tiempo pudieran confiar lo suficiente el uno en el otro para algo más pero con eso le bastaba. Le bastaba un matrimonio en el que su esposa no lo mirara con odio, con charlas sobre pociones y encantamientos en vez de sobre estúpidos sentimentalismos a la luz de las velas. Y si algún día ella tenía un hijo, "por favor Merlín que no fuera pelirrojo, con el pelo negro al menos, aunque tuviera esos ojos verdes de Potter, para que pudiera pasar por un Snape", crecería en un hogar apropiado: estricto pero justo.
Severus había crecido en un hogar roto, si es que se podía llamar hogar. Sus padres se odiaban mutuamente y nunca perdían la oportunidad de herirse, a menudo utilizándolo a él como arma. Pero sobre todo recordaba cómo lo miraban de pequeño, con decepción en los ojos y arrepentimiento. El debía de haber sido quien salvara aquel matrimonio y había terminado destruyéndolo del todo. El hijo de Hermione no pasaría por lo mismo que él, por fin tendría una familia y se encargaría de protegerla. Ahora el pesar se apoderó de él: para eso tendría que seguir con vida. Como respondiendo a sus temores, la chimenea de su laboratorio se encendió, indicando que alguien trataba de entrar vía flu.
"¿Quién eres y qué quieres?"- fue la amenazadora bienvenida al desconocido
"Soy yo y quiero hablar contigo, déjame pasar Severus"
Snape se apartó del caldero para quitar las guardas a la chimenea y dejar pasar a su visitante. Tenía que haberlo supuesto, Lucius Malfoy no se iba a quedar de brazos cruzados después de su derrota pública
"Si tienes que decirme algo, dilo rápido. Estoy ocupado, Lucius"
"He estado pensando sobre Granger y creo que esto es lo mejor. Mis más sinceras disculpas por no haber visto mi error antes y gracias por salvarme de él" –Snape torció aun más el gesto ante esas palabras pero dejó que Lucius continuara –"Tenías toda la razón, Draco no podía casarse con la sangre sucia, las habladurías de cuando apareciera muerta serían terribles. Y después de todo habría sido una Malfoy, el apellido quedaría manchado para siempre" – Lucius se giró hacia Severus con una gran sonrisa de satisfacción –"Mi pregunta ahora es¿cuándo la traerás¿en la noche de bodas?"
"¿Traerla?"
"Claro Severus, estamos deseando conocer a la amiguita de Potter" – dijo ensanchando aún más su sonrisa
"Va a ser mi esposa Lucius"
"Oh, entiendo, la quieres para ti solo la primera noche. Yo también lo haría¿el jueves entonces?"
"Creo que no me has entendido Malfoy" – la voz de Snape era más profunda de lo habitual y por primera vez, Lucius lo miró directamente, lo que prometían esos ojos no le gustó –"Va a ser MI esposa. No vais a ponerle un dedo encima, ni tú ni ningún otro"
"Es una asquerosa sangre sucia Snape, al Señor Oscuro no le gustará..."
"A Voldemort no le gustará saber que no puedo cumplir con mi cometido porque TU quieres acostarte con una sangre sucia"
"No serías capaz..."
"Soy capaz de muchas cosas Lucius, tú deberías saberlas mejor que nadie. Y él me conoce lo suficiente para saber qué me importa y qué no"
"Si te niegas te matará"
Los ojos de Snape eran tan oscuros y profundos como el propio miedo y la carcajada que soltó ante su amenaza le heló la sangre en las venas
"Sería irónico... después de todo... morir por una mujer ...¿no crees Lucius?"
Aquella ya no era la voz de Snape, era otra cosa, su mayor secreto y la verdadera razón por la que Lord Voldemort lo había querido a su lado. Lucius tembló en un ataque de pánico, en aquellos momentos una palabra de más y era hombre muerto, de modo que dejó aparcadas de momento sus ambiciones y adaptó el tono de amistad que tan bien le servía con Snape.
"Ya han comenzado los rumores, se dice que la sedujiste con un hechizo y que llevas tiempo beneficiándotela" – la respuesta tardó en venir, pero Lucius lo había conseguido, la voz de Severus volvía a ser normal
"Estoy acostumbrado a que la gente crea siempre lo peor de mí. No me importan las habladurías" – le indicó la chimenea con un gesto –"Como te dije, estoy ocupado Lucius"
"Sí, claro ya me voy"- dijo Malfoy con un pie en la chimenea, pero no iba a salir como un perro con el rabo entre las piernas –"Por cierto, ten cuidado con esos estúpidos movimientos de varita que tanto odias, no vayas a matarla ante el altar" – comentó sonriendo de nuevo
"Mi querido Lucius, es una pena que vayas a estar allí para verlo"
Hermione bajó la larga escalinata cruzando los dedos para no volver a perderse. Snape Manor era una casa enorme. En cierto modo le recordaba a la de los Black, pero con sutiles diferencias. Esta casa esta perfectamente limpia y ordenada, al menos en el interior porque los jardines eran una verdadera selva virgen. En el interior todo era orden y austeridad, pero con un cierto toque sombrío. Mirara donde mirara el negro abundaba por doquier, Lady Snape les había explicado que tras la muerte de su marido ella había abandonado el país, y no había vuelto hasta hace poco tiempo, por lo que el luto todavía imperaba en la mayoría de los rincones de la casa.
Aún así Hermione no pudo evitar compadecer a Snape y volver a compararlo con Sirius. Lady Snape parecía bastante más amable que la Señora Black, pero aquella casa tenía las mismas malas vibraciones que Grimauld Place. Le fue fácil imaginar a un Severus de niño, escondiéndose en los rincones o en los pasadizos secretos y deseando que llegara el otoño para salir de allí y volver a Hogwarts. Con una punzada en el corazón Hermione imaginó qué distinta habría sido la vida de Severus si hubiera encontrados amigos de verdad, como le ocurrió a Sirius, y no a una panda de Slytherins manipuladores.
"Perfecto querida, has dado con el comedor tú sola" – sonrió Lady Snape desde el comedor donde estaba desayunando con sus futuros consuegros –"Buenos días"
"Buenos días a todos" – saludó Hermione tomando asiento mientras su madre le sonreía y su padre asentía entre trago y trago de café –"¿cuáles son los planes para hoy?"
"Volvemos a Londres, tu padre quiere ver qué tal va la consulta, así que se irá a casa y volverá para la boda" – Hermione miró a su padre con recelo, admirando la inteligente maniobra que le excluía de participar en cualquier tipo de preparativo –"Nosotras iremos al Callejón Diagon a por tu vestido de novia"
"Genial"- comentó entre dientes sin poder compartir el entusiasmo de su madre. Alargó el brazo para coger un panecillo y el anillo rojizo centelleó en su dedo
"¡Hermione¿de dónde has sacado ese anillo?" – preguntó su madre maravillada
"El Profesor Sna...Severus me lo dio como anillo de compromiso"
"Déjame verlo un momento... ¡pero si es el anillo de Enma!" – comentó Lady Snape
"¿Enma¿Algún familiar?" – preguntó la señora Granger curiosa
"Algo así"- Lady Snape sonrió con tristeza –"Hace tiempo, en Hogwarts, conocí a las mejores amigas que nunca pude desear. Enma, Minnie y yo, siempre juntas como hermanas."- su sonrisa se ensanchó un poco –"Enma se enamoró de un mago con mucho talento, pero poco dinero, así que sus padres no veían su matrimonio con buenos ojos y le impusieron una serie de condiciones muy duras. Enma llevó ese anillo en su dedo durante 50 años, hasta que Albus Dumbledore fue capaz de llevarla al altar"
"Qué historia de amor más bonita. ¿y dónde está Enma ahora¿vendrá a la boda?" – preguntó la señora Granger. Missa suspiró antes de contestar
"Enma murió hace más de 30 años. Fue una de las primeras víctimas de Lord Voldemort, una advertencia para Albus."
"Oh"- viendo que había dado con un mal recuerdo, la señora Granger se apresuró a cambiar de tema –"¿Pero cómo es que su hijo le dio ese anillo a Hermione? Lo más lógico es que le hubiera dado el suyo, para seguir con la tradición"
"Albus se lo daría" – Missa recuperó su compostura –"En cuanto a mí, mi historia no es tan bonita como la de Enma, he de reconocer que en el fondo siempre la envidié un poco. Yo no tuve anillo de compromiso porque no tuve noviazgo. Simplemente un día mi padre me trajo aquí y me casé con Septimio Snape. Mi marido no era un mal hombre, aunque tampoco puedo decir que fuera bueno, desde el principio me dejó claro que no quería una esposa sino un hijo y yo lo acepté sin más." – volvió a bajar la voz –"Oh, cielos qué tarde es. ¿Has terminado ya, querida? Entonces vámonos"
Hermione asintió y los siguió a todos hasta la gran chimenea de la entrada sintiendo una vez más una ola de compasión por su futuro marido. Lady Snape no había hablado mucho pero sí lo suficiente para que Hermione percibiera mejor la situación. El suyo no había sido un matrimonio feliz y Severus no había sido feliz con aquellos padres. Pero una vez más sonrió al recordar el incidente de su última clase de pociones. Snape sabía lo que era un matrimonio en el que los esposos se odiaban y estaba tratando que el suyo no fuera así. Estaba claro que su matrimonio no se basaría en el amor como el de sus padres o el de Dumbledore con su Enma, pero había otras maneras de cimentar una relación. Y si él quería intentarlo, ella no iba a ser menos. Hermione Granger nunca rechazaba un reto.
Muy cómodo en su sillón frente al fuego, Severus Snape trataba de ahogar en whisky las últimas palabras de Lucius. Había una razón muy simple por la que no utilizaba nunca su varita, la misma que le había llevado años atrás a descubrir las pociones: el único arte en el que podía desplegar toda su magia sin ninguna preocupación. Las pociones. La magia. Su gran amor. Y ahora corría el riesgo de que su propia magia la matara. No pudo evitar reír ante la ironía de la situación: por fin encontraba una mujer a la que podía amar y la salvaba de caer en las garras de Lucius sólo para matarla él mismo en el altar. Si no lo mandaban esta vez a Azcaban iría el mismo por propia voluntad y al diablo la Orden, Voldemort y la guerra.
Se retorció en el sillón súbitamente incómodo. Había pronunciado esas misma idea ante Lucius como amenaza pero ahora reconocía que no era un farol y eso le preocupaba aún más. Hermione Granger se estaba volviendo demasiado importante para él y eso daba un giro completo a la situación. Era mucho mas fácil ser espía cuando no se tiene nada que perder, cuando no se tiene a nadie a quién perder.
"Y bien hijo mío¿preparado para mañana?" – la cabeza de Albus saliendo de su chimenea casi lo hace caer del sillón del susto
"Albus ... no deberías presentarte así"
"¿Tan mal estás de los nervios? Sí, recuerdo que yo estaba igual. Aterrorizado" – Snape pestañeó ¿de qué diablos estaba hablando el Director? – " Y ¿sabes cuál era mi mayor temor? Ahora me parece una tontería pero entonces ... Tenía miedo de matarla con mi magia ante el altar"
Ahora si que consiguió toda la atención de Snape que hasta ahora estaba dispuesto a deshacerse de él en pocos minutos
"¿Y por qué es una tontería?" – Albus sonrió y sus ojos centellearon al ver que su plan funcionaba
"La Ceremonia no es un ataque Severus, es una puerta para ver y aceptar la verdadera naturaleza del otro"
"Perfecto, huirá dando alaridos y yo me convertiré en el hazmerreír de todo el Colegio"
"Nada de eso Severus, tienes que tener un poco más de fe en ti mismo y sobretodo en ella" – Albus volvió a sonreír –"Necesitas relajarte y yo sé exactamente cómo"
Y antes de que pudiera protestar, Snape y Dumbledore aparecieron en Las Tres Escobas. Tardó poco tiempo en reconocer los adornos como los típicos de una fiesta de despedida de soltero, pero lo que realmente le sorprendió fue ver la cantidad de gente que había en la taberna. Hagrid y Flitwick alzaron sus jarras como saludo y vitorearon su nombre, y rápidamente se vio envuelto en una marabunta de manos masculinas que le felicitaban, los "ya era hora", y los "tienes buen ojo para las mujeres, Snape", se escuchaban por doquier, señal inequívoca de que la mayoría ya llevaba tiempo celebrándolo. Arthur Weasley le pasó un vaso de whisky y mirándolo fijamente a los ojos pronunció un "os deseo lo mejor Snape, de todo corazón", antes de alejarse con Remus Lupin hacia la barra en busca de más bebida. Por las barbas de Merlín, si incluso ¡ese loco de Moody había venido!. No pudo evitar percibir cómo el ojo mágico no paraba de mirar hacia una tarta descomunal que aguardaba en una esquina. La tarta le dio mala espina ¿no se habrían atrevido? Escuchó a Mundungus Fletcher riendo a pleno pulmón, sí que se habrían atrevido. Apuró de un solo trago su whisky y pronunció unas breves palabras de agradecimiento y despedida en voz alta. Dumbledore y Lupin le interceptaron en la puerta.
"No puedes irte de tu propia despedida de soltero Snape"
"Por supuesto que puedo Lupin y es precisamente lo que voy a hacer antes de que una prostituta o el fantasma de Sirius Black salga de esa tarta"
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