D E C I S I O N E S
Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, aún cuando no tengas la seguridad de estar decidiendo correctamente.
Paulo Coelho, 'Brida'
Capítulo 4: Despedida
- Solo por obligación- repitió Michiru para sí misma, mientras caminaba sin rumbo por las calles de la ciudad.
Unas horas más tarde regresó a casa. Cuando abrió la puerta se topó con Haruka, quien tenía las llaves en la mano.
- Me preocupé porque no llegabas. Iba a salir a buscarte- dijo Haruka haciéndose a un lado para que Michiru entrara.
Ambos se sentaron en la sala sin decir una palabra.
- Lo
siento- dijo Michiru sin atreverse a mirar a Haruka.
- Yo
también- contestó Haruka.
Y de nuevo un pesado y abrumador silencio los envolvió.
- ¿Qué
sucede?- preguntó Haruka al fin.
- Nada- respondió
Michiru con la vista en el piso.
- No mientas- insistió
Haruka.
Michiru guardó silencio. Haruka se levantó y se dirigió a la ventana.
- Sé que estas pasando por momentos muy difíciles, pero te pido que me permitas ayudarte.
Michiru levantó la mirada. Haruka también la miró, sonreía, pero había algo extraño en sus ojos. Parecían tristes, profundamente tristes.
- Te
conozco muy bien Michiru y sé que estas sufriendo- dijo
Haruka dándole la espalda a su amiga- Y no quiero ser yo
quien te haga sufrir.
- ¿Qué?- preguntó
Michiru sin comprender.
- Digamos que Etienne y yo tuvimos una
'charla amistosa'- respondió Haruka con sarcasmo- Él
me dijo porque viajó hasta aquí.
- Tú y
él ¿hablaron¿acaso él vino?-
preguntó Michiru asombrada.
- No. Yo fui a hablar con
él- contestó Haruka- Tenía que hacerlo. Lo
siento- añadió al notar la sorpresa de Michiru.
-
¿Por qué?
- Porque quería saber que
sucedía, porque actuabas así. Etienne me contó
el motivo de su visita.
Michiru se quedó helada. ¡Lo sabía! Sabía que Etienne quería que regresara con él a Europa. La joven no supo que decir. Solo se quedó inmóvil.
-
Haruka...- iba a decir Michiru pero Haruka la miró de tal
forma que no pudo terminar.
- No sabes cuanto significas para
mí Michiru- dijo Haruka con ternura- Y es por eso que
quiero que seas feliz.
Haruka se acercó a Michiru y puso sus manos en los hombros de la joven, Michiru notó que temblaba un poco.
- Si tu
felicidad no esta aquí, ve y búscala. Encuéntrala
dondequiera que esté.
- ¿Qué estás
diciendo¿Tú... tú quieres que me vaya¿es
eso?
- ¿Querer? No. No quiero. Lo que quiero es que
estés bien. Que vuelvas a sonreír como lo hacías
antes. Que... seas feliz.
- ¿Y qué te hace
pensar que no soy feliz contigo?
- ¿Lo eres?
-
¡Sí!- contestó Michiru. Haruka sonrió
amargamente.
- Ya te lo dije, te conozco y sé cuando
mientes- dijo Haruka- No, no lo eres y lo entiendo. Después
de todo ¿yo que puedo ofrecerte?
- Haruka no hagas
esto- suplicó Michiru con lágrimas en los ojos.
-
Mientras tú seas feliz, yo lo seré ¿recuerdas?-
contestó Haruka.
Michiru se abrazó al cuerpo de Haruka, quien correspondió al abrazo y, por más que quizo, no pudo evitar llorar.
- ¿Eso
es todo¿Te dejarás vencer así de fácil?-
preguntó Michiru y se aferró más a Haruka.
-
¿Así de fácil¡¿No te das
cuenta de que es lo más duro que he hecho en mi vida!-
exclamó Haruka abrazándola con fuerza.
Era aún muy temprano. Haruka no había regresado a dormir. Eso la preocupó. Entonces comprendió que no quería despedirse, que ya lo había hecho la noche anterior.
Aún dudaba. ¿Era correcto abandonar a la única persona con quien se había sentido segura? Pero por otro lado¿era correcto seguir a su lado sintiéndose así, vacía, infeliz? Habían compartido tanto. Lucharon lado a lado, sufrieron el mismo dolor, derramaron lágrimas y sangre. ¿Valió la pena? La tristeza la invadió con mayor fuerza y al mirar el boleto de avión recordó lo que le había dicho.
- ¿Así
de fácil¡¿No te das cuenta de que es lo más
duro que he hecho en mi vida!- exclamó Haruka abrazándola
con fuerza.
- ¿Entonces por qué?- preguntó
Michiru separándose lentamente.
- Eres todo para mí,
lo que más quiero en este mundo, pero te estoy haciendo
daño al mantenerte a mi lado, y no puedo soportarlo-
contestó Haruka bajando la mirada.
- Tú nunca me
harías daño.
- Es lo que hago. Pero ahora...
-
¿Ahora¿ahora qué?
- Eres libre. Libre
para que persigas tu sueño, para que busques tu verdadera
felicidad- contestó Haruka y le entregó un boleto de
avión.
- ¿Qué es esto?
- Es el mismo
vuelo que el de Etienne, sale mañana a las once.
- No,
no por favor- dijo Michiru llorando.
- Cuando nos conocimos,
tú no querías que me atara al cruel destino que nos
esperaba, me diste la oportunidad de ser libre. Ahora es mi turno.
Adiós Michiru. Que seas feliz- se despidió Haruka,
le dió un último beso y salió del
departamento sin mirar atrás.
- ¡Haruka!
Michiru miraba el boleto en sus manos. Entonces notó una hoja cuidadosamente doblada en su interior. La tomó, y el corazón se le detuvo al reconocer la letra de Haruka. Era una carta.
Michiru:
Ya debes estar rumbo a Europa, rumbo a tu nueva vida, tras tu sueño. Te has alejado de mí, has tomado una decisión y voy a respetarla. Te debo por lo menos eso.
Perdóname por no decirte adiós frente a frente, no podía hacerlo, porque tal vez no te dejaría ir. Preferí huir, esconderme cobardemente y plasmar en una simple hoja de papel lo que has significado para mí desde el momento en que entraste en mi vida: mi mundo entero.
Que curioso, siempre temí perderte en alguna batalla, que salieras herida, no poder protegerte, ni estar a tu lado. Mi más grande temor fue siempre ese, perderte. Sin embargo, ahora te perderé, aún cuando luché por evitarlo, te perderé.
No sabes cuanto voy a extrañarte. Extrañaré tu voz, dulce y melodiosa; tus ojos de mar, calmados y serenos; tu sonrisa cálida y oportuna. ¿Cuántas veces, en mi desesperación, tus palabras me tranquilizaron! Mi angustia se perdía en tu mirada y mi corazón latía de nuevo con tus sonrisas angelicales.
Sé que ahora ya no estarás a mi lado y eso duele, duele tanto que no creo poder soportar el dolor. Pero si algo he aprendido de tí es a ser fuerte, a luchar y a salir adelante. Y eso es lo que haré, seguir adelante. No sé como, ni cuanto tardaré en hacerlo, pero te prometo intentar.
Y algún día, cuando veas cumplido tu sueño, te veré desde primera fila en alguno de tus conciertos y seré feliz por el simple hecho de que tú lo seas. Lo único que te pido es que no me olvides, que pienses en mí de vez en cuando, que recuerdes los breves momentos en que fuimos felices.
Hasta siempre.
Haruka.
Michiru lloraba mientras leía aquellas palabras. ¡Cuánto sacrificio implicaba para Haruka¡cuanta nobleza! Seré feliz por el simple hecho de que tú lo seas. No, no era verdad y Michiru lo sabía. Le había hecho tanto daño y no se lo merecía.
No sabía que hacer. Por un lado, ese era su hogar, su lugar estaba al lado de Haruka, habían luchado tanto por salvar este mundo, por tener un futuro. Pero por otro, su sueño estaba más cerca de lo que jamás había estado, ahí, al alcance de su mano. ¿Cuá de las dos oportunidades representaba su verdaera felicidad?
Salió de su habitación. Ya había amanecido. Se detuvo frente a la ventana para admirar el mar bañado por la luz del sol. Entonces tomó una fotografía que estaba en una mesita al lado de la ventana. La miró por unos momentos y la colocó de nuevo en su sitio. Respiró hondo. Entonces supo que debía hacer.
Haruka le había permitido ir en busca de su sueño, le había obsequiado una nueva oportunidad y no la iba a desperdiciar. Buscó su bolso y salió del departamento. Al cerrar la puerta no miró atrás. El corazón le pesaba pero no le importó. Había tomado una decisión.
Michiru se presentó en su departamento. Y aún antes de abrir la puerta, Etienne ya sabía que era ella.
- Hola.
Pasa por favor- dijo el joven y ambos se sentaron en la sala- Me
alegra que estés aquí.
- Tengo algo importante
que decirte.
- Bien, te escucho.
Después de no dormir y mucho caminar, regresó al departamento. No tenía prisa en volver. Vacío, frío, oscuro. Ya no era lo mismo. Sin Michiru, solo era un 'lugar más' no un hogar. Se dejó caer pesadamente en el sillón y hechó la cabeza hacia atrás, tratando de pensar que haría.
Ya no tenía a nadie, ni a Michiru, ni a Setsuna, a nadie. Tendría que encontrar su camino, su vida, sin alguien que le diera ánimos para continuar, que no le permitiera caer en los momentos de duda y desesperación.
Lo extraño era que, a pesar de todo, sabía que había hecho lo correcto. Tomó una decisión que le desgarró el alma, pero Michiru sería feliz.
Cerró los ojos y trató de imaginarla dando un gran concierto en algún importante auditorio en Europa. Sonriendo, dejándose llevar por la música y haciendo vibrar al público que la escuchaba. Por alguna razón, ese solo pensamiento calmó un poco su dolor.
- El
amor y la amistad exigen ciertos sacrificios...
- Sí
es cierto. Y aunque duela sé que hice lo que debía-
dijo Haruka, unos instantes después se levantó.
A través de la ventana podía verse un hermoso atardecer, el sol bañaba con su cálida luz la playa y el agua marina. Haruka vió el reloj. Las seis. Hacía siete horas que el avión había despegado. Estaba hecho.
De pronto una sensación de desapego se hizo presente. No quería continuar en aquel lugar. Ya nada le ataba a él. Decidió irse, sin saber a donde. No pertenecía a ningún sitio.
- Recuerda
que si necesitas hablar con alguien, o un poco de compañía,
aquí estoy.
- Otra vez tienes razón Cabeza
de Bombón- dijo Haruka sonriendo levemente.
Dudó un poco, pero después pensó que era mejor regresar a Tokio. Fue a su habitación y empacó todo lo que creyó necesitar. El resto se quedaría ahí, y no volvería por él. Le llevó 10 minutos preparar todo para marcharse, para comenzar de nuevo.
El único recuerdo que se permitió llevar fue una fotografía, su favorita. En ella aparecían Haruka, a su izquierda una mujer de cabellos oscuros y largos, y a su derecha una joven de cabellos ondulados y color aguamarina. No quizo dejar su tesoro ahí, así que la tomó con ternura y la guardó en su maleta.
Hechó un último vistazo a su departamento, para luego darle la espalda a todos aquellos recuerdos. Al abrir la puerta se detuvo súbitamente.
ANTES QUE NADA MIL DISCULPAS POR NO HEBR ACTUALIZADO ANTES! HE TENIDO MUCHO TRABAJO Y VARIOS DOLORES DE CABEZA. PERO ANTE TODO LA RESPONSABILIDAD (jajaja), AQUÍ ESTE EL PENÚLTIMO CAPÍTULO DEL FIC, LES PROMETO EL DESENLACE DE LA HISTORIA PARA EL DOMINGO. HASTA LUEGO.
