Siento muchísimo la espera una vez más sobre todo cuando la última vez os aseguré de que ya no iba a tardar tanto. La verdad es que he conseguido unas cuantas ideas para continuar el fic y este capitulo me resultó muy dificil de escribir. Creo que quizás os decepcione pero es necesario ya que a partir de ahora el fic se centrará en el matrimonio como indica el titulo del fic y necesitaba un capitulo para dejar Hogwarts atrás y comenzar a presentar su vida de casados. En resumen, perdón otra vez y aquí tenéis el capitulo

17. Juntos, pero no revueltos.

Estaban los dos sobre la cama, Hermione no recordaba cuánto tiempo llevaban así, quizás toda la noche, pero no importaba. Severus seguía igual, con la cabeza en su regazo. Severus Snape llorando como un niño en su regazo, desde luego eso cambiaría totalmente la idea del temido profesor de Pociones si llegaba a saberse, aunque claro, Snape lo negaría incluso ante ella, estaba segura.

Pero nada de eso importaba ya, ni las lágrimas de Snape, ni lo ocurrido horas antes. Solo el estar allí los dos, en silencio, escuchando la respiración acompasada de su marido mientras ella le acariciaba el pelo. Habia decidido que no necesitaba saber qué habia ocurrido, mas que nada porque podría apostar lo que poco que tenía en Gringotts a que Severus iba a tener la boca totalmente cerrada al respecto, pero sobretodo porque tenía un mal presentimiento sobre su 'momento de inconsciencia' y no quería profundizar más sobre el tema.

-"CLONGGGGGG" – sonó el despertador en la mesilla de noche. Severus gruñó y al instante el maldito trasto se estampaba contra la pared.

Hermione no pudo reprimir la carcajada que sacudió su cuerpo ante el poco elegante destino del reloj, y más aún cuando escuchó algo sospechosamente parecido a un suspiro de culpabilidad justo antes de que las piezas volvieran a unirse y que el reloj quedara en perfecto estado de nuevo sobre la mesilla de noche. Dejó la mirada un instante más sobre el reloj admirando el perfecto hechizo de reparación y luego sus ojos se volvieron hacia su regazo, donde Snape le devolvía la mirada con un pequeño brillo de humor en sus ojos.

-"¿ Y ahora qué? " – preguntó ella, apartándole el cabello que caía sobre sus ojos oscuros

¿Ahora qué?. Era una buena pregunta desde luego, aunque por supuesto ella no supiera todo lo que estaba preguntando. En un principio habia planeado que ella volviera con sus padres durante el verano mientras él se quedaba en Hogwarts, como siempre habia hecho, pero su nueva situación descartaba totalmente ese plan de acción. Voldemort habia descubierto por fin un punto débil en él, y por nada del mundo iba a facilitarle el trabajo.

Alzó el brazo para acariciarle suavemente la mejilla y dejar que ella misma se diera cuenta. No tardó mucho en notar cómo los ojos almendrados de su esposa se agrandaban al mirar su antebrazo y él sonrió.

-"Tuvimos una noche llena de sustos y sorpresas, querida" – dijo sin dejar de acariciarle la mejilla –"Parece que mis días como espía terminaron de una forma totalmente ... inesperada" – concluyó a falta de una palabra mejor. Hermione abrió la boca para dejar escapar el previsible torrente de preguntas, pero unos golpes y la aparición de la cabeza de Hugo en la puerta entreabierta del dormitorio la hicieron callar.

-"Amo, el joven Malfoy necesita hablarle" – dijo en tono culpable, como si supiera que estaba interrumpiendo algo importante, por eso se apresuró a añadir –"Es importante"

Snape frunció el ceño mientras miraba al pequeño elfo, realmente debía de ser importante para que Hugo se atreviese a interrumpirles estando en el dormitorio, cualquier elfo que hubiera pasado un mínimo de tiempo en Snape Manor sabía que jamás debía poner el pie en el dormitorio de los Amos a menos que fuera convocado. Trató de esconder su cara de preocupación y aprovechó para besar castamente a su mujer en la frente.

-"Veré de qué se trata. Que Hugo te ayude con el equipaje, saldremos para Snape Manor enseguida"


-"AZUL!"

Severus trató de esconder la sonrisa mientras su invitado no paraba de dar vueltas por su laboratorio

-"AZUL!" – gritó de nuevo levantando los brazos en un gesto mezcla de enfado, impotencia y desesperación – "Estoy ...AZUL!"

Ahora Snape se limitó a levantar una ceja, dejando ver lo obvio de la queja. También esa ceja alzada bastó para que el chico empezara a dejar de lado su frustración y comenzara a tragar saliva mientras intentaba exhibir su más encantadora sonrisa. El hecho de que la ceja de Snape siguiera alzada era un claro signo de que estaba fallando estrepitosamente.

-"Creí haber dejado muy claro los efectos de esa poción y su uso"

-"Sí Prof" – no le dejó que le interrumpiera, por supuesto

-"Entonces puede decirme, ya que todo estuvo tan claro en su momento¿por qué está usted malgastando mi tiempo cuando ya ha acabado el curso, señor Malfoy?"

Draco se dejó caer en un taburete y escondió su rostro azul, entre sus manos azules. Tratándose de Snape la única forma que tenía para salir de aquella situación era con la verdad por delante, aunque claro, esa opción no incluía la palabra 'ileso' por ninguna parte. De modo que decidió contar la verdad, a su manera por supuesto

- "Decidí hacer una última prueba. Si voy a espiar a mi padre y a los otros mortífagos debo estar seguro de que no me volveré visible bajo ninguna circunstancia"

Era una magnífica explicación, tan totalmente plausible y lógica que Draco se sentio satisfecho de si mismo y se atrevió a mirar a su profesor a la cara. La ceja de Snape seguía alzada.

-"¿Y esas circunstancias incluyen actividades sexuales Señor Malfoy¿Es asi como piensa realizar su trabajo de espia? – el rostro de Draco pasó a un azul pálido

-"Por supuesto que no profesor" – intentó excusarse, sabía lo peligroso que iba a ser para él tomar la posición de espía de su padrino. – "Fue sólo que ... era mi última oportunidad" – terminó en un hilo de voz mirando hacia el suelo. Snape suspiró, se sentía extrañamente magnánimo aquella mañana. Comportamiento sensible debido a un stress post-traumático habría dicho su esposa.

-"No es propio de un Malfoy tirar la toalla ante una mujer. Aunque esa mujer sea una Weasley" – ahora el tono de azul se oscureció al verse tan fácilmente descubierto

-"¿Tanto se nota que es ella?" – murmuró avergonzado

- "No, en absoluto. Cualquiera se echaría a reir ante la idea" – Snape se pasó la mano por el pelo tratando de buscar algo de tacto para lo que debía decir a continuación, por supuesto no lo encontró. –"Sólo un idiota cortejaría a una chica a la que obviamente repugna"

- "¿Por eso tuviste que esperar a la Ley de Fudge para llevarte a Granger a la cama?" – atacó Draco dolido sin poderlo evitar

- "Cuidado muchacho" – advirtió Snape con voz suave, pero la amenaza era evidente en sus ojos. Draco se acobardó y se dejó caer junto a la pared.

- "No importa, ya nada importa. Potter gana otra vez sin saber siquiera que ha habido una batalla" – si habia algo que Snape reconocía bien era el tono de voz de la derrota y la impotencia y ¿qué demonios? la cara de Lucius si su hijo presentaba a Ginevra Weasley como su futura esposa era algo que no tenía precio.

- "Dado el tono de su piel, su nivel de estrógenos y adrenalina debió al menos de triplicarse, por lo que deduzco que fue una experiencia satisfactoria"

- "Hasta que la estúpida de Ellis Freybot nos paró en seco. Cinco minutos mas y ..."

- "Suficiente señor Malfoy, gracias" – comentó Snape levantando una mano para evitar que Draco diera más detalles y prosiguió –" No sería muy descabellado pensar que la señorita Weasley podría aceptar sus galanteos"

- "Creyó que era Potter todo el tiempo!" – protestó Draco

- "No digas sandeces Draco, ha debido de palpar lo suficiente para darse cuenta que desde luego no era Potter, aunque conociendo la tozudez de la señorita Weasley necesitará que alguien se lo recuerde una y otra vez"

- "¿En qué está pensando, profesor?"

- "En que curiosamente, voy a aceptar la sugerencia de su padre y tenerle de 'ayudante' el próximo curso"

- "¿Severus? Todo esta listo" – dijo Hermione abriendo la puerta del despacho – "¡Morgana Santa! Malfoy! Pareces un pitufo"

Draco gruñó y escondió la cabeza entre las manos. Ahora su humillación era completa


Llegaron a Snape Manor poco antes de mediodia, y Hermione estaba totalmente mareada. Desde luego ni los vuelos en escoba, ni en hipogrifo ni probablemente en cualquier artilugio volador se llevaban bien con ella, y eso incluía las apariciones. Si cuerpo y más concretamente su estómago no estaban acostumbrados a aquella forma tan poco muggle de viajar de modo que, justo cuando Lady Snape abría la puerta de Snape Manor, su hijo tuvo que sujetar por un momento a su nuera para evitar que se cayera, justo antes de que la nueva señora de la casa, saliera corriendo hacia el cuarto de baño más próximo.

- "No Madre, no está embarazada" – saludó Snape, borrando al instante la sonrisa de los labios de su madre, y llamando a los elfos para que subieran su equipaje. Sin embargo, Artemisa Snape mantuvo una pequeña sonrisa mientras cerraba la puerta y los enfurecidos pasos de su hijo se perdían por el pasillo: todo el equipaje iba a la misma habitación.

Severus llamó suavemente a la puerta del baño y enseguida Hermione salió con una sonrisa de culpabilidad. Se sentía estúpida de que algo tan trivial como aparecerse le costara tanto. Snape la miraba seriamente como si la estuviera analizando y entonces, ella se dio cuenta de la estaba leyendo. Severus no necesitaba utilizar el Legimentis con ella, la conocía demasiado bien.

-"¿Necesitas que te traiga alguna poción?" – ella negó bajando la cabeza, humillada –"No hay nada de que avergonzarse, querida, con el tiempo te acostumbrarás. Desde niños nos acostumbramos a esta forma de viajar, al contrario que tú, que ha sido ¿tu segunda o tercera vez desde el examen?"

-"Segunda" – respondió ella volviendo a alzar la cabeza después del inesperado apoyo. Severus asintió e intentó una sonrisa mientras le tendía el brazo –"El almuerzo está servido, me temo" - Hermione rió mientras aceptaba el brazo de su marido y dejaba que la escoltara muy digninamente hasta el salón, bajo la atónita mirada de doce elfos domésticos y un Hugo con una sonrisa de oreja a oreja.

En el comedor, la tensión entre Snape y su madre se podría cortar con un cuchillo. Y el silencio en el que comían era ensordecedor. Ella habia intentado un par de veces entablar algún tipo de conversación, pero ninguno de sus acompañantes paracía dispuesto a dejar de lado el extraño duelo de voluntades en que se habia convertido aquella ocasión, de modo que Hermione se dio por vencida y se fijó en la comida.

El almuerzo era totalmente vegetariano. Ahora que lo recordaba, nunca se habia fijado en qué habia comido en su última visita, justo antes de la boda, pero desde luego aquella ensalada era descomunal y Severus la miraba como si fuera un enemigo mortal.

-"Sevvy, deja de intentar matar las coles de bruselas con la mirada y cómetelas de una vez" – rompió por fin el silencio Artemisa tratando a su hijo como si aún fuera un niño.

- "No soporto las coles Madre" – respondió entre dientes –" me sientan mal. En Hogwarts los elfos se ocupan de que no tenga ninguna en el plato"

-"Tonterías Sevvy, te sientan mal porque no estás acostumbrado a comerlas, es todo. Cómetelas de una vez" - Severus se puso rígido y Hermione alarmada, posó su mano sobre el brazo de su marido antes de que lanzara un Avada sobre su madre.

- "A mi me encantan las coles de bruselas, sin embargo nunca me ha atraído la col lombarda, que creo que es tu favorita Severus¿compartimos?" – y sin esperar una respuesta, Hermione se dispuso a quitar todas las coles de bruselas del plato de Severus, pasándole a cambio un extra de lombarda. Severus estaba encantado mientras su madre no daba crédito a lo que acababa de ocurrir, de modo que aprovechó el momento de confusión para atacar.

- "Y ¿durante cuánto tiempo más vamos a tener que soportar tu agradable compañía, Madre?"

- "Severus!" – protestó Hermione –"no puedes echar a tu madre de su propia casa" – Artemisa estuvo a punto de reir

- "Snape Manor nunca fue mi casa querida, y desde que mi marido falleció no habia vuelto a poner un pie en este lugar." – luego su gesto se endureció al volverse hacia su hijo –"Volveré a mi casa de Cornualles, pero antes debo asegurarme de que tu esposa es aceptada"

- "¿Aceptada?" – preguntó Hermione temiéndose lo peor

- "Ahora tu eres Lady Snape querida, perteneces a una de las familias más antiguas y poderosas, y como tal, debes aprender tu lugar en la sociedad mágica pese a quien le pese"

- "Y eso significa ..." – interrumpió Severus antes de que su madre lanzara un discurso sobre la herencia y el linaje de los Snape

- "Eso significa, que este año tanto tú como tu esposa vendreis conmigo al Solsticio" – Severus cerró los ojos tratando de convencerse de que matar a su madre y ser enviado a Azkaban ahora que por fin se habia librado de Voldemort no era la mejor de las ideas, pero ella seguía empeñada en convercerle de lo contrario. – "El Solsticio de Verano es un de los grandes eventos sociales del Año. Los Snape hemos estado al margen por demasiado tiempo, ya es hora de que volvamos al lugar que nos corresponde por derecho"

- "Pero, pero serán todos magos pura sangre...mortífagos..." – protestó Hermione al borde de un ataque de pánico, Artemisa negó con la cabeza, tratando de tranquilizarla

- "No digo que no haya mortífagos querida, sólo que también habrá magos y brujas decentes. Albus Dumbledore asiste cada año, y con los McGonagall te sentirás como en casa" – aseguró Artemisa. Hermione se tranquilizó un poco, aún así miró a su marido con expresión de súplica. Severus tenía los ojos cerrados y una expresión grave, estaba intentando razonar lo mejor posible

- "Aunque no sea de mi agrado, no asistir significaría que me averguenza tenerte como esposa" – abrió lentamente los ojos tratando de explicarse sin revelar demasiado de sus verdaderos sentimientos – "Voldemort cree que nos casamos porque yo ... tenía interés en ti, que realmente quería hacerte mi esposa" – las mejillas de Hermione comenzaron a teñirse de rojo –"cuando la verdadera razón fue para mantenerte a salvo de Malfoy" – se apresuró a añadir disipando al instante el rubor –"La única explicación para nuestro matrimonio, es que yo seduje y metí en mi cama a una alumna, y que es allí donde quiero mantenerte. Exhibiéndote como un trofeo en el Solsticio, confirmaré esa explicación y mi fachada ante Voldemort y los otros mortífagos se mantendrá. De lo contrario podrían pensar que ya no tengo interés en ti y tratar de atacarte"

Hermione asintió lentamente con la cabeza, tratando de asimilar lo que acababa de oir, mientras Lady Snape lanzaba a su hijo una mirada llena de interrogantes¿a qué se refería exactamente¿por qué habrían de atacarla sólo si creyeran que ella ya no le interesaba¿cómo es que Voldemort no habia pedido ya la cabeza de la amiga de Harry Potter? Muchas preguntas se formaban en aquella mente slytherin, acostumbrada desde la cuna a conspiraciones y contraconspiraciones, pero también encontró la respuesta para alguna de ellas, en aquella aura negra, casi imperceptible, que brotaba de su hijo y rodeaba a su joven esposa, como un manto protector.


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