A D I O S
Te extrañare
no mentiré
me duele que no estés
y tu te vas
Para ella la muerte fue azul cielo. No negra, sino azul intenso. La había imaginado fría y gris, pero la encontró quemante y fresca.
Su pelo se revolvió al compás del viento, mientras sus ojos querían atravesar al guerrero en busca de una esperanza remota. Pero no la encontró.
Gohan y... están muertos
Todo se desvaneció frente a sus ojos. Bulma gritó, Chichi se desmayó, los murmullos de congoja sustituyeron al silencio y su corazón se agujeró en ese instante. Solo vio el cielo azul, el mármol blanco y su imagen tan lejana.
¿Cuántas cosas de él podía recordar con apabullante claridad?
Tantas y tan pocas al mismo tiempo. Podía decir que tan alto era sin equivocarse, mencionar el numero de chicas que pensaban que era adorable, y que ese mechón de pelo en medio de su frente era el rasgo mas distintivo en él. Pero no sabía nada de sus ideales, o del pasado escondido tras esos ojos tan demasiadamente adultos para sus años. De que era lo que sentía al ser como era.
Había deseado más que nunca conocerlo.
¿A dónde se había ido?
Tenía que haber ido a algún lugar, con él todo era posible; incluso vencer a la muerte, se dijo a si misma tratando de que aquella pequeña lágrima fuera la única que saliera. ¿Pero cómo conseguirlo si aquel nudo en la garganta se la estaba desgarrando y sentía sus ojos nublarse un poco más cada vez?
No podía llorar, aún no, se corrigió. Tenía que creer en él y esperarlo como le había prometido.
Chichi san la necesitaba en ese momento, no podía abandonarla, Gohan no lo habría hecho.
Tenía que ser fuerte.
¿Pero... como coger fuerzas cuando lo único que quería era alargar su mano y encontrar la suya para apretarla fuertemente? Se había ido y no había podido hablarle sobre sus sentimientos, aun no habían tenido esa cita deseada, ni siquiera una plática decente.
-Quiero verte... -susurró.
