Nota: YuGiOh ni ningúno de sus personajes me pertenece
Advertencias: Yaoi, Lemon posiblemente
Notas de Autora: Los capítulos serán más largos, éste es así simplemente por ser una introducción a la historia, espero que lo disfruten.
Introducción
Qué difícil resultaba en ocasiones, cuando el cuerpo está muy agotado, poder dormir, era algo extraño, es de suponerse que mientras más grande sea la fatiga más rápido el cuerpo buscará conciliar el sueño, pero no era así, estaba tan cansado que le costaba dormir, claro, eso era algo que se negaría a admitir un día, necesitaba ya tantas horas de sueño acumuladas por los días de trabajo que le era casi imposible, aunque durmiera meses seguidos conciliarlas, terminó de tomarse esas pastillas a las que ya se había vuelto adicto para acabar con su insomnio, se enredó entre las sábanas con propiedad, un bostezo disimulado, los párpados cayendo, oscuridad.
Otra ronda nocturna que debía haber para asegurarse que todos los soldados se mantuviesen despiertos y vigilante protegiendo al faraón, otra ronda nocturna que estaba dispuesto a hacer para cumplir con el orden del palacio, otra noche sin sueño. Decidió asomarse a los jardines, en aquella época a pesar de la aridez del suelo, todas las flores del desierto florecían y emanaban aquel tierno perfume dulce y penetrante, hacía una agradable noche tibia.
Un joven se mantenía con sus ojos entrecerrados y con la mirada fija en la nada, taciturna, meditativa, juguetona.
-Soldado, deje las ensoñaciones para otra ocasión y limítese a cuidar de los jardines-
buscó ordenarle de manera tajante el sacerdote, mostrando toda su autoridad y determinación en su tono de voz, sin embargo el joven solo volteó espetando una amplia sonrisa perlada, despidiendo de sus trajes blancos de guerrero un aura albina que brillaba de blancura a la luz de la luna, parecía un ser etéreo y misterioso, lleno de vida y alegría.
-¿No está cansado señor?...debería dormir más.-
Preguntó con su voz de niño, lo cual era, un simple niño de cabellos dorados, a pesar de sus 16 años, su rostro se mantenía como el de un niño, con rasgos casi femeninos de delicadeza, sus ojos delineados, su piel teñida por el sol, y sus músculos ligeramente marcados cruzando por todo su cuerpo.
-¿Qué tipo de impertinencia es esa¡No le hables así a tu sacerdote muchacho!
respondió crispando la mirada y frunciendo el seño, aun sin perder s frialdad ni dejar que su rostro se transfigurara mucho en ningún sentimiento.
- Perdóneme señor, pero su majestad debería dormir un poco más…podría hacerle daño
y así de la misma manera ensoñadora como apareció en sus ojos se desvaneció con un gesto de respeto y disculpa, se fue de su mirada.
4:00 a.m., marcaba el reloj a su lado, despertándolo de sus ensoñaciones, ya debía levantarse para ir a trabajar, se levantó tambaleante sosteniendo su frente entre sus manos, cuantas imágenes se arremolinaban en su interior, normalmente no soñaba, normalmente no lo hacía, pero era aun más extraño el no recordar el rostro de aquel sujeto, sabía que ahí estaba él, vestido con ropas ancestrales y hablando con un joven…¿Pero quién era? no podía recordar su rostro...en fin, todos soñaban alguna vez, le estaba dando demasiada importancia, era solo una típica jugarreta del subconsciente, aquel sueño iría a parar junto con muchos otros en algún rincón de su mente denominado olvido…
Pero…¿Por qué no quería olvidarlo?
