BA-SHURA

Estaba amaneciendo. El hermoso despertar de un día de verano se vislumbraba. En consecuencia, en Atenas, la gente era presa del pánico: la ola de calor sofocante que azotaba el Mediterráneo oriental iba en aumento, y, además, para largo. En el Santuario a penas quedaba gente: Afrodita había vuelto para Suecia porque veía su cutis destrozado, Shaka había preferido los monzones de su India natal antes que aguantar el calorazo, Aldebarán se había ido a Brasil porque era invierno… En aquel momento solo un valiente caballero aguantó: Shura de Capricornio y su inefable cabra Jacinta resistían impávidos el clima semidesértico, la sequía y los mosquituelos que le picaban por todas partes.

Pero, nadie, y quiero decir, NADIE, le preparó para lo que se avecinaba sobre él. Shura no solía ver la tele porque daban demasiados anuncios comerciales, en la radio solo ía música y el periódico se lo pasaba Dhoko al día siguiente de salir. Esa fue su perdición. Su destino estaba escrito.

Los medios de comunicación griegos se hacían eco por aquellos días de una inminente huelga de basureros. Las condiciones de trabajo, en aquellos días, no estaban siendo buenas, y algunos trabajadores se quejaban de que la empresa no les facilitaba nada que les ayudara: les obligaban a vestir trajes sintéticos que provocaban más calos que el que hacía realmente, y ya había cuatro que habían caído desmayados… Y la empresa pública se desentendió de ellos. Era el colmo. Aquella mañana de verano, los basureros atenienses estaban en huelga legal. Ocurrió entonces que un piquete vio que había un basurero trabajando en un vertedero.

- Un esquirol! A por él! – dijo el jefe del piquete. Para putearle, le intentaron tirar encima una apestosa bola de residuos orgánicos, la cual lanzaron desde la cima de una montaña de coches y lavadoras desguazados. Pero lo que ellos no sabían es que el esquirol de marras era un despistado que pensaba que la huelga era el día siguiente, y al ver a lo lejos otro piquete, se acordó y corrió hacia ellos para unírseles. La bola, que había pillado unos autos y unas lavadoras por el camino pasó justo detrás de él y se acercó a una montaña de envases de vidrio. Subió cuesta arriba, pero cuando llegaba a la cima, el peso la hizo ceder y se fue cuesta abajo por donde había venido, recogiendo por el camino centenares de envases. La bola era ya entonces enorme, y cual katamari enloquecido empezó a avanzar sin control, recogiendo todo lo que pillaba por el camino: combustibles, muebles, metal, animales muertos, heces, un autocar abandonado y un conjunto de ruinas corintias. También pilló a algunos famosos personajes residentes allí, a Seiya, a Otto Rehaggel, a Rivaldo, a Irene Papas y a la selección griega de basket al completo…

Entonces, tras atravesar la autopista de circunvalación, la catátrofe se cumplió: la bola rompió el sello mágico que separaba el santuario de la ciudad y atravesó el muro de contención.

En aquellos momentos, Shura le estaba dando de comer frijoles con hígado encebollado a Jacinta cuando Tatsumi se presentó en el templo muy cabreado.

- Tu, Shura, tu Diosa pide a un imbé… Este… A un voluntario para que le saque el caniche meón a pasear, y eres el último que queda, así que ahora mismo vas a ir i a hacerlo. Y como no lo hagas, te juro que te cubro de mierda, entendido?

Tan pronto como dijo estas palabras, una enorme bola de basura aplastaba a Tatsumi con un gran estruendo.

Shura estaba alucinado. Tenía delante una gigantesca bola de detritus y ruina, y encima tenía voz, porque la bola cantaba "We Shall Dance, We Shall Dance". Entonces, de pronto, salió de su interior un sombrero, y tras él un orondo hombre barbudo.

- Hombre, pero si es Shura, el presidente de mi club de fans de España! – Dijo el hombre, que no era otro que el gran ídolo de Shura: el cantante Demis Roussos. Pero Shura estaba demasiado distraído mirando la bola de caca como para darse por enterado de la presencia de su segundo héroe tras la pérdida de Aiolos. Boquiabierto, contempló la magnificencia de ese pedazo de residuos, y quedó anonadado por el olor nauseabundo que soltaba. Aquello era un monumento a la asquerosidad, un tributo al asco, el Panteón de lo excremental. Jacinta no estaba menos impresionada por aquella esfera que olía igual que su pienso.

Entonces, Shura reaccionó. Nadie, y que conste, nadie le ensuciaba su casa. Así que decidió arreglar el asunto como solo él lo sabía hacer: con Excalibur, que limpia más que cualquier detergente. El hombre-cabra movió su brazo formando un semicírculo tras lo cual gritó: "POR EL PODER DE GREYSKULL!" Y lanzó su brazo para adelante como movido por un resorte. La bola explotó. Trozos de basura empezaron a surcar los cielos de Atenas. Los cristales formaban arco-iris al reflejar la luz del sol, Rivaldo daba toques a un calcetín mientras salía disparado, agua multicolor subió hacia la estratosfera. Un hermoso espectáculo. Jacinta balía mientras Demis Roussos entonaba "My only Fascination" henchido de felicidad. Y Shura, en un homenaje a los 80, se limitó a gritar, brazo en alto: "YO TENGO EL PODEEEEEEEER!"

EL CLARÍN ATENIENSE

LLUVIA ÁCIDA AZOTA EL PELOPONESO

Una lluvia ácida causada por la acumulación de productos químicos en la estratosfera causa estragos en los edificios de Atenas, achicharra gatos y cause el pánico entre la población, que huye despavorida hacia Macedonia, Albania y Turquía pidiendo asilo y bla, bla, bla…

APARECE RIVALDO COLGADO EN LAS TORRES PETRONAS

Kuala Lumpur .- El jugador de fútbol Rivaldo ha aparecido colgado en las Torres Petronas de la capital de Malasia llevando en la mano un calcetín y bla, bla, bla…

NOTA FINAL: Admiro de verdad a todas las personas reales que aparecen en la historia. Son deportistas y gente de cultura que han puesto a Grecia en muy buen lugar en lo que es el mundo de las artes y los deportes. A ellos, empezando por mi ídolo de adolescencia Rivaldo y acabando con el gran vocalista de pop melódico Demis Roussos, les dedico y rindo merecido homenaje en este capítulo, porque, precisamente, si una cosa NO es esta gente, es basura. Soy sincero respecto a esto y lo quería expresar en público.