A las afueras del Madison a Susan le dolían los pies. Necesitaba sentarse un rato después de haber estado dando saltos durante dos horas
- ¿Adónde vamos? Tiene que ser un sitio que quede cerca y tengamos un poco de tranquilidad…
Clark de pronto se acordó de los vales de hotel que le había dado Perry, un lugar céntrico, donde no les molestarían
- Podemos ir a mi hotel… Si quieres – Clark era consciente de cómo sonaba aquello, pero le parecía una buena solución
- Bueno… La verdad es que no sé…
- Nada de sexo. Sólo charla
- Está bien – Susan le sonrió y le dio la mano
Ya en el hotel, ella se descalzó y se acostó en la cama. Clark se sentó junto a ella. Le pareció que claramente se había precipitado con aquella promesa. "Nada de sexo" le había dicho. Sue tenía un cuerpo espectacular encima de la cama, con aquella ajustada camiseta de merchandising y aquellos vaqueros de cadera baja. Le tenía fascinado y no podía quitarle la vista de encima. Ella empezó a hablar del concierto y de lo increíble que había sido la noche, de lo que se esperaba y lo que no, de la comparación con otros tours… Clark, mientras, permanecía silencioso. Estaba claro que se encontraba pensando en otras cosas. Sentía cómo el deseo se le iba inflamando por dentro.
Cuando parecía que ella había terminado de hablar sobre el concierto le preguntó
- A ti te ha gustado¿no?
Clark asintió pero ella se encontró con su mirada intensa, que no se correspondía con el desenfadado comentario. Siguió un momento de silencio y expectación, tras el cual ella no pudo sostenerle por más tiempo la mirada. Tenía el corazón acelerado. Lo que Clark le estaba diciendo con los ojos estaba muy claro. ¿Habría sido un error subir hasta la habitación?
Antes de que pudiera seguir pensando ya tenía los labios de Clark demandando su boca, en un largo beso de forzada delicadeza que parecía amplificar el significado de cada caricia, la pasión de cada gesto. Clark la atraía hacia sí lenta pero inexorablemente, como la música de una flauta atrae a la serpiente fuera del cesto, dulce e hipnótica, sutil pero cargada de una fuerza irresistible. Susan disfrutaba de aquel beso interminable y de aquel brazo fuerte emplazado alrededor de sus caderas, la mano de él bajando hacia el final de su columna y no conseguía pensar porque el deseo le nublaba la mente, pero por alguna razón notaba un punto doloroso de resistencia en su interior, una certeza de terrible inseguridad que no se podía poner en palabras o en un pensamiento concreto. Y le temblaban los labios, en parte porque sentía la necesidad que la arrastraba y en parte porque se encontraba en un territorio inexplorado, con los pies colgando de la azotea de un rascacielos. Cuando Clark le metió la mano por debajo de la camiseta y le acarició despacio las curvas del pecho, a Susan se le hizo un nudo en la garganta
- Clark… Espera…
Él bajó la mano, acariciándole el vientre mientras le daba un beso en la mejilla y esperaba a que ella se explicara. Sue le esquivaba la mirada
- Debería irme
- Quédate. Pasa la noche conmigo
Ella le miró sorprendida de su seguridad y resolución. ¿Qué debía hacer¿Lo de ella era sólo cobardía o era algo más? Deseaba lanzarse pero se impuso su vena más cerebral. Necesitaba ganar algo de tiempo, pensarlo, analizarlo
- Mañana…Quiero que sea especial, no improvisarlo…
- Clark entendió lo que quería decir y asintió
- Está bien. Si mañana te parece que aún no estás preparada, lo entenderé. Sólo cuando tú quieras, Sue
Ella sonrió levemente, se incorporó y con un escueto "hasta mañana", cogió sus cosas y salió por la puerta. Clark se quedó sobre la cama, con la mano apoyada sobre la frente, intentando recuperar el aliento y sin poder quitarse a Susan Storm de la cabeza. La otra mano descansó sobre la camiseta de U2, a la altura del escudo del traje. Él tampoco podría haber llegado mucho más allá, al menos sin hacer un paréntesis. Lo del traje de Supermán no tenía una explicación precisamente fácil.
Eran las dos de la mañana y Reed seguía en el laboratorio, que era su auténtico territorio, donde se sentía seguro, donde podía dominar todas las situaciones. Medir, analizar, comprobar. Si había algún error, sólo tenía que repasar las ecuaciones. El ordenado mundo de la ciencia, que tenía su explicación. Sin embargo sabía que no conseguiría centrarse en nada en concreto. No podía avanzar. Se conformaba con tener sus experimentos desplegados a su alrededor, rodeándole, protegiéndole metafóricamente, pero no podía dedicarse a ellos. Su pasión por Sue había contaminado hasta los más privados rincones físicos que formaban parte de su personalidad: el edificio Baxter, el laboratorio, las salas de entrenamiento… Todo a su alrededor parecía mantener su desasosiego, acentuado por el silencio y la soledad, como un recuerdo recurrente de que ella no estaba. Estaba en otra parte, con otro.
En uno de los cajones encontró el reproductor de mp3 que a veces Sue utilizaba durante los experimentos más rutinarios. Estuvo navegando entre las canciones hasta encontrar algo que valiera la pena: la voz de Depeche Mode. Aquello sí era música de verdad. Le parecía que aquella voz profunda le expresaba un poco y que la electrónica tenía algún sentido, una matemática interna que estaba presente en toda la música pero que se hacía más patente en aquel género. Se acostó sobre la rígida mesa, un soporte que, sin ser consciente de ello, se correspondía con su tenso estado mental.
It´s no good, una buena canción. Reed sonrió con ironía:
Me tomaré mi tiempo
Tengo todo el del mundo
Para hacerte mía
Esta escrito en las estrellas
Los dioses lo ordenan
Estarás aquí a mi lado
Junto a mí
Puedes correr, pero no puedes esconderte
No digas que me quieres
No digas que me necesitas
No digas que me amas
Se sobreentiende
No digas que eres feliz
Ahí fuera sin mi
Sé que no puedes serlo
Porque no está bien
Estaré bien
Estaré esperando pacientemente
Hasta que te des cuenta
Y vengas corriendo a mis brazos
¿Cuando te darás cuenta?
¿Tendremos que esperar a que nuestros mundos choquen?
Abre los ojos
No puedes nadar contracorriente
De fondo Reed escuchó el ruido del ascensor. Susan había vuelto a su apartamento.
Al día siguiente Susan se encontraba cansada y le costó levantarse más que de costumbre. Se dio una ducha, se enfundó el uniforme y pasó por la cocina para ponerse un café rápido antes de subir al laboratorio. Reed ya estaba allí. Parecía muy concentrado
- ¿En qué andas¿algún proyecto nuevo?
Reed se sobresaltó y cerró rápidamente el archivo de lo que estaba estudiando
- Sólo son unos tests de algo que estoy terminando
- Ah… Bien… - Susan no pareció muy convencida pero decidió no ahondar en el tema - Bueno, dame algo que hacer, no quiero estar ociosa toda la mañana
- Es domingo, Sue, podrías aprovechar para descansar y hacer cosas que te gusten
- Bueno, me gusta estar aquí, en el laboratorio… Además, tú también estás trabajando¿no?
Aquello era lo que tenía trabajar por su cuenta, en realidad los sábados y domingos podían ser como cualquier otro día. Susan vio cómo Reed estaba guardando el archivo y otros documentos que tenía sobre la mesa cuidadosamente en un cajón. Parecía evidente que no quería que ella los viera
Después de comer aprovechó para ir a su apartamento y llamar a Celine. Le contó lo que había pasado con Clark el día anterior
- Bueno, según me cuentas el chico es guapo, divertido, atento y a ti te gusta¿no¿qué problema hay entonces?
- No, ninguno…
- Venga, Sue… ¿Es por Reed?
- No. No es por él
- ¿Seguro?
- No
- ¿Seguro que "no es por él" o "no lo sé seguro"?
- ¡Venga ya, Celine!
- Bueno, bueno… Pues yo te diría que esperaras un poco más, si no lo tienes claro
- Ya. El problema es que Clark se marcha, tampoco quiero arrepentirme de no haber estado con él…
- ¿Te gusta mucho?
- Sí
- Bueno, entonces…
"Ejem", escuchó Susan en la entrada. Tras pedirle a Celine que esperara en la línea fue a comprobar quién estaba junto al marco de la puerta
- ¡Ben¿Qué¿cómo has entrado?
- Estaba abierta
Sue fue a colgar a su amiga
- Luego te llamo, Celine
- Sólo venía a comentarte la agenda para esta semana… Ya me voy – dijo Ben entregándole un manojo de pliegos
- Gracias, Ben
El hombre de roca iba ya a salir por la puerta cuando de repente se paró en seco y se dio la vuelta
- Oye Susan… En la agenda verás que esta semana tenemos que ir a Bruselas para reunirnos con el Consejo de Seguridad de la Unión Europea. En principio el encuentro era esta semana, el sábado concretamente. Reed consiguió cambiarlo… Para ti, por el concierto. ¿Recuerdas aquella ocasión, hace un mes, en que dijo que no podía ir contigo a aquel musical que habían estrenado? No te lo dijo pero por aquél entonces estaba obsesionado con encontrar un remedio que te curase. Sabe que sufres y le atormenta pensar que sea por su culpa. Llevaba semanas sin dormir, estaba agotado. Estas cosas no te las cuenta porque no quiere que te preocupes por él, se empeña en aparentar que no necesita nada y en protegernos a todos nosotros y en mantenerse en su papel de líder… Pero no es más que una fachada. Reed te necesita… Y puede que no sea muy bueno con las palabras pero no creo que puedas encontrar a alguien que te quiera más que él
En casa de Chloe la sobremesa se había prolongado
- Bueno, entonces… ¿No vas a contarme nada? – preguntó Clark
- Nada… ¿De qué?
- Bueno¡las 6 de la mañana, Chloe! Ni las 4 ni las 5. Has batido todos los records. No me extraña que te hayas levantado a la hora de comer, que menos mal que me he puesto yo a cocinar…
- Mmm. Bueno, Lex iba a estar poco tiempo, se marchaba hoy… Me sentía en el deber de darle una vuelta¿no¡Ya que tú estabas missing!
- Un deber terrible, debo imaginarme…
- Pues ya que lo mencionas, no. Fue una noche bastante interesante. Hemos quedado para dentro de dos semanas, que volverá… Por otras razones
- Me da la impresión de que en Smallville ya te gustaba un poco
- Sólo al final – le sonrió manteniendo una mirada traviesa - ¿Tú qué¿cómo va lo tuyo con Sue?
- Pues… No estoy seguro Chloe. A veces parece que pierde el pensamiento en algún lugar lejano, que se entristece por algo, que no está muy segura de la relación. Los primeros días parecía muy ilusionada pero…
- A lo mejor no quiere empezar algo sabiendo que te vas…
- Pero nos veríamos… ¡Podríamos intentarlo al menos!
- O bien…
- ¿Qué?
- Puede que haya tenido alguna mala experiencia. Algún desengaño… ¿Puede ser?
- Hay otra cosa que me preocupa… Mr. Fantástico parece que tiene demasiado celo con ella y no creo que sea una relación de tipo familiar. Más bien yo creo que la quiere para él. Tuve un encuentro cara a cara y me dio la impresión de que me lo dejaba bien claro. Y encima sabe lo de la identidad secreta
- Pues deberías hablarlo con ella, siempre te digo lo mismo
- Ya lo sé… Esta noche… Esta noche – Clark bajó la voz hasta casi un susurro – Yo, me encantaría estar con ella pero puedo esperar. No pasa nada. No quiero presionarla. No quiero que piense que me voy a ir a Metrópolis y que no nos vamos a volver a ver.
Chloe se puso a recoger. A lo largo de la tarde se le iban los pensamientos y se reía de vez en cuando, a espaldas de Clark, pero él tenía superpoderes, la oía perfectamente
- Bueno, pero entonces¿te besó o no? – sabía que en el fondo ella estaba deseando contarlo
- ¡Clark!
- Entonces es que sí
- Sí fuera que sí, tampoco sería la primera vez
Clark se sintió como si su mandíbula cayera hasta la altura de la mesa, como en los dibujos animados. ¿Chloe y Lex¿Lex y Chloe¿desde hacía cuánto?
En el edificio Baxter, el equipo al completo de los 4 fantásticos se encontraba en la sala de estar, a excepción de Susan, que se arreglaba en su apartamento. A cada hora que pasaba se sentía más tensa con la perspectiva de un encuentro con Clark, quizás sería mejor ir y explicarle que no estaba segura, que necesitaba más tiempo. Estaba claro que iba a costarle mucho hacerse a una vida sin Reed Richards y que no había medido sus fuerzas en ese sentido. Vivía con él, le veía a diario, era complicado. Por mucho que Clark la atrajera, necesitaba cerrar una etapa completamente antes de abrir otra nueva. Necesitaba aclararse. Antes de marchar, pasó por el laboratorio para recoger el reproductor de mp3. Estaba en Pausa, en una canción de Depeche Mode. Reed… Enrolló los cascos y se lo metió en el bolsillo de la falda. Cuando iba a salir se paró en seco. No pudo resistir la tentación. Sólo echaría una mirada
Abrió el cajón y sacó el contenido. La tela azul brilló por instante, con el reflejo de los fluorescentes. Un traje nuevo, de su talla, venía manufacturado por su proveedor habitual. Estaba acompañado por un archivo donde Reed había puesto varias tablas, con fórmulas y anotaciones. Así es que era aquello en lo que tanto había estado trabajando
- He mejorado muchas cosas… - Le sorprendió la voz de Reed junto a la puerta. Era una de esas muy raras veces que no llevaba el uniforme. Iba vestido con una camisa blanca y un vaquero negro. Y a Susan le pareció que estaba diferente e interesante, como en los años de la facultad, en que el trabajo le absorbía algo menos y no era tan estricto respecto a las reglas. Entonces aún se relajaba de vez en cuando y parecía disfrutar de las cosas. Reed se acercó hasta ella y tomó el traje entre las manos, mientras ella aún lo sujetaba – Este te protegerá mejor. Es más ligero, más resistente al fuego, el tejido no se daña con los campos eléctricos… - Él hablaba despacio y mantenía la mirada fija en la tela azul – No se te estropeará como el otro
Susan le miraba sin poder hablar. Él siempre estaba ahí, preocupándose por ella. Quizás era cierto que no se lo decía con palabras pero se desprendía de todos sus hechos: la quería terriblemente, por encima de sí mismo. A su manera, no podía demostrarle aún más lo mucho que le importaba. Y Ben tenía razón, Reed la necesitaba a su lado. Si ella le abandonaba sería el final de los 4 Fantásticos, pero esto no era lo más importante. Lo más importante que ella le amaba también y le conmovía la fuerza de las cosas que él hacía, el sacrificio, la pasión. Reed no se dejaba vencer, su espíritu resistía todas las tempestades y todas las pruebas. El tiempo, el cansancio, la impaciencia, eran como un oleaje que rompiera contra un faro enhiesto en medio del vendaval. Susan Storm volvió a recordar todas las cosas por las que le admiraba y le amaba incondicionalmente
- Había pensado regalártelo por tu cumpleaños, dentro de una semana, pero mejor que lo hayas descubierto, así te lo puedas poner ya. No me gusta que andes por ahí con el antiguo… - Reed seguía sin encontrarle la mirada, seguía observando el traje, pellizcando el tejido
Sue sonrió. Típico de Reed, ver el lado práctico. Prefería que estuviera mejor equipada a todo aquello de la sorpresa, del regalo, del cumpleaños. Sintió ganas de besarle
- Reed…
De repente Ben y Johnny salieron del ascensor
- Vaya, veo que las navidades se han adelantado… ¿Te damos también nuestros regalos? – bromeó Johnny
- En realidad lo descubrió de casualidad. Yo creo que podemos celebrarlo oficialmente la semana que viene – contestó Reed
- Susan¿te quedas a cenar? – preguntó Ben
- Me tengo que ir – Susurró Susan. Había algo que tenía que terminar, que tenía que acabar ya. Iría a ver a Clark y le confesaría la única verdad posible. Sus ojos seguían fijos en los de Reed, esperaba quizás que dijese algo pero él bajo la vista
- Te esperaremos… Te esperaré… - le susurró a su espalda cuando ya caminaba, como sonámbula, hacia el ascensor
Durante un breve espacio de tiempo, ninguno del resto de integrantes del equipo dijo nada. Finalmente, Ben habló
- Si yo fuera tú, bloquearía la seguridad del edificio. En tres palabras: no-dejes-que-se-vaya
Reed miró a Johnny y este asintió
- El "rocas" tiene razón… Aunque no sepa contar…
Reed se incorporó de la mesa en la que estaba apoyando y se fue a buscar a Sue
- Macho¿a ti que te enseñaron en la Universidad?
- Déjalo ya, barbacoa parlante, lo importante es que ha captado el mensaje
- Yo seré el padrino
- De eso nada, el padrino seré yo, que para eso he dado la idea
