- Bueno, entonces ¿quieres añadir algo más en alguna de las partes? Creo que podríamos resaltar un poco lo fundamental que fue la presencia de Supermán para desarticular la red terrorista con sede en Nueva York… - Clark le guiñó un ojo a Sue mientras apuraba el café y realizaba giros con el bolígrafo por encima del bloc de notas
- Vamos, Clark, ya sabemos que habría sido imposible hacerlo sin Supermán – le sonrió Sue – creo que eso ya lo he dicho en la entrevista unas… ¿Cinco veces? Ah, ahí está Reed
Mr. Fantástico se acercó a la mesa de la cafetería del aeropuerto, donde Clark esperaba a que se hiciera la hora de coger su vuelo. Sue se levantó y ambos se saludaron con un beso. Clark se levantó también y Reed le tendió la mano
- Hola Clark, Sue me contó lo que pasó en la cafetería del Kimpton. Te agradezco que la protegieras entonces
- Bueno, no fue nada. Para eso estamos
En ese momento Clark captó la conversación de las azafatas junto a la puerta de embarque, cercana a la cafetería
- Me van a poner a embarcar ya. Le decía a Sue que si quería añadir algo más a la entrevista…
- En realidad… - Sue sonrío y miró a Reed. Él se encogió de hombros y se rió como diciendo "yo me lavo las manos"
- Lo que tú quieras, tú verás…
- Esto es una absoluta primicia pero Reed y yo nos casamos el mes que viene
- Mmm. Definitivamente, creo que mi titular acaba de cambiar completamente. Enhorabuena a los dos – agarró a Susan de la cintura y en un solo movimiento flexionó la rodilla e hizo que ella se inclinase hacia atrás, como en un beso de película, y la besó en la mejilla
- ¡Oye! Devuélveme a mi mujer – bromeó Reed
Clark le estrechó la mano de nuevo
- Si venís por Metrópolis dadme un toque – agarró la pequeña maleta y se dio la vuelta para encaminarse a la puerta de embarque - Ah, por cierto Sue, me encanta eso que haces de los rayos azules. Es todo un espectáculo. Si os hartáis de la vida de superhéroes siempre podéis dedicaros a las artes escénicas. Sue podría provocar auténticas tormentas en el escenario y Reed… - lo dejó en suspense a propósito, mientras se sonreía con malicia – Bueno siempre podrías hacer algún número de contorsionismo o algo así, el increíble hombre menguante…
- Sí, increíble la hostia que te vas a llevar. Anda márchate de una vez
Sue no podía dejar de reir
Frente a la puerta de embarque, Clark buscó a Chloe con la mirada. Había dicho que iba a llamar por teléfono pero ¿cómo podía estar nada menos que 45 minutos de conferencia con Metrópolis? Llegó corriendo, sin equipaje porque había tenido que facturar, no como Clark. Una mudanza requería por lo menos las cinco maletas que se llevaba
- Me iba sin ti. Te lo prometo. Le vas a ver en cuestión de escasas horas y tienes que estar en el teléfono como pegada con silicona… - le dijo mientras esperaban cola para embarcar
- Mira quién habla, el que estuvo días enteros con los cinco sentidos puestos en el móvil de Sue Storm
- Ya, para lo que me sirvió…
- Bueno, Clark, parece que ella simplemente estaba destinada en otro lugar, para otra persona
En verdad algo parecido le había dicho Lex a ella cuando le propuso cometer la locura de dejar su trabajo y marcharse a Metrópolis para estar con él. Una aventura, una apuesta por un lugar y una persona, por un posible destino, por la idea de un futuro lleno de posibilidades
- Es bueno que las cosas acaben bien de vez en cuando. Susan y Reed, tú y Lex… Apuesto lo que quieras a que ya está en el aeropuerto esperando y todavía no hemos salido
- No se aburriría porque no viene a buscarme él solo
- ¿Y con quién viene?
- Avisé a mi prima. Dijo que vendría…
- ¿A Lois¿por qué?
- No sé qué tiene de malo – Chloe sonrió divertida. Estaba claro que lo había hecho con toda la intención del mundo
- ¿Chloeee….?
- Hace mucho que no nos vemos. Me dijo que me echaba mucho de menos, así que saldremos bastante por ahí. Y Lex seguramente querrá seguir viéndote a menudo, aunque él y yo seamos pareja, con lo cual... Yo sólo lo dejo caer…
- Chloe, me alegro de que vuelvas a Metrópolis
Cuando, después del vuelo, el avión descendió para aterrizar y sobrevoló las espectaculares luces de la ciudad que era su hogar, se dio cuenta de que también se alegraba de estar él mismo de regreso. Por encima de las calles el cielo estaba sobrecargado de estrellas, no había nubes ni visos de tormenta. Al día siguiente, el amarillo sol terrestre brillaría en todo su esplendor
