Sólo un recuerdo

Por Khira

Capítulo 6. Sueños rotos

El aire frío le azotaba en la cara mientras bajaba a toda velocidad por una calle con cuesta en dirección a la cancha de baloncesto que había en el otro lado de la ciudad. Le encantaban esos domingos de invierno en los que no había ni clases ni entrenamiento. En contra de lo que pudiera aparentar, le gustaba levantarse temprano y aprovechar mejor así la mañana. Pero claro, eso no impedía que de vez en cuando se quedara dormido en la bicicleta y se estampara contra algún que otro coche aparcado... Que además estuviera escuchando una de sus canciones favoritas gracias a sus inseparables walkmans no ayudaba a su concentración.

Sin embargo ese día, para variar, llegó a la cancha sin haber sufrido ningún percance. Para más suerte, el lugar estaba completamente desierto. Dejó la bicicleta atada a una farola, guardó el walkman en la mochila y entró dispuesto a no irse hasta acabar agotado.

Estuvo casi una hora practicando solo hasta que alguien conocido entró en la cancha

- Llegas tarde – le recriminó.

- Tú, que has llegado demasiado temprano – se burló el otro chico.

- Muy gracioso – bufó – Anda, empecemos. ¿A veinte puntos o veinte minutos? – preguntó sin dejar de botar el balón en ningún momento.

- Veinte minutos.

- Ok.

Ambos se colocaron en posición y al segundo siguiente comenzaban con el duelo. Amagos, fintas, lanzamientos, rebotes, triples… disfrutaron como nunca aquel uno contra uno. El tiempo estaba por agotarse y el otro chico ganaba por un solo punto de diferencia. Rukawa tenía el balón pero no conseguía superar la defensa de su contrincante. Lo intentó a la desesperada, pero tropezó y ambos cayeron al suelo.

- ¿Sienta mal perder, eh? – el chico tenía una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

- Ngh… - iba a levantarse cuando le ofrecieron la mano para ayudarle. La aceptó y una vez de pie se quitó el polvo de los pantalones.

Cuando se irguió, le tenía tan cerca que se quedó sin respiración.

- ¿Qué tal una duchita para relajarnos?

xXx

Rukawa se despertó acalorado por culpa de los casi treinta grados que debía marcar el termómetro esa noche, y eso que dormía en pantalones cortos y camiseta. Se movió un poco en la cama y se pasó la mano por la sudada frente. En realidad quería cambiar completamente de postura, pero eso le implicaba varios minutos de agotador esfuerzo y habría terminado más acalorado que al principio.

Dejó caer la mano a un lado y se quedó tumbado boca arriba, con los brazos casi en cruz, mirando el techo. Había un poco de claridad, por lo que supuso que faltaba poco para que apareciera Sendoh para despertarle, como cada día.

Pero él no quería despertar...

Cada mañana era lo mismo, cada mañana deseaba no hacerlo, porque su verdadera pesadilla era estar despierto… Cada mañana era un infierno abrir los ojos y saber que no podría moverse como lo había hecho en sueños…

Giró la cabeza y observó su silla de ruedas, en el lado derecho de su cama. La primera vez que le sentaron en ella, supo que todo lo que le habían dicho los médicos era cierto. Que nunca volvería a caminar. Ni siquiera a ponerse de pie. Que tendría que usarla para siempre. Se sintió morir por dentro.

Cerró los ojos y respiró hondo. No quería pensar en ello, era demasiado doloroso, pero inevitable. Era un sentimiento que estaba presente a todas horas, en ocho años nunca se había librado de él ni que fuera por unos minutos… desesperanza… saber que no había solución, ni marcha atrás… estaba condenado…

Y lo peor, es que ni siquiera sabía de que tenía que arrepentirse…

xXx

El domingo temprano Sendoh y Rukawa tuvieron que marcharse, ya que ese domingo jugaban el partido de liga fuera, en Tokyo. Mitsui se quedó en la casa para que Sakuragi no se quedara solo.

A pesar de hablarse con normalidad, el ambiente entre Mitsui y Sakuragi seguía siendo tenso. Mitsui se pasó la mañana trabajando en unos informes médicos en la habitación de Sendoh, y Sakuragi mirando la tele. A la hora de comer, el chico de la cicatriz entró en la salita y se sentó junto a su ex-compañero de equipo, dispuesto a mirar la tele con él un rato. Estaban dando noticias de deportes, y por supuesto hablaron un poco sobre jugadores japoneses en ligas extranjeras, primero de un par de futbolistas y a continuación de Sakuragi. Comentaron que había realizado una excelente temporada y que su renovación con el Estudiantes estaba prácticamente cerrada.

- Hay que reconocer… - Mitsui cogió aire, le costaba decir aquello - …que lo lograste.

- ¿El qué? – preguntó el otro sin entender.

- Ser uno de los mejores – se explicó – Es lo que querías¿no?

- No.

- ¿No?

- Lo que yo quería… - Sakuragi hizo una pausa – Lo que yo quería era superar a Rukawa.

En realidad aquello no le sorprendió. Pero sí que lo hubiera dicho con tanto… dolor. Aún así no quiso ablandarse, le guardaba mucho rencor a ese chico. No pensaba perdonarle tan pronto aunque Rukawa por lo visto ya lo hubiera hecho.

- Bueno… eso también lo has hecho… - dijo sarcástico – No compares la ACB con…

- ¡Así no! – exclamó Sakuragi - ¡Sabes que no me refiero a eso¡Lo que yo quería era ganarle¡Vencerle en un uno contra uno¡Que en tercero me eligieran a mí como el mvp del torneo, y no a él, como todo el mundo esperaba¡Y me eligieron pero…! – la voz se le quebró – Pero porque él ya no estaba…

Mitsui explotó y se levantó de un salto.

- ¿Cómo puedes ser tan egoísta, Sakuragi! – gritó - ¿Cómo puedes pensar de esa manera¡Rukawa no pudo competir contigo por ese estúpido premio porque estaba postrado en la cama de un hospital!

Sakuragi bajó la cabeza, incapaz de seguir mirando a Mitsui a los ojos, incapaz en realidad de seguir escuchando. Pero el moreno continuó gritando, hacía demasiado tiempo que esperaba el momento de echarle en cara la falta de humanidad que mostró y que nadie se esperaba.

- ¡Hacía tres meses que estaba ingresado¡Y no le habías visitado¡Y después te marchaste con tu beca a Estados Unidos sin pasarte por el hospital ni una sola vez!

Dos gruesas lágrimas recorrieron las mejillas del ex-pelirrojo.

- ¿Cómo lo hiciste, Sakuragi! Dime¡¿cómo hiciste para preparar las maletas y marcharte tan tranquilo a EEUU sabiendo que Rukawa estaba paralítico¡¡Dímelo porque de verdad que no lo entiendo!

- Porque no podía verle… - fue lo que alcanzó a decir justo antes de echarse a llorar – No lo habría soportado… - sollozó.

Mitsui se calmó un poco y bajó la voz, y continuó hablando, esta vez con la voz rota por los dolorosos recuerdos.

- ¿Y te crees que nosotros sí pudimos soportarlo? – preguntó en un susurro ahogado - No sabes lo que fue oírle gritar de desesperación desde la otra punta del pasillo de un hospital… Dejó de comer y de dormir... Le tuvieron que atar las muñecas a la cama para evitar que se lastimara... No sabes... no sabes lo que fue entrar en su habitación y verle en ese estado...

- - - Flashback - - -

Ayako, aparte de su familia, era quien lo estaba llevando peor. Era la que más conocía a Rukawa del equipo y la que más sabía que el baloncesto lo era todo para el muchacho. Sentada sobre una de las sillas de la sala de espera de esa planta, abrazada a sus piernas, la chica no dejaba de llorar.

Después de varias semanas inconsciente, y varios días de análisis y pruebas, se habían confirmado las sospechas de los médicos. Ellos, excepto Rukawa, fueron los últimos en enterarse apenas unos minutos antes de que se lo contaran.

Ryota se cruzó con los padres de Rukawa y su médico mientras se dirigía a la sala con un café en la mano. Ni siquiera repararon en él. Entró y se preocupó mucho al ver a su novia en aquel estado. Mitsui y Kogure, que habían coincido con ellos ese día, no sabían que decirle para calmarla.

- Ayako... – susurró el chico arrodillándose enfrente suya – Ayako, mi amor, tranquilízate... por favor...

- Se lo van a decir... – sollozó la chica sin escucharle – Se lo van a decir ahora, Ryota... Dios... esto es una pesadilla...

- Shhh... – Ryota dejó el café en el suelo y se sentó al lado de Ayako para abrazarla.

Los chicos se miraron entre ellos sin saber que decir. Pasaron apenas un par de minutos y de pronto un grito desgarrador les heló la sangre. Le siguieron varios gritos más, pero no entendían lo que decían. Ayako se tapó los oídos y empezó a temblar y a llorar aún más fuerte, desesperada. Ryota se apresuró a apretar su abrazo pero él también estaba temblando. Los gritos continuaron, esta vez más claros, pudieron distinguir perfectamente la voz de Rukawa. 'Es mentira', 'Me estáis mintiendo', 'No, no puede ser'... eso era lo que gritaba Rukawa y que en ese momento podía escucharse desde cualquier punto del hospital. Poco a poco los gritos fueron transformándose en llanto.

Tuvieron que pasar casi dos meses para que los médicos consideraran que podía recibir visitas.

El primero que se atrevió a verle fue Mitsui. Él sabía que ni de lejos lo que había sufrido con su lesión de rodilla podía compararse a lo que estaba pasando Rukawa, pero aún así intentaría hacer por él lo que estuviera en sus manos.

Pero no estaba preparado para lo que se encontró. Rukawa, con el pelo muy corto, ya que se lo habían tenido que rapar para una de las operaciones, las muñecas atadas a ambos lados de la cama, delgadísimo, mirando hacia la ventana con la mirada completamente muerta.

No habló una palabra durante las casi dos horas que Mitsui pasó con él aquella tarde.

- - - Fin del flashback - - -

El nudo que se había formado en la garganta de Mitsui al recordar aquello se deshizo y pudo seguir.

- No conseguí que me hablara ninguna de las tardes que pasé con él... Tampoco Ayako, ni ninguno de los chicos. Cuando le dieron el alta él y su familia desaparecieron, y no supe de él durante casi cinco años.

- ¿Eres el único de la pandilla que sabe ahora donde está...? – se atrevió a preguntar Sakuragi, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.

- No, claro que no. Lo primero que hice al encontrarle fue avisar a Ayako de que estaba bien. Pero no le dije donde estaba.

- ...

- Sabes Sakuragi, yo siempre pensé que tú sí habrías podido ayudarle... – dijo Mitsui.

- ¿Cómo...? – preguntó Hanamichi con ironía – Él habría pensado que me alegraba de su desgracia, como pensaron todos...

- No lo habrían pensado si hubieras ido a verle...

- Ya te he dicho que no pude...

- Eres un cobarde...

- Lo sé...

Aquello descolocó a Mitsui. ¿Sakuragi reconociendo que era un cobarde?

"¿Qué diablos te pasa...?"

En ese momento se escuchó ruido de llaves, y unos instantes después entraban Sendoh y Rukawa en la salita, uno detrás del otro.

- Hola chicos – saludó el entrenador - ¿Qué tal?

- Psé... – murmuró Mitsui - ¿Qué tal el partido?

- Muy bien, ganamos. Gracias a Rukawa.

- ... – Rukawa no dijo nada.

- Bueno, nos vamos a duchar, hasta dentro de un rato.

Cuando Rukawa dio la vuelta para dirigirse al baño, Sakuragi se fijó de nuevo en el número de su camiseta: el 14. La primera vez no le dio importancia, pero ahora que sabía que Mitsui también tenía relación con él, algo le hizo sentir incómodo. Miró al ex-número 14 del Shohoku, preguntándose si debería sentir celos de él y no del puercoespín.

xXx

Por la noche Mitsui se marchó a su casa después de cenar, y Sendoh se fue temprano a la cama, de manera que se quedaron solos Sakuragi y Rukawa en la salita mirando la televisión, sentados en el mismo sofá. En las noticias dieron casi las mismas que al mediodía, así que volvieron a hablar sobre Hanamichi.

A Sakuragi le incomodaba sobremanera la situación, pero en cambio Rukawa en lo único que estaba pensando era en cómo era posible que teniendo todo lo que tenía el torpe – fama, dinero, salud – el día anterior se le echara a llorar. Su atención sin embargo se trasladó de pronto a un aspecto mucho menos trascendental.

- ¿Por qué has dejado de teñirte el pelo? – preguntó al ver el pelo rojo en imágenes de un partido bastante reciente.

Hanamichi le miró sorprendido por la pregunta, ya era extraño que Rukawa iniciara una conversación y más aún sobre aquello.

- Bueno, pues... en realidad lo llevo teñido de castaño oscuro, ya que no quise esperar a que me creciera y luego cortármelo. No sé, creo que me cansé de parecer un semáforo... – bromeó – Además, ya no tengo quince años...

Al oír eso, la mirada de Rukawa se apagó un poco. "Qué no daría yo por volver a tener quince años...", pensó. Sakuragi lo notó y se sintió mal.

Mientras Rukawa mantenía la mirada fija en la pantalla del televisor, Sakuragi se dedicó a observarlo detenidamente. En su caso, el pelo largo hasta los hombros le sentaba de miedo. Además el flequillo ya no le tapaba tanto la frente y su cara se veía más despejada. Pero aparte de ese cambio de look, su rostro apenas había cambiado, podría pasar perfectamente por un chico de secundaria. Sakuragi pensó que si no fuera por esa mirada mucho más gélida y por la silla de ruedas que había junto al sofá, parecía el mismo Rukawa que conoció en el instituto.

El mismo chico del que se enamoró.

"Si me hubiera dado cuenta antes...", pensó con amargura.

Pero ahora ya era tarde... ¿o no?

Por fin Rukawa se dio cuenta de que estaba siendo observado y sus miradas se encontraron. Sakuragi, al verse reflejado en sus pupilas, no aguantó más, una oleada de sentimientos le invadieron, e hizo algo que dejó fuera de combate al zorro: acercó su rostro al suyo y le besó.

Sus labios, tal y como imaginaba, eran frescos y suaves. Los saboreó poco a poco, sin prisas, con pequeños y tímidos besos, animado por el que Rukawa no se hubiera apartado.

Pero es que Rukawa estaba en shock. Su cerebro era incapaz de asimilar que Hanamichi Sakuragi le estuviera besando. El mismo Hanamichi Sakuragi que le odiaba en el instituto, del que no había tenido noticias personales en ocho años, el mismo que se había presentado por sorpresa hacia unos días en el pabellón, y casi autoinvitado a su casa.

Y para colmo, era su primer beso.

Casi sin darse cuenta, entreabrió los labios. Sakuragi, complacido, no rechazó la invitación e introdujo suavemente su lengua en la boca del zorro, mientras una de sus manos le acariciaba la mejilla.

Fue entonces que Rukawa reaccionó, y de un pequeño empujón, apartó a Sakuragi.

- ¿Qué te crees que estás haciendo? – dijo entre dientes.

Sakuragi parpadeó, aunque en realidad no le sorprendía del todo esa actitud. Intentó descifrar lo que estaba pensando realmente el zorro, pero no lo consiguió.

- Lo siento... – se disculpó finalmente - Yo... – pero no terminó la frase.

- ¿Tú qué? – insistió Rukawa.

- ...

- ¡Responde maldita sea! – exclamó - ¿A qué ha venido eso¡¿Te estás burlando de mí!

- ¡No! – casi gritó Sakuragi.

"Maldita sea¿por qué siempre terminamos así?", se desesperó el ex-pelirrojo. Se había precipitado con el beso, ahora lo entendía, pero no había marcha atrás...

- Yo... te quiero...

Rukawa esperó a que terminara la frase. Se esperaba cualquier cosa, desde un 'te quiero hundir' a un 'te quiero moler a golpes', frases a las que estaba tan acostumbrado escuchar años atrás. Pero el zorro palideció al darse cuenta de que la frase no tenía continuación.

- ¿Por qué me haces esto...? – preguntó en un susurro ahogado.

- ¿El qué...? – preguntó Sakuragi sin entender.

- ¿Por qué te burlas así de mí...?

- ¡Te he dicho que no me estoy burlando de ti!

- ...

Se hizo el silencio durante unos momentos. Rukawa no entendía nada. No entendía nada de nada, y miraba a Sakuragi como a un completo desconocido. Hanamichi no soportó esa mirada.

- ¿Y bien? – preguntó impaciente.

- ¿Y bien qué? – repitió Kaede con voz ausente.

- ¿Me vas a dar una oportunidad?

Esta vez Rukawa lo miró como a un loco.

- Ni hablar.

Lo dijo tan seguro que Sakuragi enrojeció de la ira.

- ¿Es por Mitsui, verdad! – preguntó levantándose y señalándole acusador - ¿Tienes algo con él, a que si!

- ¿Cómo! – la expresión de Rukawa se transformó de nuevo en desconcierto.

- ¿Por qué llevas sino el número 14 como dorsal en tu camiseta!

Si no fuera porque ya se le había olvidado como se hacía, Rukawa se habría puesto a reír.

- Eres un torpe – suspiró – Es el número que me dieron al ingresar en el equipo. No lo elegí yo.

La explicación pareció convencer a Hanamichi. Entonces sólo quedaba...

- Entonces es por Sendoh...

Las mejillas de Rukawa se tiñeron de un desconocido rosa, y aquello le delató. Sakuragi sintió derrumbarse su mundo mucho más de lo que ya estaba.

- ¡No digas giladas! – casi gritó Rukawa, acalorado - ¿Y por qué coño tengo que ser gay...!

Sakuragi no contestó. Cogió su cartera y se fue del piso sin mirar atrás.

Rukawa se quedó solo en la salita; el silencio le hizo darse cuenta de que si Sendoh aún no se había dormido seguramente habría escuchado la conversación, y esta vez sintió su cara arder de la vergüenza.


N/A: Hola! por fin, después de mil años, bueno no tantos, vuelvo a actualizar esta historia! Mil disculpas por la demora, pero es que me había quedado muy trabada con los capítulos finales. Pero ahora ya me he decidido... así que mis protagonistas pueden empezar a temblar... XD

Muchísimas gracias por los reviews, están respondidos a continuación:

Elena: no sólo las niñas jejeje ya lo verás. Muchos besos y gracias por el review!

Kaehana9: buff nada bueno le pasa. En un par de capítulos todo quedará aclarado. Muchos besos y gracias por el review!

Sol: hola! bueno, Sakuragi celoso ya lo está un buen, y respecto a tus peticiones, algo habrá en el capítulo siguiente, pero pokito (no me da tiempo a poner más). Muchos besitos y gracias por el review!

LadyKaoru: gracias, la verdad me costó mucho hacer una descripción más o menos decente, lo mío no son los decorados. Muchos besos y gracias por el review.

Astrea: primero de todo perdona por lo que te dije de Sendoh, la verdad es que te confundí con una de las antisendistas. Tienes toda la razón, a partir de ahora se armará la gorda. Lo de la minifalda fue un lapsus total XD pero me da pereza editarlo XDD. Muchos besos y gracias por el review! Y disculpas también por el retraso!

LadyEm: el mejor¿ tu crees¿ me has dejado de una pieza XD entonces te tengo que pedir disculpas otra vez por el retraso: gomen nasaiii!

Nae: jejeje yo no poder decir nada. Pero si no quieres parejas yaoi para esos dos te recomiendo el fic que te comenté por el msn XD

Uesugi Yukino: falta poco para desvelarlo todo. Y estoy pensando seriamente en escribir otro senru, creo que ya eres la quinta que me lo pide XD pero es que ahora mismo no se me ocurre nada T.T. en fin, besos y gracias por el review!

Señorita Luna: estooo... que fuerte, que le hiciste a tu hermano? Bueno, me ha puesto muy contenta lo que me has dicho del fic, espero que te guste la continuación.

Hasta el próximo capítulo,

Khira