Sólo un recuerdo
Por Khira
Capítulo 8. La decisión
Inmediatamente Sakuragi se hizo a un lado del portal para que no le vieran. Él tampoco podía verles a ellos pero sí les oía. Al principio durante unos segundos sólo escuchó gemidos y jadeos.
"¿Por qué no me habían dicho que estaban juntos?", se preguntó el pelirrojo, aún atónito. "¿Lo sabrá Rukawa...?"
No sabía exactamente por qué se había escondido. Quizás porque el instinto le dijo que de esta manera descubriría algo más que no sabía, y así fue.
- Hisashi, para... – oyó que Sendoh decía.
- Mmm... ¿Por qué?
- No sé, no me encuentro cómodo... – por la mirada de Mitsui, Sendoh supo que mejor contárselo cuanto antes para que no hubiera malentendidos - Joder, es que Rukawa se me acaba de declarar...
- ¿Qué! – exclamó Mitsui.
"¿Qué!", pensó Hanamichi.
- Cómo lo oyes... - suspiró Akira – Yo ya me temía algo... pero jamás imaginé que se atrevería a decírmelo.
- ¿Y tú que le has dicho...? – preguntó Mitsui.
- ¿Qué le iba a decir? – preguntó Akira a su vez - Pues que lo sentía.
- ... – Mitsui se arrepintió de haber dudado de su chico por una milésima de segundo.
- Y yo que pensaba que todavía estaba enamorado de Sakuragi... – decía el entrenador de los Kuma.
Al escuchar eso, Hanamichi se quedó blanco y sin aire.
"¿Cómo que estaba enamorado de mí...?"
- Yo también lo pensé, por como se ha comportado estos días... – comentó Mitsui - Pensé que le mandaría a paseo nada más verle y ya ves... incluso le invitó a montar con él el sábado. Te juro que aluciné.
- Ya...
Ambos se quedaron en silencio unos segundos.
- ¿Y ahora que hacemos? – preguntó Mitsui finalmente.
- Supongo que ser más discretos aún de lo que ya éramos – respondió Sendoh. Miró su reloj y se mordió el labio – Mierda, voy a llegar tarde. No me tendría que haber 'entretenido' contigo – se quejó.
- Te acompaño con el coche, y así podemos 'entretenernos' un poco más – propuso.
- Rukawa te está esperando – le recordó Sendoh.
- Estaré de vuelta en quince minutos. Además, tenemos toda la mañana.
- Está bien.
Al escuchar que se marchaban, Sakuragi se apresuró a dar unos pasos más calle abajo para esconderse en otro portal. Afortunadamente Mitsui y Sendoh se fueron por el lado contrario. Los vio meterse en el Toyota de Mitsui y partir hacia la clínica.
Aún no podía creerse lo que acababa de escuchar. ¿Cuándo había estado el zorro enamorado de él? Tenía que ser en el instituto, porque después no se habían vuelto a ver...
El alma se le estaba partiendo en pedazos. Porque si lo hubiera sabido antes... si se hubieran confesado sus sentimientos mutuamente... seguramente aquel día no se habrían discutido y aquello no habría pasado...
Y entonces, de repente, lo supo. Supo que había llegado el momento.
Pero antes lo intentaría por última vez.
xXx
Tumbado en la cama, Rukawa se preguntaba por qué demonios Mitsui tardaba tanto. No es que no le gustara estar solo de vez en cuando, como en los viejos tiempos cuando no dependía de nadie, sino que le preocupaba que el chico de la cicatriz se hubiera enfadado por él por declararse a su novio. Pero supuso que Mitsui entendería que lo último que pretendía era 'arrebatárselo', era evidente que contra él no tenía posibilidad alguna.
Aún así, lo cierto era que le había dolido mucho aquel rechazo...
Sólo se había enamorado dos veces en su vida, ambas veces de chicos, aunque no por eso se consideraba homosexual. El primero desapareció de su vida ocho años atrás cuando él estaba aún en el hospital haciéndose a la idea de que nunca más volvería a caminar ni mucho menos a jugar al baloncesto; y el segundo estaba felizmente enamorado de otra persona. Había que reconocer que mucha suerte no había tenido...
Giró la cabeza para mirar su silla de ruedas. ¿Suerte? No, no había tenido suerte en absoluto. Sin esperanzas de conquistar a Sakuragi, por lo que ni lo intentó, su único sueño durante la adolescencia era dedicarse al baloncesto profesional, y nunca pudo cumplirlo. Ni lo cumpliría jamás. Se lo dejaron muy claro desde el principio: la lesión de su columna era irreversible.
La primera vez que un fisioterapeuta le propuso jugar al baloncesto en silla de ruedas, le golpeó. Nunca antes se había sentido tan humillado como en aquel instante. ¡Él era una de las más famosas promesas del baloncesto juvenil japonés¿Cómo iba a conformarse con jugar como un paralítico?
Sin embargo, tenía que reconocer que dejarse convencer por Sendoh unos años después fue la mejor decisión de su vida. Volver a tener un balón en sus manos, volver a sentir su tacto, escuchar su sonido al rebotar en la duela... lanzarlo a canasta... y fallar, porque tardó mucho en acostumbrarse a encestar desde su nueva altura. Volver a tener compañeros, disputar un partido, alegrarse por una victoria y enojarse por una derrota...
Pero nada de eso podía compararse con la sensación de estar volando como cuando realizaba un mate...
De pronto escuchó unos ruidos: eran pasos, pero no los reconoció. Se incorporó un poco como pudo y vio a Sakuragi a los pies de su cama.
- ¿Sakuragi?
- ¿Tú sabías que Sendoh y Mitsui están juntos? – preguntó el ex–pelirrojo.
Nada más escucharle hablar, Rukawa intuyó que algo le pasaba. Además parecía que le costaba enfocar la mirada. Pero no le dio importancia y se dejó caer de nuevo en la cama, boca arriba mirando al techo y con las manos entrelazadas por debajo de la nuca, como si estuviera tomando el sol.
- Claro que sí – suspiró.
- ¿Y aún así te has declarado al maldito de Sendoh?
Sin moverse, Rukawa desvió de nuevo la mirada hacia él, preguntándose como demonios se había enterado. Sendoh era un bocazas pero no creía que se hubiera atrevido a tanto.
- ¿Y a ti que te importa? – bufó.
Sakuragi no respondió. Se limitó a cerrar la puerta del dormitorio con llave, y para sorpresa de Rukawa, corrió una pesada estantería para bloquearla.
- ¿Pero qué coño haces? – preguntó desconcertado.
Hanamichi tampoco respondió esta vez. Al acabar se dirigió hacia él y se colocó a un lado de la cama, a su lado, mirándole con expresión extraña. Luego se sentó en ella y alargó la mano para acariciarle la cara, pero Rukawa se apartó de inmediato, al mismo tiempo que se incorporaba un poco. El ex-pelirrojo se limitó a seguir mirándole por unos segundos, hasta que se acercó de nuevo a él, esta vez colocándose del todo sobre la cama, arrodillado.
- Sakuragi¿qué crees que…?
No pudo seguir hablando. De pronto una mano le agarró fuertemente de los cabellos, y una boca voraz aprisionó la suya. Rukawa se dio cuenta entonces por su aliento de que Sakuragi había bebido, y por lo visto estaba más que borracho. Reaccionó a los pocos segundos e intentó apartarse colocando sus manos en sus hombros y empujando, pero no lo consiguió.
Sakuragi descargó todo su peso sobre él, obligándole a tumbarse en la cama, mientras le besaba con tanta furia que no tardó en sentir el sabor de la sangre del chico más bajo en su boca. Aquello le excitó sobremanera.
Rukawa notó la dureza de Sakuragi y se sintió más desconcertado aún. Además se estaba asfixiando, no estaba acostumbrado a que le besaran así, mejor dicho, no estaba acostumbrado a que le besaran, y además le dolían los labios. Eso le dio una idea y entreabriéndolos un poco atrapó el labio inferior de Sakuragi y mordió con toda su fuerza.
- ¡Aaarghhh! – gritó Sakuragi apartándose por fin de él.
Rukawa se incorporó pero inmediatamente recibió un fuerte golpe en el rostro que lo dejo de nuevo tumbado y con la cara ladeada.
Empezó a asustarse.
Con una mano en la nariz, notando la tibieza de su propia sangre, Rukawa giró lentamente la cara para ver el rostro de su agresor, y lo que vio no le gustó nada. Sakuragi, pasándose la mano por el labio sangrante, resollando, y mirándolo con los ojos muy abiertos y furiosos.
- ¿Qué quieres…? – alcanzó a preguntar el moreno, sin poder evitar que le temblara un poco la voz.
Sakuragi bajó la mano y situó ambas en la cintura de Rukawa, agarrando a la vez el borde de sus pantalones cortos y de sus bóxers.
- Te quiero a ti – anunció con una voz tan gutural que no parecía la suya.
- ¿Qué…!
Pero Rukawa aún no había reaccionado del todo y Sakuragi ya le había bajado la ropa interior, dejando su virilidad al descubierto. Se incorporó de golpe para intentar evitarlo, apoyando las palmas de las manos en la cama, pero otro puñetazo en su nariz, más fuerte que el anterior, le hizo caer de nuevo de espaldas.
Cuando quiso intentar levantarse de nuevo, ya tenía a Sakuragi encima, acomodado entre sus piernas y mordiendo y lamiéndole el cuello y las clavículas. En ese momento su sangre fría se fue al garete y dejó que el pánico le invadiera.
- ¡No¡Sakuragi, no! – empezó a gritar - ¡Déjame¡Sakuragi, quítate¡¡SAKURAGI POR FAVOR DÉJAME!
Sus gritos y forcejeos sólo sirvieron para que Sakuragi usara más la fuerza contra él, sujetándole de las muñecas a la vez que le mordía con más fuerza una clavícula, haciendo que el chico de ojos azules no pudiera evitar gritar de dolor.
El forcejeo continuó; Sakuragi intentaba sujetar ambas manos de Rukawa con una sola para así poder desabrocharse los pantalones, pero no lo lograba. Kaede empezó a gritarle de nuevo que se apartara y Sakuragi le acalló con otro violento y largo beso.
Fue entonces que notó que el zorro dejaba de forcejear. Primero pensó que era que por fin le había 'convencido', pero al separarse y ver sus ojos húmedos y su expresión cansada comprendió que la realidad era otra.
Rukawa se había rendido. Algo que nunca había hecho en sus tiempos de preparatoria, lo estaba haciendo en esos momentos. Sakuragi se separó más y se sentó en su estómago.
- ¿No vas a defenderte? – preguntó.
- ¿Para qué? – preguntó a su vez Kaede con voz cansada – Si no podía contigo en el instituto, menos ahora. Haz lo que quieras hacer. Total no voy a sentir nada...
Sakuragi se mordió un labio, destrozado. Ambos se quedaron en silencio largo rato, mirándose a los ojos.
- Pero antes dime por qué – ordenó Rukawa finalmente, ya sin un atisbo de miedo en su voz.
- Porque te quiero – respondió Sakuragi en un susurro – Y sé que tú me quieres a mí.
- Eso no es cierto – replicó el moreno, sorprendido.
- Pero escuché a Sendoh decirle a Mitsui que estabas enamorado de mí...
Rukawa frunció el ceño un momento pero enseguida su expresión se relajó. Que más daba ahora...
- Tú lo has dicho, estaba – admitió – Eso fue hace mucho tiempo, Sakuragi.
- Pero... – al ex-pelirrojo se le humedecieron los ojos – Yo también te quería, y no he conseguido olvidarte en todos estos años...
- Lo siento – dijo Rukawa con un tono completamente neutro - Pero para mi... el amor que sentía por ti es sólo un recuerdo...
- ¡NO! – gritó Sakuragi de pronto apretando los puños - ¡No, no es cierto!
Se inclinó nuevamente sobre Rukawa para besarle, pero el moreno no le correspondía...
Empezó a llorar...
- E-está bien... – aceptó a la vez que se levantaba dando un par de tumbos – En realidad ya vine aquí sabiendo que no tenía posibilidades contigo...
- ¿Para que viniste, Sakuragi...? – preguntó Kaede sabiendo que esta vez tendría la respuesta, colocándose en la cama de manera que podía apoyar la espalda en la cabecera.
- Para esto...
Y para estupor de Rukawa, Sakuragi se levantó un poco la camisa y se sacó una pistola de la espalda...
- ¿Q-que haces con eso? – exclamó Rukawa - ¿De dónde la has sacado?
- La compré el día que Sendoh se desmayó... Tengo una en Madrid pero no habría pasado por la aduana... Te sorprendería saber la de cosas que se pueden comprar con dinero en cualquier sitio... – explicó Sakuragi con voz ausente, manteniendo la pistola hacia abajo y haciendo un ruido con ella que Rukawa no supo que significaba, pero seguro que estaba cargada. Quizás le había quitado el seguro.
De pronto se escuchó ruido de llaves en la puerta. Rukawa se sobresaltó, pero Sakuragi permaneció impasible, como si no oyera nada. Pensó que sería Mitsui, pero inesperadamente fue la voz de Sendoh la que se escuchó, cada vez más cerca de la habitación.
- ¿Kaede¡Me he dejado la cartera! Mitsui me acompañará a la clínica en coche¿de acuerdo? Aunque ya llego tarde igualmente... vaya bulla me van a meter... Oye¿qué haces con la puerta cerrada?
Y el picaporte empezó a moverse, pero la puerta estaba cerrada con llave y además con una estantería enorme delante.
- ¡Kaede! – la voz de Sendoh cambió inmediatamente de registro - ¿Qué haces con la puerta cerrada con llave¡¡Kaede!
- E-estoy con Sakuragi... – balbuceó Rukawa en voz lo suficientemente alta para que le oyera.
- ¿Con Sakuragi¿Sakuragi, estás ahí¿Has cerrado tú la puerta¡¡Contesta, ostia!
El picaporte se movía haciendo mucho ruido. Sendoh estaba cada vez más histérico, y pronto sabría que con razón.
- Tiene... tiene una pistola...
- ¿Qué! – gritó Sendoh.
- Tranquilos, no la voy a usar yo... – habló por fin Sakuragi. Dio un paso hacia Rukawa y alargó la pistola hacia él de manera que pudiera cogerla por el mango – Toma.
Rukawa se quedó mirándola pero no la cogió.
- ¿Por qué me das esto...? – susurró - ¿Quieres... quieres que me suicide...?
La idea no le producía temor en absoluto; hacía mucho tiempo que sabía que estaría mejor muerto que vivo. Pero aquello no le cuadraba viniendo de Sakuragi, después de lo que le pidió al saber que ya lo había intentado.
"Sólo dime que fue un error, que no lo volverás a hacer…"
- ¡No! – exclamó Sendoh al escuchar a Rukawa - ¿Sakuragi, de que coño vas!
- Claro que no – dijo Hanamichi lo más tranquilamente que la ebriedad le permitía – Es para que la uses contra mí.
Durante unos segundos se hizo el silencio absoluto en el pequeño piso.
- ¿Pero qué estás diciendo...? – preguntó Rukawa finalmente.
- Tengo cirrosis hepática avanzada por culpa de mi alcoholismo – anunció el ex-pelirrojo sin cambiar de expresión – Me quedan meses de vida... pero quiero acabar con esto ya.
Rukawa le miró sorprendido. Tras la puerta, Sendoh también lo estaba.
- Pero... ¿y no estás en lista de espera para un trasplante o algo así...? – preguntó Rukawa.
- No – respondió Sakuragi.
- ¿Por qué no...? – preguntó Sendoh.
- Porque no quise. No quiero seguir aquí. No lo soporto más. Intenté olvidarte, Rukawa, te juro que lo intenté... pero no pude. No te pude olvidar a ti ni lo que hice... Por eso quiero que me mates, porque yo no tengo el valor para hacerlo ni la paciencia para esperar quien sabe cuantos meses.
- ¿Y qué te hace pensar que yo voy a hacerlo por ti...? – inquirió Kaede, un poco aturdido por la conversación que estaban manteniendo - ¿Crees que por estar en silla de ruedas no me van a mandar a la cárcel?
- He dejado una nota de suicidio en la salita – explicó Hanamichi como si fuera lo más normal del mundo – No tendréis más que poner la pistola en mi mano y entregar la nota a la policía.
- ... – Rukawa le miraba atónito – Sakuragi, igualmente no pienso hacerlo. No tengo ninguna razón para matarte.
- Sí, sí que la tienes...
- ¿De que estás hablando...? – preguntó Rukawa sintiendo de repente una fuerte opresión en el pecho.
- Hablo de lo que pasó hace ocho años... lo que te dejó en silla de ruedas...
De pronto Rukawa sentía que le faltaba el aire. Al otro lado de la puerta, Sendoh se dejó caer de rodillas frente a ella, aterrado por lo que Sakuragi podría confesar en unos segundos.
La puerta del piso había quedado abierta y por ella entró Mitsui, preocupado porque Sendoh estaba tardando mucho en volver a bajar. Cuando vio a su novio arrodillado frente a la puerta de Rukawa supo que algo muy grave estaba pasando.
- ¿Qué sucede...? – preguntó agachándose junto a él.
- Escucha... – dijo simplemente Sendoh.
En el interior de la habitación, ni Sakuragi ni Rukawa habían reparado en la voz de Mitsui. La mano del ex–pelirrojo que le ofrecía la pistola a Rukawa temblaba, pero en ningún momento hizo ademán de retirarla. Sus ojos miel estaban completamente inundados de lágrimas.
Sabía que en cuanto confesara aquello ya no habría marcha atrás. Rukawa por su parte estaba expectante; él era incapaz de recordar nada relacionado con el 'accidente' que le dejó inválido, era como si su mente se negara a hacerlo.
Sakuragi se aclaró la garganta y con voz rota pronunció las palabras que durante tanto tiempo se había guardado.
- Yo... yo te empujé desde la terraza...
N/A: esto... entre la tardanza y la trama del fic no tengo nada que decir en mi favor, así que mejor paso a responder los reviews...
Elena: como habrás leído, Kaede ya lo sabía. Me ha sorprendido gratamente que lo intuyeras. Besitos y gracias por el review.
Kaehana9: yo sólo he leído un SenMit hasta ahora pero fue bastante bueno. Me ha hecho mucha gracia tu review con lo de 'aquí no se salva ni el apuntador'. Va a ser que no. Muchos besitos y cúidate.
LadyEmII: oh gracias, solo espero que no te decepcione mucho la trama. Besitos y gracias por el review.
Sol: ya lo sabía yo... weno, con Hana no tiene mucha pinta de quedarse, verdad? Muchos besitos y gracias por el review.
Balucita: sí, en la vida real yo no soporto estas cosas... hasta los anuncios de la tele me ponen la carne de gallina. Esta vez sí que me he demorado, sorry XD Besitos y gracias por tu review. (¡Espero la actualización de tu fic!)
Narumi Hikawa: woo un review de Naughty Kitty! (Khira dando saltos por la habitación; weno, cuando lo recibió medio año atrás XDD) Cachondeo aparte, me alegro de verdad de conocer tu opinión sobre esta historia. No tenía ni idea de que te gustaran Sendoh y Mitsui juntos xd. Muchos besos y muchas gracias por el review!
Nikie Blue: nunca digas nunca XDD
Uesugi Yukino: dejaremos el SenRu para otro fic, vale? Porque va a ser que en este no XD aún así espero que te guste (que va a ser difícil XDD) Sendoh va a sufrir mucho, ya verás por qué, pero en cuestión de ukes y semes ni lo había pensado, así que por mi vale XD Besitos y gracias por el review.
Astrea: me alegro de haberte sorprendido con lo de que Sendoh correspondiera a Mitsui, porque como habrás leído, en este fic has adivinado media trama XD Joer con tus presentimientos! eres un peligro XD Gracias por avisarme de mi gazapo, estoy tan acostumbrada (yo y todas, supongo) a leer que Sakuragi o Rukawa se han ido a la NBA (pero te has fijado que casi nunca se van los dos? Siempre hay que putear a alguno XD), que se me fue la olla. Sakuragi se marchó primero a EEUU pero después fichó por la ACB. Ya están corregidos los comentarios de Yohei. Muchos besitos y gracias por tus reviews!
Vanne: no sé si dirás lo mismo próximamente... xd
Hasta el próximo capítulo!
Khira
