Naya, Lialy y Marta, muchas gracias por vuestros reviews. Y naya, a los autores nos encantan los reviews largos, por lo menor a mí, así que puedes coger toda la carrerilla que quieras, encantada.

Delaila, Carolina, Jamesandmolly, Yamila bueno, espero que no os haya parecido mucho tiempo, realmente tengo que tomarme al menos una semana para cada capítulo, pero intentaré actualizar al menos cada nueve días, o subir nuevas historias, según venga la inspiración.

Sabía que muchos os ibais a acordar de la escena de la mesa de American Pie, pero no la saqué de ahí, hubo otra cosa que me condicionó a escribir la escena así, y me acordé de American Pie, pero en un principio, no fue la fuente de inspiración.

Muchas gracias Belu, el objetivo es ese, que la escena quede romántica pero creíble. Que no sea demasiado pastelosa a lo culebrón, sino hermosa por su naturalidad.

Kate, lo admito, no tenía ni idea de cómo resumir esta historia, porque el título ya dice bastante, pero como el título se prestaba a confusiones del tipo Bill/Fleur, pensé que en el resumen lo mejor era aclarar que el fic iba sobre H/G, y que podía contener spoilers, que de hecho, contiene.

Un saludo a todas y todos, muchas gracias de antemano, y no me critiquéis mucho, porque soy consciente de que éste capítulo, es mucho más light y soso que el anterior.

Harry oía a Ginny cantar desde la ducha del hotel y el murmullo del agua cayendo; mientras se lavaba los dientes podía ver la silueta de ella a través del cristal opaco de la ducha, él había querido ducharse con ella, pero ella se lo había prohibido. Harry debería haberse quedado satisfecho con todas las veces que lo habían hecho durante el fin de semana (en teoría sólo iban a quedarse el viernes por la noche, pero Harry acabó pagando también por el día y la noche del sábado, además encantado), pero no era así, y estaba pensando seriamente, en pedir que les instalaran un jacuzzi con hidromasaje de ese, en el jardín de su casa. Si por Harry fuese, se quedarían allí lo que restaba de fin de semana.

Habían mantenido una larga discusión durante la cual Harry intentó convencerla de quedarse un día más en aquel paraíso, pero Ginny había insistido en que era domingo, y que los domingos iban a comer a La Madriguera, y más en esta ocasión, tenían que darle la buena noticia a toda la familia.

Harry sabía que la señora Weasley se pondría más contenta que unas castañuelas, y suponía que sus hermanos se alegrarían, aunque todavía recordaba las caras que le habían puesto todos los miembros de la familia Weasley sin excepción, el día que se enteraron de su relación, y todavía podía recordar las "bromas" de los hermanitos de Ginny cuando Ginny y él les anunciaron que se iban a vivir juntos.

Ginny salió de la ducha.

-Pásame una toalla, Harry.

-No. Estás más guapa desnuda.

-O me pasas una toalla o no me ves desnuda en toda la semana.

Harry cogió una toalla blanca con la insignia del hotel bordada y se la pasó a Ginny de mala gana.

-Ya te comportas como una esposa tirana- ¡Ouch! Esa colleja se la había ganado.

-¿Han traído el desayuno?

-Aún no.

-¿Pero lo has pedido?-Harry se giró hacia ella.

-¿Esa es la confianza que tienes es mí? Me has dicho antes de entrar en la ducha que pidiera el desayuno, y yo lo he pedido tal y como su alteza ha ordenado-Harry hizo una reverencia-si no lo han traído no es culpa mía.

-¿Quieres tranquilizarte? A mi familia le parecerá mejor que bien-Harry pensó que Ginny lo conocía muy bien, quizás mejor que él mismo.

-Te recuerdo que la última vez que les dimos una noticia de este tipo tus hermanos me pusieron aquellos polvos en la comida con los que me salieron aquellos granos, todavía me pica todo cuando lo recuerdo, y me duraron una semana-Ginny se acercó a él, le cogió la cara y le dio un beso en la mejilla.

-Parecías una paellita.- Harry se dejó mimar- Pobrecito mío-Harry hizo un puchero a sabiendas que si ponía cara de niño pequeño, obtendría algún premio que le gustaría mucho-Yo te protegeré de mis hermanos. ¿Vale?-Harry asintió vigorosamente mientras aprovechaba la cercanía para meterle mano- Harry se inclinó para besarla pero ella le puso la mano, se apartó y negó con la cabeza.

-Pinchas. Aféitate y luego ve a buscar nuestro desayuno.

-¿Sabes? Empiezo a no tener muy claro lo de casarnos.

-Si te das prisa, a lo mejor nos da tiempo a uno rapidito.

Harry salió a toda velocidad del baño, enganchó el teléfono, llamó a recepción, y desde el baño Ginny pudo oírle gritar que qué pasaba con su desayuno.

Cuando Harry entró en el baño de nuevo, para afeitarse tal y como ella había dicho, Ginny estaba tarareando mientras se ponía un potingue en las piernas, Harry se quedó mirándole las piernas que relucían como el oro, y después siguió subiendo hasta mirarla a la cara; sonreía, y Harry pensó, que ella le tenía totalmente domado.

El desayuno llegó tres minutos después, huevos, bacon, tostadas, leche, zumo de naranja y tartas de plátano y queso. Harry tragó como un cerdo, y cuando ya había terminado, le quitó la bandeja a Ginny dejándola con el tenedor en el aire.

-¿Qué haces? Aún no he terminado.

-Teníamos un pacto.

-Devuélveme mi bandeja.

-Quiero el polvo que me has prometido-Parecían dos críos discutiendo por un juguete. Ginny soltó una carcajada sarcástica.

-Dije si nos daba tiempo, y no tenemos tiempo.

-Son las diez y media. Quiero mi tiempo de calidad.

-Hay que pasar por tu casa para cambiarnos de ropa, llegaremos muy tarde a La Madriguera, quiero estar allí cuando lleguen los demás y ya me he duchado, no quiero llegar a mi casa apestando a sexo. Además, ya no tienes diecisiete años, Harry.

-A esa edad lo teníamos que hacer continuamente porque yo era un cafre, ahora tengo más aguante, puedo concentrar cuatro polvos de los de entonces en unos solo y aguantar más tiempo-Harry levantó las cejas hacia Ginny y ella movió los ojos. Hombres.

-Ese es el problema, que ahora eres un semental. Si tuvieras diecisiete años no tardaríamos más que unos pocos minutos, pero como ahora eres un campeón…

Harry aguantó la respiración como si no pensara volver a respirar en la vida mientras miraba a Ginny, le había ganado la batalla. Ella se echó hacia delante, cogió su bandeja y en el proceso le rozó la entrepierna.

-Te lo compensaré esta noche. Te lo prometo.

-A lo mejor esta noche no me apetece y soy yo el que no quiere hacerlo.-Harry le giró la cara y se levantó de la cama, cuanto antes salieran del hotel, mejor.

-Como quieras-Ginny empezó a untar mermelada en una tostada- así podré leer esta noche.

-Vale. Me lo compensas esta noche…-Harry quería hacerlo ahora, pero si discutía con Ginny sobre esto no lo harían ni ahora ni por la noche.

-¿Estás seguro? No quiero obligarte.

-Estoy seguro-Harry sabía que era patético, humillarse así por culpa del sexo, pero ella era muy buena en la cama, y él era débil, un pobre muchacho esclavizado por la belleza y la maldad femenina de Ginny, una pobre víctima inocente.

-Ya estoy. Voy a lavarme los dientes y nos vamos.

Ginny salió del baño, cogió a Harry por el brazo, quien seguía con una mueca de asco en la cara, y salieron del dormitorio. Irían a un parque cercano y se desaparecerían hasta su casa, pero lo que a Harry le preocupaba, lo que realmente le hacía poner esa cara tan parecida a la que solía adoptar Snape cuando lo veía, era el hecho de que oficialmente, era un calzonazos. El gran Harry Potter, el niño que sobrevivió, el Elegido, y el mago que derrotó al Señor tenebroso, era una nena cuando se enfrentaba a los caprichos de su novia.

Harry abrió la puerta de su casa y Ginny entró primero. Era una casa sencilla.

Ron, Hermione y Harry habían pedido permiso a McGonagall para volver a Hogwarts después de la última batalla contra Voldemort a pesar de que por ello, a Harry le habían concedido el título oficial de auror y la Orden de Merlín, segunda clase; (y se organizó una buena polémica en el mundo mágico porque muchos pensaron que merecía la Orden de Merlín de Primera clase) McGonagall los había readmitido para que pudiera terminar oficialmente sus estudios (aunque secretamente lo había hecho porque quería volver a tener a Ron y a Harry en el equipo de quidicht, aunque solo fuera por un año más). A Harry al contrario que a Hermione o que a Ron, le importaban un pepino los títulos, iba a Hogwarts porque Ginny iba a cursar el último año, y él quería estar con ella, no iban a estar otro año separados nunca más. Fue un curso tranquilo y feliz, aunque era extraño estar allí, sin Dumbledore.

Fue entonces, en las pocas semanas que siguieron a la batalla y precedieron al curso escolar, que Harry reunió fotos e información sobre la casa de sus padres, y mandó reconstruirla tal y como ellos la habían conocido en el mismo lugar donde habían vivido felices hasta que Voldemort truncó su felicidad y la de Harry.

Al final del curso Harry pasó unos meses en La Madriguera, viviendo con los Weasley y con Ginny, y cuando llegó el momento de marcharse a su casa (a pesar de que la señora Weasley se empeñara en que era demasiado joven para vivir solo y que estaba mejor allí) Harry le pidió a Ginny que se fuera con él… de eso hacía ya casi tres años. Tres años en aquella casa juntos, más tiempo del que pasaron sus padres allí, él quería tener con Ginny la felicidad en el Valle de Godric que sus padres no habían tenido, quería disfrutar de esa paz que a ellos les había negado el destino. No habría profecías de muerte nunca más ni para él ni para Ginny.

Miró a Ginny, ella estaba sacando su ropa y dejándole la camisa y los pantalones cuidadosamente doblados encima de su cama. Harry se apoyó en el dosel de la cama y siguió mirándola, llevaba enfuruñado desde que habían salido del hotel, y durante el paseo hasta el parque había seguido con cara de perros. No quería llegar a casa de sus suegros con esta cara, no cuando iba a anunciar que iban a casarse, por fin.

-Estoy seguro de querer casarme contigo. Es lo que más quiero, Ginny- Ella por fin había dejado de sacar ropa del armario y le miraba a los ojos.

-No lo dudo. ¿A qué viene eso ahora?

-En el hotel te he dicho que ya no estaba seguro de quererlo.

-No me lo he tomado en serio. ¿Creías que me lo había tomado en serio?

-No. Pero…

-Querías asegurarte.

-Sí. ¿Te gusta esta casa, Ginny?-Ginny lo miró con gesto serio.

-Mucho-dijo Ginny- ¿Es que quieres mudarte? Creí que eras feliz aquí.

-Y lo soy. Te preguntaba porque a veces dices tu casa como si no te perteneciera, como si no formaras parte de ella, como si no fuese tuya.

-Es que la casa no es mía; es tuya, Harry.

-Es nuestra. La reconstruí para nosotros.

-Ahora cuando nos casemos será tan tuya como mía, supongo.

-Vaya, no tenía la sensación de que estuvieses viviendo de huésped aquí.

-Yo no he dicho eso.

-Pensaba que la considerarías un hogar después de tres años aquí, después de dormir juntos, después de discutir por la tapa del váter o los pelos en la ducha, después de hacer el amor en todas las habitaciones, después de los sustos que nos hemos llevado cuando tenías un retraso en el periodo… pensé que todo eso era suficiente como para que pensaras en este lugar como tu casa, como tu hogar.

-Me gusta esta casa, mucho. Y la considero mi hogar, pero si realmente es así no es por la casa en sí, sino porque tú estás en ella. Eres tú, Harry el que hace que yo considere este lugar, como mi lugar; el sitio donde debo estar es junto a ti. Y si quieres irte a un cuchitril en Londres, me iré contigo.-Harry se quedó en silencio pensando en lo que ella había dicho.

-Quizás tengas que acompañarme al hospital durante unos días. Hasta que me recupere de las lesiones que me infrinjan tus hermanos-Ginny le sonrió, le dio un beso en los labios y se tendió sobre la cama, justo donde estaban su camisa y pantalones, Harry estuvo a punto de decirle que se levantara porque iba a arrugarle la ropa.

-No es tan tarde en realidad, mientras lleguemos antes de mediodía… podemos entretenernos un rato.

Harry le sonrió y se echó sobre ella, sacó su varita y corrió las cortinas dejándolo todo en penumbra, no quería un polvo, quería hacerle el amor a su mujer.

-Ahora no tengo corazón para uno rápido, Ginny.

-No te preocupes, yo también quiero que te tomes tu tiempo.

Harry empezó a besarla y a acariciarle la cara, pero Ginny lo detuvo.

-No puedo, Harry- Harry se detuvo asustado, ¿qué le pasaba?

-¿Estás bien? Si no te apetece no tenemos por qué hacerlo.

-Me apetece mucho, pero…

-¿Pero qué?

-Estoy arrugando la ropa. Déjame colocarla y vuelvo a la cama.

Harry se quitó de encima de Ginny, excitadísimo vio como ella cogía su ropa y la colocaba extendida sobre el respaldo de una silla. Harry negó con la cabeza.

-Y luego digo que eres espontánea.

Ginny dio un salto y se sentó a horcajadas sobre el vientre de Harry, quien disimuladamente, aprovechó para apretarle el trasero. Ginny empezó a desabrocharle la camisa.

-¿Sabes que he pensado?-Ginny le besó el pecho, Harry ronroneó. Él por su parte no podía pensar, su cerebro necesitaba sangre para poder pensar, y no tenía ni una gota disponible en ese momento; su sangre estaba en otra parte mucho más importante, así que se limitó a gruñir como diciendo que siguiera hablando.

-He pensado que podríamos poner un jacuzzi en el jardín de atrás.-Harry asintió sin pensar, al margen de que le pareciera una maravillosa idea, no iban a instalarlo ahora sino más tarde, y en ese momento Harry solo podía pensar que tenía a Ginny encima de él, todavía vestida. Se levantó un poco.

-Lo que tú digas mi pecosita-Harry la besó en la garganta- pero quítate la ropa de una vez…

-Vale, pero hoy me toca a mí estar encima-Harry no iba a protestar por eso, colocó sus manos detrás de la cabeza y se preparó para una sesión maravillosa de sexo sin esfuerzos.

Llegaron a La Madriguera bastante tarde, la comida ya estaba hecha y todos los miembros de la familia Weasley estaban allí, incluida Hermione, que como Harry solía acudir a las comidas del domingo en calidad de novia (futura nuera y madre de sus nietos según la señora Weasley) de Ron.

-Llegáis tarde- La señora Weasley estaba preparando la mesa con la ayuda de Fleur y Hermione.

-Ha sido culpa de su hija que siempre consigue entretenerme-Ginny pasó por su lado y le dio con la mano en el cogote.

-Ayuda a mi madre a poner la mesa.

-¿Por qué yo?

-Porque no hay ningún chico ayudando y yo te lo mando.

Harry iba a protestar cuando Ginny pasó por su lado para ir a darle dos besos a Hermione y le rozó el trasero cariñosamente.

-¿Cuántos cubiertos y servilletas hay que poner?

Los hermanos de Ginny, se partían de risa; Ron, se revolcó en el sofá hasta que Hermione le lanzó el mismo hechizo que un día había usado en Hogwarts; los canarios asesinos de Hermione picotearon a Ron (aunque no tan implacablemente como aquella vez, era obvio que Hermione solo quería conseguir que su novio se callara).

-Ayuda tú también.

-Pero…

-¡¡AHORA!

Ron, se levantó como un resorte y ayudó a Harry a quien le mandaba miradas asesinas como si él tuviera la culpa.

La comida fue muy agradable, como siempre todo estaba delicioso, y comer allí en familia era una cosa que a Harry le encantaba, siempre había muchas risas, normalmente Hermione y Ginny hacían mofa de Ron, los gemelos solían sacar a relucir sus nuevos artículos, ante la admiración de todos, el señor Weasley les preguntaba a Hermione y a Harry sobre los muggles, y la señora Weasley solía reprenderlo, era una rutina maravillosa.

Harry no estaba seguro que si habría muchas risas durante el postre, Ginny y él habían acordado soltar la noticia cuando todos tuvieran grandes dosis de azúcar y chocolate en el cuerpo.

Ginny le cogió la mano y le sonrió.

-¡Atención! A ver, callaros un momento-Todos en la mesa se quedaron callados y mirando a Ginny quien miró a Harry y le sonrió.

-Harry y yo tenemos algo que deciros.

-¡Arthur! ¡Oh Arthur!- la señora Weasley gritaba y le tiraba de la manga a su marido.

-Tranquila mamá.

-Vamos a ser abuelos por fin, Arthur.

-¡¿Estás embarazada, Ginny!-Bill se había puesto de pie apoyando las manos en la mesa y echando el cuerpo hacia delante, a Harry le recordó mucho a un lobo feroz. Y en ese momento lo miraba a él con cara de querer comérselo poco a poco, para hacerle más daño.

-¡¿Has preñado a mi hermanita!- Ron también lo miraba con furia.

-Yo… yo…. ¡No!... Claro que no… Creo.

-¿Crees? O sea que no estás seguro, ¿no? ¡HABLA! ¿Estás seguro o no? ¡Esas cosas se saben! - Ron tenía las orejas tan rojas que Harry pensó que explotarían. Todos se le quedaron mirando y Harry se aturulló bajo todas esas miradas y acabó diciendo lo más estúpido que un hombre rodeado de hermanos furiosos pudiera decir.

-No… yo… es que lo hemos hecho esta mañana y no he puesto cuidado…

Ginny quería atención y ya la tenía, toda la familia Weasley con excepción de Fleur y de Hermione estaban gritándole y pidiéndole explicaciones; Ginny por su lado movía la cabeza de lado a lado.

Ginny pronunció un hechizo y todos se quedaron mudos. A pesar de que había sido ella la que los había hechizado, seguían mirando a Harry con rencor. Lo consideraban parte de la familia, pero que se tirara a su hermana pequeña (hija en caso de los señores Weasley), eso era otra cosa.

-¡YA BASTA! Ahora voy a hablar yo. Llevo casi tres años viviendo con Harry, ¿no pensaríais que no teníamos intimidad?-Harry se maravilló de lo fina que podía sonar ella al referirse a sus asuntos de cama.

Harry vio como todos sus hermanos y el señor Weasley afirmaban con la cabeza.

-No estoy embarazada.

-¿Se… segura?-Harry sonaba suplicante, Ginny le sonrió, le cogió de la barbilla y le besó la punta de la nariz.

-Segura, tomo una poción cada veintidós días y me la tomé el miércoles.

Lo que Harry y yo queríamos deciros, es que… vamos a casarnos-Harry se giró hacia la señora Weasley a quien la buena noticia le había hecho romper el hechizo de Ginny.

-¡AHHHHHHH! ¡Van a casarse Arthur!- se abalanzó sobre ellos y los abrazó llorosa -Ginny, ¡Oh hija! Harry, ¡Oh Harry!- cada vez que nombraba a uno los besaba en las mejillas y los apretaba entre sus brazos. Harry no podía contener una sonrisa.

Ginny rompió el hechizo, Hermione se abalanzó sobre ellos, el señor Weasley le dio un abrazo, Ron abrazó a su hermana y le dio tantas palmadas fuertes en la espalda a Harry que pensó que le haría vomitar la comida. Hermione, la Señora Weasley y Fleur hablaban y reían ahora sobre el anillo de Harry, y cuando Ginny les explicó la historia del anillo, todas lanzaron un gran ohhhh al unísono.

Todos parecían bastante contentos, incluidos los gemelos y Bill, quien le tendió una mano ceremoniosa a Harry que él estrechó, y antes de saber qué estaba pasando Harry se vio atraído por el abrazo de Bill, que le susurró en la oreja, de manera muy amenazante cuidadito con mi hermana.

-¿Y para cuando es?- Era Hermione, miraba radiante a Ginny mientras abrazaba la cintura de Ron.

-Pues… aún no lo hemos decidido, ¿verdad, Ginny?-Dijo Harry

Ginny se abrazó a él de la misma manera que Hermione a Ron.

-Pero lo importante es que ya estamos decididos.

-Sí bueno. Tenéis que encontrar fecha, lugar donde hacer la ceremonia y donde celebrarla… todas esas cosas, Harry.

-En Junio-Harry miró a Ginny y levantó las cejas- En junio está bien Harry, piénsalo, hace buen tiempo, es un mes precioso.

-Pero Ginny, palomita, estamos en Marzo-Harry la miró como si estuviese fuera de sí, era imposible organizar todo en menos de dos meses.

-No para este junio, para el año que viene- Harry se puso muy tenso.

-Ni hablar, es demasiado tiempo.

-Pero si de todas formas vivimos juntos.

-Será este junio. Ya nos apañaremos. Puedes pedirle a Bill que te quite horas de tu jornada, y yo… bueno, trabajo para la Orden, seguro que no les importa.

-El segundo sábado de junio, pues.

-Y podríamos casarnos aquí, como tu hermano, fue una boda bonita. ¿Qué te parece?

-Me parece perfecto.

-Hecho. ¡Ya está todo claro!-Toda la familia lo miró- será el segundo sábado de Junio; aquí, en La Madriguera… si al señor y la señora Weasley no les parece mal.

El Señor Weasley se acercó a él, y por segunda vez en aquel día lo abrazó.

-Estaremos encantados, Harry.

No había sido tan malo el día, pensó Harry, los hermanos de Ginny, (los realmente peligrosos) no parecían muy molestos, y como el Señor y la Señora Weasley estaban encantados, Harry pensó que estaba a salvo.

Miró a Ginny y la besó en la frente. Lo peor había pasado, ¿o no?

To be continued……

Harry, como supondréis, no se va a ir de rositas…la locura de preparar una boda, es caótico para muggles y magos. Incorporaré algunos toques dramáticos, porque la verdad, no quedaría auténtico con la personalidad de Harry que todo fuera felicidad, en su vida ha habido mucho sufrimiento, y a pesar de que es un héroe, en el plano sentimental lo veo muy inseguro.

La Paella es un plato típico de Valencia, una región de España, hecho básicamente de carne, verduras y arroz, en una sartén especial que se llama paella.