Muchas gracias a todos por vuestros ánimos y reviews, es muy gratificante que la gente te lea y te diga cosas buenas, aunque también las acepto malas…
Harry se despertó con frío, buscó a Ginny con la mano, pero no la encontró. Genial. Buscó las gafas en la mesita de noche, las cogió y se las puso. El lado de la cama donde dormía ella estaba frío, cosa que no gustó un pelo a Harry ¿Dónde se había metido? Miró el despertador y se sobresaltó, eran más de las once, sí que se había empleado a fondo anoche, había dormido casi diez horas.
Se levantó de la cama y se puso los pantalones del pijama blancos, él solía llevarlos sin nada debajo y a Ginny le encantaban por ello.
Cuando bajó por las escaleras notó el olor a quemado, bajó los escalones de dos en dos y se encontró ante una cocina llena de humo, cogió un guante del cajón y apartó los huevos del fuego.
¿Dónde estaba Ginny?
-¿Ginny?-nada, Harry frunció el ceño, se acercó al baño y tocó a la puerta- ¿Ginny, estás ahí?-Abrió, pero nada, tampoco estaba ahí. Corrió por las escaleras hacia el dormitorio y entró en el cuarto de baño-¡GINNY!- Harry notó como se le empezaban a helar las manos a consecuencia del sudor. Bajó corriendo e irrumpió en el salón comedor, Ginny estaba sentada en el sofá, muy quieta. Harry se acercó a ella jadeando
-Por las barbas de Merlín, Ginny. Llevo un buen rato llamándote, ¿No has olido el humo?-Ginny seguía con la mirada perdida, sin mirarle a él-Ginny mírame. ¿Te encuentras bien? ¿Te sientes mal? Dime algo nena.-Ginny le puso algo en las manos, cuando Harry miró qué era, se dio cuenta que se trataba del ejemplar de El Profeta del día.
La mujer detrás del Gran Hombre.
Por Amanda Gossip
Recientemente El Profeta se ha hecho eco de la fabulosa noticia de que nuestro Gran Héroe, Harry Potter, el Niño que Sobrevivió, El Elegido, El Salvador de nuestro mundo ha decidido contraer matrimonio con la que ha sido su novia desde su época de estudiante en Hogwarts.
Ayer mismo esta corresponsal de El Profeta felicitaba a los novios por tan feliz noticia.
Pero hoy, en un intento de hacer el buen periodismo que este periódico exige, he de desvelar las verdades que se ocultan tras esta pareja supuestamente feliz.
Todos conocemos la increíble historia de nuestro héroe, pero ¿quién es la mujer que esconde el rostro tras la fama de Harry Potter?
Ella es Ginny Weasley, la séptima hija de Arthur Weasley, el funcionario defensor de los muggles que hechizó un coche Ford Anglia cuando aún trabajaba en el Departamento del Uso Incorrecto de Objetos Muggles; su madre, un ama de casa madre de otros seis hijos, ha ocupado toda su vida en atender una familia demasiado numerosa y que pasaba serios problemas económicos antes de que el famoso y ya rico desde niño, Harry Potter llegara a sus vidas.
De hecho, Ginny Weasley ya nace en extrañas circunstancias, pues es la primera mujer nacida Weasley en siete generaciones, el número del poder mágico. Pero ¿cuál es el poder que esconde Ginny Weasley? Recientemente El Profeta ha podido saber la verdad sobre los terribles acontecimientos que tuvieron lugar en La escuela Hogwarts de magia y Hechicería en el año 1992 durante el cual, tres estudiantes, un fantasma y un gato, sufrieron los mortíferos ataques de un monstruo que a punto estuvo de costarles la vida (exceptuando, por supuesto, al fantasma). El monstruo, un basilisco que anidaba en las profundidades del colegio en una cámara secreta fue dejado allí por uno de los cuatro fundadores, Salathar Slytherin para que, llegado el momento, su heredero liberara al monstruo y librara así al mundo mágico de los magos con sangre muggle, que él consideraba indignos.
Como ustedes sabrán, Quien ustedes saben, era el susodicho heredero. ¿Cómo pudo entonces la cámara ser abierta en 1992 cuando Quien ustedes Saben aún no había vuelto?
El Profeta ha llegado al fondo de la cuestión en una labor periodística de investigación encomiable en pos de la verdad.
La versión oficial que el desaparecido director de Hogwarts, Albus Dumbledore dio a las autoridades en su día fue que el monstruo había sido liberado por Quien Ustedes Saben haciéndole en consecuencia el responsable de todos los ataques; pero recientemente este periódico ha sabido de primeras fuentes que fue la ahora prometida de Harry Potter, Ginny Weasley la responsable de todo.
Bajo la excusa de estar poseída por Quien Ustedes Saben, Ginny Weasley abrió la cámara secreta, convocó al monstruo y lo animó a atacar a los tres estudiantes, uno de los cuales, era la señorita Hermione Granger, gran amiga de Harry Potter y con quien durante el año 1994 se le relacionó sentimentalmente.
Albus Dumbledore, gran amigo de Arthur Weasley, se encargó de taparlo todo; por supuesto, Harry Potter siendo el héroe que es, se abstuvo de denunciar a la señorita Weasley, evitando perjudicar así al hermano de Ginny Weasley, su amigo de la infancia.
La señorita Granger, fue fácilmente convencida por el astuto director y por la familia Weasley de la versión oficial que dio el entonces director a los medios y a las autoridades.
Según fuentes testimoniales de la época, a partir de entones no existió la más mínima relación entre Harry Potter y Ginny Weasley hasta el punto de que, quizás por prudencia, la pequeña Weasley evitaba a toda costa hablar con el gran héroe.
Ginny Weasley se convirtió entonces en una prodigiosa hechicera, con un poder por encima del normal y un don natural para las pociones y los encantamientos. Según el testigo y compañero de Harry Potter y Ginny Weasley en Hogwarts, R.V; cuyo nombre no facilitamos pues desea permanecer en el anonimato, Harry Potter no sintió jamás la más mínima atracción por la señorita Weasley, hasta que nuestro joven héroe cursó su sexto año.
El testigo R.V. anunció ayer a esta corresponsal de El Profeta en la más estricta confidencialidad, que el amor repentino de Harry Potter hacia Ginny Weasley había coincidido con la aparición en Hogwarts de los famosos bombones de chocolate rellenos de poción de amor de la tienda de broma Weasleys' Wizard Wheezes, cuyos propietarios, son hermanos de la prometida de El Elegido.
Ha llegado a oídos de El Profeta, que este mismo fin de semana, fecha de la pedida de mano, Harry Potter y Ginebra Weasley acudieron a un romántico restaurante muggle de Londres donde al parecer sufrieron un pequeño incidente culpa de la señorita Weasley que les obligó a abandonar el local, al parecer, por escándalo público. ¿Hasta dónde llegará esta muchacha? ¿Cuáles son sus intenciones para con nuestro héroe?
Hoy mismo, el señor Potter tenía un encuentro con miembros del ministerio y aurores y una visita a medio día a la horrible prisión de Azkaban para interrogar a uno de los presos, por un asunto del ministerio.
A medio día se pudo observar a la señorita Weasley paseando del brazo de una preciosa muchacha rubia por el centro de Londres, visitando las tiendas más caras de los muggles mientras El Niño que Sobrevivió se encontraba en tan horrendo lugar.
Este periódico en su afán de llegar a la verdad ha investigado a fondo el pasado de la prometida del gran héroe del mundo mágico y ha quedado profundamente preocupado por la información hallada, y es que la comunidad Mágica tiene el derecho de saber qué futuro le espera a nuestro insigne Salvador./
Harry sentía ganas de vomitar ante aquella asquerosidad, miró a Ginny que se abrazaba a sí misma y se balanceaba hacia delante y hacia detrás, hizo un gesto con la mano y se encendió el fuego de la chimenea, miró con asco el periódico y lo lanzó directamente a las llamas.
-Que hijos de puta-se agachó delante de Ginny y le cogió por lo hombros-No le hagas caso a esa basura de periódico, no se lo hagas, Ginny. Son todo mentiras.-Ginny levantó la vista para mirarlo.
-Pero la gente cree las mentiras.
Harry se sentó junto a ella en el sofá, no sabía qué hacer, no estaba acostumbrado a luchar contra estas cosas; él había jurado proteger a Ginny, quería mantenerla a salvo, lo había querido desde hace años, pero había cosas contra las que no podía protegerla, una de ellas, era contra la malignidad de las personas como Amanda Gossip. La abrazó por los hombros mientras ella dejaba caer su cabeza sobre su hombro.
-Esos periódicos estarán mañana en la basura. No le hagamos caso, Ginny.
-Mañana el papel estará en la basura. Pero las palabras quedarán como a fuego en las mentes de quien lo haya leído-Harry la besó en la frente.
-No pienses eso vida mía, sólo las mentes retorcidas creerían toda esa basura, nadie con dos dedos de frente le hará caso-Ginny se rió.
-Claro. No lo creerán como no creyeron que Voldemort había vuelto, no lo juzgarán como hicieron contigo y con Dumbledore en cuarto, no lo creerán como tantas otras cosas.
Harry no paraba de negar con la cabeza, ya había tenido sus roces con la prensa, y no quería volver a saber nada de ellos. ¿Por qué ahora? ¿Por qué cuando se sentían tan felices?
-Sólo quieren vender, olvidémosles.
-¡Quieren vender a nuestra costa! ¡Por Dios Harry! ¿No sabes leer entre líneas?-Ginny se había levantado- ¿Dónde está? Déjame que te lo lea-Harry se levantó y abrazándola empezó a acariciarle la espalda.
-Lo he tirado al fuego-La apartó un poco y la besó por toda la cara, estaba salada, lo que indicó a Harry que había llorado-Donde debe estar.
Del fuego brotaron unas llamas verdes de más de tres metros y entre ellas apareció Ron, que salió de la chimenea sacudiéndose las puntas de la túnica en llamas.
-¡Hermione!-gritó Ron por la chimenea- ¡Hermione espera! Tienen la chimenea encendida-Ron sacó su varita para apagar el fuego, pero Harry se le adelantó y chasqueando los dedos las llamas desaparecieron-¡Vale! ¡Venga ya puedes! Ya hace calor ¿quién demonios enciende la chimenea en esta época del año?-Unos segundos después apareció Hermione cubierta de hollín. Ni siquiera dejó que Ron le sacudiera la ceniza, salió disparada hacia Ginny con el ceño fruncido y apartando a Harry con un placaje digno de un jugador de la NFL abrazó a Ginny mientras parloteaba como una loca, tan rápido que apenas se la entendía.
-¿Estás bien, Ginny?-dijo Hermione- ¡Oh que asquerosidad, son repugnantes!
-¿Lo has leído, Hermione?-Hermione asintió-Hablan como si hubiera querido matarte.
-¡Menuda estupidez!-dijo Ron- ¿quién va a creer que quisieras hacerle daño a Hermione, Ginny?
-Ron tiene razón.-dijo Harry.
-En serio, ¿es que no sabéis leer entre líneas?-Ron y Harry se miraron, era como volver a estar en la escuela, Harry vio como Ron se encogía de hombros como diciendo que no sabía de lo que hablaba su novia.- ¿Dónde está el periódico?-Hermione le tendió una mano a Harry para que se lo entregara.
-Lo he tirado al fuego-Hermione negó con la cabeza, se acercó a Ron y sacó su ejemplar de El profeta del interior de la túnica.
- Dice: "uno de los cuales, (uno de los estudiantes atacados) era la señorita Hermione Granger, gran amiga de Harry Potter y con quien durante el año 1994 se le relacionó sentimentalmente"
-¿Y?-dijeron Ron y Harry a la vez.
-¿No lo entendéis?-dijo Ginny-Tiran la piedra y esconden la mano.
-Lo han escrito de manera que la gente pensará que Ginny me atacó por celos-dijo Hermione- Primero siembra la duda sobre Ginny, y luego la ataca.
-Vale. Vale-dijo Harry-vamos todos a tranquilizarnos, Ginny, vamos a ir a la redacción de El Profeta, quiero tener unas palabras con esa Amanda.
-No quiero ir-Ginny parecía una niña asustada, y de repente Harry sintió como una violencia súbita se apoderaba de él.
-Vas a venir-le dijo en tono firme-Nunca has sido una cobarde y no vas a empezar a serlo ahora. Vendrás, te enfrentarás a esa horrible mujer, le harás el hechizo mocomurciélago más increíble de tu vida, y mañana, si se atreve a escribir más tonterías, al menos nos reiremos de ella.
Harry se acercó a ella, la apartó del abrazo de Hermione y la abrazó él mismo.
-Vamos arriba. Venga.
-¡Merlín Harry!-gritó Ron-haz el favor de ponerte algo más debajo de los pantalones-Eso definitivamente, hizo reír a Ginny, Harry se separó un poco de Ginny, ella y Hermione le miraron al pantalón y rieron como dos colegialas.
-A mí me gusta así-Ginny le sonrió y le pellizcó el trasero.
-Voy a vomitar-dijo Ron.
-¿Huele a humo?-preguntó Hermione.
-Se nos ha quemado el desayuno-dijo Harry totalmente concentrado en la sonrisa de Ginny.
-Venga Ron, vamos a prepararles algo mientras ellos suben a cambiarse.
Harry se puso detrás de Ginny y moviendo sus piernas, la obligó a caminar a su mismo compás, como si estuvieran pegados.
Abrió la puerta del dormitorio y la empujó dentro con suavidad. Ginny fue hacia la cama y se sentó con las manos entre las rodillas. Harry abrió el armario y se quedó mirando en su interior.
-Si no quieres ir vestida como una payasita será mejor que vengas a elegirte tú misma la ropa-dijo Harry- Sin excusas. Vamos a ir. Es mi última palabra. Mañana nos reiremos de esa garrapata de Amanda Gossip.
-Yo no puedo reírme, Harry. No lo entiendes. No es por mí, es por mi familia. Han insultado a mi familia.
-Sí, sí lo entiendo-se acercó a ella, se agachó, le cogió la barbilla y la obligó a mirarlo-También es mi familia-Ginny le sonrió-Y te han insultado a ti-Ginny vio como la mirada de Harry se endurecía cuando dijo la última frase- Vamos, vístete-Ginny se levantó y sacó un vestido color sepia con un cinturón ancho marrón, Harry sonrió, ese vestido (como casi todo que ella se ponía) le sentaba de maravilla. Ginny también le sacó ropa a él, una túnica de color gris oscuro.
Harry se olió a sí mismo.
-Creo que después de lo de anoche, necesito una ducha-Ginny se acercó a él y le besó en el pecho.
-A mí me gusta como hueles.
-¿Crees que a Amanda le gustará?-Ginny puso cara de horror.
-Corre a ducharte-Ginny le empujaba hacia el baño-Anda, ve. Sólo me faltaba eso, que llegaras allí oliendo a almizcle para que piense que te tengo como un esclavo sexual.
-A mí no me importaría ser tu esclavo.
Harry salió de la ducha unos minutos después, Ginny estaba peinándose y poniéndose cremas, y le había dejado toda la ropa preparada encima de la tapa del váter.
-Eres un sol-Ginny le sonrió.
-Mi madre siempre hace eso por mi padre-dijo ella.
-Me pregunto cómo serían las mañanas de mis padres-miró a Ginny que había parado de peinarse. Mientras hablaba, Harry se ponía la espuma de afeitar en la cara-aunque fuera poco tiempo, ¿serían tan felices como yo?
-Seguro que sí-Ginny se acercó y le besó el hombro desnudo-Apuesto a que tu padre cuidaba tanto de tu madre como tú de mí-le sonrió por el espejo mientras él se pasaba la cuchilla-Y seguro que tu madre adoraba tanto a tu padre como yo te adoro a ti.
-¿Sólo me adoras?-Harry vio como Ginny sonreía más y levantaba mucho sus finas cejas-Yo te idolatro-Harry se giró y cogió a Ginny por la cintura mientras ella cerraba los ojos y aspiraba el aroma de él
-Que bien hueles.
-Creí que te gustaba el olor a sudor-Ginny le dio una palmada en el culo desnudo, Harry empezó a vestirse.
-Date prisa, quiero vengarme de esa… esa… ese… basilisco humano-Ahora sí era su Ginny.
Harry terminó de vestirse y dejó que Ginny le diera los últimos retoques. Tocaron a la puerta.
-Adelante-dijo Harry
-¿Todo bien por aquí?- Hermione asomó la cabeza por la puertas entreabierta con los ojos muy apretados- El desayuno ya está chicos.
-Gracias Hermione-dijo Harry-Y puedes abrir los ojos.
-Estás muy guapa, Ginny-Harry hinchó el pecho, Hermione puso los ojos en blanco-Tú también, Harry.
-Las mejores galas para intimidar a esa bruja, en sentido literal-dijo Harry-Nadie cuenta mentiras sobre mi chica-Le dio a Ginny un beso en la sien-Voy a abajo, no tardes-Ginny le sonrió mientras terminaba de darse los último retoques.
-No te preocupes, Ginny-dijo Hermione cuando Harry ya se había ido-nadie va a creer las estupideces que dice esa mujer. Yo estoy saliendo con tu hermano, nadie pensaría que intentaste matarme, y nadie creerá a Romilda (porque estoy segura que es Romilda y seguro que tú también lo sabes) con lo de los bombones. ¿Y quién va a creer que os echaran a ti y a Harry de un restaurante muggle?-Ginny sonrió y la miró de soslayo, Hermione abrió mucho los ojos.-¿¡Os echaron de un restaurante muggle?-Hermione la miraba de hito en hito, con los ojos como platos-¿por qué?
-Digamos que yo comí en el restaurante, pero no era nada de lo que venía en el menú.
-¡¿Que comiste dices!
-Sí. ¡Vaya sí comí!-y volvió a mirar a Hermione con cara de complicidad.
-¡AHHHH! ¿Le hiciste eso a Harry en un restaurante de lujo muggle?
-Fue divertido.-Ginny se encogió de hombros, como si fuera lo más normal del mundo-Anda, vamos a desayunar antes de que Harry suba aquí y me baje en brazos preocupado por si la falta de comida me provoca un desmayo.
-Te quiere.-dijo Hermione soñadoramente.
-Y yo a él-rió Ginny- pero a veces no le soporto.
-¡No es verdad!
-No; claro que no. Por eso cuando discutimos siempre acabamos en la cama, porque es difícil discutir con él-Hermione chasqueó la lengua.
-Entonces siempre gana él.
-Se nota que nunca te has acostado con Harry. Te aseguro, Hermione; que siempre gano yo.-Ginny le guiñó un ojo y Hermione rió como una tonta. Mientras bajaban riéndose se encontraron con Harry que subía el primer escalón.
-Iba a buscarte, Ginny. Aún no has comido nada desde que te levantaste y anoche tampoco cenamos-Harry no entendió por qué Ginny y Hermione se pusieron a reír como dos tontas.
El desayuno estaba delicioso, y Harry se sorprendió bastante al descubrir que lo había hecho Ron; Ron y Hermione no comieron con ellos.
Ya estaban poniéndose los chaquetones para salir los cuatro cuando Harry recordó algo.
-Un momento-todos se giraron para mirarlo- Acabo de acordarme de algo que decía El Profeta, ¿Fuiste ayer al Londres muggle, Ginny?
-¿No lo usaste, Ginny?-preguntó Hermione.
-No tuve ocasión.
-¿De qué estáis hablando? ¿Qué no usaste?-preguntó Harry-¿por qué fuiste a Londres?-Se quedó mirando por primera vez, y es que no se había dado cuenta de que estaban ahí, un montón de bolsas de diferentes marcas.
-Fui a Victoria's Secret-dijo Ginny-pensé que un poco de lencería te animaría cuando llegaras de Azkaban.
-¿Fuiste a comprarte ropa interior para animarme?-Harry estaba totalmente concentrado en Ginny, en la mecha de pelo rojo que le caía en la cara, en sus mejillas levemente sonrojadas, en su naricita pequeña y cubierta de pecas doradas.
-Sé que te gustan esas cosas, y los tacones altos-Harry se acercó a ella le apartó el mechón de cabello de la cara mientras la miraba intensamente.
-Tenías que preparar la boda pero fuiste a comprar cosas que me alegraran a mí. Siempre pensando en mí, en mi felicidad.
-Harry, yo…-Harry la calló con un beso.
-Perdóname. Ayer me porté como un capullo-dijo Harry mientras le daba besos por la cara a Ginny-Yo estaba tan tranquilo y tú preocupada por mí y por hacerme feliz-Ginny le bajó la cara y empezó a besarlo por las mandíbula y por los párpados.
-No importa-dijo Ginny entre besos-Yo no debí hechizarme para que no pudieras tocarme. Lo siento, cariño.
-Yo sí que lo siento, pecosita. No volveré a hacerlo, ahora siempre te avisaré de lo que haga.
-¿Me perdonas?-dijo Ginny, y Harry asintió.
-¿Y tú a mí? ¿Mmm? –Harry frotaba su nariz contra la naricita puntiaguda y pecosa de Ginny- Perdóname bomboncito-le dio un beso en los labios-mi caramelito-le dio otro beso-mi palomita de maíz- le dio un beso más largo.
-Estoy teniendo arcadas-dijo Ron; Harry y Ginny lo ignoraron.
-Claro que sí, Harry.
-Te quiero, nena.
-Yo te quiero más.
-No, yo te quiero más-Ginny negó con la cabeza
-No, yo te quiero mucho más que tú a mí-susurró Ginny.
-Eso es imposible porque yo te amo-dijo Harry
-Y yo a ti también te amo, con toda el alma, pichoncito.
-¡OH, POR DIOS!-gritó Hermione-lleváis cinco años juntos y actuáis como si llevarais dos meses.
-Hermione- dijo Ron-creo que voy a vomitar.
Hermione y Ron salieron cogidos del brazo murmurando cosas como "imposibles", "asco", "empalagosos" y "cursis".
-¡ENVIDIOSOS!-gritó Harry y bajó la voz para hablarle a Ginny- ¿te has comprado lencería fina y tacones altos?-Ginny asintió.
-Tacón fino, como a ti te gusta; Y unas ligas blancas y muchas más cosas.
-¿Te has comprado unas ligas blancas?-Harry hablaba con un tono de incredulidad e impaciencia en la voz. Ginny sonrió y le guiñó un ojo.
-Esta noche te las enseño.
-¿Tengo que esperar hasta la noche?-Ginny rió alegremente; le cogió de la mano, le dio un último beso y tiró de él-¿Y si no vamos a la redacción de el Profeta y nos quedamos aquí?-Ginny le ignoró y siguió tirando de él con fuerza porque Harry se resistía a abandonar la casa-Ginny, porfa.
Ginny sonrío sin parar hasta que Harry se rindió, y echó a andar junto a ella hacia el sauce donde los esperaban Ron y Hermione, que estaba muy colorada cuando ellos dos llegaron.
-Hermione, si quieres luego nos pasamos por Londres y le echamos un vistazo a esas tiendas-dijo Ginny convencida de que si su mejor amiga estaba de ese color, es porque Ron le había sugerido (o presionado) a que fuera un poco más atrevida- A lo mejor hay algo que te interesa-Hermione se puso más colorada todavía mientras Ron no dejaba de mirarla con ojos hambrientos.
-¡Oh venga!-dijo Harry-Somos adultos, ¿o no?
-Contigo a veces lo dudo, cariño-dijo Ginny, y Harry le echó una mirada de esas que matan, ella ni se inmutó.
-Vosotros dos-dijo Harry- idos a averiguar qué pasa con Amycus, anoche recibí una lechuza de Lupin diciéndome que el interrogatorio a Alecto no había servido de nada.
-Ya lo sabemos-dijo Ron-Menuda mierda; tengo unas ganas de pillarlo...
-¿Sí?-dijo Harry-Pues empieza a buscar, amigo; porque hay una bruja que afirma que lo ha visto en Lituania, ayer por la mañana.
-¡Genial!-gritó Ron.
-Sí, fantástico-dijo Harry-lo malo es que también hay un mago que afirma que lo vio en Belice anteayer por la noche-Harry miró a Ginny y se encogió de hombros-ni siquiera un mago se mueve tan rápido.
-Quizás uno de los dos mienta, o esté equivocado-apuntó Ginny.
-Sí; eso he pensado yo-dijo Harry mientras se peinaba una ceja-Vale la pena comprobarlo. ¿A quien tenemos en Latinoamérica que pueda ayudarnos, Hermione? De confianza ¿eh?-Hermione negó con la cabeza.
-No sé, Harry. Ahora mismo no lo sé. Sé que hay un par de aurores, mayores, amigos de Dumbledore que viven en Centroamérica; pero no sé sus nombres. Pero Harry-Hermione le miraba de reojo- Creo que lo mejor es que lo hablemos en otra parte, esta tarde. Ahora vamos a lo de El Profeta, se está haciendo tarde.
-Sí-dijo Ron-ya casi es la hora de comer.
-¡Si acabamos de desayunar!-gritó Ginny.
-Tú que te has levantado tan tarde…
-Bueno, da igual.-dijo Harry-Lo dejamos para esta tarde.-Harry sacó un galeón de oro, lo golpeó con la varita y sonrió a Hermione, esto al fin y al cabo, había sido idea suya hacía mucho tiempo-Hecho. Esta tarde a las cinco en Grimmauld Place. Sólo miembros de la Orden-Harry los miró a todos y tomó a Ginny de la mano-Venga, vámonos.
-Esto… ¿Harry?-Harry miró a Ginny- ¿dónde está la redacción de El Profeta?-Harry levantó mucho los ojos y se encogió de hombros.
-Está en Londres-dijo Hermione y todos la miraron-En Bloomsbury, se entra por el college. No me miréis así, tuve encerrada en un bote a Rita Skeeter durante muuuucho tiempo.
-Vamos a ir con vosotros-dijo Ron-se han metido con Ginny y con mi familia, y además Hermione tendrá algo que decir ¿no?
-Bueno-dijo Harry-dejemos de perder el tiempo. Vamos.
Se desaparecieron todos hasta el campus de Bloomsbury, y Harry, Hermione y Ginny tuvieron que esperar a Ron, que a pesar de los años, aún no controlaba las grandes distancias, y tuvo que volver al valle de Godric a por un zapato que se había dejado atrás.
Harry cogió a Ginny de la mano con fuerza, y caminaron juntos hasta un árbol nudoso, negro y retorcido sobre cuyas ramas lúgubres se aposentaban al menos una veintena de cuervos; tenía un cartel del Ministerio de Medio Ambiente en el que ponía "ejemplar protegido; no tocar". Ningún muggle se acercaría a un árbol así, y no por el cartel.
-Es aquí-dijo Harry.
-¿Cómo lo sabes?
-Un año buscando horcruxes hace que te vuelvas un experto para localizar la magia oculta-miró a Ginny quien giró la cara y miró hacia otro lado, y Harry supo que había cometido un error, nunca se habían dicho que estaba "prohibido" hablar del tema, pero estaba claro que a Ginny no le gustaba cuando salía a colación el tema del año fatídico lejos de ella-Perdona-le dijo a Ginny.
-¿Estás bien?-le susurró Hermione a Ginny, ella sonrió, asintió y se excusó diciendo que estaba nerviosa.
Harry acarició el árbol, esperando encontrar algún nudo, quizás como el del sauce Boxeador de Hogwarts, pero a parte de lo tétrico y de la evidente magia que desprendía el árbol, no había nada anormal en él.
-Estamos buscando a Amanda Gossip-Harry le gritó al árbol como si le hablara a un hombre con problemas de sordera.
-¿Qué queréis?-Todos levantaron la cabeza, alcanzaron a ver un cuervo de entre los demás, que a pesar de ser idéntico a sus compañeros de especie, era diferente.
-Venimos a tratar un asunto con Amanda Gossip.
-¿Tenéis cita?-Harry miró al resto de sus compañeros.
-Soy Harry Potter y no necesito cita. Más te vale graznar o batir las alas o hacer lo que quiera que tengas que hacer para permitir entrar a las visitas, pero hazlo; porque con o sin tu ayuda voy a conseguir entrar- El cuervo dio un gran graznido de indignación y se hurgó con el pico dentro del ala, durante un segundo Harry pensó que le había ignorado, pero unos segundos después una de las nudosas raíces se movió elevándose y se curvó hasta formar lo que parecía el marco de una puerta no demasiado alta. Comprendieron que debían pasar por ella para acceder a la redacción de El profeta.
Ron tuvo que agacharse un poco para entrar y cuando Harry vio que Ginny iba a cruzarla sintió un súbito temor, pues se acordó del arco y del velo del departamento de misterios del ministerio; la cogió de la mano, asustado, deteniéndola antes de que entrara.
-¿Ocurre algo, Harry?-Harry negó con la cabeza, pero, y aunque lo hizo con dificultad, se las ingenió para entrar por el marco de la puerta a la vez que Ginny, si ocurría algo inesperado, les ocurriría juntos.
No pasó nada, una vez dentro comprobaron que estaban en lo que parecía un edificio blanco, alumbrado por ventanas horizontales que seguramente, serían producto de la magia pues, el susodicho edificio estaba bajo tierra, como casi todos los edificios oficiales mágicos, con excepción de St Mungo. Era una sala rectangular, llena de cubículos donde había trabajando muchísima gente, en uno de los lados largos, no se veían ventanas sino puertas, director sección de deportes, director sección cotilleos, directora de sección sucesos, y así hasta siete más. Harry se acercó a la sección de cotilleos, llamó a la puerta y sin esperar contestación, entró, mejor dicho, entraron.
-Buenos días-dijo Harry en un tono gélido a la mujer que estaba sentada en frente de un escritorio con el profeta a un lado y una pluma vuela pluma como la que tantos quebraderos de cabeza le había dado una vez a Harry en su cuarto curso, escribiendo como una maníaca sobre un pergamino.
La mujer, levantó la cabeza para mirar a Harry. Amanda Gossip tenía el pelo rojizo, y de su cara resaltaban unas gafas de pasta con brillantes incrustados que le quedaban tan mal como a un Santo Cristo dos pistolas. Tenía los labios muy finos, pintados de un morado muy fuerte, se había maquillado mucho los pómulos y parecía aún más huesuda de lo que ya era. Tenía el cuello arrugado y unas patas de gallo tan largas que le llegaban al pelo. Curiosamente, iba muy bien vestida.
-¿En qué puedo ayudarle señor…?
-Potter; Harry Potter.-Se levantó como un resorte, salió de detrás del escritorio y se paró frente a Harry sentándose en la mesa.
-Oh que agradable sorpresa. ¿Le ha gustado mi crónica señor Potter? ¿Es que acaso tiene algo que le gustaría añadir?-Y diciendo esto se encendió un cigarro mientras miraba a Ginny de arriba abajo.
-Nunca cambiarán, ¿verdad? Siempre tan cínicos, tan hipócritas; no soy una agradable sorpresa, sabe que me ha asqueado su ¿Crónica?-Harry soltó una carcajada irónica- si mi mujer me dejara usaría sus columnas como papel del váter para limpiarme el…
-¡Harry!-lo interrumpió Ginny.
-¿Así que la batuta la lleva ella? Que interesante… A mucha gente le gustaría saberlo.
-Le voy a decir lo que va a saber la gente-Ron, Hermione y Ginny miraban a Harry, quien desprendía un aura poderosísima que incluso la indolente de Gossip debía sentir- ¿se acuerda usted de Rita Skeeter?
-Por supuesto-dijo con suficiencia y seguridad-ella ya no trabaja con nosotros.
-Claro que no. Porque yo la hundí.
-¿Me está amenazando, señor Potter?
-Le estoy advirtiendo-dijo Harry en una voz peligrosamente helada-de que si cuenta mentiras… acabará usted mal.
-¡Está usted en mi oficina, señor!-se había puesto de pie, y miraba desafiante a Harry como advirtiéndole que él estaba en su terreno-¡No se atreva a amenazarme sólo por ser quien es!
-¿Y quién soy? El niño que sobrevivió, el Elegido o el Salvador ¿no es cierto?-Harry le sonrió-siempre soy ese Harry Potter; pero si se meten con mi mujer… puedo llegar a ser Muy Tenebroso. ¿Entiende?-Harry observó con deleite como la periodista amedrentada por sus palabras y su presencia se echaba hacia detrás en un intento de huir de él-Buena chica; déjeme que la presente, estos son mi cuñado y mejor amigo Ron Weasley, su novia y mi mejor amiga Hermione Granger; y mi mujer, Ginny Weasley, es esta preciosa pelirroja que de normal, es mucho más alegre y habladora; pero hoy, no ha tenido un buen día. Y cuando ella no tiene un buen día, o se siente infeliz, yo me cabreo mucho-Harry la taladró con la mirada, ahora que la tenía delante, quería aplastarla por hacerle daño a su Ginny.
-¿Es que no respetan nada?-preguntó Hermione, pero Amanda la ignoró, es posible que ni siquiera la oyera pues no cesaba de mirar a Harry, a los ojos, a las manos, y al cinturón donde llevaba la varita.
-¿Quieres hechizarla, amor mío?-Harry hablaba con Ginny pero seguía sin quitarle los ojos de encima a la asustada periodista, que ahora abría y cerraba la boca como un pez fuera del agua.
-No-dijo Ginny con una mueca de asco-Ahora me doy cuenta qué clase de mujer es, no merece la pena.
-No puede callar la voz de un periódico, Señor Potter; no importa lo importante que sea usted.
-No quiero callar la voz de El Profeta, sólo la suya.
-Tampoco podrá-lo desafió mientras le echaba el humo del cigarrillo a la cara.
-Resulta que, el ministro le tiene mucho cariño a su cargo, y resulta, que al ministro le viene muy bien el que yo trabaje con sus aurores; la gente se siente segura cuando oye mi nombre vinculado al del ministro-dijo Harry mientras se paseaba de lado a lado- Cuando era un crío no podía, pero ahora me conozco muy bien este jueguecito señorita Gossip. Todo es estrategia, como en el ajedrez. ¿Verdad, Ron?-Ron no contestó-Si Ginny sigue disgustándose por lo que dice un periódico-dijo en tono meloso-Yo, como buen marido, me tendré que quedar en casa para animarla; los deberes maritales; lo primero-dijo solemnemente- al ministro no le gustará nada, y cuando se entere que todo es por culpa de una periodista de El Profeta se va a enfadar. Y si yo me voy, Ron Weasley y Hermione Granger vendrán conmigo. -Harry se rió en su cara despectivamente- ¡Qué golpe para el futuro político del ministro! Imagíneselo.
-Jaque-dijo Ron y volvió a sumirse en el silencio, pero la magnitud de esa única palabra, había caído en el despacho como una bomba, y es que Harry, había dado en el blanco.
-¡NO PUEDE! ME OYE, NO PODRÁ, ¡NUNCA!-Amanda Gossip chillaba como una histérica escupiendo al gritar, los ojos inyectados en sangre, parecía una demente-¿¡CÓMO SE ATREVE? EL MUNDO, ¡EL MUNDO SE ENTERARÁ DE QUIÉN ES EL VERDADERO HARRY POTTER!
-Entonces-dijo Harry-aquí ya está todo dicho-Rodeó a Ginny por los hombros y la incitó a ir hacia la puerta del despacho.
Cuando salían por la puerta se encontraron con un hombre gordo, con el pelo canoso y escaso pegado a la cabeza por el sudor que le goteaba por la frente despejada, llevaba un a túnica a rayas moradas, rojas y negras, a pesar de todo, parecía una persona importante.
-¡Por las barbas de Merlín, Amanda!-dijo en un resuello-¿Qué son esos gritos? ¿Qué demonios está pasando aquí?
-¡ME ESTÁN AMENAZANDO DIRECTOR WEBER!
-¿Cómo es eso Amanda?
-Disculpe señor-dijo Harry-me temo que es cierto.
-¡Por todos los dragones!-chilló entusiasmado-¡Es Harry Potter!-Harry le sonrió abiertamente mientras el director le estrechaba efusivamente la mano-¿Qué haces aquí, muchacho? ¿A qué debemos esta maravillosa visita?
-Me temo que no es una visita de cortesía, director-dijo Harry solemnemente y el director miró a la periodista-¿No ha leído usted el periódico de hoy?
-Sí, bueno-dijo mientras le retiraba la mano y empezaba a retorcérsela con su otra mano- tampoco es para enfadarse, siempre se exagera un poco, para vender más, ya sabe…-Harry levantó mucho las cejas mientras Amanda Gossip sonreía con malicia.
-Ahhh-Harry besó a Ginny en la sien, parecía sentirse totalmente fuera de lugar-No estoy enfadado. Ya no-dijo con seriedad-He decidido que le daremos la exclusiva de nuestra boda a El Quisquilloso-Amanda Gossip se quedó blanca como una muerta mientras el director tartamudeaba.
-Un…un… un momento-el director levantó las manos hacia Harry como intentado calmarlo-estamos muy alterados. Estoy seguro que esto puede arreglarse.
-¿Qué te parece, pecosita?-le dijo Harry a Ginny- ¿Crees que a Luna le interesará publicar eso en su periódico?-Ginny se encogió de hombros, se estaba divirtiendo; si Harry cumplía su amenaza el Profeta perdería muchísimo dinero, pues toda la gente que quisiera ver detalles de su boda, y Ginny sabía que era mucha gente, tendría que comprar ese día el Quisquilloso- la última vez que colaboré con El Quisquilloso se quedaron encantados con los beneficios.-Sí; lo siento, pero El Profeta ni nadie que trabaje para él podrá estar presente el día de mi boda. La exclusiva la tendrá El Quisquilloso. Está decidido. Que tengan un buen día-Harry les hizo un gesto con la cabeza, ordenándoles la retirada; Ron se quedó mirando a Amanda Gossip con una sonrisa en la boca y las manos en los bolsillos del pantalón.
-Jaque mate.
Harry vio como Hermione se le echaba encima y le abrazaba como un oso nada más salir por el marco de la puerta, que por cierto, volvió a ser una mansa raíz nada más pasar el último de ellos.
-¡Has estado estupendo Harry!-chilló Hermione-¡Eso les enseñará!-Soltó a Harry y corrió hacia Ron que la cogió por la cintura y le dio una vuelta en el aire, los dos riéndose del repaso que le había pegado Harry a esa estúpida periodista. Ginny estaba muy callada, Harry pensó que quizás estaba enfadada por su comportamiento, al fin y al cabo, él no solía ser tan agresivo.
-¡Joder Harry!-gritó Ron mientras le daba una palmada en la espalda bastante fuerte-¡Así es un verdadero Griffindor, parecías un león enjaulado!-Harry miraba intensamente a Ginny, intentando averiguar qué le pasaba a ella por su preciosa cabecita pelirroja.
-Nadie se mete con mi gata-Ginny levantó la vista en ese momento del suelo y miró a Harry a los ojos, durante un segundo pasaron por los ojos de ambos todas las emociones que sentían el uno por el otro, y las que sentían en ese momento; amor, pasión, admiración, deseo y alegría por esta pequeña victoria. Caminaron el uno hacia el otro como atraídos por una fuerza misteriosa, sin dejar de mirarse a los ojos, en un segundo Ginny se abalanzó sobre Harry y Harry sobre Ginny y empezaron a besarse como si no hubiera un mañana.
-¡EH!-chilló Ron- ¡EH Harry, ¡Qué es mi hermana, tío!-Y diciendo esto corrió como un crío hacia ellos, y tirando de la camiseta de Harry logró separarlos, mientras Hermione le decía, que los dejara en paz.
-No me extraña que seas el jefe de la Orden-dijo Ginny en un susurro-Parecías…no sé, ¿omnipotente?-Harry se rió
-Nada de eso-dijo con su boca pegada a la de ella-pero nadie hace sufrir a mi pequeña.
Una lechuza parda bajó volando del árbol tenebroso y se posó sobre el hombro de Ginny.
-Es la lechuza de Bill-dijo mientras cogía la carta. La abrió y la leyó- ¡Oh vaya!
-¿Qué pasa?-preguntó Hermione.
-Fleur no puede ayudarme hoy; al parecer Bill está en uno de esos días que no se encuentra del todo bien, y quiere quedarse con él-Ginny sacó su varita y mediante magia garabateó un "no pasa nada", le devolvió la carta a la lechuza que salió volando hacia el cielo gris-Bueno, tendré que arreglármelas sola.
-¿Quieres que te acompañe?-le preguntó Hermione.
-No te preocupes. Hoy iré a elegir las invitaciones, y me informaré sobre los caterings y demás, no es mucho.
-¿Quieres que vaya contigo?-Ginny miró a Harry y le sonrió mientras le cogía por las solapas de la túnica.
-No hace falta, pero esta noche, procura tener una idea de a quien quieres invitar-Hermione soltó una carcajada.
-A todo el mundo, Ginny.
-No-dijo Harry-No; en realidad Ginny y yo hemos pensado en algo más sencillo, la familia y los amigos más cercanos.
-No me parece buena idea-dijo Hermione-Harry, tú conoces a mucha gente del ministerio que se tomará como una ofensa el que no los invites.
-Me da igual-dijo Harry llanamente.
-Te da igual-dijo Hermione-¿te da igual lo que ha pasado hoy? Tienes muchas responsabilidades con mucha gente importante, Harry. No te conviene.
-Quizás Hermione tenga razón-Ginny parecía estar pensándoselo.
-Ahora no quiero hablarlo, ¿de acuerdo?-Harry se miró el reloj-Es muy tarde, quiero tener a alguien en Belice antes de las tres interrogando a ese viejo y también quiero a gente investigando a esa bruja en Lituania a la misma hora. En marcha.
-¿Vas a venir a comer a casa?-le preguntó Ginny.
-Voy a llegar muy tarde-Harry se frotó los ojos-¿Vas a ir al callejón Diagon?-Ginny asintió-Pues quedamos para comer allí, ve sobre la una a la tienda de tus hermanos y comemos juntos. ¿Vale?
-Vale.
-Venga chicos, al ministerio. Adiós nena-Harry le dio un beso en los labios y le pellizcó cariñosamente la barbilla a Ginny.
Harry, Ron y Hermione se desaparecieron al ministerio y Ginny lo hizo al callejón Diagon.
Nada más llegar al hall de recepción del ministerio a Harry le recibieron con una gran palmada en la espalda.
-Lo siento, Harry-era Lupin-he leído el periódico.
-No pasa nada ¿Eh Harry?-dijo Ron-Hemos estado en el Profeta y Harry le ha enseñado los dientes a esa garrapata.
-¿Cómo se lo ha tomado Ginny?
-Ahora ya está más animada-dijo Harry-pero esta mañana estaba bastante afectada. ¿Cómo esta Tonks, Lupin?
-Gordísima-dijo Lupin con una preciosa sonrisa-Le fastidia perderse la captura de Amycus, pero el sanador que lleva su embarazo ha dicho que el bebé es demasiado grande y es mejor que estos dos meses que quedan los pase tranquila.
-Espero que no se ponga de parto para mi boda-dijo Harry-me gustaría mucho que vinierais.
-Para mí será un honor-Lupin bajó un momento la mirada y su cara adoptó una expresión triste y dolorosa-Además, será como asistir a la boda de James y Lily. Una segunda oportunidad.-Harry le sonrió, y le apretó el hombro con afecto.
-¡Oh vaya!-dijo Hermione.
-¿Qué pasa?-le preguntó Lupin.
-Los informes, Harry. Los informes sobre los miembros de la Orden están en el cuartel general. Tengo que ir allí para mirar lo de esos aurores que quieres enviar.
-Te acompaño-dijo Ron, y con un puff, desaparecieron los dos.
-¿Ron será tu padrino?-preguntó Lupin y Harry se dio cuenta, que en realidad aún no lo había pensado, empezaron a caminar hacia la oficina de la segunda planta, donde Sally intentó llamar la atención de Harry, sin mucho éxito.
-No lo había pensado-dijo Harry- en realidad… ni siquiera sé a quien voy a invitar a mi boda. Ginny y yo queríamos algo sencillo-Lupin levantó mucho las cejas- pero al parecer va a ser imposible, por culpa de mis "compromisos". Sí, supongo que mi padrino será Ron-abrió la puerta de la oficina y dejó entrar a Lupin, quedándose él en el umbral sujetando la puerta-Aunque, quizás sea más justo que sea el Señor Weasley; es el padre de Ginny; y me gustaría mucho que fuera él quien me la entregara y sé que a ella le emocionaría mucho.
-Haced lo que os haga felices-dijo Lupin-es vuestro día Harry, vuestro día. No celebréis la boda que quieren los demás, sino la que vosotros deseáis tener-Lupin le sonrió, se acercó a él, y cogiéndole del hombro lo apartó de la puerta y lo guió cariñosamente hasta su sillón en la presidencia de la mesa-Que no te preocupe el que dirán; mírame, yo estuve a punto de perder lo que tengo ahora por el qué dirán.
-Me da igual la boda-dijo Harry pesadamente-Lo que quiero es casarme con ella. Quiero que lleve mi apellido. Ella… ella ya es mi mujer, lo ha sido desde hace años, pero… quiero más, quiero que todo el mundo lo sepa. Quiero que tengamos hijos y… quiero la familia que nunca he tenido. Quiero tener lo que a mis padres se les negó. Y quiero hacerlo con ella.
-Es muy afortunada-dijo Lupin.
-El afortunado soy yo-Lupin soltó una atronadora carcajada, raras veces Harry le había oído reír así, aunque si bien es cierto, desde que se había casado con Tonks era más común oírlo.
-Te tiene bien cogido, ¿eh?-Harry lo miró con una sonrisa tímida y Lupin le dio una palmada en la espalda-Es estupendo. Tus padres se sentirían muy felices, Harry. A James le chiflaban las pelirrojas, gusto que has heredado tú. Y a tu madre le habría encantado verte tan feliz.
La gente empezó a entrar en la sala, Hermione y Ron tardaron bastante en volver, y cuando lo hicieron Hermione estaba visiblemente sofocada, informó a todos sobre los aurores que se encargarían de la investigación en Belice y Lituania, mientras Harry se burlaba de Ron, de lo mucho que habían tardado en volver cuando solo iban a por unos papeles, y de lo sofocada que estaba Hermione, quien, no paraba de lanzarles miradas furtivas a ambos, y cada vez que Harry le sonreía con malicia, ella se ponía muy roja, tiraba un papel, o tartamudeaba. Fue la reunión más distendida que Harry había presidido jamás.
Harry llegó tarde a su cita con Ginny, y de hecho, la tienda estaba cerrada, llamó a casa de los gemelos, subió las escaleras de dos en dos hasta la puerta del apartamento de Fred y George, aunque se accedía por una estrechísima escalera, el piso estaba realmente bien, abarcaba toda la superficie de la tienda que había en la planta baja.
-Hola Harry
-Hola Fred, ¿y Ginny?
-No está.
-¿Cómo que no está?-preguntó Harry.
-Se ha ido a Liverpool, le han llamado del trabajo.
-Bueno, pues… me voy a casa-George asomó su cabeza pelirroja.
-No seas idiota-dijo-Te quedas a comer
Harry entró y en seguida le llegó un aroma delicioso, miró a George que llevaba un delantal en que el ponía, "si estás buena, besa al chef", Harry sonrió.
Comieron en la cocina, y a Harry no le gustó nada el ver que Fred y George no paraban de mirarse de reojo y no decían nada.
-Esto…Harry-dijo George, y Harry dejó a medias el trago de cerveza de mantequilla que estaba bebiendo y los miro a los ojos alternativamente.
-¿Qué?
-Has pensado ya en quien va a organizar tu despedida.
-¿¡Mi qué?
-Tu despedida-dijo Fred-No te preocupes, lo tenemos todo planeado.
-¿Qué.. qué es lo que tenéis planeado?
-La cena-dijo George
-La fiesta-dijo Fred
-Las chicas-dijeron a la vez levantando las cejas seductoramente.
-Lo único que tienes que hacer tú-dijo Fred- es decírselo a los invitados.
-Yo…chicos, os lo agradezco mucho-dijo Harry limpiándose con la servilleta-pero, no sé… en fin… Ginny…
-Ginny también tendrá su despedida-dijo George
-¿A sí?
-Nos lo ha dicho Hermione. Están planeando algo grande, tío-Fred lo miraba como si tuviera en su poder mucha información que a Harry le interesara.
-¿No querrás que la fiesta de las chicas sea mejor? ¿Eh?-ahora los dos gemelos lo miraban con las manos apoyadas en la mesa expectantes.
-Conociendo a Ginny, harán lo que hacen todos los años las chicas; se irán a un hotel muy caro en alguna playa preciosa y tomarán el sol.
-¿Entonces?-dijeron a la vez, Harry resopló.
-Yo no tengo tiempo, así que si queréis despedida, la tendréis que organizar vosotros-Fred y George se levantaron y se abrazaron, y Harry, sintió miedo-Comida, bebida, y música; pero nada, oídme bien, NA-DA de chicas. No quiero problemas una semana antes de mi boda.
En qué lío se había metido, pensó Harry mientras salía del apartamento de los gemelos, en dirección a La Madriguera. ¿Cuántas más sorpresas le esperaban antes de su boda? ¿Es que un hombre no puede casarse tranquilamente con la mujer que ama?
Cabrearse es enfadarse en Espein. (España para los amigos)
