Cómo me dices esas cosas Nancy Miller? Que noooo, vaya, a mí me gustaba este capítulo porque era todo vida normal, nada de sexo, sexo y más sexo, y es precisamente lo que hasta ahora parece que más echan de menos en el fic.
Quería dejar claro que Harry puede ser un ninfómano, y ser un celoso, y un capullo a veces, pero es Harry Potter y nunca dejaría que le hicieran daño a los que quiere. Además quería escribir una escena de estas asquerosamente cursis como la que protagonizan Ginny y Harry en la entrada de su casa, y es que la imagen que me ha quedado a mí del Harry del último libro es un Harry así, celoso, un capullín adorable, y un romántico shakesperiano que se pasa las horas muertas pensando en los encuentros con su amada.
Ciertamente, en el capítulo anterior, no ocurre nada trascendental, es prácticamente un capítulo de relleno pero me permitió poner grandes dosis de un Harry y Ginny muy fluffly y también poner algo del Ron/Hermione.
Siento mucho el retraso, intentaré escribir cuando tenga un segundo libre, pero cada vez va a ser más complicado.
Harry se apareció en Ottery St. Catchpole, caminó tres pasos en dirección a la madriguera, cuando se acordó de que Luna, vivía en ese mismo pueblo. Podía ir a verla y comentarle lo de la boda, primero, que estaba invitada, por supuesto; y luego, que tenía la primicia para su revista. La verdad era que lo había dicho solo para molestar a Amanda Gossip, pero cada vez le parecía mejor idea, él no se llevaba bien con El Profeta, nunca lo había hecho, y el Quisquilloso le había hecho un gran favor en el pasado; además, Amanda Gossip era un grano en el trasero a quien no quería beneficiar con su boda, sin embargo, Luna era amiga suya, y muy amiga de Ginny, parecía justo que si alguien tenía que sacar provecho de unos cuantos comentarios y fotos de su boda, fuera alguien a quien ambos apreciaran.
Harry llegó a casa de Luna, que estaba en las afueras del pueblo como La Madriguera, pero un poco más cercana, y al otro lado de la villa. Era una casa muy bonita, un poco extraña, pues el porche se encontraba en el segundo piso, la barandilla, colgaba del techo, y las columnas de la casa, o Harry estaba perdiendo visión, o en vez de hojas de acanto tenían rábanos. Puso los ojos en blanco y llamó a la puerta.
Unos segundos después un elfo doméstico, más raro de lo normal, le abrió la puerta.
-¿Qué desea, señor?-Y Harry bajó la vista con los ojos muy abiertos, menudo vozarrón tenía el bicho.
-Soy… soy Harry Potter, he venido a ver a…
-Pase, la señorita Lovegood estará encantada de verlo-Harry pasó vergonzosamente-Sígame, por favor.-El elfo lo condujo a través de la casa, y lo sacó por la puerta de atrás, había un pequeño huerto, donde se pararon para que el elfo pudiera espantar a un gnomo que trataba de arrancar una de las matas, rodearon el huerto y a unos cincuenta metros de la casa de Luna, había un edificio. Harry se paró ante una construcción de ladrillo con muchas chimeneas, al menos treinta, de las cuales dos, echaban un humo muy negro, y otra un humo grisáceo que cuando salía del tubo de la chimenea adoptaba formas distintas de animales. El elfo le abrió la puerta y a Harry le llegó el olor del papel nuevo, de la tinta, y del pegamento, todo junto.
Vio a Luna; estaba tras una especie de urna de cristal de forma ovalada suspendida en el aire, y como estaba detrás de ella, parecía que el cuerpecito de Luna tenía que soportar una cabeza con la forma de un globo y de al menos cuarenta kilos de peso. Luna se asomó por un lado de la esfera y miró a Harry con una sonrisa.
-Tendrías que verte a través del cristal.
-Hola Luna.
-Hola Harry, ¿Y Ginny?
-Trabajando-dijo Harry-Yo he venido a ver a su padre y ya que estaba en el pueblo he pensado en pasar a comentarte algo-Luna puso cara de sorpresa, era evidente que no sabía de que podría querer Harry hablar con ella.
-Ginny y yo vamos a casarnos
-Lo sé, ella me lo dijo.
-¿A sí?-Harry no sabía que Ginny hubiera visto en estos últimos días a Luna.
-Me mandó una lechuza-Harry pensó que Ginny y Luna, eran más amigas de lo que él imaginaba
-¿Te ha dicho que estás invitada?-Luna asintió
-Yo y un acompañante, el que yo quiera- Harry estuvo a punto de decirle que por lo menos, llevara a alguien visible y a ser posible, humano, pero pensó que eso sería tremendamente grosero.
-Bueno pues, eso ya está claro-Luna estaba empezando a distraerse-Quiero hablar contigo de un negocio-Eso llamó la atención de Luna, que se bajó las gafas del pelo para mirarlo a través de ellas-He tenido un problema con El profeta…
-¿Otra vez?
-Sí, otra vez-dijo Harry-pero esta vez han hecho daño a Ginny-Luna levantó la barbilla aún más, apreciaba mucho a Ginny-Mi boda con Ginny al parecer, es algo que al mundo mágico le interesa.-Harry hizo una pausa-No quiero que se enteren de lo que pasa en mi boda a través de El Profeta, prefiero que lo hagan a través de El Quisquilloso.
-¿Quieres que mi revista cubra la noticia de tu boda?
-Sé que no es el tipo de periodismo que interesa al lector de El Quisquilloso…
-No, no lo es-dijo Luna rotundamente-pero supongo que podría editar un apéndice junto con El Quisquilloso de junio.
-Piensa que… bueno, que te dará muchos beneficios-dijo Harry en voz baja- la gente comprará El Quisquilloso; y luego El profeta y Corazón de bruja y el resto de revistas querrán publicarlo también, y los derechos serán tuyos. ¿Qué te parece?
-Trato hecho. Pero del reportaje no podré encargarme yo, lo hará otro colaborador mío.
-¿Neville?
-No sé. ¿Vas a invitarle a la boda?
-Por supuesto.
-Pues si es un invitado no podré hacerle trabajar-dijo Luna tajantemente- Adam Corner, ha salido este año de Hogwarts, y bueno, lo he contratado. Mándame una lechuza unos días antes de la boda, y le diré que vaya a hablar contigo-Harry asintió-Ya puedes irte Harry-Harry se sorprendió un poco por la brusquedad de Luna, sonrió, y caminó hacia la salida. No le apetecía volver a cruzarse el pueblo caminando, además, se había puesto a llover. Se apareció lo más cerca que pudo de la madriguera, que resultó ser, en mitad de la cocina.
-Harry ¿qué haces aquí cariño?-la señora Weasley le sonreía, y Harry vio con alegría como su suegra estaba cocinando.
-Hola señora Weasley, se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Huele de maravilla-dijo aspirando el aroma que salía del caldero.
-Es estofado de buey con setas y patatas-la señora Weasley le pellizcó la cara-si esperas un poco te pondré para que te lo lleves a casa-Harry le dio un sonoro beso en la mejilla y ella rió alegremente-Ve junto al fuego a calentarte, cariño. Harry se acercó a la chimenea y se frotó las manos.
-Creí que tenían la protección antiaparición en La Madriguera.
-Lo tenemos cielo-se acercó a él y le dio un trozo de bizcocho-pero Arthur ha bajado la intensidad de protección para que los miembros de la familia no tengáis que caminar desde el pueblo. ¿Está bueno?
-Dikídimo-dijo Harry con la boca llena-¿Zta ld deñod Wedly?
-¡No hables con la boca llena!-le gritó la señora Weasley con el cucharón en la mano-Está poniendo a los animales a cubierto de la lluvia-la señora Weasley se limpió las manos con un paño y le hizo a Harry un gesto con la cabeza-Ahí lo tienes, tesoro.
-Hola señor Weasley.
-¡Ah! Hola Harry-dijo el señor Weasley mientras se acercaba él también a la chimenea para coger calor-¿Ocurre algo?
-No. No; todo va bien. Ginny está trabajando, la han mandado a Liverpool no sé muy bien a qué, y bueno… esta mañana me ha dicho que esta noche quería hacer la lista de invitados, y luego Lupin…-Harry se detuvo a pesar de que el señor Weasley le prestaba total atención, estaba parloteando cosas sin sentido, Harry respiró y trató de poner orden en sus pensamientos-Bueno, el caso es que he venido a pedirle…
-¿No irás a pedirme la mano de mi hija?-dijo el señor Weasley con una sonrisa y un brillo extraño en los ojos- porque llegas tarde, te la llevaste hace mucho y no te molestaste en preguntarme…
-Déjale terminar, Arthur.
-Bien-dijo Harry un poco alarmado-Yo quería pedirle… quería saber, si me haría el honor de ser el padrino de mi boda-El señor Weasley parpadeó sorprendido, y después abrió la boca pero no dijo nada.
-Pensé que querrías que fuera Ron-dijo al fin.
-Pensé en Ron pero-y Harry bajó la vista para luego levantarla y mirar al señor Weasley con cariño-Quiero que sea usted quien me entregue a Ginny en el altar. Es su única hija. Y sé que es lo que quiere ella. Y yo también lo quiero así.
-Oh Harry-El señor Weasley estaba visiblemente emocionado, se le habían empañado los ojos, Harry oyó como la señora Weasley, se sonaba la nariz.
-¿Qué dice?-preguntó tímidamente Harry.
-Que será un honor para mí. Aunque…
-¿Aunque?-El señor Weasley se acercó y le puso las manos sobre los hombros.
-Yo llevaré a mi hija hasta ti-dijo el señor Weasley con los ojos cada vez más rojos-pero Ron merece ser tu padrino más que yo. Y hay algo… algo que a mí me entusiasma más que ser el padrino de tu boda-durante un momento Harry pensó que el Señor Weasley le iba a pedir que lo acompañara a un aeropuerto o que le comprara una colección de enchufes o algo parecido.
-U…u… usted dirá-Harry se sentía totalmente desconcertado, se giró, y miró a la Señora Weasley que parecía sentirse igual que él.
-Lo que de verdad me honraría-el señor Weasley había empezado a hablar tímidamente-y me haría muy feliz es poder ser el padrino de…de la primera criatura que tengáis Ginny y tú-Harry lo miró de hito en hito, comprendiendo-Me da igual si es niño o niña (aunque preferiría a una niña) pero me gustaría mucho ser el padrino de un nieto-Le sonrió a Harry quien sentía como si se hubiese quedado sin cerebro, no podía pensar.
La señora Weasley, se había puesto a llorar; Harry se sentía como si le hubieran knoqueado.
-Por supuesto que sí, señor. No sé si Ginny piensa tener hijos en breve pero… los tendremos y… será un honor que usted apadrine al primero de mis hijos.
El señor Weasley sonrió, y le dio un abrazo tremendo a Harry, quien a su vez le devolvió el abrazo, era el único padre que había conocido.
-Gracias, hijo.-Y Harry sintió que se emocionaba también.
Harry llegó a casa casi a la hora de cenar, llevaba el estofado de la señora Weasley a salvo en un envase dentro de una bolsa de cartón. Abrió la puerta y se quito la capa, el chaquetón de Ginny no estaba en la percha.
-¿Ginny?-Nada. Harry sacó la varita y apuntándola en la dirección de la chimenea la encendió. Subió a la habitación y se puso el pantalón del pijama, cuando bajó de nuevo, el salón y la cocina estaban caldeados. Ginny tampoco podía tardar demasiado. Fue hacia la cocina y recalentó a fuego lento el estofado de la señora Weasley. Hoy cenarían en el salón; Harry preparó una mesa preciosa con flores a la tenue luz de unas velas blancas y la chimenea encendida.
Se sentó en el sofá, y esperó. Quería ir a la entrada y mirar en las bolsas de Ginny para hacerse una idea de lo que había comprado Ginny… nadie iba a quitarle su noche con Ginny en lencería fina y tacones altos.
Había pasado ya una hora y media; hacía rato que Harry había apagado las velas y el fuego de la cocina, a esas alturas ya no tenía casi caldo, Harry no quería ni pensar en cómo se lo comerían si Ginny tardaba un poco más. No estaba preocupado, a veces a ella le pasaban estas cosas, tenía un trabajo lejos de casa, y si se complicaba luego tenía que ir a hacer el reporte de carácter urgente a Gringotts, pero un poco decepcionado sí lo estaba.
Oyó la valla abrirse y un golpe seguido de una maldición, y Harry también sintió ganas de maldecir, Ginny nunca decía palabrotas, y cuando las decía es porque estaba de muy, pero que muy mal humor, y si Ginny estaba de muy pero que muy mal humor, significaba que no habría noche de lencería y tacones altos, tendría suerte si Ginny le daba si quiera un beso de buenas noches.
Harry fue a la entrada para recibirla, quizás si era atento con ella, luego ella podría inclinar sus atenciones hacia él.
Ginny metió la llave dentro de la cerradura, Harry ya tenía su sonrisa lista, pero cuando ella entró por la puerta la sonrisa desapreció del rostro de Harry y en su lugar apareció el ceño fruncido. Ginny tenía un moratón espectacular en el ojo izquierdo. Ginny se quedó mirándolo un segundo, bajó la mirada y se quitó el abrigo cansinamente.
-¿Qué ha pasado?-Ginny se había girado y ahora Harry le cogía la barbilla para verla mejor-¿te ha pegado algún lunático fan que ha leído El Profeta? ¿Ha sido eso?-Ginny negó con la cabeza.
-¡Que bien huele!-dijo distraídamente-¿Has hecho tú la cena? ¡Estoy hambrienta!
-¿Quién te lo ha hecho?-Ginny puso los ojos en blanco mientras guiaba a Harry hacia la fuente del aroma delicioso-¡Ginny!-Harry la detuvo.
-¿Quieres que te lo cuente?-Harry asintió-resulta que hace un mes que murió un viejo chiflado de Liverpool con más dinero que años, y créeme, era muuuuy viejo -Ginny abrió la tapa de la olla donde Harry había puesto a recalentar el estofado-¡Ummmmm! ¡Oh Merlín! Estofado de buey setas y patatas… ¿lo has hecho tú?
-Ginny. El viejo chiflado-Harry le hizo un gesto con las manos para que continuase, y Ginny siguió hablando mientras encendía el fuego y le daba vueltas al estofado.
-Bueno, resulta que el viejo vivía solo en un caserón impresionante, un estilo a Grimmauld Place, aunque no tan grande-dijo Ginny mientras probaba el estofado-¡mmmm esto está de vicio!-Ginny se giró y cogió por la cintura a Harry mientras le devoraba el pecho desnudo con la mirada-el anciano solo tenía sobrinos y les daba todo el dinero que querían y más, aunque eso sí, nunca les permitió hurgar en su baúl, donde por lo visto guardaba su gran tesoro.
-Y ahora que ha muerto han querido abrirlo-Ginny le besó el pecho.
-Ahora que ha muerto, pues-Ginny resopló y Harry sintió frío cuando el aliento de ella tocó la piel húmeda donde le había dado el beso-los sobrinos se echaron sobre el baúl para repartirse las riquezas. Pero el baúl, estaba hechizado y no había manera de abrirlo-dijo Ginny girando la vista.
-Y Gringotts te mandó a ti para que lo solucionaras.
-Premio-dijo Ginny- Normalmente Gringotts no se tomaría la molestia de ir a abrir a ninguna casa un estúpido baúl, pero tratándose de quien se trataba, y sospechando que se trataba de mucho oro y piedras maravillosas; gentilmente-dijo Ginny irónicamente- les ofrecieron a los sobrinos los servicios de uno de sus rompe hechizos, o sea, yo.
-Muy bien-dijo Harry- eso sigue sin explicar el moratón del ojo.
-Te juro Harry, te lo juro-dijo Ginny con exasperación- que en cuanto vi el maldito baúl me dio mala espina. ¿Quién iba a meter su tesoro en un estúpido baúl cuando hay sistemas más seguros?-Harry asintió cómo dándole la razón-Pues bien, creo que el baúl debía tener alguna protección contra gente extraña al viejo porque cuando conseguí abrirlo, me pegó-dijo Ginny con odio-me dio un puñetazo tan tremendo que me tiró de espaldas.-Harry le cogió la cara y le dio un beso suave en la mejilla hinchada
-¿Sabes lo que era el gran tesoro?-Ginny le acariciaba el pecho mientras Harry se la comía con la mirada- En otras circunstancias el puñetazo habría valido la pena-dijo Ginny con media sonrisa-Montones de fotos de chicos
-¿De chicos?
-Jovencitos de veinte a treinta años, todos en pelota picada y muy bien dotados, por cierto-Harry soltó una carcajada-Si el ojo no me hubiera dolido tanto me hubiera tronchado de risa allí mismo-Harry seguía riéndose.
-¿Y qué te dijeron los sobrinos?
-Muchas gracias, gracias de verdad, señorita-dijo Ginny imitando la voz grave de un hombre-pero creo que ahora ya podemos hacernos cargo nosotros. Puede marcharse-Ginny se giró y apagó el fuego-Estaba tan rojo como mi pelo. ¿Cenamos?-Harry asintió- Ayúdame a preparar la mesa, por favor.
-Ya está preparada-dijo Harry- en el salón.
-Así que esto era una cena premeditada-Harry asintió y le dio un beso-¿lo has hecho tú?
-Ajá-dijo Harry dándole otro beso en la punta de la nariz-Incluso así estás guapísima-dijo distraídamente.
-Mi madre no lo habría hecho mejor; el estofado quiero decir.
-Eso es porque de hecho, el estofado lo ha hecho tu madre-Ginny se rió.
-Ya lo sabía.-Harry la cogió por la cintura y la besó en el cuello
-¿Por qué no vas y te sientas mientras yo sirvo la cena?
-¿Vas a mimarme?-Ginny le apretó el trasero mientras le mordía la barbilla.
-Sólo porque quiero que te pongas esos tacones y la lencería-Ginny rió con su boca pegaba a la barbilla de Harry.
La cena fue estupenda, pero el postre, en opinión de Harry, fue mejor; Ginny se puso unos zapatos de tacón de punta fina altísimos, un corsé blanco y unas medias, también blancas que le llegaban hasta un poco por encima de las rodillas, sujetas por unas ligas del mismo color. Esa noche ella estaba juguetona, y acabó atando a Harry a la cama y vendándole los ojos. Había sido una noche maravillosamente erótica y romántica, a su manera.
Harry estaba ahora desnudo, tendido boca abajo con Ginny encima de él tendida lánguidamente, quedándose dormida. Harry no iba a permitirlo, la noche era aún joven.
-He ido a ver a tu padre hoy-Ginny sólo hizo un sonido con la garganta-Le he pedido que sea mi padrino de boda-Ginny había abierto los ojos, evidentemente porque le besaba la nuca y Harry cerró los ojos-No ha aceptado.
-¿Qué?-Harry se giró para mirarla y muy a pesar de él, ella se quitó de encima, se echó a un lado de la cama, y lo miró apoyada sobre un codo.
-Cree que Ron merece ser mi padrino.
-Supongo que…para ti es más importante Ron, y mi padre lo sabe-Estaba preciosa, allí totalmente desnuda, con el pelo suelto y enredado entre las manos y los hombros, Harry acercó una mano, y le pasó el pulgar por el pezón.
-Ron es mi mejor amigo-dijo Harry solemnemente-pero quiero, y se lo he dicho, que sea él quien te traiga hasta mí en la boda.
-¿Va a entregarme él y no el padrino?
-Sí-dijo Harry-eso sí, con una condición-Ginny levantó mucho sus cejas, mientras le pasaba la mano por el abdomen a Harry y bajaba lentamente hacia la entrepierna-quiere ser el padrino del primer hijo que tengamos.
-Oh-la mano de Ginny se había detenido.
-Yo le he dicho que bien-dijo Harry algo nervioso- pero que no sé cuando llegarán exactamente…
-La verdad…la verdad es que…-Ginny se levantó y se sentó a horcajadas sobre él, recogiéndose el pelo detrás con la mano-me gustaría dejar de tomarme la poción cuando nos casemos-Harry se apoyó sobre los codos y se incorporó- ¿crees que somos muy jóvenes? ¿O es que no quieres…?-Harry la calló con un beso, y cogiéndola de la nuca volvió a tumbarla en la cama, encima de él.
-Por mí puedes dejar de tomarla ya-le susurró y empezó a besarla de nuevo, pero Ginny se apartó y volvió a sentarse.
-Hay más-dijo Ginny mirando hacia un lado de la cama.
-¿Qué más?-Harry estaba impaciente.
-El trabajo. He ido a hablar con Bill después de lo del puñetazo.
-¿Y?
-Y le he dicho, que aunque tenía que preguntártelo a ti primero, me gustaría poder dejar de trabajar estos dos meses-Harry levantó mucho las cejas.
-Te gusta tu trabajo-era lo único que se le ocurría decir en ese momento- ¿Por qué?
-Mira mi ojo, Harry. No siempre, es cierto, pero en mi trabajo hay accidentes de estos, ¿crees que quiero llegar a mi boda con un trozo de piel cubierto por tentáculos?
-¡Qué lástima!-dijo Harry mientras la besaba-Estás tan guapa con tentáculos…
-¡Hablo en serio!
-Yo también-Harry la tumbó en la cama y se echó encima de ella-Me parece bien, es demasiado organizar una boda y además trabajar para Gringgots- Ginny le sonrió.
-¿Te acuerdas del susto que nos llevamos hace cuatro meses?
-¡Oh sí!-dijo Harry echando la cabeza para atrás-Estaba convencido que te habías quedado embarazada. ¿Cuánto retraso tuviste? ¿Una semana?
-Doce días-dijo Ginny ya sin sonreír.
-Cuando llegué a casa y te abrazaste a mí pensé que estabas aliviada.
-Estuve toda la tarde llorando-dijo Ginny con los ojos empañados-De verdad quería estarlo. Deseaba estar embarazada con todas mis fuerzas.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Porque pensé que tú no querías.
Harry negó con la cabeza, se levantó de la cama bajo la mirada de Ginny, y entró en el baño, cuando volvió, llevaba en la mano una cestita de mimbre llena de botellitas de cristal vacías, había tirado todas las pociones de Ginny por el váter. Ella levantó la vista de las botellas de poción vacía hacia Harry que le miraba desde arriba, le quitó la cesta de la mano y tirando de él volvió a acostarlo en la cama encima de ella.
Volvieron a hacer el amor, esta vez en la penumbra, sin risas, sin juegos y sin vendas, sólo sábanas, suspiros y ellos dos.
-No te duermas…-Harry le besó un pecho, tenía la cabeza apoyada sobre ellos mientras ella le acariciaba el pelo.
-Es muy tarde.
-¿Y qué más da?-dijo Harry mientras le acariciaba la cintura-No tenemos que madrugar. Hablemos un rato.
-¿Y de qué quieres hablar? ¿Mmmm?
-De tu despedida.
-¿Qué?-Ginny había girado mucho su cuello para poder mirar a Harry.
-Fred y George me han dicho que Hermione está preparando tu despedida de soltera, ¿o no?
-Bueno sí. ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada. Pura curiosidad. ¿Por qué no me lo habías dicho?
-¿Estás enfadado?
-No-dijo Harry-Eso no. La mía la preparan Fred y George-Harry oyó como Ginny se atragantaba-¿Qué?; ¿Qué pasa?
-¿De verdad quieres casarte conmigo?
-¿Y a qué viene eso ahora?-preguntó Harry.
-¿Has dejado que Fred y George te preparen tu despedida?-dijo Ginny con incredulidad y antes de que ella pudiera continuar Harry la interrumpió.
-No te preocupes, no habrá nada de chicas, solo comida, música y bebida.
-¡Ese el problema, la bebida; no las chicas!-Harry la miró con sorpresa-Yo me fío de ti sobrio, incluso rodeado de mujeres preciosas pe… pe… pero Fred y George no saben que es la moderación, habrá mucha comida sí, pero mucha bebida también, beberás y beberás y sin darte cuenta aparecerás dos semanas después de la despedida tirado en un campo de arroz chino y sin saber cómo has llegado hasta ahí-Harry se rió mientras ella fruncía aún más el ceño-¿te parece gracioso? ¡Dos semanas! O…. o…. o una semana y un día y te perderás nuestra boda y puede que aparezcas casado con alguna china- Harry sonreía ahora delante de una Ginny que no le miraba a él sino de lado a lado como visualizando todo lo que estaba diciendo-y yo me quedaré allí plantada, vestida de blanco mientras todo el mundo se ríe, y al día siguiente Amanda Gossip dirá que menos mal que te diste cuenta de tu error a tiempo; y mis padres y Ron se enfadarán conmigo…-Harry dejó de sonreír y le cogió la cara a Ginny para obligarla a mirarlo.
-No digas eso. ¿Acaso crees que para tus padres soy más importante que tú? ¿O para Ron? ¿Es eso lo que piensas?
-No-dijo Ginny como si se diera cuenta de la cantidad de sandeces que había dicho-Lo siento.
-Así me gusta-Harry le dio un beso en la punta de la nariz- Ahora cuéntame que tiene preparado Hermione. ¿Os vais a un hotel?-A Harry no le gustaba, pero ya se había acostumbrado a que cada año, ella tenía su semana de chicas; Ginny, Hermione, Fleur y Luna (y a veces también Gabrielle) se iban a un hotel paradisíaco donde se relajaban, se ponían morenas y se gastaban mucho dinero (y coqueteaban con camareros impresionantes, a Harry no le engañaban)
-Nop-dijo Ginny acariciándole el pecho-Vamos a ir a Londres a cenar y después a divertirnos.
-¿Divertiros cómo?-Harry se había puesto suspicaz, no quería ser machista, ni celoso, pero la realidad es que la idea de que Ginny se divirtiera sin él no le gustaba en absoluto.
-Pus como tú, tontito-Ginny le dio un beso en el pecho-cenaremos, beberemos y saldremos a bailar hasta caer rendidas.
-¿O sea que vas a pasarte la noche bailando por Londres borracha?-dijo Harry-¡Y un cuerno!
-Vendrán todas las chicas. ¿No te fías de mí?
-No me fío del los hombres, somos unos babosos; todos-Ginny se rió y se sentó a horcajadas sobre él.
-¿Sabes lo que me apetece, Harry?
-¿OTRA VEZ?-Harry suspiró-¿Aún no estás satisfecha?. Siento decepcionarte pero no creo que pueda.
-No; no es eso-Ginny le acarició el pecho haciéndole cosquillas- ¿Por qué no subes mi regalo de San Valentín?
-¿Ahora? ¡Pero si es tardísimo!
-Anda; venga; va-Ginny le dio un beso en la punta de la nariz y saltó encima de él como una niña emocionada, esperando que se le olvidara el tema de la despedida.
-Vale-dijo derrotado-Está bien. ¿Qué quieres que suba?
-¡La fiera de mi niña!
-Es muy larga Ginny-dijo Harry con desesperación-Otra.
-Pues elige tú, pero que sea bonita y romántica, nada de guerras-Ginny se quitó de encima y se sentó en su lado de la cama.
-Nada de guerras-Harry hablaba cansinamente mientras apartaba la sábana blanca y se levantaba de la cama, en el proceso, Ginny rió y acercándose, le mordió en el culo-¡Ouch!
Harry llevaba a Ginny cada miércoles al cine a Londres, a ella le encantaba. Para San Valentín, Harry pensó que podría comprarle un proyector de manera que en casa pudiera ver todas esas películas que tanto le gustaban; el problema fue que en casa no tenían enchufes, así que Harry tuvo que saltarse un centenar de reglas del ministerio, y hechizar el proyector para que funcionara sin electricidad, eso fue fácil, pero conseguir que se oyeran las películas…para colmo, la recompensa no valió la pena, Ginny en vez de agradecerle el regalo como Harry quería, se entusiasmó tanto que en vez de agradecimiento Harry obtuvo un decepcionante entusiasmo que le obligó a tragarse en un mismo día, Lo que el viento se llevó, y Los puentes de Madison, casi nada.
Cuando volvió a la habitación, Ginny estaba desnuda sentada en frente del tocador deshaciéndose los nudos del pelo.
Empezó a montar el proyector en frente de la cama mientras Ginny se acercaba a él con las manos detrás de la espalda y una sonrisa de niña pequeña en su precioso rostro, si se pensaba que con eso bastaría…
-He subido Con faldas y a lo loco (Some like it hot) ¿Bien?- Ginny asintió, Harry la miró y frunció el ceño-Tienes las tetas más grandes-Ginny bajó la vista, las miró y luego se las sujetó con las manos-Están enormes.
-Me va a venir el periodo, idiota-Harry hizo un gesto de asco, no porque le diera asco la regla de Ginny, sino porque durante esos días Ginny estaba sensible, gritona y mandona (más de lo normal) y de eso ni hablar-¿Te ayudo?
-No. Esto ya está- se giró hacia ella y la invitó con una reverencia que se fuera a la cama, Ginny colocó los cojines para que estuvieran cómodos y con un movimiento de mano apagó las bolas de luz que iluminaban su dormitorio, Harry se sentó junto a ella, chasqueó los dedos, y la imagen empezó a proyectarse en un lienzo blanco a unos cuatro metros de ellos; Ginny apoyó la cabeza en su pecho y le dio un beso en la barbilla.
-Te quiero-Harry sonrió, agachó la cabeza y le dio un beso en la frente.
-Y yo a ti.
Que buena estaba la Marilyn, pensó Harry mientras la veía caminar por la estación.
-Deberías comprarte unas medias así. Me gustan.
-No voy a disfrazarme de Marilyn Monroe, pervertido. Y contrólate que se te salen los ojos-Ginny chasqueó los dedos y congeló la imagen, ¿qué le pasaba ahora?- La luna de miel.
-Aún falta mucho para eso, es al final de la película.
-No la de ellos tonto, la nuestra.
-¿Qué le pasa?
-Que no hemos hablado nada de eso.
-Yo no lo he pensado; ¿Tú has pensado un sitio?-Ginny se mordió el labio y Harry supo que ella ya tenía una idea de lo que su luna de miel debía ser.-A ver. Dispara.
-¿Qué?-Harry sacudió su cabeza.
-Que sueltes lo que tienes pensado.
-Oh! Bueno, verás… hay unos destinos especiales para lunas de miel mágicas, son lugares mágicos protegidos contra toda intrusión muggle; como el Caldero Chorreante
pero más bonito, claro-dijo cuando vio la cara de Harry que decía claramente que él no pasaría su luna de miel en un sitio como el Caldero Chorreante-Hay muchos sitios en el mundo…
-Pero yo sé que tú ya tienes uno en mente, dímelo.
-Verás, en el mediterráneo hay algunas islas griegas que no salen en los mapas muggles, son islas muy pequeñas, tan pequeñas que solo hay una casa, un poco de jardín, algo de vegetación salvaje, y playa. Pero son casitas de madera Harry- se puso de rodillas en la cama y le cogió las manos-Y piscina de agua dulce por si no quieres bañarte en el mar, y playas de arena fina y blanca, y luego tienes una zona de la isla con piedras para que puedas bucear y ver el fondo… es precioso Harry ¿y sabes que más?-Harry sonreía porque era evidente, que si a ella le hacia tanta ilusión ese lugar, ese iba a ser el destino definitivo-Las casitas tienen contacto directo con el hotel central que está en una isla mayor; y cada día mientras estás en la playa hay elfos domésticos que te limpian la colada, y te hacen la cama-Harry le dio un beso-¡Y no sólo eso!
-¿No?-dijo Harry con una sonrisa- ¿hay más?-Y Ginny asintió vigorosamente.
-Los elfos te preparan de comer lo que quieras, y te dejan cócteles y bebidas frías en la playa para que mientras tomas el sol te refresques; y organizan viajes a los sitios de interés mágico. Puedes visitar las ruinas de templos griegos con hechizos antiquísimos, también ruinas egipcias, y la Atlántida…
-La Atlántida es un mito, Ginny.
-No, no lo es- dijo Ginny-Estaba poblada por magos ya en la antigüedad, pero hubo algún error en la ocultación de la ciudad y algunos muggles griegos la descubrieron, lo que pasa es que luego ya no pudieron encontrarla nunca más y quedó como un mito para ellos. Ahora está oculta bajo una burbuja en el mar, y puedes caminar por ella y visitarla. Es preciosa.
-¿Y tú cómo sabes que es preciosa?-preguntó Harry con suspicacia.
-Hermione y yo la visitamos el año pasado.
-¿Hermione y tú?-Harry se quedó unos segundos mirándola- ¡Que bonito!-Harry había levantado la voz y hablaba con rencor- La parejita feliz; a lo mejor tendrías que casarte con ella ya que hacéis cosas a nuestras espaldas, de Ron y de mí.
-No te pongas así.
-¿Te vas con Hermione a visitar las ruinas de una ciudad perdida en mitad del mediterráneo sin decirme nada y quieres que no me enfade?
-Si lo sabías…
-No, no lo…
-Hermione, Luna, Fleur y yo estuvimos en el Hotel Las Islas mágicas el año pasado, en nuestra semana de chicas. Fleur se fue de compras y Luna prefirió irse a bucear en busca de alguna especie rara cuyo nombre no recuerdo… y Hermione y yo decidimos ir a visitar la Atlántida.
-No me lo habías dicho.
-Nunca quieres saber que hemos hecho en la semana de chicas.
-No me gusta pensar que te diviertes sin mí.
-¡Qué egoísta eres!
-Lo sé. ¿Y?-miró a Ginny quien tenía una ceja levantada-Perdón-Dijo Harry avergonzado de su propio egoísmo pero seguía con un tono de rencor.
-El próximo viaje te lo contaré todo; estoy harta de que me mires raro cada vez que regreso con las chicas. ¿Qué os creéis que hacemos?
-Coquetear con camareros…
-Eres idiota. Claro;-dijo Ginny cruzándose de brazos-cómo tú coqueteas con tu secretaria te crees que yo hago lo mismo con mi jefe o con quien pille-Ginny le sacó la lengua infantilmente.
-Estás muy buena-dijo Harry de sopetón, y Ginny lo miró de reojo como sin interés pero atenta a lo que fuera a decir-Y en bikini todavía estás más buena- Harry se puso delante de ella a cuatro patas como si fuera un perro y le dio un beso en la mejilla y otro en el cuello-Voy a ser un buen chico la próxima vez y no me pondré… intentaré no ponerme celoso.
-Vale, cachorrito-Harry sacó la lengua y jadeó mientras Ginny no podía reprimir una sonrisa- ¿Y lo de la isla?
-Me parece perfecto.
-Es un poco caro.
-Tengo dinero de sobra para comprarte una isla de esas si quieres-Harry empezó frotar la cara contra la tripa de ella.
-¡Estate quieto, ¡Me estás pinchando!
-Es que lo cachorritos tenemos pelo.
-¡Pero suave!-Harry le frotó el cogote contra el vientre haciéndole cosquillas con el pelo.
-¿Ves cómo soy suave?
-Como el culito de un bebé-Ginny se apoyó en la almohada sonriendo, y Harry apoyó su cabeza en el pecho de ella.
-Mañana iremos, pediremos y pagaremos lo del viaje, supongo que habrá que reservar-Ginny le acariciaba el pelo, sonrió y asintió-¿Dónde se compran los viajes aquí?
-En una agencia de viajes.
-Como en el mundo muggle, entonces. ¿Y cómo llegamos hasta allí?
-El hotel nos mandará una carta donde nos informará de la hora y el día de la ida, nos mandan vía lechuza un paquete con un traslador dentro, lo tocamos, y viajamos.
-No me gustan los trasladores-Ginny le dio un beso.
-Lo sé, pero yo iré contigo y te protegeré. Anda, quita la película, mañana hay cosas que hacer.
Harry chasqueó los dedos y el proyector se apagó y se quedaron a oscuras, oyó que Ginny abría el cajón de la cómoda, seguramente para ponerse algo de ropa interior, probablemente, uno de sus calzoncillos con los que tanto le gustaba dormir.
Cuando se despertó, lo primero que vio Harry fue un borrón de color rojo, y no era el pelo de Ginny, sino una flor gigante y olorosa que le hizo estornudar. Ginny estaba detrás de la flor, que estaba en un vaso de cristal sobre una bandeja, que estaba sobre las manos de Ginny, llena de lo que parecía un delicioso desayuno made in Ginny.
-Tienes el ojo hecho una pena-dijo Harry con la voz pastosa y la mirada aún un poco desenfocada-Necesito lavarme los dientes…
-Desayuna, luego te lavas los dientes, y después me das un beso-Ginny se levantó y se fue hacia la puerta, cuando la abría paró un segundo-Tienes la ropa preparada en el baño. Date prisa que hoy hay que hacer muchas cosas, hemos perdido muchos días ya faltan cuarenta y dos días para la boda y no hemos preparado nada.
Harry bajó duchado, fresco con el pelo húmedo y con un traje color gris claro con rayas diplomáticas y una corbata gris oscura, parecía un alto ejecutivo de la city de Londres. Ginny estaba sentada con las piernas cruzadas en una silla, en frente, en la mesa de la cocina un montón de papeles, tinta y dos plumas.
Ginny palmeó la silla de al lado de la suya invitando a Harry a que se sentara.
-Son las nueve y…
-Dijiste que hoy no teníamos que madrugar.
-Y a las once y media tenemos que estar en The Magic Print para elegir las tarjetas para las invitaciones-dijo Ginny sin hacerle el menor caso a su queja-Esta noche ya tenemos que tenerlas escritas, y mañana iremos a entregar unas cuantas.
-Tengo que trabajar-dijo Harry tajantemente.
-No; no es verdad. Se lo he preguntado a Hermione. Hoy estás libre. Libre para ser mi esclavo.
-¿Me vas a esclavizar?-dijo Harry seductoramente, Ginny sonrió, le acarició el cuello con una pluma, se la dio y le acercó la tinta y un pergamino.
-Empieza a poner nombres de invitados, esclavo. Hoy vas a ser mi escriba.
-No quiero escribir-dijo Harry haciendo un puchero.
-Pues entonces yo no querré follar.
-¿A quién quieres invitar?-dijo enfadado.
-Pon tus invitados, mientras yo pongo los míos; luego tacharemos los repetidos.
-Genial; mis invitados son Ron Weasley, Hermione Granger…-dijo Harry mordiéndose la lengua y garabateando sus nombres con falsa concentración en el pergamino, Arthur y Molly Weasley, Fred y George Weasley y acompañantes, Bill y Fleur Weasley, Charlie Weasley y acompañante, Remus y Tonks Lupin o familia Lupin ¿Y si Tonks ya ha parido entonces?; Rubeus Hagrid, Alastor Moody, Neville Longbotom y acompañante, Luna Lovegood y acompañante… ¿quién más? Pensó Harry y miró lo que Ginny llevaba escrito; ella había supuesto que él se ocuparía de los más cercanos y en su lista se veía gente como, la familia de su madre y de su padre, primos, tíos y esa gente que él sólo conocía de vista y de alguna conversación; Demelza Robbins, Katie Bell, Seamus Finnigan, Colin Creevy, Dean Thomas…
-No vamos a invitar a Dean Thomas.
-Compartiste cuarto con él durante seis años.
-Era tu novio. No vamos a invitarle. No quiero que venga a nuestra boda.
-Fui su capitán de quidicht, cuando tú…durante ese año-dijo finalmente-y somos amigos.
-Vi como te metía la lengua en la boca-dijo Harry secamente.
-Eso pasó hace seis años, Harry.
-Hace seis años que te besé por primera vez y aún recuerdo el sabor de aquel beso-Ginny le acarició la pierna.
-Dean…te odió durante un tiempo-dijo Ginny-pero lo superó. Y en mi sexto curso empezó a salir con Lavender y bueno, luego lo dejaron pero sé que él está con otra chica ahora. No seas crío. ¿Mmmm?
-He dicho que no-Ginny lo miró sorprendida, él nunca era tan rotundo a no ser que de verdad llevara razón, y no era el caso.
-¿Quieres que invitemos a Cho?
-¿Qué?-preguntó Harry como si no supiera de qué estaban hablando.
-Invitaremos a Cho, yo no me pondría celosa si lo hiciéramos.
Harry se rió socarronamente
-Tampoco quiero que Cho venga, no la veo desde hace siete años.
-Harry, no puedes estar celoso de Dean, eso fue hace mucho tiempo, y yo siempre he estado enamorada de ti, incluso cuando salía con él.
-Si le invitamos tendrá que saludarnos; ¿lo entiendes? Tendrá que chocarnos la mano y a ti darte un beso en la mejilla.
-Y ¿qué crees que sentirá él? Fuiste su amigo; en séptimo ya no te tenía rencor ni yo le gustaba, cuando nos bese o nos de la mano, se la dará a unos viejos amigos, nada más-Harry se la quedó mirando, como pensándoselo.
-Tienes las tetas enormes-Y diciendo esto acercó la mano a la camiseta de Ginny y se la levantó para poder vérselas bien.
-¡Pero qué pesado estás!-Ginny le pegó en las manos intentando poder bajarse la camiseta.
-Si me dejas que las vea te dejo invitar a Dean.
-Eso es patético, Harry-Ella ya no forcejeaba.
-Soy un hombre, somos patéticos-Ginny apartó las manos y las dejó en sus caderas, mientras Harry levantaba del todo la camiseta, hasta el punto de que Ginny sólo veía la tela blanca-Me encantan-dijo Harry en un susurro, y Ginny no pudo reprimir una sonrisa.
-No es la primera vez que me las ves-Harry bajó un poco la camiseta y asomó la cabeza por encima para mirar a Ginny.
-Ya. Tienen algo especial. Algo que hace que los hombres bajemos la vista para mirar.
-¿Las mías o las de las demás?-dijo Ginny levantado una ceja.
-Las tuyas en especial.-Ginny negó con la cabeza pero le sonrió.
-Voy a vestirme-Harry salió detrás de ella como un perro faldero.
-¿Te tocó Dean alguna vez las tetas?-Ginny se giró a mitad de escalera para mirarlo desde arriba, Harry estaba un par de escalones más abajo.
-¿QUÉ?-dijo gritando.
-¿Te tocó las tetas?
-Esto no puede estar pasando-dijo Ginny y siguió subiendo las escaleras.
-No contestas…. O sea que te las tocó.
-Déjame en paz, Harry.
-Claro, quieres que te deje en paz. ¿Le dijiste a Dean que te dejara en paz cuando te sobó? ¿Qué mas te tocó?-Harry evitó el moco murciélago por los pelos, y Ginny aprovechó para cerrarle la puerta en las narices y hechizarla para que no pudiera abrirla-¡NO VOY A INVITAR A UN CERDO QUE LE SOBÓ LAS TETAS A MI NOVIA!-Harry bajó trotando las escaleras, llegó a la mesa de la cocina y tachó tan fuerte el nombre de Dean Thomas de la lista de Ginny que rompió el papel. Se sentó en la mesa y se frotó los ojos. Oyó a Ginny cantando fuera de la ducha, ya llevaba media hora, hoy se estaba tomando su tiempo.
-¡YUHUUUUUU! ¿Hay alguien?-Harry se acercó al salón allí entre las llamas estaba Hermione-Hola Harry, ¿estáis ocupados?-Harry negó con la cabeza, la cabeza de Hermione desapareció de las llamas y dos segundos después apareció entera.-Buenos días. ¿Y Ginny?
-Arriba.
-¿Te pasa algo?-Harry negó con la cabeza, Hermione sonrió y se fue en dirección al dormitorio de Ginny. Llamó a la puerta y esperó una contestación.
-¡No te pongas pesado, eh Harry!
-Soy yo-dijo-Hermione-La puerta hizo un clic, Ginny la había deshechizado- ¿qué os pasa a los dos?
-Tu amigo es imbécil.
-Sí claro-dijo Harry desde la puerta- el imbécil soy yo.
-¿Qué ha pasado con caramelito, pastelito y palomita de maíz?-preguntó Hermione
-Hoy Harry es un limón. ¡Amargado!-le gritó
-Yo no soy un amargado-dijo Harry a la defensiva- ¡A ver, tú!-Hermione se quedó sorprendida de que Harry se dirigiese así a ella, y se señaló a sí misma como para corroborarlo-Sí, tú. Tú eres su mejor amiga-Hermione asintió y Ginny puso los ojos en blanco-Su confidente-Harry empezó a pasear alrededor de Hermione como si ella fuera una acusada y él un abogado acusador- su cómplice en los años de Hogwarts…
-Harry…-trató de decir Hermione.
-¡Calla! ¿Le tocó Dean las tetas a Ginny sí o no? ¡Confiesa!-Hermione se giró hacia Ginny.
-¿Todo este interrogatorio es por Dean Thomas?-Ginny asintió- ¿El Dean Thomas de Hogwarts?-Ginny volvió a asentir-¡Pero si eso fue hace una eternidad!-Ginny movió las manos para darle la razón.
-Da igual cuando fuera-dijo Harry tajantemente-Ahora quiere invitarle a nuestra boda.
-Bueno, vosotros sois amigos…
-Chist, chist, chist-dijo Harry-Yo no puedo ser amigo de alguien que le metió la lengua en la boca a mi mujer y luego la mano en la blusa-Harry se quedó un momento en silencio, como pensando-Un momento… ¿Te las tocó por encima de la blusa o por debajo?-Ginny hizo un gesto cómo diciendo que ya no aguantaba más.
-Me las tocó por encima. ¿Contento?
-Lo voy a matar-dijo Harry en un susurro mirando a Ginny-¡Pero que cabrón!-gritó- ¿Y Corner?-Ginny le miró-No, Corner no… Pero Thomas… Sé donde trabaja…
-¿Te lo puedes creer?-le preguntó Ginny a Hermione a pesar de que Harry seguía presente; Hermione asintió.
-Ron todavía me echa en cara lo de Krum.
-¡Hombres!-dijeron a la vez.
-No-dijo de repente Harry-Él era un chico de dieciséis años, somos todos iguales-concluyó, y Ginny y Hermione se miraron preguntándose qué había provocado este cambio de odio a camaradería varonil-¡La culpa es tuya!-le gritó a Ginny- ¿Por qué le dejaste que te tocara?
-¿Porque era mi novio?
-¿Y por qué tenías que salir con él?
-Porque tú no me hacías ni caso.
-Eso no es excusa-dijo Harry-tendrías que haberme esperado. Y le besaste…Yo vi cómo lo hacías ¿Cómo pudiste besarlo antes que a mí?
-Tú besaste a Cho.
-Pero no le toqué nada. Ni siquiera me atrevía a cogerla de la mano.
-Yo no tengo la culpa de que Dean no fuera un pardillo como tú.
-Hermione, déjanos solos que tengo que hablar con mi mujer-dijo Harry.
-Hermione-dijo Ginny- la lista de invitados está abajo, sabes más o menos quien va a venir, termínala, hazme el favor.
-Vale-dijo Hermione-pero que sea uno rapidito y sin mucho ruido que no quiero oíros mientras hacéis… eso.
-¿Qué quieres decir con pardillo?-dijo Harry en cuanto Hermione cerró la puerta tras de sí- ¿No querrás decir caballero? Porque eso es lo yo era, un caballero.
-Te morías por meterme mano. Admítelo.
-Sí. Pero no lo hacía, porque yo sabía que eso estaba mal.
-No lo hacías porque me tenías miedo-Ginny se acercó a él harta de la discusión y le cogió las manos-Dean era mi novio, fue mi novio casi un año, y después de un año ya había… digamos, cierta confianza
-Así que él te metía mano-dijo Harry con un puchero.
-Lo intentaba-dijo Ginny y apoyándose con las dos manos en su hombro lo obligó a agacharse un poco para poder morderle el lóbulo de la oreja-¿te acuerdas la primera vez que nos enrollamos después del partido de quidicht?-Harry asintió-Tú no sabías dónde poner las manos…
-Y tú me las colocaste-dijo Harry mientras, rememorando la escena, le apretaba el trasero a Ginny con las dos manos.
-Nunca le pedí a Dean que me tocara…
-Pero a mí sí me lo pedías-Ginny asintió seductoramente, los dos estrujándose los culos mutuamente-Supongo que es culpa mía que tú tuvieras otros novios antes que yo.
-La primera vez que besé a Michael, pensé en ti-dijo Ginny.
-Yo no pensé en ti la primera vez que besé a Cho-Ginny le pegó en el brazo.
-Cuando estamos en la madriguera, alguna vez piensas… "me tiro a su hija, Señor Weasley"
-¡No!-dijo Harry riéndose.
-Dean tampoco pensará, "Merlín, un día le metí la lengua hasta la campanilla".
De todas formas, si no quieres que le invitemos, no se le invita y punto.
-No, no… supongo que… he sobre reaccionado un poco.
-¿Sólo un poco?
Harry y Ginny bajaron en seguida, para que Hermione no pensara mal, cuando la vieron ella estaba totalmente concentrada, había hechizado la pluma y está volaba de aquí para allá escribiendo cada nombre que Hermione le iba diciendo.
-¿Ya está?-preguntó cuando los vio
-Todo solucionado-dijo Ginny-Dean vendrá a la boda.
-¡Cómo te has puesto, Harry, eres peor que Ron-le dijo con una sonrisa.
-Es que cuando a mí me va a bajar la regla, Harry también se pone hormonal, ¿verdad pichoncito?-Harry la miró con fingido odio por su comentario.
-¿Qué es todo eso?-le preguntó a Hermione
-Tu lista de bodas-dijo-Los he contado, Harry, doscientos quince invitados.
-¡¿QUÉ!-gritaron Harry y Ginny a la vez.
-¿De dónde ha salido tanta gente?-preguntó Harry.
-Bueno-dijo Hermione-realmente cercanos, cercanos a vosotros son unos… sesenta. Pero ¿y todos los inefables, miembros del ministerio, prensa, aurores y eminencias que deben asistir a tu boda?
-¿Quién demonios es Igor Petrov?
-Es el nuevo director de Durmstrang.
-No le conozco de nada Hermione-Harry hablaba como si Hermione fuera o tonta, o sorda.
-Pero él tiene poder en Bulgaria y si alguna vez necesitamos a alguien allí…
-Un momento-dijo Harry- ¿Qué hace aquí Michael Corner? ¿Le has invitado tú, Ginny?-ella negó con la cabeza.
-Es el nuevo coordinador para la regulación de criaturas mágicas… recuerda que estamos luchando también por los derechos de los elfos domésticos.
-¡Hermione!-Harry giró la vista hacia Ginny- Ginny-Y diciendo el nombre de ella se dejó caer en el taburete-Merlín son las diez de la mañana y ya me siento como al final de un día durísimo.
-Ya lo discutiremos luego-dijo Ginny-Hermione, ¿tú has venido a hacer mi lista de invitado o a algo más?
-Qué grosera-dijo Hermione con suficiencia- Ron me ha dicho que te de esto.-abrió su bolso colgado del respaldo de una de las sillas y le dio a Harry una lata de sardinas-Es un traslador-dijo-A las once se activará, Amycus está en Belice, definitivamente. Si quieres ir allí ya sabes, aunque es una bobada porque ya lo tienen capturado.
-¿Segura?-Hermione asintió y Harry le dio un abrazo tremendo.
-Empieza tachar nombres Hermione-le dijo cambiando de tema radicalmente.
Al final redujeron la lista de invitados a ciento veinticuatro personas, una barbaridad en opinión de Harry, pero ya no podía hacer más.
Hermione se despidió de ellos para aparecerse en el ministerio, Ginny y Harry se aparecieron The Magic Print para elegir sus tarjetones de boda, Harry a media mañana, ya estaba harto de preparativos, así que cuando el tipo de The Magic Print empezó a sacarle diseños y diseños, acabó diciéndole a Ginny, que eligiera ella. Así que Ginn se pasó cuarenta minutos descartando tarjetones mientras Harry miraba a las musarañas desde la silla donde le habían sentado y escuchaba a Ginny parlotear a su lado, descartando y apartando las tarjetas que le gustaban de las que no, y en otro montón, las que no le gustaban en general pero había algo en concreto que le agradaba.
Al final tenía unas setenta en el montón de descartes, veinte en el montón de "hay algo que me gusta" y tres en el montón me gusta todo.
-Harry-le dijo al fin-mira éstas ¿Cuál te gusta?-Le entregó a Harry tres tarjetones, una era como un sobre de color blanco con una rosa en el cierre y el dorso de la carta, cuando le quitabas el sello, se abría ella sola y dejaba ver una foto de Harry y Ginny bailando bajo una lluvia de hojas otoñales, era igual a la foto que Harry tenía de sus padres, y de inmediato la descartó.
-Esta no-dijo. La siguiente era una tarjeta como las de felicitación, en la cara principal tenía dos anillos de oro enlazados que centelleaban como si fueran reales, dentro, había una foto de ellos dos también, Harry sonrió, él estaba abrazando a Ginny por detrás mientras ella le cogía las manos.-Esta está bien- La tercera era como una postal nada más, pero la foto fue la que más gustó a Harry, en ella Harry estaba de perfil muy cerca de Ginny sonriendo mientras le decía algo en el oído, ella reía de frente y un segundo después giraba la cara hacia él con la barbilla baja y los ojos levantados-Me gusta esta, estás preciosa.
-¿Qué dices?-dijo Ginny-Yo estoy horrible mientras tú estás guapísimo en todas-Harry la miró porque él pensaba todo lo contrario, para él Ginny estaba guapísima en las tres fotos, y él, feísimo.¿Y que forma te gusta más?
-La del sobre que se abre y se transforma en una tarjeta.
-A mí también- Ginny le sonrió y rebuscó entre el montón de "hay algo que me gusta"-mira ésta-la tarjeta que Ginny tenía en la mano era igual a la que Harry tenía, pero en vez de una rosa, tenía un girasol
-Prefiero el girasol-Ginny asintió.
-Entonces quieren la foto del susurro-dijo el encargado-con el sobre sorpresa, en color sepia con un girasol. ¿Algún olor en especial? ¿Quizás música de boda?-Harry hizo un gesto de horror.
-Nada de música- dijo Ginny.
-Pero que huela a flores-dijo Harry mirando a Ginny-¿Puede ser?-ahora miraba al encargado, quien asintió.
-¿Qué flores?-Harry le acarició el pelo amorosamente a Ginny y se llevó un mechón a la nariz.
-Rosas, Lilas, jazmines, margaritas y azahar.
-Muy bien-dijo el encargado tomando nota-las tarjetas irán dentro de unos sobres de las mismas características, que será donde pondremos los nombres de los invitados-el encargado cogió la lista de Ginny-Por ejemplo, aquí pondríamos Sr y Sra Weasley… Ah sí ¿en que color quieren las letras?
-No sé…-dijo Ginny.
-Será dorado-le dijo el encargado con una sonrisa- ¿Ven? Aquí va el nombre de los invitados, luego el sobre tarjeta va dentro, cuando se abre, en el centro queda su foto, y en la solapa queda la inscripción de "Harry James Potter y Ginevra Molly Weasley tienen en placer de invitarles a su enlace matrimonial, que tendrá lugar el día ocho de Junio a las doce de la tarde en La Madriguera, Ottery St. Catchpole"
-Es perfecto-dijo Ginny soñadoramente.
-Bien-dijo el encargado de The Magic Print-Esto-dijo refiriéndose a la lista de invitados-nos lo quedamos nosotros. ¿Quién de los dos tiene mejor letra?
-Yo-dijo Ginny; el encargado le sonrió y le dio un papel casi transparente y una pluma.
-Ponga ahí todo el abecedario, y la inscripción que va dentro del sobre, así cuando les llegue a sus invitados la invitación será como si las hubiese escrito usted misma.
-¿Cuánto va a costar?-preguntó Harry, el encargado sacó un ábaco, que empezó a contar sólo.
-Cuatro sickles y un knut por invitación, señor-Harry se quedó mirándolo, iba a ser muy caro, algo más de lo que Ginny ganaba en una semana.-Estará todo mañana. Aunque puedo darle algunas ahora, en unos veinte minutos puedo tener listas algunas, para que puedan ir dándolas a los familiares cercanos al menos.
-No sabía que las invitaciones fueran tan caras-dijo Harry cuando ya estaban fuera de la tienda.
-Celebrar una boda es caro. ¿Te importa?
-No-dijo Harry negando con la cabeza y cogiéndola de la mano-Las invitaciones eran preciosas, vale la pena pagar ese precio por ellas.
Como Ginny trabajaba para Gringotts, no tuvieron que hacer cola para sacar dinero, pero entre que bajaban a la cámara a sacar dinero habían perdido los veinte minutos que el tipo de la imprenta les había pedido.
Cuando volvieron, Harry le dejó pagadas todas las invitaciones, y se llevaron las seis invitaciones de la familia, incluyendo a Hermione y Ron, que tenían una misma invitación.
Harry se había dejado una pequeña fortuna en una mañana, y en solo invitaciones, empezó a pensar que tendría que comprar la comida, pagar los mesas y sillas de alquiler, pagar su traje y el vestido de Ginny, los adornos florales que Ginny ya le había dejado caer que quería muchas flores, comida buena, bebida buena, flores, trajes, invitaciones, y viaje de novios… iba a arruinarse seguro; pero Ginny estaba radiante de felicidad y Harry en ese momento pensó, que al cuerno con el oro.
To be continued….
