Una vez más, gracias a todos por vuestros reviews, la verdad es que me animan mucho a seguir imaginando historias, aunque por el momento, quiero terminar esta antes de empezar con ninguna otra, ya que pronto llegarán los exámenes, y a penas podré darle tiempo a Mi Gran Boda Mágica como para tener que invertirlo en otra historia más. O mucho me equivoco, o a parte de este, haré otro par de capítulos más, el de la despedida, y el de la boda propiamente dicho.
Me alegro mucho, de verdad, que las escenas de sexo os sean tan espontáneas y naturales, porque eso significa que mis esfuerzos dan fruto, porque de verdad me esfuerzo en que sea así, que quede natural. Yo como vosotros soy lectora y no me gustan las escenas de amor forzadas o no naturales. Culebrones no.
Harry estaba de mal humor, se había gastado una pequeña fortuna en organizar una boda que cada vez se parecía menos a lo que él y Ginny habían soñado, encima, hacía siete días que no follaba.
Llevaba sentado más de hora y media en la misma silla, mientras una mujer delgadísima y que olía a tierra mojada le enseñaba a Ginny los mejores diseños de ramos de flores para decorar la ceremonia.
Ginny ya le había preguntado seis veces qué flores prefería, cuando a él, le importaban un pepino las flores.
-Éstas son preciosas ¿Eh, Harry?-Ginny le acercó una flor violeta, como una campanilla, y cuando se la puso delante de las narices a Harry, la campanilla empezó a balancearse de lado a lado ella sola, emitiendo un agradable tintineo.
-Están bien-dijo Harry, pero para su desesperación Ginny volvió a alejarse, dejándole la flor en la mano, para volver a remolonear entre las flores.
-¿Y éstas?- Harry resopló, Ginny le acercó unas flores parecidas a tulipanes muy rojas, cuando Ginny le puso la flor en las narices, la flor soltó un chorro de chispas doradas, parecía polvo de oro.
-Éstas me gustan, mucho-Pero nada, Ginny volvió a alejarse y trajo una flor nueva, una especie de flor entre margarita y tulipán, muy blanca, tan blanca que era azulada; Ginny la sujetó delante de él, la flor emitió un sonido, como el suspiro lánguido de una mujer y después dejó caer todos sus suaves pétalos en el regazo de Harry.
-Me da igual, Ginny. De verdad-dijo ya exasperado-Las blancas me gustan.
-¿Mucho o poco?
-Muchísimo-dijo Harry, estaba harto de estar allí, pero si se lo decía a Ginny ella se enfadaría, las últimas semanas habían sido un infierno, Amanda Gossip publicó en El Profeta que, debido a la alta incompetencia de Ginny, "a El Profeta se le ha vetado la entrada al acontecimiento, sin lugar a dudas, para evitar que el mundo mágico conozca los desastres de una boda que anuncia una relación abocada al fracaso"; Ginny no se enfadó, ni se escondió como la última vez, sino que se levantó como un resorte y se propuso organizar la boda más magnífica que el mundo mágico hubiera conocido(por supuesto, impulsada por Hermione y Fleur, que no paraban en todo el día de decirle a Ginny qué hacer, a dónde ir y qué comprar)
-Me quedo con las blancas. Y quiero… -Ginny empezó a hacer cuentas mentales mientras Harry se apoyaba aburridamente sobre el mostrador con la cartera preparada para pagar cualquier fortuna que fueran a pedirle por las dichosas florecillas-cuarenta ramilletes, con cuatro ó cinco flores cada uno; eso para los bancos de madera.
Nos vamos a casar bajo un arco de madera blanca, quiero que esté cubierto por una enredadera con estas flores. Las flores de los bancos tirarán pétalos a nuestros pies, pero quiero algunas en el aire para que los pétalos nos sobrevuelen a mí y a los invitados.
-Muy bien señorita. ¿Algo más?
-El ramo de novia-Dijo Ginny-diseñe un ramo bonito, flores blancas y amarillas, no demasiado grande, original y discreto, a poder ser.
-Por supuesto. ¿Cuántos pétalos quiere que suelten las flores?
-¿Perdón?
-La Dama de las Camelias que le he enseñado a usted y su novio, sólo han soltado una tanda de pétalos. Hay Damas que sueltan los pétalos blancos, y vuelven a salirle pétalos y vuelen a lanzarlos minutos después; a otras les salen los pétalos, pero ya no los echan, se marchitan con ellos.
-Pues...-Ginny miró a Harry quien se encogió de hombros-Las de los ramilletes y el arco, como los pétalos van a caer al suelo, sólo una vez y luego se quedan con sus pétalos, los que vayan por arriba,que dejen caer los pétalosal principio de la ceremonia, y al final podríamos poner las flores azules que tintinean ¿es posible?-la mujer sonrió, y asintió.
Harry hizo un gesto como para pagar, pero la mujer le dijo que no, que le pagara cuando viera el resultado.
-Tengo que ir a Grimmauld Place-dijo Harry mirándose el reloj nada más salir de la tienda.
-Está bien-dijo Ginny-Yo tengo que ir a París-Fleur se había empeñado (y Hermione también cuando Fleur se lo contó) en que Ginny le comprara el vestido de novia a un diseñador parisino, era el mejor haciendo vestidos de novia mágicos, por lo visto cambiaban según estabas en la ceremonia, en el banquete, en el vals, o en la fiesta; no se manchaban ni se arrugaban, en conclusión, eran mágicos cien por cien-Harry, te estoy hablando.
-Perdón.
-¿A qué hora vas a volver a casa? Tengo que hablar contigo.
-Procuraré llegar pronto.
Harry llegó a Grimmauld con la hora pegada al trasero, saludó a la madre de Sirius con animosidad quien seguía sin perdonarle que se paseara por la mansión cómo si fuera suya (porque de hecho, era suya), y que invitara a sangres "sucias" a la misma, a Harry le importaba un pepino, es más, cuanto más chillaba la Señora Black, más se reía él de ella; a Harry le encantaba molestarla.
La reunión estaba prevista para la tarde, y acudirían los miembros de la Orden exclusivamente y es que Harry había recibido un chivatazo sobre unas reuniones que se estaban llevando a cabo entre antiguos miembros del club de fans de Voldemort cerca de El Cairo, y los fans de Voldemort, eran la especialidad de Harry y sus aurores.
-Bien-dijo Harry- sé que no te gusta Hermione, pero os quiero a ti a Ron en una alfombra el próximo miércoles rumbo a El Cairo…
-Odio volar-dijo Hermione.
-Ya sé que no te gustan las alturas. Pero no hay más remedio.
-Que vaya otro, Harry-dijo Hermione suplicante, a Harry le daba pena, pero si confiaba en alguien era en Ginny, Ron y Hermione. Además Ron y Hermione habían probado a ser dos aurores excelentes.
-Anda tontorrona-dijo Harry socarronamente-Ron te protegerá-y le guiñó un ojo a Ron que le sonrió con complicidad, Hermione, se puso tan roja como el pelo de Ron.
-Iré con Ginny-dijo Hermione todavía colorada.
-Ginny no está en la Orden-concluyó Harry.
-Porque tú no la dejas. Ginny y yo hemos estado juntas en Egipto, podemos pasar por egipcias si nos colocamos un velo, pero a Ron no puedo colocárselo-miró a Ron y sonrió- a no ser que tú quieras, cariño.
-No, no quiero-dijo Ron.
-Y yo no quiero que Ginny vaya-dijo Harry.
-Tiene sentido-dijo Lupin-las mujeres podrán ir camufladas, Harry. Es mejor que vayan ellas a nosotros, y Hermione y Ginny son perfectamente capaces de defenderse solas.
-Que vaya otra mujer de la Orden.
-Sabes que Tonks no puede ir-dijo Moody-Y no podemos enviar a Granger sola.
-Ron-dijo Harry-vas a tener que disfrazarte de mujer-Ron se rió, pero luego se dio cuenta de que Harry hablaba en serio y se quedó mirándolo cómo si no le creyese.
-Estás de coña-dijo con una sonrisa-¡No voy a disfrazarme de mujer!
-No estoy de coña. No voy a dejar que Ginny vaya.
-Pues disfrázate tú de mujer-concluyó Ron.
-Tengo una idea-dijo Hermione- ¿Por qué no os vestís los dos de mujeres? Un poco de poción multijugos y daríais el pego. Así al menos entenderíais ciertas cosas.
-Yo ya sé todo lo que tengo que saber sobre el cuerpo de Ginny.
-¡Joder Harry¡Qué es mi hermana!-exclamó Ron-Guárdate tus apreciaciones para ti.
-Hermione también es como una hermana para mí-le reprochó Harry.
-¿Os callaréis?-gritó Hermione-Harry, sabes que lo mejor es que vayamos Ginny y yo. Además-añadió-podría ser solo un bulo; y si no lo fuera-dijo antes de que Harry la interrumpiese-tampoco podríamos hacer nada, solo mirar y luego informar a la Orden.
-Ginny no irá-dijo Harry.
-Harry-dijo Lupin-entra en razón, hombre.
-No hay razón que valga. Si Ron no quiere ir, iré yo.-Hermione movió la cabeza de lado a lado.
-No vas a venir.
-Yo soy el jefe de la Orden. Yo mando, Hermione. Que no se te olvide.
-Que no se te olvide a ti que Ginny es mi mejor amiga. A ella no le gustaría lo que está pasando hoy en esta reunión.
-¿Me estás amenazando con chivarte a mi mujer?-dijo Harry con un brillo de desprecio en los ojos que nunca usaba contra sus amigos.
-Chicos, chicos-dijo Lupin-Calmaos.
-Sí, te estoy amenazando-dijo Hermione y Lupin la miró con admiración-¿Quién te has creído que eres?
-¿Qué quién soy?-dijo Harry con incredulidad-Soy el jefe de la Orden.
-Eres el jefe de la Orden; sí; pero no eres el jefe de Ginny. No puedes decidir qué hace ella y qué no puede hacer. Si ella no quiere ir a Egipto para no disgustarte, está bien-dijo Hermione-pero al menos ten la amabilidad de preguntarle. No mandas sobre ella.
-Conoces muy poco a tu mejor amiga, Hermione-Harry se había sentado y parecía más relajado que hacía unos segundos-porque si la conocieras, sabrías que quien manda es ella.
-Ya lo veo-dijo Hermione con rencor.
-Lo que tú ves es que yo no quiero ponerla en peligro, no quiero que se acerque a los mortífagos, Ginny hace conmigo lo que quiere; pero el tema de la Orden está más que discutido. Ella nunca vendrá a una misión.
-¿Cuándo lo discutisteis por última vez¿eh?-peguntó Hermione y Harry se sorprendió de que ella siguiera insistiendo- ¿Cuándo fuimos en busca de los horcruxes?
-¿Y eso que más da?
-Da mucho-dijo Hermione-porque el que no conoce a su mujer eres tú- ¿alguna vez le has preguntado a Ginny como se siente? Ni siquiera tenéis el valor para hablar de lo que pasó aquel año.
-Es ella la que no quiere hablar, siempre se pone melancólica.
-Porque le duele, imbécil-dijo Hermione enfadada- Tú estuviste todo el año diciéndonos a Ron y a mí lo mucho que la echabas de menos, pero ¿y ella? Ella no podía hablar con nadie porque supuestamente todo había acabado entre vosotros. No podía decirle a nadie lo que sentía, no podía hablar con nadie de sus sentimientos… estaba sola. ¡Aún se pone triste cuando lo recuerda y a ti te sigue dando igual!
-¡YA ESTÁ BIEN¡SE ACABÓ! –gritó Harry- Doy por concluida la reunión.
-¿YA ESTÁ?-gritó Hermione-¿no te gusta lo que estás oyendo?
-Hermione-dijo Ron-Hermione, por favor.
Harry recogió todos sus papeles y los colocó a la fuerza dentro del maletín, arrugando buena parte de los pergaminos, sin decir una palabra, se dirigió a la chimenea de la casa Black, cogió polvos flu, y en un momento estaba en el Valle de Godric.
Harry se estaba quemando, mierda, Ginny tenía puesta la chimenea. Salió de la chimenea cubierto de hollín, y en cuanto lo hizo se percató del calor sofocante que hacía en su casa. Tenía que hablar con ella, comprobar que lo que había dicho Hermione no era verdad ¿Qué él no conocía a Ginny¿Quién se había creído que era Hermione? Claro quea Ginny le dolía recordar aquel año, cómo a él, pero lo estaban superando…Él y Ginny no tenían ningún problema en su relación, todo era perfecto.
La música estaba puesta, el gramófono sonaba ahora con el nuevo tema de las brujas de Macbeth, Harry oía a Ginny cantar a toda voz en la cocina, sonrió para sí mismo. Tenía que hablar ahora con ella, se acercó y quitó la música para que ella supiera que había llegado. Ginny apareció unos segundos después en el umbral de la puerta, iba medio desnuda, solo con un sujetador y unas bragas negras de puntilla; sonrió abiertamente a Harry y corrió hacia él; Harry no se lo esperaba y Ginny por poco lo tumba cuando de un salto se abrazó a él rodeándole la cintura con las piernas.
-Has vuelto pronto-dijo sonriendo y dándole un beso-¡qué bien!-Era la primera vez que tenía a Ginny medio desnuda encima de él y no se sentía excitado, necesitaba hablar con ella, saber que todo iba bien entre ellos, que no había nada que le preocupara a ella.
-¡Pero qué cara más larga señor Potter!-Ginny empezó a desanudarle la corbata mientras Harry sostenía todo el peso de ella con las manos colocadas en su trasero-¿no vas a preguntarme por qué estoy tan feliz¡Tengo el vestido, Harry¡Lo tengo! Y es precioso, es tan bonito y estoy tan guapa que querrás casarte conmigo todos los días-dijo alegremente.
-Me alegro-dijo Harry escuetamente.
-Pues no lo parece. Mira qué cara-Ginny se había bajado y lo miraba cariñosamente mientras le desabotonaba la camisa-¿Una mala reunión?-Harry asintió y antes de que él pudiera reaccionar ella ya le había quitado la ropa-¡Llevo toda la tarde súper cachonda!-rió infantilmente- A ver que tenemos por aquí…-dijo mientras le metía la mano en los calzoncillos y le echaba un vistazo-Vaya-dijo desilusionada-¿qué te pasa, amor?
-Perdona-dijo Harry mientras se subía los pantalones-He discutido con Hermione.
-¿Qué le has hecho?
-¿Por qué presupones que he sido yo el que le ha hecho algo?
-Perdoooona. ¿Qué ha pasado?
-Ha sido ella la que ha empezado a gritarme cosas sin sentido y mentiras.
-¿Qué mentiras?
-Unas muy feas y muy gordas.
-Dímelas. Cuanto antes me lo cuentes antes podremos hacerlo ¿verdad? Date prisa-Harry fue hacia el sillón y se sentó en él, y Ginny comprendió que era algo serio, así que imitándolo, se sentó en el sofá justo en frente de él, lo más cerca posible.
-Nos ha llegado información a la Orden sobre reuniones secretas de mortífagos cerca de El Cairo-dijo Harry, miró a Ginny quien asintió, esbozó una pequeña sonrisa y le cogió suavemente la mano-Sugerí que… que fueran Hermione y Ron a investigar este próximo lunes-Harry paró un segundo-pero Hermione… ella pensó que debías ir tú con ella-Ginny le apretaba más fuerte la mano-pensó (y los demás estuvieron de acuerdo) en que vosotras os camuflaríais mejor bajo un velo, y que podríais pasar desapercibidas-Harry miró a Ginny a los ojos con dureza-pero yo me opuse.
-Yo no pertenezco a la Orden.
-¿Te gustaría?-preguntó Harry.
-No lo sé.-dijo Ginny-Ya intenté ingresar una vez en la Orden y se negó mi petición.
-Porque yo voté en contra-confesó Harry.
-Lo sé; Hermione me lo contó-Harry la miró sorprendido, ella nunca lo había mencionado.
-Por eso nunca volviste a intentarlo-dijo Harry con una sonrisa amarga-y yo me preguntaba el por qué…
-Durante unos días… estuve muy enfadada-dijo Ginny poniéndose de rodillas delante de él-pero luego pensé, que tendrías tus razones y aunque yo no las conozca y tampoco me gusten, las acepto porque te quiero, y lo acepté porque no quería volver a perder lo que teníamos-Ginny tenía los ojos húmedos, en cualquier momento, rompería a llorar.
-¿Volver a perder? Pero ¿Cuándo…?-tartamudeó Harry-¡OH! Ohh, entiendo-Harry le acarició el pelo- No quiero que vayas a esta misión, ni quiero que entres en la Orden porque no quiero que te pase nada malo, no lo soportaría-dijo cambiando de tema y eludiendo el fatídico año-Por eso negué tu petición.
-Volví a sentirme como cuando fuiste con Ron y Hermione a buscar los horcruxes de Voldemort y me dejaste atrás.
-Yo quería protegerte-dijo Harry-quiero protegerte.
-¡Pero yo no quiero que me protejas!-dijo levantando la voz y levantándose del suelo- Lo que quiero es que me quieras, que confíes en mí y que me dejes formar parte de tu vida-Ginny sollozaba aunque no parecía para nada enfada.
-Pero si yo te quiero, confío en ti y…no tienes que formar parte de mi vida¡eres mi vida!-Ginny lo miró con las mejillas húmedas y los ojos enrojecidos.
-Si Voldemort resucitara hoy¿irías a cazarlo?-preguntó- ¿Irías a por él?
-Sí-contestó Harry sin vacilar.
-Y dejarías todo atrás, de nuevo.
-Ginny…
-Voldemort no regresará, lo sé-dijo- pero siempre habrá magos tenebrosos y tú siempre irás tras ellos, esa es tu vida. Y me apartas de ella-Harry se puso de pie.
-Ginny…
-Llevo muchos años callada y ahora que he empezado quiero decirlo todo. ¿Cómo pudiste dejarme atrás¿Sabes cómo me sentí?
-No-dijo Harry-No lo sé. Pero estabas a salvo.
-Sí, y también estaba sola. Abandonada. Relegada y olvidada.
-¿Sabes cómo me sentía yo?-dijo Harry con rencor, las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, quería llorar lo que no lloró entonces-No había un solo segundo de paz, no había un solo segundo en el que no pensara en ti. Estabas triste, sí, y yo lo sabía, pero también estabas a salvo; y eso era lo importante para mí. Porque si hubo algo que hizo que yo ganara aquel duelo fue el querer volver a estar contigo-Harry paró un segundo y respiró hondo-No te abandoné-dijo por fin-Yo solo… solo…
-Me dejaste de lado-terminó Ginny
-No-dijo Harry con rotundidad.
-¿Me apartaste?-Harry se acercó a ella y le cogió la cara con las manos.
-Perdóname. Lo siento. Yo nunca quise que te sintieras así, solo quería que estuvieras a salvo.
-No estoy enfadada-dijo Ginny contra sus labios-te entendí entonces y te entiendo ahora, sé que no quieres que me pase nada malo.
-No lo soportaría-Ginny le sonrió-Soy egoísta.
-No lo eres-dijo Ginny rozando sus labios con los de Harry.
-Sí lo soy-dijo mirándola a los ojos-me importa más mi felicidad que la tuya-Ginny suspiró.
-El amor es egoísta-dijo Ginny mirando a Harry con amor-Sé que piensas que soy una excepcional bruja-Ginny lo tomó de las solapas de la camisa-sé que sabes…que llegado el momento soy capaz de defenderme muy bien yo sola-Ginny empezó aapartarle la camisa de los hombros-Y sé que si algo me pasara tú te volverías loco.
-Entonces…-Harry no entendía muy bien por qué la discusión.
-No quiero unirme a la Orden. No te preocupes-dijo-Pero sí quiero que hablemos de la Orden, de tus misiones, y…
-¿Y?
-Y quiero que me cuentes todo, todo lo que sucedió aquel año. Y yo te contaré cómo me sentí.
-Ginny-suspiró.
-¿Qué?-dijo mimosamente.
-Sería mucho más fácil contártelo todo después de hacer el amor-Ginny se rió.
-¿No te quedarás dormido?
-Si me haces mimitos, no.
-Eres incorregible.-dijo Ginny con una sonrisa-pero te haré esos mimitos encantada- Harry la cogió en brazos como a una novia, y subió las escaleras de dos en dos.
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-¿A dónde vas?-preguntó Ginny cuando vio a Harry levantarse-Tenemos que hablar.
-Hablaré mejor con el estómago lleno-dijo Harry poniéndose unos calzoncillos-Voy a ver que pillo.
-Déjalo. Ya bajo yo.
-No me importa.
-Ya lo sé; pero tenía la cena a medio hacer, la terminaré y subiré algo.
-¿Vas a bajar así?-preguntó Harry.
-¿Por qué?
-Porque si vas a cocinar desnuda no quiero perdérmelo.
Ginny contestó a su pregunta cogiendo la bata de seda negra.
-Tú espera aquí como un niño bueno-le dio un beso en el cogote- y ve poniendo tus pensamientos en orden porque tienes muchas cosas que contarme.
-No tienes que madrugar ¿no?-Ginny le sonrió desde la puerta-¡Súbeme una cerveza de mantequilla!
A Harry aquella noche le recordó mucho a las que pasaron nada más volver él de la batalla final en la Madriguera, Ginny solía meterse a hurtadillas en la habitación de los gemelos, donde dormía Harry, se acostaban en la cama y después de besarse durante muchos minutos, hablaban por horas de Ron y Hermione, del séptimo curso que iniciarían juntos, del equipo de quidicht de Griffindor, y de sus planes como parejita feliz en Hogwarts. Aquella noche, también se la pasaron hablando.
Harry gimió molesto, la luz del sol, tan raro en Inglaterra, tenía que molestarlo precisamente hoy, no recordaba haber tenido tantas ganas de seguir durmiendo desde hacía tiempo. Estiró la mano hacia el lado en que dormía Ginny, pero solo tocó la fría sábana. Levantó un párpado, pero seguía sin ver nada, levantó el otro, y nada. Quizás si se pusiera las gafas…
Había una nota al lado de su nariz, una nota que olía a flores, se frotó los ojos y se incorporó para leerla; Ginny tenía cosas que hacer y pasaría toda la mañana fuera. Perfecto; al menos le había dejado el desayuno hecho.
Ginny tenía un plan, la noche anterior había tenido pensado comentárselo a Harry; pero sabía que él se opondría, además anoche ya habían tenido suficiente. Se sentía culpable por haberse sentido tan mal durante el año que él pasó buscando Horcruxes obviando el hecho de que, puede que Harry, se sintiera aún peor.
Iba muy guapa, estaba segura, mientras caminaba por el metro haciendo trasbordos había arrancado miradas de admiración a su paso, perfecto; eso era lo que ella quería, quería que la admiraran porque tenía que causar buena impresión, como si fuera una muggle más. Después de coger cinco metros y un autobús, llegó por fin a su destino. Nunca había estado allí, parecía un barrio tranquilo, coches buenos en las puertas de las casas de ladrillos, y jardines llenos de petunias y begonias adornaban la calle de Privet Drive. Ginny se arregló el pelo, se pellizcó las mejillas y se humedeció los labios; puso su mejor cara, la sonrisa más radiante de su repertorio y llamó a la puerta número cuatro de Privet Drive.
Segundos después una mujer con la cara enjuta, parecida a un caballo abrió la puerta.
-¿Qué desea?
-Buenos días-dijo Ginny-estoy buscando a Petunia Dursley.
-Soy yo-dijo Tía Petunia con cara de pocos amigos-¿vende algo?
-¿Vender?-preguntó Ginny-No-dijo con una sonrisa que pareció relajar a tía Petunia-¿está su marido?-Tía Petunia volvió a ponerse tensa.
-¿Qué quiere con él?-miró a Ginny de arriba abajo, sopesándola-¿Quién es usted?
-Me llamo Ginny Weasley.
-¿Weasley?-la tía Petunia la miró de reojo, conocía ese nombre pero no caía.
-¿Y Potter¿Le suena de algo el apellido Potter?-Tía Petunia se puso blanca y se atragantó.
-¿Le ha pasado algo a mi sobrino?
-No-dijo Ginny examinándola con curiosidad, parecía como si le importase-Harry está bien. ¿Puedo pasar?-Tía Petunia movía los ojos de lado a lado, pensándoselo, pero al final abrió la puerta y se hizo a un lado.
Condujo a Ginny hasta el salón donde la invitó a tomar asiento en el sofá.
-¿Té?-ofreció.
-Sí, por favor-dijo Ginny.
Tía Petunia sacó una bandeja con dos tazas, una tetera, y un cacharrito con azúcar. Le sirvió primero a Ginny el humeante té, y después a ella misma, con mano más o menos temblorosa.
-Las cosas han estado muy tranquilas últimamente-dijo con voz apagada y Ginny la miró sin comprender-Deduzco que ese m…m… ese mago…-dijo con dificultad
-Lord Voldemort-aclaró Ginny
-Ese mismo. Deduzco que ha muerto.
-Estás más que muerto, peor en realidad. Pero eso es algo que no entendería y que le asustaría-Tía Petunia se puso tensa-No he venido a asustarla, sino a darle esto-Ginny se giró y echó mano de su bolso, de donde sacó un sobre que le entregó a Tía Petunia. Ella lo ojeó con asombro durante un rato.
-Esto… Esto es…
-Harry y yo vamos a casarnos.
-Eres pelirroja-dijo Tía Petunia como si Ginny nunca se hubiera dado cuenta y ella sonrió.
-Igual que su hermana.
-Igual que ella-dijo con una voz que Ginny no supo identificar, era quizás ¿melancolía, odio, rencor, culpabilidad?
-Hay muchos invitados-dijo Ginny con una sonrisa radiante-y estoy mandando las invitaciones vía lechuza; pero a la familia la entregamos en mano.
-¿La entregáis?-preguntó Tía Petunia-No veo a Harry por ningún lado.
-No voy a mentirle. Harry no sabe nada. Si…si no vinieran, él no lo sabría, pero si decidieran acudir, estoy segura que en el fondo él, lo agradecería-Ginny volvió a girarse y sacó un sobre más gordo del bolso-estos son los billetes del autobús que lleva al pueblo donde está mi casa. Sólo tienen que cogerlo en Victoria Station y llegarán hasta allí, en el sobre están las indicaciones para llegar a mi casa.
-¿Y estos botones?-dijo Tía Petunia sacando cuatro botones marrones muy feos del sobre.
-Son botones mágicos-Tía Petunia los soltó de repente-La boda estará protegida contra la gente no mágica, sino los llevan nunca nos encontrarán. En cuanto lleguen al pueblo cojan uno cada uno y apriétenlo en el puño.
-¿Por qué cuatro?
-Para usted, su marido, su hijo. Y por si su hijo quiere invitar a alguien.
-¿Y rebelar a algún extraño que tenemos algo que ver con su mundo?-dijo con una estridencia Tía Petunia.
-Claro-dijo Ginny, miró a Tía Petunia quien miraba la tarjeta y la foto de ella y Harry con un mal disimulado desinterés-El té estaba muy bueno-dijo Ginny-muchas gracias por su hospitalidad.
Tía Petunia se puso en pie, consciente de que aquella entrevista había concluido, acompañó a Ginny hasta la puerta y la despidió, sin darle si quiera la mano.
Primera misión del día, pero no más difícil, cumplida. Ginny salió con bastantes buenas sensaciones de Privet Drive, se acercó a una esquina donde no hubiera nadie, y se apareció en el hall del ministerio; se masajeó el cuello y se acercó a la recepcionista.
-¿Qué desea?-dijo sin mirar
-Estoy buscando al señor Percy Weasley.
-¿Quién quiere verlo?
-Su hermana-la mujer levantó la mirada.
-¿Usted es la mujer de Harry Potter?
-También-la mujer le dio las indicaciones y le dijo que pasara tranquila, la recepcionista debía suponer, mal por cierto, que a Percy no le importaría recibir la visita de un familiar, menos un familiar que iba a casarse con Harry Potter en mitad de su jornada laboral.
Ginny llamó a la puerta del despacho de su hermano, y al grito de "pase" abrió la puerta y entró. No era un despacho tan grande como el que se había imaginado, pero estaba bastante bien, Percy seguía escribiendo sin mirar mientras Ginny miraba cada detalle, en el despacho, al contrario que en la mayoría de las oficinas de los magos o brujas del ministerio, no había ni una sola foto de la familia.
-Hola, Percy-eso había llamado su atención
-¿Qué haces aquí?
-He venido a invitarte a mi boda-dijo Ginny con el tono de rencor más suave que logró adoptar-Como no sé dónde vives, he tenido que venir a buscarte al trabajo-Ginny removió su bolso y sacó una tarjeta que le lanzó a Percy. Él la cogió y le hizo un gesto de saludo a Ginny con la tarjeta en la mano.
-Enhorabuena-dijo
-Gracias
-Eres muy afortunada.
-Harry es fantástico
-Y rico-dijo Percy-Has hecho una buena caza, hermanita. Algunos tenemos que trabajárnoslo, pero a otras personas… les basta con casarse bien. ¿Eh?
-No puedo creerlo-dijo Ginny, se odiaba a sí misma por haber venido a este lugar, era una estúpida.
-Lo que yo no puedo creer es que Potter, Ron y Granger hayan llegado tan alto del ministerio sin habérselo antes trabajado.
-Harry, Ron y Hermione derrotaron a Voldemort, lo que tienen, se lo han ganado los tres. Eres un envidioso de mierda.
-¿Sí¿Tú crees? No voy a ir a tu asquerosa boda con Potter-le tiró la invitación a Ginny a la cara, pero Ginny se la devolvió, Percy abrió mucho los ojos.
-Claro que vendrás, niñato estúpido. ¿Sabes por qué? Porque Potter, es muy influyente-dijo Ginny como si le hablara a una cucaracha inmunda- y la mitad del mundo mágico a quien tú peloteas, estará allí. Y sabes tan bien como yo que será un sitio perfecto para chuparle el trasero al ministro de magia y a todos los altos miembros del ministerio. Y si no puedes ir allí y aparentar que todo va bien, es que no sirves para la política, y nunca conseguirás ascender a dónde quiera que un pelota insufrible como tú quiera aspirar.-Ginny caminó a la puerta y la abrió con ira-Así que, trágate tu envidia porque vas a venir a mi boda con Potter.
Ginny salió disparada hacia el hall del ministerio, necesitaba a Harry y lo necesitaba ya, que asco de mañana. La Tía de Harry, era incluso más agradable que Percy, pero Percy tenía que ir a su boda, porque sino iba, el día ya no sería completo para su padre y su madre; y el día de su boda tenía que ser maravilloso para todos a los que ella quería, incluso si eso implicaba invitar a Percy.
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Qué bien cocinaba Ginny, casi tan bien como la señora Weasley, pensó Harry; puso música mientras fregaba los platos, hacía calor y le apetecía mojarse las manos con agua fría, mientras canturreaba y salpicaba feliz el agua como un niño chapoteando, Harry vio una figura conocida a lo lejos. Preparó dos cervezas de mantequilla y el ajedrez mágico, pero cuando volvió a la cocina, ya no veía a Ron. Estaba seguro de haber visto a Ron acercándose. Era él, seguro.
Harry salió a la entrada de la casa, Ron estaba a unos ochocientos metros, en el campo de al lado, sabía que era Ron, lo que no sabía era por qué se había alejado de su casa. Cerró la valla de casa y marchó hacia su amigo, quien le saludó desde lo lejos cuando lo vio caminar hacia él.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Harry dándole un manotazo en la espalda.
-Vives aquí-dijo Ron con las orejas rojas-he venido a hacerle una visita a mi mejor amigo.
-Seguro que te acuerdas de que mi casa está en aquella dirección-dijo Harry mientras sonreía y le señalaba a Ron su casa con un dedo infantil.
-Está bien este lugar ¿eh?-dijo Ron ausentemente.
-Es tranquilo, hace buen tiempo, y hay kilómetros de campiña-dijo Harry-Sí, es estupendo-Ron cayó en un silencio pensativo, y Harry lo miró extrañado.
-¿Sabías que esta parcela estaba en venta?
-No-dijo Harry sin comprender muy bien qué le pasaba a su amigo quien tenía la mirada perdida fija en el horizonte.
-Va desde la colina-dijo Ron señalando con el dedo-hasta aquel muro bajo de piedra, y desde aquel árbol alto, hasta el lago, donde linda con tu parcela.
-Vaya-dijo Harry-Sí que lo tienes controlado.
-He comprado esta parcela, Harry.
-¿Qué has hecho qué?-preguntó Harry.
-He comprado una parcela de terreno al lado de tu casa y la de mi hermana-dijo Ron-Ya está hecho, en un futuro viviré aquí-dijo con una risa nerviosa, Harry rió fuertemente y le dio un abrazo tremendo a Ron-Quiero que construyan la casa justo ahí-dijo Ron-Desde ahí se ve toda la parcela.
-Y nuestras casas estarán pegadas.
-Pegadas no-dijo Ron-estarán muy cerca, pero lo suficientemente lejos-dijo con una risa-como para no oíros a ti y a mi hermana.
-Espera a que Ginny lo sepa.
-¡No!-gritó Ron-Espera al menos a que se lo diga a Hermione.
-¿No le has dicho nada?
-No-dijo Ron-La he pagado esta mañana. Quiero que sea una sorpresa. Ya tengo los planos de la casa encargados-Ron y él se miraron con emoción-Dos días antes de tu boda, será nuestro aniversario, cuatro años juntos-dijo Ron con un suspiro-Será mi regalo, y mi manera de pedirle que se venga a vivir conmigo.
-¿Así que ahora tendré que negociar contigo?
-¿Negociar el qué?
-Quiero plantar unos árboles altos allí-dijo Harry señalando con la cabeza-donde empieza a bajar la colina. El pueblo está en aquella dirección;-dijo-poniendo unos árboles ahí, conseguiríamos…
-Tapar la vista para poder jugar al quidicht-dijo Ron riendo.
-Yo lo había pensado-dijo Harry un poco colorado-para que jugaran nuestros hijos. Los dos se quedaron mirándose sonriendo.
-Yo…-dijo Ron-siempre actúo protector con mi hermana; pero… ¿tú sabes que yo estoy muy feliz por lo vuestro¿no?
-Sé que preferías que fuera yo, a Corner o a Thomas.
-O a cualquier otro-dijo Ron-Vamos a ser cuñados. Familia, Harry-después de unos segundos de tensión fraternal, Ron abrió mucho los ojos-Me voy, Harry. He quedado con Hermione, vamos a cenar a casa de sus padres.
-Yo voy a recorrer tu parcela-dijo Harry todavía sonriendo.
-Siéntete en tu casa-Ron le guiñó un ojo, y se desapareció.
Harry caminó un buen rato por todo el terreno, con los pies descalzos sintiendo la fría y húmeda hierba en la piel, pensando en los Weasley, en sus padres, en Ron y Hermione, y en él y Ginny formando una familia. Levantó la vista, y vio que salía humo de la chimenea, Ginny había vuelto. Harry abrió la puerta de su casa y en cuanto lo hizo recibió un buen golpe, un golpe de calor¡Merlín cómo le gustaba a esta mujer encender a todo dar la chimenea! Apenas se podía respirar, se quitó la chaqueta y la colgó del perchero. Harry entró en el salón y con un toque de varita apaciguó las llamas de la chimenea, cuando lo hizo, se dio cuenta de que había algo extraño en su salón. Había un pupitre a su derecha, alejado de la chimenea, y más cerca de la chimenea, una pizarra como las que había en Hogwarts.
-¿Pero qué…?-un carraspeo sonó detrás de él. Harry se giró para pedirle explicaciones a Ginny sobre qué era todo eso, pero cuando sus ojos cayeron sobre ella, sintió como si algo le golpeara en el pecho, y el aire abandonara del todo sus pulmones. Ginny estaba apoyada sensualmente en el marco de la puerta, llevaba el pelo suelto, pegado a la cara por el sudor; pero lo que dejó sin aliento a Harry, era que ella llevaba puesto el uniforme del colegio, solo que ahora llevaba la falda más corta que en la escuela, y la camisa blanca, iba prácticamente desabotonada, unido al hecho de que Ginny no llevaba sujetador, el hecho de que el sudor había hecho que se le pegara la camisa al cuerpo y el hecho de que ella se pasaba ahora la punta de una suave pluma por el escote, hizo que Harry sufriera la erección más fuerte que él pudiera recordar de las que había tenido así, sin ni siquiera tocarla.
-Joder-dijo Harry, y era lo único que podía decir en aquel momento. Ginny sonrió maliciosamente y Harry, entrecerró los ojos. Piensa, Harry ¡piensa! Joder que buena está…no…a ver…tenemos a Ginny en uniforme (¡Merlín gracias!), un pupitre, y una pizarra…Harry torció el gesto hacia Ginny-Tome asiento, señorita Weasley. Llega tarde-Ginny sonrió abiertamente¿acaso pensaba que él no se daría cuenta del juego?
-Perdón, profesor-dijo Ginny al pasar por su lado en dirección al pupitre, a Harry le llegó el olor a flores y le miró el pronunciado escote, la camisa húmeda marcaba profundamente los dos senos; a la mierda el juego, era demasiado, cogió a Ginny por la cintura y empezó a besarla-Harry-intentó decir Ginny-Harry, espera-pero Harry no escuchaba mientras la empujaba hasta el pupitre y la sentaba sobre él-Harry…
Ni siquiera se habían quitado la ropa, de hecho, ambos estaban totalmente vestidos, si se podía llamar ropa al uniforme de Ginny. Con el movimiento se le había salido un pecho, respiraban agitadamente.
-Se…te han…empañado… las gafas-dijo Ginny entre suspiros. Harry ni siquiera pudo hablar. Ginny sonrió y le limpió el sudor de la frente-Has estado fantástico-Harry sonrió-maravilloso.
-No he podido controlarme-dijo Harry al fin con una voz muy ronca-Lo siento.
-No lo sientas-rió Ginny- es de los mejores polvos que hemos echado nunca. Creo que me voy a desmayar-Harry se rió.
-¿Nos damos una ducha?-preguntó Harry besándole las pecas de la nariz.
-¿Vas a lavarme tú?
-Sí. Y sin esponja. Con mis manos-Ginny gimió y le enseñó el cuello a Harry, quien no tardó en mordérselo.
-Quiero hablar contigo esta noche, después de la cena.
-¿Para qué hablar si podemos follar?-Ginny le pegó sin fuerzas, en el brazo.
Harry cumplió su promesa de lavar a Ginny, y ella le recompensó de la misma manera, después se secaron el uno al otro, Harry incluso, pudo ponerle a Ginny, las cremas que ella solía ponerse después de la ducha, y Ginny afeitó a Harry amorosamente.
-Anoche me dijiste una cosa, y me he quedado pensándolo-dijo Ginny.
-¿El qué?
-¿Quieres que cocine esta noche?
-¡Pero si siempre cocinas tú!
-Pero cocino con la ropa puesta-dijo Ginny mordiéndole el lóbulo a Harry.
-¿Vas a cocinar desnuda para mí?-Ginny asintió, y a Harry se le nubló el cerebro, Ginny tenía un apetito sexual voraz, pero el que de repente se pudiera a satisfacer las fantasías de Harry de esta manera, le parecía, incluso a él que lo estaba disfrutando, extraño.
Harry estaba en el paraíso, mientras Ginny cocinaba, se había pasado el rato mirándola sentado en el taburete del otro lado de la mesa, bebiendo una cerveza de mantequilla muy fría que ella misma le había servido.
La comida fue maravillosa, Tortellinis rellenos de queso con salsa de setas y parmesano. Ginny ni siquiera dejaba que él se sirviera el vino, se incorporaba un poco e inclinándose hacia el vino con una sonrisa, se lo servía a Harry quien aprovechaba la situación para acariciarle los pechos desnudos a Ginny.
Cuando acabaron de comer, Ginny no dejó que él se levantara de la mesa, quitando todos los platos ella, y eso terminó de preocupar a Harry, ella siempre exigía, salvo que él estuviese enfermo o realmente muy cansado, que la ayudara en las cosas de la casa, si ella cocinaba, el ponía y quitaba la mesa; el hacía la cama y traía la leña, y ella lavaba la ropa, la tendía, la recogía, y los dos juntos, la plegaban.
Ginny volvió de la cocina y se sentó en su regazo desnuda.
-¿Listo?-preguntó mientras se movía rítmicamente.
-Ginny… espera un momento-dijo Harry-¿De qué va todo esto?
-Sólo aprovecho el día-dijo Ginny desatando los cordones del pantalón del pijama de Harry.
-Casi todos los días hacemos el amor pero tú nunca me sirves como si fueras una criada.
-¿No te ha gustado la comida, caramelito?-dijo Ginny mientras frotaba la nariz y la boca contra la cara de él.
-La comida ha sido maravillosa, y seguro que el postre será aún mejor-dijo Harry-pero ¿por qué todos estos mimos?
-Porque te los mereces-dijo Ginny, pero Harry no se creyó esa excusa, miró suspicazmente a Ginny-Mi chico se merece lo mejor¿Y qué es lo que más le gusta a él?-Ginny hablaba con una voz empalagosa que hacía que los pelos de Harry se erizaran, para bien. Después de sonreírle, Harry vio como Ginny se metía una vez más, debajo de la mesa…
Harry canturreaba feliz tumbado en el sofá, con Ginny tumbada encima de él. El cielo debía ser así, pensó.
-Ahora hablemos, Harry-dijo Ginny mientras se sentaba-Levanta, venga.
Harry se levantó de mala gana, el tono complaciente de la voz de Ginny, ya había desaparecido.
-¿Te ha gustado¿Has disfrutado hoy, Harry?
-¿Tú que crees?
-¿Me quieres?-mierda, pensó Harry, ¿qué cocinas en tu preciosa cabecita pelirroja?
-Mucho.
-Tanto como para casarte conmigo.
-Sí, eso parece-¿A dónde pretendía llegar?
-¿Sabías que las mujeres antes tenían que llegar vírgenes al matrimonio?
-Sí, algo he oído.
-No quiero que hagamos el amor hasta la noche de bodas-Harry parpadeó una vez, dos, y hasta tres veces; abrió la boca, pero no dijo nada.
-¡QUÉ?-por fin, una reacción-¿qué has dicho?
-Que no vamos a hacer el amor hasta la noche de bodas.
-¿Qué¿por qué?-Harry no entendía nada, debía ser una broma de Ginny, una muy pesada.
-Porque así será como esas bodas de antes-dijo Ginny-los novios no hacen el amor hasta la noche de bodas.
-¡Eso es una gilipollez!-gritó Harry-hace años que nos acostamos.
-No seas tonto-Harry la miró con fingido odio-ya lo sé. Pero será… como si fuera una virgen-Harry lanzó una risa despectiva, y Ginny lo fulminó con la mirada.
-No tienes nada de virginal.
-Es cierto-dijo Ginny enfadada-pero no vamos a hacerlo hasta la noche de bodas y punto.-Ginny salió disparada hacia las escaleras, dirección al dormitorio.
-¡Un momento!-la agresividad no funcionaba-Ginny piénsalo, vivimos juntos y dormimos juntos, a nadie le va a importar que no seas virgen. A mí de hecho, me encanta que no seas virgen.
-Ya lo sé. Solo los niños piensan que solo las parejas casadas lo hacen. Pero me apetece hacer esto. Hará que la noche de bodas sea especial. Es una noche especial, nosotros hacemos el amor casi todos los días…se ha vuelto algo tan…normal.
-Es que es normal, princesita-si tenía que ponerse a suplicar, lo haría.
-No, quiero decir, habitual. Y la noche de bodas está fuera de lo normal.
-Ginny-dijo ya desesperado-Yo apenas me aguanto las ganas los días que estás con la regla. No aguantaré veinte días-Ginny se acercó y le dio dos besos.
-Por eso será especial-dijo Ginny dulcemente-¿has visto cómo te has puesto hoy?-Harry asintió-Y eso que ayer lo hicimos… Imagina cómo te pondrás cuando lleves tanto tiempo; estarás ansioso porque hará mucho que no lo hacemos.
-Ginny de verdad…-Ginny le puso un dedo sobre la boca.
-Estoy decidida, nada de sexo hasta la noche de bodas-¿Es que la opinión de él no contaba?-Tengo algo pensado.
-¿El qué?-dijo con un puchero.
-He visto la revista que guardas debajo de los calcetines en la mesita-Harry se puso muy rojo.
-¡Eso es privado¿desde cuándo fisgoneas en mis cosas?
-No seas idiota, Harry. Yo te lavo los calcetines, así que si quieres esconder una revista guarra en algún sitio de la casa no lo hagas en un cajón que abro todos los días-Harry infló las mejillas como si no quisiera respirar-Lo que quiero decir…¡deja de ser tan crío!-Harry cruzó los brazos y la miró sin interés-Es que hablé con Colin Creevy y me ha enseñado a hacer fotos, como los cuadros, con vida propia.
-¿Y a mí qué¿Eh?-dijo Harry con voz de niño enfadado.
-Pues que había pensado en fotografiarme-dijo Ginny-desnuda-Eso captó la atención de Harry.
-¿A sí?
-Sí. Y la Ginny de la foto podría hacer…ciertas cosas.
-Bueno… si te apetece hacer eso…
-Y había pensado, en que podríamos ponerle una parejita. Ya sabes, para que la ayude en otras ciertas cosas.
-Sí, supongo que necesitará ayuda-dijo Harry-Yo… podría hacerme la foto.
-¿No te importa?
-No, no en realidad.
-Estupendo, entonces haremos una foto en la que una Ginny y un Harry se lo pasarán muy bien.
-Por lo menos habrá un Harry que se lo pase bien.
-Ya puestos, Harry-dijo Ginny ignorando el comentario-podríamos manipular otra foto, para que hubiera dos Ginnys-dijo puntualizando lo de las dos Ginnys; Harry sintió que se le secaba la boda.
-¿Dos Ginnys?-dijo con incredulidad.
-Sí, dos-dijo Ginny-y podrían hacer cosas entre ellas, y luego, si quieres, podrías hacerte otra foto… y… y tu foto podría…ayudarlas.
-Ayudarlas-dijo Harry.
-Sí-dijo Ginny-dos Ginny van a necesitar por lo menos a un Harry.
-Lógico-Harry no podía pensar, la idea de él con dos Ginnys montándoselo le nublaba todo el pensamiento.
-¿Y sabes qué?
-¿Más?-Ginny rió.
-Que las fotos se pueden trucar para que las personas de dentro, hagan lo que tú quieras.
-¿Harían todos todo lo que yo quisiese?
-To-do
-¿Todo, todo?
-Te lo juro-dijo Ginny-lo que les pidas lo harán-Serán más divertidas que tu revista.
-¡Pero las Ginnys solo harán cosas conmigo!-Ginny sonrió, le cogió de la nuca y le besó.
-Sólo contigo.
-Bueno; vale.
-Así estos veinte días no se te harán tan largos.
-¿Podré conservar las fotos después?
-Sólo si me dejas verlas a mí también-dijo Ginny sonriendo-Ahora vístete, campeón. Que vas a llegar tarde al trabajo.
Harry subió las escaleras de dos en dos hasta su dormitorio, abrió el cajón de los calcetines, miró la revista y le hizo un gesto de despedida.
-Date una ducha rápida.
A Harry no paraban de preguntarle si se encontraba bien, a cada momento tenían que llamarle la atención; pero ¿quién podía concentrarse con las imágenes que ahora tenía en la mente?
-¿Ya lo has pensado, Harry?-dijo Lupin-Harry¡eh, Harry!
-¿Sí?-dijo pegando un salto-¿Qué pasa? Estoy de acuerdo con lo que Lupin ha dicho-todos lo miraron.
-Estábamos preguntándote lo de El Cairo. ¿Ya te has decidido?
-¿El Cairo¡Oh sí¡El Cairo!. Bien-dijo poniéndose de pie-No es que no me fíe de ti, Hermione. Pero he decidido ir yo.
-Como quieras-Hermione seguía molesta-Pero Ron no irá…
-Mi mujer vendrá conmigo-ni siquiera oyó a Hermione
-¿Vas a llevarte a Ginny?-preguntó
-Sí ¿por?
-Por nada-dijo Hemione.
-Ya está todo aclarado. Es tarde-dijo Lupin-Volvamos a casa-Todos recogieron sus cosas, cuando salían, Lupin tomó del hombro a Harry.
-¿Estás bien?. Has estado toda la tarde ausente. Y pareces cansado.
-Todo va bien. Lo siento. No te preocupes, de verdad-Lupin seguía mirándolo con suspicacia-Digamos que Ginny y yo hemos tenido un día…movidito-sonrió y Lupin entendió que todo iba bien.
-¿Vendréis mañana a casa?
-¿Mañana?
-Sí. Ginny avisó a Tonks que mañana iríais a darnos la invitación.
Cuando Harry regresó a casa, Ginny le estaba esperando con la cámara de fotos en la mano. Quedaron en que él la fotografiaba a ella y ella a él, Harry se lo pasó bomba mientras le hacía fotos a Ginny en poses sugerentes, riéndose o simplemente tratando de tapar la cámara. Aunque cuando él se desnudó y Ginny tuvo que hacerle las fotos se comportó como un crío, trataba de taparse o ponerse de perfil. Harto, Harry trató de quitarle la cámara a Ginny, pero ella aprovechó que Harry estaba encima para bajar el objetivo y hacer, entre risas, un horrible primer plano de sus partes privadas. Harry fingió enfadarse muchísimo, y haciéndole un placaje la tumbó en el sofá debajo de él, pero Ginny no soltaba la cámara, forcejearon, se hicieron cosquillas, se mordieron pero solo cuando Harry la penetró Ginny soltó la cámara a la par que un largo gemido.
-Espero haber salido bien en las fotos-dijo Ginny.
-No te preocupes, no voy a fijarme en la cara-Harry le dio un beso y Ginny se rió muy fuerte.
-¿Me dejarás las fotos algún día?-preguntó Ginny con una sonrisa.
-No. Son mías.
-Anda… por favor.
-Me lo pensaré. Aunque lo justo es que sufras tanto como yo cuando te entren las ganas de hacerlo-se quedaron un rato en silencio, oyendo el crepitar de la chimenea.
-Ginny-dijo Harry
-¿Mmmm?
-Les he dicho a la Orden que vendrías conmigo a El Cairo-Ginny se incorporó un poco para mirarlo a los ojos.
-¿Quieres que vaya contigo en una misión?
-Sólo si tú quieres, se lo puedo decir a Ron.
-¡No! Quiero ir contigo-Harry le hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa, y le besó en la cabeza.
-¿Qué hora es?
-Las ocho y catorce minutos. ¿Por?
-Estoy cansado. Quiero irme pronto a dormir. ¿Te importa que cenemos antes?
-No, claro.
Ginny se levantó y se puso su bata de seda.
-Tengo que lavarla ya-dijo distraídamente- Ahora te traigo algo-le dijo a Harry.
Ginny volvió con unos calzoncillos que le venían a Harry por debajo de las rodillas y una camiseta interior.
-¿Cuándo piensas revelar las fotos?
-Lo haré mañana. O esta noche si me da tiempo.
-Si quieres hago la cena mientras tú haces eso.
-No; hoy te he agotado-dijo Ginny con una sonrisa mientras le acariciaba la mandíbula a Harry-Yo haré la cena. Aunque con ropa.
-Mierda-dijo Harry con una sonrisa.
Durante la cena hablaron de la Orden, y Ginny no paró de decirle a Harry que tenía que hablar con Hermione y hacer las paces. El postre no fue tan bueno como el de medio día, tarta de melaza, estaba visto que Ginny sabía que a Harry no le iba a gustar el hecho de que no habría más sexo entre ellos hasta la noche de bodas, y se había esforzado en que el día fuera lo más agradable posible para él.
Harry subió las escaleras pesadamente con Ginny yendo detrás de él. Harry pasó al baño y cuando salió, Ginny estaba en mitad de su cama leyendo un manual de fotografía.
Harry tiró del edredón en su lado.
-Hazme un hueco-dijo Harry con un bostezo-estás en todo el medio-La respuesta de Ginny fue quitarle el edredón de la mano y volver a tapar la cama.
-Tú no duermes aquí.
-Sí, duermo aquí. Es mi habitación, esta es mi cama, y este-dijo señalando hacia abajo-es mi lado de la cama. Así que aparta.
-Te he preparado la habitación de enfrente.
-¿Preparado para qué?-preguntó Harry ofendido
-Para que duermas allí.
-No voy a dormir en otro cuarto.
-No vas a dormir aquí.
-¡Pues duerme tú allí!-le gritó
-Está bien-dijo Ginny-como quieras-se levantó de la cama, cogió su cojín, su libro y el oso de peluche con el que dormía desde que era una niña.
-¿Adónde vas?-preguntó Harry
-Me has dicho que me fuera ¿no? Si tú prefieres esta habitación, a mí me da igual.
-¿Desde cuando dormimos separados, Ginny?
-Ya te has olvidado de nuestro pacto.
-Hemos pactado (y todavía no sé si lo cumpliré) que no habrá nada de sexo hasta la noche de bodas-dijo Harry exasperado-No me has dicho nada de dormir en cuartos distintos.
-Es para evitar la tentación.
-¿Para evitar la tentación, eh? Perfecto-y diciendo esto Harry arrancó el edredón-Pero el edredón me lo quedo yo.
-Como quieras-Ginny vio como Harry arrastraba el edredón por el suelo indignadamente.
Harry le echó un vistazo al que sería su dormitorio en los próximos veinte días, Ginny lo había acondicionado de maravilla, lo admitía. ¿Qué mas? Harry pensó que todo el asunto de la boda era una porquería, debió haber llevado a Ginny a la capilla de Oterry St. Catchpole y haberse casado allí con ella, delante de Ron, Hermione, los padres de Ginny y sus hermanos, y cuatro amigos más del colegio y de la Orden. Definitivamente, esta boda, se había convertido en una pesadilla.
To be continued...
