El disclaimer de siempre: Nada mío, todo de la Rowling. (Excepto el hechizo. ;))) )

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Reto: Deben aparecer las palabras: Pergamino, carmín, humo, despertador
Fecha: 2005.04.06
Rating, spoylers, advertencias: ¿Qué es eeesso?
Nota: Largo y desprolijo, pero es lo que hay. Lo siento.

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Por correo caracol

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Había llegado por correo caracol. Y había llegado a su nombre.

Pero lo que había dentro del sobre de Manila, totalmente cubierto de innecesarios sellos aéreos, era un pergamino.

Del tamaño de una postal y del color de las fotos viejas.

Unos signos raros, semejantes a petroglifos, llenaban su superficie.

Petunia lo dejó caer al suelo, asustada.

—¿Qué es... –empezó a preguntar Harry, que bajaba rapidito porque ya había escuchado sonar el despertador de Vernon, y prefería no exponerse a su enojo-. ¡Runas! -exclamó sorprendido, interrumpiéndose en seco al captar el terror en la mirada de su tía, ysu insólita palidez.

Miró el sobre sobre la mesa, un sobre corriente, de grueso papel beige. Vio la dirección: "Privet Drive, N° 4", vio el nombre pulcramente escrito: "Petunia Dursley". La cuidada caligrafía le pareció conocida, pero no la pudo identificar.

—¡No lo toq...! –empezó a decir ella, pero él ya lo había levantado del suelo-. ¡No lo leas en voz alta! –se apresuró a exigir casi a gritos.

Un poco asustado Harry escudriñó el pergamino con curiosidad y prevención. La parte de atrás lucía un beso en carmín de pintalabios.

—¿Quién te mandaría un beso? –preguntó desconcertado. Era un signo impreso por labios de mujer, y su tía, por caballuno que tuviera el rostro y áspera el alma, no había dado jamás indicio de esa clase de deslices.

—¿Un beso?

Harry se lo mostró, mirándola con cierta simpatía: Ella parecía saber de qué se trataba, y en su temor había -¡por fin!- un flagrante reconocimiento de que el otro mundo de Harry, el mundo mágico, tenía una existencia real y contundente. Él habría pagado por eso, aun si no implicara una mejora en el trato, como no lo haría.

—¡Pero no!. ¡Es una maldición! Se activa cuando se lee. Es idéntica a una que recibió Lily –gimió ella.

—¿Mi madre recibió una madición por correo postal?

—Tu madre, como anormal que era, la recibió por lechuza. Y bien se cuidó de explicarnos a todos que nunca nunca deberíamos leer un pergamino como éste. Como si nosotros pudiéramos...

—¿Y ahora la has recibido tú? –Harry no entendía nada. Y después de todo. ¿qué peligro podía haber para su tía, si ella no podía leerla? (Y él tampoco, en realidad. Hermione, tal vez).

Pero Petunia temblaba de vulnerabilidad y de tensión al fin rota, y de reconocimiento negado por años, y de la necesidad de admitir aquello que haría que Vernon, cuyos pesados pasos ya habían empezado a oirse por el rellano superior, la odiase: Negar la magia es una estupidez, es hacer lo que el avestruz. Ella estaba segura de eso. Bien que lo estaba. Pero fingía ignorarlo. Fingía que su esposo tenía razón en actuar como si la magia no existiera.

—¡Al menos Lily sabía quién se la enviaba!. ¡Y por qué! –estalló finalmente-. Y también sabía como deshacerse de ella –agregó derrotada.

Miró a Harry con intensidad, casi con reproche:

—Lo tocó con la varita y el pergaminó se esfumó. Como si nunca hubiera existido.

Evanesco –reconoció Harry en voz baja. La miró-: Pero yo no puedo...

—Ya lo sé –contestó ella. Luego se secó rapidamente unas lágrimas que no habían llegado a brotar y lo sacó a empellones de la cocina hacia el patio-. ¡Quémala! –le pidió, mirándolo a los ojos de un modo extrañamente cómplice-. Hazlo por mí.

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—¡Hecho! –llamó Parvati alegremente-. ¡Ya es tuyo!

—¿Ya? –exclamó Lavender con ilusión, corriendo a mirar cómo la copia testigo que habían conservado se hacía humo sin fuego, su voz sin boca canturreando:

"Me amarás aunque no quieras
por las eras de las eras.

Me amarás con toda el alma
en la tormenta y la calma.

Me amarás de día y de noche
sin hacer ningún reproche.

Me amarás sin un percance
hasta el día que yo me canse."

—¡Bingo!. ¡Ya sabía yo que si se lo mandabas a la tía ella lo obligaría a quemarlo!

—Y... ¿funcionara? –dudó la interesada.

—Lo avala Corazón de Bruja –cerró Parvati toda posible discusión con la irrefutable mención de la autoridad.

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