Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. La historia es de TouchofPixieDust y los personajes son de Rumiko Takahashi, yo únicamente traduzco.

Capítulo 2: Declaraciones de amor indeseadas

22 de septiembre

Hay una frase que dice que los planes escrupulosamente planeados se van al garete, si Kagome no se hubiera levantado quince minutos tarde (¡MUCHAS gracias por apagar el despertador, Souta, mocoso!), probablemente habría podido citar correctamente esa frase en particular en vez de canturrear juramentos mientras se daba prisa en vestirse.

Después de golpear fuertemente en la cabeza a su hermano pequeño con su mochila, Kagome se metió un trozo de tostada en la boca y salió corriendo por la puerta. Mientras corría, se trenzó torpemente el pelo y lo ató, quedándole un poco torcido, con un lazo verde que casi hacía juego con el uniforme de su instituto. Uno de estos días, se prometió, me levantaré de verdad con tiempo para sentarme y desayunar.

Sus pies chocaron contra el asfalto y le empezaron a arder los pulmones. Tío, no estoy para naaada en forma. Tal vez debería para de faltar a Educación Física… digo, ¿cuántas excusas de enfermedades falsas van a creerse, en cualquier caso? Corriendo por las escaleras del edificio escolar, abrió de golpe las puertas y pasó a toda velocidad al lado de los pocos estudiantes que quedaban en el pasillo. Esquivó a otros cuerpos escurridizos, derrapando un poco mientras doblaba la esquina un poco demasiado repentinamente, y finalmente saltó a través de la puerta que se estaba cerrando despacio.

Afortunadamente, no se derrumbó hasta que llegó a su silla. Eligió ignorar las risitas y los comentarios pedantes… y eso era solo por parte del profesor.

—Me alegro mucho de que se nos haya unido hoy, Higurashi.

Tal vez, si Kagome no hubiese estado demasiado ocupada succionando aire desesperadamente, le hubiera respondido con un comentario sarcástico o incluso con una respuesta educada. Así, sin embargo, tenía suerte de poder emitir algún tipo de sonido audible que no fuera jadear intentando respirar. Un movimiento de la mano tendría que bastar.

Justo cuando Kagome pensaba que su día no podía ir a peor, su historia se leyó en clase en voz alta. Se golpeó silenciosamente la cabeza contra el pupitre. Paró cuando sintió que algo rebotaba en su cabeza y aterrizaba delante de ella. Era un trozo de papel doblado en forma de corazón. Kagome suspiró, no necesitaba firma, solo había una persona que conociera que se pasara tanto tiempo doblando una nota… Hojo.

¡GRAN HISTORIA, HIGURASHI! ESTOY MUY IMPRESIONADO CON TU TALENTO. ¿TAL VEZ PODRÍAS AYUDARME CON MI COMPOSICIÓN PARA EL PRÓXIMO TRABAJO?

- HOJO

Todo ese trabajo doblando para tres frases cortas. Kagome puso los ojos en blanco mientras su amiga Eri se reía disimuladamente de la nota con forma de corazón. Como no quería que la descubrieran… otra vez… pasando notas en clase, Kagome la escondió debajo de su libro y miró las palabras. Le irritaba que tuviera una letra tan perfecta. No era uno de esos chicos que garabateaba su nombre, ni de los que incluso escribía todo con mayúsculas como algunos de los demás chicos. No, Hojo no. Cada letra era bonita, clara, y completamente perfecta. Oh, bueno, por lo menos no hacía letra redondita como Eri. Puede ser bonita, pero puede resultar difícil de leer.

Kagome escribió una palabra, claro, luego dobló la nota de cualquier manera. Se estiró en lo que esperaba que fuera una forma despreocupada, añadiendo un ligero bostezo para sumar efecto, y tiró la nota por detrás de su cabeza para que cayera en el pupitre de Hojo.

Hojo había sido su amigo desde preescolar. Era dulce y bueno, y siempre, y digo SIEMPRE, tenía una actitud positiva. En su primer año del instituto, Kagome pensó que podía estar enamorada de su amigo. Habían tenido una cita aquel año. Ahí fue cuando supo que solo tenía sentimientos de amistad hacia él, solo estaba el amor que un amigo siente por el otro. Las cosas habían sido incómodas durante unas semanas después de su cita, pero habían acordado ser solo amigos y las cosas volvieron a la normalidad. Hacían los deberes juntos, y a menudo pasaba el rato con ella y sus tres amigas en sus miércoles en el WacDonalds.

Sorprendentemente, el resto del día pasó sin demasiados problemas, no vamos a hablar del incidente de la tarta explosiva en Economía Doméstica… eso era mejor olvidarlo. Kagome caminó con Eri y Hojo hacia el WacDonalds, donde se unieron con Yuka y Arimi. Después de pedir su completamente insalubre, aunque muy sabrosa, comida de fritos, encontraron una mesa y se sentaron a comer.

Hojo empezó a hablar sobre una nueva película que se proyectaba en el cine. Kagome solo le escuchó a medias mientras veía a las otras tres chicas devorar su comida y batidos como si la comida fuera a saltar del plato y a salir corriendo si no la engullían. Momentos después, saltaron de sus asientos.

—¡Tengo que ir a hacer unas compras para mi madre! —explicó Eri con una sonrisa.

—¡Yo tengo que cuidar de mi primo! —dijo Yuka sonriendo mientras cogía su bolso.

—Yo tengo que… eh… —Arimi pensó un momento—, ¡tengo que irme!

Kagome entrecerró los ojos mientras sus tres amigas salían disparadas por la puerta, soltando risitas como hienas locas. ¡Me están tendiendo una trampa!, gruñó irritada. ¡Les he dicho CIENTOS de veces que Hojo y yo SOLO somos amigos! Se concentró en Hojo y abrió la boca para disculparse con él, pero se sobresaltó tanto que se quedó en silencio. Él se había desplazado por la mesa y le había cogido la mano.

—Kagome… te amo.

—Eh…

—Sé que dijiste que éramos solo amigos, pero te amo.

—Hojo… —dijo tristemente mientras trataba de retirar la mano.

—No te preocupes, Kagome, sé que no sientes lo mismo. Pero simplemente pensé que deberías saberlo. —Le apretó la mano antes de soltarla. Luego, le dio una palmadita mientras la dejaba ir y se levantaba de la mesa—. ¡Te veo mañana en clase!

Kagome miró a sus patatas fritas con pena. Odiaba hacerle daño.