Diagon Alley
Harry, Hermione y Ron caminaban hacia la librería donde encontrarían a los padres de Ron.
"No Ron, ese es un hechizo para quitar el salpullido, no para convertir a una ardilla." decía Hermione al tiempo en que miraba a Ron con una sonrisa de victoria.
"¿No se suponía que dejarías de estudiar durante vacaciones?" Ron corría para mantenerse al paso de su amiga.
"Eso no quiere decir que olvide todo lo del año pasado."
Harry caminaba atrás de sus amigos riéndose de la discusión. Esa conversación se había repetido una y otra vez durante las vacaciones, claro que el tema era distinto, pero los argumentos no cambiaban. Cuando llegaron a la esquina Harry vio algo que lo obligó a no escuchar más a sus amigos. Caminando por la contra esquina, iba una chica que simplemente era hermosa, o eso pensó él. Tenía el cabello ondulado de color rojo oscuro que le caía sobre los hombros, unos ojos miel brillantes con un pequeño tono verdoso, unos labios rosados suavemente delineados y su cara blanca con un poco de color en las mejillas. Tenía un caminar inocente, la mirada perdida y una sonrisa frágil marcada en su rostro.
"¿Harry?" Hermione jaló a Harry haciéndolo voltear. "¿Estas bien?"
"Si, claro. ¿Que pasa?" respondió Harry aún perdido en sus pensamientos.
"¿Seguro que estas bien?" preguntó nuevamente Hermione tratando de verlo directamente a los ojos.
"Claro que esta bien, entremos ¿quieren?" Interrumpió Ron señalando la puerta de la librería.
Hermione y Ron retomaron la discusión y entraron a la librería. Harry volteó hacia donde había visto a aquella muchacha, pero ya no estaba ahí. Entro a la librería pero no podía concentrarse en encontrar los libros para el nuevo curso, o a la conversación sobre muggles del Sr. Weasley, solo pensaba en salir de la librería y correr por las calles hasta encontrarla.
Draco caminó por las calles acompañado por Crabbe y Goyle. Llegó a la librería y en cuanto entró reconoció a Hermione y a Ron, Crabbe y Goyle empezaron a empujar a Draco hacia donde ellos estaban, sin notar que Draco trataba de tomar otro camino.
"¿Qué pasa Malfoy, vienes a molestar de nuevo?" comenzó Ron al instante en que vio que estaba en las cercanías.
"¿Por qué me molestaría en hablar con un grupo tan insignificante? ¿El pobretón y la sangre sucia tratando de notarse al lado de mi?" Draco contestó mientras miraba hacia uno de los pasillos.
Harry vio que sus amigos hablaban con Draco y se dirigió hacia ellos lo más rápido que pudo. Empujó a Draco, mientras no lo veía, hacia Crabbe y Goyle.
"Ya déjanos, Malfoy." Harry miró hacia sus amigos y luego a Draco que ya había recuperado el equilibrio.
"Solo vengo por mis libros, Potter, no te sientas el centro del universo." Draco hizo una seña y se fueron a otra parte de la librería.
Harry y Ron seguían discutiendo sobre Draco aún después de haber salido de la librería. Hermione se mantenía callada, siempre le había afectado que le dijeran sangre sucia, después de todo, seguía repitiéndose para si que ella no lo había elegido.
Draco salió minutos después, había engañado a Crabbe y a Goyle dejándolos atrás. Al fin estaba solo caminando por las calles, caminó hasta que vio a Harry del otro lado, no buscaba más enfrentamientos con ellos así que se apresuró a entrar en la tienda de mascotas. Espero ahí un rato, fingiendo que buscaba algo nuevo, el señor que estaba atendiendo se apresuro a ofrecerle una víbora, un gato, o una nueva lechuza, pero Draco seguía diciendo que nada de eso le interesaba. En cuanto vio pasar a Harry salió y tomó el camino contrario. Siguió caminando hasta una plaza, donde se sentó en una banca bajo un gran reloj y comenzó a divagar. Recordó aquella mañana y el amanecer, la frescura de aquel lugar tan libre. Y recordó su poema, verso a verso con su sabor, reaccionó. Estaba sonrojado, le parecía que era de niñas el escribir esas cosas y no quería ni imaginarse lo que le pasaría si alguien leyera aquello, en especial su padre.
Permaneció sentado durante un largo rato, el sonido del reloj lo tranquilizaba, era mejor escuchar ese tic-tac a tener que soportar sus propios pensamientos. Cerro los ojos mientras sujetaba su cara con las manos recargado sobre sus rodillas. El día se le hacía eterno, le dolía la cabeza y sentía que le faltaban horas en la cama. Estaba tan absorto en si mismo que no vio cuando aquella figura se acerco a él, hasta que ya estaba parada justo enfrente, mirándolo fijamente.
"Hola" Draco levanto la cabeza al tiempo en que lo decía. Trataba de aparentar que todo estaba bien.
"¿Como esta el Príncipe de Slytherin este día?" Respondió aquella chica con una sonrisa en su cara, al tiempo en que ofrecía su mano a Draco.
Draco tomo su mano y se puso en pie. Se paro frente a ella y la miró a sus ojos miel verdoso, luego rozo su cabello rojo oscuro y tomándole la mejilla respondió.
"No soy ningún príncipe." y le sonrió al tiempo en que soltaba su mano. 'Amenos de que tu fueras mi princesa'. Esas palabras retumbaron en su cabeza, más no cruzaron sus labios. "Por cierto Amaya, ¿Por qué no me dijiste que vendrías? Podría haberte mostrado algunos lugares."
"Realmente esperaba encontrarte por aquí, además todavía puedes mostrármelos." Amaya tomó nuevamente la mano de Draco y le mostró una sonrisa que hizo que él se sonrojara.
Harry había pasado horas caminando, Hermione y Ron se habían ido a comer y habían acordado verse más tarde. Cuando sonó el gran reloj de la plaza imagino que sería más que obvio que aquella chica estuviera paseando por ahí. Imaginaba como iría caminando entre las flores con el sonar del reloj, corrió lo más rápido que pudo mientras pensaba en alguna frase para sacar conversación. Cuando llegó a la esquina de la plaza se trató de detener, pero fue tan brusco que cayo al suelo, ensuciándose toda la cara y la ropa. Frente a él se encontraba la chica de sus sueños, con su brillante cabellera y su inigualable rostro, pero estaba con ese inútil y engreído Draco, estaban tomados de la mano y Draco la guiaba por otra calle, alejándose de aquella plaza donde se suponía que Harry la conocería, ese era su destino y Draco se lo había robado.
'¿Como es que alguien tan hermoso este con ese vampiro de sangre fría?' Harry apretaba el puño al tiempo en que se ponía en pie.
Luego recogió sus anteojos y tomo el camino hacia sus amigos. Caminaba lento y cabizbajo, no podía creer lo cerca que había estado la primera vez y ahora Draco se la había llevado, seguramente sería simplemente otra de sus conquistas. Llego con Hermione y Ron y se sentó con ellos a la mesa. Ginny, se sentó en la mesa minutos más tarde, estaba sonrojada y mientras trataba de retomar el control sobre si misma pregunto. "¿Ess… tas… bie… en…" tomo un poco de aire "… Harry?" pero este no respondió, permaneció mirando su plato en silencio. Hermione y Ron intercambiaron miradas confusas pero acordaron no preguntar por el momento. Ron descubrió que en la otra mesa detrás de él un Ravenclaw miraba fijamente a su hermana y que era por eso que Ginny actuaba tan extraño. ' ¿Y me molestaba que le gustara Harry?'…
Draco paso el resto de la tarde con Amaya, le mostró todas las tiendas que le parecían interesantes, que si en una el dueño era un enano con la nariz especialmente grande, en otra un mago tan gordo que todo lo hacía con magia para no moverse y al final la acompaño a comprar las cosas que necesitaría en la escuela. Crabbe y Goyle corrieron a su encuentro cuando pasaban frente a Gringotts. Draco dejo por un momento a Amaya y con una seña corrió a sus compañeros.
Después de comprar su uniforme Draco la llevo Eeylops Owl Emporium donde Draco insistió en regalarle su primera lechuza, encontraron a una que era totalmente blanca y con los ojos ligeramente enrojecidos. Amaya quedo fascinada ante la lechuza albina, así que Draco no perdió un instante en pagarla. Salieron de la tienda, ya era algo tarde así la acompaño con sus padres y luego se marcho a Borgin & Burkes donde encontraría a su padre en unos minutos.
Harry miraba por la ventana sin prestar atención a sus amigos o a la comida que tenía enfrente. Draco pasó caminando con la cabeza en alto, pero con la mirada perdida. No notó cuando alguien descubrió su presencia fuera de aquel restaurante y lo observaba fijamente. Harry se levanto y corrió detrás de él. En cuanto lo alcanzo lo empujo contra una pared y lo sostuvo ahí mientras le gritaba.
"¿Por qué siempre te entrometes Malfoy?" Harry había perdido todo el control, estaba enfurecido y Draco era la fuente de todos sus problemas
"¿Cuál es tu problema Potter?" Draco le tomo por las muñecas y se soltó, se acomodo la ropa y lo miro con desprecio. "Además ¿Qué te paso?" toda la ropa de Harry al igual que su cara seguían cubiertas en el polvo de la caída. "Juraría que te estuviste peleando con un perro, que ¿él señor oscuro te ataco de nuevo?" era clara la burla en su boca. "Encuentra una nueva manera de llamar la atención, ¿no crees que ese ya es un truco muy viejo? Potter" y Draco permaneció mirándolo con una sonrisa de satisfacción.
Ron y Hermione llegaron segundos después, parándose detrás de Harry y sujetándolo un poco.
"No vale la pena Harry" Ron trato de llevarse a Harry pero este no dio ni un paso, solo miraba a Draco con todo su desprecio.
"Si, Si. No vale la pena. Mejor llévense a su ídolo, antes de que…" Draco se volteo dándoles la espalda y retomo su camino.
Harry se soltó bruscamente de las manos de sus amigos y volteo a verlos.
"¿Cuál es tu problema Harry?" Hermione lo miraba con la boca abierta.
"Él es mi problema." y se fue dejándolos atrás.
