AN: Gracias a aquellos que me dejaron un review. me encanta saber sus opiniones y escuchar que les este gustando. por favor no dejen de escribir, es muy importante para mi saber de ustedes.
Andrea, no tomes esto como una trampa. ¿OK? Te amo Sis. y Zoto esta es tu oportunidad, tambien te amo Bro.
XXXXXXX
Y camino agitado tras la eterna travesía,
Su corazón abrumado por sus penas, en silencio latía.
Pero su alma fuerte lo mantenía en pie.
Y ante la desdicha no fue a caer.
El enorme castillo sus puertas abrió
Recibiendo al viajero que a él llegó.
¿Cual tranquila sería su permanencia? Nadie respondió.
Pero al menos pronto a su lado tendría a su amor.
Una enorme escalinata frente a él se levantó.
Alumbrada con brillantes luces que lo deslumbró.
Y con el sabor de victoria el avanzó.
Aunque agotado, pero él continuo.
Draco seguía mezclando ideas en su cabeza mientras caminaba hacia el gran comedor. Estaba especialmente cansado, sus brazos le dolían y sentía que moriría si no comía algo pronto. Crabbe y Goyle lo seguían por las escalinatas intercambiando miradas. Unos metros más atrás estaban Harry, Ron y Hermione. Harry también estaba muy cansado después del enfrentamiento con los Dementors, guardaba silencio y subía la escalinata, con la mirada perdida en el suelo.
"¿Qué estará tramando?" Ron señalo a Draco al tiempo en que le susurraba a Hermione su pregunta. Hermione sin pronunciar ni una palabra hizo una seña dando a entender que no tenía idea.
"Solo quiso ayudarnos." Aquella voz, no era discreta, no trató de mantener ese tono casi indescriptible que había utilizado Ron. Agregó Harry.
"¿Quiso ayudarnos? Hasta donde sabemos su padre podría estar trabajando para… y eso significaría que él interfirió. Amenos de que sea parte de un plan mayor." Hermione sonaba totalmente preocupada.
"Que paranoica eres." Ron la miraba al tiempo en que movía con negación la cabeza.
Siguieron caminando hasta que llegaron al gran comedor. El techo mostraba un cielo nocturno muy despejado y estaba alumbrado por velas flotantes. Conforme iban entrando se fueron sentando en la mesa de sus respectivas casas. Luego llegaron todos los de primer año y formaron una fila a la mitad del salón.
Un fénix llevo al frente al sombrero seleccionador, igual de gastado y feo como siempre, este cantó su canción e inmediatamente comenzaron a subir los niños para ser enviados a una casa. Draco se mantuvo sentado, con las manos sosteniéndole la cabeza y sin prestar atención la mayor parte de la selección. Una que otra vez aplaudía cuando alguien era enviado a Slytherin, pero la mayor parte del tiempo solo miraba.
Por otro lado, Harry estaba perfectamente sentado y aplaudía con cada seleccionado, más no le quitaba la vista a Draco ni por un instante. '¿Por que lo habrá hecho?' aplaudía casi como reflejo. Cuando terminaron de pasar Dumbledore comenzó a dirigirse a todos los que se encontraban en el salón.
"Este año también tenemos a una nueva estudiante, que entrará al quinto año." Amaya camino entonces por el pasillo central hasta llegar junto al Sombrero seleccionador. Harry y Draco voltearon para ver como se sentaba en el pequeño banco y colocaban el sombrero sobre su cabeza, contuvieron la respiración e intercambiaron miradas furtivas.
"¡Gryffindor!" el grito del sombrero retumbo en los oídos de Draco por un instante que le pareció una eternidad. Miro a Harry que aplaudía orgullosamente mientras veía como Amaya tomaba asiento en su mesa.
La voz de Dumbledore dando la bienvenida a los alumnos fue como un eco distante. Permaneció mirando la mesa, sujetando su cabeza con las manos, hasta que los alimentos y bebidas comenzaron a aparecer frente a él, más ya no tenía hambre.
Con una palabra toda la ilusión se rompe en pedazos.
Matando a sangre fría al corazón enamorado.
Pues poco sería peor que aquel destino.
Al encontrar a su amor solitario perdido.
Ninguna batalla fue tan cruel
Ni el ocaso o el amanecer.
Ninguna traición abriría tantas llagas
Como en la que ya no se puede hacer nada.
Así permanecerá en la oscuridad
De los corazones que no volverán a amar.
Más no se si perdió la razón.
Pues no se rendirá ante este dolor.
Draco levanto la cabeza decidido a no sentirse derrotado. Miró que Harry se había cambiado de lugar y ahora intercambiaba palabras con Amaya, no podía saber que estaban diciendo, pero le dio la impresión de que él tenía algo que ver, ya que Harry volteo rápidamente hacia su dirección, con una pequeña mirada de desprecio. Draco tomó un vaso y lo levanto en el aire como haciendo un brindis, le lanzó a Harry una sonrisa de victoria y bebió todo el contenido de un solo trago. Harry estaba totalmente desconcertado por esa acción, pero tomó su vaso y también bebió de él. Harry continuo hablando con Amaya sin volver a enfrentar con miradas a Draco.
Draco levanto otro vaso y mirando a todos los de su mesa, vio como todos lo seguían, brindo con sus amigos y comenzó a comer. Nuevamente sentía como el hambre lo succionaba desde adentro. Luego intercambio miradas con una de las chicas de su casa, sus ojos gris-azulados la atraparon como si estuviera hipnotizada.
Cuando terminaron de cenar todas las casas fueron guiadas hasta sus habitaciones. Pero en Slytherin así no se terminaba una fiesta, de alguna manera habían colado al castillo cervezas de mantequilla y Draco había convencido a su supervisor para que no dijera nada, continuaron su celebración hasta avanzada la noche.
Draco tomo a aquella chica que lo había estado observando en el comedor, la condujo hasta un rincón oscuro y comenzó a besarla. Podía sentir como si la chica se volviera de mantequilla, la movía a su gusto, rozaban sus labios y luego Draco le besaba el cuello, no tardo mucho en quitarle y quitarse el uniforme. Todos se habían retirado ya a las camas, así que Draco y su amiguita permanecieron solos y sin ser molestados un largo rato más, las manos de la chica rozaron el pecho desnudo de Draco al tiempo en que él besaba su cuello e iba descendiendo, de pronto él se detuvo y miro a la muchacha que estaba acostada debajo de él, por alguna razón no estaba tan complacido como normalmente estaría, le parecía algo genial el conquistar a otra admiradora, pero este no era el momento adecuado.
Se levanto y se sentó junto a ella en el sillón, "¿Qué pasa?" la chica se mostraba algo molesta por el intermedio.
"No me gusta dar explicaciones." Draco tomo el uniforme de la chica y se lo dio en las manos, esta se puso de pie y trató de besarlo nuevamente en los labios pero él no respondió al beso, solo tomó su uniforme. "Buenas noches." Draco beso en la mano a la chica que comenzó a bañarse en lágrimas. Luego se marchó a su dormitorio. La chica se marcho minutos después ya que había dejado de llorar.
A la mañana siguiente los levantaron temprano y los apresuraron a arreglarse. Las clases empezarían muy pronto y comenzarían con Pociones, con el profesor Snape y acompañados por Gryfindors. Les dolía la cabeza por la falta de sueño, e hicieron todo lo posible para dormir un poco más, pero no pudieron retrasarse por mucho tiempo.
Los días pasaron sin ninguna novedad, tomaban clases, comían y se preparaban para la temporada de Quidditch. Draco veía a Amaya después de las clases y paseaban por los corredores y los jardines platicando. De ves en cuando Amaya tomaba de la mano a Draco pero eso provocaba miradas furiosas del club de fans, así que Draco normalmente la soltaba con algún movimiento suave para que no pareciera que la rechazaba. Pero en el fondo el problema estaba en que le apanicába el compromiso y lentamente comenzó a alejarse de Amaya.
Harry siempre encontraba la manera de estar cerca de ellos y obligaba a Ron a que lo acompañara. En una que otra ocasión Draco evitaba encontrársela después de clases y se fugaba por la parte trasera del castillo para que ella no lo viera y corriera a su encuentro. Cuando esto pasaba Harry se aprovechaba de la situación y le hacia compañía.
"¿Has visto a Draco?" sus conversaciones siempre comenzaban de la misma manera. A Harry siempre le costaba trabajo mantener la calma con eso, pero no quería repetir lo de su intento de cita pasada.
"No. ¿Te gustaría acompañarme con Hagrid?" como siempre evitaba continuar aquel tema lo antes posible. Harry señaló hacia una dirección en el campo y le ofreció su mano.
"No, hoy no puedo. Realmente necesito hablar con Draco. ¿Seguro que no lo has visto?" Amaya se notaba algo extraña, quizás menos distraída y sonriente de lo normal. Harry puso una cara seria y, dejando caer su mano, negó con la cabeza. Amaya entonces miro a su alrededor "Nos vemos en la cena." le dio una pequeña sonrisa y tomo un camino hacia el castillo. '¿Qué puede tener ese niño engreído?' Miro a Ron que estaba unos metros atrás y luego tomaron el camino a la cabaña de Hagrid.
Draco pasó un rato en la biblioteca, le gustaba estar solo entre tantos libros, eran un gran escape de todo lo que representaba ser… él. En muchas ocasiones se preguntaba como sería su futuro, definitivamente no quería ser como su padre, quien estaba enfrentándose a juicios relacionados con Voldemort, y es que realmente él no estaba interesado en seguir ese ideal. Él quería tomar sus propias decisiones, pero sabía que si se enfrentaba a su padre terminaría muerto.
Comenzó a hojear un libro muy antiguo, veía las letras amontonadas en las amarillentas páginas. Tras unos minutos comenzó a sentirse muy cansado y hasta un poco mareado. Cerró el libro y salio al pasillo principal de la biblioteca; se estiro mientras bostezaba con todas sus fuerzas; y justamente al abrir los ojos, vio como Amaya atravesaba la puerta y miraba alrededor. Draco se tiro al suelo sobre sus rodillas sin pensarlo dos veces, miro cual pasillo era el más cercano, gateo lo más rápido que pudo y se escabullo entre las enormes pilas de libros.
Se puso en pie y comenzó a caminar cuidándose de no ser visto; cuando se sintió seguro miró a su alrededor, no recordaba haber estado en ese pasillo nunca, los libros parecían temblar y podía sentir como la corriente de aire había desaparecido por completo. Se puso en pie y comenzó a caminar lentamente hacia el fondo del pasillo, pero este no parecía que fuera a terminar nunca. Miro hacia atrás, parecía que no hubiera dado un solo paso. Miró nuevamente hacia la lejana pared y percibió que una ligera brisa le movía su plateada cabellera.
Le dio la espalda a la puerta, estaba tratando de asegurarse de que Amaya no lo tomara por sorpresa, dio un pequeño paso hacia atrás y luego otro y otro, la distancia aumentaba a cada paso que daba de espaldas, no tardo mucho en sentir que su mano tocaba algo perfectamente liso, giro y se dio contra una puerta de madera, cayendo al suelo bruscamente. Se puso en pie mientras se sobaba la frente y abriendo un poco los ojos vio nuevamente la puerta, no estaba seguro pero no creía haberla visto cuando caminaba hacia la pared.
Abrió la puerta ligeramente y sintió como el aire fresco se escapaba por el orificio, abrió un poco más la puerta y se escabullo dentro cerrándola justo detrás de él. Apareció en una especie de jardín sembrado con rosas gigantescas, de unos tres metros de alto cada una y con unas espinas enormes de al menos veinte centímetros de largo. Los rosales dejaban un camino libre de espinas, así que, Draco decidió caminar hasta averiguar en donde se encontraba. A su alrededor, la brisa hacía bailar a las rosas que parecían estar trenzadas unas con otras, todos los colores se mezclaban amarillas, rojas, rosas y blancas, algunas tenían los mismos pétalos de colore mezclados. Continuo el camino por un largo rato, ya no se sentía cansado, ni mareado. Solo quería saber en que lugar se encontraba.
Llegó a un lugar donde el camino se dividía en tres partes que salían de un circulo. Justo en el centro del circulo había una piedra con una inscripción:
Aquellos que se encuentran perdidos, no piensen,
sigan su camino y se encontrarán a ustedes mismos.
No hay tiempo para tener miedo.
Draco suspiro y miro a los tres caminos mientras estaba recargado sobre la inscripción. 'No me siento perdido, se perfectamente por donde vine. Pero ¿hacia donde voy?' Se sujeto la cabeza un segundo más y sintió como el piso comenzó a temblar, un ruido que provenía de los rosales lo hizo estremecerse. Se levantó y giro en la dirección del ruido. Se escucho nuevamente, solo que sonaba más fuerte, mas cerca; sonó por tercera vez y apareció por enzima de las rosas una especie de dinosaurio, gigantesco, una gruesa armadura de escamas recubría desde su cuello hasta la cola, filosos dientes sobresalían por las fisuras de su boca, se erguía casi completamente sobre las rosas, Draco no podía ver sus pies pero estaba seguro de que estaba parado sobre las espinas sin inmutarse. El monstruo caminaba haciendo retumbar el suelo pero no parecía haberlo visto, todavía.
Draco se agacho un poco, tratando de cubrirse con la inscripción. Sintió como el aire movió su cabello en el sentido donde estaba el inmenso monstruo; y segundos después escucho un gruñido tan fuerte que por poco lo tira al suelo. Las vibraciones del suelo se hicieron más fuertes y mas constantes, se asomo por una esquina para ver al monstruo correr en su dirección, con la misma posición que tendría un rinoceronte envistiendo a su enemigo y la misma rabia salvaje. Draco se incorporo y comenzó a correr por el camino de la derecha, podía sentir como aquella criatura se acercaba más a cada instante. Las vibraciones comenzaron a hacerlo saltar y dar tropezones. Draco cerró los ojos, apretándolos con fuerza mientras trataba de acelerar sus pasos como nunca antes lo había hecho, sentía que comenzaba a quedarse sin aire pero no pensó en detenerse a respirar.
Fue tan rápido y tan concentrado en continuar, que no noto que las vibraciones del suelo ya habían cesado, o como el ruido de sus pisadas retumbaban en un eco seco, ni que el suelo se hacía más duro a cada paso agigantado por la carrera. No abrió los ojos hasta que tropezó con una roca y perdió equilibrio, trató de poner sus brazos enfrente mientras caía, pero no logró evitar golpearse en la frente, calló al suelo levantando una nube de polvo.
Adolorido comenzó a ponerse en pie, le ardía absolutamente todo su cuerpo, las manos estaban un poco ensangrentadas, su frente escurría levemente sobre su cara y sentía como se humedecía su estomago. 'Detesto el sudor, la suciedad y el tener que correr por mi vida.' Draco se limpio la frente con una parte de su capa que no estaba llena de tierra. Miro a su alrededor, en algún momento, de la valerosa huída, había entrado en una cueva. El problema estaba en que la cueva estaba llena de otras pequeñas cuevas que marcaban muchos caminos posibles. La caída había hecho que perdiera la dirección por la que había llegado.
Al tratar de dar un paso sintió como un ardor desgarrante lo doblaba desde el abdomen empapado. Con sus manos intento sujetar su estomago tratando de mantenerse levantado, su cuerpo estaba cada vez más mojado. Recargándose contra una piedra miro una de sus manos, calló al suelo sintiéndose completamente débil, su vista comenzó a nublarse. En lo único en lo que pudo pensar antes de desmayarse fue en su mano… bañada en sangre.
