A/N: Siento Que esta historia no esta llegando a ningún lado y comienzo a cansarme de escribirla. Haré un intento por mejorarla pero por el momento espero disfruten de este capítulo y me den su opinión que sería de gran ayuda. ¡SALU2!
Las criaturas estaban inquietas. Un aire extraño se respiraba por las paredes, el aire, en las habitaciones del castillo e incluso en la parte más oculta de todo el castillo… su escondite. Una nueva fuerza se había formado en algún lugar y eso era un suceso extraordinario, durante los últimos siglos nunca havia nacido otro como ellos. Ellos no nacían, no morían, simplemente existían. Sin embargo ahora algo había cambiado y el balance de su energía colapsaba.
Fueron tiempos tranquilos en el castillo, las criaturas no habían dado señales de guerra y todas las heridas de Harry, Hermione, Amaya y Draco habían desaparecido por completo. De cualquier manera Hermione los tenía todo el tiempo encerrados en distintos lugares para investigar sobre la existencia de estos seres.
"Estoy harto. Mejor me voy" la voz de Draco interrumpió el silencio de aquella mesa en la biblioteca.
"Draco, acaso tienes una idea mejor de cómo enfrentar a estas criaturas" Hermione lo regañaba de tal manera que su voz parecía la de la profesora McGonagall. Harry y Amaya se rieron silenciosamente mientras veían la discusión
Hermione dirigió su mirada hacia ellos de una manera reprobatoria. "Además no sabemos cuando volverán a atacar" su voz adquirió un tono sombrío que hizo que las risitas cesaran por completo. Giró nuevamente hacia Draco "¿Crees que estarás listo para ellos?"
Draco la miro fijamente por unos segundos. "Mmmmm… Si por que no" se levantó y se estiro.
Hermione lo miró atónita. "Es imposible que tomes algo en serio ¿verdad?"
Draco miro a Amaya. "No. No es imposible." Le guiño un ojo y comenzó a caminar hacia la puerta.
"No puedo creerlo" Hermione se acomodó el cabello y acercó otra pila de libros mientras hacía una mueca.
Antes de que pudiera darse cuenta, Harry y Amaya ya se habían levantado y caminaban rápidamente hacia la salida.
"¿Qué?" Hermione los miró alejarse "Esto es increíble" tomo unos cuantos libros y se apresuró a alcanzarlos ya en el pasillo.
"¿Cómo pueden hacerle casó? ¿Acaso ya olvidaste, Harry, que él es Draco Malfoy?" Hermione se paró frente a los tres chicos.
Draco la miró con sorpresa. Harry tomó a Hermione de un brazo y la alejó de donde Amaya o Draco pudieran escucharlos.
"¿Acaso se te olvida que ahora es nuestro amigo?" Harry la miraba consternado
"Será TU amigo, Harry. Y no puedo creer que te comportes igual que él." Hizo una pequeña pausa y negando con la cabeza "Ron tenía razón" Hermione se dio la vuelta y se alejó con los ojos humedecidos.
"¡¡Así se habla! Amigo…" Draco lo había escuchado todo como si hubiera estado junto a ellos.
Amaya lo miro, hizo una negación con la cabeza y se alejó sin decir nada.
'¿Y ella por que se enoja?' Draco la miró confundido. Harry miró como Amaya también se alejaba sin poder entenderlo por completo.
"Vamonos Draco" Harry llegó y lo tomó del hombro.
"Si claro y luego tomaremos el té juntos" Draco le hacía ojitos a Harry mientras hablaba con su característico tono sarcástico.
Harry se rió mientras lo soltaba y le dio un pequeño puñetazo en el hombro. Comenzaron a caminar hacia el comedor sin ninguna prisa.
La nueva amistad entre Draco y Harry era un tema muy sonado en los pasillos del castillo. Todos se preguntaban que trían entre manos, o cual era la verdadera intención de Draco. Estaba claro que cuando aparecían juntos en un salón o en el comedor todo el mundo guardaba silencio, algunos trataban de desviar sus miradas pero otros no podían evitar mirarlos hasta llegar al acoso. Y conforme iban pasando aquel silencio se iba sustituyendo con murmullos inquietantes.
Se separaron en el comedor y cada quien tomo asiento en su mesa. Sin embargo, como siempre, estaban en un lugar donde pudieran verse. Antes había sido para provocarse y molestarse, ahora sería por protección, por costumbre, o por amistad. Fuera cual fuera la nueva razón, nadie podría comprenderlo por completo.
Harry vio entrar a Hermione y a Ron al comedor, estaban serios y sus rostros permanecían sombríos. Pasaron detrás de él sin siquiera mirarlo y tomaron asiento lo mas lejos posible. Comenzaron a susurrarse cosas y a mirar a su alrededor, una vez a Harry otra a Draco y otra mas entre ellos. Draco estaba sentado casi enfrente, se había percatado de que algo andaba realmente mal. Miró a Hermione tratando de entender exactamente de lo que estaba hablando. Volteo la mirada hacia Ron mientras este respondía y de pronto, de un instante a otro, ya estaba escuchando cada una de las palabras que ellos pronunciaban.
"Te digo que fue de lo más extraño que me ha pasado en los últimos días" Hermione le hablaba con preocupación a Ron
"No veo lo extraño en que una persona te pregunte donde está otra persona, en especial si la segunda es tu amiga" Ron no le prestaba mucha atención
"¿No crees que es extraño que una mujer que no es de la casa haya logrado entrar sin llamar la atención?" Hermione lo miraba fijamente
"Dices que conoce a Amaya ¿no?" Ron miro a Hermione un instante luego regresó la mirada a la mesa "Quizá ella le dijo la contraseña"
"Pero nunca la había visto antes en la escuela y por ejemplo ahora no esta en el comedor" Hermione tomo un poco de agua
"No pensarás que conoces a todos los de la escuela y quizá encontró a Amaya y se fueron a otro lado" Ron seguía sin preocuparse.
Sin embargo Draco comenzaba a preguntarse donde estaba Amaya y de quien estaba hablando Hermione, el si conocía a todas las mujeres y había varias que a él no le gustaría que se acercaran a su futura chica.
"No. Pero ella era diferente" miro fijamente un punto y continuo "Tenía el cabello oscuro…"
Hermione comenzó a describir a una chica realmente hermosa, de tez blanca y ojos provocadores, con el cabello tan oscuro que hacía ver a la noche deslumbrante. Ron la miraba sin poder imaginarse a tal musa, estaba claro que una persona así sería conocida por todos.
"Pues cuando la veas me la presentas" Ron se acomodo el cabello y miro a su alrededor.
Draco aguantó la respiración un instante y comenzó a sentirse realmente agitado. Él conocía a la chica de aquella descripción y era un claro ejemplo de lo que él no quería cerca. Giró rápidamente su mirada y se encontró con la de Harry. Sin una seña, ni una palabra ambos se levantaron y corrieron hacia la salida del comedor. Harry comprendía que algo no andaba bien.
Cuando se encontraron en el pasillo ninguna palabra fue pronunciada. Aquel silencio dejaba todo perfectamente claro. Harry sabía que algo le había ocurrido a Amaya y podía sentir como su alma se desmoronaba mientras traía el recuerdo de una Amaya casi muerta y de cómo se le había escapado en aquel desierto infernal.
Caminaron por los pasillos y le preguntaron a cuadros y fantasmas, pero nadie había visto nada. Draco lograba escuchar algunos susurros en las paredes pero no llegaba a entenderlos antes de que desaparecieran en el aire. Se encontraban en un abismo de desesperación, pero al menos se tenían el uno al otro.
Quizás Hermione había tenido razón… Quizá no estaban listos para enfrentarse a las criaturas… Pero ya no quedaba otra opción, si el polvo humano sexy tenía a Amaya ellos la encontrarían.
Maldita sea la noche en que caí rendido ante esos ojos,
Aquellos brillantes reflejos de belleza y amor.
Maldita sea la noche en que apagaron su brillo,
Abandonándome en el vacío de la desolación.
Maldigo al demonio que me ha robado mi sol
Jurando cazarlo hasta que me devuelva el calor
Y no permitiré que se marche dejando el dolor
Ni que lastimen a la amada de mi corazón.
Maldeciré a todo aquel que se interponga
Y matare a criatura que se oponga.
Pues este es mi deseo, mi único destino
Y la búsqueda de mi amada, el único camino.
No habrá oscuridad que a mi voluntad opaque.
Ni luz que deslumbre a mi alma andante.
No detendrán mis pasos los arrogantes
Y no dudaré por aquellos pasantes.
Será hasta el instante en que a mis brazos regrese
Que le permitiré el descanso, que mi alma merece.
Pues no habrá paz en el vació solitario
Ni descanso para el ser que ha amado.
Fue una extraordinariamente larga búsqueda sin sentido. La desesperación los consumía lentamente y comenzaban a imaginarse lo peor. Era ya demasiado tarde para merodear por los pasillos. Incluso se había pasado la hora de la cena y Amaya no aparecía. No tuvieron mas opción que separarse e ir cada quien a su respectiva casa.
Draco dio varias vueltas en su cama sin poder tranquilizarse. Se levantó, se quitó la camisa que le estaba incomodando y caminó hasta la ventana, miro a la oscuridad meditando profundamente. Todo lo que les estaba pasando era demasiado extraño, pero más aun era que solo les pasara a ellos. Estaba claro que algo lo unía a Amaya, a Harry y a Hermione, algo tenían que tener en común para haber sido seleccionados. No podía ser al azar.
Draco comenzó a perderse tanto en sus pensamientos que su cuerpo simplemente dejó de estar presente. No escuchaba aquel sonido de alas acercándose a la ventana y no vio a la lechuza blanca hasta que esta golpeo el cristal abriéndolo frente a Draco, quien por cierto perdió el conocimiento por el impacto de la ventana contra él.
Calló al suelo y permaneció ahí unos instantes antes de que lograra recobrar el sentido. Cuando logró levantarse descubrió que tenía un sobre en su estomago. Lo tomo y lo abría rápidamente.
"Draco. Amaya esta aquí. Parece que no esta lastimada sin embargo no puede recordar nada del día de hoy. No voy a presionarla para que pueda descansar. Solo que siento que pasó algo muy raro, es una idea que no puedo sacarme de la cabeza"
Draco se sujetó el pecho sintiendo una gran tranquilidad. Miro a su alrededor y vio como todo el piso estaba cubierto de plumas blancas vio a Hedwig y sonrió ligeramente. Regresó a la cama y se metió bajo las cobijas, giró para acomodarse y sintió un pequeño piquete en su costado. Busco con su mano por el interior del cobertor hasta que encontró el objeto.
Una ves que lo tuvo en su mano se quedó dormido sin siquiera mirarlo. Mientras él descansaba una pluma plateada brillante que apretaba en la mano se convertía en polvo y se perdía en el aire.
