Capítulo 7 – Esto es personal
"¿A que hora termina esta clase? Ya estoy aburrido…" – se quejaba Ron en la clase de encantamientos.
"¡Cállate! Flitwick puede escucharte y bueno… si, yo también estoy aburrido" – replicó el moreno a su amigo pelirrojo después de que Flitwick terminó de pasar el capítulo 23 de su gran libro.
"Y bueno queridos alumnos…" – continúo el profesor – "Este encantamiento es un encantamiento aturdidor desarmador, ya que además de lanzar lejos a su oponente como lo hace Expelliarmus, también tiene un efecto desarmador en el cuerpo, temporal y sin dolor por supuesto, que hace que las extremidades se caigan de a poco, dejando al otro duelista imposibilitado para continuar el duelo… la verdad, es un hechizo muy difícil de hacer y está prohibido en la mayoría de los duelos oficiales, ya que quien sepa hacerlo, acaba el duelo en menos de 2 minutos…" – el enano siguió – "Y bueno, como tarea para un mes, deben haber aprendido a hacer por lo menos que se caiga una extremidad del cuerpo, y para ello, estarán en parejas…" – el salón comenzó a llenarse de barullos y de gente diciendo ¿Seamos juntos? Pero antes de que pudieran entusiasmarse mucho, el profesor dijo – "…Elegidas por mi" – el salón se llenó de barullos nuevamente… pero ahora reprobatorios – "… bueno, lo siento, pero no siempre podrán trabajar con quien ustedes deseen"
El profesor sacó un pergamino de su escritorio y comenzó a leerlo para ver a quienes emparejaría para la asignación, y después de algunos minutos estaba emparejado todo el salón… excepto.
"Ron Weasley y Hermione Granger… son ustedes dos los únicos que quedan sin pareja, así que serán juntos"
Ambos se miraron con profundo odio. Aquella mirada le dolió más al pelirrojo que a la castaña, ya que gracias a la habitación que había descubierto, su corazón ahora estaba un poco más pegado y no tan trizado, sin embargo, aún quedaban unas piezas frágiles en él…
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"A mi me tocó con Padma Patil" – se quejaba Dean a un extremo de sala común de Griffindor.
"De que te quejas… ella es deliciosa" – Dijo Seamus Finnigan que se sentaba al lado derecho de su mejor amigo.
"Si… claro… pero es más tonta que una puerta" – replicó el chico – "¡Y DE LAS GIRATORIAS!"
"De que te quejas…" – dijo Harry que se sentaba frente a ellos – "a mi me tocó con Neville… quien no es tonto, pero si torpe, eso no lo puedes negar"
"Y ustedes se quejan por eso…" – dijo Ron sentado al lado de Harry – "A mi me tocó con Hermione…"
"¿Pero de que te quejas Weasley? Ella es la chica más inteligente de la clase, y al parecer también de la escuela… es obvio que tendrás una excelente calificación si estás con ella" – dijo Seamus.
En ese mismo minuto, se escuchó a una chica decir la contraseña de la sala común (calabazas enlatadas) al mismo tiempo que se abría la puerta para dejarla pasar.
Hermione, quien se veía bastante extraña, entró a la sala común con la pila de libros habitual y una sonrisa mecánica en su rostro. Desde hace mucho tiempo que la chica se veía así… demacrada. Tenía ojeras en su rostro y los pómulos más marcados que de costumbre, lo que la hacía ver más vieja. Sin mencionar de que estaba mucho más delgada desde la fiesta de Cho Chang, ya que no bajaba a comer para evitar a los chicos.
"Buenas noches a todos" – dijo la castaña mirando a los chicos menos a Ron – "Que tengan duerman muy bien y… díganle a cierto pelirrojo si es que se digna a aparecer, que mañana a las 3 en el periodo libre pedí prestada la sala de aritmancia para practicar la tarea de encantamientos.
Acto seguido, la chica dio media vuelta y comenzó a subir las escaleras hasta su habitación con aire de superioridad en su rostro.
Los chicos que estaban en la sala común se miraron y luego le lanzaron una mirada furtiva al pelirrojo, entendiendo por fin porque le resultaba tan difícil trabajar con la chica más lista de la escuela.
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Era ya un hermoso 4 de octubre en Hogwarts. Afuera la nieve había cesado y conforme salía el sol, aumentaba la excitación de los alumnos debido a la primera visita a Hogsmade del año que sería en sólo unas semanas. Sin embargo, a las 3 de la tarde de aquel día viernes, no todo era calma en el aula de aritmancia…
"Rayos Hermione… ya estoy muerto con el doble periodo de transformaciones¿y además me haces venir aquí a practicar para una tarea que debe tenerse para un mes?"
"Deja de quejarte Weasley" – le decía la castaña mientras dejaba bancos en las paredes con mucha dificultad, y así dejarles espacio para practicar – "Bueno¿comenzaremos el duelo ahora o no?" – preguntó finalmente como si el chico pecoso fuese una especie de retrasado mental.
"Esta bien" – respondió el pelirrojo de mala gana – "Pero si te mato no es mi culpa"
La castaña, furiosa contra su compañero de duelo, no dijo y nada y sólo se puso de espaldas contra el chico para comenzar.
"Ya conoces las reglas" – dijo la castaña
"si… no tienes que repetírmelas" – respondió el chico.
"Bueno… tienes k decir Desarmâte y hacer un pequeño circulo perfecto con la varita para…"
"¡Si, ya sé de que se trata el hechizo Hermione!"
"Entonces no perdamos tiempo"
Ambos chicos comenzaron a caminar en direcciones opuestas. Eran sólo algunos pasos, por lo que cada uno iba contando los suyos con un semblante bastante serio en el rostro.
3, 2, 1…
- "¡Desarmâte!" – gritaron ambos al unísono.
Pero nada sucedió… excepto por Ron, a quien se le cayeron unos cuantos pelos de la nuca, y a Hermione se le cayó un pendiente, pero sólo por efecto de la gravedad.
"Patético…" – rugió Hermione que se encontraba al otro lado de la habitación – "No pudiste hacer ni que se me cayeran los pendientes" – miró con aire de superioridad al chico – "intentémoslo otra vez"
A Ron se le pusieron las orejas rojas de vergüenza. La chica tenía mucha razón, sin embargo, había dicho esas palabras con tanta rudeza y frivolidad, que si no supiese que es Hermione, no la distinguiría… pero ya incluso estaba teniendo dificultades en distinguirla físicamente; la chica estaba pálida como un papel, con unas ojeras enormes y se veía extremadamente huesuda.
Ambos chicos se pusieron de espaldas nuevamente para continuar con el duelo. Debían poder hacer algo más que lo que habían logrado hasta ahora, que era muy poco, y tan sólo les quedaba una hora antes de que comenzara la clase de Aritmancia con los alumnos de segundo año.
"3, 2, 1… ¡Desarmâte!"
Lamentablemente, esta vez, los efectos fueron mucho más notorios; Hermione realizó su encantamiento con tanta eficacia, que a Ron se le salió el brazo izquierdo por todo un minuto, mientras que el pelirrojo por otro lado, había soltado algo mucho más débil que un brazo…
"¡Ron, eres un idiota!" – gritaba la castaña recogiendo su ropa del suelo, quedando solo en el un hermoso conjunto blanco de ropa interior, pero no fue eso lo que llamó más la atención del pelirrojo (extrañamente); Hermione estaba tan delgada, que los huesos se notaban de sobremanera en su cuerpo y sus costillas estaban muy prominentes… definitivamente algo no andaba bien; Se veía enferma.
"¿Qué estás mirando pedazo de imbécil?" – gritó la chica a todo pulmón.
"Na… nada…" – respondió el pelirrojo temeroso – "es sólo que estás demasiado delgada Herms¿Estás comiendo bien?"
"¡Nadie te ha dado el derecho de decirme Herms comadreja!" – gritó la chica aún más fuerte mientras se ponía las prendas que había perdido – "¿Y que te importa si como bien o no?… hace un poco más de un mes me estabas diciendo que estaba gorda… ¡No entiendo a los hombres!" – terminó.
"Hermione… perdonam-…" – pero el chico no alcanzó a terminar de hablar, ya que estaba suspendido en el aire, gracias a un muy bien ejecutado Wingardium Leviosa – "¿QUÉ ESTÁS HACIENDO HERMIONE?"
"Algo que debí haber hecho hace mucho tiempo RON WEASLEY" – respondió la castaña con una sonrisa burlona y lo dejó caer estrepitosamente al suelo, causando un ruido ensordecedor.
Ron casi había perforado el piso, y sabía que se había roto algo… en el momento que su mano izquierda volvió a unirse a su cuerpo y en un intento desesperado por que Hermione no hiciera nada más en contra de él o de alguien más, gritó:
"¡Expelliarmus!"
La castaña voló por los aires hasta el escritorio del profesor y luego a la pared. La varita ya no estaba en sus manos, pero no volvió a levantarse. Una pila de libros le comprimía el pecho y sentía como todo se iba volviendo cada vez más negro… hasta que todo desapareció completamente, y sólo un oscuro abismo rellenaba los lugares más recónditos de su imaginación.
Como mañana me voy con algunos amigos de viaje, decidí subir un capítulo más... por lo menos hasta la próxima semana (quiero dejar esta historia lista antes de entrar a clases el 7 de agosto) ) espero que hayan disfrutado leerla tanto como yo disfrute escribiéndola! y bueno... muchas gracias por los reviews que me llegaron, que por fortuna, no fueron pocos... en todo caso, para subir otro capítulo, esperaré hasta el review 57, antes no... para que se keden con la duda de lo que pasó muajajajajajaja ñaca ñaca n.n
besitos!
Naty/
