Capitulo 11

El rescate.

N/A: Porfin el capitulo 11 gomen por la tardanza () son los examenes finales los que me quitan tiempo.

En los alrededores del castillo , Häggen patrullaba al mando de otros soldados su ultima ronda antes de que llegara el grupo de relevo que los suplirían todo el turno de la noche.

Era ya sabido en todo el castillo que las tropas de no muertos de Labensrau habían encallado en el puerto de Feagris. Esa era la razón por la cual muchos soldados se encontraban patrullando el puerto y los alrededores del castillo, además que se había doblado la vigilancia en el castillo.

Debían estar al tanto de todo lo que pasase en el puerto y alrededores para estar listos en caso de que las tropas de no muertos intentaran algo. Ya que si lo hicieran sin ellos estar listos ese ataque se traduciría en la destrucción de Feagris.

Cabe recordar que la mayor fuerza del ejercito de Labensrau es la infantería de no muertos; cadáveres que obedecen las ordenes de quien los devuelva a la vida, no poseen un albedrío propio pero es compensado con una fuerza física que fácilmente triplica la de cualquier soldado y un increíble resistencia a la magia de todos los elementos menos la luz, siendo esta su único punto débil.

El cual al fin y al cabo no representa un gran problema ya que son muy escasas las personas que pueden usar magia y más aún las que son capaces de usar magia del elemento luz. Esto los hace enemigos terribles para un ejercito de humanos normales.

Siegfried, el padre de Häggen, teniente general del ejercito y comandante de la brigada aérea de dragones de ataque, ha quedado al mando del ejercito de Feagris provisionalmente mientras Radhamis "esta fuera" del Reino.

Él ha congregado a todos los que pueden usar magia de luz en diferentes puntos del castillo y del puerto, ellos esperan que una pira de madera que esta sobre las torres de vigilancia se encienda como señal de emergencia para crear un barrera de luz que encierre a los no muertos dentro del reino y los debilite y que al mismo tiempo impida que los que estén afuera puedan entrar.

Uno nunca podía ser demasiad cauteloso en situaciones como esta.

Häggen estaba acompañado de la chica rubia del club de fans de Rad y de su amigo el chico pelirrojo . Los que habían estado con Radhamis y Häggen desayunando la ocasión anterior.

"!Pe-pero la general podría salir herida¿Cómo se les ocurre enviarla sola a suprimir una rebelión contra el rey?

Preguntaba con indignación la chica rubia ahora que sabía las falsas noticias del supuesto paradero de la general.

El pelirrojo parecía estar nervioso pero aún así, perfectamente exasperado por los comentarios de su amiga rubia.

Hizo que su caballo caminara al lado del de Häggen y le dijo en voz baja.

"¡Ella y las demás fans han estado así toda la maldita mañana! Hasta están organizando un escuadrón de refuerzos para la general ¡Sin autorización de ningún superior!"

A Häggen le salió una gran gota de sudor en la frente.

"Yo habría ido , sin pensarlo dos veces, con la general a luchar contra rebeldes hasta el fin de Gahiel." Balbuceó la rubia, que tenia las manos entrelazadas frente a su pecho y barbilla como si estuviera rezando y los ojos casi tomando forma de palpitantes corazones.

Ahora fue el turno del pelirrojo de sudar.

"Nibenwen..."Dijo el exasperado pelirrojo viendo a la chica rubia.

"¿Si?"

"No creo que tengas la oportunidad de pelear contra rebeldes al lado de la general por todo Gahiel ya que parece ser que la mismísima princesa no esta interesada en nadie que no sea la general y no deja que absolutamente nadie se le acerque."

Häggen vio a Lloyd , con una cara que evidentemente decía: Que cruel eres.

"Ya lo se." Dijo Nibenwen con una sonrisita picara en el rostro que no dejaba ver ni la mas mínima expresión de celos o desilusión.

Lloyd casi se cae de su caballo al ver que la expresión de Nibenwen no era la que él esperaba.

"!Todas sabemos que la princesa ha pretendido a la general casi desde que ella llego al castillo así que le hemos guardado preferencia y somos fans de su relación¡La princesa y la general hacen una pareja maravillosa!"

De pronto la mirada de Nibenwen se torno decidida y determinada.

"¡Es por eso que todas las del club estamos organizando un equipo de apoyo para que la general regrese e impida la boda de la princesa! No podemos permitir que ella se case con ese hombre tan ladino, haría trizas a la general."

Ahora fue el turno de Häggen de caer del caballo.

Pero debía decir que en gran parte compartía la visión y el sentir del club de fans, él tampoco quería de rey a ese papanatas de Yuichiro.

Recordó lo que Wiccan le había dicho en los establos esa misma mañana...

Talvez el club de fans de rad le podría ser útil, ahora que el erudito le había dicho que Radhamis estaba encerrada en mismo castillo y que lo mas posible todo era una conspiración , iba a necesitar gente que el ayudara, hasta el club de fans de Rad podría ayudarle en mucho.

Häggen montó su caballo nuevamente y les explico sus sospechas a aquellos dos. Cómo había visto a Rei y lo que Wiccan le había dicho.

Nibenwen se puso casi histérica, quería dejar de patrullar por irse al castillo a tratar de encontrarla y a avisarles a sus amiguitas del club, pero entre lo otros dos la convencieron de que esperara mínimo hasta que terminaran su turno de patrullar.

No hablaron mucho después de lo que Häggen dijo, cada uno se quedo callado y alerta a lo que debía hacer, por un momento Häggen no pudo evitar recordar como era que se había hecho amigo de la pequeña Radhamis seis años atrás ahora que ya no estaba y no sabia con certeza donde empezar a buscarla.

Aún podía recordarlo. Varios dias después de la llegada de Radhamis al castillo él había sido admitido a la academia militar de Feagris y apenas faltaban unos dias para que su entrenamiento iniciara allá.

Estos serian sus últimos dias como escudero antes de pasar a ser cadete. Después de 6 años de entrenamiento en la academia pasaría a ser elemento activo del ejercito real y con posibilidades de obtener un puesto de alto rango.

No había tenido muchos problemas en entrar a la academia, después de todo él era el único hijo de Siegfried Wegnahst ; Militar condecorado , segundo al mando después del mismo mariscal del ejercito, teniente general de la brigada aérea y descendiente de una de las familias más influyentes y antiguas del reino.

De ninguna manera dejarían de admitir al hijo de una celebridad como él.

Es gracioso como le atribuyen virtudes a uno por el simple hecho de tener otras de otro tipo o por tener algo que ver con alguien que las posee.

Este era el caso del Häggen y Siegfried.

El padre era un héroe del reino prácticamente, era justo y de cabeza fría, pero de ninguna manera era el padre amoroso y dedicado que se le pensaba que era.

Él era frío ,formal y trataba a su hijo como nada mas que otro escudero más. Era raro que el llamase por su nombre, generalmente lo llamaba según su grado. Las únicas veces que llegaba a llamarlo por su nombre eran cuando estaba muy complacido con algo que hubiese hecho

Häggen, por el otro lado, tampoco era la viva imagen de su padre como pensaban los demás; Un sagaz y habilidoso soldado, brillante en estrategia militar y con dotes de líder que el permitieran dirigir a cientos de soldados a una batalla. Su realidad era completamente distinta: Él era un chico despistado, torpe, y con poca seguridad en si mismo. No era brillante en el manejo de las espadas, mucho menos un genio estratega y ni en el lidereo de masas.

Sin embargo Häggen tenía sus propias cualidades; Era un natural en el manejo de alabardas y lanzas, era poseedor de una gran fuerza física pues había heredado el físico de los hombres de la noble familia Wegnahst (muy altos y fornidos).

Era también de sentimientos nobles y podía fácilmente ponerse en los zapaos de las demás personas a diferencia de su padre quien era frío y poco empatico.

Los días pasaron y el día de irse a la escuela llegó. Häggen y los demás novatos fueron enviados en carruajes largos y poco ostentosos hasta la escuela militar.

Fue allí donde vio por segunda vez a la chica que hacia tan solo unos días había llegado al castillo creando un gran alboroto. Häggen la observó bien...

Se veía diferente, ya no tenía ese brillo vigoroso en los ojos ni una sonrisa burlona dibujada en el rostro, era como si algo la hubiese cambiado... y no tardó mucho en darse cuenta del porqué de su mirada ansiosa y su expresión dolida.

La gente hablaba a sus espaldas cuando ella pasaba y se apartaban apenas ella se les acercaba. Los padres que allí estaban despidiendo orgullosos a sus hijos les advertían que no debían juntarse o hablar con gente de la calaña de la "pequeña salvaje" ya que su raza era conocida como una raza ladina y sanguinaria y nada bueno obtendrían de juntarse con ella.

Häggen vio como aquella niña a quien él solo conocía de vista, caminaba haciendo el mayor esfuerzo posible por evitar a la gente y llegar a una carruaje.

Aquí había otro ejemplo de la adjunción de virtudes, o defectos en este caso, por tener relación con alguien que goza o sufre de cierta fama o infamia; Radhamis Vainseldörf , miembro del clan de Fahdiel. Una paria en el reino por el simple hecho de pertenecer a ese clan.

Aunque al principio parecieran ambos estar en situaciones diametralmente opuestas; él siendo saludado y bien recibido por casi todos en el reino y ella siendo la nueva paria de Feagris, en realidad estaba en la misma situación, si tomaban en cuanta que una vez que la gente conocía bien a Häggen quedaban desilusionados al ver lo diferente que era a su padre y acababa siendo excluido, entonces se puede apreciar el parentesco en las situaciones de aquellos dos.

Pasaron varias semanas y Häggen cada vez era más excluido por la gente hasta que llegó un momento que se encontró solo.

Mientras vagaba solo por los jardines de la academia se encontró a la pequeña Radhamis dormida recargándose contra el tronco de un árbol.

Häggen se acerco a ella curioso de como podía dormir tan placidamente sentada contra un tronco de árbol lleno de protuberancias.

Sin darse cuenta de que su presencia había despertado a la pequeña Mavoriana , Häggen siguió observándola.

"¿Y tuh queh querress?" Dijo la pequeña con un tono agresivo y un acento realmente pesado que dejaba notar inmediatamente que estaba hablando un idioma que no era el suyo.

Häggen sin pensar mucho antes de hablar dijo:

"Sólo me preguntaba como puedes dormir en un lugar tan incómodo." El tono casual acompañado de una honesta sonrisa hicieron que la pequeña Radhamis le mirara completamente desconcertada.

Lo que menos esperaba de él era una sonrisa y una confesión tan tonta como la que le había dado, ella esperaba algún tipo de burla o de agresión pero no iba a bajar la guardia así tan fácil.

"Tuh erres el chico deh familia Wegnahst ¿no ser así?" Dijo Radhamis con gesto desafiante.

La sonrisa de Häggen se borro al instante que ella pronunció su apellido y su gesto amable se torno desconfiado ya que ahora él era el que esperaba una burla de ella.

" Entonces tuh ser el " defectuoso."

Häggen la miro con resentimiento, le había llamado justo como las otras personas le llamaban al conocerle realmente y darse cuenta de cuan distinto era a su padre.

"El Defectuoso" Así le apodaban los demás chicos y chicas de la academia.

Justo antes de que Häggen se diera la vuelta para irse indignado la pequeña Radhamis estiró la mano y se presentó de un manera muy peculiar.

" Yo ser "La bestia roñosa" que te llevarra a la perrdición si tu juntarte con ella."

Dijo ella con una sonrisa burlona poniéndose insultándose a si misma y al mismo tiempo poniéndose al mismo nivel que Häggen: el de un persona rechazada por los demás.

La indignación de Häggen desapareció tan rápido como había llegado. En ese momento pensó que Radhamis era alguien interesante; era alguien que sufría de la misma manera el rechazo y mala fama de una situación que no controlaban ellos.

Se dio cuenta que en realidad no eran a nada distintos. Su sonrisilla atolondrada regreso a su rostro, y estrechó la mano de Radhamis quien le devolvió la sonrisa.

" Yo soy Häggen , "El defectuoso" que de Wegnahst no tiene más que la apariencia." Häggen dijo siguiendo el juego de Rad.

Los dos se rieron de sus peculiares presentaciones, de alguna forma Häggen sentía que ese sobrenombre que tanto el molestaba, ahora no le era ya tan molesto. El presentarse como se presentó ante la pequeña "bestia" era, en cierta forma, como burlarse de aquellos quien le habían llamado así y ahora el sobrenombre no tenía tanto efecto en el como hace diez minutos.

Aun siendo lo rechazados y los que todo el mundo pensaba que serian incapaces de graduarse, lograron los dos colarse entre los mejores cadetes de la academia volviéndose inseparables amigos.

El hijo inepto de una de las familias mas famosas del reino y una niña extranjera perteneciente a una raza odiada por muchos des de los tiempos de la primera guerra.

Häggen aun sonreía después de haber recordado como conoció a Rad, como los dos se volvieron amigos y se metían en problemas juntos, como el incidente donde accidentalmente dejaron escapar a odas las gallinas de los gallineros del castillo y los dejaron sin comer por 2 dias, tuvieron que cazar ratas para comer.

El turno de guardia del equipo de Häggen terminó y los tres se separaron. Lloyd y Nibenwen acordaron esperar mas información de el en el transcurso de la noche y el día siguiente.

Ellos se dirigieron a sus habitaciones en el dormitorio de los soldados y Häggen al castillo donde buscaría a Wiccan para enterarse lo que planeaba.

Cruzó por la puerta de la cocina y entro a esta. Había mucho bullicio allí dentro pues era hora de la cena y la mayoría del ejercito estaba ahí.

Häggen percibió el aroma de lo que servían de cenar; Estofado de carne. En situaciones normales Häggen ya estaría sentado a la mesa comiendo un segundo plato de estofado, pero en estos momentos no tenía nada de hambre y tenía cosas mas importantes que hacer que sentarse a comer.

Salió de la cocina y caminó en dirección a la biblioteca, podía ver a través de las ventanas como lo soldados, uno tras otro, iban formando escuadrones. Era notorio que el reino estaba amenazado por las tropas de Labensrau.

Häggen no tenía ordenes de formar escuadrones ni de hacer nada , así que hasta que no recibiera ordenes él podía hacer lo que quisiera con su tiempo libre.

Así que se dirigió a la biblioteca, seguro allí encontraría a el profesor. Realmente no tenía interés de ir a ver a Rei, no estaba del todo feliz con ella ya que se casaría al día siguiente con el petulante Yuichiro, ya sabia que no tenía mas alternativa que esa pero aun no quería saber nada de Rei.

Se dirigió directamente hacia la biblioteca, esperan encontrar al anciano allí dentro.

Abrió las puertas con cuidado de no hacer mucho ruido, después de todo ésta era una biblioteca. Inspeccionó el lugar con la vista y efectivamente allí haciendo como que estaba muy ocupado leyendo varios libros difíciles y tratados de magia. Häggen se acercaba a la mesa donde él estaba cuando escucho claramente en su cabeza la voz irritada del anciano frente a él.

---¡Idiota¡¿Qué haces buscándome tan campantemente!--- Ante el menudo susto que se llevó, Häggen se tropezó con una silla y calló de cara al piso gritando ante un inminente aplastamiento de cara contra el piso.

Con las manos en su nariz Häggen y lagrimas en los ojos se levantó rápidamente y volteo a ver si las demás personas que estaban allí leyendo no habían escuchado también al gritote que le pegó en anciano, ellos no veían al anciano sino a Häggen con expresiones molestas por el ruido que había hecho.

Él miró al anciano, aun seguía viendo sus libros difíciles y parecía no haberse dado cuenta de que Häggen estuviera allí.

---Estoy hablándote por telepatía, muchacho atolondrado, deja de hacer tanto escándalo y haz lo que te diga.---

Häggen se quedó casi paralizado donde se había parado, esperando las ordenes.

"Primero que nada , quítate la mirada sorprendida de u rostro y haz como que estas leyendo un libro lo suficientemente lejos de mi como para que nadie sospeche que estas aquí para verme, me están vigilando."

Häggen discretamente inspeccionó de nuevo el área con la mirada, notó a un par de los guardias de la escolta personal de Yuichiro vigilando a Wiccan.

Häggen se dio vuelta en dirección contraria a donde se encontraba el erudito y entro en uno de los pasillos entre los estantes de madera llenos de libros viejos.

Esto pareció despistar a los escoltas del pesado príncipe ya que estaban esperando el momento en que Häggen se le acercara al profesor para avisárselo a Yuuichiro.

Häggen intento comunicarse ahora con el profesor por medio de telepatía, era una materia básica de los cursos de magia en la academia. Obviamente los soldados de Yuichiro esperarían que el tratara de hacer contacto con alguien por medio de métodos mas avanzados pero el usar algo básico como esto no les cruzaría la cabeza por ende convirtiendo la telepatía en el modo optimo de comunicación con Häggen.

--- ¿Profesor, puede escucharme?--- Pensó Häggen mientras se concentraba en ver al profesor en su mente.

---Si... Häggen, escucha bien lo que voy a decirte... Radhamis está encerrada en el calabozo de la torre oeste en un celda de confinamiento solitario. Debes conseguir ayuda de otros soldados ya que sin ayuda no podrás sacarla de ahí. Tienes que liberarla mañana por la mañana antes de que la boda comience para poder impedirla.---

Häggen notó que el profesor estaba realmente al borde de un ataque de ansiedad y nervios, intentó hacerlo explicarle bien la situación a la que se enfrentaba, un soldado no puede nunca ir a una misión de la cual no sepa la situación.

--- Profesor , dígame que es lo que esta sucediendo en el castillo. No han pasado más que cosas extrañas desde que llegamos de la academia. Primero la quimera, Rei recibiendo cartas de personas vestidas en tunicas negras, la desaparición de Radhamis y ahora la boda de la princesa con Yuichiro. Yo no sé que esta pasando.

---Oh Häggen, todo se ha complicado terriblemente. No tienes idea de cómo.--- La voz del anciano parecía un lamento más que una explicación.

--- Tanto el rey ,Yuichiro y yo tenemos la culpa. Yuichiro Nos amenazó con declararnos la guerra si Rei no accedía a casarse con él desde el día que llegó aquí. Tu sabes el poder que ha tenido Labensrau desde hace algunos años hasta ahora. No tuvimos otra opción más que aceptar, pero las cosas se han complicado mucho mas. Fuerzas mucho mayores que la de Labensrau y su ejercito de muertos vivientes se han interesado en la princesa. La situación cambió. Si casamos a la princesa con Yuichiro estaremos estorbando su camino... Ohh Häggen ¿tu sabes qué es lo que le pasa a uno cuando osa interponerse en el camino de aquellas fuerzas?---

Häggen no contestó, lo que había comprendido era que por laguna razón todos parecían estar interesados en su futura reina. Radhamis, aquellas fuerzas de quien Wiccan habla, y Yuichiro.

--- Son erradicados de la faz del mundo. Castigo divino, Häggen. Al principio pensábamos aprovechar aquello para que sólo mataran a Yuichiro. Pero todo se complico cuando Rei fue elegida por aquellas fuerzas para hacer algo que tiene que ver con Radhamis. Si casamos a Rei con él provocaremos la ira de los dioses y de los dragones, podrían destruir a todo el reino si lo quisieran con tan solo chasquear los dedos. ¡De una guerra contra Labensrau posiblemente podamos sobrevivir, pero de un ataque directo de los dioses no! Es por eso que hay que sacar a Radhamis del calabozo y ayudarla a impedir la boda aunque ello nos lleve a la guerra. Morir en una guerra seria un muerte agradable al compararla con la muerte que los dioses nos darían---

Häggen aun no entendía del todo lo que sucedía y porque pero sabia bien que es lo que debía hacer: sacar a Rad de la celda, impedir la boda y naturalmente prepararse para una guerra segura contra las fuerzas armadas de Labensrau... tendrían que pedir refuerzos al reino de luna.

--- Häggen esto es lo que debes hacer---

Wiccan le dio instrucciones claras de cómo proceder mañana, y en cuanto Wiccan termino de dárselas, él cerró el libro que pretendía estar leyendo caminando casualmente se retiro en dirección al cuartel de los soldados a avisar a Lloyd, a Nibenwen y al club de fans quienes estarían esperando noticias de Häggen. Talvez las chicas del club de fans de Rad estaban un poco obsesionadas y eran un tanto atolondradas pero eren miembros efectivos del ejercito que se habían graduado de la academia y por lo tanto igual de competentes que cualquier otro soldado, solo tenían gustos un poco... "raros".

Cuando Häggen estuvo fuera de el castillo, corrió por los jardines hasta llegar al cuartel de los soldados. Llegó, abrió la puerta de golpe y encontró al club de fans en pleno esperándolo en la sala común de los dormitorios de chicos y de chicas.

Entró y un hombre maduro alto y bastante fornido y rubio llamó su atención.

Hubo un silencio incomodo entre los dos cuando se quedaron viendo...

"Papa... Q-quiero decir¡Señor!" Dijo Häggen torpemente mientras saludaba militarmente a ese hombre, quien era nada más y nada menos que Siegfried Wegnahst, segundo al mando del ejercito de Feagris y padre de Häggen "el defectuoso".

" Descansa. La Sargento Nibenwen me mandó llamar porque darías información de donde se encontraba en realidad la general." Dijo él refiriéndose a Radhamis.

Häggen, aunque nervioso por la presencia de su padre en la habitación , habló de la verdadera situación de la general. Decidió dejar de lado el decirles a los soldados que todo era porque lo dioses destruirían el reino y que lo mas seguro habría guerra contra Labensrau. Eso los pondría en histeria total y todo se arruinaría.

Manejó todo como una trampa que le había hecho Yuichiro al reino de Feagris para adueñarse de él y así poderse casar con la princesa.

La reacción de las soldados (habían uno que otro chico en el club de fans pero casi la mayoría eran chicas de variados rangos de edad) era al esperada todas estaban determinadas a terminar con la boda.

Al finalizar el discurso de Häggen todas las fans hicieron un circulo y pusieron las manos al centro como si fueran un quipo de deportes dándose una porra ellos mismos solo que en vez de darse un porra hacia ellos gritaron algo un tanto vergonzoso como si de un grito de guerra se tratara mientras alzaban las manos hacia arriba:

"Uno... dos...TRES !Por que el amor verdadero triunfe!"

Siegfried , Lloyd y Häggen se quedaron estupefactos y sintiendo algo de pena ajena de los fans. Tal era su impresión que sus ojos se habían reducido casi a puntos negros y su rostro tenia una expresión como la que uno tiene cuando se da cuenta que tiene diarrea.

"Los frikis... si que dan un poco de miedo." Dijo Lloyd una vez que pudo hablar y tanto Siegfried como Häggen se limitaron a asentir con la cabeza ya que ellos seguían aun muy sorprendidos como para hablar.

Häggen después de recuperarse de la impresión se dedico entonces a discutir la estrategia a seguir, la boda sería a medio día así que había que preparar todo para el día siguiente...

Mientras tanto en la celda donde se encontraba Radhamis encerrada, la mujer de túnica negra es materializaba.

Ella se acercó al cuerpo vegetativo de Radhamis. Y notó como algo parecido a una espuma sanguinolenta escurría de el agujero de la mascara de metal que correspondía a la boca.

También habían unos finos hilos de sangre que salían de los ojos, nariz y oídos de ella.

Dos palpitantes protuberancias puntiagudas emergían de su espalda, como si trataran de romper la piel de la espalda para que algo saliera.

" E'i esse a Fahdiel...Lle del' sal' prestien e'a dos shanorte tan' iale avaene dos fia... (En el nombre de Fahdiel, tu cuerpo aun se transforma en adulto aún sin tu alma dentro...)"

La mujer, sin dejar de esconder su rostro bajo la capucha , se acercó al cuerpo de Radhamis y tomó el obantish en su mano mientras este centelleaba aleatoriamente.

"Sina norie caela a'onin nossa serke, i fahor a'nossa...I serke a harana caela a'na miul a'cael lle. Iire lle natul dae'shanorte ta nauva na brow rye oninea fahor am'lle nauva yest dos lema. ( Este reino nos debe el precio de tu existencia... la sangre del rey debe ser derramada como pago. Cuando seas adulto será el tiempo de que él pague y de que comiences tu viaje...)"

Miró con detenimiento como al cuerpo inmóvil de Radhamis seguía cambiando y transformándose en lo que pronto sería un adulto, las protuberancias de su espalda ya estaban rompiendo la ropa e incluso la piel donde desde dos rasgaduras en ella dejaban entre ver una piel rugosa y negra... Los ojos de Radhamis se estaban volviendo diferentes; la esclerótica (parte blanca del ojo) era de un color rojo que poco a poco comenzaba a convertirse en negro haciendo que los ojos de ella se vieran completamente como los de un dragón.

La mujer encapuchada sonrió de entre las sombras que escondían su rostro...

Diciendo esto la mujer de negro se desvaneció entre las sombras de la celda tan repentinamente como se había materializado.

El contenido del obantish centelleaba alarmadamente, pues aquel contenido, que era el alma de Radhamis, podían entender perfectamente lo que ella le decía...

Y era casi medianoche en el castillo ya todas las actividades , exceptuando la de los muchos centinelas que estaban montando guardias en todo lo que es el puerto y el castillo de Feagris y las de las costureras del vestido de bodas de Rei, habían terminado y la gente se estaba yendo a dormir pues mañana sería el día de la boda.

Rei, no había salido de su habitación, ni siquiera cuando las sirvientas hubieron terminado el trabajo de tomarle las medidas para hacer lo arreglos al vestido de bodas. Estaba sentada en su cama viendo arder el fuego de su chimenea con mirada ausente.

Estaba completamente exhausta de tanto llorar en silencio pero aún así lagrimas seguían corriendo por sus ya húmedas mejillas y no podía dormirse, al parecer el intentarlo la hundía aun mas en la desesperación que el mantenerse despierta mirando las llamas en a chimenea.

Ya estaba de pijamas las sirvientas prácticamente la habían vestido en su camisón de dormir y tenia entre sus brazos la camisa de Rad que traía.

Su cuarto estaría completamente a oscuras de no ser por la chimenea encendida estaba tan absorta en sus pensamientos que no notó al chico vestido con túnica negra materializarse en su habitación.

Rei de pronto comenzó a sentir un pesado sopor apoderarse de ella, dentro de unos cuantos minutos cayo de lado en su cama y durmió pacíficamente.

El chico se le acerco y la vio dormir con una extraña expresión en su rostro, era compasión y empatía...

Mientras dormía, él le dijo en voz baja en el dialecto de los humanos :

"Creo que estoy empezando a entender lo que ve Ryële en ti... La visión de la aldea ..."

Se acercó más hasta estarle hablando al oído.

"Si en verdad eres esa niña, no te cases con él..." Dijo él en tono de preocupación.

"No quiero hacerlo... Mi reino... no tiene oportunidad..." Dijo Rei, contestando entre sueños.

"Una guerra contra humanos es posible ganarla ... una contra los dioses no."

Insistió Lafurne viendo en varias direcciones mientras hablaba, vigilando que su compañera no estuviese cerca.

"...Radhamis..." Fue lo único que dijo ella esta vez mientras un par de lagrimas nuevas caían sobre su edredón.

Lafurne decidió apresurarse, podía sentir la presencia de Ryële moverse, ya no estaba en la celda con Radhamis.

"Si te niegas a casarte en la boda, tendrás a Radhamis de regreso..."

Diciendo eso Lafurne se apresuro a salir de la habitación, dejando a Rei dormida en su cama.

Esa noche Rei tuvo un sueño extraño nuevamente, no era un visión. Solo se soñó negándose ser la esposa de Yuichiro y en el instante donde ella decía que no Radhamis llegaba a salvarla montada en un caballo y se la llevaba lejos a un lugar done ella no era más la futura reina de Feagris ni Rad la bestia de Fahdiel.

Las horas pasaron y Rei fue sacada de su mundo maravilloso por una voz conocida.

"Rei... Despierta. Ya es hora" Era Minako despertándola..

Por un momento pensó que era un día normal como cualquier otro donde Minako la despertaba para arreglarse y que después de eso vería a Radhamis en el desayuno peleándose con Häggen por la última magdalena de la canasta de pan.

Pero abrió bien lo ojos y vio a Minako vestida de manera muy elegante y con un rostro serio. Algo blanco llamó su atención en el perchero de su guardarropa.

Minako vio lo que Rei veía.

"Lo trajeron las costureras esta mañana, al parecer no durmieron en toda la noche por terminarlo..."

Rei no contestó, sólo miró el majestuoso vestido con gran tristeza y desprecio. Rei jamás había sentido en su vida tal deseo de haberse quedado dormida para siempre, soñando el aquel mundo maravilloso donde ella podría estar con Radhamis .

"El sueño... " Repitió Rei en un murmuro que apenas ella pudo escuchar. De pronto sintió como un pequeño de luz se comenzaba a vislumbrar en la penumbra que era su vida en esos momentos.

¿Qué si se negaba a casarse?

Una frase llego a su mente, reafirmando ese pequeño haz de luz.

Una guerra contra los hombres es posible ganarla , una guerra contra los dioses no.

No entendía muy bien a de donde había salido esa frase ni a que se refería pero ella no tardó en darle un significado.

"Minako..."

"¿Sí?"

"¿Crees que podamos ganar una guerra contra Labensrau?" Dijo Rei.

" Rei, se como te sientes pero no es momento de hacer castillos en el aire... nuestras fuerzas aunque poderosas no tienen ningún efecto sobre no muertos. Necesitamos soldados que puedan emplear magia de luz. Feagris es el reino de las flamas... ese nombre viene del elemento de nuestras fuerzas; fuego Rei, fuego, no luz. No se si sobrevivamos lo único que es seguro es que enviaremos a nuestros soldados a una guerra que de antemano sabemos que no tenemos muchas posibilidades de ganar."

"Tienes razón... no se en que estaba pensando..." Dijo Rei decepcionada, pero por laguna razón aun sentía que el rayito de luz aun seguía brillando...

De pronto tocaron a la puerta.

"Deben ser las siervas que van a ayudarte a prepararte par la boda." Dijo Minako mientras se levantaba a abrir la puerta.

Un grupo de diez sirvientas entró alistadas odas con alfileres, listones, hilos blancos y flores para hacer un majestuoso ramo.

Las sirvientas jóvenes parecían realmente emocionadas de que la princesa fuese a casarse ya que podrían ver una gran despliegue de lujos y una boda "romántica" a sus ojos.

Las sirvientas mas grandes y que comprendían lo que realmente sucedía con el ejercito de Labensrau en los dominios de Feagris tenían la misma expresión grave que Minako tenía en el rostro.

Las sirvientas de mas edad se llevaron a Rei al baño casi a rastras y le ayudaron a bañarse ya que Rei no parecía tener las ganas ni las energías como para arreglarse.

Los minutos pasaban tan lento que pareciese que se arrastraran las agujas del reloj de péndulo de la habitación de Rei...

Eran las 9 de la mañana cuando Rei salió de la tina con un par de sirvientas secándola con toallas. Minako miró como Rei en realidad parecía una muñeca sin la habilidad de moverse por si sola... todo lo hacían las sirvientas. Ella jamás había visto los ojos de Rei tan vacíos. Era como mirar directamente a un par de pozos sin fondo color púrpura.

Minako lo encontró extraño, pero encontró en esa mirada un gran parecido a la mirada que Radhamis tenía cuando estaba sola; sin Häggen o sin Rei...

"Radhamis, donde diablos te fuiste..." Pensó Minako mientras miraba a la muñeca de trapo que era ahora su amiga.

Mientras tanto en el cuartel de los soldados un grupo de varias chicas y algunos chicos : Siegfried, Häggen, Lloyd y Nibenwen entre ellos salió a los jardines. La seguridad del castillo estaba más fuerte que nunca con grupos de quince soldados patrullando cada área en lapsos de tiempo de cada diez minutos.

Siegfried y Lloyd se separaron del grupo y le dijo a los dos lideres (Häggen y Nibenwen).

"Agruparemos a todo soldado que no tenga ordenes de vigilar el castillo cerca del camino a la catedral de Feagris. Allí el sargento Lloyd se quedara a cargo y esperara a que lleguen ustedes con la general. Mientras tanto yo iré solo a la boda , si falto sospecharan que algo esta pasando."

Dijo Siegfried antes de retirarse con Lloyd.

"Ahora lo único que tenemos que hacer es encontrarla." Dijo Nibenwen.

Diciendo esto cada grupo se separó a hacer lo acordado. Aún habían cuatro horas para que comenzara la boda, la catedral de Feagris , donde había sido el entierro de la madre de Rei, estaba a una hora y media de camino del castillo a caballo. Así que eso les dejaba tres horas y media para completar la misión.

En grupos de tres se fueron dirigiendo hacia la torre oeste, siendo el grupo conformado de Häggen Nibenwen y otro chico el primero en llegar a la torre .Mientras se acercaban a ella notaron que algo blanco y grande de alas negras volaba encima de la torre.

"Es... ¡la quimera!" Dijo Häggen sorprendido de verla. Después de todo no había sabido nada de ella desde hacía dos días. Al parecer se había ido del castillo cuando Rei y Rad habían tratado e huir del reino en busca de Radhamis.

Y al parecer la había encontrado ya por medio de su olfato, después de todo Radhamis tenia un aroma muy distintivo.

Nibenwen y el otro soldado ya estaban apresurándose hacia la torre cuando Häggen notó algo de la quimera y detuvo a los otros dos.

Ella parecía estar atacando a alguien.. o mas bien defendiéndose.

Un grupo de siete soldados, vestidos con el uniforme de Labensrau estaban montando guardia en la entrada de la torre y estaban peleando con la bestia de 1.80 de altura a la cruz.

Dos soldados ya habían sido vencidos, estaban tirados en el suelo heridos de gravedad.

Era bastante irónico como habían tantos grupos de soldados patrullando de Feagris y ninguno de ellos se detenía en sus actividades a ayudar a los soldados de Labensrau.

Otro mas cayó ante las garras y las fauces de la ágil quimera que aún siendo superada en numero estaba consiguiendo inutilizar a los soldados que peleaban con miedo ante aquel animal.

Uno intentó darle con una pesada hacha pero la quimera lo esquivó

Mordió a uno con sus enormes fauces en el abdomen y con un movimiento brusco de la cabeza lo envió a volar unos tres metros dejándolo inconsciente.

"Reforzaron la seguridad de la entrada..."

La quimera tenia manchadas sus patas y fauces con la sangre de los infortunados soldados de los que ahora solo quedaban tres.

Häggen vio que ahora estaban en equidad de numero y sacaron sus armas. Los otros tres soldados restantes la ver a Häggen y los otros dos además de la quimera decidieron emprender la huida.

"Nibenwen detenlos o alertaran a los demás."

Nibenwen sonrió confianzudamente y apuntó su ballesta a las piernas de uno de los soldados y disparo. Este cayó incapaz de moverse más, hizo lo mismo con los otros dos mientras Häggen y el otro chico abrían la puerta y arrastraban a los inconscientes soldados dentro del calabozo y los metían a todos en una celda. La quimera se adelantó en adentrarse en el calabozo oliendo el suelo en busca de algún rastro de olor de su ama.

Häggen entrecerró la puerta una vez estuvieron todos adentro y los soldados de Labensrau encerrados en un celda vacía.

Un grupo más de tres llego y entro al calabozo entrecerrando la puerta como lo había hecho Häggen.

"Jejejeje, los patéticos soldaditos de Feagris cayeron..." Oyeron a la voz de un hombre de entre una de las celdas y pronto se oyeron muchas más voces que reían junto con la voz anterior.

Uno a uno fueron saliendo soldados y más soldados de Labensrau de entre las celdas.

"U-una emboscada..." Dijo Nibenwen aun sin poder dar crédito a sus ojos.

En un pasillo de dos metros de ancho y siete de largo habían fácilmente veinte soldaos de Feagris armados y listos para acabar con los seis soldados y la quimera de Radhamis.

"Así es niñita... ¿realmente creían que nuestro señor iba a dejar desprotegida la celda de la perra nórdica esa?"

Un grupo más de tres llegó eran ahora nueve.

"¡Häggen¡Hay soldados de Labensrau rodeando la torre¡Los demás no pueden pasar se han quedado combatiéndolos afuera!"

Häggen maldijo, eran solo nueve soldados contra veinte, tenían a la quimera pero el problema era que sólo obedecería ordenes de Radhamis o los atacaría en defensa propia...

Häggen se le ocurrió un idea. Se le ocurrió un nombre cualquiera con el cual llamar a la quimera y ordenarle que siguiera buscando a la general para que entonces los soldados la atacaran y ella se defendiera y acabara con algunos soldados reduciendo la ventaja que los soldados de Labensrau les llevaban.

"¡Israfel¡Ve y encuentra a Radhamis!" La quimera siguió oliendo el lugar en busca de Radhamis. En realidad no había escuchado la orden de Häggen pero la orden que dio y la acción que ella realizaba daban la apariencia de que la bestia enorme obedecía a Häggen y los soldados cayeron en el juego de Häggen.

" Me temo que eso no será posible mocoso." Dijo el comandante del pelotón.

"¡Maten a la bestia!" Ordenó él y al instante diez soldados se lanzaron a atacar a la quimera mientras el resto se lanzaba contra los nueve de Feagris.

El juego de Häggen había resultado ahora eran nueve contra diez la diferencia no era tan grande.

Häggen usaba alabarda, la cual no era un arma idea para espacios tan cerrados como ese pasillo, no tenía mucho espacio donde maniobrarla así que decidió atacar con magia.

Nibenwen usaba la ballesta , no había mucho problema. En el resto del grupo habían tres espadachines dos magos y dos arqueros más.

Los espadachines se lanzaron a atacar inmediatamente mientras los arqueros y magos se quedaban en la formación de atrás disparando flechas y encantamientos en cuanto un espacio se abría por donde atacar.

El sonidos de espadas chocando, de encantamientos de magia, gritos de guerra y los rugidos de la quimera llenaron el calabozo.

La quimera pronto terminó con tres soldados, pero había recibido ya varias heridas en las patas, pecho y lomo.

Häggen se enfrentaba con el comandante del pelotón, un espadachín.

Puso un sus manos frente a el como su estuviera sosteniendo una esfera.

"Poldor Quaelum." Dijo el en voz alta y dos esferas verdes traslucidas aparecieron en sus manos.

El comandante del pelotón se lanzó corriendo hacía Häggen, espada lista y en alto para cortarlo.

Häggen también corrió hacía él pero justo en el momento donde el comandante blandió su espada Häggen brincó hacia atrás esquivando el corte y haciendo que ahora el espadachín estuviese indefenso ya que había puesto tanta fuerza a su golpe que este al fallar le hizo girar y ahora estaba casi de espaldas a Häggen sin posibilidad de volver a atacar.

Häggen ahora lanzó una de las dos esferas verde traslucidas al comandante. Esta le pego en la espalda y la pequeña esfera incrementó exponencialmente la fuerza del golpe e hizo que el comandante saliera despedido contra una pared. El golpe que se dio contra ella fue tan fuerte que el comandante quedó inconsciente.

"Aiglos Band" Dijo Häggen mientras tocaba al inconsciente comandante y una capa de hielo comenzó a cubrir su cuerpo instantáneamente.

"¿Mocoso? Mejor un mocoso a un anciano decrépito y lento diría yo." Dijo Häggen en tono burlón al comandante congelado.

Otro soldado se lanzó hacia el con espada en mano al cual le lanzó la otra esfera de Poldor quaelum lanzándolo también lejos de Häggen y haciéndolo chocar contra otros soldados que cayeron al suelo.

Nibenwen aprovechó la oportunidad y les disparó con la ballesta matando a uno por haberle dando en el pecho, inutilizando a otro por haberle dado en las rodillas. Sin embargo Falló en darle al ultimo.

Estaba apunto de lanzarle un encantamiento a Nibenwen cuando recibió un fuerte zarpazo de la quimera la cual estaba detrás de él. Häggen corrió a ayudar a la quimera mientras esquivaba la lluvia de flechas de Nibenwen y los demás arqueros.

Un soldado armado de una hacha se preparaba para cortar una de las patas de la ya muy lastimada quimera.

"¡Poldor rimbor!" Los puños de Häggen comenzaron a brillar con una luz azul antes de que él le conectara un gancho al soldado del hacha, tirandolo al suelo por la fuerza incrementada del golpe por la magia.

La mayor parte de la magia de Häggen era del tipo que incrementaba su fuerza física, la cual era bastante considerable.

Tomó el hacha de su contrincante y la lanzó hacia atrás, Incrustándola en la espalda de un arquero enemigo quien cayo muerto al instante dejando paso libre a la flecha de uno de los arqueros de Feagris a que cayera en el pecho del soldado del hacha quien empezaba a levantarse, hiriéndolo de gravedad en el estomago.

Häggen entonces vio como dos flechas perdidas alcanzaban a uno de sus arqueros, dándole en el costado y dejándolo tirado en el suelo, posiblemente muerto o mal herido.

Nibenwen descubrió de donde provenían las flechas que hirieron a su compañero, un arquero que estaba peleando con la quimera.

Tomó una flecha y antes de ponerla e su ballesta la hechizo:

"¡Aiglos pilin'!" La flecha comenzó a brillar con una luminiscencia azul claro y entonces se la disparo al arquero, la flecha le pegó en el hombro pero al estar encantada la flecha este hombre comenzó a congelarse de la misma manera que Häggen había congelado al comandante. Convirtiéndolo en una estatua de hielo la cual la quimera destrozó en mil pedazos de una mordida.

Esparciendo pedazos de cadáver congelado por el piso del calabozo.

Dentro de poco de los veinte soldados enemigos que habían solo quedaban tres y de los nueve de Feagris solo quedaban 5 en pie.

La ventaja ahora estaba del lado de Feagris... y los tres soldados al ver a la quimera y los otros cinco hicieron lo único que les quedaba para no ser capturados.

Tomaron sus espadas y las clavaron en sus abdómenes desentrañándose ellos mismos antes de ser tomados como prisioneros de guerra.

Del grupo de Häggen habían afortunadamente no había muero nadie pero su habían heridos de gravedad que si no eran atendidos morirían por sus heridas.

Häggen miró a la quimera, había sufrido bastantes heridas pero aun así se encontraba de pie con la capacidad de seguir buscando.

Él sintió pena por haber usado así a la quimera, pero de otra forma no habrían logrado sobrevivir a la emboscada.

"Lo siento" Se encontró él pidiéndole disculpas a la quimera. Este le miró fijamente... y le dio un lengüetazo en la mejilla.

Al parecer de alguna forma le agradecía por haberle ayudado contra los soldados que le atacaban.

En eso abrieron la puerta del calabozo. Todos prepararon sus armas nuevamente...

"¡Häggen, Nibenwen¿Están allí?" Era una de las chicas de su grupo de rescate .

"¿Hilda? Estamos abajo hay cuatro heridos. Ayúdenos a sacarlos ." Dijo Nibenwen al reconocer la voz de una de sus amigas.

"Ustedes cuantos perdieron." Preguntó Häggen seriamente mientras buscaba las llaves de la mazmorra entre los cuerpos de los soldados enemigos..

"Dos muertos y siete heridos... pero los heridos no están tan mal. Éramos mas que ellos así que no sufrimos tantas bajas. Éramos alrededor de veintiuno contra quince." Dijo ella mientras varios soldados entraban para sacar a los heridos.

"Bien monten guardia afuera... Nosotros iremos a buscar a la general." Dijo Nibenwen al tiempo que Häggen encontraba una argolla llena de llaves

Häggen , Nibenwen y otros tres soldados siguieron entonces a la quimera al piso inferior del calabozo, donde mantienen a los presos de confinamiento solitario.

Häggen siguió a la quimera mientras recordaba las instrucciones que le había dado el profesor.

Una vez que encontrara a Radhamis debía encontrar un pendiente lleno de un gas iridiscente, que cuelga de su cuello. Quitarle la máscara de acero y rociar el liquido que se licue de ese gas en su pecho. Realmente no entendía para qué, lo que importaba eran sacar a Radhamis de ahí.

La quimera de Radhamis se detuvo en un celda y empujó la puerta con sus enormes patas, rompiendo el seguro de esta. Y abriendo la puerta.

Ahora Häggen entendió a que se refería Radhamis cuando decía que esos animales eran realmente útiles.

Los cinco entraron y encontraron a una mujer encapuchada encadenada a la pared con grilletes con cadenas que colgaban del techo. Manteniendo a Radhamis semi suspendida y de rodillas con los brazos alzados por los grilletes.

Häggen le quitó la capucha de la gabardina que tenía puesta. Tenía una mascara de acero.

"¡Es ella!" Aviso a los otros cuatro." Häggen llamó a Radhamis por su nombre y la sacudió levemente.

Ella no respondió. Häggen notó los rastros de sangre hecha costra en los orificios de la mascara para la boca nariz y ojos e imaginó lo peor...

"¡Radhamis¡Radhamis!" Häggen gritaba su nombre en su cara mientras la sacudía con fuerza.

"P-por Fahdiel... ¿ E-está muerta?" Preguntó Nibenwen con horror al ver como Radhamis era sacudida como una muñeca de trapo y no daba respuesta alguna.

Häggen no contestó tomó la argolla con llaves de su bolsillo y desencadenó a Radhamis tan rápido como pudo. Como un objeto inanimado ella callo al suelo desparramada.

Le quito la mascara y la gabardina. Había sangre hecha costra en forma de lagrimas que caían de sus ojos y finos ríos de sangre que caían por las comisuras de sus boca y oídos.

Habían rasgaduras ensangrentadas y hechas costra en su espalda, su piel estaba también rasgada al igual que su ropa... y lo que hizo que Häggen contuviera el aliento y que Nibenwen se llevara las manos a la boca.

La mirada nublada y sin expresión y el color violáceo de su piel...

" ¡Oh por el amor de Fahdiel... esta muerta!" Exclamo horrorizada Nibenwen al ver a Radhamis.

Häggen aún sin poder creerlo tomó la muñeca de Radhamis para ver si podía encontrar algún pulso...

Sintió alivio y dejo salir el aire de sus pulmones... Había encontrado un pulso, muy debil, pero era un pulso.

"Tiene pulso." Dijo Häggen aliviado.

De entre la ropa Häggen vio un pendiente que brillaba con mucha intensidad lleno e algún tipo de gas.

Talvez ... Si ,para eso es el liquido del pendiente.

Analizó Häggen y le quitó a Radhamis el pendiente que centelleaba intensamente como pidiendo que lo sacasen de allí.

Häggen le dio el pendiente a Nibenwen.

"Abre su camisa y derrama el liquido que salga de ahí sobre su pecho desnudo."

Nibenwen se sonrojó terriblemente, y luego sacudió su cabeza .

No era tiempo de sonrojarse ni de tener pensamientos ... pecaminosos.

"¿Como vacío el contenido?" Preguntó Nibenwen tratando de aparentar que estaba normal.

"Solo pon el pendiente sobre su pecho eso debería hacer que el liquido caiga. Al menos eso fue lo que me dijo el profesor que hiciera."

Sonrojada, Nibenwen se concentró en romper la camisa de Radhamis por la mitad de su pecho y despejar su pecho para sostener sobre este el pendiente iridiscente.

Sostuvo el pendiente sobre el pecho de la general y después de unos momentos pudo ver como el gas de adentro se iba licuando y el liquido comenzaba a escurrir a través del cristal del pendiente y a gotear sobre el pecho de Rad.

Con cada gota el color de ella iba regresando a su piel y sus ojos iban perdiendo su actual opacidad.

Al momento que la ultima gota de liquido cayó sobre el pecho de Radhamis esta inhaló una gran cantidad de aire súbitamente, asustando a los presentes.

Empezó a toser incontrolablemente, expulsando sangre coagulada en cada toser. Nibenwen y Häggen la ayudaron a sentarse.

Todos tenían una gran sonrisa en el rostro, de alivio y de felicidad.

"Radhamis, se que es una pregunta estúpida ,pero ¿Estas bien?" Dijo Häggen sonriente de tener a su casi hermana de regreso.

"General.." Dijo Nibenwen también sonriendo.

Radhamis no dijo nada, su mirada aunque viva, se encontraba distante. Intentó levantarse súbitamente.

"R-rad espera."

Dijo Häggen al ayudarla a ponerse en pie.

Nibenwen podía ver enojo y preocupación en la mirada de su general.

"Yuichiro..." Fue la única palabra que pudo pronunciar ella, diciéndola con gran desprecio.

El que ella dijera ese nombre les recordó a todos a que habían venido. Se habían aliviado tanto de saber que no estaba muerta que olvidaron por unos instantes que apenas iban a la mitad de la misión.

La quimera se le acercó a Radhamis y se acostó en el suelo dejando que su ama subiera a su lomo.

Ella, con gran dificultad intentó subirse a la quimera. Nibenwen y Häggen la ayudaron a montar.

Radhamis se encontraba tan debilitada que apenas podía mantenerse encima de la quimera sin resbalarse hacía los lados.

Los demás soldados la miraron con preocupación. Parecía estar en un estado de trance. No pensaba en otra cosa mas que en el hombre que la había encerrado en esa celda.

Una vez arriba de la quimera Radhamis notó las heridas en su animal... Volteo a ver a Häggen y los demás y notó como ellos también estaban sucios, heridos y con sangre embarrada en sus uniformes.

Esto pareció sacar del trance a Radhamis...

"Que fue lo que les pasó..." Su voz estaba quebrada y temblorosa, debido a estar casi tres días sin usarla.

" No hay mucho tiempo Radhamis, venimos a sacarte para que detengas la boda de Rei con Yuichiro..."

"¿Qué¿De que estas hablando?" El Oír esto al parecer le había dado un poco de fuerzas a Radhamis provenientes de la frustración y sorpresa al oír eso.

"Yuichiro después de que te encerró aquí, trajo a su ejercito de no muertos de Labensrau y tienen al castillo y puerto rodeado con su ejercito. Amenazó al reino; si no le entregaban a Rei en matrimonio nos declararía la guerra." Dijo Häggen.

"No es culpa de Rei, no tiene otra opción y le han hecho pensar que te has ido del castillo para siempre." Salió Nibenwen al rescate de Rei para que Radhamis no pensara mal.

" Pero eso no es todo... el profesor me ha dicho que hay fuerzas mas poderosas que las de Labensrau interesadas en la princesa. Si ella se casa con el príncipe entonces envés de tener un guerra contra humanos estaremos teniendo un guerra contra los dioses por habernos interpuesto en sus intereses."

Dijo Häggen alarmado. Tanto Radhamis como todos lo demás soldados presentes miraron incrédulos a Häggen.

Häggen había olvidado que no les había dicho nada al respecto a sus compañeros.

"Häggen, tu nunca nos dijiste eso." Reclamó Nibenwen aterrorizada de solo pensar en un castigo divino contra todo Feagris.

"¡Por supuesto que no! De habérselos dicho habrían entrado en pánico como lo están haciendo ahora. Además eso no importa ya tenemos a Radhamis ahora solo debemos detener la boda y prepararnos contra la guerra contra HUMANOS. De nosotros depende que no pase a más. Aún tenemos un poco más de una hora antes de que empiece la boda." Dijo Häggen sacudiendo a sus atemorizados soldados de manera que nuevamente estuviesen preparados mentalmente para seguir con la misión.

"¡La misión no ha cambiado en lo absoluto, el objetivo es el mismo!"

"¿Dónde se llevar acabo la boda?" Preguntó Radhamis, su voz más firme que antes.

Häggen la miró antes de contestar, sus ojos ya no estaban perdidos ni distantes. Estaban llenos de una determinación entremezclada con ira. Por un momento pensó que sus ojos se veían igual a los de la quimera al momento de la batalla.

Un ruido como de gritos y chocar de espadas llegó a los oídos de todos...

"En la catedral de Feagris." Contestó Häggen.

Radhamis se montó bien sobre su quimera. Frunciendo el ceño y viendo al frente ella salió de la celda seguida de los demás. Subieron al piso de arriba, donde estaba la salida...

Para encontrarse nuevamente con un pelotón de diez soldados de Labensrau esperándoles en la entrada con sonrisas confiadas y burlonas...Una batalla más antes de comenzar el camino a la Catedral...