buena, aqui esta un pequeñisimo one shoot, que escribi en un momento de inpiracion.


Hacía caso omiso a sus palabras. No aceptaba una explicación, una excusa. Los hechos ya estaban muy claros. Ya lo vi, ya lo comprobé. Seguía exigiéndole que no siga, pero no se dignaba a responder, solo seguía tratando de que las palabras que yo ya no escuchaba me convenzan, para que me arrojara a sus brazos. Pero esta vez no iba a hacer así, no me permitía ser tan débil, tan fácil. No se rendía. Admiré su capacidad de conquistarme, cómo con breves palabras sin sentido, que tan solo repetía de alguien más lograba invadir mi mente, volverme ignorante, superficial. Cómo es posible que yo haya caído, que haya contestado esas palabras, esas promesas jamás cumplidas. Me sentía humillada. El seguía hablando. Se detuvo para pedir perdón una vez más y extender sus brazos para recibir un abrazo. Me detuve a mirarlo y lo pensé. De vuelta me debilitaba. Qué era lo que poseía su mirada, sus expresiones tan dulces, sus rasgos tan toscos, que hacía que mi piel se ruborizara, que un escalofrió recorra mi cuerpo y me haga ceder. Me acerque más. Pero no logre abrazarlo, pues que el sentimiento de odio volvió a reinar mi cuerpo. Quería devolverle el daño que me había hecho, quería que se sienta humillado, como yo lo hacía, pero cualquier venganza que maquine no daría resultado. Él es tan diferente. Creí conocerlo, por haber cruzado las pocas palabras que la timidez que descubrí que tenia me dejó emitir, por haberme enterado tener algunos gustos en común, por hacerlo sentirse atraído hacia mi. ¡Dios! Que ilusa fui, cada vez que recordaba mi actitud y mis reacciones me enojaba más. Lo ayudé a cumplir su objetivo. Hacerme una más de su montón, tenerme a sus pies. Con tan solo unas pocas palabras me hizo acceder, para luego aprovecharse de mí. Pero repito, luego lo vi, cuando ya era muy tarde, ya cuando se había hartado de su propio juego que hizo que lo confiese. Qué vulnerable me sentí, que apenada, que traicionada. Mi odio cada vez aumentaba más. Exploté, y le pregunte que hacia allí, qué lo había impulsado a venir, que explicación tenia que dar, si lo había dejado tan claro. Lo insulté, le reproché cosas. Pero solo hicieron que emitiera una sonrisa orgullosa, como si le hubieran contado una anécdota graciosa. Gran engreído. A pesar de su edad, mi madures era impresionantemente mayor. De vuelta trato explicarlo, volvió a repetir su método de conquista. Me dio lástima. Pobre ignorante, tardaría tanto en descubrir el amor verdadero. ¿Existirá alguien que se resista a sus encantos? Esperaba que no. Que no volviera a estar con nadie jamás. Sabía que no iba a ser así. Por ahora me conformaba con sólo pensarlo. Tomé la varita e hice aparecer un vaso de agua para los dos. Agua era lo único que merecía que le ofrezca. Calmadamente, lo invité a sentarse. Prometí no verlo ni hablarle nunca más desde ese momento. Quise darme el gusto y hacerlo sufrir tan solo un poco.

Comencé a explicarle como lo engañé, paso por paso, cómo lo conocí y me atrajo, y como noté que me engañaba y como lo engañé yo, como entretenimiento. Su cara en ese momento fue incomprensible, no la conocía. Concluí y tomé un sorbo de agua, orgullosa por mi mentira, deseando hacerle daño. Pero su reacción fue indignante, hizo un gesto canchero y me insultó. Me dijo fácil, intento aconsejarme sobre como tratar con los hombres. Me cansé, su patética inmadures estaba sobre mi paciencia. Lo eché. Luego de que atravesó la puerta la cerré de un portazo. Escuchaba su carcajada alejándose a medida que avanzaba sobre el pasillo. Contemplé mi habitación, que estaba lista para consolarme y hacerme olvidar los momentos que compartí con Draco Malfoy.


Espero que le haya gustado. Dejen rr. Criticas constructivas :D !