Ch.4 Confesiones
Inuyasha no podía identificar el olor que salía del cuerpo de Kagome ya que jamás lo había percibido.
Ka: Será mejor que no le contemos a nadie sobre este incidente, entendiste, Inuyasha?-al decir estas palabras y al voltearlo a ver el hanyou sintió cómo su sangre se le helaba. ¿De verdad era su Kagome la que le estaba hablando? ¿Qué le pasaba?
I: ¿Qué es lo que te ocurre?
Ka: ¿Qué quieres decir?-dijo con indiferencia
I: Vamos Kagome, algo traes y no me lo quieres decir así que o me dices o…y tomandola fuertemente por las muñecas la jaló hacia él…o si no no te dejo ir
Ka: Inuyasha…-oh no, iba a decir aquella palabra, demonios, sin embargo-…suéltame por favor…el frío que escapaba de aquella voz no se podía dejar pasar desapercibida
Inuyasha, en vez de soltarla la juntó más a su cuerpo hasta abrazarla, acercando sus labios al oído de la joven
I: Por favor Kagome, dime qué es lo que tienes
El olor a sal preocupó al hanyou sin embargo se percató de que ninguna lágrima caía
Ka: Por favor Inuyasha, suéltame
El hanyou ya no siguió con aquella situación la cual fue rapidamente olvidada. La cena fue muy agradable, recordando viejos momentos, alegrías y penas hasta que el sueño comenzó a apoderarse de los amigos. Se fueron a dormir, sin embargo había una chica que sentía algo abrumada, confundida y desesperada por lo cual decidió salir a caminar. El manto galáctico era impresionante, los polvos cósmicos que daban un excelente espectáculo parecían caer con el propósito de tocar la piel de la bella miko. La luz que emanaba de la luna bañaba cada centímetro cúbico de la blanca piel de Kagome y a pesar de que lucía como una musa sus ojos no reflejaban nada…ni odio, amor, rencor, perdon o compasión…era un cuerpo inerte, sin alma caminando por los verdes prados del antiguo Japón. La chica caminó hasta llegar al árbol sagrado en el que había conocido a aquel bello (orgulloso e infantil) ser; una vez ahí se sentó al pie de éste y comenzó a sentir como el aire frío le calaba hasta los huesos.
I: Si te quedas aquí te vas a enfermar
Ka: Al menos el frío me hace sentir…respondió como no poniendo atención a lo que su amado le decía
I: Kagome…debemos volver, te va a hacer daño y yo prometí…
Ka: Ya no debes preocuparte por mi Inuyasha, todo ha acabado por fin, ya no hay nada ni nadie que te impida hacer tu vida…tal como debiste haberlo hecho hace mucho tiempo. Yo…yo volveré a mi época…en cuanto este lista, y mirándolo directamente a los ojos dijo, no te preocupes, solo debo ordenar unas ideas de mi cabeza, no me tomará mucho tiempo….pronto tu y Kikyou podrán…ser felices
I: Yo…no quiero…que…te vayas
Ka: Ya no tengo que hacer aquí, mi misión ha terminado, ya no hay nada que me retenga
Qué estaba diciendo, lo único que deseaba era aferrarse a los fuertes brazos de aquel hanyou y decirle que lo amaba, pero sabía que no podía…no solamente por que Kikyou se lo hubiese pedido sino por aquel sueño.
Flash back
Estaba en una cueva oscura y húmeda e Inuyasha se encontraba frente a él; sus ojos reflejaban tristeza y soledad. Pronto, Kagome se percató de que su chico estaba atado por las cuatro extremidades y dejó de mirarlo para evitar ver cómo alguien lo torturaba clavándole pequeñas navajas en todo su cuerpo
Fin del flash back
Después de unos momentos, Inuyasha se acercó a la chica quien se sorprendió al sentir los brazos de aquel hanyou rodeándola con suma ternura y cuidado, pero lo que la volvió completamente loca fue sentir el aliento de aquel ser chocar contra su oreja.
I: Me costó mucho trabajo comprenderlo Kagome…tu me enseñaste, tantas cosas, entre ellas a confiar en mi mismo y en los que se preocupan por mi. Jamás me pediste nada y sin embargo te quedaste a mi lado…Kagome, yo…
Ka: No, Inuyasha, por favor, no sigas…dijo entre sollozos mientras el abrazo se hacía mas fuerte
I: Debes saberlo Kagome, la razón por la que a veces era tan frío contigo es que…
Ka: Basta, por favor
I: Yo te amo Kagome, me escuchas, TE AMO! Y jamás me cansaré de decirlo
Ka: Ya no puedo más…
I: Yo estoy aquí para protegerte…
Ka: Y qué pasará con Kykiou, no puedes ser egoísta…mejor olvidemos todo esto…dijo mientras se alejaba lentamente del hanyou quien para su sorpresa la tomó firmemente de la muñeca y la acercó a él hasta unir sus labios.
Al principio Kagome se resistió pero al parecer sus continuos forcejeos provocaron reacciones en el hanyou quien dejó escapar un gemido de placer…ante aquel sonido que era música para los oídos de la joven, terminó por consumirla y fue así como poco a poco cedió ante lo que su cuerpo pedía a gritos, olvidando por algunos instantes su orgullo. Esto no se detuvo ahí ya que Inuyasha soltó lentamente a la chica para deslizar sus manos con suaves masajes hacia su cintura. Esto era increíble, nunca en su larga vida, el medio-demonio había experimentado tantos sentimientos al mismo momento; su sangre comenzaba a agolparse en su pene el cual se hizo notar inmediatamente. Por su parte, Kagome sintió una gran descarga eléctrica al sentir las manos de su amor tocándola con tanto ardor; en ese momento maldecía aquella tela que separaba sus pieles. La situación empeoró para la joven cuando una fuerte presión apareció a la altura de su estómago; quería detener aquello, sabía que debía pero sus músculos no le contestaban, al contrario, terminó por pasar sus brazos atrás de cuello del hanyou y cerrar sus manos, acariciando aquellos suaves cabellos platinados que para aquel instante se confundían con los suyos.
Ambos cuerpos comenzaban a convertirse en volcanes incontenibles, Inuyasha continuó con sus besos los cuales dibujaron un camino de los labios de la chica hasta su clavícula y ahí la boca de aquel chico comenzó a succionar sin llegar a cortar la piel. Las respiraciones se volvieron arrítmicas, parecía que se ahogaban.
Ka: Inu…Yasha…ah!
I: Por Kami…Kagome…no sabes cómo te deseo…
Y seguido de éstas palabras, el chico posó sus manos en la cadera de ella como pidiéndole permiso de continuar. Kagome se pegó más a él lo cual lo insitó a seguir; sus manos tocaron el suave pero a la vez firme trasero de "su" mujer y la impulsó para que pasara sus piernas alrededor de su cintura. La lujuria hizo acto de presencia y la conciencia pareció abandonar aquellos dos seres. El mundo que los rodeaba ya no importaba, solo estaban ellos dos, juntos, demostrándose el amor que sentían uno por el otro, aquello que no habían sido capaces de expresar con palabras…
Nuevamente Inuyasha volvió a los labios de Kagome los cuales fueron tomados por sorpresa por aquella lengua aterciopelada
En un principio la miko quiso resistirse pero terminó dandose por vencida al darse cuenta de que jamás lograría ganarle en fuerza a Inuyasha. Poco a poco fue disfrutando de aquella sensación tan hermosa que recorría un camino desde su boca hasta las terminaciones nerviosas más ocultas de su cuerpo. La humedad de aquella cavidad del medio demonio comenzó a acelerar el ritmo cardiaco de la miko quien inconcientemente dejó escapar un grito ahogado. Después de esto todo se volvió más difícil pues los ojos del hanyou comenzaron a cambiar de color y aquellas marcar moradas características de su mitad demonio mientras sus caricias se volvían más y más salvajes hasta llegar a lastimar a la humana.
K: Inuyasha…dijo entre quejidos…para, por favor, me estas…las-ti-man-do. Acto seguido a esto, una lágrima cayó por su mejilla escabulléndose entre el cuello de Kagome. Siguió suplicando que se detuviera, primero suave y tiernamente hasta que su voz se tornó desesperada y aterrada. Mientras tanto Inuyasha seguía con su labor…ya no había amor sino deseo y pasión que estuvieron a punto de hacerlo perder la razón a no ser por aquel sabor salado. Con los ojos desorbitados y una gran preocupación se quitó de encima de su amada para así encontrar a una mujer muy lastimada y llorando de desesperación.
Mientras esta penosa situación ocurría en el bosque, a unas cuantas millas de ahí, en las tierras de occidente para ser exactos, un hermoso demonio con cabellos platinados y ojos ambarinos observaba desde una oscura esquina a aquella mujer que fuera capaz de robarle el corazón volviéndolo vulnerable…acaso eso le molestaba? No, al contrario, por fin entendía a su padre y a su hermano. Si bien era cierto que el amor lo debilitaba, también lo llenaba de vida y lo llevaba a otros mundos en los cuales era capaz de hacer lo que fuese con tal de recibir una sonrisa suya, un roce de su mano, un tierno y suave beso…
