¡Hola! ¿Qué tal va su sábado?
Dejaré esto por acá y me marcharé lentamente. ¡Abrazos!
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.
Capítulo 32: Un momento de calma
Sabía que Momoko le había dicho a Lindy que se encargaría de todo, pero definitivamente no pensó que fuese tan rápido. Si era sincera, incluso hasta ese momento hubiese podido dudar de que Momoko hablaba realmente en serio.
Pero ahora, cuando había logrado llegar hasta la puerta de entrada de la gran mansión Takamachi aún con todas sus extremidades y sin amenazas de muerte, realmente estaba convencida de que la matriarca Takamachi había sido completamente sincera con sus palabras.
El día anterior, luego de su larga conversación, Lindy la llevó hasta su casa. Al llegar se encontró con que Reinforce y Signum tenían ya la respuesta final de Linnith acerca de las canciones que irían en el EP, por lo que las estaban revisando para decidir finalmente si era necesario hacer algún arreglo de último minuto, así que aprovecho el ligero boost de energía que le había dado el café para incorporarse a esa tarea. También pasaron algunos minutos pensando en cuáles de sus conocidos en el ambiente musical podría ser lo suficientemente confiable y responsable como para que lo considerarán como un posible manager, pero, cuando fueron completamente honestas en ese tema, todo apuntaba a que finalmente le iban a pedir ese inmenso favor a Hayate.
Conociéndola tan bien como la conocían, era muy difícil que la castaña no se ofreciera cuando supiera que aún no habían encontrado a un buen candidato para esa tarea.
Cuando habían decidido ensayar rápidamente las canciones que quedaron en ese listado final recibió un mensaje de Hayate, excusándose por no haber podido avisarle nada antes.
Definitivamente no le tomó por sorpresa saber que los guardias no la habían dejado entrar en la habitación de Nanoha con su teléfono celular.
El alivio que le dio saber que Nanoha se encontraba bien, aunque tremendamente cansada, hizo que pudiera tener un buen sueño esa noche. Prácticamente cayó noqueada por el cansancio cuando su cabeza tocó la almohada, y tuvo un maravilloso descanso reparador, sin sueños, hasta que bien entrada la mañana una llamada la despertó.
Una llamada de Lindy, diciéndole que Nanoha ya estaba de regreso en su casa, y que Momoko le había recordado que había dejado todo listo para que Fate pudiese ir a verla si quería.
Por supuesto, no había nada más que Fate quisiera en el mundo en ese momento que ver a Nanoha.
Fue por eso que luego de un baño rápido, y un ligero sándwich preparado a la velocidad de la luz, salió disparada hacia la casa de Nanoha en el primer taxi que encontró.
Estaba apenas reuniendo el valor para tocar en la puerta principal cuando se abrió frente a ella, y una señora algo mayor en uniforme de servicio la hizo pasar amablemente. Luego de saludarla respetuosamente la señora la hizo subir unas inmensas escaleras, y se dirigieron hacia el final de uno de los largos pasillos, deteniéndose en la puerta.
- La señorita Takamachi llegó hace un rato - dijo la mucama, girándose para mirar a Fate - Pero no ha querido probar bocado aún. ¿Podría usted convencerla?.
- Desde luego - respondió Fate, sonriendo - Yo me encargo.
La mirada de la señora se iluminó con la respuesta de Fate, mientras le señalaba el carrito que había dejado a un lado de la puerta. Mientras Fate tomaba el carrito para empujarlo, la mucama se encargó de tocar rítmicamente la puerta de la habitación, abriéndola para permitirle pasar.
- ¿Fate? - preguntó Nanoha sorprendida
- Parece que alguien pidió servicio a la habitación - contestó Fate con una sonrisa.
Apenas Fate entró en la habitación, la mucama cerró la puerta para darles privacidad.
- Dime que no estoy soñando - pidió Nanoha, mientras sonreía.
- No es un sueño - respondió Fate mientras se acercaba corriendo hacia la cama de la cobriza, inclinándose para besarla en la frente.
- Ven, quedate acá - dijo Nanoha, mientras le hacía un espacio a Fate a su lado.
Una vez con la cobriza aferrándose a ella, Fate se dedicó a la tarea de detallarla bien, mientras le acomodaba algunos mechones de cabello que caían rebeldes sobre el rostro de Nanoha. Aunque definitivamente parecía encontrarse de un mejor humor, sus ojeras parecían que sólo se habían incrementado más, y una palidez fantasmal había hecho nido en su cuerpo.
- ¿Cómo te sientes? - se aventuró a preguntar Fate, sin dejar de jugar con el cabello de la cobriza.
- ¿Quieres la respuesta bonita o la respuesta honesta? - contraatacó Nanoha, mientras cerraba los ojos disfrutando de las suaves caricias de Fate.
- Creo que la respuesta honesta sería mejor - indicó Fate.
- Me siento de la mierda - admitió Nanoha, dejando escapar un suspiro.
- Que no te escuche tu papá decir esas cosas - comentó divertida Fate - Si lo hace seguramente dirá que soy yo quién está enseñándote esas palabras. Ya sabes, tu mala influencia.
- Mi novia la delincuente - murmuró Nanoha con una risita.
- Corrección. Tu "amiga" la delincuente - la corrigió Fate mientras se encogía de hombros.
Nanoha dejó escapar otro suspiro antes de abrazarse con más fuerza al torso de Fate, escondiéndose aún más entre los brazos de la rubia. Se mantuvo unos segundos en silencio, intentando pensar en cómo tocar el tema.
Decidió tomar la opción directa.
- Yo … - empezó a decir Nanoha - Siento mucho lo que pasó ayer en el hospital Fate.
Pensó que quizá se iba a encontrar con el ceño fruncido de la rubia, pero, a cambio, Fate solo le devolvió una sonrisa.
- No tienes que preocuparte por eso Nanoha - pidió Fate, disfrutando de la cercanía de Nanoha.
- Si tengo que hacerlo - insistió Nanoha - No es justo. Ambas sabemos que no es justo. Hayate intentó inventarse una excusa acerca de por qué solo había pasado ella para no preocuparme pero creeme, escuche todo lo que pasó con los guardias. Si no hubiese tenido tantas nauseas me hubiese levantado yo misma a abrirte la puerta.
- ¿Qué? - preguntó alarmada Fate - Ni se te ocurra Nanoha. Es decir, si llega a pasar de nuevo, ni se te ocurra hacer eso. Se podría decir que ya estoy acostumbrada a ese tipo de cosas y bueno, sé que no soy santa de devoción de tu papá, así que no creo que sea la última vez que pase algo así. Pero siempre estaré Nanoha - aseguró Fate, mientras tomaba una de las manos de la cobriza - Siempre. No importa lo que haga.
- Si te soy sincera, cuando mi mamá me llamó esta mañana diciéndome que vendrías no creí que fuese posible - admitió Nanoha - Cuando me llamó estaba apunto de decirle lo que había pasado en el hospital, pero ella tocó el tema mucho antes.
- Ah, sí - afirmó Fate sonriendo - Al parecer tu mamá tiene algunos contactos con la policía.
- ¿¡Alguien llamó a la policía ayer!? - preguntó Nanoha alarmada, mientras intentaba incorporarse.
- Tranquila, tranquila - pidió Fate, haciéndola regresar a la cómoda posición en la que se encontraba - Te dije que no había de qué preocuparse. Ya todo está solucionado. En serio, no me mires con esa cara - insistió Fate ante la mirada acusadora de Nanoha - Tu mamá ya solucionó el tema y, si todo sale bien, podré venir a verte más seguido sin que los guardias de tu casa intenten sacarme a patadas.
Eso para Nanoha sonaba bien. La visión de la rubia allí en su cama hacía que su corazón latiera con más fuerza de la necesaria, y estaba segura de que si no tuviese ese dolor de cabeza que la hacía querer mantener los ojos cerrados el mayor tiempo posible ya estuviera intentando deshacerse de las prendas de Fate.
Pero las náuseas le habían pegado fuerte, y, si era sincera, se sentía tan cansada.
- Por cierto - dijo Nanoha, cambiando el tema - Hayate me dijo que tenías algo muy importante que decirme. Habló algo acerca de una "sorpresa" con Riot Force.
Ante la mención de la banda la sonrisa de Fate se ensanchó.
- Eh sí - empezó a decir Fate, carraspeando un poco mientras intentaba no parecer demasiado eufórica. - Verás, ¿Te acuerdas del concierto que tuvimos el sábado en la noche?
- Ajá - dijo Nanoha, con curiosidad.
- Este… Bueno, alguien fue a ver ese concierto y quiso hablar con nosotras, así que nos reunimos el domingo y, este, bueno, parece que firmaremos un contrato con Hummingbird Records.
Esa noticia hizo que Nanoha abriera los ojos nuevamente y se separara del regazo de Fate para mirarla con sorpresa.
- ¿Me estás diciendo…? Espera, ¿Ese Humming no se cuanto no es un sello importante que tiene varios artistas indie que se han hecho bastante famosos? - preguntó Nanoha - Me suena haberle escuchado ese nombre a mi mamá en alguna conversación de su trabajo.
- Yep - respondió Fate mientras asentía.
- ¡Pero eso es genial! - exclamó Nanoha, abrazando a Fate con fuerza - Es, ¡Oh Dios! ¡Qué emoción! Definitivamente se lo merecen, han trabajado tanto con su banda.
- La verdad estoy bastante nerviosa - admitió Fate mordiéndose el labio - Es decir, tenemos que grabar un EP en como dos semanas. Y sabes, es distinto cuando grabamos allí en casa con Reinforce, que sé que si me equivoco a lo más me puede lanzar una baqueta pero no es algo tan terrible. Y ahora grabaremos en un estudio que bueno, es, EL ESTUDIO, y además tenemos que hacer un montón de conciertos - continuó divagando Fate - no sé cómo lograremos hacer todo eso. Es más, ni siquiera sé si lograremos hacerlo bien. O sea, hemos tocado antes en vivo, pero nunca tantas veces en tan poco tiempo y…
- Fate, Fate - la llamó Nanoha mientras acariciaba su mejilla para llamar su atención - Lo harán genial. Ustedes son increíbles y yo, estoy segura, cien por ciento segura, de que lo harán excelente . Sé que eres capaz…
- Eso solo lo di… - empezó a decir Fate.
- Y no - la interrumpió Nanoha, llevandole un dedo a sus labios - No lo digo porque seas mi novia. Sé que puedes hacerlo Fate. Estoy segura de que lo harás increíble y puedes estar segura de que te apoyaré en todo tu camino. Te lo mereces. Bueno, se lo merecen, todas ustedes son geniales en lo que hacen.
Fate no pudo dejar de sonreír ante las palabras de Nanoha. La cobriza una vez más le demostraba que confiaba en ella. Incluso, se atrevía a creer en ella cuando ni siquiera ella misma era capaz de confiar en sus capacidades. Cuando se sentía sobrepasada, Nanoha solo tomaba su mano y la invitaba a dejar atrás todo sus miedos. La invitaba a dejar que todo fluyera.
Aunque todo pasara a la vez, aunque su mundo parecía derrumbarse a su alrededor mientras también empezaban a aparecer puertas que parecían inalcanzables. Aunque todo el futuro estuviese lleno de incertidumbre, la calidez de la cobriza la invitaba a confiar.
A pesar del dolor, Fate sabía que en ese momento era imposible ser más afortunada.
- Está bien - aceptó Fate con una sonrisa - Pero ahora - prosiguió mientras se levantaba a buscar el carrito que había dejado en sus manos la mucama - Un pajarito me dijo por allí que no habías querido comer.
- ¿Me he ganado un avioncito? - preguntó esperanzada Nanoha.
En ese momento Fate solo pudo suspirar.
Esa mujer la tenía en sus manos.
- Si, si, te haré el avioncito, pero no te acostumbres.
El mohín de Nanoha no tuvo precio.
