CAPITULO CINCO: En el hotel
Las turbulencias cesaron de golpe y el avión volvió a tomar altura, pero ni Draco, ni Ginny se dieron por enterados.
Seguían fundidos en ese primer beso, el tiempo simplemente se había detenido y los pensamientos de ambos estaban completamente nublados por la cercanía del otro.
Fue Draco quien reaccionó antes. Un ruido lejano le llegó a los oídos y de pronto tomó consciencia de lo que estaba haciendo. Estaba besando a la chica Weasley, a miles de metros de altura y lo peor era que no tenía ninguna gana de detenerse.
Pero lo hizo. Se separó bruscamente, sorprendiendo a la chica, que de golpe, y como si también ella de pronto entendiera lo que estaban haciendo momentos antes, se puso muy colorada, abrió la boca para decir algo, la volvió a cerrar y miró por la ventanilla.
Ninguno de los dos se sintió con el coraje suficiente como para intercambiar excusas, explicaciones o cualquier otra palabra, en parte porque ni siquiera ellos dos entendían porque habían hecho lo que habían hecho, y en parte porque era demasiado incómodo.
"Lo mejor será que haga como que no ha pasado nada" pensó Draco cuando la azafata le trajo una copa de vino.
Pero su mente no podía dejar de recordar ese beso, y sin querer, observó a la pelirroja de reojo. Ella tenía los ojos cerrados con furia y parecía estar hablándose a sí misma por la manera en que sus labios se movían.
"Por Merlín…lo que faltaba para complicar las cosas" pensó ella mientras seguía observando, fingiendo total concentración, el cielo. "Lo mejor será que finja demencia temporal…si, eso mismo. Ese beso se borra en este instante de mis recuerdos sanos y buenos y se archiva en mi sección prohibida" concluyó la muchacha, como si aquellas incoherencias que estaba diciendo fueran a resultar en realidad.
Sin embargo, luego de un rato, ambos se habían convencido a sí mismos de que el beso solo había sido debido al pánico y nada más.
"Si antes de morir tuviera que besar a alguien, por supuesto que no sería la Weasley, lo que pasa es que era la única que estaba en los alrededores" se repetía el rubio.
"¡Le dije que era atractivo! Todo esto es culpa de Luna, cuando la vea la mato" pensaba a su vez la pelirroja, totalmente desesperada. "Mantén la calma, Gin, estás en una misión importante…no seas niña y olvida lo que sea que haya sido eso que pasó con Malfoy…Oh, si mis hermanos se enteran…me encierran en una torre y me quitan el apellido"
Para cuando la clara voz de la azafata anunció que estarían aterrizando en unos minutos, los dos habían decidido acortar las distancias, centrarse en el trabajo y fingir que nada había ocurrido entre ellos.
Luego de algunos contratiempos sin importancia, Draco y Ginny llegaron al hotel donde se hospedarían.
Apenas atravesar una gruesa puerta giratoria de vidrio, se encontraron ante la recepción del hotel, una habitación bien iluminada, enorme y lujosa. El piso, alfombrado de rojo oscuro, combinaba a la perfección con los cómodos y mullidos sillones y sofás de color beige claro, las mesas de madera oscura y los adornos de flores naturales. El mostrador era espacioso, con cuatro modernas computadoras detrás de las cuales estaban sentados cuatro hombres, todos uniformados de rojo oscuro y con una placa plateada que los identificaba. Ginny observó la bella escalera trabajada que ascendía hacia los pisos superiores, así como los múltiples ascensores a su derecha.
Caminó con paso inseguro detrás de Draco, que se sentía en su elemento y dejó a la pelirroja con el equipaje mientras él pedía la llave de la habitación.
La muchacha observaba todo con admiración, tan concentrada, que no notó que su compañero se había acercado.
"Trata de cerrar la boca, Weasley…supuestamente estás acostumbrada al lujo. Hugges no va a creer nada de esto si te sorprendes tanto cada vez que entras a un lugar elegante"
Ella lo fulminó con la mirada mientras un hombre silencioso tomaba el equipaje para cargarlo a la habitación de los "señores Malfoy"
"Yo sé hacer mi trabajo, Malfoy, no necesito de tus indicaciones" contraatacó ella, apenas el hombre se hubo alejado con las múltiples maletas.
Draco sonrió y le hizo una seña para que se dirigieran al ascensor. Le ofreció su brazo galantemente, y ella, a regañadientes, lo tomó.
Ninguno de los dos notaba la atenta mirada de un hombre, que los escrutaba con interés desde la mesa donde se encontraba bebiendo un whisky doble.
Le hizo señas a uno de los empleados, que se acercó rápidamente y con evidente nerviosismo.
"¿Quiénes son los nuevos huéspedes?" preguntó con vos profunda.
El ayudante observó hacia el ascensor, justo para vislumbrar a ambos ocupantes antes de que las gruesas puertas se cerraran.
"El señor Malfoy y su esposa, señor" dijo "Acaban de registrarse, se quedarán un tiempo con nosotros"
Calvert Hugges fijó sus ojos claros en la puerta del ascensor, que había comenzado a subir.
"Interesante" murmuró mientras le pasaba un billete por sus servicios.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, se encontraron ante un bello pasillo ampliamente iluminado.
Todas las puertas tenían su número en bronce, y uno de los empleados los guió hasta la suite que tenían reservada.
Les entregó los horarios del restaurante y del servicio de limpieza, el número de la pequeña caja fuerte de la habitación y los teléfonos de la recepción. Luego de que Draco le otorgara una generosa propina, el hombre se marchó, dejándolos solos.
Draco se dio vuelta y vio el ceño fruncido de la pelirroja.
"¿No te gusta la habitación, Weasley?" dijo él mientras se sacaba su corbata y la dejaba tirada arriba de la mesita.
De la lujosa suite, lo único que Ginny había notado era la sola existencia de una amplia cama matrimonial.
"Hay una sola cama" dijo, pacata.
Draco intentó no reír, pero la situación le divertía de sobremanera.
"Si eres tímida, Weasley, puedes dormir en el sillón"
"Yo soy la dama, tú deberías dormir en el sillón" dijo ella mientras lo observaba con malicia.
"Tú eres la que tiene problemas para compartir la cama, Weasley" le dijo él alzando las cejas.
Ella desvió la vista de inmediato.
"Prefiero dormir en el piso que dormir contigo, Malfoy"
"Bien, entonces supongo que el sillón te resultará mucho más cómodo" murmuró él, dirigiéndose hacia el baño.
Sintiéndose librada del muchacho, Ginny se permitió por fin observar el lugar donde se hospedaría por bastante tiempo.
Toda la habitación estaba decorada en una bonita gama de azules, blancos y lilas. Los sillones eran estampados, una enorme televisión de pantalla plana estaba ubicada al lado de la pared, justo al lado de un elegante piano de cola negro. El piso estaba alfombrado de azul oscuro, dándote la sensación de que estabas caminando sobre el mar. Una mesita baja de vidrio y patas de metal trabajado sostenía el teléfono y algunas revistas, sobre todo guías turísticas. Buenos paisajes colgaban de las paredes, y el pequeño minibar estaba repleto de bebidas y botellas de diferentes formas. Una pequeña heladera tenía en su interior gaseosas y jugos naturales. Ginny tomó una, pensando que Draco era lo suficientemente millonario como para que se la cargaran a la tarjeta y no le preocupara. La habitación tenía la ya mencionada cama matrimonial y dos lámparas bellísimas a cada uno de los lados. El ropero era enorme, al igual que un espejo de piso de tamaño natural. Ginny corrió las cortinas. La vista no estaba nada mal tampoco.
Draco la había estado observando desde una distancia prudente para que ella no se diera cuenta. En ese momento se recostó en la puerta del dormitorio mientras ella seguía mirando a través del vidrio.
"Deberías refrescarte antes de la cena, Weasley, la vista seguirá allí. Puedes tener la cama esta noche."
Ella se dio vuelta sobresaltada.
Volvió a mirar por la ventana al sentir los ojos grises del muchacho en los de ella.
"Gracias. ¿Crees que Hugges esté en la cena?"
"Por supuesto. Le gustan esas cosas" dijo él con indiferencia "Tienes que causar una buena impresión esta noche, Weasley"
"Lo sé" dijo ella, tratando de ocultar sus nervios.
"Y…debemos tratarnos como marido y mujer ¿entiendes? Yo tampoco lo disfruto, Weasley, pero el trabajo es el trabajo"
Ella lo miró fríamente.
"Sé lo que tengo que hacer"
El solo asintió mientras ella salía de la habitación, pasando a su lado sin dirigirle una mirada. Luego, ocupó el lugar que ella había dejado cerca de la ventana.
"Por Merlín, Weasley… ¿Qué estás haciendo ahí dentro"
La chica llevaba casi hora y media encerrada. El cabello impecable del rubio estaba despeinado gracias a todas las veces que se había llevado la mano a la cabeza con frustración.
"No molestes, Malfoy" replicó ella por enésima vez.
"Me estoy aburriendo"
"Eres un niño" dijo ella mientras se daba los últimos retoques "Ve a jugar con tus soldaditos"
"Sal ya mismo o tiraré la puerta abajo"
"Inténtalo, solo conseguirás arruinar tu traje"
"Weasley, no me provoques"
"Malfoy, no me fastidies"
"Pequeña malcriada"
"Mocoso engreído"
"Chiflada"
"Fan de Harry"
"¡Hey, eso fue un golpe bajo!" dijo él molesto mientras ella se reía.
Entonces, Ginny abrió la puerta, y por más que Draco se había dicho a sí mismo que no pensaría más en ella como mujer, no pudo evitarlo.
El vestido rojo era un poco por encima de las rodillas, pero lo suficientemente corto como para desear ver un poco más. Tenía un escote pronunciado, y los zapatos de taco alto estilizaban su ya esbelta figura. Tenía pulseras de plata en sus muñecas y unos pendientes haciendo juego. El cabello le caía suelto, con bucles marcados por su espalda y sus hombros. La boca estaba pintada apenas y los ojos con sombra de un blanco perlado que solo lograba iluminar sus ya hermosos ojos azules.
Ella tembló un poco, pero caminó hacia él con decisión.
"Estoy lista" dijo tomando su cartera "Vámonos"
Draco la siguió sin decir palabra, totalmente fascinado y diciéndose para sí mismo que si Hugges no se caía rendido a sus pies, era porque era un reverendo imbécil.
Llegaron al ascensor y entraron, los dos en silencio.
"Te ves bien, Weasley"
Ella lo miró.
"Viniendo de ti, eso es un enorme halago"
"No arruines las cosas, Weasley, atente al plan"
"¡No eres mi padre!"
"No, pero si tu superior en esta misión"
"Piérdete, Malfoy. Sé perfectamente que tengo que ser una insoportable y provocativa snob, algo así como una versión femenina tuya"
"Weasley, me estás empezando a caer cada vez peor" dijo él, enfurruñado pero divertido.
"Oh, cierra tu bocaza"
En ese momento, llegaron a la planta inferior. Ella se tomó nuevamente de su brazo y los dos salieron con paso seguro.
Ginny no pudo dejar de notar lo magnifico que su acompañante se veía. Cuando el recuerdo del único beso que habían compartido comenzó a apoderarse de sus pensamientos, lo desechó con rapidez y fijó una sonrisa en sus labios cuando uno de los mozos los guió hacia su mesa.
Draco le retiró la silla galantemente y se sintió algo deslumbrado por la sonrisa que ella le dirigió. Luego se recordó que solo estaban actuando.
Se sentaron. El lugar estaba bastante lleno a pesar de que era relativamente temprano. Todas las mesas estaban cubiertas por manteles blancos y dos candelabros envejecidos con dos velas también blancas que estaban encendidas en algunas mesas.
Ginny tomó su menú con manos temblorosas. Draco apoyó su mano sobre la de ella al notar su nerviosismo.
"Tranquilízate"
"Estoy tranquila, ¿no ves lo tranquila que estoy?" murmuró ella entre dientes.
En ese momento, Draco susurró:
"Calvert Hugges acaba de entrar"
La pelirroja abrió los ojos. Draco la miró y asintió para indicarle que debían comenzar con el plan.
Calvert era un hombre sumamente atractivo, y lo sabía. Las mujeres solían caerse a sus pies con solo una mirada.
Hugges pasó por al lado de ellos con paso lento y seguro. Draco sonrió al notar que los ojos del hombre se iban hacia la pelirroja con rapidez. Draco fingió leer el menú. Hugges le dedicó a la muchacha una galante sonrisa, y ella, alzando una ceja, se la devolvió disimulada pero provocativamente.
El hombre se sentó en una mesa justo frente a la de ellos, donde podía observar a la pelirroja perfectamente. Su idiota esposo le estaba dando la espalda y parecía no percatarse de las chipas entre su persona y su atractiva esposa.
Esa pelirroja sería suya, pensó Hugges muy seguro de si mismo.
Dos horas más tarde, la muchacha se levantó de la mesa acompañada por su marido y desaparecieron escaleras arriba.
Antes de perderse de vista, Hugges notó como la pelirroja le guiñaba un ojo y sonrió, complacido.
Ya en la habitación…
"Cayó como un imbécil" sonrió Ginny, descalzándose y recostándose en el sillón.
"No te confíes"
"Por favor, estuve sensacional"
Draco cerró la boca. No iba a admitir que había estado bien.
El se quitó el saco, la corbata y se tiró a su lado con los ojos cerrados. Sus brazos se rozaron, y ante el simple contacto, ambos se alejaron un poco. Ella se puso en pie, y sin saber el motivo, eso le molestó al rubio.
"¿Una última copa antes de acostarnos?" ofreció él.
"De acuerdo, me iré a cambiar, ya no aguanto este vestido"
El comenzó a servir las bebidas y ya las tenía sobre la mesa cuando ella salió con su pijama.
"Por favor, ¿es que hasta un simple pijama le queda así de bien a esta mujer?" pensó el rubio, molesto en exceso.
No era una vestimenta sexy ni mucho menos. Era un sencillo atuendo de pantalón y remera blancos y el único detalle de la prenda era una fina puntilla en los bordes de las mangas y en el escote.
Se había recogido el pelo y se sentó al lado del chico con pesadez. El también había cambiado su vestimenta por unos pantalones holgados y una musculosa oscura.
"Por Merlín, Weasley, hueles muy bien"
Ella no le dio importancia al comentario.
"Es una simple loción. Malfoy…tengo hambre" dijo ella mirándolo con cara de perro mojado.
"Weasley, acabas de terminar de cenar" reprochó él.
"Si, pero esa comida de rico no llena a nadie. El noventa por ciento de mi plato estaba completamente vacío o lleno por alguna salsa asquerosa"
"No sabes nada de comida refinada, Weasley"
"Prefiero las hamburguesas"
"Me imagino la cara de Hugges si te ve con queso colgando de la barbilla"
"¡Hey, yo sé comer sola!" dijo ella con irritación.
"Como digas, Weasley"
"Malfoy, pide helado"
"¿Estás loca?"
"No, pero quiero helado, un helado grande de chocolate. Oh, vamos, Malfoy, hasta a ti te tiene que gustar el helado de chocolate…"
Ella sonrió.
"De acuerdo, solo para que te calles"
Ginny aplaudió como una niña mientras él hacia el pedido y luego se apoderó del control remoto.
"Me toca el control por hacer el pedido" dijo él simplemente.
"El pedido fue un favor, nadie dijo que te iba a dar el control remoto" dijo ella sonriendo.
"Yo no hago favores"
"Acabas de hacer uno"
"Hoy pasan una película que me interesa ver"
"Siempre miro una serie a esta hora" dijo ella, tozudamente.
"Weasley…"
"No te lo voy a dar"
"Weasley…"
"Yo lo agarré antes"
"Me voy a ver obligado a quitártelo, Weasley."
Ella lo miró con los ojos entrecerrados y la barbilla en alto.
"Inténtalo, idiota."
Él fue rápido. Se tiró sobre ella sin dar la más mínima señal, tomándole las muñecas. Ella forcejeó, le mordió el hombro y los dos fueron a parar al suelo mientras Draco soltaba un grito de dolor.
"Eres una atropellada, Weasley" se quejó el muchacho mientras sentía el dolor en su codo a causa del impacto contra la pata de la mesita y observaba la marca de los dientes de ella en su hombro.
Ella se estaba riendo.
"¿Te parece divertido, zanahoria?"
"Eres un debilucho."
"Peleas como chica" dijo él, volviendo a observar la mordida.
"Soy una chica"
"Sí, pero peleas como una. Esperaba más de ti, Weasley."
Malfoy sonrió. Era la primera vez que sonreía con tanta facilidad. El gesto suavizaba sus facciones y le daba un aspecto mucho más simpático, aunque igualmente peligroso.
La sonrisa de ella se borró de pronto cuando notó su mirada, fría de nuevo, observándola.
Habían quedado en una posición bastante comprometedora. Draco sobre ella, a escasos centímetros de su rostro y ella prisionera por su cuerpo y sus manos que le tomaban las muñecas por encima de la cabeza.
Ginny notó el cambio, y él notó que sus mejillas se ponían coloradas. Sin embargo, leyó en sus ojos el mismo deseo que lo embargaba a él.
"No lo hagas" dijo ella cuando él se acercó un poco.
"Maldita seas, Weasley, no puedo evitarlo"
"Solo complicaríamos las cosas. No me atraes, Malfoy."
"Si, tú a mí tampoco" indicó él sarcásticamente.
"Nosotros nos odiamos" dijo ella.
"Ni que lo digas"
"Soy una Weasley"
"Lo sé"
"Tú un Malfoy"
"Lo sé"
"Deja de decir eso y quítate de encima"
"No"
"Estoy hablando en serio"
"Yo también"
"Draco…yo…"
"Es la primera vez que me dices Draco de manera natural…me gusta."
"Es el estrés" replicó ella.
"O los nervios" sonrió él.
"No voy a ser un simple nombre en tu lista de conquistas"
"Por favor, Weasley…cállate la boca y déjame besarte"
"No, no…esto…"
Draco se acercó un poco más.
Pero…
El golpeteo de la puerta llegó a sus oídos. Draco no quería moverse, pero Ginny pudo reaccionar.
"Es mi helado"
"Por Merlín, Weasley, ¿te importa más un…?
"Ve a atender"
Refunfuñando, Draco abrió la puerta. Un empleado le entregó el helado, Draco se disponía a cerrarle la puerta sin siquiera darle propina, cuando el hombre dijo:
"Me pidieron que entregara este paquete a su esposa. Dijeron que ella sabría quien lo envía"
Draco observó el hermoso paquete de rosas rojas. Le agradeció al joven y cerró la puerta.
"Parece que le causaste una buena impresión a Hugges"
Ginny tomó las rosas que Draco le entregó con el ceño fruncido.
"¿Eso es bueno, no?" preguntó al ver el rostro de su compañero.
"Oh, si, genial" dijo él sin entusiasmo.
"¿Qué te pasa?"
"¿A mí? Nada, cómete tu helado"
"De repente estás muy raro, Draco"
"Solo una persona a mi altura puede llamarme por mi nombre de pila, Weasley"
Ella lo miró, dolida.
"¿Qué ocurre? ¿Quieres que sigamos donde la dejamos, Weasley? Porque no tengo problema en echarme un polvo por un par de horas, creo que a Hugges le encantaría enterarse, lo haría aún un desafío más interesante"
Las mejillas de ella se encendieron mientras se levantaba con todo el autocontrol de que era capaz para evitar arañarle la cara. Tomó las rosas, tomó su helado y se encerró en la habitación para llorar un buen rato lejos de la mirada de su compañero.
El, que esperaba que ella al menos le tirara la bebida por la cabeza, se quedó en silencio frente al televisor. No tocó su bebida ni el control remoto.
Sabía que se había comportado como un cretino.
"Lo hago por el bien de los dos, Weasley" murmuró silenciosamente observando la puerta cerrada de la habitación donde ella se había refugiado.
Gracias por las reviews! Me han encantado, me dan fuerzas para seguir con la historia, así que sigan mandándolas! Espero que les halla gustado el capi, jejejejeje. Un beso!
