CAPITULO NUEVE:
Ginny cerró la puerta y apenas lo hubo hecho apoyó la frente contra ella y pegó un suspiro.
"Que familia mi familia" pensó, recordando los sucesos de esa noche.
Draco la observaba desde el marco de la cocina, mientras se terminaba un enorme trozo de pastel que Gabrielle había llevado para el postre.
Ella se dio vuelta en ese momento, con los ojos brillantes y las mejillas coloradas.
Antes de que Ginny hubiera abierto la boca para decir algo, él se había acercado casi corriendo. Se detuvo ante ella y miró sus ojos, que lo observaban sorprendidos.
"Draco, de verdad lo siento. Siento que las cosas se hallan salido así de control, yo la verdad nunca me imaginé que…"
Él le puso un dedo sobre los labios, haciendo que ella se callara.
"Ginny…yo…"
DING DONGGGGGGGGGGG (n/a: No me maten! Jejejejeje)
"Maldito timbre, ¿no está permitido arrancarlo?"
Ella abrió la puerta pensando exactamente lo mismo.
La cerró con el entrecejo fruncido y un sobre en las manos.
"Es una invitación"
El le arrancó el sobre de las manos con brusquedad.
"Hugges…"
"Es una oportunidad excelente para…"
"Ni lo sueñes, Weasley, no irás"
"¿Perdón?"
"¿No entiendes?" dijo él blandiendo el sobre frente a su cara "Te ha invitado a una de sus orgías, eres mi esposa y…"
"No soy tu esposa" dijo ella, cruzándose de brazos.
Esa afirmación, aunque cierta, le molestó mucho.
"Me interesa muy poco, ese anillo que llevas ahí dice que eres mía"
"¡Yo no soy un objeto, pedazo de cretino!"
"Si te tengo que tratar como a un objeto para que escuches, Red, no dudes que lo haré"
Ella estaba furiosa. Los ojos brillantes de rabia e impotencia.
"¿No te das cuenta que es la oportunidad perfecta para…?"
"Para que te devore entera…"
"Malfoy, sabíamos que esto iba a pasar, no puedes estar interfiriendo en mi trabajo solo por capricho, porque sino esta misión se irá por la borda y no estoy dispuesta a que eso ocurra"
"¿Crees que esto es un capricho? Por Merlín, estoy enfermo de preocupación por ti, Red."
Ella abrió los ojos con incredulidad.
"No me mires así"
"¿Así como?"
"Así como me estás mirando, Weasley"
"Yo…no sabía que tú tenías la facultad de preocuparte…por mí"
"Bueno, pues hay varias cosas que desconoces"
"Sabes que tengo que ir"
El suspiró.
"Sí, lo sé"
Sin decir ni una palabra más, Draco le entregó el sobre, tomó su chaqueta y abandonó la habitación.
Y las horas pasaron…
Ginny trató de entretenerse, pero no podía de ninguna manera sacarse esa sensación de vacío del interior. ¿Sería posible que estuviera extrañando a Draco?"
Se sacudió apenas, diciéndose que eso no era posible. ¿En que lío me estoy metiendo?- se preguntó mientras tomaba su propia chaqueta y se disponía, muy a su pesar, a ir a buscarlo.
Entonces la puerta se abrió y ambos se sorprendieron de la presencia del otro. El cabello rubio de Draco tenía nieve encima, y él temblaba aunque en esos momentos no sintiera nada.
Alzó una ceja y una sonrisa apareció en su rostro.
"¿Ibas a algún lado?"
"Si, a buscarte"
"Soy un nene grande"
"Te fuiste hace tres horas" dijo ella señalándole el reloj.
El entró a la habitación y colgó la chaqueta.
"¿Cenaste?"
"Por supuesto que no"
"Bueno, vamos al restaurante entonces. Me muero de hambre" y tomándola de la mano, se la llevó sin que ella pudiera detenerlo.
Comieron en silencio, ninguno de los dos sabía que decir.
"Creo que nos haría bien una caminata" dijo él, acercándose a ella y tendiéndole la mano.
"¡Está nevando!" protestó ella. "¡Y es de noche!"
"No sabía que eras tan delicada…"
"No es ser delicada, es…" notó su mirada burlona, y tomó sus manos con decisión "De acuerdo, vamos"
Caminaron en silencio también, observando la ciudad brillante y enorme que se abría a su paso. La nieve caía lentamente y cuando él tomó su mano ella no pudo menos que sentirse incómoda e increíblemente feliz al mismo tiempo.
Llegaron hasta un parque, totalmente vacío. Solo algunas personas patinaban en el lago congelado, seguramente algunos adolescentes a los que el frío no parecía importarles.
"Moriremos de hipotermia, Malfoy" dijo ella con un escalofrío, mientras se sentaban en una banca.
"¿Quieres que te abrace, Red?" preguntó él, observándola con esa sonrisa que la fascinaba e irritaba todo al mismo tiempo.
"Prefiero la hipotermia" dijo ella, muy segura.
"La hipotermia debe ser una cosa bien fea. Mejor acércate, Red" Y de un tirón la tuvo entre sus brazos.
Y ella permaneció quieta, casi sin respirar mientras millones de sensaciones se agalopaban en su interior. Con una sonrisa, pensó que Hermione tenía razón. Ella también deseaba al rubio, que ahora le acariciaba el pelo como si fuera un cachorrito desamparado.
Ninguno de los dos notó la atenta mirada gris que los observaba desde muy cerca.
Lucius Malfoy se sirvió un poco más de whisky mientras volvía a su butaca frente al fuego.
La rabia le recorría cada espacio del cuerpo.
Su hijo y esa Weasley…esa traidora de la sangre. ¿Cómo un Malfoy podía caer tan bajo? Ya había sido bastante vergüenza que Draco hubiera elegido ser Auror antes que unirse a las filas del Amo…y ahora esto.
No estaba dispuesto a permitirlo. Haría que su hijo pagara. Y que esa maldita Weasley, cayera con él.
"¿Tendrás tu varita a mano, no?"
Draco hizo la pregunta por novena vez. Ella, con inagotable paciencia, asintió.
El vestido era de gasa y flotante, la tela parecía casi escurrirse entre los dedos tal agua y le llegaba por los tobillos. Ginny estaba frente al espejo del baño, teniendo algunos problemas para elegir su peinado. Finalmente, con un ágil movimiento de su varita, se lo dejó recogido, con apenas algunos mechones ondulados enmarcando su rostro.
"No te pintes mucho, no le des a entender que tú…"
Ella se acercó a él con una sonrisa y le tomó el rostro entre las manos. Fue una sorpresa para él que ella se animara a hacer eso. Y para ella que el gesto le saliera tan naturalmente.
"Todo va a estar bien"
El apoyó sus manos sobre las de ella, a ambos lados de su cama.
"Espero que sí, pero todo estaría perfecto si apoyaras esa boca preciosa que tienes en la mía, Red"
"¿Qué? Por Merlín, Malfoy, no se puede hablar en serio contigo" dijo ella, soltándole la cara y comenzando a girarse.
El la tomó por el codo, la giró y la apretó contra su cuerpo.
"Por favor, Ginny, hazlo por lo menos una vez"
Ella lo miró a los ojos, con las mejillas coloradas.
"Oh, que diablos…"
Volvió a tomarle el rostro entre las manos y lo atrajo hacia ella, mientras él apoyaba las manos en su cintura y hacía exactamente lo mismo.
Fue como una descarga de energía. Sus labios temblaron mientras se saboreaban de nuevo, como si fuera la primera vez. Con las respiraciones entrecortadas, los corazones latiendo más fuerte que nunca y las rodillas convertidas de pronto en merengue, profundizaron el beso mientras la espalda de ella daba contra la pared del baño y sus manos se perdían en ese pelo tan rubio y brillante.
Se separaron luego de unos momentos, ambos bastante agitados y sin ninguna gana de separarse.
"Por Merlín…Draco yo…"
"Llegarás tarde, Red. Luego hablaremos de esto. Cuídate ¿si?"
La acompañó hasta la puerta y la despidió con un beso fugaz en los labios.
Mientras subía en el ascensor al último piso del hotel, Ginny Weasley suspiró.
Detrás de la puerta de la habitación que compartían, Draco Malfoy hizo exactamente lo mismo.
A pesar de que se había dicho a si misma que se controlaría, la pelirroja no pudo menos que sentir nervios y hasta se podría decir que un frío y agudo miedo mientras tocaba la puerta de Calvert Hugges con los nudillos.
Cuando el hombre le abrió la puerta, ese miedo se intensificó. Los ojos de Ginny notaron de inmediato que no había nadie más que Hugges en esa habitación. No había fiesta, solo ella, él y una mesa tendida con velas.
"Pensé que esto era una fiesta" dijo ella, no ocultando su incomodidad.
"Lo será dentro de dos horas, pero pensé que un poco de…privacidad nos vendría bien"
Ginny sintió como el hombre parado ante ella le recorría el cuerpo con la mirada. Deseó con todas sus fuerzas que Draco apareciera y se la llevara, pero eso era simplemente absurdo, así que cuando Hugges le ofreció su mano, ella aceptó.
Hugges le retiró la silla rozándole el brazo nada disimuladamente, y luego se sentó ante ella, observándola. Ella sonrió mientras él abría una botella de vino y deseó con todas sus fuerzas estar en otro lado. Tenía un muy mal presentimiento.
"¿Es la primera vez que visitas Nueva York?" preguntó Hugges en un momento, mientras comían.
"Si, me gusta mucho"
"Hay una exposición muy buena a pocas cuadras de aquí. Deberías decirle a tu marido que te lleve" comentó el hombre con una sonrisa burlona.
"Oh, Draco no se molestaría en llevarme a ningún lado. Está muy ocupado con sus negocios" Ginny intentó dar credibilidad al tono molesto de su voz.
"¿Ah, si? Pues es una pena. Quizás puedas venir conmigo, si te apetece claro."
"Eso sería estupendo" dijo ella.
En ese momento, Hugges examinó su reloj de pulsera.
"Mis invitados están por llegar, pero me gustaría que luego de la fiesta te quedaras. Necesito hablar contigo"
La pelirroja asintió, adivinando de inmediato sobre que quería hablar ese hombre con ella.
Y la sala se llenó de gente. Ginny tuvo especial cuidado de perderse entre la multitud y pasar desapercibida. Tenía que encontrar algo, lo que fuera, y largarse de allí de inmediato. No le gustaba esa gente, y tuvo la impresión de que todos estaban incluidos en algo oscuro.
La sala era enorme y circular. Buena música sonaba, aunque nadie bailaba. La gente estaba dividida en pequeños grupos de conversación, mientras bebían champaña y comían los aperitivos que un par de meseros servían cada dos minutos.
Varias puertas servían de salida de la habitación central. Ginny se fue acercando hacia una de ellas y cuando estuvo segura de que nadie la observaba, se deslizó hacia el interior. Desembocó en un oscuro pasillo y comenzó a seguirlo con lentitud y cuidado.
La primera puerta que abrió era un espectacular baño. Ginny la cerró con todo el silencio que pudo y siguió a la siguiente. Era una oficina. Encontrándola lo suficientemente interesante, la pelirroja entró y comenzó a revisar los cajones del espectacular escritorio antiguo.
Y entonces, lo encontró. Un mapa. No tenía título ni ninguna otra cosa que describiera su contenido. Pensando en revisarlo más tarde, la chica lo guardó en su cartera, luego escapó de allí lo más rápido posible.
Entró a la habitación con rapidez, pero al ver a Draco dormido en el sofá se paró en seco.
No pudo evitar sentirse un poco molesta ante su total falta de interés por ver si había llegado a salvo, pero luego, diciéndose que eran tan solo cosas de niña caprichosa, se acercó.
Y se detuvo nuevamente.
Se veía tan tranquilo, su pecho subiendo y bajando con lentitud mientras respiraba, su cabello rubio desparramado sobre sus ojos…
Se acercó de nuevo, y entonces él abrió los ojos, ella soltó un grito y en un abrir y cerrar de ojos, Draco se desternillaba de risa mientras Ginny permanecía aprisionada en el sofá.
"Buenas noches, Red"
"Maldito cretino, casi me da un infarto"
"Me hubiera encantado hacerte respiración boca a boca"
"Cretino"
"Si, lo sé. Y bien… ¿cómo te fue?" preguntó jugueteando con su cabello.
Ella le sacó la mano de un golpe.
"Si te quitas de encima, te digo"
"¿Me estás chantajeando?"
Ella arqueó una ceja.
"Necesito más que maldita información, Red, estar encima de ti es muy cómodo como para quitarme"
"Esta información te va a interesar"
"Me interesas más, Red"
"Estás imposible hoy"
"¿Hoy?"
"Bueno, todo el tiempo, pero hoy se nota más"
"Admite que me estabas mirando mientras me hacía el dormido"
"Por supuesto que no"
"Por supuesto que si, se te caía la baba"
"Eres un petulante inepto, Malfoy"
"Y te encanta, Red. Dame un beso"
"Ni pienso" dijo ella, y sin más lo quitó de encima de un empujón. Mientras Draco se quejaba, ella se arregló el vestido y dijo: "Bien, ahora si te es posible concentrarte en algo que no se lo que te cuelga bajo el cierre de tus pantalones, Malfoy, me gustaría mostrarte algo"
El se sentó, dispuesto a escucharla. Ya más tarde tendría su venganza contra la pelirroja.
Holas! Gracias a todos los que me dejaron reviews! Sigan mandándolas!
