Antes que nada, muchas gracias por todas sus reviews! Este capitulo va especialmente dedicado a todos ustedes que me mandaron sus comentarios, pero especialmente para Trinidad y su hermana; me gustó mucho el mail que me mandaron. Así que aquí les dejo el siguiente capi. ¡Y perdón por la demora!

CAPITULO TRECE: Enfrentando la tormenta

Draco despertó aquella mañana con la sensación de que un dragón le había caminado por encima con la sola intención de divertirse.

Los sucesos de la noche anterior lo golpearon de pronto, mientras se sentaba en la cama y se masajeaba las sienes adoloridas.

Buscó a Ginny por la casa, pero ella no se encontraba. Le dio una punzada aguda de miedo pensar que podría ocurrir si su padre se la encontraba, pero entonces encontró la nota.

Draco:

Me fui de compras. Vuelvo cuando vuelva.

Ginebra

Sin poder evitarlo, el rubio frunció el entrecejo. ¿Ginevra? ¿Vuelvo cuando vuelva? ¿Me fui de compras? ¿Desde cuando Ginny se identificaba como Ginevra y desde cuando salía de compras voluntariamente a no ser que tuviera que comprarle algo a otra persona? Y además, Draco sabía que a ella le gustaba su independencia, pero creía que habían dejado en claro que, dadas las circunstancias, salir sola no era una buena opción.

Se dirigió al baño sin prisa. Notó entonces el shampoo de fresas que Ginny siempre usaba en el tacho de la basura. En realidad, todo lo que ella solía usar había ido a parar al fondo de la papelera, en compañía del shampoo. En el lugar de sus habituales cosas, se encontraban productos caros y extranjeros.

Draco se duchó, pensativo. Cuando terminó, se sentó en el sofá. Y por segunda vez desde que conocía a la pelirroja, y con el temor impregnándole el cuerpo, se dispuso a localizar a Ronald Weasley.

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Tenía tanta sed que su boca estaba seca y áspera, pero no pidió nada. Sabía que el padre del hombre que amaba, sentiría un placer morboso en negarle cualquier cosa que requiriese.

No le habían dado bocado, y se sentía sucia. ¿Pero que importaba aquello en esos momentos?

Había escuchado conversaciones mientras fingía estar poco a poco desfalleciendo del hambre, el frío, la sed y el dolor de las torturas infligidas.

Pansy haría que Draco se casara con ella, siendo Ginny. Y luego, cuando todo ya estuviera hecho, revelaría su verdadera identidad. Dirían que Ginny había huido y que Pansy, negándose a ver sufrir a Draco a pesar de lo mucho que él la había lastimado, había acordado con la pelirroja ocupar su lugar. Y ya sería demasiado tarde. Ya estarían casados, y Pansy había ideado, cosa que a Lucius le entusiasmó, quedar embarazada antes de revelarlo todo.

Draco- había dicho ella- jamás se atrevería a negar a un hijo tan indudablemente suyo. Y Ginny sabía que por mucho que la amara, aquello era cierto, y más aún si él pensaba que ella se había largado.

Las lágrimas corrieron por su rostro mientras recordaba los hermosos y breves momentos que había compartido con él. Ginny sabía que lo amaba, pero en aquellos momentos, e imaginándolo fuera de su vida, se percató de que lo amaba mucho más de lo que había pensado.

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Cuando Draco apareció en la chimenea de los Weasley, se encontró con Ron jugando en la alfombra con su hija.

Fue la niña quien se percató de la presencia del rubio en el fuego. Tiró de la manga de la camisa de su padre, y fue entonces cuando Ron lo vio.

"¿Qué ocurre? ¿Le pasó algo a Ginny?" preguntó el hombre, observando el semblante serio de quien había sido su enemigo.

"Aún no estoy seguro, pero necesito tu ayuda"

Ron asintió, le hizo una seña a su hija, que abandonó la habitación a regañadientes e invitó a Draco a sentarse.

El rubio así lo hizo, nervioso.

"¿Qué ocurre?" volvió a preguntar el pelirrojo.

"Creo que alguien ha suplantado a tu hermana. No ha actuado como ella últimamente"

"¿Qué?"

"Lo que escuchas. Estoy casi seguro de que alguien la tiene. La noté rara durante la pelea del otro día, pero ahora…ahora es casi como si fuera una persona completamente diferente. Tú conoces sus hábitos, tú sabrás si la persona con la que estoy viviendo es Ginny o…alguien más."

"De acuerdo. Dame un momento, llamaré a Harry para que cuide a Liz un rato. Luego iré contigo."

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Ron se sentó en el sofá, mientras Draco servía para ambos tres dedos de whisky.

El rubio notó de inmediato que su compañero estaba tan nervioso como él ante la perspectiva de enfrentar a la pelirroja.

Draco se sentó frente a él, en silencio.

"¿Cómo está Granger?" preguntó, por preguntar algo.

"Con una barriga enorme y un terrible antojo por frutillas" murmuró Ron con simplicidad.

El rubio se rió un poco, pero luego nuevamente el silencio se hizo presente.

Aguardaron así aproximadamente por una hora, hasta que ambos escucharon ruido en la puerta y miraron hacia allí, expectantes.

La pelirroja entró a la habitación y se quedó de piedra al ver a su "supuesto" hermano sentado en la sala.

Ron se adelantó hacia ella:

"Hola Gin" dijo, mientras le daba un beso en la mejilla.

Ella no devolvió el saludo.

"¿Qué haces aquí, Ronald?" dijo secamente.

Ron miró al rubio, que le hizo un ademán de que continuara.

"Mamá me envió" contestó " Te manda saludos, ella y papá, por supuesto, y…y dicen que te esperan el domingo para lo que ya sabes"

"¿El domingo? Ah, si, para lo que ya sé. Gracias, Wea…digo…Ronald."

Ron la observó un momento. ¿A dónde había ido la mirada dulce y sincera de su hermanita menor? En vez de eso, se encontró con una mirada gélida y despreocupada.

De pronto, desesperado, la agarró por los hombros.

"¿Quién eres? ¿Qué hiciste con ella?"

La falsa Ginny se quedó muy quieta, impasible.

Ron la soltó, desesperado, y se pasó una mano por el pelo.

"¡Incárcero!" murmuró Draco, y unas fuertes cuerdas treparon por el cuerpo de la supuesta pelirroja con asombrosa rapidez.

Ella pegó un grito.

"¿Draco? ¿Qué demonios estás haciendo? Esta no es forma de tratar a la mujer a la cual amas"

"No, pero tú no eres esa mujer. Dejemos que pase el efecto de la poción multijugos y luego lo sabremos"

Draco se sentó en el sofá, dispuesto a esperar. Ron hizo exactamente lo mismo.

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Pansy sintió los típicos efectos de la poción desaparecer.

El pelo se volvió rubio, las pecas desaparecieron, se volvió más alta y sus ojos se volvieron más pequeños.

"Parkinson" murmuró Ron, no tan sorprendido.

"¿Dónde está ella?" preguntó Draco, mientras ella le dedicaba miradas de odio a Ron.

"Es demasiado tarde."

"Soy experto en Legeremancia, Pansy, no me hagas usarla"

La rubia hizo una mueca.

"¿Qué es lo que tanto ves en esa Weasley de todas formas?"

"Jamás lo entenderías. Por favor, Pansy, por lo que tuvimos un día, no me arruines la vida así…"

Era casi un ruego. Draco vio como los ojos de Pansy se serenaban. La rubia miró el piso y luego, alzando la cabeza, se dispuso a hacer lo que jamás pensó que haría: decirle la verdad a Draco Malfoy.

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Ginny estaba aterrorizada.

Sola y asustada en esa habitación, se preguntó que sería de ella si no la encontraban. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.

La puerta se abrió y Lucius Malfoy apareció.

"Bien, Weasley, creo que ha llegado tu hora" dijo con una sonrisa.

Gruesas lágrimas corrieron por el rostro de la pelirroja. Ya no había nada que hacer. Si solo hubiese podido despedirse de su familia…de Draco.

Dolía pensar que perdería al amor de su vida ahora que finamente lo había encontrado, así que con el rostro del rubio clavado en sus pensamientos y en su corazón, Ginny se dispuso a morir.

"¿Por qué hace esto?" preguntó con un hilo de voz.

"Entiéndelo, Weasley, la vida no es un maldito cuento de hadas. El Señor Tenebroso se ha ido, pero aún quedamos muchos, muchos que pensamos como él. Muchos que queremos librar de escoria como tú y tu familia a la Comunidad Mágica. Nuestro siguiente paso es asesinarlos a ellos…"

"¡No! ¡Por favor, no les haga nada!"

"No estás en una posición adecuada para exigir nada, Weasley. Luego, secuestraremos al Ministro de Magia. Con la poción multijugos, yo ocuparé su lugar. Y entonces, si las cosas serán como yo quiero."

"Draco jamás se lo permitirá."

"Mi hijo estará demasiado ocupado con Pansy y con el hijo que van a engendrar. Jamás sabrá que no eres tú, y aunque lo descubra, ya será demasiado tarde. Ella va a llevar a cabo el plan esta noche"

Ginny lloró aún más, al imaginarse el terrible destino que correría Draco junto a esa mujer.

"Bien, Weasley, ya basta de charlas…"

Lucius Malfoy apuntó su varita hacia ella. Ella cerró los ojos con fuerza, pero ya sin lágrimas. No permitiría que ese asesino la viera morir llorando como una niña asustada. Abrió los ojos y los clavó en su captor"

"Valentía hasta el final ¿no Weasley?"

Se rió estruendosamente.

"¡Avada…!

La puerta se abrió de golpe.

Ginny, demasiado aturdida como para comprender nada, se quedó observando el cuerpo inerte de Lucius Malfoy, que yacía a su lado. Solo cuando sintió dos fuertes brazos que la abrazaban, pudo percibir a su salvador.

El rostro de Draco fue lo último que vio antes de perder la conciencia.

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Mientras Ginny yacía inconsciente en una cama de San Mungo, con su familia rodeándola, Draco enfrentaba a su padre.

Encerrado en una habitación bien asegurada, los dos Malfoy se miraban fijamente.

"Te pudrirás en la cárcel, padre" dijo el joven, sin que le temblara la voz.

"Enciérrame, adorado hijo. Pero siempre habrá alguien dispuesto a seguir con mi noble labor. Librar de muggles y sangres sucias nuestro mundo. ¿Crees que serás feliz? Ella siempre correrá peligro contigo. Casi la mato por tu culpa. Dos segundos más y su miserable vida hubiese acabado"

Draco miró el piso, abatido, y luego salió de la habitación sin mirar atrás. Sabía que no volvería a ver a su padre.

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Cuando Draco entró a la habitación de Ginny, ella ya estaba despierta. Un montón de pelirrojos, junto a Granger, los Potter y los Longbottom clavaron su vista en él y salieron de a uno de la habitación, sin decir nada.

Ella estaba muy desmejorada. Moretones, cortes. Había adelgazado mucho y su piel estaba seca a falta de líquido. El suero que la alimentaba, a su lado, hizo que Draco tuviera un temblor involuntario. Estaba así por su culpa.

"¿Cómo estás?" preguntó él.

"He estado mejor" contestó ella con una sonrisa. "Me salvaste la vida"

Draco asintió, apesadumbrado.

"¿Qué pasó con tu padre?"

"Morirá en Azkaban"

"Lo siento mucho, Draco"

"No lo hagas, hace mucho que él no es mi padres"

Ginny asintió. Se lo veía tan preocupado, tan vulnerable.

"Ginny, me alegro de que estés bien, pero…tengo que decirte algo"

"¿Qué ocurre?"

Incapaz de mirarla, Draco miró el piso un momento. No soportaba tener que lastimarla así, pero a la larga ella estaría a salvo. Y eso era lo único que él anhelaba.

"Yo…me divertí mucho estas semanas, pero…ahora que ha terminado la misión…creo que no deberíamos volver a vernos"

"¿Qué?"

Draco se odió por las palabras que estaba a punto de pronunciar, pero la miró fijamente y dijo:

"Pensé que te amaba, pero me confundí. No siento nada por ti."

Ella lo miró un momento, lastimada.

"No te creo"

"Mira, el sexo estuvo bien…pero soy un alma libre, Weasley. Y siempre lo seré"

"No hablas en serio. Lo haces por protegerme"

"No soy tan noble, Weasley, deberías saberlo a estas alturas. Solo soy un buen actor"

"No, no…"

Ella cerró los ojos con fuerza.

"Tengo en mis venas la sangre de mi padre. No soy un asesino, pero tampoco puedo…estar con una…traidora a la sangre. No eres mi tipo. Digamos que había una vez un niño, creció en la oscuridad y solo. Un día tú llegas y le pides que salga a jugar bajo el sol, pero él no querrá hacerlo. No puedes culparlo por eso, ¿cierto?"

"Yo conocí al hombre que fue ese niño, y vi esa luz en sus ojos. Todavía la veo."

Draco sintió que el corazón se le hacía trizas, pero estaba decidido.

"No puedes obligarme a amarte, Weasley. Adiós…y hasta nunca"

Draco salió de la habitación sin mirar atrás. Cuando Granger le dedicó una sonrisa en el pasillo, no se la devolvió, simplemente siguió caminando. Caminando fuera de la vida de Ginny.

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Dos semanas. Dos semanas habían pasado sin que volviera a verla.

Los días pasaban lentos y sin gracia, porque ella ya no estaba con él. La única veta de color que había tenido su vida había sido demasiado breve. Y se había ido. Bueno, en realidad, él la había echado, pero pensar en eso dolía demasiado.

Cuando volvió al cuarto de hotel para llevarse sus cosas y volver a su anterior vida en Londres fue como si dos dimensiones paralelas se quebraran. En una estaba su vida antes de Ginny: su trabajo, alguna que otra persona que podía llamar amigo, sus conquistas, su soledad. En la otra estaba Ginny y le sorprendió percatarse de cuánto había cambiado su vida desde que se había enamorado de ella. Su llama. Su fuego se había ido, se había consumido de a poco por petición pura y exclusivamente suya y ahora solo quedaba oscuridad. Ya no estaba su risa, sus bromas, su cuerpo calentando su cama. El sonido de su respiración junto a él luego de haber hecho el amor.

Regresar fue un golpe duro. Allí estaba su perfume, allí estaba su ropa. Allí estaban los breves momentos y lo poco que ahora quedaba de ellos. Draco atesoró cada cosa mientras empacaba, consciente de que jamás volvería a tenerlas.

Pero era un precio bajo a pagar si Ginny estaba bien. Si, estaría destrozada, lo odiaría y se sentiría usada e infeliz, pero pasaría. Se dijo que el dolor de ella pasaría aunque el de él estuviera latente por el resto de sus días. Una persona como Ginny no encajaba en su vida- se dijo- aunque su corazón le dijera a gritos lo contrario.

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¿Cómo fue capaz de creer en él?

De vuelta en su pequeño apartamento, demasiado oscuro y vacío, Ginny no hacia otra cosa que preguntarse eso.

Recién había llegado a su casa, pero ya no la sentía como un hogar, porque Draco no estaba allí y no quería estarlo, lo había dejado claro. Su hermano Ron la acompañó hasta el viejo edificio; ella tendría que reposar una semana más antes de volver al cuartel. La idea de volver a ver a Draco le destrozaba el corazón, la idea de saber que estarían tan cerca y a la vez tan inevitablemente lejos.

Cuando llegaron a la puerta y la abrió solo para encontrarse con ese frío y con ese espacio tan lleno de nada, Ginny no pudo evitar llorar. Cuando Ron la miró, le dedicó la mejor sonrisa que pudo y trató de ocultar las lágrimas. Por la mirada de su hermano, no lo había logrado, pero él había sido lo suficientemente amable como para no mencionarlo.

Sus amigos sabían la verdad; cuando Gabrielle, Luna y Hermione entraron de vuelta a la habitación luego de que Draco se hubiese ido tan fríamente, no pudo ocultárselos y les contó todo. Tenía que desahogarse. Evidentemente, si ellas estaban al tanto también lo estarían Ron, Harry y Neville. Pero no le importaba demasiado. Solo quería estar sola.

Se sentó en su viejo sofá, en pijama y tratando de aplacar el frío de su interior abrazándose a si misma. No lo logró.

Lo amaba, por Merlín, como lo amaba. Y él había sido tan cruel. Ella hubiese entendido si se trataba solo de sexo, pero para ella comenzó a ser algo mucho más fuerte luego de las primeras veces. Se sentía usada y sucia. Se sentía abandonada, sola, y sabía que sin él jamás volvería a ser feliz.

Pero se limitaría a existir. Su sonrisa sería triste y la encontrarían muchas veces con la mirada perdida, recordando. Pero seguiría su vida. Con Draco o sin él, Ginny Weasley no estaría vencida.

Tomó el teléfono en un impulso.

"¿Stuart? Si, es Ginny…si, me encuentro mucho mejor, gracias por preocuparte. No, te llamaba por otro motivo… ¿sería posible que me trasladaras a otro Cuartel, a uno fuera de Inglaterra? Si, cualquiera estaría bien…Gracias, esperaré tu llamada."

Ginny colgó el auricular. Y suspiró. Si tenía que empezar de nuevo, lo haría lo más lejos posible de él. Aunque se muriera por dentro.

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Tres días después…

Draco se encontraba en su mansión, tirado despreocupadamente en el sofá mientras bebía una copa de vino. El mejor, por supuesto. Los Malfoy siempre tenían lo mejor. Pero él no tenía a Ginny- se recordó con pesar.

No la había vuelto a ver en la oficina, y no había querido preguntar, pero se imaginó que estaría en reposo. Molestaría a Stuart para que lo enviara a alguna misión que consumiera todo su tiempo con la esperanza de no pensar en ella y no encontrársela en la oficina. Sabía bien que ella no querría verlo. Ni siquiera lo había llamado, lo cual no era una sorpresa. Estaría demasiado lastimada y tenía ese característico orgullo suyo que hizo que Draco supiera de inmediato que no lo volvería a molestar. Pero él ansiaba que lo molestara. Quería escuchar su voz con tantas ansias que a veces se veía tentado de llamarla. Pero nunca lo hizo, ni lo haría. Si la había sacado de su vida, sería para siempre y completamente.

Un estruendo en la chimenea lo sobresaltó, y aún sorprendido, vio como Ron Weasley salía lleno de cenizas. Estaba furioso.

"Malfoy, tienes que hablar con ella, tienes que decirle la verdad"

"Ya se la dije, Weasley" replicó él fríamente.

Ron temblaba de furia.

"Maldito mentiroso. Te dije que si lastimabas a mi hermana te…"

"Siento mucho que ella halla malinterpretado las cosas, pero son así"

"No me vengas con eso. Me cuesta admitirlo, pero no eres el mismo bastardo que eras en Hogwarts"

"Las apariencias engañan" musitó Draco, mientras se servía más vino.

"¿Si?" preguntó Ron acaloradamente "Yo estuve allí, Malfoy. Yo estaba ahí cuando la encontraste casi muerta en esa inmunda habitación. Yo fui quien vio como la sostuviste en tus brazos y como le agarraste la mano mientras se la llevaban. Yo vi tus lágrimas cuando la encontraste y la llenaste de besos tontos aunque ella estaba inconsciente"

Draco miró a Ron, abatido.

"Yo he visto como la miras cuando crees que nadie lo va a notar, yo he visto como eres cuando estás con ella, yo he visto lo que sientes en cada una de tus acciones, en cada uno de tus actos"

Draco le dio la espalda. No se sentía lo bastante valiente como para negarlo tan descaradamente.

"Hace mucho tiempo, Harry también intentó protegerla. Hace mucho tiempo ella quedó destrozada, pero lo superó. No sé si alguna vez amó a Harry de verdad, pero sé que si te ama a ti de verdad. Y sé que ésta vez no podrá superarlo. Jamás."

"Yo ya lo superé" dijo Draco.

"No, no lo has hecho. Por Merlín, Malfoy, ella no necesita que la cuiden, es lo suficientemente fuerte para hacerlo ella sola. Ella no necesita que tú te encargues de su seguridad, ni que temas que tu padre o algún otro quiera llegar a ti a través de ella. Ella te necesita a ti"

"Weasley…"

Ron harto, lo interrumpió.

"Malfoy…se va hoy. Y no va a volver. Pidió un puesto en otro Cuartel de Aurores. Se va para Estados Unidos, se está yendo mientras tú y yo estamos discutiendo. Hazles un favor a ambos y por favor, impídelo. No podrás vivir sin ella, y ella no podrá vivir sin ti. Sé…sé que tu vida no ha sido fácil…no tires a la basura la única oportunidad que tendrás de ser feliz. Deja de castigarte por lo que fuiste y piensa de una vez en lo que eres. En lo que significa ella para ti, y en lo que tú significas para ella."

Ron respiró hondo, luego de tan largo discurso.

Draco nunca creyó posible que el hombre que estaba parado ante él, su enemigo por años, fuera tan directo y le refregara la verdad sin pudores en su cara. Nunca creyó que Ronald Weasley quisiera que estuviera con su hermana.

El rubio suspiró.

"¿A quién engaño? La amo más que a nadie en el mundo, y si no puedo hacértelo creer a ti, Weasley, creo que no podré con nadie"

Ron se rió.

"Buen punto"

Aún estaba riéndose cuando Draco se desvaneció en el aire.

"Me debes una, Gin" murmuró el pelirrojo, contento, mientras se desvanecía él también para reunirse con su familia.

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Bueno, como ven…¡ACTUALIZÉ! El próximo es el último capitulo… ¿logrará Draco detener a Ginny? Creo que ya saben la respuesta, pero lean el próximo para estar seguros! Y manden muchas reviews!