Capítulo 27: Caminos que seguir
Del otro lado de la barrera un diablillo de baja estatura había dejado marcas ovaladas en el pasto, dado que, desde que había salido de los terrenos del castillo del dragón había dado vueltas angustiado por lo que ocurriese dentro.
"Jaken, ¿planeas hacer un hoyo en la tierra? ¡Deja de dar vueltas, me mareas!" Exclamó con molestia Shimo.
"¿Cómo puedes estar tan tranquilo, acaso no te importa la suerte de tu señora?" respondió furioso agitando su bastón en el aire.
"¡Claro que sí, más aún cuando está siendo acechada por tu señor! ¿Pero qué lograremos caminando de un lado al otro?" las garras filosas del kamaitachi se clavaron en la tierra mientras apretaba sus dientes.
-En este estado es imposible que pueda ayudar a mi señora- Shimo miraba con molestia su pata vendada, sentía que eso le impedía ir en busca de su ama y salvarla del seguro ataque del daiyokai, pero en el fondo sabía que ninguno de ellos tenía oportunidad de sobrevivir, sea al veneno o sea a la locura del inuyokai.
Jaken también estaba muy preocupado, tenía que admitir que la comadreja tenía razón, la mujer estaba en gran peligro. Ya una vez había probado un destello de la ira de su señor, pero esto era muy diferente.
-El amo bonito incluso enojado mantiene un control absoluto sobre sus movimientos y ataques, pero bajo el control del sheng… Más bien, bajo el descontrol de sus instintos animales, no sé lo que pueda hacerle a esa pobre muchacha. -
- Bueno aunque si algo tan grave llegara a ocurrir, aun esta colmillo sagrado.- Penso un poco mas tranquilo el diablillo mientras miraba que espada que sostenía en mano, misma que le fue dada por su señor antes de salir de la barrera. - Aunque habria sido mas útil que se la llevara con él pero el amo dijo…-
"Tenseiga no es útil para mi en esta situacion, cuidala hasta mi regreso."
-Me llena de orgullo pensar que mi señor confía lo suficiente en mi para cuidar del tesoro de su padre.- Penso con orgullo. - Y es una suerte que no considerara llevarla, solo con la funda de la espada, ya me siento más seguro, no podemos olvidar que seguimos en territorio enemigo. Pero si Korihana llegara a necesitarla… ¿No sería mejor que el amo la hubiera llevado con él? Y si me la dio porque nisiquiera le importa lo que pudiera pasarle a la mujer?!
"Basta ustedes dos, no pueden dejar de pelear ni siquiera en esta situación." dijo con desánimo Fubuki quien seguía como atalaya vigilante en el lugar donde estuvo la línea de la barrera. "Solo deseo que mi querida dama esté a salvo, también el señor Sesshomaru." Fubuki, como siempre, trataba de mantener la calma pero no podía.
-¿Estará bien mi diosa? ¿El señor Sesshomaru sobrevivió? ¿Qué tal si ambos…? -
Fubuki estaba horrorizado, todos escenarios imaginables se dibujaron en su mente y eso solo alimentaba su exasperación.
"¿Por qué tiene que pasar por eso mi señora? Acababa de ser lastimada por nuestra culpa y ahora esto" Shimo seguía mascullando con molestia.
" ¡No, no debemos pensar en eso, mi señora es fuerte y astuta, si algo se complica encontrará la manera de salir del problema." Trató de animarlo su hermano de ojos oscuros.
"Tienes razón, además el amo bonito tiene más control y dominio propio que cualquier en este mundo. Ellos estarán aquí en cualquier momento." dijo elevando un puño con orgullo el diablillo, aunque internamente tenía más dudas que certezas. Una mueca se mostro con su boca mientras miraba a Colmillo Sagrado.
Un agradable aroma a ciruelo fue capturado por el sensible olfato del gran perro. La fresca sensación a su alrededor relajó todos sus sentidos.
La comodidad que disfrutaba en ese momento era muy inusual para él, ya que rara vez su forma yokai original podía mantenerse en un estado que no fuera alerta y vigilante. Tal quietud llamó la atención del daiyokai, quien ya no se encontraba bajo los efectos del sheng, y provocó que fuera más consciente de su entorno.
Al abrir sus grandes ojos rojos, reconoció el lugar donde ya solo quedaba escombros del castillo del dragón, pues había quedado inservible después de su persecución y pelea con la ninfa. Pensando en ella, inmediatamente notó que el espacio también estaba cubierto de una ligera capa de nieve.
Entonces poco a poco los recuerdos de lo que había sucedido empezaron a inundarlo.
Él había perdido ante su bestia interior, la razón había huido de sí, dando paso sólo al instinto.
Pudo ver imágenes un tanto desordenadas de la mujer tratando de atacarlo, de la bestia persiguiendola y cazándola, de ella pidiéndole que resistiera.
-¿Dónde está ella? -
Con las visiones que seguían llegando, no hallaba una respuesta clara de qué le había pasado, y contra su voluntad ese desconocimiento de su paradero lo inquietó.
El gran yokai olfateó el aire tratando de captar el aroma de la mujer invernal, y para su sorpresa, estaba más cerca de lo que hubiese imaginado. A su izquierda, escondida entre su largo pelaje, la pequeña figura de la dama del hielo reposaba sobre su flanco.
Apenas se veía algunos mechones oscuros de cabello, ya que, debido a su gigantesco tamaño, el pelaje platinado del inuyokai la cubría como un abrigo.
Desde su percepción bestial, la mujer lucía realmente diminuta y frágil. Su semblante también parecía decaído y su respiración quieta apenas y daba señal de que estaba viva.
Más recuerdos llegaron a él, pronto fue consciente de que su bestia la había reclamado como presa de caza, esto al reconocer la furia que invadió a su yokai cuando la yuki-onna quiso atacarla.
Nuevamente se sintió molesto, pero no estaba seguro si era por el actuar de la yuki-onna o su comportamiento animal. De lo que estaba seguro es que era culpa de la odiosa mujer que se atrevió a dormirse a su lado.
Mirándola unos segundos más dejó escapar un leve gruñido antes de volver a su forma humanoide.
Al hacerlo, eventualmente, un golpe sordo anunciaba la caída de la ninfa sobre la hierba emblanquecida por la nieve. Ni el brusco movimiento, ni la caída habían despertado a la mujer. Percatándose de esto, el daiyokai se acercó al cuerpo inmovil y la estudió con detenimiento.
Parte de su ropa tenía cortes y rastros de quemaduras, esto como resultado de haberla atacado con su látigo venenoso, aparentemente su antebrazo había recibido la peor parte pues una larga línea marcaba una fea quemadura. Su hombro también guardó marcas de haber sido atacado por sus garras. Al verlo, dirigió su aguda mirada a una de sus manos y en efecto reconoció que todavía había un poco de sangre entre sus uñas. Su entrecejo se arrugó un poco, su mirada también se volvió fría, incluso casi podía verse una ligera mueca. El demonio perro estaba molesto consigo mismo.
Un impulso desconocido lo instó a agacharse y tomar el brazo herido.
-Necia, pensé que serías más inteligente que esto. ¿Qué pasó por tu atolondrada cabeza para que hicieras algo tan estúpido?-
Y como si el cielo de alguna forma hubiera oído su soliloquio pronto le envió una respuesta. Aparentemente aún cuando su bestia había caido rendida al hechizo de hibernación sus sentidos seguían alerta, y de alguna forma sus sensible oídos habían captado la respuesta a la pregunta del yokai.
"¿Qué fue lo que hice?, Habiendo recuperado mi poder lo volví a perder."
La voz de la ninfa en su cabeza sonaba distante y apagada.
" Si te hubiera hecho caso, ahora mismo no me sentiría tan débil y agotada."
La bestia fue capaz de captar la agitación de sus respiraciones. El latido rápido de su corazón hizo eco en lo profundo de sus sentidos.
"Y mi poder no se habría vuelto a reducir."
El golpe de su caída al suelo lo alarmó. La sensación de calidez al sentir la pequeña figura de la mujer contra su costado lo tomó desprevenido, era tan ligera que de no se por su calor corporal y aroma jamás habría notado su presencia.
"y tampoco volvería a sufrir de estas presiones."
Nuevamente su padecimeinto había hecho presencia. Aunque no pudo ver su rostro, él ya tenía una idea muy clara del dolor que tuvo que pasar en ese momento. Había visto sus ojos apretarse y su nariz arrugarse varias veces cuando la molestia venia a ella de forma insoportable. Sabía que debía ser grave pues, su máscara de indiferencia caía por completo cuando esto pasaba.
-Hn, estúp…- de pronto el pensaimento colérico del demonio perro se vió interrumpido por la siguiente memoria de las palabras de la ninfa.
"Pero… no puedo ignorar a un amigo."
Los ojos ambarinos del yokai se abrieron levemente, incluso su ceja de alzó ligeramente, claramente en señal de sorpresa.
Ahí estaba, nuevamente… ese epíteto.
"Llegaste justo a tiempo. No tenías que hacerlo, pero llegaste."
"Eres un buen amigo, Ssesshomaru"
Fueron las palabras que salieron de ella aquella vez que casi perdía a sus sirvientes. Definitivamente ninguna de sus acciones de aquel momento tuvieron que ver con aquella mujer o sus sirvientes, el gran daiyokai actuaba a su parecer y no tenia la obligacion de hacer nada por nadie.
El perro demonio consideraba que la mujer era lo suficientemente sensata como para no etiquetar o comparar vagamente sus acciones con motivos tan simples, propios de seres vanos. A su parecer, no creía que su mente fuera tan futil, y por lo tanto dirigirse a él como 'amigo' debía tener una intención mayor. Para el indiferente señor del Oeste tales palabras solo eran parte de la astucia de la mujer, con un propósito que aun desconocia pero que no tardaría en develar.
"Hn…"
Sin embargo, aunque estaba muy seguro de sus pensamientos sobre el ardid, no pudo dejar de inspeccionar el brazo lastimado de la mujer, que aun sostenía.
De pronto unos nubarrones negros se posicionaron sobre sus cabezas cubriendo el ligero resplandor que los acompanaba hace unos instantes. Estruendos se escucharon a lo lejos y el agua en forma de lluvia no tardo en caer y empapar a la pareja.
La zona era una region costera por lo que obviamente la lluvia podría llegar a convertirse en tempestad en poco tiempo ocasionando grandes estragos. El infalible instinto del daiyokai le aseguraba que no era seguro para la mujer viajar con ella a cuestas hasta encontrar a sus sirvientes, debía encontrar algo más cerca.
"Tedioso"
susurro con desdén mientras pasaba su brazo izquierdo por detrás del palido cuello de la ninfa para sujetar su hombro, al mismo tiempo que hacía lo mismo con su brazo derecho detras de las rodillas cubiertas por la tela empapada.
Mirandola de cerca, reconoció que su rostro estaba muy pálido, un ligero tono purpúreo rojizo cubrió la zona blanda debajo de los ojos. El agua seguía corriendo por su frente y mejillas llegando a sus labios que, aunque eran mojados por las gotas de lluvia, tenían un aspecto reseco. La imagen le recordo a la vez que ella estaba sonámbula, su aspecto se asemejaba mucho y eso le hizo caer en cuenta de que todo su cuerpo, pequeño y sumamente ligero, estaba frío.
"¿Quién podría pensar en ti como una diosa? Si apenas eres más frágil que una delgada capa de hielo."
Murmuro con sorna el daiyokai mientras caminaba en dirección a una gruta que no estaba muy lejos desde donde estaban, ya que llevarla volando con el clima recurrente sería contraproducente.
Sintiendo el ligero peso de la cabeza de la mujer contra su pecho, el daiyokai pensó que si la apretaba sutilmente contra si, ella podría romperse. Inconscientemente, y sin saber porqué, lo hizo. Entonces el rostro de la ninfa quedó más escondido y su cálido y lánguido aliento golpeó profusamente el torso del daiyokai. La inesperada sensación que esto le provocó hizo que soltara un poco su agarre.
Rápidamente Sesshomaru ignoró lo que había pasado, colocando a la mujer invernal sobre un espacio seco en la gruta. Sin embargo, pronto el suelo bajo la figura durmiente de la mujer se humedeció, haciendo que su ropa, ya inutil, se ensuciara. Esto no era bueno.
Debido a que la ropa de la mujer estaba empapada por el agua de la lluvia, era inutil que siguiera usándola, es más, de continuar así solo se enfermaria como ocurrio tiempo atras.
Sin dar mayor pensamiento al asunto, y con su ceño fruncido por las molestias que debía pasar por la débil mujer, el yokai empezó a quitar las prendas mojadas.
Su ira era evidente, ella no era consciente, pero la mirada asesina que le estaba dedicando era tan intensa como para hacer que el mejor espadachin del mundo temblara de miedo y huyera.
Sesshomaru se sintió insultado, y doblemente deshonrado. Primero por haber cedido a su bestia interna, llegando al punto de actuar como un perro descontrolado. Y luego por tener que asistir a la enferma mujer. La idea de poner su mano sobre bakusaiga y terminar con esto divagaba en su mente, pero a la vez era detenida por su orgullo. Despues de todo, la mayor razón de su furia estaba en que ahora tenía una deuda con la ninfa.
Aunque quisiera, no podia ignorar lo obvio, si había regresado a sus sentidos, se debía a los esfuerzos de la mujer que yacía inconciente.
Como daiyokai y guerrero tenía un código, y aunque siempre hizo lo que quiso, había algo que no podia pasar por alto. Sesshomaru no tenía deudas, jamás.
En su autosuficiencia y orgullo nunca dependio de nadie, por eso jamás alguien pudo tener la osadia de decir que alguna vez habia hecho algo por el gran Lord del Oeste.
Pero ahora esta problemática mujer había interferido en sus asuntos. Y su honor le impedía no retribuirle lo hecho.
-Entonces, ¿buscabas que tuviese una deuda contigo? Hn… ¡qué astuta!.-
Las únicas prendas que ahora cubrían a Korihana eran unos pantaloncillos a mitad de muslo y un corpiño de algodon de tiras que llegaba hasta su cintura.
El yokai miro con extrañez la ropa interior que vestía, pues era muy diferente a lo tradicional, sin embargo no le dio mayor importancia pues supuso que eso era lo que se llevaba en el futuro.
El tiempo pasaba y el clima no daba ninguna señal de que mejoraría, el yokai contemplaba como el agua y el viento arrasaban con hojas y ramas. Pero aún cuando su mirada estaba en la naturaleza caótica que fluía con total normalidad fuera de la gruta, sus pensamientos no abandonaban la duda sobre la seguridad de la mujer invernal. No importaba que ya no estuviera usando ropas mojadas, su cuerpo aún era frío al tacto y no había posibilidad de crear fuego dentro de la cueva.
Su mirada volteó hacia la estática figura de la mujer que aún no despertaba pero entre ratos mostraba ligeros temblores, nuevamente sus ojos cambiaron de dirección, esta vez hacia su estola. Movido por un pensamiento que él catalogaría como irracional, había pensado en cubrirla con eso, pero la idea se descartó pues la estola también estaba mojada, incluso su haori en parte también estaba un poco húmedo aún cuando su armadura evitó que buena parte de él se mojara.
Siendo un daiyokai nunca le dio importancia a sí su ropa estaba o no en condiciones de usarse pues a diferencia de otros seres él no se enfermaba. Pero esta chica era un caso diferente.
Pronto el sonido de su armadura tocando suelo hizo eco en la gruta. El reluciente haori blanco con el delicado bordado de flores también se hizo a un lado, finalmente sus fornidos brazos desataron la delgada cinta que sujetaba la prenda interna que usaba. Con el torso completamente expuesto, solo el pantalón y el cinto amarillo vestían la parte inferior de su cuerpo.
El yokai se acercó a la pequeña figura que dormía a escasos pasos de él, nuevamente se cuestionó fuertemente porqué tendría que ayudar a la mujer que desde el inicio ha sido una carga.
¿Cómo alguien tan frágil puede ser la diosa del invierno? Se preguntó mientras la contemplaba. Desde que la conoció no le pareció nada sobresaliente. Y ahora que la podía ver mejor solo podía afirmar su pensamiento.
-Estatura pequeña, complexión ordinaria, rasgos suaves, pero nada que destaque.-
"Hn…"
En su mente ella era muy común, pero, a pesar de ese pensamiento, sus ojos ambarinos no podían apartarse de ella mientras la cubría con la única prenda seca que disponía. Con delicadeza apartó unas hebras de cabello que caían por sus mejillas, curiosamente se tomó un largo tiempo para hacerlo, pues su mano no tenía prisa en soltar su agarre.
Unos cristalinos ojos claros como el hielo se abrieron con pereza. La luz del sol que se filtraba juguetonamente entre las verdes hojas de los árboles había conseguido sacar del largo sueño al hada invernal.
Korihana miro el cielo azul que se entredejaba ver por las hojas, y se pregunto donde estaba. El viento soplante y la tranquilidad del campo, así como la presencia de una peculiar mariposa celeste le dio la sensación de estar en un bosque al cual había ido con su buen amigo Mikage en su era. Pero no podia ser.
- ¿Acaso he muerto? No, si así fuera no debería seguir sintiéndome cansada y adolorida. -
- Tal vez… -
Al girar suavemente su cuello pudo observar que no lejos de ella Shimo y Fubuki conversaban con Jaken. Su mirada viajó por todo su campo de visión y se inquietó al no ver al daiyokai por ninguna parte.
Pronto se dio cuenta que no estaba en las ruinas del castillo de Ryu, sino en el lugar donde habían llegado al cruzar el mar.
Un sentimiento que últimamente se había vuelto común en relación al inuyokai la embargó nuevamente. La preocupación de si su esfuerzo junto al de la yuki-onna habían sido útiles la alteró. Sus pupilas temblaron, tuvo miedo.
-No es posible, debería estar bien. ¿Por qué no está aquí? -
Ria se apoyó sobre sus codos para sentarse pero cuando puso sus palmas sobre la suave tela que estaba debajo de ella no logró pararse ya que un fuerte agarre en su hombro se lo impidió.
"¿Qué crees que haces?"
La voz gélida inundó sus oídos, las centellantes orbes doradas le dieron serenidad pues no veía en ellas nada que indicara que siguiera dominado por su bestia.
Sin ninguna expresión en su rostro, pero con un gran alivio en su corazón, los labios de la ninfa se abrieron para susurrar palabras simples.
"Estás bien"
"¡Ama Korihana! ¡Ama Korihana! Ha despertado!"
"Por fin reaccionas, muchacha"
Con rapidez los yokais se aproximaron a la dama que aún vestía una pieza no propia de ella.
Con alivio Jaken se dio cuenta que si bien aún estaba pálida y sus facciones lánguidas, su aspecto era mucho mejor del que tenía cuando su amo la trajo.
Flashback
"Cielos, qué clima para tan inoportuno, nos hemos empapado por completo."
"No hubo un lugar cercano donde resguardarnos más que este tronco hueco."
"Y que lo digas, el espacio es tan pequeño"
Los pequeños yokais que habían quedado sin la supervisión de sus respectivos amos, no podían hacer otra cosa más que esperar. Sin embargo la preocupación creció con las horas y la lluvia garrafal del momento no ayudó tampoco. Para su fortuna, el viejo tronco donde estaban resguardados era lo suficientemente resistente ante la tempestad.
Los yokais trataron de conciliar el sueño, aunque fue inútil, no podían dejar de mirar por los hoyos del tronco buscando alguna señal del regreso de sus amos.
"No podemos seguir así, no conseguimos nada desvelandonos todos a la vez." musitó Shimo restregando sus ojos.
"Tienes razón, será mejor si hacemos turnos." Jaken, quien también estaba muy cansado, pensó que la idea no era mala.
"Entonces, yo haré la primera ronda. Ustedes descansen." Indicó Fubuki.
Jaken quiso protestar pero realmente estaba muy cansado, asi que no insistió mucho antes de caer rendido a un lado de Shimo.
Cerca de la tercera vigilia, los ojos del kamaitachi guardian estaban cediendo, por lo que decidió levantar a su hermano para que contiinuase, aunque este seguía profundamente adormilado. Jaken, quien se despertó por los murmullos del ojinegro tomó su lugar, no sin antes rechistar de la poca seriedad de la comadreja más rebelde.
"¡Ja! Y dijo que estaba preocupado. Solo es un niño latoso que le gusta hablar."
Mientras el diablillo parloteaba de su suerte la lluvia ya se había detenido por completo. Pareciera que tal tormenta nunca se hubiera producido, el cielo se había despejado muy rápido. Sin embargo el terreno lodoso y las grandes ramas en el suelo revelaban la verdad de la sacudida de la naturaleza.
Aún era oscuro, pero un brillo en el horizonte alertó al diablillo, al reconocerlo, Jaken no pudo contener su emoción. Su amo estaba de regreso.
En un halo de luz la figura imponente del inuyokai se presentaba ante el sirviente.
"Amo bonito, está sano y salvo.¡Cuánto me alegra! Yo sabía que nada podría contra ust.." el alegre comentario fue interrumpido cuando el pie del daiyokai se posó sobre la cabeza del diablillo.
"No seas ruidoso. Despierta a los kamaitachis."
Luego de recuperarse del golpe, Jaken se dio cuenta que mientras brincaba vitoreando a su amo había ignorado por completo a Korihana quien era sostenida por su señor.
No pudo verla bien, pero aparentemente su cabello platinado, que caía humedo del brazo de su amo, habia vuelto a oscurecer.
Cuanto antes despertó a las comadrejas quienes nuevamente pusieron una expresion de susto e intranquilidad en sus rostros. Gimoteos acompañaban a los niños que pedian a lord de las bestias que les dejara ver a su señora, aquienes él no respondió ni escuchó mientras seguía caminando.
"No sean inoportunos, el amo Sesshomaru está buscando un lugar para recostarla. Por lo menos saben que está viva."
Claro que esto no calmó a los pequeños, pero no era como si pudieran hacer otra cosa que acatar la voluntad del gran demonio perro.
Con ayuda del bastón de dos cabezas se secó una zona para recostar a la ninfa, ya que no había cerca alguna gruta que les sirviera de refugio.
A la luz del fuego, los kamaitachis revisaron a su ama, quien tenía algunas heridas y cortes que fueron apariencia de la ninfa era absolutamente lamentable, su rostro demacrado y el frio de su cuerpo la hacía parecía un cadaver. Pero había algo en particular que hizo que los tres pequeños yokais se miraran inquietos y nerviosos.
-Esta no es ropa de mi ama- pensó Fubuki mirando a su hermano mientras limpiaba las zonas heridas de su señora.
-Lo sé, esta prenda es tan … tan poco femenina.- Shimo pareció leer la mente de su hermano y estuvo de acuerdo en que sin duda esa prenda tenia otro dueño.
- El olor es de…- Los dos niños abrienron grandemente sus ojos al reconocer el olor de la bata que cubría a su señora y dirigieron rápidamente su mirada al daiyokai que estaba sentado con los ojos cerrados muy cerca de ellos.
"Más les vale no decir una sola palabra" Jaken quien también había entendido todo les advirtió antes de que hicieran o dijeran algo indebido.Él tambien lo supo en cuanto lo vió, el conocía todas la prendas de su señor.
-El amo Sesshomaru le ha dado su ropa a esta chica,¿cómo es posible?- Los grandes ojos amarillos del diablillo por poco se salían de sus cuencas cuando se dió cuenta qué parte de su ropa le había dado a la chica.
- Mi señor solo está usando su haori, esta chica tiene su… su… su…- La evidencia era obvia pero la cara de todos estaba roja e incómoda por que Korihana usaba la prenda interior de Sesshomaru y su olor la envolvía por completo. En el mundo yokai esto podría ser malinterpretado, especialmente viniendo de un lord bestia que jamás cedería nada a nadie a menos que ese alguien fuera ….significativo.
Fin de Flash Back
Pero pensando en lo que vió anoche, Jaken no tuvo duda que, muy a su pesar y fuera de todo juicio que tenía sobre su amo, aquella chica se había convertido en algo más que un simple subordinado de su señor.
El grupo permaneció en aquel lugar hasta el día siguiente, los sirivientes de la diosa invernal querian asegurarse de que ella estaba mejor para seguir con el viaje. En el bote de regreso el ambiente era tenso pues, luego del pequeño relato que les hizo la ninfa se comprendió que no había forma de localizar al dragón.
"¿Cómo es posible que durante todo este tiempo ese demonio nos hecho dar vueltas como tontos?" Seguía refunfuñando un molesto Jaken mientras remaba.
"Fue un engaño muy bien elaborado, no sabiamos que contaba con esa sacerdotisa." comentó Ria a la vez que arreglaba en manto que tenía puesto sobre sus hombros.
"¡Esa vieja bruja! Sin duda un ser retorcido. ¿Cómo se le ocurre usar algo tan mortífero como el sheng? ¡Mi amo Sesshomaru pudo haber muerto!" El diablillo jamás le perdonaría a la hechicera su malévolo intento.
"Si, pero gra…"
"Lo que importa ahora es saber donde está. Ya no tengo dudas, si se está ocultando es porque debe poseer la gema." Korihana no dejó continuar a su sirviente pues sabia lo que diria y no era el mejor momento para levantar la ira del yokai que no dejaria que se hable sobre una "ayuda" de parte de una celestial. "Pero ya no puedo sentir la gema. En estas condiciones ya ni siquiera soy capaz de rastrearla." los labios de la ninfa retuvieron un soplido manteniendo su porte distinguido.
"Mi señora, ¿quiere decir que volveremos?" Preguntó el ojiazul con ligero asombro. No pensaba que su ama se iria antes de tiempo. Ambos kamaitachis miraron a su diosa esperando una respuesta. Pero los cristalinos ojos claros de la mujer estaban perdidos en el agua que corría debajo del bote.
"Humm, ¿después de todo el alboroto que armaste te rendirás así,muchacha?" el diablillo dio un salto moviendo un poco el bote, no podía creer que la chica obstinada se estaba rindiendo.
"Sería poco inteligente seguir buscando un objeto que ya no puedo distinguir." murmuró ella con indiferencia. El viento meció ligeramente un mechón de su cabello que ahora era casi completamente oscuro salvo por un fino grupo de hebras que se mantenía níveas.
-Con algo de suerte, podría recuperarme lo suficiente para volver. Pero…, siendo realista no me lo permitirán. Y tampoco puedo permitir que la situación se agrave por mi obstinación de querer hacerlo yo. No meteré en más problemas a Tenkou.-
Al llegar a la orilla se despediría de sus compañeros de viaje y volvería a casa. Sin embargo mientras más pensaba en ese momento y más cerca veía la tierra del otro lado, más solidamente sentia un nudo en su garganta.
-Creo que he pasado demasiado tiempo con ellos que ahora la idea de no verlos jamás es extraña. y yo…- sus ojos vacilaron rápidamente de la figura del gran yokai al paquete que sujetaba en sus manos donde cierta prende se guardaba cuidadosamente. - estoy en deuda contigo.-
El viaje continuó en absoluto silencio con los pequeños yokais mirándose entre rato un tanto meláncolicos, incluso el diablillo.
Al bajar de la barca la deidad no demoró su destino.
"Jaken" llamó la ninfa " quiero agradecerte por este tiempo. Sé que hemos sido molestos para ti y me disculpo por ellos, aún así nos has ayudado, no olvidaré eso." como muy pocas veces, la dama invernal le dedicó una muy sutil pero sincera sonrisa al siempre gruñón sirivente.
"Bueno supongo que fuiste un poco tolerable" trató de sonar molesto aunque realmente sus facciones mostraban todo lo contrario pues parecía que él también se había adaptado a la presencia de la muchacha.
"Eres un buen sirviente, veo porqué Sesshomaru te mantiene a su lado." dijo con diversión mientras palmeaba liferamente su cabeza.
El diablillo se sonrojó pero inmediatamente quitó la mano de la ninfa refunfuñando "qué confiancitas tienes, mocosa." Aunque en el fondo le enorgulleció oirlo.
"Dale esto a tu amo" la pequeña dama le entregó el envuelto que tenía. Dicho esto se acercó a Ah Un y fundió su rostro en el suave pelaje del dragón.
"A ti también voy a extrañarte mucho." Le susurró " debes seguir siendo un buen dragón y cuidar a ese par. Bueno, Jaken seguramente se meterá en problemas… tu amo por otra parte, él los crearía." continuó, tan bajo para que solo fuera perceptible para el animal, el cual parecía responderle con un asentimiento.
De soslayo, la ninfa miró al yokai que caminaba a la distancia, tan indiferente como una pared, sin duda para el demonio perro la desaparición de la mujer significaría una carga menos.
-Eso me hace pensar… ¿En 500 años ya no existirás? Alguien como tú, ¿Qué pudo acabar contigo?-
"Supongo que tenseiga no verá tu muerte ahora"
"Eso parece" Sus pasos la llevaron a caminar un poco detrás del inuyokai. Los pequeños yokais se quedaron unos pasos tras ellos.
"Sesshomaru, gra…"
"¿Por qué lo hiciste?"
Los pasos del yokai se detuvieron y volteó para mirar directamente a la mujer de cabellos oscuros.
"Estabas en peligro" contestó ella inexpresivamente.
"Sin embargo, no era tu asunto."
"Estabas en peligro"
"Hn, y eso qué? Tu estúpida acción ha hecho inútil tu odisea."
-No fue inútil, estabas en peligro. Pero sí, fue estúpido.-
"¡Cuánta estupidez!" Aunque su voz era insípida y sombría, un deje de enojo escapó de la expresión del peliplateado. Sus ojos dorados se presentaban iracundos. "preocuparte por otros solo es una pérdida de tiempo. A razón de eso has perdido tu objetivo."
El daiyokai había intentado ignorar esa molestia pero, la realidad lo golpeaba una y otra vez. La mujer había perdido su poder por ayudarlo. Odiaba la idea, él era el responsable.
La ninfa no cedió ante la férrea mirada ambarina.
"Si tuviera que repetirlo, lo haría igual. Porque es así como soy."
"Deja tu benevolencia para tus sirvientes" dijo tajante.
"No puedo." musitó
"Actúas como un simple ser débil."
La ninfa soltó un suspiro acompañado de una sonrisa melancólica.
"Cuando llegué aquí todo este ambiente era extraño, y supe que, irremediablemente, se convertiría en algo pasajero. Pero ahora, esto.. se ha vuelto demasiado natural."
Una suave brisa meció los cabellos del demonio y la ninfa.
"No sé si benevolencia, pero no puedo mirar a ninguno de ustedes como un extraño nunca más." las palabras abandonaron sus púrpuras labios tan impasiblemente como si no fuese poco convencional que un celestial y un yokai fraternizaran. "Así que no importa lo que digas no cambiaré de opinión" agregó indiferente.
"Aunque te moleste, no me iré sin darte las gracias." de entre los bolsillos que estaban escondidos en su hakama lavanda la dama invernal sacó un hoja de papel que tenía los dobleces exactos para formar un pequeño cuadrado. "y dado que las palabras casi no tienen valor alguno para ti, espero que esto represente algo." la pequeña mano de la ninfa se extendió con firmeza. La hoja solo era sostenida por la punta de su pulgar e índice.
Los segundos parecieron horas y el tiempo se hacía más denso a la espera de que el yokai hiciera un movimiento. Sólo su mirada dorada insidiosa viajó del papel a los orbes que habían vuelto a oscurecerse en la mujer.
Un segundo más pasó y sus garras tomaron lo ofrecido casi con docilidad.
"¿Es esto tu agradecimiento?"
El yokai jamás lo admitiría pero tenía curiosidad por aquello que ahora descansaba en sus manos pero que no abriría hasta que la mujer se hubiera marchado. Sólo una vez su agradecimiento le resultó evocativo, y ahora no sabía qué haría diferente aquello con el papel plegado que le había dado.
"Con toda sinceridad" respondió con simpleza y un ligero levantamiento en la comisura de sus labios.
"Es tiempo de partir" la ninfa miró sobre su hombro notando que los kamaitachis estaban más que listos para hacer el viaje en el tiempo. Los elementos estaban listos, solo hacía falta quemar el incienso. Mizuki tuvo a buen recaudo enviar un poco en caso de que por una situación inesperada tuviera que regresar antes de lo previsto. Ya que originalmente, después de cien días su ser regresaría por sí mismo a su época.
Korihana buscó en su bolsa el incienso que debía usar, y una vez que lo sacó, se sentó rectamente para iniciar con el ritual.
"Sesshomaru" se escuchó un grito a lo lejos interrumpiendo así el preparativo del rito.
A la distancia se o servio a una buey en una nube que se acercaba a gran velocidad.
"Sesshomaru" se escuchó de nuevo el grito. Esta vez la voz pudo reconocerse fácilmente por algunos de los presentes.
"Parece que es el viejo Totosai, amo." comentó Jaken mientras que con sus ojos amarillos lo veía aterrizar sobre su buey de tres ojos.
El anciano parecía exhausto, como si hubiese recorrido una gran distancia.
"¿Qué buscas aquí, Totosai?" preguntó despectivamente cómo siempre el demonio perro.
"Muchacho insensible, ¿cómo puedes ser tan grosero después de que vine a saber cómo estabas?" respondió muy molesto respirando entrecortadamente.
"Pierdes tu tiempo aquí"
"Hump, No me sorprende que sigas solo a pesar de tu apariencia" farfulló el herrero por lo bajo. "Pensé que finalmente enloquecerías por el Sheng, pero parece ser que la audacia de la diosa logró traerte de vuelta" dijo el anciano quien gracias a la visión dimensional de su buey Momo pudo ver parte de lo que había sucedido.
"Niña también me preocupé por ti, fue estúpidamente arriesgado lo que hiciste. Lo último que Momo pudo mostrarme fue cuando este tonto se convirtió en su forma real y tú estabas atrapada." Totosai se acercó a la mujer y prácticamente la regañó por lo que había hecho.
"No fue nada" comentó la Ria algo aturdida.
El yokai tomó un mechón de cabello de la ninfa y lo acercó a sus ojos con incredulidad. "Esto es muy raro, estoy seguro que en la visión tu cabello era platinado. Aunque cuando te conocí no era así, tampoco el color de tus ojos. Dime, niña, ¿ya moriste? ¿A caso este muchacho te mató en su forma demoníaca y luego usó a tenseiga?¿Se rompió ya el lazo entre tú y la espada?"
El rostro de intriga del herrero no se comparó al sobresaltado de la ninfa, quien no esperaba que el anciano fuera tan boquifloja y dijera todo aquello que procuró ocultar a sus sirvientes.
" ¿De qué lazo está hablando este viejo cenil, amo Sesshomaru?" preguntó Jaken.
"¿Ama Korihana por qué estaría usted vinculada a tenseiga?" siguieron cuestionado está vez los gemelos.
"Cenil tu abuelo, renacuajo" dijo el herrero antes de soplar fuego de su boca en dirección a Jaken. "¿Pues qué más sería, diablillo irrespetuoso?" habló con autosuficiencia "Tenseiga ha desarrollado una nueva habilidad que le permite predecir quién necesitará de su poder resucitador." luego se dirigió a los pequeños "Y esa es la razón del vínculo de su ama con la espada, pequeñines. Tenseiga no podía separarse de ella hasta que fuera usada. Pero creo que ya todo está hecho, ¿ no es así?"
Los yokais no podían salir de su estupor. Así que ¿esa era la razón para que sus respectivos amos se convirtieran en compañeros de viajes? Jamás lo vieron venir.
" Mi señora, ¿es eso cierto? ¿Usted acaba de ser resucitada?" preguntó por un lado Shimo.
" Amo Sesshomaru, no puedo creer que no me confiara ese importante descubrimiento sobre la nueva habilidad de la espada." Chilló por otro lado Jaken.
El herrero se dio cuenta de su metedura de pata cuando sintió un par de miradas asesinas sobre él.
"Bueno, parece que todo está en orden. Ya debo irme, acabo de recordar que dejé la forja encendida." El anciano trató de trepar rápidamente en su buey pero el filo mortífero de bakusaiga no se lo permitió.
"Hubiera sido mejor que no llegaras" sentenció con frialdad el peliplateado.
"No creas que me quedaré muchacho." Totosai se apresuró a inflar sus mejillas listo para soltar un ráfaga de fuego para poder huir cuando Korihana lo detuvo.
"Espera, antes de que te vayas, debo saber. ¿Conoces a una sacerdotisa llamada Sayua?"
"¿Sayua, dices? Mmm… Sí, hace unos años hubo una sacerdotisa famosa por las ilusiones que hacía, sin embargo no es común que las mikos tengan esa tipo de habilidades, ya sabes son destrezas propias de los yokais. Por eso fue rechazada en templos, ya que se la acusó de tener conexiones oscuras. Creo que hace trabajos para algunos demonios, ¿por qué?"
" Es la mujer que creó la trampa con el Sheng ¿Tienes alguna idea de dónde podría encontrarla?"
"Es muy escurridiza según he oído. Algunos han querido que les forje armas para luego pedirle a ella que les haga algún encantamiento. Algunos la han buscado en el bosque Shinji pero otros dicen que si está haciendo algún trabajo irá con quien la haya llamado. Creo que sería más útil si encuentras a quien la ha contratado y lo que ofrece."
"Ese es el problema. Sé quién es pero no dónde está." Ria estaba verdaderamente frustrada.
"Así que es el guerrero Ryu." era lo más lógico pensó el herrero, pues la mujer hizo su ilusión en su castillo. "Y tú no puedes encontrarlo por lo que veo" dijo refiriéndose claramente a Sesshomaru, este último apretó con fuerza el mango de su espada, molesto porque el anciano tenía razón.
"Mmm, de pronto no puedes percibir nada de él." El viejo herrero puso su mano sobre su barlilla y la rascó, como si concentrandose de esa manera le ayudaría a comprender el misterio.
-Si usa los polvos que usualmente tienen los cazadores de demonios podrá disfrazar su olor. Pero aún así Sesshomaru podría sentir su esencia demoníaca. Entonces, ¿por qué aún así no puede? -
"Es incomprensible. Aún si tu olfato no logra detectarlo, no es posible que tú no sientas su energía yokai. ¡Eres hijo del gran general perro, por todos los cielos! no hay energía de dragón en este mundo que no pueda detectar un inuyokai de tu naturaleza." gritó dramáticamente el hombre.
-Ese viejo, si sigue diciendo tales tonterías mi amo lo rebanará en dos- pensó Jaken quien miraba con cierto cuidado a su amo quien tenía una mirada asesina sobre el herrero.
" Cuida tus palabras, Totosai" sentenció amenazante.
"Humph, solo trataba de ayudar." farfulló molesto "Será mejor que me vaya." Finalmente logró subir en su buey, pero antes de irse se dirigió a la ninfa de la escarcha.
"Señora, parece que no moriste todavía, pero tu aspecto no es bueno. He oído que en Aomori, en un pueblo pescador, hay una estatua que ha sido bendecida por los dioses. Si toma un poco de la energía de su poder creo que le haría estar mejor. Ya que nada humano o yokai podrá mejorarla."
Totosai había notado que algo no andaba bien con la dama invernal, pero también se percató que no era algo de lo que quisiera hablar. Y como pocas veces, pensó en lo que era prudente y decidió callar.
Le agradaba la muchacha, no cualquiera podría aguantar un viaje con el yokai más arrogante y cruel de la tierra, además creía que era de las pocas personas que podría pararse ante él y enfrentarlo sin titubear. Sin contar con el valiente gesto que tuvo al quedarse y ayudarlo.
Le hubiese gustado hacer más por ella, pero era un yokai y todo los elementos que usaba no eran más que energía contraria a la de la diosa. La información sobre la estatua era todo con lo que podía contribuir.
"Comprendo, gracias por el consejo."
Sin más el anciano y su mascota desaparecieron.
"Andando" habló indiferente el yokai antes de voltear y guiar el camino.
"Ahhh, sí, amo. Ya lo sigo" Jaken fue tomado por sorpresa con la impacibilidad con la que su señor se iba. El esperaba que dijera algo más para despedirse de la mujer, pero parece ser que era mucho pedir para un terco demonio perro. El diablillo no tuvo más que tomar las correas de Ah-Un y seguir a su señor.
"¿A dónde vamos, amo bonito?"
"Aomori"
La respuesta tomó por sorpresa a todos los presentes, pues no estaba muy lejos el daiyokai de donde estaba la ninfa con sus sirvientes.
Korihana no pudo ocultar su conmoción.
Hola! Espero que hayas disfrutado esta capítulo.
Por favor, te agradecería mucho si me dejas un comentario sobre lo que te pareció este capítulo o tu apoyo para seguir escribiendo.
Anímame a seguir este proyecto!
XOXO
