Disclaimer: Nada es mío, todo pertenece a otra gente y/o otras empresas y lo único que yo consigo es desgastar mis neuronas y las teclas del teclado.
Stand by my side
La naranja asesina
James había ido a recoger a Sirius al trabajo y en esos momentos se dirigían hacia el "Liquid", donde habían quedado con Sylvia y Anne. Antes de llegara la gran puerta iluminada con un letrero chispeante, vieron salir a una pareja del local. Lily y Kirley. Iban tan animados hablando que ni les vieron. Pero James si que vio los ojitos que le ponía el moreno a Lily.
- ¿Sabes a quién he conocido hoy?- dijo entonces Sirius, distrayéndole de su escrutinio. Lily y Kirley desaparecieron en el cruce.
- ¿A quién?- contestó James sin demasiadas ganas.
- A Catriona McCormack
- ¡No jodas!- exclamó James centrando ahora toda su atención en el moreno- ¿La cazadora de los "Pride"?
- La misma, vino al supermercado a comprar pienso.
- ¿Y cómo es?- preguntó James ansioso- Quiero decir ¿Hablaste con ella?
- Sí, es una señora muy agradable… pero no sabes lo mejor
- ¿Qué? ¿Te dio pases para ver a los "Pride"?
- No. Es madre
James soltó un bufido de desilusión.
- Vaya cosa.
- Y sus hijos se llaman Kirley y Meaghan- acabó Sirius sin perder la sonrisa.
- ¿Qué?- exclamó de nuevo James tras unos segundos de confusión, entendiendo lo que Sirius quería decirle- No puede ser.
- Me lo dijo ella misma.
James se quedó pensativo. Kirley y Meaghan hijos de la gran Catriona ¿Cómo no se habían enterado antes?
- Creo que nadie lo sabe en la escuela- dijo Sirius respondiendo a su pregunta muda- Sino seguro que McCormack sería más popular.
James asintió y empujó la puerta de entrada del bar y fue a la barra mientras Sirius buscaba una mesa libre. A esas horas el local se llenaba. A los pocos minutos llegaron Anne y Sylvia precedidas por unos cuantos murmullos de admiración, un par de cuellos dislocados y el sonido de sus tacones sobre las baldosas.
- Hemos visto a la pelirroja sosaina con el hermano de la tipa rara de Hufflepuf- dijo Anne como todo saludo mientras se sentaba- La verdad es que el chico no es para tirar cohetes, pero no está mal…
- Que les aproveche- murmuró James de forma indiferente.
- Ay James, pareces cansado- dijo Sylvia acariciándole la mejilla y luego el hombro- ¿Mucho trabajo?- añadió con voz melosa
Mientras, Anne flirteaba abiertamente con Sirius, que la encandilaba con historias divertidas sobre todas las bromas que habían hecho.
- Bastante…- James sonrió de forma torcida- Pero verte a ti me sube el ánimo- dijo dándole un beso en la mano.
La relación de Sylvia y James era bastante extraña. No estaban saliendo, pero era la única chica que permanecía de forma "estable" en su agenda. De vez en cuando se enrollaban y ninguno pedía más explicaciones al otro. Sylvia pensaba que quizás mostrándose liberal James acabaría por caer en sus redes. Pero la voluptuosa morena estaba cayendo en su propia trampa.
Aunque esa tarde y pese a sus esfuerzos, James no se sentía de humor; así que después de que Sirius se fuera con Anne, el Merodeador alegó cansancio para no ir a acompañar a Sylvia a su casa después de los cuatro besos que se habían dado. Había creído que la morena le ayudaría a salir de su mal humor, pero sólo consiguió deprimirle aún más.
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La casa que Meaghan y Kirley tenían alquilada estaba en uno de los pueblos de los alrededores de Londres. No era muy grande, pero estaba muy bien cuidada y tenía un hermoso jardín vallado, por donde Golem, el perro pekinés de su madre, podía campar a sus anchas. No eran los vastos prados irlandeses pero servía.
Los señores McCormack y Meg estaban cenando cuando Kirley llegó.
- Meggie nos ha dicho que no te esperásemos- dijo Catriona sonriendo- Porque estabas con tu novia.
Kirley hizo rodar los ojos.
- ¿Eso le has dicho?- dijo mirando con rencor a su hermana
- Claro que no.- contestó Meg ofendida- Le dije que estabas con una amiga mía y ella ya está eligiendo mantelería para las mesas del banquete de boda. Parece mentira que no la conozcas.
- A ver si la traes a cenar un día de estos…- dijo la señora McCormack ignorando a su hija- Por ejemplo mañana.
Kirley suspiró
- No es mi novia, mamá.
La señora McCormack sonrió al modo soy-tu-madre-y-lo-sé-todo, y luego sacudió la cabeza.
- De todos modos, es amiga de Meggie. Así la conocemos
- Es Meaghan mamá- suspiró la castaña, sabiendo que era una batalla perdida.
- Bueno cielo- habló por primera vez el señor McCormack, un hombre rubicundo y pelirrojo- Deja al chico en paz.
- Eso, déjame en paz- suspiró Kirley sentándose a la mesa.
-Si quiere tener novia, ya va teniendo una edad…- siguió el señor McCormack
- ¡Tú también no, papá!- protestó el moreno.
Los señores McCormack se rieron y después Catriona sirvió la cena a su hijo, sin dejarle de mirar con los ojos enternecidos.
- Por cierto- dijo unos minutos después, llamando la atención de los otros tres comensales- Hoy he conocido a un compañero vuestro de Hogwarts que trabaja en el supermercado, un chico encantador que me ha reconocido cuando le he preguntado por el pienso para Golem. Ya sabéis que si no come su pienso enseguida se pone enfermo y…
- ¿Cómo se llama?- dijo entonces Meaghan, sin demasiado interés en el asunto, pero queriendo detener el discurso sobre las diarreas de Golem.
- ¿Quién cariño?-preguntó la mujer distraíd
- El chico del supermercado
- Sirius Black. Un encanto.
Kirley miró a su madre pestañeando repetidamente y con la boca abierta, a medio bocado. Meaghan por su parte puso cara de tener un vecino que tenía como mascota un basilisco.
- ¿Sirius Black? ¿Un chico moreno, alto y con cara de grandísimo gilipollas?
- Meaghan- la regañó su padre
- Lo siento, -dijo mirando a su padre-¿con cara de gilipollas?- volvió a repetir mirando de nuevo a su madre.
Catriona miró a su hija alzando las cejas.
- A mí me pareció muy simpático. No sabía que erais mis hijos, me dijo que os conocía.
- ¡Qué honor!-murmuró Meg- Esta noche no voy a poder dormir de la emoción.
Catriona miró a su hija sin entender nada.
- Mira mami-empezó a decir Kirley- tú no lo debes entender porque en la escuela debías de ser como Black, de la élite. Sirius Black es un todopoderoso en la escuela y Meaghan y yo… no.
- Somos de la cuarta clase- explicó Meaghan- O mejor dicho, yo soy de la cuarta clase, Kirley hace dos años que escapó del sistema.
- ¿Cuarta clase?- preguntó el señor McCormack desconcertado- No recuerdo nada así de mis años en Hogwarts.
Kirley y Meaghan se miraron y exhalaron un suspiro casi a la vez.
- Papá, es que tú estabas en la segunda clase. Sólo los de cuarta y alguno de primera saben de lo que se trata.- explicó Meaghan.
Sus padres seguían poniendo la cara que pondría una almeja jugando al ajedrez, si la almeja tuviera cara, claro está.
- Mira, la gente de Hogwarts se divide en cuatro clases- empezó a explicar Meg- Los de la primera clase son los todopoderosos. Ídolos deportivos (como en tu caso mami), gente guapa y con éxito (como el imbécil de Black) y los gamberros con don de gentes. Es decir, los populares
- La segunda clase la componen amigos de, novias o novios de, hermanos de la gente de la primera clase. Sin tanto poder y más numerosos, pero también forman un grupo exclusivo- dijo Kirley.
- Los tercera clase, la mayoría de la escuela,- aclaró Meg- son la gente normal, pero adoran a los de primera clase y su aspiración es convertirse en uno de ellos, o en un segunda clase por lo menos. Creen que son geniales.
- Y los de cuarta clase somos los pocos que intentamos huir de este sistema, no admiramos a los de primera clase ni respetamos la jerarquía…
- Y por eso, se nos evita, se nos margina y se nos tacha de "raros". Sorprendentemente, una vez fuera de la escuela somos los que más éxito tenemos después de los de primera clase- finalizó Meaghan- Es así como funciona éste sistema podrido
Los señores McCormack se miraron, perplejos y luego miraron a sus hijos.
- Eso es una tontería- dijo Catriona
- No creas cariño- contestó su marido pensativo- ahora que los niños lo dicen, la cosa tiene bastante sentido. Aunque Meg… Tú deberías ser uno de los ídolos deportivos ¿no?
Meaghan miró a su hermano.
- Los dos, en teoría, podríamos haber estado entre la gente popular. Simplemente por el hecho de ser hijos de mamá- explicó la chica- Pero preferimos no decir nada… Que la gente sea simpática contigo por tener un padre famoso no es agradable.
- Y Meg, con el carácter que tiene, a pesar de ser una de las mejores jugadoras de Hogwarts, nunca ha subido lugares en la escala social.- dijo Kirley
Su padre asintió, comprendiendo, mientras su madre les miraba a todos alternativamente y pensando que estaban diciendo bobadas.
- De todos modos, podríamos invitar a Sirius Black a cenar. Yo sigo pensando que es un encanto. ¡Que venga el mismo día que Lily!- exclamó entusiasmada- Será una bonita cena de familia.
Ninguno de sus hijos se molestó en contradecirla: hablar con su madre era como hablarle a un trol sordo.
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- Mi madre prefiere que una vez os hayáis casado, os vayáis a vivir a Irlanda.
Lily, que acababa de llegar al bar después de limpiar la piscina, miró a Meaghan con cara de no tener ni idea de lo que hablaba.
- Tú y Kirley-le explicó la castaña riéndose- quiere que vengas a cenar a casa
Lily puso cara de agobio y su amiga se volvió a reír.
- No te preocupes, Kirley no le ha hecho caso. Puedes vivir tranquila, sin la amenaza de una mamá irlandesa impaciente por tener nietos.
- Me alegro- dijo Lily volviendo a respirar- Ponme dos cervezas y un zumo de piña.
- ¿Qué tal con mi hermano?- preguntó Meg mientras servía lo que había pedido Lily.
- Bien, supongo… Hemos quedado el viernes… Oye
- ¿Sí?
- ¿Sabes lo raro que me resulta hablar contigo de esto?- ordenó las bebidas en su bandeja- Es que es tu hermano…
- Bah, pero es un hombre. Yo estoy de tu lado- dijo la chica guiñando un ojo. – Aunque sería guay tenerte en la familia. Recuperaríamos el gen de los pelirrojos, marca genuina de toda buena familia irlandesa
- Ja, ja- dijo Lily fingiendo sin éxito un ataque de risa
Lily se alejó con la bandeja hacia la piscina mientras su amiga tarareaba la marcha nupcial
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En la sala de estudio de la mansión de los March, Susan se sujetaba la cabeza con ambas manos para evitar caer víctima del sopor.
- Entonces- siseó Snape- ¿Me puedes repetir para que sirve el encantamiento "Ars Liona"?
- Sí, para que tú me amargues la mañana- contestó Susan de mal humor- Es la tercera vez que me lo preguntas, Snape.
El joven alzó la cabeza con un gesto de altivez.
- Sólo quiero cerciorarme de que me estás atendiendo.
Susan resopló.
- ¿Tienes algún problema de falta de cariño o qué?
- Ja, ja.-dijo Snape con indiferencia y sin mirarla- Ahora haz el encantamiento.
La chica le miró durante diez segundos, sin parpadear.
- ¿Qué tu piel sea amarilla tiene algo que ver con el hecho de que tu hígado no metabolice bien el veneno que destila tu cerebro?- preguntó muy seria.
Snape no cambió su expresión, y con la misma mirada dura contestó en un siseo.
- ¿Qué tu pelo crezca como si se hubiera tomado una buena dosis de anfetas tiene algo que ver con el hecho de que tus neuronas estén todo el día bailando la conga?
Se siguieron mirando a los ojos unos segundos más. Luego Susan hizo el encantamiento, sin apartar la mirada de los ojos de Snape.
- Llevar el pelo así se llama moda- contestó la rubia- Búscalo en el diccionario
- Y tú busca en el diccionario "modales de señorita"
Justo cuando Susan iba a contestarle algo más unos golpes en el ventanal de la sala la distrajeron. Era una lechuza, pequeña y negra como el carbón. Susan se sacó una chocolatina del bolsillo y le dio un trozo antes de desatar la carta que llevaba atada a su patita. Abrió la carta.
He oído que hay un sitio en Londres que hace los mejores burritos del mundo. ¿Te apetece ir a comprobarlo hoy a las 7? Mándame una respuesta (afirmativa, espero) con Febo. Remus.
- No estoy aquí para ver cómo lees tu correspondencia- dijo Snape.
Sin hacerle caso, Susan tomó una pluma y garabateó un "Sí, besos" en la parte de atrás del pergamino. Luego se lo ató a la lechuza, que debía ser Febo, y le dio otro pedazo de chocolatina. Con una sonrisa volvió a sentarse en frente de Snape.
- Puedes seguir amargándome la mañana- le dijo levantando los hombros y con una sonrisa fría.
- Gracias- contestó sarcásticamente el Slytherin.
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Los siguientes días en el Club pasaron con relativa normalidad, si se entiende por normalidad el hecho de que James y Lily se ignoraran deliberadamente y evitaran estar a menos de 20 metros el uno del otro. James estaba enfadado con la chica por la bofetada que le había dado sin venir demasiado a cuento, pero después de que le hubiera salvado de la expulsión había decidido dejar de meterse con ella. Fingir que era humo era su estrategia.
Por su parte, Lily se sentía cómoda con el cambio. Que Potter la ignorase influía notablemente en su humor y la expectativa de su cita con Kirley lo mejoraba aún más. Su madre tuvo una crisis el miércoles, pero afortunadamente todo quedó en un susto.
Susan y Remus quedaban todas las tardes. Remus intentaba sacar valor de todas las células de su cuerpo para darle un beso a la rubia, pero se sentía acobardado. No es que no hubiera besado antes a nadie, pero esa vez sentía que el beso debía ser muy especial… ¿Y si no estaba a la altura? Susan pensaba que Remus quería ir despacio, y aunque estaba empezando a desesperarse un poco, no forzaba la situación. Lo cierto es que ella también sentía algo extraordinario cuando estaba con él, y no quería romper esa magia. Por primera vez el chico que la interesaba era normal, no alguien con un oscuro y peligroso pasado y/o presente. Tenía un presentimiento positivo.
Remus les contó a Sirius y a James que quedaba con Susan, pero no dio más informaciones al respecto, así que sus dos amigos no se dieron cuenta de la gravedad del estado del licántropo. Si hubieran sabido que estaba enamorado hasta las pestañas quizás hubieran echo algo, como encerrarle para que recapacitara. Los Merodeadores NO se enamoran era una de las reglas no escritas de su hermandad
El viernes Lily estaba de mejor humor que nunca. Canturreaba mientras limpiaba la piscina y era todo sonrisas. Bailaba dentro de la barra mientras servía cervezas y aceitunas. Estaba tan ensoñada que no vio venir a Meg, y ésta le pego con la bandeja en la cabeza.
- ¡Llamando a Alicia para que salga del país de las maravillas!- dijo con voz de recepcionista mientras Lily se frotaba la cabeza y le dedicaba una mirada torva
- Bruta- murmuró la pelirroja- ¿Qué te he hecho yo a ti?
- Provocarme arcadas- contestó Meg sonriendo- Kirley tiene que saber que te interesa, el resto de la humanidad no. Evítanos el espectáculo.
Lily miró a su amiga de lado mientras ésta se reía.
- ¡Cuanta belleza junta!- exclamó una voz masculina. Las chicas se giraron con malas caras, habían reconocido al dueño de la voz.
- Adiós Black- dijo Meaghan al instante, amenazándole con la mirada.
Pero Sirius no sería Sirius si hubiera hecho caso de la amenaza, así que se sentó en uno de los taburetes de la barra. Lily vio como James, que había acompañado a su amigo hasta allí, fruncía el ceño y entraba de nuevo en el palacete.
- Hoy hace un día precioso, ¿no crees Meg?- dijo Sirius mirando hacia la piscina- Quizás hoy podríamos darnos un chapuzón los dos.
- Si me llamas otra vez Meg, te corto las piernas- contestó la chica sonriendo peligrosamente y poniendo en su bandeja las bebidas que le habían pedido.
Sirius fingió abatimiento.
- Bueno, es que había pensado que ya que hemos formalizado nuestra relación (ya conozco a tu madre) podíamos llamarnos de forma cariñosa, ¿Prefieres cielo?
Meaghan cogió lo que más a mano tenía, un zumo de naranja natural, y se lo echó por encima al guapo moreno.
- ¡Serás idiota!- gritó la chica- Deja de molestarme o… ¿Por qué te estás poniendo tan rojo, Black?
Sirius, que estaba secándose la cara sin perder su sonrisa, se miró los brazos e inmediatamente saltó del taburete.
- ¿Qué era eso que me has tirado?-pregunto, respirando un poco dificultosamente
- Zumo de naranja natural- contestó Lily saliendo de la barra preocupada, Sirius estaba pasando del rojo al blanco y parecía estar bastante mareado.
- Oh- suspiró
- ¿Oh qué?- preguntó Meaghan alarmada y zarandeándole por un brazo.
- Soy alérgico a los cítricos.
Y acto seguido se desplomó sobre las planchas de madera que había sobre el césped
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Unos enfermeros de St. Mungo se llevaron a Sirius segundos después de que Lily contactara con el hospital usando una de las chimeneas del Club. Meaghan estaba consternada. Afortunadamente, hasta que Sirius se recuperase y la denunciase por intento de homicidio podían mantener que el zumo se lo había derramado el mismo. James por supuesto miró a las dos chicas con suspicacia cuando se enteró de lo ocurrido, pero cuando la señora Mittens les pidió informes del accidente él no dijo nada.
- ¿Y si me lo he cargado Lily? ¿Qué hago?- murmuraba Meaghan nerviosa mientras intentaba, no con demasiado éxito, poner los manteles en las mesas- ¡No quiero ir a Azkaban!
- Shhh- Lily le hizo un gesto para que se calmase- Nadie va a ir a Azkaban. Tú no sabías lo de la alergia…
- ¡Me echarán por matar a un cliente!- masculló entre dientes, cogiendo las manos de Lily- ¡No me contratarán en ningún equipo de quidditch! ¡Y no sé hacer otra cosa! ¡Moriré de hambre y con el hígado destrozado por el alcohol que habré tomado para ahogar mis penas!- exclamó mientras zarandeaba a la pelirroja.
Lily suspiró y la tomó por los hombros.
- TRAN-QUI-LI-ZA-TE- silabeó- ¿Por qué no vas al hospital a ver si Black está bien?
Meg frunció el ceño, pensativa.
- Será lo mejor… Total, no puedo hacer nada de provecho tan nerviosa- dijo mirando el estado lamentable en que había dejado una de las elegantes mesas, parecía estar puesta al estilo cubista- ¿Puedes cubrir mi retirada?- pidió antes de salir disparada hacia una chimenea
- Sólo falta una hora para salir- luego miró disimuladamente a la señora Mittens, que dormitaba sobre el sillón de vigilancia- No creo que haya problemas…. ¡Huye!- exclamó dramáticamente.
Meaghan desapareció rápidamente por el pasillo que llevaba a las cocinas.
- ¡Qué decepción Evans!-Lily se giró para descubrir, horrorizada, a James a sus espaldas- Ayudando a hacer peyas a alguien… creo que las buenas chicas no hacen eso.
- Sólo quiere ir a St. Mungo a ver qué tal está Black- murmuró la pelirroja, mirando a todos lados para cerciorarse de que nadie les escuchaba y luego clavando una mirada de desagrado en el joven
- Estaría bien si tu amiga no le hubiese envenenado- replicó él con tono indiferente
- ¡No sabíamos lo de su alergia!- murmuró ella enfadada
James encogió los hombros y la miró un par de segundos más.
- Hace una hora hablé con los del hospital, Sirius está perfectamente, sólo que de color rojo… Así que Lily Evans sigue siendo una buena chica…- dijo con fingido pesar- Qué pena.
Lily le observó mientras pasaba por delante de ella, no parecía tener intención de delatarla.
-No veo que tiene de malo ser una buena chica- murmuró.
James no contestó, pero se empezó a reír mientras volvía a la recepción ¿Que qué tenía de malo? Pobre Evans, la vida le iba a dar muchos reveses.
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Meaghan, aún con el uniforme del club, entró en el hospital hecha un manojo de nervios. En la recepción, una bruja regordeta y con cara de haber visto de todo, la mandó a la segunda planta, habitación 234.
Subió apresuradamente y buscó la habitación. Al lado de la puerta estaba colgado el cuadro de una bruja muy delgada y vestida con una túnica muy antigua, "Flora Emerson, descubridora de la poción contra la gripe" según la placa.
- Uy, yo no entraría querida. No creo que tu novio quiera que le veas con la pinta de una langosta al vapor.- dijo la bruja del cuadro
- No es mi novio-murmuró antes de llamar a la puerta. La voz familiar de Sirius contestó desde el otro lado.
Meaghan tomó aire, se tragó el orgullo y abrió la puerta. Por la cara que puso el moreno, no esperaba su visita.
- ¡No te me acerques, ni tú ni tus hordas de naranjas asesinas!- exclamó tapándose con la colcha azul del hospital
- Vengo sola- dijo Meaghan cerrando la puerta para que nadie oyera el escándalo- y desarmada.
Sirius asomó la cara, desmesuradamente roja, y la miró con recelo.
- Enséñame las manos y gírate lentamente. Tengo que comprobar que no vienes a terminar la faena.
La chica bufó y dejó el bolso en el suelo, luego dio la vuelta sobre sí misma.
- Sólo venía a ver si estabas vivo. Estás vivo. Así que adiós- dijo Meg recogiendo de nuevo el bolso.
- ¡Espera! No te vayas, que me aburro- murmuró Sirius mirándola con ojos suplicantes- No me dejaran moverme hasta mañana, cuando se me quite este color- dijo enseñándole un brazo, rojo brillante.
- ¿Y qué hago? ¿Te leo un cuento?- Meg volvió a hacer el ademán de irse.
- ¡Joder McCormack, quédate! Después de todo si parezco el cangrejo de la Sirenita es por tu culpa.
La chica le miró frunciendo el ceño. La verdad es que el chico tenía razón, y después de todo no parecía muy enfadado. Quizás, después de todo, no era mal tío y no le haría perder el trabajo.
- Black, creo que aunque seas un zopenco sin remedio habrás notado que mis sentimientos hacia ti no son… amigables… No creo que sea una buena compañía.
Sirius sonrió.
- Cualquier compañía es mejor que estar solo… con la excepción de Snape y Remus ciertos días del mes. Así que siéntate por aquí…- dijo señalando la cama.
Con un suspiro, Meaghan arrastró los pies hasta sentarse en una de las esquinas de la cama, lo más alejada de Sirius que pudo.
- Vamos a jugar al streep-parchís. Tu empiezas desnuda y cada vez que gane yo una partida te pones una prenda- dijo Sirius sacando un tablero con el logo del hospital de la mesilla de noche.
- ¿Por qué no jugamos a "ahoguemos a Sirius en un tanque de limonada"?- contestó Meaghan mirándole con fingida afabilidad.
Sirius la miró de reojo.
- Quizás el parchís normal sirva- murmuró
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Lily salió aliviada del Club. Nadie se había enterado de la falta de Meaghan así que ya no tenía que preocuparse. Al lado de la puerta de personal estaba Kirley, con su sonrisa de niño travieso y apoyado en su coche. Lily le saludó intentando parecer casual, pero Kirley la tomó de la mano y la atrajo suavemente hacia él para darle un beso en la mejilla.
- ¿Qué tal el día?- preguntó mientras se separaba un poco de ella.
Lily inspiró profundamente obligándose a pensar algo coherente que decir.
- Bien-contestó al fin, separándose un poco más de él- ¿Y a ti qué tal?
El joven sonrió y luego le dio un beso en la mano.
-Muy largo- murmuró mirándola intensamente.
Lily por supuesto volvió a ruborizarse y notó el corazón latiendo como un martillo dentro del pecho. Tras unos segundos y después de que Lily recuperara su mano, subieron al coche. La pelirroja se sentía en un estado surrealista y extraño, parecido a la euforia, sobretodo cada vez que Kirley la miraba de esa forma tan intensa que notaba perfectamente sobre su piel.
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- Mi película favorita es "La Bella y la Bestia"- contestó Susan.
Estaba sentada en la cama de Remus, que se había quedado solo en casa y la había invitado a pasar la tarde con él. Remus vivía en una casa pequeña y agradable con sus padres, en un pueblo muy pequeño del sur de Inglaterra. Se habían mudado allí después del "accidente" con el hombre lobo. Era más seguro que las noches de luna llena estuviese alejado de grandes masas de gente.
El licántropo se rió mientras revolvía las cintas de vídeo de su estantería.
- Creo que esa no la tengo
- Seguro que sí la tienes pero te da vergüenza decírmelo- protestó Susan- No te preocupes, mi concepto de ti no cambiará aunque veas películas de dibujos. No me voy a reír de ti por eso-dijo poniendo un semblante muy serio.
Remus la miró de reojo.
- Tengo "La Bella Durmiente"- murmuró tras unos segundos.
Susan le miró impasible un solo instante, justo antes de empezarse a revolcar de la risa encima de la cama.
- ¡Eh! ¡Traidora!-exclamó Remus- Dijiste que no te reirías.
- Ya-dijo Susan entre carcajada y carcajada- Mentí
- Serás…- farfulló poniéndose de rodillas en la cama y empezando a hacerle cosquillas a la chica.
Susan pedía entre lágrimas de risa que parase, pero Remus no tenía piedad. La joven empezó a retorcerse e hizo caer al malévolo licántropo a su lado, sobre la cama.
La rubia se limpió las lágrimas de los ojos, y riendo todavía dio un cuarto de vuelta sobre la cama. Remus estaba tumbado boca arriba, pero estaba mirándola. Sus rostros estaban a escasos centímetros y los ojos del licántropo brillaban. Susan se humedeció los labios en un acto reflejo y el joven tragó saliva, antes de acercar lentamente su boca a la de ella; una de sus manos descansaba en la cintura de la chica.
Remus besó suavemente los labios de la rubia, luego se separó unos escasos milímetros y cuando volvió a acercarse la boca de Susan le recibió cálidamente mientras una de sus manos acariciaba sensualmente su espalda por encima de la camiseta. Era un beso lento, calmado, se tomaron su tiempo para reconocer y saborear la boca del otro.
Cuando se separaron, Susan rodó hasta ponerse encima de él.
- Para gustarte las películas de dibujos no besas del todo mal- murmuró escondiendo la cara en el cuello del chico.
- ¿Cómo que no del todo mal?-protestó el licántropo, que hasta entonces había estado en un estado de semi-éxtasis. Había sido uno de los mejores besos de su vida.
Susan se echó a reír y le mordió el cuello.
- Para todo lo que me has hecho esperar…- protestó en un susurro.
Remus se apartó un poco para mirarla a los ojos. Parecía serio, Susan temió haberle ofendido.
- No me atrevía a hacerlo… no quería que pensaras que sólo quería enrollarme contigo.-dijo frunciendo el ceño
Susan sonrió y le dio un beso en la nariz.
- ¡Qué mono que eres!-le dijo pellizcándole la mejilla, como hacen las tías-abuelas pesadas.
- ¡Oye!- protestó el chico, pero Susan se apresuró a callarle con otro beso. Aunque no lo dijo, ese beso estaba teniendo un extraño efecto en su estómago.
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Holas people! Pues aquí estoy… apuradísima y con el capítulo recién salido del horno… No sé si os gustará, espero que me digáis qué tal!
Bueno, muchas gracias por todos los reviews a Keep in touch! La verdad es que no me esperaba que os fuese a gustar tanto... a lo mejor me animo y algo alguna historieta corta más, de esas sin argumento jejeje . Muchas muchas gracias por todos vuestros reviews, que conste que no me quejo de pocos reviews… creo que tengo muchísimos, pero tengo aún más hits… sé que muchos entráis más de una vez y tal, pero a día de hoy tengo 59 reviews desde el último capítulo y un total de 482 hits en éste. Sé que mucha gente entra solo al primer capítulo, pero no al cuarto! Así que cada uno que deja review debería entrar una media de 8 veces a cada capítulo, y hombre, no creo que sea el caso! Pero no me quejo ni amenazo, sólo ruego amablemente jejejeje. No porque quiera tener un porrón de reviews, sino porque aprecio mucho el feedback y vuestras opiniones. Si no me queréis escribir reviews y preferís hacerlo por mail tb me pongo muy contenta. Un pequeño esfuerzo! Porfis.
Además para alentaros voy a hacer una especie de concursillo, así en plan votación. En el review que me dejéis podéis hacerme una pregunta (sobre lo que os dé la gana, sobre la historia, sobre los personajes… sobre mí, aunque supongo que no os interesa eso) o una petición (del plan: "quiero que salga esto en uno de los capítulos", o "quiero que hagas un fic con tal idea"…) yo las recopilaré y pondré las cinco más votadas en el próximo capítulo. Luego nos quedaremos con dos. Sobre esas volveréis a votar. Y yo prometo sobre la colección completa de libros de HP que responderé o cumpliré con la petición. A ver si así os animáis a escribirme!
Por cierto, que siempre se me olvida decíroslo. Si alguna tenéis el libro "El Quidditch de todas las épocas" ese librito que Row escribió para Comic Relief, y consultáis el apartado de los equipos de Quidditch de Gran Bretaña e Irlanda, quizás os llevéis una sorpresa.
Beshitos.
