Disclaimer: Nada es mío, todo pertenece a otra gente y/o otras empresas y lo único que yo consigo es desgastar mis neuronas y las teclas del teclado.
Stand by my side
You are the one…
Ese domingo no hizo falta que la doncella despertara a Susan. El sábado había recibido una carta de Remus diciéndole que no podía quedar, pero que tenía libre el domingo y que podrían pasarlo juntos; así que la rubia se levantó pronto y se dio prisa en vestirse y bajar a desayunar.
- Si no lo veo no lo creo- murmuró la señora March al ver entrar a Susan arreglada.- Tú no puedes ser mi hija…
Susan sólo sonrió, fingiendo complacencia y empezó a comer su desayuno.
- ¿Vas a salir?- preguntó el señor March. Dobló el periódico y lo dejó encima de la mesa antes de tomar un sorbo de su café.
- Sí, pasaré el día fuera- contestó la joven sin apartar los ojos de su tazón.
- No nos habías avisado…- empezó a decir su madre
- ¿Y con quién vas a salir?- la cortó el señor March con un gesto y una mueca de alerta en su semblante.
Susan levantó la vista con insolencia y con una sonrisa petulante como la que solía lucir su madre.
- Con mi novio, papá
- Creí que habíamos dejado claro el asunto de "Johnny"- dijo calmadamente el señor March.
- Johnny no es mi novio. Se llama Remus- contestó Susan volviendo a prestar atención a sus cereales.
Su madre se rió de manera airada.
- ¿Y éste a que se dedica? ¿Es tatuador? ¿Músico? ¿Artista necrófilo?- preguntó dejando translucir su desprecio.
- Trabaja en la librería del señor Biscarat- contestó Susan enfadada por la insolencia de su madre- Y es mi compañero de clase, de Gryffindor, uno de los primeros de la promoción.
Los señores March se miraron sorprendidos y luego miraron a su hija.
- ¿Y dónde está el truco?- preguntó la mujer, con una sonrisa falsa
- No hay truco mamá- contestó Susan a punto de perder los estribos. Se levantó de la mesa y cogió su bolsa, donde llevaba la ropa de deporte que usaría esa tarde- Que paséis un buen día- murmuró sin mucho convencimiento antes de salir del comedor.
Bruno March miró a su esposa con preocupación.
- Me parece muy raro que nuestra querida y dulce hijita frecuente la compañía de gente normal…
- ¡Oh Bruno!- exclamó ella- Ese chico no es "normal". No he oído hablar de él ni en el Club ni en ninguna de las reuniones de la asamblea de las Damas. Debe ser un pobretón… trabaja en la librería…- añadió con una mueca
Bruno asintió.
- Pero un pobretón trabajador y con estudios…- murmuró.
- De todas formas, deberías investigar a ver qué encuentras de él- le recomendó su esposa limpiándose suavemente los labios con una servilleta de lino.- Nuestra Susan está alcanzando una edad y debería dejarse de tonterías si no queremos ser el hazmerreír de todo el mundo.
El señor March asintió.
- Remus… de Gryffindor y de los primeros de la promoción- murmuró para sí mismo- Lo haré, querida.
0o0o0o0o0o0o0o0
En el número cuatro de la calle Privet estaban de limpieza. Con la música de Bob Dylan a todo gas y equipadas para la guerra, Lily y Petunia acababan con todas las motas de polvo, manchas y restregones rebeldes. Su madre, acomodada en el sofá, les leía una revista de cotilleos para que se distrajesen.
- ¡Qué fuerte!- murmuraba Petunia- Elizabeth Taylor se vuelve a casar.
Lily y Petunia no habían vuelto a sacar el tema del matrimonio con Vernon desde la noche del viernes. En un acuerdo mudo habían decidido que era mejor no hablar de ese tema tan doloroso. Lily le dejó a Petunia el problema de decidir qué quería hacer. Al fin y al cabo era su boda.
Poco antes del mediodía, la brigada de limpieza Evans acabó su trabajo y Petunia se metió en la cocina a hacer la suculenta y no-precocinada comida del domingo.
Lily se sentó con su madre en el sofá, armada aún con un delantal, unos guantes de goma y un trapo metido en el bolsillo de los pantalones del viejo chándal.
- ¿Cansada cielo?- le preguntó su madre rodeándola con un brazo
- No- contestó sonriendo la pelirroja y besó a su madre en la mejilla- Mami, esta tarde voy a jugar a baloncesto con mis amigas- explicó la chica- pero volveré pronto
- Diviértete- dijo su madre con una sonrisa.
Lily se acurrucó al lado de su madre, pensando en dormir unos minutos antes de comer.
Pero el timbre de la casa sonó, fastidiando sus intenciones. Lily se levantó perezosa
- ¡Llaman a la puerta!- chilló Petunia desde la cocina.
- ¡Ya voy!- dijo Lily de mal humor, preguntándose quién demonios podía ir a visitarlas el domingo a esas horas. Quizás Vernon, pensó mientras alcanzaba el picaporte.
Abrió la puerta de mala gana y casi se cae al suelo de la impresión cuando vio de quién se trataba. James Potter. James Potter vestido con ropa buena, arreglado y con un precioso ramo de flores silvestres envueltas en papel de colores. ¡Y ella sin peinar, con un chándal y un delantal y los guantes de goma! ¿No podía parar de humillarla o qué?
- ¡Tú!-exclamó extrañada- ¿Cómo has sabido dónde vivo?
James suspiró y miró hacia el techo, como buscando paciencia.
- Hola Evans. También te deseo unos buenos días y sí, estaré encantado de pasar a tu casa- dijo en con voz monótona.
Lily meneó la cabeza y se apartó de la puerta para que el muchacho entrara en el recibidor, pero cuando cerró la puerta seguía teniendo la misma mirada inquisitoria.
- Me lo dijo Ernie…- informó James. Luego le dio el ramo de flores- Son para ti. Para pedirte perdón por… por lo de ayer… La rosas rojas siguen sin gustarme.
Lily abrió la boca para contestar, pero su madre la interrumpió desde el salón.
- ¿Quién es, Lily?- preguntó
- Un compañero de la escuela mamá- contestó ella mirando a James aún sorprendida.
- ¡Invítale a pasar Lily! ¿Quién te ha enseñado modales?- exclamó con una risa la señora Evans.
Lily miró a James alzando las cejas y él encogió los hombros. La pelirroja, suspirando, le condujo al salón. James iba mirando todo con curiosidad. La casa no era muy grande, pero estaba decorada con gusto.
- Éste es James Potter, mamá- dijo la pelirroja señalando al joven, luego le miró a él- Mi madre.
- Encantado, señora- dijo estrechando su mano.
La señora Potter sonrió y miró a su hija con picardía. Lily entornó los ojos. Sabía lo que su madre estaba pensando.
- Pero hijo, siéntate- dijo la mujer amablemente. James se sentó en uno de los sillones- Lily cariño, supongo que tendrás que poner esas bonitas flores en agua… y deberías cambiarte…
Lily se miró y se puso roja de vergüenza y enfado. ¿Quién era ese cretino para atreverse a verla así? Sin disculparse, salió del salón y subió a la habitación a convertirse en persona.
Cuando bajó de nuevo, vestida con unos vaqueros y una camiseta de tirantes, su madre y James charlaban animadamente.
- ¡Lily! Así estás mucho mejor- le dijo su madre guiñando un ojo cuando volvió a entrar en el salón. Por la mirada de James, se podía concluir que estaba de acuerdo- Ya me ha dicho James que fue él quién te regaló esa planta tan extraña…- empezó a decir su madre con cautela.
Lily suspiró y miró al merodeador.
- Él no es el chico con el que salgo- dijo
La señora Evans pareció visiblemente disgustada.
- Oh, pues este chico es un encanto- dijo sonriendo a James- No sé por qué nunca me habías dicho que tenías un amigo tan guapo…
- Gracias- contestó James riendo
Lily volvió a entornar los ojos, enferma con toda esa escena. Tenía que sacar a James de allí antes de que su madre le construyera un altar.
- Estaremos en el jardín mamá. Avisadme cuando esté la comida- dijo secamente la pelirroja.
- Claro cielo… James, estás invitado a comer, por supuesto.
James sonrió pero negó con la cabeza.
- Mis abuelos me esperan para comer, el domingo es el único día que podemos comer juntos.- mintió el joven, iba a comer solo, pero no creía que a Lily le hiciese mucha gracia que aceptara la invitación.
- Oh, entonces como Lily…- asintió la señora Evans- Bueno ¡otra vez será!
Lily sonrió brevemente antes de abrir la puerta del salón que llevaba al jardín trasero, James traspasó la puerta y Lily le siguió, cerrando la puerta tras ellos. Luego se sentó en el columpio acolchado, que tenía las fundas un poco desteñidas. James se sentó a su lado, observando el pequeño jardín; estaba un poco descuidado, sobretodo el césped, pero las flores y los arbustos tenían buen aspecto.
- Mi padre se encargaba del jardín…- dijo la pelirroja dándose cuenta de lo que miraba el chico- Ni mi hermana ni yo tenemos mucha idea de jardinería… a parte de regar, dejamos que siga su curso natural.
James sonrió.
- No es Versalles pero no está mal- contestó él
- Gracias por las flores, pero no era necesario- volvió a hablar la pelirroja, mirando al joven.
- Sí era necesario- contestó James suspirando- Ayer me porté como un capullo… como siempre…
- Como siempre…- coincidió Lily con una sonrisa.
James inspiró.
- Lo siento, por todo. Por lo de la escuela y… le diré a todo el mundo que fue un farol, que no nos acostamos… siento haber sido tan cruel- murmuró
Lily inspiró con fuerza, recordando la vergüenza y la indignación que sintió cuando después de salir con James él quiso llegar muy lejos y luego la ridiculizó delante de todos. Pero eso ya no importaba.
- Da igual James. Me vale con tus disculpas, es mejor no remover la mierda…
Estuvieron un rato más en silencio, columpiándose lentamente. James miraba a la pelirroja tentativamente, sin saber muy bien qué más decir.
- Desde lo de… mis padres… creo que no soy yo- siguió explicando el joven- He sido muy…
- Difícil- le completó la pelirroja con una sonrisa. Él asintió.
- ¿Cómo lo haces?- preguntó James segundos después- Quiero decir que… ¿cómo eres capaz de llevar la situación tan bien?
Lily se recostó en el columpio, jugueteando con un mechón de su melena.
- Supongo que es mi manera de afrontar los problemas.
- Pero parece que no…- continuó James tragando saliva
- ¿Qué no me afecta?- le cortó ella- ¿Tengo que ir pisoteando a la gente y tratando a todo el mundo como si debieran limpiarme los zapatos para demostrar que me afecta?- acabó enfadada.
James bajó la mirada y asintió.
- Supongo que no, tienes razón. Pero creo que yo necesito… hacer algo con toda esta rabia.
- ¿Y hablar de ello no te sirve?-preguntó la chica mirándole con un poco menos de dureza- Entiendo que… debió ser muy duro.
James asintió y tragó saliva, sin mirarla.
- No sabría por donde empezar…
- ¿Por qué no empiezas hablándome de ellos?- se ofreció la chica, apoyando la cabeza entre las rodillas.
James la miró, sorprendido por su ofrecimiento. Quizás tenía razón, pero ¿hablar con ella? ¿No debería hablar con Sirius o Remus? ¿No tenía Lily ya bastante con sus problemas?
- Nos podemos ayudar mutuamente- dijo la pelirroja- Nadie me va a entender mejor que tú ¿no? Por eso quise salir contigo el año pasado…
Así que no había sido lástima… Lily había querido salir con él creyendo que la entendería, y él, a cambio, intentó propasarse con ella y la humilló cuando ella le rechazó. Decididamente, era demasiado capullo.
- Me parece bien- dijo sonriendo con alivio el muchacho. Lily le devolvió la sonrisa y le dio un golpecito en el brazo.
- Vamos bien- dijo- esa sonrisa de gamberro es del antiguo James Potter.
0o0o0o0o0o0o0o0
Meaghan y Kirley llegaron al campo de baloncesto municipal de Surrey los últimos, y se encontraron un espectáculo curioso. Susan y Sirius discutiendo, con Remus intentando poner paz en medio mientras Lily y James lanzaban canastas. A James se le daba de maravilla, parecía tener una habilidad innata para los deportes.
La pelirroja había invitado a James a unírseles después de estar hablando toda la tarde (ninguno de los dos había comido) y el Merodeador se había llevado a Sirius.
- ¿Hay una fiesta de cumpleaños y nadie me ha invitado?- preguntó Meaghan nada más llegar, mirando la escena con sorpresa.
- ¡Kirley!- exclamó Lily acercándose hasta el chico. Él le dio un beso en los labios- ¡Al final has venido!
- Sí, pero sólo a mirar. Me tengo que ir dentro de un rato…- se disculpó
- Tiene que ensayar con su grupo de greñudos- dijo Meaghan encogiendo los hombros.
Kirley miró de mala manera a su hermana y luego se centró de nuevo en Lily.
- Tenemos un concierto el sábado que viene, en el "Liquid"- dijo orgulloso- Espero verte allí- le susurró al oído. Lily se ruborizó ligeramente y asintió.- Bueno, todos estáis invitados si queréis venir.
Susan enseguida se apuntó: músicos greñudos era una de las claves para conseguir su atención. Remus también aceptó y James y Sirius encogieron los hombros. Iban a ir al "Liquid" de todos modos, tocase él o no, pero no era cuestión de parecer unos mal educados.
Después de intercambiar un par de carantoñas más con Lily y mientras Meaghan aprendía un poco de qué iba el juego con la ayuda de James, Kirley se marchó.
Luego la pelirroja se dispuso a explicar cuatro nociones sobre el baloncesto, sólo jugarían un tres contra tres así que no les tenía por qué resultar muy difícil. Chicas contra chicos, simplemente por conveniencia.
- Susan, que cubras a Remus no significa que te subas a caballito- dijo Lily suspirando, cuando llevaban un rato jugando- Eso es falta
- A mí no me importa- dijo Remus con candidez.
- Tramposa- murmuró Sirius
Susan se bajó de la espalda de Remus y le dio un collejón a Black.
- ¡Eso también es falta!- protestó el moreno, pero Lily se hizo la desentendida y reanudó el juego.
La verdad es que la pelirroja tenía que admitir que se estaba divirtiendo; además, poner en jaque a dos deportistas de élite como James y Meaghan siempre era un orgullo. Jugaron toda la tarde y se dieron cuenta de que nadie había llevado la cuenta de los puntos. Por supuesto, ambos equipos reivindicaron la victoria.
- Vosotras no podéis haber ganado porque McCormack juega en vuestro equipo- dijo Sirius cuando salían del campo.
La aludida le dedicó una mirada poco tranquilizadora.
- Lo dice una langosta con alergia a los limones- murmuró malhumorada
- ¡Ya no estoy rojo!- protestó Sirius- Además fue culpa tuya
- Si me hicieras caso y me dejaras en paz…- le contestó la chica.
Sirius sonrió y la rodeó con un brazo.
- Es que no puedo resistirme a tus encantos
Meaghan se apartó y después de mirarle mal se unió a Lily y James que estaban delante comentando el partido.
- Las mujeres huyen de Sirius Black- dijo Remus sonriendo y poniéndose al lado de su amigo- Toda una novedad ¿no?
- Las mujeres con cerebro- puntualizó Susan, al lado de su novio- Eso no es una novedad.
- Cállate rubia- le contestó Sirius de mal humor.
- ¿Hace una cerveza?-propuso Lily girándose y caminando de espaldas. James la atrajo hacia él para evitar que se chocara contra una farola- Gracias.- dijo volviéndose a girar
El chico asintió. Los demás aceptaron la propuesta. Qué poco que pesaba la pelirroja, pensó para sí James. Mirándola de reojo se dio cuenta de que había perdido peso desde que salieron de Hogwarts. Y tenía ojeras… ¿Cómo no se había fijado antes? Claro que se la notaba desmejorada… James valoraba la entereza de Lily, ella había aguantado tanto o más que él… Pero en ese momento se preguntó si llevar todo su dolor tan escondido e intentar siempre poner buenas caras era lo mejor.
0o0o0o0o0o0o0o0
Estar en el Club y no llevarse mal con James fue toda una novedad para Lily. El chico iba a saludarla al bar y hablaban un rato, con o sin Meaghan, y no volvió a tratarla como si fuera una cualquiera. Lily se dio cuenta del esfuerzo que estaba haciendo James, no sólo con ella, sino con todo el mundo. Seguía sentándose en la piscina, rodeado de chicas, actuando como un galán; pero no volvió a hacer ninguna de sus bromas crueles a nadie; además prefería pasar el rato con Meg y con ella. La pelirroja estaba orgullosa de él, sin saber muy bien por qué, quizás porque estaba recuperando poco a poco a ese rebelde mal educado y de buen humor que la había perseguido incansablemente pidiéndole una cita… James era un buen chico y se estaba haciendo su amigo poco a poco.
Kirley intentaba estar con ella, pero tenía que preparar muchas cosas para el concierto. Aún y así consiguió escaparse un par de noches para cenar con ella y fueron maravillosas para ella. Kirley conseguía hacer que se olvidara de todo por unos instantes y la hacía sentirse especial, querida. Y el chico besaba bien, todo había que decirlo.
0o0o0o0o0o0o0o0
Durante la lección de ese día, Susan había estado bastante dispersa. Le estaba dando vueltas a la cabeza a todo lo que le había pasado las últimas semanas (las peleas con sus padres, Remus, Snape…) y tenía la sensación de que todo eso la estaba llevando en una dirección. Presentía que su vida iba a cambiar drásticamente, pero cuanto más pensaba en ello menos sabía por qué creía que era así.
- March, hoy tu cabeza parece más llena de pájaros que normalmente- dijo Snape cerrando violentamente el libro del que estaba leyendo- ¿Puedes compartir, oh princesa, tus inquietudes? Ya que por lo visto no vamos a hacer clase.
Susan le miró aún distraída, pero con enfado visible.
- No me des esos sustos- protestó poniéndose recta en la silla.
- Perdóname si he interrumpido tus profundas meditaciones- contestó sarcásticamente el chico- Pero me pagan para que aprendas.
Susan suspiró y entornó los ojos.
- Lo sé. Tienes la bondad de repetírmelo todos los días. McGongall es un festival del humor a tu lado.
Snape miró a Susan airadamente.
- De todas formas, no deberías estar tan despistada. Perdóname si el uso de las transfiguraciones biológicas te aburre.-dijo con ironía
La chica hizo una mueca de hastío, pero luego la suavizó.
- Snape… ¿Tú crees que pego aquí?- preguntó de repente
El chico ladeó la boca en una mueca de sonrisa.
- Personalmente, creo que le vas muy bien a los muebles de caoba- contestó en tono despectivo.
Susan le hizo un gesto de burla.
- Está bien, ha sido un error preguntarte algo con connotaciones humanas. Sigue con tu "maravillosa" clase- murmuró la chica con desagrado
Snape abrió el libro, mirando de reojo a la rubia, y luego suspiró.
- Pegas tanto aquí como un conejo en un míting político. La verdad March, es que no perteneces a las altas esferas. Lo tuyo no es una pose de rebeldía, es de corazón…- dijo sin mirarla, a regañadientes- Y ahora olvídate de lo que te he dicho y atiéndeme.
Susan sonrió y se dejó caer satisfecha sobre la silla. Estaba contenta de no ser una niña de papá caprichosa, como el mismo Snape había dejado translucir el otro día. Esas palabras de una persona tan poco agradable para ella la hicieron muy feliz.
0o0o0o0o0o0o0o0
El jueves Sirius estuvo por la tarde en el Club, persiguiendo a Meaghan por el pasillo del restaurante, intentándola convencer para que le acompañara al Callejón Diaggon.
- McCormaaaaaack, por favor…- iba rogando con las manos juntas y voz de niño pequeño- te necesito
- Black, o te apartas o te aparto- le amenazó la morena furiosa, cargando con una bandeja repleta de ensaladas.
El chico se hizo a un lado dócilmente pero la siguió persiguiendo hasta la entrada del comedor, escondiéndose detrás de la puerta, para que no le vieran los clientes y le echasen por escandaloso. Meg dejó los platos en una de las mesas y volvió al pasillo, abriendo la puerta abatible con fuerza con la esperanza de dar a Sirius en los morros.
- McCormack, si no me ayudas me moriré aposta- pero no hubo suerte, Sirius estaba en la mitad del pasillo, de rodillas. Meaghan al pasar hizo el amago de darle una patada- ¡No me quieres nada!
- ¡Obviamente no!- exclamó ella furiosa entrando en la cocina.
Lily, que preparaba las cuentas de las mesas y los pedidos se rió al ver entrar a su amiga con cara de mal humor y a Sirius esperando en la puerta, con cara de cachorro abandonado.
- Evans, ¡tú podrías decirle algo!- suplicó el joven.
Lily hizo un gesto queriendo decir que se desentendía del asunto y le pasó a Meaghan una bandeja llena de tazas de café y trozos de tarta.
- McCormack…- suplicó de nuevo el muchacho- Meaghan, por favor…
Meaghan suspiró y se paró delante del Merodeador.
- Black, no creo que comprarle un detalle a mi madre sea tan difícil… ¡hasta tú puedes hacerlo!
Sirius frunció el ceño.
- Pero es que quiero que sea especial… y ¡joder!- exclamó- es tu madre, ¡tú la conoces! Por favor…
Meaghan suspiró y se apartó un mechón de la cara. Parecía estar considerándolo.
- Con una condición: dejarás de hacer babosadas y estupideces conmigo
- ¡Lo que quieras!
- Hecho entonces- aceptó la Huffie negando con la cabeza.
Sirius hizo un gesto de victoria y luego le dio un sonoro beso a Meg en la mejilla con tanto ímpetu que a la pobre casi se le cayeron las tazas.
- ¡Te he dicho que nada de babosadas!- chilló enfadada
- ¡Nos vemos a la salida!- exclamó Sirius saliendo hacia el comedor, seguramente en busca de James, sin hacerle caso.
Meaghan inspiró para relajarse. A sus espaldas, Lily se reía.
- Al final lo ha conseguido- comentó entre carcajadas
- O le decía que sí o le mataba…- dijo Meaghan caminando hacia la puerta del comedor-Y no tengo ningún objeto contundente a mano para romperle la cabeza.
0o0o0o0o0o0o0o0
Susan y Remus paseaban de la mano por el Londres muggle, mirando escaparates y discutiendo sobre cuál era el mejor método para acabar con un trol de montaña. Susan sostenía que lo mejor era un encantamiento cortante, pero Remus era de la opinión de que lo mejor que se podía hacer era aturdirle. Habían descubierto que la Defensa Contra las Artes Oscuras era la asignatura favorita de ambos y podían pasar horas discutiendo sobre hechizos, pociones, bestias y magos tenebrosos famosos.
Se sentaron a comer un helado en las escaleras de una iglesia católica, disfrutando de los últimos rayos de sol del día. Remus estaba apoyando la espalda en las espinillas de la rubia, que le acariciaba el pelo con la mano libre.
- ¿Qué tal con Snape?- preguntó Remus inclinando la cabeza hacia atrás para ver a su novia.
Susan encogió los hombros.
- No tan mal como yo pensaba… No se le da mal enseñar- dijo- Pero es peor que un grano en el culo.- hizo una mueca divertida
Remus se echó a reír.
- ¿Por qué le eligieron a él tus padres? Para darte clases, quiero decir.
La rubia suspiró y le miró como diciendo "qué inocente eres".
- Por sus buenas "referencias" de familias "respetables"- contestó con inusual petulancia y entrecomillando con los dedos referencias y respetables.
Remus asintió con la cabeza.
- Entonces… ¿qué tal les parece que salgas conmigo?- preguntó inclinándose hacia atrás de nuevo
El semblante de Susan se tensó unos segundos y luego frunció el ceño.
- No se lo he preguntado, pero tampoco me interesa…-murmuró- Estarán contentos porque eres un buen chico, pero…
- Mi familia no tiene buenas referencias de familias respetables ¿no?- dijo el licántropo con una pizca de acidez.
Susan le dio un beso en la frente.
- Eso me da igual, Remus. Yo te quiero así, tal y como eres.
Pero Remus no pudo evitar pensar en ello. Susan había salido con varios chicos, todos bastante peculiares, y parecía que saltaba de uno a otro con una facilidad pasmosa… ¿No sería él el último de esa larga lista? ¿Sería uno más? ¿los padres de ella le considerarían un antojo más de su hija? Estaba tan metido en estos pensamientos que tardó en darse cuenta de que Susan le había dicho que le quería.
0o0o0o0o0o0o0o0
Lily y Meaghan salieron del club comiéndose unas trufas de chocolate que la pelirroja se había llevado de la cocina disimuladamente. Total, de un día para otro se iban a echar a perder y era una pena.
- Eso todo va al culo- dijo James en tono de reprimenda, detrás de ellas.
- Pues entonces a Lily no le irá mal…- comentó la castaña sonriendo- Se está quedando en el chasis.
Lily se giró molesta.
- ¿Podemos hablar de otra cosa que no sea mi culo, por favor?- preguntó mientras Meg abría la puerta de personal.
- Por supuesto… - contestó James poniéndose serio-¿Tú que opinas de la devaluación de los pelos de unicornio del báltico?
Lily salió a la calle y se giró para mirar al merodeador con la nariz arrugada.
- ¿Te estás riendo de mí?- preguntó picada mientras Meaghan se reía
- No, hablo en serio- contestó el chico encogiendo los hombros- lo he leído en el periódico esta mañana.
- Ah- dijo secamente- Volviendo al tema de mi culo…
James se echó a reír. Evans de buenas podía llegar a tener unos puntos muy divertidos. Humor inteligente.
Sirius ya estaba hablando con Meaghan sobre posibles regalos que le podía hacer a la señora McCormack. Lily levantó la varita y el autobús Noctámbulo no tardó en llegar.
- Estoy deseando poder examinarme de Aparición…- murmuró la castaña. La pelirroja asintió.
Sirius y James se miraron complacidos, ellos ya tenían el título, pero para distancias largas seguían usando la red flu, la escoba u otros medios. Todavía estaban en periodo de pruebas y si los examinadores del Ministerio les pillaban les podían quitar la licencia.
- ¿Tú también vienes?- preguntó Lily viendo subir a James en autobús; la casa de los Potter estaba conectada a la red Flu así que le era más cómodo usar la chimenea.
- Sí ¿Te molesta Evans?- preguntó alzando las cejas de forma galante.
Lily entornó los ojos.
- Anda y vete un poco a la mierda, Clark Gayble de pacotilla... Sabes que eso me avergüenza, espero que no lo estés haciendo con malicia…- le advirtió la chica, medio en broma medio en serio
Se sentaron en las butaquitas de terciopelo después de pagar los billetes. James iba riéndose.
- Ya quisiera ese Clark Gayble- dijo ufano- y por su puesto ahora es sin malicia- explicó remarcando el ahora. No pretendía engañarla; ambos sabían que James le había hecho muchos comentarios de ese tipo para herirla durante el curso anterior.
Lily le miró arrugando de nuevo la nariz. No es que confiara cien por cien en James, pero algo en la manera de mirarla y el tono de su voz le indicaba que James sólo bromeaba. Cuando se burlaba de ella los ojos de James tenían una expresión afilada que hacía difícil no bajar la vista ante él.
- Cuidado Potter, en esa butaca a lo mejor no cabe tu ego inflado y revienta- murmuró Meaghan.
James le guiñó un ojo y Sirius suspiró.
- Tú hazme caso a mí McCormack y deja de hacer chistecillos- protestó el moreno.
La chica puso cara de infinita paciencia y luego se centró en descartar las ideas de Sirius con bastante mala leche. Ambos bajaron en la parada del Caldero Chorreante, dejando a Lily y a James prácticamente solos en el autobús.
- Estás de mejor humor- comentó la pelirroja mirándose las uñas- ¿Va bien nuestra terapia?
- Va bien- confirmó el chico- Pero que no se te suba a la cabeza.
Lily volvió a entornar los ojos.
- James Potter siempre será James Potter.
- Y Lily Evans siempre será Lily Evans- la imitó el joven
Se miraron con cara de indiferencia y luego ambos sonrieron. James volvió a notar las ojeras de la chica, parecía cansada.
- Oye Evans ¿Te apetece tomar un té en mi casa?
0o0o0o0o0o0o0o0
Muchas muchas muchas muchas muchas gracias por todos vuestros reviews! Que sepáis que estáis haciendo feliz a una estudiante hiperestresada con un problema de insomnio y enamorada de un tío que no sabe que existe! Así que me hacéis muy muy feliz! En serio muchas gracias xente -
Cosillas… espero que os haya gustado el chap. Ah! Ha ganado la opción de que Kir y Lily se besen y les vea James… a mi me parecía la menos jugosa de todas pk siendo novios… James les va a ver más de una y más de dos veces! Espero que no os sintáis estafados por esta perversa pseudo-escritora, pero incluso en este capítulo se besan y bueno, James no dice nada… El cambio de James va por otros caminos que no llevan implícitos los celos . No me matéis people!
Bueno, que siempre se me olvida! Muchas gracias a Xaphania17 (http/ www. /u/ 911735/ que está traduciendo alguno de mis fics al francés! Espero que el esfuerzo merezca la pena. Yo sé un poco de francés y he leído alguna de las traducciones y la verdad es que están genial. Un besito
Bueno, para los que miraron el libro de "El Quidditch…" era sólo para que vierais que Kirley, Meaghan y Catriona McCormack tampoco son mis personajes, sino de la divina sobre las divinas. Y el equipo Pride of Portree tb!
Por cierto espero subir pronto (todo depende) un one-shot sobre los fundadores (cortito). Es mi primera incursión en materia no merodeadora. Espero que me digáis k tal!
Y ahora pulsad a mi amigo el botoncito de review! Un besito
