Disclaimer: Nada es mío, todo pertenece a otra gente y/o otras empresas y lo único que yo consigo es desgastar mis neuronas y las teclas del teclado.
Stand by my side
¡Sorpresa, eres un cretino!
El domingo James se levantó de un humor extraño. No estaba enfadado, no estaba triste… era algo parecido al desasosiego. Sabía que había ido demasiado lejos con Lily la noche anterior y que la pelirroja seguramente había decidido marcar las distancias, asustada de nuevo.
La situación había podido con él. Verla llorar, en su hombro… tan triste… no había podido. Casi había sentido el impulso irrefrenable de cogerla en brazos y llevársela lejos, a un sitio donde pudiera olvidarse de todas sus preocupaciones y… Estaba claro que deliraba. Se sentía tremendamente estúpido; ni todo el alcohol que había tomado le había podido quitar esa sensación.
Bajó a desayunar inusualmente pronto, sus abuelos aún estaban en la mesa pequeña del comedor. Pese a que últimamente no hablaba mucho con ellos decidió acompañarles, estaba haciendo un esfuerzo por mejorar y eso les incluía a ellos.
- ¡James cariño! Buenos días- le saludó su abuela visiblemente feliz.
- Buenos días, abuela- contestó James sentándose entre los dos- Abuelo.
- Buenos días chico- contestó el señor Potter, que luego miró a su mujer- ¿Qué tal anoche?
James encogió los hombros y se puso café.
- Estuvo bien. Sirius, Remus y yo fuimos al concierto del grupo de Kirley McCormack.
- ¿El hijo de Catriona McCormack?-preguntó su abuelo
- Sí. Ella nos invitó el viernes a cenar- explicó James sirviéndose café.
El señor Potter asintió.
- ¡Qué mujer más amable!- dijo la señora Potter- ¿Es su hijo amigo tuyo?
James negó con la cabeza.
- No, él es el novio de una amiga mía- contestó- De Lily Evans, abuelo. Y la hija de Catriona es también una compañera de trabajo.
- Oh, la señorita Evans. Una muchacha encantadora- comentó el señor Potter mirando a su mujer- Me alegro de que seáis amigos.
James sonrió pero no dijo nada más.
- Aunque es una pena que tenga novio, a Sirius, a Remus o a ti mismo no os haría mal una chica como esa- añadió el abuelo de James riendo.
- Sigmud, Remus ya tiene novia- le riñó la señora Potter- Y deja a James en paz con el tema de las mujeres, ya está bien soltero… ¿verdad hijo?
James sonrió de manera cómplice con su abuela.
- ¿Y quién es la novia de Remus?-preguntó el señor Potter con curiosidad mal disimulada
- La hija de los March- contestó la mujer- Susan
- Ui, esa chica se las trae- comentó riéndose el señor Potter- Esos estirados que tiene como padres no hacen vida de ella.
- Es maja- dijo James encogiendo los hombros.
- No lo dudo, yo personalmente le haría una estatua.- contestó el abuelo- Conseguir que Bruno March abandone su pose de haberse tragado un palo de escoba es toda una proeza.
Los tres se rieron y James acabó su café, dispuesto a subir para darse una ducha y salir a volar un rato.
- Tú también podrías invitarles un día a casa, James- dijo su abuela- a cenar, o a tomar el té…
James asintió, por supuesto no iba a hacerlo, pero no quería que su abuela se pusiera pesada. Por hoy parecía haber sido suficiente, había conseguido no pelearse con ellos y tampoco le había costado tanto.
El señor Potter miró a su mujer en silencio, mientras los pasos de James se perdían en el silencio de la casa.
- ¿Lo ves, Sarah?- susurró- El trabajo le está haciendo bien…
La señora Potter le miró, divertida.
- Sigmud, Sigmud, Sigmud… a veces me pregunto cómo has podido llegar tan lejos con esa intuición de paramecio que Dios te ha dado- se lamentó falsamente- James está mejor por algo que no tiene nada que ver con el trabajo.
- ¿Ah sí?- preguntó el hombre un poco hoscamente.
- Claro. El diagnóstico es "chica a la vista"
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Lily estaba mirando la televisión en la habitación de su madre. Susan había ido a comer y a visitar a la señora Evans, pero ya se había ido. A la pelirroja no le habían pasado desapercibidas las ojeras marcadas y la sonrisa de felicidad de la chica, que estaba más animada de lo normal. Petunia había salido con Vernon y ella había decidido quedarse con su madre.
Se giró para mirarla y vio que estaba dormida. Con cuidado, apagó la televisión y las lamparillas y bajó a la cocina llevando la bandeja con los restos de comida. Su madre cada vez se cansaba con más facilidad y podía moverse menos, aquejada de fuertes dolores. De nuevo se acordó de las hojas de adormidera, pero desechó la idea enseguida: esa era una última opción.
Se puso a fregar los platos, intentando pensar en algo un poco más agradable. Kirley estaba encantado con el concierto de anoche; la había llamado por teléfono para decirle que tenían un concierto el viernes en Portsmouth y que si salía bien, harían cinco más, en la gira de verano de Grupos Internacionales Mágicos, de teloneros. Ella esperaba que todo le saliera bien y conseguía contagiarse un poco de su felicidad, pero no podía librarse del sentimiento de culpa; Kirley necesitaba que le apoyase y le diese más ánimos pero ella no podía hacerlo en ese momento…
A su cabeza acudió entonces la noche anterior, la charla con James y lo que él le dijo… Sintió vértigo y tuvo que inspirar para tranquilizarse. James le había ofrecido su ayuda, sinceramente, y le había hecho sentir muy segura, muy apoyada. Como si el chico fuese un puntal donde por fin podría apoyarse y descansar... Pero además había sentido miedo… miedo por el lazo tan fuerte que él estaba dispuesto a atar entre ambos y por algo implícito en sus gestos que hacía que se sintiera extraña. Era tonto pensar que James tenía algún interés meramente sexual en ella, sabía que estaban por encima de eso, pero no por ello se sentía más tranquila. James había conseguido hacerla estremecerse y querer llorar y abrazarle y le daba miedo lo que eso pudiese significar.
Se aclaró las manos y secó la encimera antes de ir al comedor y sentarse en el sofá, abrazándose las piernas. Luego se dejó caer a un lado. Estaba empezando a ponerse triste de nuevo. Se quedó allí, estirada y mirando al infinito hasta que su hermana llegó, un par de horas después.
- ¿Mamá?- preguntó Petunia sentándose en uno de los sillones
- Está dormida- contestó Lily incorporándose- Subiré a dejarle agua en la mesilla y yo me iré también a la cama
Petunia la siguió con la mirada mientras Lily iba a la cocina.
- Hemos decidido esperar- dijo Petunia cuando su hermana había empezado a subir las escaleras- Un tiempo.
Lily enseguida supo de lo que estaba hablando. De su boda. Iban a esperar. Esperar a que su madre se pusiera mejor… o quizás esperar a que fuera decoroso el casarse.
Encogió los hombros y asintió antes de seguir subiendo. Pobre Pet. Ella no tenía la culpa. Eligiera lo que eligiera nada sería conveniente, así que Lily decidió no juzgarla.
Al fin y al cabo, tenían derecho a ser un poco felices. Sólo un poco.
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Sirius, James y Remus estaban en la casa de los Potter. Sirius estaba jugando con una pelotita, James miraba el techo tumbado en la cama y Remus, en una silla, leía una revista.
- Me aburro- dijo Sirius suspirando- ¿Vamos a tomar algo?
- No- contestó James sin fuerza
- Yo paso, mañana trabajo- dijo Remus cerrando la revista- ¿Es que no puedes relajarte?
- Estaría más relajado en un bar acompañado por alguna bella señorita- contestó Sirius estirándose en el suelo.
- Hablando de bellas señoritas…- murmuró James incorporándose un poco y mirando a Remus- ¿Qué tal con Susan?
-No veo qué tiene que ver "bella señorita" con "March"- murmuró Sirius.
Remus le mandó una mirada mal intencionada mientras James se reía.
- Bien- contestó- muy bien. Es una chica estupenda
- ¡Ja!- ironizó Sirius- En fotografía ¿no?
- Deja a Moony- medió James- No ves que está…
- ¡No digas la palabra X!- exclamó Sirius como si James fuera a decir la peor blasfemia del mundo.
- Enamorado- acabó James- No dramatices Sirius. Es lo que te acabará pasando a ti
El moreno puso los ojos en blanco, poniendo muy en duda esa afirmación, y se dejó caer en la cama.
- Pues sí, estoy enamorado de ella- suspiró Remus como pidiendo disculpas.
- ¡Qué mal!- exclamó el moreno- ¿Y cómo lo supiste? ¿Te salieron granos verdes o algo?
James y Remus miraron a su amigo alzando las cejas. Lo peor es que Sirius lo había dicho en serio.
- Se nota… porque lo notas. Te levantas un día y de repente… lo sabes.- explicó Remus- No me hagas hacerte un esquema
James asintió. Te levantas y lo sabes, así de fácil. Lo que no había dicho Remus era la sensación de congoja y vacío en el estómago que también notabas.
- ¿Pero te la has tirado o no?- preguntó Sirius entonces, como queriendo cortar toda esa sensiblería
- Eso no es asunto tuyo. Cómprate una vida sexual- contestó Remus un poco ruborizado.
- Tengo una bastante fructífera, gracias- contestó el joven haciendo reír a James y entornar los ojos a Remus- ¿Sí o no?
- Déjame en paz.
- Eso es que sí- concluyó el moreno- El amigo lobuno ha triunfado ¿Y qué tal?
- Déjale Sirius- dijo James riéndose- ¿No ves que se sonroja?
- ¡Yo no me sonrojo!- protestó Remus, que efectivamente tenía las mejillas rojas- Además, si nos ponemos a meter dedos en yagas yo os debería preguntar a vosotros por Evans y McCormack…
- ¿Qué pasa con ellas?- preguntó el moreno deslocalizado. James se quedó callado y mirando seriamente a su amigo.
Remus encogió los hombros.
- Vosotros sabréis… Aunque tú James te estás metiendo en un campo de minas…
James miró a su amigo con el ceño fruncido.
- No sé a que te refieres.
Aguantó la mirada de Remus unos segundos, mientras Sirius los miraba alternativamente sin entender muy bien.
- Lily… no necesita que le hagan más daño- aventuró tímidamente Remus bajando la vista.
- Lo sé- contestó James escuetamente.
Remus volvió a mirarle y asintió. Susan le había explicado lo de los padres de Lily y él se había sentido muy culpable, recordando todas las bromas y burlas que James le había hecho a la pelirroja y que ellos le habían reído. Pero algo en la mirada de su amigo le indicó que eso no iba a repetirse nunca más.
- ¿Qué fascículo de la colección me he perdido?- protestó Sirius desde la cama
- Me gusta Lily.- contestó James, mirando al techo, desapasionadamente- Y creo que me estoy enamorando de ella.
- ¡Otro agilpollado no, por favor!- exclamó Sirius. Miró alternativamente a sus amigos- ¿Sabéis lo que es esto? El principio del fin de vuestra hombría. Recordad mis sabias palabras.
Remus y James entornaron los ojos y luego Remus le dio una palmada en el hombro, antes de marcharse. James supo que el licántropo no se había sorprendido; Remus era muy tímido, pero conocía muy bien a las personas. Quizás lo había sabido antes que él y todo. Sirius era algo más despistado. En ese momento se estaba colocando una careta antigases para evitar el contagio del agilipollamiento, como él decía. Internamente no pudo más que felicitarse por tener dos amigos así.
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- I like to be in America! …O.K. by me in America! …Ev'rything free in America …For a small fee in America!- James se acercó cantando y dando pequeños saltitos a la barra de la piscina, donde Lily y Meg conversaban animadamente.
Meaghan clavó sus ojos en la figura impertinente del chico.
- Potter, deja de hacer el capullo o te curto el lomo a escobazos- murmuró entre dientes.
James se apoyó en la barra y siguió tarareando la melodía de la afamada canción de West Side Story.
- ¿Qué pasa aquí?- preguntó Lily sin entender la situación.
- ¡Oh!- dijo James fingiendo sorpresa- ¿No te ha dicho Meaghan que en sus ratos libres se dedica a bailar y cantar por la calle?
Lily miró extrañada a su amiga, que estaba echando humo por la nariz y mirando de forma amenazadora a James, que ajeno al peligro se reía.
- Y lo hace muy bien- añadió el chico.
- James- Meaghan le cogió de la camisa del uniforme y le dio un empujón hacia ella- Ahora cállate.
James se volvió a reír.
- Está bien, está bien…
La chica le hizo un gesto amenazador con el dedo antes de marcharse a atender a los clientes. James volvió a tararear.
- ¡Te estoy oyendo!-chilló la chica de espaldas.
- ¿Qué es todo esto?- repitió la pelirroja mientras James seguía riendo. Él apoyó los codos en la barra.
- Nada, las dotes ocultas de McCormack- Lily asintió- ¿Qué tal te encuentras?
El semblante de Lily cambió, tornándose más sombrío, su sonrisa desapareció y desvió la mirada.
- Bien, gracias…
-Lily
- ¿Sí?
- Lo siento.
La pelirroja miró sorprendida al chico, que estaba serio. Las gafas le daban un toque bastante severo que acentuaba su expresión.
- Creo que la otra noche te asusté, no era mi intención…
- Yo soy la que lo siente- le cortó ella negando con la cabeza- Sólo querías ayudarme y de verdad lo conseguiste…
- Pero no debía haberte dicho nada de lo que te dije.
Lily sonrió débilmente y tomó una de las manos que James tenía sobre la barra. Él enseguida notó una especie de escalofrío en la espalda.
- Me asusté por lo seguro que parecías, pero te agradezco todo lo que me dijiste. Sé que eres sincero- dijo mientras apretaba suavemente su mano- No voy a ser yo quien le ponga freno a nuestra amistad.
James sonrió también, pero con una de sus sonrisas tiernas y sinceras y le devolvió el apretón a Lily. Cuando Lily se dio cuenta de que llevaban varios segundos sin hablar, pero con las manos entrelazadas, retiró la suya suavemente. Y fue como si dejara algo muy confortable para volver al frío del exterior.
- ¿Qué tal Kirley?- preguntó entonces James, recuperando la jovialidad del principio y enterrando en su corazón ese último momento.
- Bien… contento- contestó Lily sirviéndole al moreno un zumo- Tiene un concierto este viernes y si todo va bien se irá de gira…
- Vaya- murmuró el chico- Pero el viernes… ¿El viernes no es el día de la puesta de largo? ¿Trabajamos hasta tarde, no?
Lily asintió.
- Sí, no podré ir… A parte el sábado trabajamos y es en Porthsmouth.
- Bueno, son muy buenos, así que tendrás más ocasiones para verles.
- ¡James!
El moreno se giró para ver quién le llamaba y se sorprendió al ver a Sylvia, ataviada con un provocativo bikini negro.
La pelirroja pensó que ella nunca se pondría algo así. Pero tenía que admitir que a Sylvia le sentaba genial. Era una joven muy guapa, no le extrañaba que a James le gustara.
- ¡Hola!- la morena se sentó al lado de James y puso su mano encima de la rodilla del chico- He venido a visitarte… Ya que últimamente no me haces mucho caso…
Lily se alejó de ese extremo de la barra para no parecer indiscreta, la morena parecía tener mucha confianza con James y eso la hacía sentirse un poco molesta. Pero Sylvia llamó su atención.
- Evans, tráenos un par de Manhattans…
- Para mí no Lily. – dijo James sacudiendo una mano- Tengo que volver al trabajo enseguida.
Sylvia miró contrariada al Merodeador y Lily se quedó parada, esperando a que se decidieran.
- Bueno pelirrojita, ¿no me has oído?
Sylvia no era muy delicada, pero nunca había sido grosera con Lily. Y James, que la conocía mejor, sabía que la chica no solía tratar a la gente de ese modo. Lo que no sabía era que Sylvia empezaba a intuir cuál era el problema que había entre ellos, un problema pelirrojo para más señas.
- No creo que haya necesidad de ser tan brusca- murmuró Lily preparando el Manhattan y dejándolo delante de Sylvia. Después se fue al extremo opuesto de la barra, con los brazos cruzados y decidida a no intentar emparejar nunca más a James con Sylvia.
- ¿Qué te pasa?- preguntó James- No tenías por qué hablare así a Lily…
La morena bufó enfadada.
- Ahora es Lily. Antes era la señorita frígida… ¿Y ese grado de familiaridad James?-exclamó con falsa curiosidad
- Creo que no debo darte explicaciones.
- Debes dármelas si estás dispuesto a dejarme por esa mosquita muerta- susurró la chica, enfurecida.
- No estamos saliendo y Lily es sólo una amiga.
- Una amiga… hasta que consigas colarte en su ropa interior.
Enseguida la morena vio que había cometido un grave error. James, que hasta entonces sólo la había estado mirando con indiferencia, parecía estar haciendo grandes esfuerzos para no darle una bofetada.
- No hables así de ella nunca más ¿entiendes? Mosquita muerta o no, Lily consigue darme lo que nadie más ha sabido. Y me lo ha dado aún cuando yo no he podido ser peor persona con ella…- apretó los puños antes de levantarse y miró a la pelirroja para cerciorarse de que no les escuchaba- Ella ha conseguido que vuelva a dormir. Ella consigue que tenga motivos para seguir, Sylvia… No te atrevas a hablar así de ella delante de mí.
Sylvia, muda de sorpresa, asintió antes de levantarse y salir casi corriendo del club, luchando por no llorar. Algo se había roto entre ella y James. O a lo mejor era que quizás nunca había habido nada entre ellos y sólo ella había sido la ilusa que se había creído con algún tipo de potestad sobre el Merodeador, cuando para él ella era una más. Y al final Evans se había llevado el premio Gordo y ni lo sabía.
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- ¿¿¿¿ Qué te tiraste a Remus en Hyde Park ?
- Shh… Baja el tono de voz.
Susan, Meaghan y Lily tomaban un café en "El Caldero". La rubia había ido a buscarlas al trabajo y había quedado después con Remus.
- ¡Pero estás loca!- susurró Lily
- Hombre, loca, loca… El chaval está bueno- comentó Meaghan dando golpecitos al plato con su cucharilla.
- ¡Me refiero a que esas cosas no se hacen en un parque!- exclamó la pelirroja sonrojada- Os podría haber visto cualquiera, y encima no creo que sea el tipo de cosas que se deba hacer en un parque…
Pero Susan no dejaba de sonreír.
- Fue maravilloso y… estuvo genial- añadió con una mirada pícara.
- Creo que no voy a poder volver allí nunca más por tu culpa…- murmuró Lily negando con la cabeza.
- Podrías llevar a Kirley- propuso Meaghan
Lily se sonrojó mientras las dos chicas se reían.
- No, espero que mi primera vez sea en una cama- contestó Lily- Ya sea con Kirley o no- añadió viendo que Meg iba a añadir algo.
- Mi primera vez fue en el asiento trasero de un coche…- recordó Susan con cara de desagrado- eso sí que no te lo recomiendo…
- Pues yo no tengo preferencias especiales…- dijo Meaghan- Es más, no creo que tenga primera vez nunca, me quedaré para vestir santos.
- ¡Anda ya!- exclamó Susan- No mientas, que te vi con Amos Diggory, y no estabais vistiendo santos…
- ¿Te enrollaste con Diggory?- exclamó Lily- ¡No me lo habías contado!
- No es algo de lo que me sienta particularmente orgullosa- Meg se rascó la nariz- No sé ni por qué lo hice… Suerte que vino Sirius y pude escaparme…
Lily y Susan se miraron.
- ¿No te enrollarías con Black, no?- preguntaron a la vez, Susan con cara de meterle una paliza si la respuesta era afirmativa.
- ¡Claro que no! ¿Queréis pensar las cosas antes de decirlas? Evaluad la situación, es naturalmente imposible…
Susan inspiró aliviada.
- Es cierto, es imposible que los humanos se reproduzcan con sabandijas…
- Oh Susan- protestó Lily- Sirius es buen chico.
La rubia levantó las cejas con escepticismo
- ¿Hablamos de la misma persona?
- Hola
Las chicas se giraron para saludar a Remus y Susan se levantó para besarle.
- ¿Te los imaginas ahí tiki-tiki en el parque?- susurró Meaghan.
- ¡Meg! ¡Deja de imaginártelo ahora mismo!-la riño Lily también en susurros
- ¡Es que no puedo!
Remus miraba curioso a la pelirroja y a la Huffie dándose manotazos y susurrando, mientras Susan las miraba con las cejas alzadas.
- ¿Estáis bien?- preguntó el licántropo
- ¡Sí!- exclamó Lily con demasiado entusiasmo- Bueno, nosotras nos vamos a casa de Meaghan, a despedirnos de su madre…
- Sí, luego a lo mejor nos vamos a dar un paseo al aire libre…- añadió Meg riéndose y ganándose una colleja de Lily.
Cuando las dos se hubieron ido Remus miró a su novia, que sonreía de forma inocente.
- Susan… esas dos… saben…- empezó a murmurar
- ¿Sabe qué?- preguntó la chica, pestañeando
- Déjalo. Prefiero no saberlo- añadió suspirando el licántropo
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Los padres de Meaghan y Kirley se marcharon y ambos hermanos respiraron tranquilos. Lily fue a ver un par de veces los ensayos del grupo, ya que Kirley no tenía mucho tiempo libre para quedar. También fue a casa de James un día a tomar el té, y se quedaron hablando durante horas. No sabía por qué pero mantenía sus frecuentes conversaciones con el Merodeador en secreto, ni Susan, ni Kirley ni Meg sabían nada de ello. Le gustaba guardar esos ratos como algo íntimo y suyo; además no dudaba que podían pensar lo que no era.
Remus aceptó ir a la puesta de largo a regañadientes, pero vio en ello un signo de que Susan se tomaba lo suyo en serio. Así que decidió hacer el sacrificio.
El jueves, en la casa de los March, el ambiente estaba algo más ajetreado de lo normal. La señora March se había enterado de las intenciones de Susan de ir acompañada por Remus, y puso el grito en el cielo: no estaba dispuesta a someterse al ridículo público que le haría pasar ese pobretón. Pero la chica no dio su brazo a torcer.
- ¡Vergüenza te tendría que dar!¡Tu padre y nosotras tenemos un estatus, una posición! ¡No puedes ir salpicándonos de barro!
- ¡Madre espero que no te estés refiriendo a Remus como barro…!
- ¡Qué dirán nuestras amistades!
- ¡Me la suda completamente! ¡Remus vale más que toda esa escoria junta!
La señora March hizo una mueca de furia.
- ¡Haz el favor de comportarte!
- ¿Me vas a enseñar tú?- la desafió la chica
Ambas mujeres estaban enfrascadas en esta fuerte discusión cuando Snape llegó, puntual, como todos los días. Por una vez la chica se alegró de verle; así podría perder de vista a la señora March.
Susan recibió en silencio al Slytherin mientras su madre se recomponía en un momento, como si nada hubiese pasado, y saludaba al joven.
Cuando llegaron al estudio, Susan se dejó caer en su silla, con la cabeza entre las manos. Snape se sentó delante de ella.
- Veo que los ánimos están un poco alterados- comentó el muchacho sacando los libros de su cartera.
- Vete a hacer comentarios ingeniosos a otro sitio, si no es molestia. Aquí hay gente cabreada- contestó Susan sin mirarle.
Tras unos segundos la chica levantó la vista y se encontró con los ojos fríos de Snape sobre ella.
- No sabía que salías con Lupin- dijo
- Yo no sabía que te interesaba mi vida amorosa/sexual- replicó ella con acritud.
Snape suspiró y meneó la cabeza.
- Veo que tienes buen ojo para los hombres.
- ¿Y si empezamos con la clase y dejas de darme consejos que no te he pedido?- exclamó Susan dejando sus libros sobre la mesa con un fuerte golpe.
Snape asintió.
- Quizás no he acabado de expresar adecuadamente que te admiro mucho March. Aunque tendrás problemas. Muchos problemas.
- ¿Y a ti que más te da?
- Sólo quiero que sepas que estaré encantado de ayudarte- contestó él de forma desapasionada.
Susan le miró sorprendida, pero se calló. Sabía que Snape no ofrecía su ayuda por compromiso, ni de forma pretenciosa. Y eso fue lo que la alerto de que en realidad su situación podía ser aun peor de lo que ella esperaba. No podía ser bueno que alguien como Snape se ofreciera a ayudarla.
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Sirius fue a buscar a James a la salida del trabajo para echarle la bronca a Meg por no avisarle de que su madre se había ido. Mientras la Huffie y el Merodeador discutían a viva voz delante del Club, James y Lily les esperaban pacientemente sentados en la acera.
- ¡Tu madre pensará que soy un cretino!- exclamó Sirius
- ¡Sorpresa! ¡Eres un cretino!- dijo Meaghan
- ¿Por qué me odias tanto?
- No te odio, simplemente no pensé que quisieras despedirte- bufó Meaghan- No seas ridículo Sirius, ya vendrá otra vez.
- Oye chicos, si no os importa, ¿podéis seguir discutiendo en otro sitio?- dijo James poniéndose entre los dos- Lily y yo tenemos hambre.
La pelirroja asintió y tomó del brazo a Meaghan.
- Además… tiene razón Sirius… Podrías haberle avisado ¿no?
Meaghan gruñó ligeramente y miró a Sirius.
- Está bien, ¡Lo siento! Por favor no me metas en la cámara de gas por esto- dijo mirando con desagrado al chico, que ahora sonreía ampliamente.
- ¡Claro que no cielín!- exclamó el ya recuperado Merodeador, tomándola de una mano- Me alegro de que hayamos solucionado nuestros problemas. Te invito a un helado para reconciliarnos.
- ¡Creo que te dije que pararas de hacer babosadas!- protestó Meaghan intentando sacudir la mano de Sirius.
- No son babosadas, son cariñitos de amiguitos- repuso el moreno.
Meg le pellizcó el brazo, consiguiendo que Sirius la soltara.
- ¡Au! ¡Bestia!
- No, son cariñitos de amiguitos- le contestó la castaña subiéndose al autobús que Lily había llamado.
Sirius subió refunfuñando detrás de ella, y después subieron Lily y James, riéndose.
- ¿Tú sabes de que van estos dos?- preguntó la pelirroja
- Creo que Sirius siente una especie de veneración por Meaghan. Es su ídolo.
Lily le miró con escepticismo, luego miró hacia Sirius y Meaghan, que ahora estaban discutiendo porque el moreno quería sentarse a su lado, y volvió a mirar a James.
- Es la primera mujer que conoce con la que se relaja y se muestra como es. Acabaran siendo amigos… Al menos si Pad sobrevive- concluyó James haciendo una mueca de dolor al ver como entonces Meaghan le atizaba al moreno con un zapato en la cabeza.
Lily se rió y se sentó a su lado.
- Sí, no sería la primera vez que está a punto de matarle… Por cierto, mi madre dice que a ver si te animas a venir el domingo a comer, tiene ganas de verte…
- ¿Sí?
-Creo que la tienes enamorada- le confesó en un susurro confidencial.
James se echó a reír.
- Por lo menos enamoro a alguien- bromeó él con una caída de ojos muy dramática.
- Uy sí, pobre James. Nadie le quiere…- murmuró Lily con pena fingida- ¿Y Sylvia? ¿Y Anne? ¿Y las doscientas Barbies en bikini del Club?
- Eso es encandilar, no enamorar… Además, esto del amor resulta ser un asunto demasiado complicado- dijo James con una sonrisa triste.
Cuando Lily iba a preguntarle a qué se refería, Sirius asomó su cabeza por encima de los asientos.
- No empieces con las mismas gilipolleces que Remus que me divorcio de amigos- amenazó con un dedo
- ¿Y quién te iba a hacer caso entonces?- preguntó James alzando las cejas.
- Pues Meggie- contestó con naturalidad
- ¡¡¡¡ Como me vuelvas a llamar Meggie te extirpo los pulmones !
Sirius abrió la boca para replicar pero Lily negó con la cabeza y sonrió con dulzura.
- Antes de que lo preguntes Sirius, no, no se puede vivir sin pulmones.
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Bueno, se que no pasa mucho en este capítulo, pero en el próximo agarraos a las pantallas que vienen curvas! Jejeje, me vais a matar. Y soy feliz, porque sé que me vais a matar y vosotros no tenéis ni idea de por qué, pero lo sbréis. Y querréis matarme. Y yo me reiré de forma satánica en mi silla con ruedas y mi madre pensará que me he chutado algo… Jejeje…. Pero para eso tendréis que esperar alrededor de unos 35 días, es decir, hasta que acabe los exámenes y me dé tiempo a escribir. Sé que es una pasada e intentaré acortar el periodo, pero quien avisa no es traidor. Voy a tardar. Lo siento.
Bueno, pues espero que el capítulo os alegre un poco el final de las vacaciones. Yo personalmente me las he alegrado yendo de rebajas jejeje. Ya sabéis lo que dicen: una nunca tiene demasiados zapatos. Me encantan los zapatos. Y los bolsos. Y las faldas… En fin, soy una rebaja-maníaca…
Muchas gracias por todos los reviews! He estado como quien dice sin internet durante todas las vacaciones y tenía la bandeja de entrada del correo a reventar ayer. Y me puse muy contenta! Así que si queréis hacer una buena obra dejad review a esta pobre, pobre estudiante (sobretodo pobre después de pasar por todas las tiendas del centro) y decidme que tal vuestras vacaciones, quizás así me anime a escribir un poquito (guiño, guiño)… y me tengo que poner al día con unos cuantos fics actualizados que ya he visto por ahí…
Un beso
