Disclaimer: Nada es mío, todo pertenece a otra gente y/o otras empresas y lo único que yo consigo es desgastar mis neuronas y las teclas del teclado.
Stand by my side
Lágrimas
Sin saber muy bien como había llegado allí, Lily estaba sentada en el sofá del salón, vestida con ropa oscura de su hermana y rodeada de mucha gente que murmuraba. Su hermana estaba en la cocina bebiendo una copa más de brandy mientras alguien, Lily no sabía quién, se encargaba de que todo ese teatro funcionase. Quizás una de sus tías o Vernon. No le importaba. Nada la molestaba, sólo las continuas condolencias de todos esos rostros difuminados, le hacían perder el hilo de sus pensamientos.
Estaba ahí sentada desde mediodía, desde que volvieron del tanatorio. Lily recordó vagamente la breve ceremonia antes de la incineración. Su madre lo había querido así. Petunia había sido capaz de pronunciar unas palabras. Ella ni había intentado hablar.
Alguien se acercó de nuevo a su refugio del sofá y se arrodilló delante de ella. Lily miró con ojos lánguidos y aburridos, pero esta vez pudo reconocer quién era.
- Susan…
La rubia abrazó a su amiga con fuerza, pero ella no reaccionó al gesto. Siguió inerte como una figurilla de cera.
- Vamos Lily, subamos a tu cuarto- dijo Susan tomando a la pelirroja por la mano y guiándola dulcemente hacia arriba.
En el salón, Meaghan, Kirley, Sirius y James observaron a las dos chicas y luego se miraron entre sí.
- Creo que es mejor que estén solas- murmuró Meaghan viendo las intenciones de los muchachos- Lily no está nada bien.
- Vayamos al jardín- dijo James, los velatorios le agobiaban y no le traían buenos recuerdos.
Los hermanos y Sirius le siguieron. Los cuatro se habían enterado de la noticia por Susan, que había recibido una lechuza de Lily. Ella se encargó de avisarles a todos.
No pudieron pasar del porche del jardín porque seguía lloviendo, pero todos agradecieron el aire libre.
- Así que este era el gran secreto de Lily…- dijo la chica recostándose contra la pared.
Nadie contestó, pero James frunció el ceño.
- Joder- murmuró entre dientes.
La puerta del jardín se abrió y Remus se unió a ellos.
- Acabo de recibir tu carta Prongs…- murmuró el chico acalorado.
Meaghan levantó la vista y miró al licántropo con disgusto.
- Voy a dentro, a beber algo- dijo sin mirar a nadie y levantándose bruscamente.
Sirius encogió los hombros y la siguió.
- Será mejor que vaya con ella.
Los otros tres chicos se quedaron sentados en el porche, mirando lánguidamente las gotas de lluvia. James estaba furioso y nervioso. No sabía qué podía hacer pero quería hacer algo; tampoco sabía si sería apropiado hacerlo dadas las circunstancias… Kirley simplemente estaba ausente, metido en sus propias cavilaciones.
Remus se levantó tras unos minutos y entró en la casa con la excusa de ir a buscar una bebida. En realidad pretendía encontrar a Susan.
-¿Tú lo sabías, Potter?- preguntó entonces Kirley, casi en un susurro
James, sorprendido, miró al moreno con extrañeza
- Si sabía qué- contestó
- Lo de su madre.
James volvió a desviar la mirada, incómodo, y se revolvió el pelo.
- Sí, lo sabía. Lily me lo contó hace unos días.
Kirley asintió y echó la cabeza hacia atrás.
- Yo no lo sabía- dijo con una sonrisa triste en sus labios- No lo sabía…
- Creo que Lily no se lo había dicho a mucha gente
- Sí, pero yo soy su novio- le cortó el cantante con bastante brusquedad- O eso se supone…
James miró al joven, que seguía observando el descuidado jardín.
- Estoy enamorado de ella- dijo entonces James levantándose.
Kirley le miró y le asintió.
- Cuéntaselo a quien no lo sepa.
James rió débilmente.
-¿Tanto se me nota?
- ¿No se me nota a mí?- contestó Kirley poniéndose en pie
James asintió, en parte aliviado, viendo que Kirley no parecía querer partirle los morros.
-Es difícil no enamorarse de esa brujilla…- dijo el moreno dándole un golpecito en el hombro y sonriendo del mismo modo triste- Ahora sólo nos queda esperar a que elija.
- Parece ser que ya ha elegido ¿no?- preguntó James alzando los hombros.
- Yo diría que no- contestó Kirley entrando en la casa.
James, tras un par de segundos, le siguió.
En la habitación de Lily, Susan y la pelirroja hablaban sobre la cama, Lily recuperando poco a poco un poco la noción sobre sí misma. En el alféizar seguía la planta de adormidera.
- Yo… yo… yo ya sabía que iba a pasar- murmuraba débilmente la pelirroja.
- Shhh… Lils, tú no sabías nada… nadie sabía nada…
- Anoche estaba bien…
Susan le acarició el pelo con los dedos mientras la pelirroja, por primera vez, rompía a llorar. Empezaba a ser consciente de que su madre nunca volvería a estar allí cuando llegase del trabajo. De que no habría más limpiezas de los domingos. De que no volvería a alabar sus macarrones de sobre. De que nunca vería a Petunia casada ni sabría que decisión tomaría ella… si es que llegaba a tomarla. No estaba y no estaría. Nunca más.
Cuando había empezado a calmarse, unos golpecitos suaves en la puerta interrumpieron su intimidad.
- Sólo… sólo quería ver cómo estabas…- dijo Kirley desde la puerta, bastante nervioso.
Susan se levantó de la cama.
- Yo me voy a buscar algo caliente abajo. Volveré enseguida.
Cuando la chica salió de la habitación, Kirley cerró la puerta y se sentó junto a la pelirroja, tomando una de sus manos. Lily evitaba su mirada.
- Lo siento mucho Lily…-murmuró el chico- No sé que debo decir… y…
Lily levantó su pálido rostro y acarició la mejilla del joven.
- Así está bien Kirley… Gracias
- Voy a suspender lo de la gira- dijo entonces el chico.
- ¿Por?- preguntó Lily
- Para estar contigo.
La pelirroja negó con la cabeza mientras volvían a salir lágrimas de los ojos.
- No debes hacer eso…
- Pero quiero hacerlo
- ¡Pues yo no quiero que lo hagas!- le cortó Lily llorando de nuevo- Lo siento Kir… pero no debes hacerlo. Es el sueño de tu vida y yo… y lo nuestro…
El chico negó con la cabeza.
- Yo te quiero Lily.
-Pues si me quieres vete de gira Kirley. Nunca podría perdonarme hacerte perder esta oportunidad… Sobretodo ahora que no… que no sé si estoy preparada para…
Kirley tomó las dos manos de Lily entre las suyas.
- ¿Es por Potter?- preguntó con tristeza, obligando a la pelirroja a mirarle a los ojos.
Ella negó lentamente con la cabeza.
- No es por James…- dijo tras unos segundos- O no es sólo por él… Ahora no sé muy bien lo que quiero…
Kirley asintió y abrazó a Lily, que volvía a llorar desconsoladamente.
- Lo siento…- murmuró el chico- lo siento Lily. Pero cuenta conmigo siempre…
Lily siguió llorando y se aferró con más fuerza al cuello del joven. Ella también lo sentía.
Al lado de la mesa del buffet, Meaghan miraba malhumorada hacia la puerta del jardín. Sirius, apoyado en la pared y a su lado, la observaba de reojo.
- ¿Practicando la magia sin hechizo? No creo que consigas derretir la pared.
- ¡Cállate!- murmuró la chica mirándole con hastío- No estoy de humor.
- Nadie lo está Meg, no lo olvides- contestó el muchacho obligándola a mirarle- Remus tampoco, así que procura dejar las miradas asesinas para otro día. Hay cosas más importantes.
La chica se zafó de Sirius, pero pareció que sus palabras habían hecho efecto.
- Se portó como un cerdo.
- Nadie es perfecto- contestó Sirius- Además, deberías escucharle a él también.
- Sirius, le puso los cuernos, no me hace falta hacer una rueda de interrogatorios…
Cuando Sirius iba a replicar, vio como Susan descendía por las escaleras y Remus iba a su encuentro. Meaghan hubiera salido como una flecha hacia ellos si no hubiera sido porque el moreno la frenó.
- ¡Suéltame!
- Deja que ellos solucionen sus propios problemas… Nosotros tenemos los nuestros- le dijo mirándola seriamente.
Meg se puso colorada de inmediato al recordar lo que hacía escasas horas había sucedido en su cocina.
- Ahora no es el momento- dijo secamente
- Hace un par de minutos sí parecía ser el momento para discutir otros temas- replicó el moreno.
La chica resopló.
- Luego, cuando salgamos de aquí… Y una cosa… Cuando te pones serio eres de lo más insoportable- le reprochó cruzando los brazos.
Susan tuvo tentaciones de subir corriendo por las escaleras cuando vio al licántropo acercarse, pero supo sobreponerse a la situación. Desde luego no era un buen día para montar escenitas.
- ¿Podemos hablar?- preguntó el licántropo acercándose a ella
- Ahora no es el momento- contestó Susan sin mirarle.
- Sirius me ha dicho que mañana te vas, así que me parece que es el único momento- insistió Remus.
La rubia asintió y sin esperarle se dirigió a la calle, chispeaba, pero empezaba a asomarse el sol.
- Veo que te tienen bien informado- dijo cuando Remus cerró la puerta, mientras caminaba hacia la calle- Al menos parece que te interesas por mí…- añadió con desdén.
- Creo que no estamos empezando bien…- dijo Remus frotándose la frente.
- ¿¿Empezar bien? Perdona pero esto no acaba de empezar- exclamó ella girándose- Empezó el viernes cuando decidiste… ¡Da igual! No quiero hablar de esto, no ha sido buena idea- dijo dando la vuelta para volver a la casa.
Remus la retuvo por el brazo.
- Susan… ¡Lo siento!
- ¡Pobrecito!
- ¡Escúchame!- chilló Remus con cara de súplica- Sólo escúchame…
Susan se zafó del brazo del licántropo y asintió levemente.
- Pero se rápido. No tengo tiempo que perder- murmuró mientras empezaban a caminar de nuevo.
- Susan… yo… no sé por que pasó lo que pasó. Pero sé que me arrepiento y sé que te he hecho mucho daño y no sólo a ti… Creo que estaba enfadado por todo, por toda la situación con tus padres…
- Situación que habías creado tu solito antes de esa cena… ¿Qué pretendías? ¿Qué acuchillara a mi padre y saliera huyendo contigo?
- Que me defendieras, que estuvieras de mi lado…
- Sólo quería una cena normal y… ¡Está bien, me intimidan mis padres!- exclamó- Pero tú no me diste tiempo ni a reaccionar, te fuiste resarcido en tus opiniones de que era la clásica niña rica caprichosa y no esperaste ni a escucharme… y luego te liaste con Benalli, cuatro horas después…
- Susan…- murmuró el chico deteniéndose
- ¡Me rompiste el corazón y me humillaste Remus! ¡Sé que lo sientes! ¡Sé que me quieres! Pero me has fallado a la primera de cambio y no sé si te lo podré perdonar nunca… ¿Sabes? No eres el único que se enamoró…- murmuró la rubia antes de irse corriendo hacia la casa de Lily, intentando frenar las lágrimas de sus ojos.
Remus, solo en esa calle, flanqueado por casas idénticas, decidió que no valía la pena correr tras ella. Necesitaban un tiempo para pensar. Quizás ella acabaría perdonándole. Lo único que podía hacer era esperar y mirar su fotografía como había hecho hasta entonces. Pero cuando llegara el momento estaría preparado para luchar por ella.
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Cuando Susan se hubo recuperado de la conversación con Remus, volvió a entrar en la casa y se acerco a Sirius, Meg y James, que tomaban una taza de té aún al lado del buffet. Meaghan miró a la rubia de forma inquisitiva y ella negó con la cabeza, dando a entender que no había ningún problema.
- ¿Podemos subir a ver a Lily?-preguntó entonces James, agobiado de nuevo.
Susan asintió.
- Es por aquí- les indicó mientras subían por las escaleras- Creo que ha salido del estado de shock… pero sigue muy mal…
Entraron en el cuarto de la pelirroja, que seguía sollozando en el hombro de Kirley pero se levantó enseguida nada más los vio entrar.
Meaghan la abrazó con fuerza y Sirius también le dio un arazo de oso. James sólo se atrevió a apretarle la mano. Ella evitó su mirada.
- Deberías descansar Lily- dijo entonces Susan dulcemente- Tómate un poco de poción del sueño e intenta dormir.
- Gracias, creo que me hará bien- dijo la pelirroja con una pequeña sonrisa.
- Lo mejor será entonces que nos vayamos todos- dijo Kirley levantándose de la cama y abrazando de nuevo a la chica- Y ya lo sabes… si quieres…
- Vete sin preocupaciones- le susurró Lily- Estaré bien… Y tú también Susan, debes marcharte.
La rubia abrazó a su amiga y asintió.
- Pero escríbeme todos los días. Yo te llamaré.
Lily asintió.
- Nosotros volveremos mañana ¿vale?- dijo Meaghan dándole un beso en la mejilla- Intenta descansar.
Lily volvió a asentir y por un momento se cruzó con la mirada de James, una mirada cargada de preocupación.
- Estaré bien chicos.
Todos se marcharon y Lily bajó la persiana de su cuarto, quedándose en la penumbra. Sin preocuparse por nada más se metió en la cama vestida y se tomó una ampolla entera de poción. Sólo quería dejar de pensar, olvidarse de todas las lágrimas y poder descansar… sentía la cabeza estaba a punto de estallar.
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Después de salir de casa de Lily, James se marchó a casa enseguida. Kirley y Susan se marcharon en el coche del chico hacia Londres; habían quedado con el resto de integrantes del grupo para ultimar los detalles de la gira que empezaban al día siguiente. Meaghan y Sirius cogieron el autobús Noctámbulo para ir a casa de la Huffie.
Durante el trayecto no hablaron demasiado, la chica iba mirando por la ventana, evitando así cualquier enfrentamiento con el moreno, y dibujando circulillos en el vaho del cristal. La verdad es que no se sentía cómoda y prefería que le extirpasen el bazo sin anestesia antes de tener que hablar a solas con Sirius de lo que había pasado la noche anterior. No sabía cómo explicárselo. De acuerdo que Sirius era un chico guapo y bastante "besable", pero nunca se le había ocurrido pensar en esa posibilidad. Sí se había preguntado cómo debía ser besar al moreno; pero de una manera totalmente hipotética, curiosa y sin llegar a pensar nunca que era algo que podía pasarle.
Lo peor de todo es que ella le había besado. Por lo tanto era ella la que tenía que dar una explicación o lo que fuese que esperaba el australopiteco que se sentaba a su lado y la estaba mirando con las cejas encaradas y una sonrisa burlona desde el reflejo de la ventana. ¿Qué pensaría él? ¿Le parecía divertida la situación? Frunció el ceño, enfadada. ¡Qué más le daba a él un beso más o un beso menos y por qué tenía que armar todo ese paripé!
A Sirius le parecía una situación bastante rara y le encontraba el lado divertido. Meaghan estaba evitándole sin ningún tipo de disimulo y le mandaba miradas cargadas de resentimiento. Estaba enfadada. No sabía por qué le había besado y por qué él no se había quitado, aunque tampoco un beso era para tanto. El problema era precisamente lo que Meg estaba haciendo, evitarle y no hablarle… Se había acostumbrado demasiado a ella como para dejar que todo se echara a perder por un insignificante (aunque bastante placentero) besito.
Cuando entraron en la pequeña casita de campo la chica se dirigió hacia el salón sin decir nada y sin mirarle, y se sentó en uno de los sillones de la habitación. Sirius la siguió y se sentó en el sofá, obligando a Meg a mirarle de frente. Ella cruzó los brazos y dibujó de nuevo un gesto hosco.
- No sé por qué te besé ¿vale? Simplemente lo hice, ahora me arrepiento y no creo que tengamos que hacer una tragedia de este asunto- murmuró rápidamente, frunciendo aún más el ceño.
- Vale- contestó Sirius encogiendo los hombros- Me parece bien
Ella levantó la vista con incredulidad.
- ¿Y para esto me has hecho pasar el mal rato de buscar una puñetera explicación?- exclamó enfadada
- ¿Quién te ha pedido explicaciones?- preguntó Sirius poniendo cara de no entender nada
- ¡Tú! Con todo ese rollo de "nosotros tenemos nuestros propios problemas"- dijo imitándole.
- Yo me refería a que estabas rara y no me hablabas, Meg- contestó el chico- Me besaste y yo te devolví el beso... ¡punto y pelota! ¿Qué más da por qué pasó? Yo sólo quiero que todo vuelva a ser normal.
- Perdóname si el hecho de introducir mi lengua en tu laringe y obtener el gesto recíproco por tu parte ha alterado en lo más mínimo mi comportamiento- contestó Meg con rentitín y mirándolo de forma resentida.
Sirius suspiró.
- Me refiero a que quiero que seamos siendo tan amigos como antes de ese beso…
Meg le miró de reojo.
- Un beso tampoco es para tanto… ya ni me acuerdo a que sabe tu laringe- añadió Sirius con una sonrisa
- ¡Eso es asqueroso!- protestó la chica tirándole un cojín a la cabeza, pero riéndose- ¡Eres insoportable!
El moreno paró el cojín y esbozó otra sonrisa.
- Anda, que te voy a invitar a comer. Si quieres hacer algo contra nuestro maravilloso equipo de Quidditch tendrás que hacerlo mejor que eso- dijo señalando el cojín- Necesitarás fuerzas.
- Te recuerdo, imbécil, que soy guardiana- contestó la chica picada.
- Lo que sea- contestó él mientras la tironeaba del brazo para levantarla del sillón, al que Meg se aferraba con la mano libre- Te prometo que no habrá helado de chocolate…
- ¡Serás gilipollas!- exclamó la chica soltándose para darle un buen guantazo.
Sirius aprovechó y después de esquivar el golpe la cogió por la otra mano y consiguió arrastrarla un par de metros antes de que ella le diera una patada en la espinilla.
- ¡Se caminar solita!- protestó yendo hacia la puerta- Y elijo yo el sitio.
Sirius, frotándose aún la zona donde había recibido el impacto, salió sonriendo a la calle: Meg había vuelto.
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James sólo tenía ganas de tirarse en la cama y contemplar el techo. Lily estaba destrozada, como era normal, pero verla así era muy duro y más cuando no sabía como ayudarla. Entró en la casa de sus abuelos y ya subía hacia el primer piso cuando su abuelo le llamó desde la entrada del salón.
- James, muchacho, ¿Dónde has estado toda la mañana? El almuerzo está servido.
- No tengo hambre abuelo- contestó cansado- Creo que voy a acostarme…
- Ven al menos un rato a hacerme algo de compañía, tu abuela se ha ido a comer con sus amigas al Club…
James asintió y bajó pesadamente las escaleras. No le apetecía hablar con su abuelo, pero esos días se había dado cuenta de los dolores de cabeza que les había causado últimamente y lo felices que parecían ahora que estaba mejor. De algún modo se lo debía.
Atravesó el salón y entró en el comedor donde ya estaba sentado el señor Potter.
- ¿Demasiada fiesta anoche?- preguntó el hombre con una sonrisa mientras James se sentaba en frente de él.
- No, no salí…- contestó James mientras se restregaba los ojos.
El señor Potter dejó sus cubiertos apoyados en la mesa y miró a su nieto.
- Chico… ¿Ha pasado algo?
El merodeador asintió pesadamente.
- La madre de Lily. Murió anoche- contestó en un leve susurro.
- James… Tenías que habérmelo dicho- dijo su abuelo visiblemente sorprendido.
- Nos enteramos tarde y no tuvimos tiempo de nada.
- ¿Cómo está Lily?
James bajó la mirada y encogió los hombros.
- Pues destrozada… su padre murió hace dos años y su madre tenía cáncer…
- Pobre muchacha- murmuró el señor Potter frunciendo el ceño- Parecía tan alegre el día que la conocí en el Club, tan dulce… Es admirable…
- Lo es- coincidió James sujetándosela cabeza entre las manos- Trabajaba porque entre ella y su hermana mantenían la casa… Claro que no les faltaba de nada- añadió James viendo la cara de alarma de su abuelo- Pero tampoco iban muy sobradas…
El señor Potter asintió y dio un sorbo a su vaso de vino.
- ¿Tú sabías lo de sus padres?- preguntó unos segundos después.
James negó con la cabeza.
- Ella nunca dijo nada…- después de unos segundos de silencio, suspiró y volvió a hablar presa de un arrebato de sinceridad- Abuelo, yo la he tratado fatal… No ahora, pero en la escuela, después de lo de papá y mamá… Y ella estaba tan mal como yo. He sido un cabrón y ella aún y así me ha perdonado y me ha hecho ver lo injusto que he sido con todo el mundo… Si he mejorado tanto este verano ha sido todo gracias a ella…Y ahora no sé qué coño hacer
El chico dijo todo esto mirando hacia su plato vacío, con las manos en la frente y gesto abatido. El señor Potter le miraba en silencio, pensando que al fin y al cabo su mujer había estado en lo cierto: James estaba enamorado. Pero nunca se hubiera imaginada, y apostaba a que su mujer tampoco, que el amor de James iba a ser algo de tal calibre. Por lo que parecía, su nieto no se conformaba con las medias tintas.
- Vaya…- dijo acariciándose la barbilla- La verdad es que me has dejado sin palabras chico.- James sonrió de forma triste- Veo que es muy importante para ti.
James asintió.
- Tanto que hasta me asusta- contestó enderezándose- No es sólo por…, no sé como decirlo… pero creo que no podría vivir sin ella.
- ¿No te parece un poco precipitado?
- Pues sí, pero no es algo que pueda dominar- contestó James rápidamente- Siempre me ha atraído… y ahora que la conozco… No sé, me siento idiota aquí sin hacer nada mientras ella está sufriendo…
El señor Potter le dio una palmadita a su nieto en el hombro.
- Seguramente Lily ya sabe que puede contar contigo, pero necesita un tiempo para estar sola, para aprender a llevar su dolor… Reza porque no tarde tanto como tú- añadió el hombre.
James esbozó una sonrisa y puso la mano sobre la de su abuelo.
- Gracias- murmuró antes de levantarse y subir a su habitación.
Intentaría seguir el consejo de su abuelo, pero no sabía si sería capaz de mantenerse una temporada al margen.
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Susan procuró acabar pronto la reunión con el grupo. Estaba cansada y triste y quería llamar a Lily para ver si había podido descansar. No dejaba de darle vueltas a la cabeza y aunque Lily había insistido en que se fuera, la sensación de no estar haciendo lo correcto no la dejaba en paz.
Pero necesitaba irse. Más que nunca necesitaba marcharse y dejar atrás todos sus problemas por una temporada, aunque a la vuelta la siguieran esperando. No quería tener que ver a sus padres y tampoco estaba preparada para encarar de nuevo a Remus. La herida aún dolía demasiado.
Caminaba hacia la salida del Callejón Diaggon cuando alguien la detuvo por el brazo.
- Me alegro de encontrarte, March, he oído que por fin has tomado tú decisión.
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Lily se despertó al atardecer, con un fuerte dolor de cabeza y los ojos hinchados e irritados. Había estado llorando en sueños, pero gracias a la poción no había soñado. Decidió que era momento de bajar a la cocina e intentar encontrar a Petunia. No habían hablado desde que Lily se despertó con sus gritos. O quizás sí lo habían hecho, pero Lily no era capaz de recordarlo.
La casa estaba silenciosa y las luces apagadas. El cuarto de Petunia estaba vacío. Un débil resplandor le indicó que en la cocina había alguien. Bajo hasta allí rápidamente, queriendo huir de todo ese silencio.
Vernon y Petunia estaban sentados alrededor de la mesa de la cocina, en silencio. Al verla entrar, el novio de su hermana le dio un apretón en la mano a Petunia y se levantó. Al pasar por su lado, el joven no dijo ni una sola palabra, ignorándola por completo. La verdad es que nunca se habían caído bien, pero la pelirroja esperaba un poco más de presencia humana en ese pedante que era su futuro cuñado. Oyó la puerta de la calle mientras se sentaba al lado de su hermana.
- ¿Has podido dormir?- preguntó Petunia sin dejar de mirar sus manos entrelazadas.
- Un poco. Tomé una poción… si quieres…
- No quiero nada que venga de tus abracadabras, gracias- contestó Petunia rápidamente.
Lily asintió y bajó la mirada.
- Petunia… creo que mamá sabía que iba a morir- dijo Lily tras unos minutos de silencio
- ¿A qué te refieres exactamente? Lily, tenía cáncer, es normal…
- Anoche- la cortó la pelirroja, luchando por no perder la compostura- Hablamos. Hablamos en plan serio y fue como si me diera sus últimos consejos, como hacía cuando nos íbamos de campamentos o yo me iba a la escuela…
Petunia frunció el ceño y asintió.
- ¿Se encontraba mal?
Lily negó con la cabeza.
- Estaba tranquila.
Las dos hermanas permanecieron en silencio unos minutos más. Lily se dio cuenta entonces de que no habían hablado durante todo el funeral y que mientras su hermana se apoyaba sobre Vernon, ella no recordaba ni tan siquiera quién la había ayudado durante toda la ceremonia. Quizás había estado sola sin darse cuenta.
- ¿Qué vamos a hacer ahora Pet?- preguntó levantando la vista.
- Le he dicho a Vernon que se traslade aquí. No quiero estar sola.
- Estoy yo- contestó Lily frunciendo el ceño
- Sí, hasta septiembre, cuando te vayas a tu escuela de chalados y dementes.
- Petunia-murmuró Lily- agradecería que no te metieras conmigo ni con lo que soy.
La mujer levantó la vista de forma cansada, pero no pronunció ni una sola palabra de disculpa.
- Puedes vivir con nosotros todo el tiempo que quieras. Te compraremos tu mitad de la casa- dijo obviando la última parte de su conversación.
- ¿Y por qué debes quedarte tú la casa? También es mi casa Petunia-contestó Lily un poco enfadada
- Porque yo me voy a casar y necesito una casa y creo que tú no tienes el dinero suficiente como para quedarte con mi mitad, Lilian.
La pelirroja frunció el ceño y bajó la mirada. Eso no estaba bien. Esa conversación no estaba bien. Su madre acababa de morir y ellas dos estaban luchando como perros por unos despojos. Lily no quería discutir ni pelearse, si Petunia quería quedarse con la casa pues que se la quedase. Al fin y al cabo casi todos los buenos recuerdos habían sido sustituidos y empañados por la angustia de los últimos años.
Tan sólo eran cuatro muros y un techo ahora que su madre ya no estaba allí.
- Está bien. Me quedaré aquí hasta final de verano y en junio ya me buscaré la vida por mi lado- dijo levantándose de la mesa. Le producía repulsa estar ocupándose de asuntos así cuando su madre no hacía ni un día que las había dejado.
Petunia no intentó disuadirla de su decisión ni volvió a repetir su oferta para que Lily viviera con ella. Al fin y al cabo, Lily tampoco esperaba que lo hiciera. Petunia sentía miedo y desprecio por lo que ella era, y aunque nunca se lo había dicho, sabía que se avergonzaba de ella. Y Vernon, cuando se enteró, influyó aún más en esta aversión de Petunia por su hermana. Su madre las había conseguido unir de nuevo, pero el mal ya estaba hecho. Las hermanas Evans seguirían caminos diferentes a partir de entonces, como ya hubieran hecho mucho antes si la señora Evans no hubiese enfermado.
Ya en su habitación, Lily recordó que trabajaba al día siguiente. Por su puesto, no pensaba ir. No estaba ni en condiciones para salir a la calle… Quizás nunca volvería a pisar el Club… Ese pensamiento, por extraño que pareciese, no hizo más que entristecerla un poco más antes de volverse a meter en la cama y destapar otra ampolla de poción para dormir sin soñar.
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Susan removía el café que estaba delante de ella desde hacía un buen rato. No tenía ganas de beber nada, pero Snape había insistido en que fueran a uno de los bares muggle que había cerca del Caldero Chorreante. No era un sitio muy agradable: una franquicia de una cadena de cafeterías italiana, fría e impersonal, que parecía más bien pensada para ejecutivos estresados que sólo tienen dos minutos para comer que para mantener una conversación distendida.
- ¿Me estabas buscando o es que te aburrías y has decidido traerme aquí para verme remover este asqueroso café?- preguntó la chica sin levantar la vista
- Asqueroso y aguado- apuntó Snape haciendo un gesto de disgusto- Y sí, te estaba buscando.
Susan suspiró y no levantó la vista.
- Supongo que te has enterado de todo…
- ¿Y quién no?- contestó el moreno alzando una ceja- Ha salido hasta en las páginas de sociedad del Profeta.
- ¿Sí?- preguntó Susan sonriendo un poco- Mi madre estará rabiosa
Snape asintió.
- De hecho tus padres son los que me han pedido que te buscase.
- Oh, ¿Sigues siendo el sicario de mis papaitos?- preguntó Susan con un tonillo sarcástico.
- No empecemos March…Supongo que ya te lo esperabas.
- Sí, mi padre es demasiado orgulloso como para plantarle cara a su hija y manda a otros para que le den azotes.
Snape se echó a reír y la chica lo miró con disgusto.
- Lo que sea princesita… el caso es que tu padre cree que después de decirte lo que vengo a decirte volverás a casa llorosa y arrepentida…
- ¿Y tu que crees?- preguntó la rubia fingiéndose interesada.
- Que si pudieras me mandarías de una patada en el culo a tu ex mansión- contestó el joven con afectación.
Susan sonrió y negó con la cabeza.
- Tu padre sabe algo sobre Lupin- siguió el moreno- de echo ya no es un gran secreto…
- Ya no salgo con Remus-le cortó la chica- No me fui de casa por él…
Snape sonrió débilmente.
- Eso pensaba yo, por eso le dije a tu padre que sería inútil intentarlo. Pero él cree que todo es por ese cándido licántropo…
- Pues ya puedes informarle de que… ¿Licántropo?- exclamó Susan palideciendo instantáneamente.
- Licántropo
- No puede ser- murmuró la chica llevándoselas manos a la frente
- Desgraciadamente querida, yo puedo dar fe cierta de ello. Lo que casi causa la expulsión de esa pandilla de imbéciles no fue un envenenamiento por adormideras, sino una "inofensiva" broma a la luz de la luna llena con tu querido Lupin de protagonista…
Susan frunció el ceño, pensando a marchas forzadas. Remus, un hombre lobo… Eso explicaba muchas cosas… Sus continuas desapariciones, su aspecto cansado, su reserva con la mayoría de las chicas… Pobre Remus. Pese a todo, sentía mucha lástima por él.
- ¿Y por qué pensaba mi padre que eso me haría volver?- preguntó descolocada la rubia
- Por miedo- contestó Snape encogiendo los hombros
- ¿Miedo? Si siguiera con él esto sólo sería un motivo más para quererle, por luchar y ser tan valiente para conseguir una vida normal.
Snape se echó a reír y se levantó de su asiento.
- Justo lo que ya sabía. Eres una sentimental March… un poco estúpida, pero admirable dentro de tu estupidez…
- Espero que eso sea un cumplido Snape- contestó la chica con mirada desafiante.
- Lo es. Le diré a tu padre que no tienes intención de volver a casa… Quizás te repudien.
- Mírame que preocupada estoy- contestó la rubia mirándose las uñas.
Snape asintió y se puso su chaqueta.
- Espero verte en Hogwarrts
- Si no tienes la consideración de arrancarte los ojos lo harás- contestó la chica levantándose también.
- Tú siempre tan refinada… Adiós.
Susan hizo un gesto con la cabeza mientras el chico desaparecía por la puerta automática de la cafetería. Snape… quizás no era tan mal tío… Pero sus pensamientos volvieron rápidamente a Remus. Licántropo. Remus era licántropo. Al fin y al cabo, su suerte con los hombres no había cambiado.
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Holas gente maravillosísima! Primero dos mil millones de gracias elevadas a la n-ésima potencia por haberme mandado tantos, tantos reviews! Muchas gracias, de verdad. Estoy muy muy contenta! Tanto que en vez de estar haciendo la presentación de una práctica que tengo que hacer mañana estoy aquí escribiendo… No tengo perdón de Dios. De verdad me animáis mucho mucho. Espero que no dejéis de escribirme, que si no me vuelvo a deprimir un poco.
La verdad es que estoy muy estresada y que no paro, y por eso estoy tardando bastante en pasarme por aquí. Lo siento de veras, pero ahora mismo estoy de exámenes de alemán, más parciales de la uni y más las clases de inglés y las particulares y voy bastante de culo… espero que no me tengáis en cuenta los retrasos .
Gracias por preocuparos por mí. Estoy bien, auque las circunstancias no son las mejores… aunque ¿Cuándo lo son?
Espero que os guste el capítulo y que me digáis que os ha parecido (voy consiguiendo igualarme con los hits, 1200 hits- 90 reviews; vamos progresando jejejeje) Y que conste que no me quejo de pocos reviews, tengo muchos, lo sé, muchísimos. Tengo muy buena suerte por tener unos lectores tan comprensivos y majos como vosotros; sólo me quejo de la desproporción rr/hits. Son sólo un par de minutos y le alegráis el día a esta pobre infeliz
Un besito
PD: MUCHAS FELICIDADES A PEDROSA POR EL 2º PUESTO! SABE A VICTORIA!
Lo siento, no lo he podido evitar… visteis la carrera? Dios este niño es un crack!
