Apenas voy entrando al fandom de Touhou, pero con lo que he visto me he quedado encantado. Esta historia es por mero entretenimiento, asi que no esperen un trabajo digno de venderse en un libro.

Disclaimer: Touhou Project NO ME PERTENECE. Le pertenece a su dueño ZUN. Historia fanfic hecha con meros propositos de entretenimiento sin fines lucrativos.


Se dice que, para encontrar el olvido, primero se debe olvidar uno.

Una regla que ha trascendido a lo largo de cientos de años en este lugar. Aplicable para todo aquello y todos aquellos que entran a la tierra de las fantasías.

Pero...

¿Qué pasa cuando el olvidado comienza a recordar? ¿A ser recordado?

Sus alegrías.

Sus miedos.

Sus tormentos.

Sus vínculos.

Su yo mismo.


El telón se cerraba para la fresca y serena madrugada de primavera. Aún no había indicios de la llegada del sol a cubrir la espesura de los bosques, la verde hierba de los campos, ni los árboles de cerezo del santuario. Unos pocos animales nocturnos terminaban su ronda diaria alrededor de la naturaleza, todo para dar paso a nuevas criaturas que, con algunos silbidos, comenzaban a hacer llegar su canto a quienes los escuchaban.

Estos cantos madrugadores resonaban en los oídos de quien ocupaba la habitación de huéspedes en la descuidada fachada. Descansando entre cuatro tatamis y medio sobre un futon azul con rayas, sus ojos miel se abrieron lenta y penosamente, dejando que su retina poco a poco se acostumbrara a la oscuridad aún presente de la habitación.

- ...ya es otro día? - se preguntaba desganadamente, tratando de incorporar la mitad de su cuerpo con pesadez.

Dando un largo y perezoso bostezo, rascó su cabeza un momento, mientras torpemente trataba de reincorporarse poniéndose de pie. Aún tratando de luchar con el sueño, rascó su espalda y lentamente se dirigió a la ventana que daba al exterior de este lugar.

Efectivamente, la luz del día aún no había salido; pero no tardaría en asomarse para tentar con su calor a las tierras que sucumbieron ante el frío de la noche.

De cualquier manera, solía despertar antes que cualquiera en ese terreno. Así que, despojándose de su camisa sin mangas, una de las dos prendas que le arropaban, y doblandola cuidadosamente hasta dejarla en el futon donde dormía, se dispuso a buscar un traje característico del lugar donde ahora estaba siendo acogido como refugio temporal…y trabajo.

Vulgarmente le llamaba "uniforme", pero no por eso despreciaba lo que estas prendas representaban. Después de todo, y como cualquier cosa en este mundo, nada es gratis. Ni siquiera la estadía por compasión. Era su trabajo, uno que aceptó generosamente, y prometió que lo cumpliría si eso le ayudaba a recuperar lo que había perdido

El "uniforme" constaba de una bandana de color rojo con patrones bordados de blanco, la cual solia poner en su frente. También un haori blanco, prenda que fácilmente podría mostrar visibles pruebas de suciedad si no se tenía cuidado. Un hakama rojo complementaba la parte inferior con la superior; no estaba mal visto vestir de otra forma como lo hacen en otra tierra, pero prefería conservar lo tradicional por respeto. Finalmente, calcetas blancas y un par de sandalias de paja que ayudarían a soportar el duro roce del suelo al chocar sus pies contra este.

Una vez con la vestimenta puesta, ajustada su bandana y puesto su calzado, procedió a tomar una larga correa con una pequeña caja rectangular adherida a ella, y con todo su equipo puesto en su lugar, procedió a asomar la cara por la ventana. La mañana ya se estaba asomando, y los primeros rayos de sol molestaban con su brillante luz a más de una sombra nocturna. - Bueno, ya es hora de otra jornada - exclamó con tranquilidad. Inhaló profundamente el aire matutino, y una vez exhalado, dió media vuelta en dirección a la puerta que conectaba a la sala principal del templo Hakurei.


El sonido de la escoba sobre el escombrado suelo de piedras era molesto para la hora del día en que sonaba. Se había quedado rezagada de nuevo y se le había adelantado a despertar. Aunque ya era algo usual desde que ella misma lo acogió en el templo y lo puso a trabajar. No parecía perturbarle su presencia; mucho menos el que se encargara de las tareas que no estaba dispuesta a tomar, a pesar de ser directamente la encargada de la fachada. Quizás se había acostumbrado tanto a la soledad, que tener a otro inquilino competente en su hogar parecía aún una novedad. Por supuesto, la oni que siempre se paseaba por el templo y se tambaleaba de borracha no contaba.

Con gran pesadez levantó la mitad de su cuerpo mientras sus piernas seguían estiradas. Luego de un largo y perezoso bostezo, procedió a salir de su habitación a la sala principal del templo. Al menos, por este día, las cosas parecían más tranquilas; - Ya ha pasado un tiempo, si mal no recuerdo - se dijo a si misma la chica de cabello negro. Exactamente 3 meses desde su llegada.

Entre el extraño que cayó del cielo y sus extraños artefactos, muy similares a las Cartas de Habilidad de Chimata, todo había estado un poco más agitado de lo normal. Después de todo se trataba de un incidente a gran escala que aún debía resolverse. Por supuesto, resolver incidentes era parte de su rutina, dado que vivía en Gensokyo, una tierra habitada por youkais, dioses, fantasmas y todo tipo de seres fantásticos que en el mundo exterior nunca serían vistos o directamente fueron olvidados. Y exterminarlos era una de sus funciones como miko del templo Hakurei.

Una rutina que le quitaba las ganas de hacer cualquier otra tarea de la que estuviera a cargo. Además, en un templo donde no se reciben muchos seguidores (y mucho menos donaciones), el entusiasmo se suele perder en otras cosas de mayor interés que en meditar o mantener un lugar en decadencia, sin mencionar que el exterminio de youkai era su principal fuente de ingresos. A pesar de lo pintorescamente viejo que pudiera verse el lugar, se encontraba un gran secreto que protegía a Gensokyo de todo aquello en el mundo exterior.

En eso pensaba mientras daba lentos pasos hacia la puerta, agradeciendo que las cosas estaban en paz. Luego de abrirla, vio cómo colgaba un brazo del techo, sosteniendo una botella de sake casi vacía. - Buen día, Suika - saludo sin ganas la miko a una youkai con cuernos. Su apariencia era extraña, muy parecida a una niña, pero portaba una vestimenta que recordaba a la apariencia de los oni orientales, además de unos grandes cuernos y cadenas con tres pesadas figuras de latón en los extremos.

- Vayaaaa…alguien despertó temprano esta veeez… - contestó débilmente Suika, soltando una pequeña carcajada. Su botella de sake estaba casi vacía. Era evidente que seguía ebria, algo que ya era rutinario.

Reumi se limitó a chasquear los labios en desaprobación. Si los humanos no venían a dar sus respetos al templo, era precisamente por los youkais como ella que rondaban el templo diariamente. Incluso con el mero aroma a alcohol que despedía era suficiente para desear dejar el mismo espacio en el que se encontraban. - Tu no cambias, ¿verdad? - reclamaba mientras se encogía de hombros y proseguía a poner marcha fuera del templo.


Verla despierta tan solo unos minutos después de su propio madrugar era un poco extraño, puesto que despertaba siempre alrededor de una hora o más tarde que él. Aún más extraño era verla dirigirse hacia donde estaba (aunque con la usual expresión de alguien que recién se dedicaba los buenos dias). De todas formas, se dirigió respetuosamente hacia su cuidadora. - Buenos días, Reimu - saludo calidamente.

- Buen día - dijo contestando su saludo. - Realmente es tan necesario que despiertes tan temprano a hacer estas tareas? -. recalcó con una mirada de pesadez mientras se cruzaba de brazos.

El chico solo le sonrió y respondió. - Dije que ayudaría con lo que pudiera en este lugar, Reimu -.

- Si, pero sigue siendo molesto despertar tan temprano, Lib - se quejó la sacerdotisa, que apenas terminaba de acomodar su característico moño rojo. - Además - añadió - no hemos visto más cartas que tengan tus recuerdos desde hace unos días. Y no sabemos qué clase de youkai o incluso persona pudiera tenerlas en su poder, pero no aparecerán más pronto si sigues levantándote a esta hora -.

La expresión cálida del mencionado cambio a una más seria y preocupada. -Lo sé…pero es por eso mismo que no puedo relajarme ni un momento - sentenció. - No se trata de mis cartas solamente; también de mis recuerdos -. Dicho esto sacó una de sus preciadas cartas de la caja que cargaba consigo. Tenía una extraña apariencia, muy similar a las Spell Cards de este mundo, pero era diferente en color y grabado. En su imagen podía verse la figura de un dragón rojo, con dos pares de patas y grandes alas rojas, como el color de sus escamas. Tenía además ojos amarillos y rayos de electricidad adornaban sus alrededores.

Estaba admirando la imagen, cuando de pronto una figura salió de esta misma. Tomó la forma de un dragón rojo semi transparente al lado de Lib, el cual hizo una reverencia hacia ambos. - Buen día, señora Reimu. Buen dia, Maestro Lib - saludo gracilmente. Su voz se escuchaba muy humana y en un tono grave, pese a tener la apariencia de un ser que se creía inexistente en el mundo exterior.

- ¡Señora!? - exclamó Reimu, un poco ofendida. - Apenas estoy por cumplir ? años, no soy ningún tipo de señora! -.

- Es un placer verte, Red Dragon, pero no es necesaria la formalidad - respondió el chico un poco nervioso por la actitud de su amiga.

- Igualmente, y pido disculpas por ese error -.

- ¿Tú lo enseñaste a comportarse así? - le preguntó Reimu al chico de cabello castaño, un poco sorprendida de ver el control que tenía sobre dicha aparición.

- No realmente - añadió Lib. - Las Summon Cards parecen poseer sentido propio, a pesar de pertenecer a alguien. Pueden aprender de su entorno y actuar en consecuencia algunas veces. Supongo que Red Dragon lo aprendió al vernos saludar y despedirnos de todos aquí -.

La chica de moño rojo seguía sin entender las reglas y el concepto detrás de las extrañas cartas propiedad de su amigo; al menos no con total claridad. Algo que la tenía con más dudas e inquietudes era el hecho de que, incluso con su memoria sin restaurar, este chico sabía usar todas sus cartas a la perfección; podía emplearlas libremente en batallas danmaku sin problemas, o hasta cotidianamente fuera de estas batallas. - Quizás tenga razón, no deberíamos demorar tanto tiempo sin seguir buscando más de estas cosas, ya que cualquiera puede usarlas libremente si es la primera persona que las reclama - pensó. - Sobre todo porque, de caer en manos de alguien como Yukari, Chimata o esa odiosa de Hecatia, estaríamos frente a una potencial amenaza -.

Pronto los presentes serian acompañados de una silueta que bajaba a toda velocidad en picada desde el cielo. Haciendo un aterrizaje perfecto justo antes de tocar el suelo, la escoba voladora se detuvo en seco, mientras la persona encima de ella giraba espléndidamente sobre el viejo utensilio de limpieza. Al terminar de girar, de la escoba bajo una chica rubia, con un atuendo y gorro negros con blanco, que asemejaban mucho a los de una bruja. - ¡Bueeeeenos DIAS, residencia Hakurei! - gritó alegremente, refiriéndose a los dos chicos parados frente al templo. - Reimu!? - exclamó perpleja al ver a su amiga sacerdotisa. - ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Será alguna especie de milagro? -.

- Déjate de juegos, ¿quieres, Marisa? - dijo la mencionada, algo irritada.

Soltó una pequeña risa, para después dirigirse al chico muy contenta. - Lib! Amigo! - saludo nuevamente, esta vez dirigiéndose al castaño.

- Mari! - respondió él con el mismo ánimo. Ambos chocaron las palmas, luego puño a puño, chocaron el dorso de sus manos, luego la punta de los pies derechos y terminaron con un choque de cadera. Era un saludo especial que solían hacer cuando se veían por primera vez en el día, y no era como que las visitas de Marisa fueran muy esporádicas.

- Si ya terminaron, quisiera saber que tienes que hacer aquí tan temprano - Reimu interrumpió.

- Alguien se levantó con el pie izquierdo, al parecer -. Luego de esa frase y otra risita burlona, Marisa sacó de su bolso una Spell Card verde. Esta tenía en su figura lo que parecían ser bolas de fuego, y el nombre Lluvia Meteórica en ella; procedió entonces a entregarla a Lib. - Primero, gracias por prestarme esta Spell Card; sirvió bastante en mis estudios de la magia negra -.

- Diría que me alegra, pero tu no sueles planear nada bueno cuando tienes cosas ajenas entre tus manos - sentenció su amiga.

- Es cierto, Mari - repitió Lib. - ¿Qué te traes entre manos esta vez? -.

- Por el Dios Hakurei, yo no soy una youkai para intentar algo como… - súbitamente se interrumpió a sí misma. - ¡No! Esperen! - de repente dijo exaltada. - ¡Yo no venía solamente a eso! -. Llamó la atención de sus otros dos amigos para contarles acerca de la información que había recibido recientemente. -Escuche que en la Aldea de los Humanos hay algunos habitantes con cartas en su poder. Keine en persona me lo dijo. No sabe con exactitud quiénes, y pensó que sería un rumor simplemente; pero el día de ayer alcanzaron a notar unas extrañas luces, y dos personas desaparecieron esta madrugada de la aldea! -.

- Que!? ¿No pudiste venir más temprano a decírnoslo? - regaño Reimu a su amiga bruja.

- Oye, estaba cansada! Yo también merezco tener mis 8 horas de sueño embellecedor -.

- ¡Olvídense de eso! - las interrumpió el joven. - Si hay cartas en la aldea, debemos intervenir -.

- ¡Más aún porque ya desaparecieron personas! - agregar Reimu. Su deber como protectora de la Gran Barrera Hakurei y sacerdotisa del templo era interceder por los problemas que involucran a los humanos de Gensokyo. No podía tolerar que el responsable de este incidente se fuera sin recibir su merecido. - ¡Bien! - exclamó. - ¡Vayamos todos! Es un asunto que nos incumbe a mi y a Lib directamente -.

- Y yo podría exterminar alguno que otro youkai para ganar reputación y dinero - agregó maliciosamente Marisa

Con esto en mente, los tres amigos se alistaron con sus pertenencias, listos para exterminar youkai y descubrir al causante detrás de estas desapariciones misteriosas. Marisa portaba su mini-hakkero, además de varios utensilios mágicos y su confiable escoba. Lib estaba listo con sus Summon y Spell Cards, las cuales responden a su llamado a la acción. Y Reimu, con su confiable gohei y sus sellos ofuda, además de sus poderosos orbes Yin-Yang, estaba lista para emprender el vuelo.
Mientras los vientos se agitaban en el templo Hakurei, misteriosos poderes y peligros los estaban llamando a la acción una vez más.


TOUHOU: Scattered Mind in Wild Cards

Capítulo 1: Las cartas que sellaron el ayer

Gensokyo

Un lugar lejos de la existencia lógica del mundo moderno. Un mundo donde lo irreal y lo fantástico se unen. Seres extraordinarios y únicos conviven aquí; kappa, tengu, fantasmas, vampiros, hadas,magos, inmortales, conejos lunares, onis, incluso dioses con un fin específico, y por supuesto, ciertos humanos que aún deciden creer en todos estos seres, a los que se les denomina como Youkais.

Una pequeña parte de Japón encerrada en una barrera que separa lo real de lo irreal; la Gran Barrera Hakurei, como se le llama a esta enorme protección mágica, fue creada para dividir ambos mundos, formando así un lugar perfecto para que los youkai puedan convivir y eviten desaparecer cuando los humanos pierden la fe completamente en su existencia.

Por supuesto, un lugar poblado por estas singulares criaturas no necesariamente puede ser un lugar pacifico. Algunas veces, se crean incidentes fuera de lo común, a veces hasta perjudiciales para el propio entorno de Gensokyo. Para ello existen los exterminadores de youkai; seres capaces de enfrentarse a los incidentes y situaciones por medio de las batallas danmaku.

Y entre los límites entre lo real e irreal, justo en el Templo más longevo de este mágico sitio, se encuentra una de las más poderosas exterminadoras de youkai. El Templo Hakurei ha sido dejado en manos de varias generaciones de sacerdotisas o "mikos" con el fin de ayudar a los humanos que viven en esta tierra. Sin embargo, las miko del Templo Hakurei también tienen la obligación de adorar al Dios de dicho templo, así como ayudar a que la paz permanezca en estas tierras entre humanos y youkai

Este es justo el trabajo de Reimu Hakurei, la actual miko del santuario y protectora de la barrera. Descrita como una joven con dones extraordinarios, capaz de volar sin necesidad de alas y sellar los males que amenacen la paz y el equilibrio de Gensokyo. Puedes reconocerla fácilmente por su indumentaria, consistente en un moño rojo grande detrás de su cabeza con cabellos muy oscuros, un traje tradicional que usa una miko, de color rojo y patrones blancos, con mangas que deja expuestos ambos hombros y parte de sus brazos, y por supuesto, su tradicional gohei, un baston purificador para luchar contra los youkai.

Justamente unas semanas atrás se enfrentó a Chimata Tenkyuu, la Diosa del Comercio. Sus ideas de poner al mercado unas extrañas tarjetas que concedían extraordinarias habilidades de humanos y youkai a cualquiera que las poseyera representaba un peligro que no dudó en ir a neutralizar. Claro que, como cualquier incidente, este suele tener varios malentendidos; al final dichas cartas eran un simple negocio y espectáculo, ya que tenían un uso temporal de poder mágico que, además, no afectaba física o mentalmente a nadie. Todo esto con el único propósito de levantar la fe en el comercio (la especialidad de la diosa), motivo por el cual a Reimu no le quedó opción más que aceptar su propuesta de que los humanos y youkai tuvieran dichas cartas siendo vendidas por ahí.

Como era costumbre, estos incidentes sacaban lo mejor de ella y mermaban su energía y ánimos; era su trabajo después de todo mantener a los youkai a raya. Y ella misma aceptó esa responsabilidad hace mucho tiempo, por lo que le resultaba cansado y hasta rutinario. Pero para nada se arrepentiría de todo lo que ha vivido a lo largo de su estancia en el templo. Por el contrario, a su parecer, había crecido muchísimo más con sus aventuras, su amiga y rival, los enemigos y aliados que había hecho, e incluso sus mentoras.

Como siempre, mientras se encargaba de la limpieza a las afueras del templo, le dio un vistazo a su caja de donaciones. - Vacía, como siempre -. Solamente el polvo y unas pocas hojas de árboles se congregaron ahí. Algo desilusionada, pero a sabiendas de que era obvio, prosiguió con sus quehaceres.

Pronto sería interrumpida por la silueta de una rubia en traje negro y blanco, similares a los de una bruja occiental, montada en su escoba.
- Sabes, entre más lo mires, menos probabilidades tienes de recibir alguna donación - mencionó con sarcasmo, consciente de lo que Reimu estaba haciendo.

- No es la primera ni la última vez, así que me lo esperaba - respondió con desilusión. Marisa Kirisame era una humana ordinaria; pese a su origen, tenía gran potencial mágico y una determinación bastante grande para cualquier situación, lo cual la hacía una persona eficaz a la hora de exterminar youkai. Solía visitar muy a menudo a Reimu, incluso trabajaron juntas en el exterminio de Youkai en varias ocasiones. Sin embargo, más que amigas, ellas son rivales. Mientras que una busca lograr la paz en Gensokyo para no tener que preocuparse de incidentes a gran escala que tenga que resolver después, la otra busca cualquier pretexto para desaburrirse y probar sus numerosos hechizos y artefactos mágicos, provenientes de manejar la magia negra de luz y calor.
- Aunque supongo que no viniste a criticar lo poco que recibo de donaciones - añadió la miko.

Bajando de su escoba, Marisa sacó de su bolsa unas hojas de colores marrones con un aroma relajante. - Estaba aburrida, así que fui a comprar estas hojas de té. ¿No quieres que hagamos un poco? - preguntó. Sin embargo, la pelinegra solo se cruzó de brazos y levantó una ceja en señal de duda. - Está bien, ¡las tome! Pero nadie se dio cuenta! - se excusó.


- ¿De verdad te enfrentaste a la mismísima Chimata tú también? - preguntó Reimu a su amiga rubia. Las dos habían terminado de preparar agua caliente para servir las hojas hervidas del té en dos vasos diferentes. Se encontraban fuera del santuario disfrutando del leve aire que rondaba por los alrededores y el medio día.

- ¿Te parece difícil de creer? Apuesto a que estás impresionada - le respondió Marisa, regodeándose de orgullo. Luego de un sorbo a su té, prosiguió contando sus anécdotas más recientes. - Resulta que fui en busqueda de otras cartas de habilidad que había por Gensokyo, pero me di cuenta que estaban siendo revendidas a precios estupidamente altos en el mercado negro. Así que la Diosa del Comercio pensó que yo estaba detrás de algo y decidió enfrentarse a mi -.

-Eso te pasa por entrometida - regaño Reimu, dando un sorbo a su vaso de té. - Aunque es sorprendente - continuó. - ¿Cómo lograste salir ilesa de una batalla así? Incluso yo tuve algunos problemas al enfrentarla en una batalla Danmaku -.

- Al final de todo era un malentendido, y se dio cuenta de que realmente investigaba los mercados negros, por lo que me encomendo ayudarla a desmantelarlos para evitar negocios sucios con sus cartas de habilidad -.

- Y qué hiciste? -.

- Acepte -. Hizo una pausa y después de un sorbo continuó. - Aunque por un pequeño incentivo, claro - dijo mientras hacía una cara burlona.

- Dejame adivinar - interrumpió Reimu. - Te quedaste con las cartas que recogiste del mercado negro, cierto? -.

Sacando un paquete de cartas de su bolsa especial, Marisa las alzó en el aire con aires de victoria. - ¡Acertaste! -. Su amiga no pudo hacer más que llevarse una mano al rostro. Definitivamente nunca cambiaría esas sucias tácticas de robar y quedarse con todo lo que toca. - Con esto podré estudiar mucho mejor las habilidades de otros seres superiores y perfeccionarlas para mi propio uso! -.

No muy segura de si era una buena idea, la miko del Templo Hakurei le propuso algo a la bruja ordinaria. - Quizas deberias probar si funcionan en primer lugar -.

- ¡Tienes razón! -. Muy entusiasmada eligió una al azar del montón de cartas de habilidad que tenía. La elegida era Maid 's Knife. - Por la imagen y el nombre, quiero imaginar que podré usar la habilidad de Sakuya de lanzar navajas con gran velocidad y precisión - explicó. Luego, poniéndose de pie enfrente del templo, tomó su postura lista para activar la carta de habilidad. Solo debía concentrarse y decir su nombre. Luego sacó un pequeño cuchillo de cocina que había en su bolso y lo sostuvo entre sus dedos índice y mayor. - ¡Ahora si estoy lista! ¡Aquí voy! -. Determinada y llevando su brazo detrás de la cabeza junto con el cuchillo, estaba lista para arrojarlo. - Ability Card: Maid 's Knife! como se esperaba, el cuchillo sí salió en la dirección requerida, pero con mucha menos fuerza, velocidad o siquiera precisión. Marisa, sorprendida y muy decepcionada, miró de nuevo la carta de habilidad. - Pero que carajo!? ¡Hice exactamente lo necesario para activarla! - se quejó.

Reimu no pudo evitar soltar una pequeña risa. - ¿No te dijeron? El uso y el poder mágico de estas cosas es limitado. No puedes simplemente usarlas más que pocas veces. -.

La rubia vio su carta muy enojada y la tiró al aire junto con el resto. En ninguna de ellas sentía poder mágico alguno. -¡Maldita sea! ¡Me siento completamente estafada! -.

La miko no pudo evitar soltar una carcajada por más tiempo. Pasaron unos segundos antes de que Reimu contagiara a Marisa con su risa. Era de esas risas que solo sueles compartir con las personas mas allegadas a ti, en un momento tonto que puede convertirse en un momento inesperadamente divertido e inolvidable.

Sin embargo, pronto el ameno momento sería interrumpido por un potente, pero breve destello de luz en el cielo, proveniente desde la cima de la Gran Barrera Hakurei. El tiempo súbitamente parecía congelarse, y a ambas chicas apenas les dio tiempo de reaccionar ante el acontecimiento. Solo los restos del brillante resplandor quedaron en el cielo cuando voltearon a ver, con algo de temor. Después, solo chispas de varios colores quedaron, las cuales se dispersaron por todo Gensokyo, cayendo lentamente en diferentes destinos. - ¿Qué es esto? ¿Algo atravesó la barrera? - se preguntó Reimu intrigante.

- Nunca había visto algo así. ¿De qué se trata? - se preguntó también Marisa, pues era la primera vez que presenciaba un fenómeno como ese. No estaba segura de si se trataba de algo natural o el inicio de otro posible incidente.

Uno de los fragmentos de luz fue lentamente cayendo hacia el templo Hakurei, justamente en dirección a la chica de pelo oscuro. Mientras más iba bajando, tomaba una forma más visible y lógica, y la luz alrededor del objeto se hacía más tenue y brillante.

Una carta.

Una extraña carta parecida a las cartas de habilidad fue llegando a las manos de Reimu. Por enfrente tenía el dibujo de un corazón dividido en varios trozos y la otra cara era completamente blanca.
Ya había tenido una carta así en su poder perteneciente a Chimata. Pero esta era muy diferente. Era fuera de este mundo fantástico, ciertamente; del mundo exterior. Derrochaba una extraña sensación de tener vida. Conciencia propia, incluso. De pronto, una vez que la tocó, oyó una voz que no pudo distinguir y mucho menos entender, resonando de este objeto plano rectangular. - ¿Intentas hablarme a mi? - pregunto muy sorprendida, con la carta en sus manos

Marisa se acercó lentamente, curiosa y un poco nerviosa por lo que fuera a pasar. - ¿Te sientes bien, Reimu? -.

La miko solo asintió. No podía quitarle la mirada de encima a ese objeto que cayó del cielo. - Creo que hay algo raro con esta carta - dijo finalmente. - No se parece en nada a las cartas de habilidad que hemos visto -.

- ¡Presta! - pidió la rubia nada amigable, arrebatándole la carta a su amiga, para disgusto de esta última. Sorpresivamente, un escalofrío recorrió su espalda al sostenerla, y pudo notar como estaba llena de vitalidad. - Eh!? Que!? Qué es esto? -. La pobre bruja no se explicaba qué era lo que estaba sosteniendo, cuando una voz comenzó a invadir su cabeza, indistinguible y distante. - Reimu? ¿También lo notaste? - volteó a ver a la mencionada. - Esta cosa…tiene vida? -.

- Tal parece que tiene incluso una consciencia propia - respondió, no muy segura de sí misma. - De algo estoy segura; esta no es una carta perteneciente a Gensokyo. Ni siquiera sabemos qué clase de beneficios o consecuencias tiene, si es que tiene alguno -.

- Y los otros destellos que vimos… - siguió cuestionando Marisa, levantando la mirada al cielo.

- No puedo estar segura. Pero es algo que definitivamente debemos investigar -. Mirando nuevamente la carta, la guardiana del templo Hakurei le dedicó una mirada determinante a su amiga, la cual fue respondida cuando la rubia asintió alegremente.

- Bien, parece que va siendo hora de resolver otro incidente en Gensokyo - dijo muy entusiasmada la chica de gorro negro. - ¡Genial! Ya me estaba aburriendo de no hacer nada -.
Su repentina búsqueda debía ser interrumpida de igual forma por un par de gritos sordos que se escucharon detrás del Templo Hakurei. Las exterminadoras de youkai no perdieron el tiempo y emprendieron el vuelo detrás del templo para descubrir qué era lo que causaba tanto terror.


- ¡Suéltame! Tengo que volver y enfrentarlo! - gritaba ferozmente mientras forcejeaba.

- ¡Recapacita por favor, es una pésima idea! Viste el tamaño de esa cosa, podría aplastarte si no tienes cuidado! -. Su acompañante hacía su mejor esfuerzo para evitar que saliera volando hacia el lugar donde estaban antes.

Luego de eso, dejó de forcejear un momento. - Una criatura como esa no se ve todos los días. Y como la más fuerte de estos lugares debo enfrentarla con dignidad y honor hasta el final - le respondió enaltecida. - Ahora déjame ir, Dai! - remató, forcejeando más con su amiga que trataba de alejarla aún más de una muerte segura. Sus alas de hielo se agitaban fuertemente.

- Cirno, por favor! - repetía el hada de vestido azul y alas amarillas transparentes mientras era arrastrada. Su amiga era un hada de hielo, y nunca hacía caso a la razón, pues estaba convencida de ser una criatura de monstruoso poder.

Las dos amigas pronto dejaron de forcejear cuando vieron que se acercaban Reimu Hakurei y Marisa Kirisame a su posición. - ¡Muy bien ustedes dos! - recrimino la miko. - En qué lío están metidas esta vez? Puede que haya una crisis y no tenemos tiempo para tratar con ustedes -.

La mirada de Daiyousei se llenó de esperanza y alivio. -¡Gracias a las diosas! - dijo con una voz quebradiza, mientras corría a abrazar a ambas chicas.

Marisa y Reimu se miraron confundidas. - D-de acuerdo, no es para tanto - aclaró la rubia antes de separarse del abrazo. - Al menos díganos qué está pasando. Este lugar no parece haber sufrido ningún problema - agregó, mirando alrededor suyo. Por los gritos cualquiera podría asumir que se trataba de alguna especie de desastre natural, como un incendio.

Después de retomar su compostura, el hada de cabello verde les explico. - Estaba cuidando a Cirno para que no congelará más ranas alrededor de estos lugares, cuando de repente vimos un enorme destello en el cielo -. Su testimonio era acorde a lo que las chicas habían visto. - Después, vimos que algo cayó del cielo envuelto en una luz y fuimos a ver de qué se trataba por curiosidad. Cuando llegamos… -.

- VIMOS UN ENORME MONSTRUO ROJO! - grito repentinamente Cirno, interrumpiendo y asustando a su, de por sí, muy nerviosa amiga. - ¡ERA ENORME! ¡Y se veía muy rudo! - continuó relatando. - Quise enfrentarlo con todas mis fuerzas, pero Daiyousei me pidió que le perdonara la vida y me arrastró hasta aquí -.

- En realidad…ambas gritamos de miedo al verlo y salimos huyendo - desmintió la otra hada. - Después de eso, Cirno decidió regresar a buscarlo, pero yo la he estado deteniendo -.

-Pobre Dai. Es obvio que estabas tan asustada que no recuerdas los hechos como ocurrieron realmente - se jactó el hada peliazul.

Reimu decidió interrumpir; nunca fue muy tolerante con esas hadas. - Muy bien, ya entendimos, vieron algo fuera de este mundo. ¿Pueden llevarnos? -.

Muy nerviosas, ambas hadas asintieron. Las cuatro emprendieron el vuelo hacia donde se encontraba la criatura misteriosa, no muy lejos de donde se encontraban; hasta que aterrizaron cerca de unos vastos arbustos, ideal para que pudieran esconderse. Al llegar y echar un vistazo, no pudieron ver nada, excepto un pequeño claro en medio de los árboles por donde apenas se asomaban unos rayos de sol. - No lo entiendo. Estaba aquí hace unos instantes - se preguntó Daiyousei.

-Seguramente huyó de prisa al saber que iba a regresar por él - se burló nuevamente el hada peliazul.

Lo que sí pudieron mirar con claridad era otra silueta en el piso. Portaba una chamarra color café y un extraño pantalón negro con zapatos. Llevaba el cabello corto con colores mezclados entre café claro y rojizo. - Un humano? - pensó Reimu consternada. Los humanos eran su jurisdicción, y por supuesto no iba a permitir que alguno en Gensokyo fuera víctima de ataques youkai. Inmediatamente volteó a ver al par de hadas con una mirada acusadora.

-No fuimos nosotras, en serio! - rápidamente negó Daiyousei, nerviosa.

- Quizás también vio al monstruo y se desmayó de miedo- agregó Cirno.

Como si se tratara de un hechizo paralizante, las cuatro sintieron que una mirada las acechaba. Lentamente voltearon hacia atrás de los arbustos dónde se escondían para mirar nerviosas de lo que se trataba. Mientras los pasos se hacían más y más cercanos, una enorme figura roja semi transparente con alas se acercó lentamente al grupo, caminando a cuatro patas. Sus ojos amarillos se posaron en las chicas que miraban al monstruo con una mezcla de emociones; angustia, emoción, miedo, curiosidad, y otras más. Rápidamente Daiyousei se puso detrás de Cirno presa del terror, mientras las exterminadoras de youkai locales se preparaban para cualquier ataque.

-Parece que alguien vino a dar la cara - dijo desafiante el hada de hielo, preparándose para pelear, aunque claramente temblorosa y con miedo.

Súbitamente, la criatura emitió un gran rugido al grupo, el cual hizo que el par de hadas se abrazaran y gritaran de terror antes de salir huyendo, dejando atrás a Marisa y Reimu.

- Par de hadas cobardes! -. No había mucho tiempo de insultar a nadie, debido al enorme monstruo que tenían enfrente y las miraba fijamente. -O-oye…- dijo la rubia. - Creo que…esas hadas decían la verdad…-

Una vez que estaban en guardia esperando atacar o ser atacadas, la criatura sólo se dispuso a pasar por en medio de las dos lentamente, tratando de ignorarlas. O tal vez guiandolas a algo más, pues fue directamente con el humano que yacía en el suelo del claro. De pronto, la carta Blanca comenzó a emitir un tenue brillo, como si reaccionara a la presencia de aquél monstruo que tenían de frente. Reumi entonces vio cómo el monstruo se posó a un lado del humano, mirándolas fijamente. No lo mordía, ni lo pisaba, ni siquiera lo tocaba. Sólo esperaba a un lado del humano. Entonces la miko, al tomar nuevamente el objeto, comenzó a escuchar nuevamente una voz indistinguible dentro de la carta, y luego de dejar de oírla, llegó a una conclusión. Acercándose poco a poco a la posición de la criatura, Reimu decidió hacerle la pregunta. - ¿Tú lo estás protegiendo? -. El monstruo asintió. - ¿Eres tú quien me llamaba con esto? - preguntó mostrándole la carta, a lo que el monstruo negó con la cabeza y, acto seguido, miró al humano inconsciente.

Marisa logró acercarse también a la escena. - Esto es extraño hasta para mi, y sabes que hemos visto cosas muy extrañas - le dijo a la miko. - ¿De verdad este humano viene del exterior? Creí que la barrera Hakurei no podía ser atravesada sin más -. Luego volteó a ver al monstruo. - Oh, espera, tú eres uno de esos dragones occidentales! - explicó, señalandolo. - Mima me hablaba de ciertas criaturas mágicas en el mundo exterior, pero creí que los de tu especie ya se habían extinto -.

El dragón hizo un gesto de molestia, de forma que ambas quedaron extrañadas por esa afirmación. Para finalmente hacer algo que las dejó perplejas. - Por favor, tienen que despertarlo - dijo repentinamente. - No me queda poder ni energía, pero háganle saber que yo estuve con él todo el tiempo. Seguramente nos veremos más tarde -. Las chicas no supieron cómo reaccionar en ese instante, hasta que miraron que el dragón de cuatro patas comenzó a brillar y desvanecerse. - Se los encargo… - y diciendo esto último, se desvaneció, convirtiéndose en una carta.

Cuando cayó al suelo, Reimu dudó, pero después decidió tomarla en sus manos. Al examinarla notó que era casi identica a la carta blanca con el corazon, excepto que esta era de color rojo cobrizo, tenia un escrito y una imagen del dragon rojo que vieron previamente. - Red Dawn Dragon? - se cuestionó, leyendo el nombre que tenía la carta. Cuando terminó de examinar, noto como la voz de la otra carta se adentraba en su cabeza, aun siendo inentendible.

La bruja ordinaria de negro tambien lograba escucharla, notando tambien que la carta reaccionaba mas fuerte cuando estaban cerca del humano. - ¿Qué es todo esto? - se preguntó. - Entre más nos acercamos, más reacciona. Creo que esta, este…uhmm… -. Movió el cuerpo de la persona en el suelo con su escoba, solo por si acaso. Al revisar su chamarra abierta y no mirar un par de cosas extra, pudo deducirlo. -¡Es un chico! -. Después se puso a examinar su cabeza.- Hmm, no parece tener rastros de heridas o contusiones. Y por su cara, parece tener la misma edad que nosotras. -. Pronto se detuvo en una parte de su cuerpo muy específica. - ¡Qué es eso! - exclamó.

- ¿Por qué el escándalo? - se atrevió a preguntar Reimu

- ¿No lo ves? - respondió de vuelta señalando sus ojos aun cerrados. - Esas pestañas! -.

La chica de rojo no podía creer por lo que se quejaba. -...tienes que estar bromeando. Son solo pestañas, Marisa -.

- ¡Son MÁS grandes que las mías! ¡Miralas! Ningún hombre de la Aldea de los Humanos tiene las pestañas así, ¡esto no puede ser natural! - seguía quejándose en voz alta. -¡Ahg, este tipo me da envidia! ¡Cómo puede ir por el mundo con esas cosas como si nada! -. Inmediatamente sacó su herramienta más útil, el mini-hakkero, de su bolsa. - Ya lo decidí, le haré un hechizo de intercambio y le cambiaré mis pestañas por las suyas! -.

- ¿Podrías concentrarte?- reprimió Reimu. - Debemos averiguar cómo vamos a despertarlo primero. Le preguntas lo que quieras después -. Ambas decidieron entonces quedarse de rodillas un momento al lado del chico. La pelinegra tomó la carta blanca, la cual parpadeaba rápidamente con destellos de luz. No estaba segura de si debía hacerlo, así que miró a su amiga, la cual tenía la misma expresión de nerviosismo. Finalmente ambas se devolvieron la mirada y asintieron, en señal de aprobación.

Así, la miko acercó la carta blanca con un corazón fragmentado cerca del pecho del chico. Lentamente coloco la mano derecha del muchacho en su pecho, de modo que sostuviera la carta. Una vez que ambas se alejaron un poco, la carta desprende una serie de chispas que se incrustaron en el cuerpo del desmayado. Comenzaron a cubrirlo por todo su cuerpo, principalmente en la cabeza y el pecho.
Y una vez que todos los destellos de luz entraron en él, la carta se desvaneció a la nada.

Ninguna de las dos chicas daba crédito a lo que acababan de ver. - ¿Realmente quién eres tú? - pensó Reimu preocupada, mirando al inocente tumbado a un lado de ella.


qué es esto?

está muy claro aquí. No veo nada excepto luz.

Es normal?

Hola!? Hay alguien!?

no escucho nada. No hay respuesta. Sólo un tenue eco alrededor. Aunque…no parece que esté encerrado en una habitación.

En realidad, ¿a quién estoy buscando?

No…

Más importante aún…

quién soy yo?

¿A dónde me están llevando?

esto…una? No…son dos personas. Dos chicas, creo.

Una de ellas parece tener un tono severo. La otra parece ser más ruda. Lo sé porque las escucho hablar…

Hakurei? Gensokyo? Qué es eso?

Reimu. Reimu Hakurei. Qué extraño nombre. ¿Será un sueño? ¿Por qué no puedo despertar?

AGH!

no, no parece un sueño. Ya me pellizqué a mí mismo y no funciona.

En realidad…se siente bastante real.

¿Quién soy?

desearía saber qué está pasando…

Y poder contestar a tu pregunta al despertar…

pero la realidad es que…

yo mismo no sé la respuesta a algo tan simple.


Lentamente comenzó a abrir los ojos, aún con su vista nublada. La pesadez de sus párpados era tan grande que estos volvían a cerrarse cada vez que intentaba abrirlos. El resto de sus sentidos corrieron con la misma suerte; sus oídos aún no podían recibir con precisión cualquier clase de ruido, y no podía sentir nada alrededor.

Lo que sí pudo distinguir fueron un par de siluetas. Una correspondía al color rojo, mientras la otra se distinguía por el color amarillo y negro, con algo de blanco. -... … … …so -. Seguía sin entender nada, pero poco a poco sus sentidos iban remontando. - …tó! ¡Está despierto! -. Fueran quienes fueran, seguramente estaban al tanto de su bienestar mientras estaba fuera de sí. Ahora, con sus ojos un poco más abiertos, pudo distinguir a sus cuidadoras. - Oh, al fin despertaste. ¿Te encuentras bien? - preguntó una de ellas, genuinamente angustiada. Lo más distinguible de ella era su enorme moño rojo detrás de su cabeza, y ojos marrones oscuro al igual que su cabello, tonos que casi llegaban al negro.

-Debió ser una caída muy larga, verdad? - añadió su compañera un poco burlona. Ella era igualmente fácil de reconocer, ya que su cabello dorado hacia juego con su gorro negro puntiagudo, muy característico de las brujas de occidente. - Pero siendo honesta, hay mejores lugares para tomar una siesta que en el suelo, ¿sabes? -.

Intentó abrir la boca, pero no salió palabra alguna. Su garganta estaba completamente seca, a tal punto que sentía que debía tocarla para intentar aliviar un poco el dolor. La chica con aspecto de sacerdotisa rápidamente le pasó una pequeña copa. - Bebe esto, por favor - dijo acercándole la medicina dentro de la copa, la cuál trató de beber lo mejor que pudo. Pasados unos segundos, sintió cómo su garganta fue despojándose del dolor debido a la medicina, así como sentir que recuperaba el habla. Claro, una mueca desagradable era de esperarse, ya que el sabor era insoportable y amargo - Estarás bien, descuida - advirtió. - Solo durará unos segundos; después el sabor se va -.

Hizo un esfuerzo para sentarse, y luego de una breve pausa tratando de asimilar su situación, por fin habló. - Y-yo…gracias por eso… -. Las chicas lo observaron más tranquilas, mientras él observaba alrededor de la habitación donde estaban. Era muy antiguo y algo pequeño, pero era lo suficientemente espacioso para los tres. - No quiero ser descortés pero…¿ de casualidad estoy en Gensokyo? - preguntó confundido.

- Ya habías estado antes aquí, entonces? - cuestionó Reimu, levantando una ceja.

- No, yo…recuerdo haberlo escuchado en un sueño, o eso creo - aclaró él.

- Eso no tiene mucho sentido para mí - respondió aún dudosa.

- ¡Espera! Si mal no recuerdo, había leído acerca de sueños premonitorios - interrumpió Marisa, justo a tiempo de una acusación errónea. - Algunas personas tienen la facultad de mirar lugares, personas, o incluso momentos clave en la historia por medio de sueños. -.

- En dónde leíste eso? - preguntó su amiga

- De uno de los libros de Patchouli que le rob…*ahem* q-que me cedió de buena voluntad -.

A pesar de la explicación, Reimu aún seguía con dudas. Una persona común y corriente que llega a Gensokyo de la nada y acompañado de una criatura como la que vieron no era normal. Además de esa carta blanca que parecía tener vida propia y ahora no está. - Dime qué puedes recordar antes de llegar aquí? - le pregunto al aún confundido chico. - ¿Tienes nombre? -.

- Nombre…? -. Al oír esta pregunta,su cabeza se sentía estallar al escuchar una serie de horribles chirridos dentro de su mente; fugaces e irreconocibles recuerdos golpearon su mente, causando un terrible dolor y una intensa molestia en el exterior, los cuales se hicieron evidentes cuando el color de su rostro palideció. Intentó suprimir esa sensación sujetando su cabeza con ambas manos, pero aun así no fue suficiente.

- ¿Y bien? - preguntó de nuevo.

Intento pensar un poco a medida que ese ruido molesto en su cabeza iba desapareciendo, pero su mente estaba en blanco. - Yo…no lo sé… -. se decidió a responder, muy cansado.
- ¿Tengo un nombre? -.

Esta respuesta no respondió absolutamente nada; al contrario, ambas chicas ahora tenían más dudas sobre la identidad del joven con cabello alborotado. Luego una larga pausa para esperar a que el dolor de cabeza se le pasara, pues sus signos eran evidentes. - Tal vez por ahora deberíamos dejar de hacer preguntas - sugirió Marisa rompiendo el hielo. - Además, los síntomas de la amnesia no suelen desaparecer de un momento a otro -.

- ¿Qué te hace creer que es amnesia y no es una actuación o mentira? - cuestionó la miko.

-Bueno, podemos estar seguras de algo -. Levantando la mirada hacia él, prosiguió. - No es un youkai. No tiene características de un fantasma, un vampiro, kappa, tengu, kitsune, ni cualquiera de las otras youkai que nos hemos encontrado. ¡Miralo! Ni siquiera tiene un par de p-

- ¡Muy bien, ya entendí, no digas más! -. interrumpió Reimu, nerviosa de que se le saliera decir algo de más frente a un chico.

Algo llamó la atención del interrogado. Una palabra clave. - Youkai? Esas cosas existen? -.

- Nunca te has topado con un ser de poderes y habilidades imposibles de creer? - preguntó Reimu.

- Pues…no. Pero recuerdo que existían en la imaginación e historias que la gente cuenta. -. Se rasco la cabeza antes de continuar. - Qué extraño; puedo recordar eso. Y también recuerdo que decían que su existencia era un mito -.

Marisa nuevamente decidió hablar afirmando los hechos. - ¡Por supuesto que existen! De hecho, en esta tierra, hay personas especiales y poderosas que se dedican a exterminarlos en caso de que se salgan de control. Y estas viendo a la mejor de todos en el área! - se jactó.

- Exageras - dijo la chica de rojo. - Por cierto… - prosiguió -...encontramos esto entre tus pertenencias -. Le mostró entonces una pequeña caja que contenía tres cartas. Una retrataba a un dragon rojo y era de color rojo cobrizo. La otra era muy parecida a una spell card, de color gris claro, retratando lo que parecia ser un relampago golpeando la tierra. La última tenía un color entre rosa y púrpura, con una imagen de una estatua encadenada. Esta caja tenía un patrón especial dibujado en ella, el cual recordaba mucho a los sellos ofuda.
- La razón por la cual te pregunte si conocías este lugar desde antes fue por esta marca -. dijo señalando la caja. - Se parece mucho a los sellos ofuda que empleo en mis ritos como miko de este templo, y es una enorme coincidencia que ese patrón específico esté impreso aquí -.

- Quisiera saber por qué, pero no recuerdo esta caja tampoco - negó el chico. -En realidad, qué son estas cartas en primer lugar… -. Luego de echarles un ojo, decidió tomarlas para revisarlas.
Sin embargo, algo fuera de lo común sucedió en el momento que sostuvo las tres. Recuerdos de su vida anterior específicos golpearon su mente, dejándolo en estado de shock por unos segundos, aunque para él fue como detenerse en el tiempo.

¿Tan desesperado estás porque todos se olviden de lo que pasó? Busca Gensokyo. Con ese símbolo que dibuje, seguramente estarás protegido, y un debilucho como tú debería ganar suficiente poder para enfrentarse a un lugar tan hostil. Incluso puede que en el proceso tu alma termine por purgar el mal que dices que sientes. Ahora vete que no me hago más joven si te quedas parado como un tonto! –

¿Qué tiene de malo? Somos amigos, compadres! Hermanos de otra sangre! Además, yo puedo conseguir otra de esas aunque estén caras; pero esta carta del Red Dawn Dragon en específico será especial para nosotros. Es un vínculo que nos une en el juego y como hermanos que somos. ¿Entendiste? Así que asegúrate de cuidarla bien, ya que con esta completaras tu colección –.

Ugh…¡no puedo evitar que se escapen! Lo siento, amo! ¡No pude evitarlo! Pero yo me quedaré con usted para protegerlo! Aunque esto drene todo el poder que he adquirido recién, ¡lo prometo! …Ah!? Ay no, prepárese para impactar! –.

Súbitamente volvió a la realidad. ¿Eran recuerdos? ¿Recién pasaron o fueron memorias de hace años? Aunque si recordaba datos muy importantes. - ¡Esperen…ya recuerdo algo! ¡Vine con muchas más cartas de este tipo! -exclamó emocionado viendo sus pertenencias. - Eran alrededor de 60, pero dónde está el resto? -.

Las chicas se dirigieron una mirada; ciertamente no sabían qué decirle, pero trataron de explicarle lo mejor que pudieron.
- Creemos que fue por la explosion de luz en el cielo - dijo finalmente la rubia.

- Explosion? -.

- Oh, entonces debiste llegar junto con ese fenómeno - agregó Reimu. - Luego de que el cielo se iluminara con una luz por algunos segundos, distintos fragmentos cayeron por todo este lugar. Uno de ellos se convirtió en una carta blanca; Tenía un corazón partido en varios segmentos, pero por alguna razón, cuando te encontramos, desapareció -.

- Literalmente parecía haberse hecho polvo! - dijo Marisa. - Agregale el hecho de que ese dragón en tu carta cobró vida y nos dijo que te despertaramos usandola. Y luego volvió a convertirse en la carta que ves ahí - señaló finalmente.

Con su mano sosteniendo su barbilla, la miko hizo sus teorías. - No hemos visto otras criaturas parecidas hasta ahora, aunque el incidente fue hace apenas una hora, por lo que es correcto asumir que los destellos de luz que vimos sean las cartas de, uhmm… -. Aún le costaba dirigirse al muchacho sin una forma de llamarlo en mente. - No recuerdas tu nombre aun? -.

Marisa vio cómo hacía un esfuerzo sobrehumano por recordar, hasta que noto un nombre deshecho en el frente de su chaqueta café. Justo en la parte derecha, se leían tres letras que parecían pertenecer a un conjunto perdido de otras letras; lo supuso por la falta de tela y lo rasgado y maltratado que se veía. - Lib… -. dijo para sí misma. - ¿Qué es un Lib? - pregunto ahora para el chico.

El hizo caso a lo que decía la rubia y miró su chaqueta. - Uhmm, no lo sé… No recuerdo ningún nombre que empiece con esas iniciales -.

- ¡Lo tengo! - exclamó ella. - Mientras recuerdas tu nombre, te llamaremos Lib -.

- Oye, ¡no puedes decidir eso por ti misma! - regaño Reimu a su amiga.

- ¿Qué tiene de malo? - se intentó justificar alzando sus hombros. - Necesitamos una forma de comunicarnos con él y que sepa reconocerse a sí mismo. Yo digo que no está mal! Además, suena único. Yo tampoco he escuchado nombres con esas iniciales exactas -.

- Lib… -. Luego de pensarlo un rato, miro a las chicas. - Si. Lib se oye bien - dijo sonriendo. Ellas le devolvieron la sonrisa cálidamente.

- Creo que deberíamos presentarnos formalmente, ¿no crees? -. sugirió la bruja. - Mi nombre es Marisa. Y esta chica que ves aquí es… -

- Reimu - adivinó el.

- Uhmm, si - respondió dudosa la mencionada. - Ya lo sabías? ¿Nos conocemos? -.

- N-no, no es eso, es solo que…escuche tu nombre dentro de mis sueños, junto con la palabra Gensokyo - intento explicar Lib.

Pero pronto el momento fue interrumpido por un estruendoso sonido. Provenía de las afueras del templo y hacía temblar la pequeña vivienda.

- No puede ser, una cosa tras otra - se quejó la encargada del templo. Acto seguido se puso de pie, al igual que la rubia de traje negro, y se dispuso a dirigirse a la entrada. - Lib, quédate aquí! Esto puede ser peligroso siendo un simple humano, así que mejor no salgas! - advirtió. Después de esta explicación, ambas chicas tomaron sus peculiares artefactos del suelo y salieron de la habitación, dejando a un muchacho amnésico todavía más confundido y nervioso.


Un leve retumbar se iba haciendo cada vez más fuerte, parecido al galope de una bestia a cuatro patas, la cual se dirigía hacia el templo Hakurei a toda velocidad. Las exterminadoras de youkai salieron justo a tiempo para ver como el arco que daba la bienvenida estaba destruido, y sea lo que fuera, se dirigía a su posición. - Marisa! - indicó a su amiga - Debes elevarte! Quiero saber que es lo que se acerca! -. Algo a sus adentros le decía que no era una youkai

-Muy bien, pero tu no me das ordenes! - respondió ofendida. - Yo lo iba a hacer de todas formas! -. Y diciendo esto, se montó en su vieja escoba voladora para emprender el vuelo por encima de la escena. Cuando su amiga le preguntó acerca de lo que podía ver, su vista se fijó en la entrada al templo, justo en las escaleras que sirven como entrada y salida de este. Pero lo que vio casi la deja sin equilibrio y la hace caer de su escoba. Definitivamente, eso que se acercaba no era un youkai cómo los que habitualmente se ven en Gensokyo. - R-Reimu…? -.

La chica giró la mirada hacia la entrada del templo, mientras las vibraciones aumentaban. Finalmente, disparado con un gran salto, un monstruoso ser de tres cabezas diferentes con pelaje, plumas y escamas púrpura aterrizó a unos metros del templo. Cada cabeza era diferente, siendo la de un león en medio, una serpiente a la derecha y un águila a la izquierda; en vez de una cola normal, parecía tener una puntiaguda cola de escorpión, y sus garras estaban completamente cubiertas de un raro cristal; si eso no era suficientemente intimidante, su gran tamaño sí lo sería. Igual que con la última bestia que se encontraron, esta tenía una apariencia transparente, como si se tratara de una ilusión óptica. Sin embargo, las pesadas y poderosas pisadas que daba parecían bastante reales como para hundir el suelo por donde caminaba.

Las tres cabezas se quedaron mirando alrededor, una dirección diferente a la otra. Luego, inesperadamente se dirigió a las residentes. - Sabemos que lo tienen aquí - dijo el león, dirigiéndose a Reimu. - ¡Libérenlo! Y nadie saldrá lastimado! - sentenció la serpiente. - No queremos provocar algo peor - amenazó el águila.

Como guardiana del templo, Reimu no podía dejar que una criatura así estuviera suelta por los alrededores, ni mucho menos venir a amenazarla a su propio hogar. Con firmeza, dio un paso adelante y siguió hasta confrontar al intruso. - Esta será la única advertencia que vas a recibir - sentenció ella. - Este lugar no está hecho para que los youkai vengan a destruirlo, ni tampoco es un refugio. Así que, váyanse ahora por donde vinieron! - amenazó, apuntando con su vara purificadora a la bestia. Acto seguido, se elevó flotando junto a sus orbes yin-yang, listos para una batalla danmaku. - Al menos claro, que estén dispuestos a pagarme la reconstrucción del Arco que acaban de destruir -.

- Bien, así lo quisiste, señorita - dijo la cabeza del león.

Las tres cabezas dirigieron la mirada a la chica de rojo y abriendo sus bocas al mismo tiempo. En las tres bocas se preparaba una bola de fuego de diferente color, que iba aumentando en tamaño y aparentemente en poder. Sin embargo, antes de que pudiera exhalarlas, numerosos destellos de luz en forma estelar iban dirigidos hacia la bestia, teniendo que esquivar estos peligrosos disparos como prioridad. - No puede ser, no les di! -. se quejó la bruja ordinaria, mientras el monstruo púrpura se preparaba para otro ataque, esta vez de embestida.

- Bien, entonces será una batalla danmaku - se dijo así misma Reimu, lista para comenzar a disparar.


No podía dejar que se arriesgaran de esta manera. Se sentía mal, culpable. Lo trataron tan hospitalariamente sin pedir nada más que una respuesta y no pudo dar ni eso. Definitivamente tenía que hacer algo, tenía que evitar ser una carga. Como pudo y de forma débil, caminó lentamente hacia la entrada del templo, teniendo algo de dificultades con las puertas corredizas de este. Llevaba su caja con él, atada a una correa para transportar sus cartas de la mejor manera. No tenía idea de por que la cargaba consigo, pero por alguna razón, algo dentro de su ser le decía que las cartas que contenía dentro eran necesarias. Si podían serle útiles a él o a cualquier otro que supiera lo que pasaba, bastaría. Sobre todo desde que las chicas le dijeron acerca del paradero del resto de su mazo. Esta era también su responsabilidad y no iba a quedarse atrás para impedir que algo peor pasara por su culpa.

Finalmente, al abrir la última puerta corrediza que daba al exterior, cayó de espaldas al ver el caos que se había desatado. Una enorme criatura estaba disparando potentes bolas de fuego de sus tres cabezas, siendo esquivadas por dos chicas que les disparaban luces y proyectiles de diferentes tamaños en defensa propia. El campo de batalla en el que se había convertido la entrada del templo estaba parcialmente destruido. Perplejo, no daba crédito a lo que veían sus ojos - Acaso…eso es un youkai!? - pensó aterrado al ver a la enorme criatura. No podía creer que sus recientes amistades fueran capaces de enfrentarse a tan poderosas e imponentes criaturas, y presumir como si fuera cosa de nada.

Mientras estaba intentando asimilar lo que pasaba frente a él, Marisa cargó de poder mágico su mini-hakkero y lo apuntó hacia el monstruo. Entonces empezó a brillar intensamente en su mano, listo para liberar energía. - Trágate esto! Master Spark! . Y con ese fuerte grito, del aparato octagonal salió una inmensa cantidad de energía luminosa y calorífica disparada como un enorme rayo en línea recta directo al enemigo, energía que lo cubrió por completo y amenazaba con borrarlo del mapa. Una vez que finalizó el ataque, solo una cantidad de humo quedó en el ambiente. Pero pasados unos segundos, un fuerte rugido despejó el área, ensordeciendo a los presentes. - ¡No es posible, nadie resiste el Master Spark! ¡Es mi hechizo más poderoso! -. Efectivamente, la bestia tenía ciertos rasguños, pero nada que hubiera mermado ni un cuarto de su fuerza o fiereza. Por el contrario, parecía ir en aumento.

Que el monstruo se haya concentrado en recibir ese ataque del mini-hakkero le dió el suficiente tiempo a Reimu para cargar un poderoso hechizo de sellado. Una técnica que solía usar contra los youkais más problemáticos. - Ahora serás exterminado, y tus intenciones selladas - sentenció con seriedad. - Fantasy Seal! -. Varias líneas de sellos ofuda salieron por detrás de la chica, envolviendo rápidamente al monstruo en una esfera llena de ellos. Acto seguido, alrededor de la Miko salieron enormes esferas de luz multicolor, las cuales salieron disparadas hacia su objetivo envuelto en los sellos. Al contacto con la bestia, explotaron en miles de colores y explosiones más pequeñas. Luego de que la luz y el humo se despejaran para aclarar la vista, está estaba envuelta en sellos ofuda. El sello había funcionado…para ser roto en unos pocos momentos más, cuando de repente el engendro de tres cabezas se retorció violentamente y los ofudas salieron dispersos y rotos por todas las direcciones, con pocos o nulos resultados visibles en la vitalidad del monstruo. Reimu estaba genuinamente frustrada - ¿Qué rayos es esta cosa? -.

Nuevamente se preparó alzando las tres cabezas al aire, pero esta vez, una intensa aura rodeaba su cuerpo al cargar sus disparos. Se hacían mucho más grandes en sus bocas, y ahora parecían furiosos. - No hay manera de que sobrevivan a algo como eso -. pensó el espectador humano. - ¿Qué puedo hacer? Qué debo hacer!? -. Desesperado buscaba algo alrededor para llamar su atención, pero no se le ocurrió nada, y el tiempo se le acababa.

la Spell Card

De pronto, por mero sentido común, se encontraba abriendo su caja de cartas, y de ellas salió una carta especial con la imagen de un relámpago golpeando la tierra, la cuál tenía una inscripción, Spell Card; y un nombre. - Lightning…Stream? - leyó en voz baja. De pronto, un brillo salió de la carta, sorprendiendo a su portador y a quienes estaban luchando frente al templo. Una nube negra cubrió el cielo rápidamente, y como si se tratara de lanzas cayendo del cielo, una serie de relámpagos descendieron de la misma, para golpear a la bestia. Está última volvió a rugir, pero no por enojo; los golpes directos de esos rayos le hicieron un gran daño.

al fin. Tardaste siglos en deducirlo.

-Oye, dije que no salieras! -. Reimu se acercó severamente hacía la posición del muchacho, esperando una explicación lógica de lo que hizo. - Dijiste que no sabías nada acerca de estás cartas -.

- Y-y no lo sé! De verdad! - contestó claramente nervioso y agitado por el reciente acontecimiento. - Lo único que hice fue decir el nombre de esta carta y…-

- ¡Olvídate de cómo lo hizo! - interrumpió Marisa, igualmente volando a su posición. - ¡Eso fue genial! Y logró hacer lo que ni nuestros mejores ataques pudieron -.

- Yo…no sé en realidad cómo funcionan. Pero si de algo sirven, creo que puedo ser útil en esta situación -. Sacó el resto de cartas que le quedaban; dos en total. Una de ellas tenía un color y descripción diferente. -Restriction Card…-. La imagen mostraba una estatua demoníaca de negro, atrapada entre cadenas que parecían malditas. - Aquí dice que debo colocarla. Pero cómo hago eso? -.

Lanzala. Y deja que haga lo suyo. Tú ya lo sabías, no?

Una voz imperceptible empezaba a hacerse más clara en su cabeza. La confusión se hizo visible en su rostro.

No, no pongas esa cara. Tal vez no me recuerdes, pero he estado contigo desde aquel día.

No había demasiado tiempo para seguir pensando, pues el monstruo de tres cabezas se volvía a incorporar. - ¡Ay no, aquí viene de nuevo! - sentenció la rubia.

-Hay qué distraerlo! - sugirió la Miko, elevándose nuevamente sobre el campo de batalla. - No sé qué clase de Spell Card es esa, pero te sugiero que lo hagas de nuevo si quieres ser útil - dijo dirigiéndose a Lib. Y así, fijando su objetivo nuevamente a la bestia, comenzó a atacar junto a Marisa en pleno vuelo.

Desafortunadamente, no pasó mucho para que fijara sus tres cabezas en el único humano que no podía volar. Un fuerte rugido fue sucedido con una carga hacia adelante de la bestia, planeando embestir a toda velocidad a Lib.

Es sencillo, sólo dí el nombre de la carta…

Otra vez esa voz. Pero viendo que funcionó la primera vez, y frente al enorme peligro que se acercaba, decidió hacer caso. Lanzó la carta de color rosa frente a él, y está desapareció en un destello de luz. El monstruo púrpura estaba a unos cuantos metros de distancia, la cual se hacía más corta. Finalmente, y firme frente al pórtico del templo, recitó las palabras necesarias…

-Restriction Card: Condemned Chain! -.

Del suelo salieron interminables eslabones de cadenas de un verde muy oscuro. Rápidamente apresaron las patas de la bestia, luego su torso, y finalmente su peligrosa cola. Aunque lo había logrado parar, estuvo a unos cuantos centímetros de no vivir para contarlo otro día. - Ugh…funcionó… -.

-Reimu, pensé que íbamos a servir de distracción - mencionó Marisa confundida. - Pero está haciendo casi todo lo que tú y yo no pudimos -.

- No me digas… -. Reimu ya estaba frustrada con esta situación; su templo estaba destruído junto con la mayoría de sus ofudas. Además de que no había podido hacer mucho para contrarrestar los ataques de este inquilino no deseado. Cómo es que una persona completamente ajena a Gensokyo, la magia y cualquier tipo de youkai podía hacer frente a una amenaza que no conocía?

La bestia trataba de forcejear contra las cadenas sin éxito alguno, estaba atrapado. - Tu…humano insignificante…! - amenazó la cabeza del león, dirigiéndose a Lib. - ¡No permitiremos esta ofensa! - sentenció ahora la cabeza de serpiente. - Ahora lo pagarás con tu vida! - finalizó la cabeza de águila.

Justo después, las tres bocas se abrieron frente a él, amenazando con disparar una enorme ráfaga de energía hacia el y el templo Hakurei. Ahora las cosas estaban difíciles, y no estaba seguro de cómo reaccionar ante esta situación, donde el miedo se estaba apoderando de su cuerpo y mente.

Uh-oh…será mejor que hagas algo. Esas cadenas no duran para siempre, niño…

Quien sea que les estuviera hablando tenía razón. Una a una, las cadenas que sostenían a la enorme bestia frente a él iban desapareciendo, y esta iba recuperando más movilidad. - Y ahora qué hago? - se preguntaba, tratando de hacer que su cuerpo reaccionara o siquiera se moviera.

¿Ya lo olvidaste?... Tenías tres cartas en tu mazo actual. TRES!

Un poco confundido, pero sin perder tiempo, sacó la última carta que le quedaba por utilizar. Esta tenía un color rojo cobrizo, muy diferente de las otras, ademas de la figura de una criatura cuadrupeda de color rojo y grandes alas. - …¿eres tú? - pensó.

Así es…te lo dije, he estado contigo desde el primer día…

- Que debo hacer? - preguntó.

Llamame…

- Y si no funciona? -.

¿Por qué no debería? Ten confianza…y confía en mí….

- Entonces, me prestaras tu poder? -

Lo haré siempre…maestro.

Marisa estaba preparada para disparar hacia la bestia, tratando de retrasarla un poco en sus feroces ataques, pero rápidamente fue detenida por su amiga. - ¡No lo hagas! Podrías herir a Lib! -. Dicho esto, se dirigió al muchacho, quien parecía estar paralizado sosteniendo una carta. -LIB! DEBES SALIR DE AHÍ AHORA! - gritó con todas sus fuerzas. Lo que vio despues de eso la dejó impactada, y decidida a no dejar que un humano común y corriente arriesgara su vida de esa manera, emprendió rápidamente el vuelo para intentar evitar un desastre mayor.

Armado de valor, Lib corrió hacia la bestia. El tiempo se hizo más lento con cada paso que daba, sin embargo, aun con algo de miedo, decidió enfrentar el peligro. La criatura estaba lista para disparar, y las cadenas al fin se habían desvanecido por completo. Decidido, levantó la mirada hacia la bestia, y fuertemente recito el nombre del último recurso que le quedaba…

- Summon Card: Red Dawn Dragon! -

Era demasiado tarde. La bestia culminó su ataque lanzando tres rayos de energía, tan potentes que iluminaban todo alrededor. La fuerte onda expansiva del ataque hacía que los árboles alrededor se sacudieran con violencia y perdieran varios montones de sus hojas, y algunas de las lámparas de piedra empezaban a resquebrajarse. Reimu no podía creerlo. Solo pudo observar estupefacta desde la distancia como el destello de luz se iba desvaneciendo a medida que terminaba todo. La culpa se apoderó de ella; sintió que no debía haber involucrado a esa persona en primer lugar. Su error más grande fue desafiar directamente a aquella amenazadora criatura sin medir las consecuencias de lo que podría pasar después. Todo había terminado…

…pero algo estaba mal. El enorme rayo de energía no estaba dirigido al templo, ni mucho menos al muchacho. Cuando volvió a mirar, su hogar estaba intacto. Las cabezas estaban dirigidas hacia arriba. Ahora parecian estar sujetas por algo que las hacía apuntar al cielo. Cuando volteó de nuevo y puso mejor atención a la escena, pudo observar con asombro que había otra criatura de rojo frente al atacante. - No puede ser… - se preguntaba estupefacta. - ¿Dónde está Lib? -.

- ¿Estás bien? - preguntó Marisa volando hacia ella. También se detuvo a mirar la escena. Ahora había dos criaturas, pero una de ellas era bipeda y de color rojo. En realidad, fácilmente recordaban a un humano, pero este era diferente; de las espalda salían dos grandes alas rojas transparentes, sus manos tenían la figura de un par enormes garras que sostenían al monstruo púrpura y tenía una cabeza de dragón con ojos amarillos, cubriendo su propia cabeza, como si de un gorro sobrepuesto se tratara. - N-No puede ser… -. La rubia estaba perpleja ante la escena, mirando como con suma facilidad había diezmado al monstruo de tres cabezas -Ese no es…-

- Si -. Fuera de toda duda, y con alivio en su corazón, la miko respondió. - Ese es Lib -.


Eso fue todo por ahora. Disculpen si hay inconsistencias en algunas cosas, pero de nuevo, mi trabajo no es profesional. Es mero entretenimiento. Espero subir pronto la egunda parte, porque la verdad me estoy entreteniendo bastante.

PREVIEW:

RH: Puaaaagh, tanto esfuerzo para nada! Como es que lograste hacer todo eso por tu cuenta?

L: Oye, no me mires asi! Ni siquiera yo estoy seguro de como hacer esas cosas.

RH: Seguramente...pero debo admitir que fue algo extraordinario.

L: Tu crees? Senti que iba a morir de miedo. Suelen enfrentarse a estas cosas todos los dias?

RH: No todos los dias, pero es comun que en Gensokyo haya youkais provocando incidentes de este tipo. Realmente es molesto.

L: Entonces por que lo haces?

RH: Quien deberia estar interrogandote soy yo.

L: Uhmm, lo-lo siento (...)

RH: Ya, relajate. Ahora mismo eres uno de nosotras, asi que puedes contar con que la proxima vez contaras conmigo.

L: Lo creas o no, es un alivio escucharte decirlo.

RH: El siguiente capitulo, La Reunion de los Youkai. Mas vale que valga la pena, no me pagan por hacer estos previews contigo.

L: Que antipatica, jajaja!