Sorry! No era mi intención demorarme tanto, pero tuve que reescribir algunas escenas de este capi y cuando lo tuve listo me fui de vacaciones durante una semana, así que no tuve tiempo para subirlo UU. En mi defensa los cambios han valido la pena, y está mucho mejor que el viejo . Nuevamente, lo siento; no volverá a pasar.

Por cierto, tengo blog! El link es http/xfullmoonx. ;) Advertencia: no me hago responsable de posibles daños mentales, tendencias homicidas ni demás trastornos. Aquellos que sufren del corazón abstenerse. -- neh, no es para tanto, pero me hacía ilusión poner un mensajito de esos xD

Resumen del capítulo anterior: Tras una discusión con su padre, James se mudó a un apartamento que ahora no puede pagar. Sin embargo, cuando está por darlo todo por perdido, la propietaria del complejo de apartamentos en el que vive le ofrece un trato: seis meses gratis de alquiler y un trabajo estable en su cafetería a cambio de convertir a su sobrina en una dama. El problema es que esa sobrina es Lily Evans.

La Chica Perfecta

: Capítulo 2 ... Nadie es perfecto; y tú, menos ... :

- Lily, ven aquí -llamó la señora Davis a su sobrina, haciéndole señas. Mientras tanto, James pensaba que era una extraña coincidencia; justo esa tarde había estado pensando en otra Lily.

Pero en cuanto la pelirroja se acercó y sus miradas se cruzaron, James no pudo evitar pensar una cosa muy diferente...

- James Potter, esta es mi sobrina, Lily Evans.

- ¿?

- ¿EVANS?

...su suerte iba de mal en peor.

Los dos jóvenes se quedaron paralizados, mirándose como si fueran seres de otro planeta. James contemplaba los rasgos de porcelana de Lily que asomaban tras su descuidada melena roja, sus ropas veinte tallas más grandes, su delgadez, sus ojos casi sin vida; preguntándose cómo aquella chica que antes podía dejar sin aliento a un enjambre de adolescentes hormonales con sólo pasar a su lado se había convertido en... eso. Lily, por su parte, estaba muda de la sorpresa y miraba al chico que tenía enfrente como si fuera una ilusión óptica resultado de demasiada cafeína y los discursos aburridos de una jefa pesada.

Y para asegurarse de que no fuera producto de su imaginación, lo pellizcó.

- ¡Ouch! -"Tan encantadora como siempre" pensó James para sus adentros, mientras se frotaba el brazo.

- ¿Ves lo que digo? -suspiró la señora Davis, dirigiéndose a James e ignorando por completo a Lily-. No tiene modales.

- ¡Eh! -protestó la pelirroja-. Estoy aquí.

- Por supuesto que sí, cariño -concedió su tía, dándole unas palmaditas en el hombro como quien le da la razón a un loco-. Bueno, los dejo para que hablen -y dicho esto se perdió de vista antes de que ninguno de los dos pudiera hacer nada para evitarlo.

- Pues... -vaciló James, que aún no salía del estado de shock que le había producido ver a Lily-. Dime, ¿te vistes así siempre o es que crees que Halloween se ha adelantado? -en su defensa, James podía decir que la pregunta había sido formulada en un tono de lo más educado y amable.

La pelirroja entornó los ojos peligrosamente. James lo vio todo en cámara lenta: la mano pálida de Lily elevándose y avanzando con lentitud hacia él, para acabar estrellándose en su frente.

- Vaya, sí que eres tú -concluyó James sorprendido, llevándose una mano hacia el lugar donde se había producido el golpe. De inmediato recordó los moretones que años de discutir con Lily le habían dejado en la frente (eran la especialidad de la pelirroja).

- Veo que sigues creyéndote comediante -ironizó ella, dándose media vuelta para irse. Cualquier cosa era mejor que respirar el mismo aire que ese zopenco inmaduro.

Pero James se lo impidió, sujetándole el brazo con delicadeza y acercándose más a ella... Lily cerró los ojos. Sentía que el corazón se le aceleraba y casi podía percibir el aliento de James en su oído, susurrándole:

- No te vayas...

¿Desde cuándo su voz tenía la capacidad de producirle aquel extraño cosquilleo en la nuca?

- ...gracias a ti...

¡¿Y por qué le ardían las mejillas!

- ¡...voy a tener seis meses de alquiler gratis! -exclamó James alegremente, abrazando a la pelirroja por detrás.

- ¿D-D-De qué estás hablando, imbécil? -jadeó Lily, completamente roja y con el corazón en la boca-. ¿Es que aparte de tener un coeficiente de dos punto cinco alucinas?

- Tu tía me ha propuesto convertirte en una dama a cambio del alquiler Y un trabajo -sonrió maliciosamente el joven.

- ¿Y me lo sueltas así, como quién comenta el precio de la papa?

James se encogió de hombros:

- Te puedo enviar una postal si quieres.

Ella apretó los puños, furiosa.

- Eres... eres... eres...

- Me mata tu facultad de expresión -comentó James.

Los ojos de Lily lanzaron chispas. ¡Sólo ese cretino podía irritarla tanto!

Por su parte, James estaba demasiado ocupado estudiando de pies a cabeza a su ex compañera de colegio, como para notar su enfado.

- ¿Pero qué haces? -demandó Lily ruborizada, cubriéndose con las manos las zonas peligrosas, como si James tuviera rayos X en lugar de ojos-. ¡Pervertido!

- Como si pudiera ver algo a través de toda esa ropa -repuso James rodando los ojos, y alargó el brazo para tomar un mechón rojizo del pelo de Lily entre sus dedos. Ella retrocedió-. Lo primero que necesitas es un corte, este pelo es un asco -soltó sin rodeos.

"Lo que necesito es cortarme las venas" pensó Lily con los puños apretados.

Además, ¿de qué demonios hablaba? ¿Un trato? ¿Convertirla en una dama? ¡Qué ridículo! ¿Se creía que tenía el derecho de juzgarla y encima decirle qué hacer? Pues se equivocaba. No iba a darle ese gusto.

- Mira, Potter, si no te dejaron jugar con muñecas de pequeño no es mi problema -gruñó la pelirroja, harta ya de tanta perorata-. Ahora, si me disculpas, voy a ayudar a mi prima...

Pero James no iba a dejar que se escabullera tan fácilmente. Necesitaba el dinero, necesitaba demostrarle a todos (a sus padres, a sus amigos, a sus antiguos jefes y ahora, sobre todo, a Lily) que era capaz de arreglárselas solo.

Si por solo se entiende hacer un trato mezquino y sacar todo el provecho posible de la situación, por supuesto.

- Evans, necesito el dinero -dijo sin el menor atisbo de vergüenza, lo que sorprendió bastante a Lily. Aunque no tanto como el hecho de que lo necesitaba. ¿No era él, James Potter, un mimado niño rico? "Sí que lo es" pensó con odio, pero las siguientes palabras que pronunció él la dejaron estupefacta, deteniendo de pronto aquel sentimiento que ardía dentro de ella, como un monstruo a punto de ser liberado:-. Y tu tía sólo intenta ayudarte.

Lily levantó la vista y un escalosfrío le recorrió la espalda en cuanto sus ojos se encontraron con los de James. No se estaba burlando de ella, ni haciendo un comentario cruel; estaba siendo sincero. Decía la pura verdad. Y lo peor es que ella lo sabía.

- Eso... -balbuceó torpemente, y de repente se dio cuenta de que la sorpresa era sustituida nuevamente por la ira-. ¡Eso no es de tu incumbencia! -escupió con rabia, dándole la espalda para no tener que enfrentar su cara impasible-. Tú no sabes nada sobre mí -susurró débilmente, y lo enfrentó para decir con claridad:-. Y ahora déjame en paz.

Dicho esto se precipitó hacia la salida, dando un sonoro portazo que alteró el silencio hasta entonces perturbado solamente por los susurros que reinaban a su alrededor. Sólo entonces James se dio cuenta de que hacía rato que toda la clientela los observaba con recelo: viejas estiradas, niñas ricas, rubias oxigenadas, chicos obligados por sus novias... y ahora todos aquellos pares de ojos estaban sobre él. Genial.

La señora Davis le posó una mano sobre el hombro, y tras unos instantes así, James declaró:

- No puedo aceptar el trato, lo siento.

La señora Davis sonrió y tras darle un amistoso apretón en el hombro, regresó al mostrador.

- ¡¿Pero qué se cree que hace ese imbécil! -masculló Sarah hecha una furia, antes de dirigirse a la clientela en voz alta:-. ¡Vuelvan a hablar de liposucción y zapatos! ¡No hay nada que ver, que esto no es un circo! ¿Y bien? -se volvió hacia su tía-. ¿No tienes nada que explicar?

Ella, por toda respuesta, le dedicó una enigmática sonrisa antes de marcharse a cotillear con Miranda Goshawk, la cajera.

Sarah estaba que echaba humo:

- ¿Es que nadie va a explicarme nada aquí? ¡Maldita sea! -arrojó el trapo con el que había estado limpiando el mostrador sobre una repisa y se cruzó de brazos, furiosa-. ¿Y tú qué me ves? -añadió, al notar que Remus sonreía como si Sarah acabara de decir algo muy gracioso.

- Te ves bonita cuando te enfadas -explicó el chico sin alterarse ni dejar de sonreír.

Sarah se quedó de piedra. Le habían dicho muchas cosas (boca de camionero, animal, salvaje, monstruo, Satanás, bestia, arpía, pequeño demonio...); pero bonita, nunca.

- Quiero decir, hasta pareces un ser humano -completó Remus con un tono inocente que no engañó a nadie.

- Para que lo sepas, puedo ser muy civilizada cuando quiero -replicó la indignada joven con orgullo.

Remus apretó los labios y se puso rojo, pero al final no pudo resistirse: se arrojó al suelo y comenzó a golpearlo con el puño, desternillándose de la risa.

- Que... puedes... ser... ¡civilizada! -exclamó entre carcajadas, y se rió más aún.

- ¿Verdad que se llevan de maravillas? -le dijo la señora Davis a Miranda Goshawk, mientras las dos observaban cómo Sarah perseguía a Remus por toda la cafetería, agitando un palo de amasar.

En la calle, James buscaba a Lily entre la marea de personas sin nombres que iban de un lugar para otro. Finalmente la localizó: una escuálida figura que destacaba por su larga melena pelirroja, con la mano levantada para llamar a un taxi.

- ¡Evans! -vociferó-. ¡Evans! ¡Evans!

Pero ella no se volvió. Al contrario; dio los pocos pasos que la separaban de la transitada calle y se colocó en puntas de pie, en un intento de llamar más la atención y que un taxi se detuviera pronto.

- ¡Evans! -jadeó James en cuanto llegó hasta ella. Lily apartó la cara-. No tienes que hacer una escena...

Aún de espaldas, se mantuvo callada, hecho tan inusual que dejó a James desconcertado.

- ¿Evans? -repitió, esta vez con más suavidad-. ¿Estás... llorando?

- Por supuesto que no -replicó la pelirroja con la voz más alta de lo normal. Aún le daba la espalda a James.

Dicho esto, se cruzó de brazos y avanzó de vuelta hacia la vereda. Siguió caminando por ella, cada vez más rápido, hasta que sus pasos se hicieron más y más largos y empezó a correr. Corría, corría y corría con toda la velocidad que le permitían sus piernas, sin mirar ni saber adónde iba. Pero James era más rápido, y no tardó en darle captura: la sostuvo por un brazo con delicadeza y la otra mano la reposó con suavidad en su hombro.

- Déjame... -suplicó ella en un susurro casi inaudible, sin oponer resistencia. James la obligó a enfrentarlo. Había adivinado bien: estaba llorando. Había visto llorar a mucha gente, pero la expresión de tristeza en los ojos esmeralda de Lily no se parecía a nada que hubiera presenciado antes.

- Siento lo que te dije -comenzó, tragando saliva. De pronto se sentía incapaz de mirarla, así que apartó la vista y le tendió un pañuelo.

- Está bien -lo tranquilizó ella con un poco más de fuerza, mientras enjugaba sus lágrimas en el pañuelo. En otro momento le habría importado más que la hubieran visto llorando, pero en ese instante estaba demasiado cansada como para preocuparse. Además, nunca hubiera creído que James Potter podía ser tan amable. Tal vez no era un cretino después de todo...

- Excepto lo de tu pelo -No, seguía siendo un cretino de mierda-. Sí necesitas un corte. Y ropa nueva -agregó, mirando con una mueca de desagrado las ropas de abuela de Lily.

- No voy a cortarme el pelo ni a comprarme ropa nueva, ni a hacer nada que tú me digas -gruñó Lily, tozuda.

James suspiró. Debía decirle.

- No tendrás que hacerlo -declaró al fin-. No voy a aceptar el trato.

Lily lo miró con sorpresa, de pronto incapaz de articular palabra. Pero no tuvo que decir nada, ya que en ese momento James le ofreció con cortesía:

- ¿Te acompaño a tu casa?

- Vivo en el mismo lugar que tú -le informó Lily tétricamente, como si se estuviera autocompadeciendo. Y es que así era-. Por desgracia.

- (Voy a ignorar ese último comentario, Evans) ¿Vives en el Magnolia's? -preguntó James con sorpresa Nota: Magnolia's es el complejo de apartamentos de la señora Davis en el que vive James -entre otros-, y que se encuentra pegado a Dukylon Cafe, ya que llevaba viviendo allí dos meses y nunca la había visto (aunque sí había visto a su "prima", Sarah Mason)-. ¿Y por qué nunca te había visto? -inquirió confundido, en cuanto Lily asintió.

- Me ocultaba de ti -respondió la pelirroja con naturalidad. Comenzaron a subir por una empinada calle poco transitada.

- ¿Y me lo dices así como así? -se fingió ofendido James, llevándose una mano a la frente en una imitación muy buena de Lily-. ¡Ah, el dolor, la agonía que me produces...!

- Cállate, idiota -le espetó ella, sacando un paraguas pequeño. James se puso a lloriquear "Lily me trata maaaal"-. ¿Ves esto? Si no cierras el pico te lo voy a meter por lugares en el que ignorabas que tenías agujeros -lo amenazó.

James no tuvo tiempo de contestarle: habían llegado. Ante ellos se alzaba un gran townhouse de cuatro pisos, bastante viejo, al cual entraron usando la llave de Lily. Marcharon tranquilamente por el hall y de igual forma subieron las escaleras hasta el primer piso, sin hablar (la amenaza de Lily había sido más que suificiente para silenciar a James). Una vez allí la pelirroja se dirigió al apartamento 103, y James al que estaba cruzando el pasillo: el 104.

- ¿Qué haces por aquí tan temprano? -quiso saber una voz masculina dentro de su propio apartamento. Una voz que casi le produce a James un infarto prematuro.

Si bien no necesitaba mirar al locutor para saber quién era, James se volvió y se encontró (en efecto) con su mejor amigo, Sirius Black, despatarrado en boxers y camiseta sobre SU sofá y comiendo SUS palomitas de maíz.

- ¿Se puede saber qué demonios haces aquí? -demandó James, frotándose las sienes con los dedos. A veces Sirius era como un hijo malcriado, una carga de la que no se libraba ni por decreto de gobierno.

- Comer -indicó el moreno en tono de "¿qué no es obvio?", con la boca llena de palomitas.

- Sí, comerte MIS palomitas -gruñó James, arrebatándole el bol. Al ver que Sirius abría la boca para protestar, soltó la pregunta del millón:-. ¿Cómo entraste?

- La recepcionista me dio la llave -contestó su amigo con una sonrisa de oreja a oreja-. Doris Crockford. Encantadora chica.

James decidió que no quería saber lo que había hecho para obtenerla y pasó a la siguiente pregunta:

- ¿Qué quieres? Dinero no tengo. Y por lo visto privacidad tampoco -añadió mirándolo con rencor.

- Ah, pero del dinero no te tienes que preocupar -Sirius hizo un gesto con la mano, como para apartar a un mosquito que revoloteaba a su alrededor-. Me mudo contigo.

James se dejó caer en una butaca. Efectivamente, su suerte iba de mal en peor.

Fue exactamente a las nueve de la mañana que Lily decidió que aquel se estaba convirtiendo en el peor día de su vida. ¿Por qué? Bueno, en orden cronológico la cosa iba así:

7:50 am- Sarah apagó el despertador, ocasionando (una vez más) que Lily se despertara tarde.

8:05 am- Al salir del apartamento, la pelirroja tuvo la desgracia de cruzarse con James, que gateaba por el suelo como un ciego, sin sus gafas y sólo llevando boxers. Detrás de él, Sirius reía como un poseso al tiempo que zarandeaba los anteojos y le indicaba a Lily con un dedo que no hablase. \\ Nota mental: llamar a San Mungo lo antes posible \\ todo lo que va entre "\\" y con cursiva son los pensamientos de Lily ;)

8:06 am- Aparecida en la oficina, Lily se enteró de que la secretaria había faltado y que, por ser la empleada más patética, su tarea sería reemplazarla. \\ ¿Será demasiado temprano para beber un trago? \\

8:30 am- Papeleo. \\ Alguien máteme. \\

8:31 am- Un capuchino para Rita. \\ Por lo visto ser secretaria implica además, oficiar de esclava personal de Skeeter. \\

8:32 am- El capuchino no tenía la suficiente cantidad de espuma. \\ Estoy considerando añadirle cianuro. \\

8:33 am- Estaba aguado. \\ ...O ingerirlo yo. \\

8:34 am- Ya no le apetecía el capuchino. \\ No, el cianuro no va a ser suficiente. Merece sufrir: la haré escuchar a Britney Spears toda la tarde. \\

9:00 am- Rita quería que le diera un masaje. En los pies. \\ Ya es oficial: mi vida apesta. \\

No hace falta decir que, cuando por fin salió del trabajo, Lily estaba deshecha. Y no sólo porque Rita tenía juanetes del tamaño de croquetas; sino también porque una vez más, al pasar junto al escritorio de Jason Dunstar (el bombón de la columna de "Pregúntale a Jason"), lo había encontrado hablando con Sasha Summers (la zorra y Barbie oficial de Corazón de Bruja). Según su filosofía de vida, no debería importarle, pero no podía evitarlo. A veces, por mucho que lo negara, no podía evitar querer ser feliz.

Suspiró, resignada, y se dispuso a emprender la caminata de regreso. No le gustaba aparecerse, y por lo general sólo podía hacerlo una vez al día, de modo que no tenía más remedio que volver a pie. Además, en Magnolia's no estaba permitida la Aparición; por lo que debían emplear la cafetería para eso, que sí estaba protegida de la vista de los muggles.

De cualquier manera, tenía que...

Lily se detuvo en seco y se quedó boquiabierta al ver la espectacular Harley Davidson que estaba aparcada justo en frente del edificio del que acababa de salir. Pero más sorprendente aún era el joven que estaba recostado contra ella, luciendo una chaqueta de cuero y con el pelo más revuelto que nunca: James Potter.

- Creí que estabas quebrado -fue todo cuanto el orgullo de Lily le permitió decir.

James esbozó una sonrisa, consciente de que todos los colegas de la pelirroja que salían lo miraban con curiosidad. Sabía el efecto que causaba en la gente, y le encantaba. Instintivamente, se pasó una mano por el pelo.

Lily puso los ojos en blanco. Sabía lo que estaba pasando por la vacía cabeza de James, y le daba náuseas. Instintivamente, le dio un golpe en la frente.

- ¡Oye! -protestó él, y miró paranoicamente a su alrededor-. ¿Qué tal si alguien te ve?

- Dudo que haya algo peor que la humillación de ser vista con una imitación barata de John Travolta -Lily descartó esa posibilidad con indiferencia.

- Tú no eres precisamente una modelo de Victoria's Secret -repuso James, cruzándose de brazos como un niño al que se le ha negado un dulce. Y tras unos segundos así, planteó su duda existencial:-. ¿Y por qué John Travolta? Es mi pelo, ¿verdad?

Por respeto a las pocas neuronas que debían quedarle al chico, Lily reprimió su impulso de golpearlo y volvió a concentrarse en la motocicleta. A través del flequillo, sus ojos la recorrieron con interés, admirando su elegancia y su porte. Ella sabía aún menos de motos que de autos, pero aún así, podía apreciar que aquella era una obra de arte.

James, que hasta entonces había estado observándose el pelo en el espejo retrovisor para comprobar por sí mismo si de verdad tenía algún parecido con John Travolta, notó la fascinación de la pelirroja y le comunicó:

- Es de Sirius. Bonita, ¿no?

Lily se mordió el labio, negándose a mostrarse de acuerdo con James Potter.

- ¿Se puede saber qué haces aquí? -disparó al fin, girándose para encararlo.

James sonrió inocentemente.

- Tu tía me pidió que pasara a recogerte, eso es todo.

- Me voy caminando -terció Lily, girándose-. Sería más seguro ir con el Diablo que contigo.

James apretó los dientes. A veces quería destrozarle la tráquea a esa pelirroja terca.

- Vamos, no seas tonta -insistió-. Llegaremos antes de que te des cuenta, y además...

Ella no lo escuchaba. Su orgullo era fuerte, pero tenía que admitir que estaba exhausta y no podía esperar a llegar a casa para poder acostarse hasta el día siguiente.

- De acuerdo -accedió con un gruñido, volviéndose lentamente-. Pero sólo porque estoy cansada. Y porque he tenido un muy, muy, muy mal día -añadió, mientras se subía a la moto, detrás de James.

El moreno ajustó el espejo retrovisor, sonriendo triunfal mientras su acompañante se colocaba el casco. ¡Ja! La tenía. "Va a encantarle mi sorpresa" pensó con malicia, una vez que se pusieron en marcha. Casi se le escapó una risita socarrona al imaginar la cara que pondría la pelirroja, pero supo contenerse a tiempo.

Por su parte, Lily se aferraba con delicadeza a los hombros de James, tan agotada que apenas había notado que la velocidad aminoraba y que se detenían en un lugar en el que ella jamás había estado.

- Tenemos que hacer una pequeña parada -explicó James, quitándose el casco y bajándose de la motocicleta, sin poder reprimir una sonrisa de medio lado.

Lily frunció el ceño y contempló el pequeño pero nada modesto local que tenía delante: una llamativa peluquería en cuyo escaparate se exhibían brillantes envases de productos para el cabello, pelucas de todos los colores y estilos y una enorme foto de un hombre de rizos rubios, ojos azules y despampanante sonrisa, que sostenía unas tijeras.

La pelirroja enarcó las cejas.

- Potter, lo de Travolta sólo era una broma, no seas tan vanidoso...

James abrió la boca para replicar, pero al final no dijo nada, y ambos entraron al local.

De inmediato los recibió un hombre de inmaculados rizos dorados, ojos azules y sonrisa de anuncio: el mismo que el de la foto.

- ¡Buenas tardes! Bienvenidos a Tijeras Lilas, la peluquería número uno del mundo mágico. Y están de suerte hoy, ya que tendrán la bendición de ser atendidos por el astro en persona, ¡Gilderoy Lockhart! -fue la modesta presentación del tipo-. ¿Y quién es el afortunado? -inquirió, paseando su vista de James a Lily, sin dejar de sonreír como si lo estuvieran filmando.

- Él -respondió Lily, señalando a James.

- Ella -contestó James, apuntando a Lily.

Lockhart parpadeó, confuso pero sonriente. Aquello era demasiado para sus dos neuronas.

- Es ella -declaró James, cubriéndole la boca a una aturdida Lily con una mano y sosteniéndola con la otra (oara evitar que la víctima... es decir, clienta; se diera a la fuga)-. Sólo un corte... y será mejor que la ate al asiento -le aconsejó en un susurro.

Lily intentó poner resistencia, pero tras cinco minutos de forcejeo fue penosamente derrotada y amarrada a una de las sillas de la peluquería. James sonrió satisfecho y se recostó en una confortable butaca, ignorando por completo las quejas de la pelirroja y la cháchara de Lockhart.

- No te preocupes, cariño, estás en manos profesionales -la tranquilizó Lockhart, y se quedó viendo el amplio arsenal de tijeras que tenía delante. ¿Debía usar las de plástico o las de podar?

·&·&·&·

Fin del capítulo 2.

Como verán, es recién en este capítulo que la trama comienza a establecerse. Para el próximo las cosas se pondrán más moviditas y complicadas.

Algunos adelantos del próximo:

... Nos enteraremos de si James aceptó o no aceptó el trato, y por qué.

... El resultado de la visita a la peluquería de Lockhart... ver (bueno, leer) para creer.

... La verdad sobre la mudanza de Sirius.

... Entrarán algunos personajes nuevos a empeorar la situación. Una pista: uno de ellos ya ha sido mencionado en un par de ocasiones ;).

Principalmente espero sus teorías y sugerencias (y etc. etc.) :), pero aunque sea sólo para decir que les gustó o no, no olviden dejarme reviews! Cada uno de ellos apoya la historia y ayuda a que se haga más conocida .

Besos!

Maru.

http/xfullmoonx.