27. LA INICIACIÓN

Draco arrugó con furia la carta que la lechuza de su padre le acababa de entregar y se la tiró a la lechuza que sin tener la culpa de nada abandonó la habitación del rubio furiosa. No quería hacerlo pero no le quedaba otro remedio, además Snape se lo había pedido y no podía fallarle. Iba a hacerlo, no iba a protestar, al día siguiente ya sería un mortífago pero antes necesitaba hacer una cosa antes de que su brazo se ensuciara por la marca tenebrosa.

Ya tenía un plan así que se fue a desayunar deseando que nada le impidiera ponerlo en marcha. Cuando llegó al Gran Comedor dirigió su mirada a la mesa de Gryffindor como era habitual en él en éste último año. Lo que vio no le gustó nada, Ginny se reía con Potter del estúpido de Weasley que le estaba gritando algo a la sabelotodo de Granger. Desde que él y Ginny habían acabado él no había dejado de verla por todo el colegio con el trío maravilla, parecía que su hermano le había perdonado por estar con él, a saber cual era la excusa que le había puesto la pelirroja a su hermano para que lo olvidara todo. Lo peor para el rubio no era verla con el trío maravilla sino verla con Potter, parecían inseparables, siempre que veía al moreno estaba acompañado de la pequeña de los Weasley a excepción de en las clases que gryffindor y slytherin tenían juntos.

Sabía que Ginny ese día tenía Cuidado de Criaturas Mágicas porque se había llegado a aprender su horario cuando todavía estaba en guerra con ella. Pero ahora no quería que esa guerra siguiese y a pesar de saber que lo que iba a hacer no iba a mejorar su relación con ella abandonó el Gran Comedor antes de que lo hiciera la pelirroja y cuando ella salió caminó de la cabaña del guardabosques la interceptó.

"Hola Weasley" Ella no necesitaba volverse para saber quien le estaba hablando.

"¿Qué quieres Malfoy?" Dijo ella con una indiferencia que dañó al rubio.

"¿Por qué no viniste ese día a la torre de astronomía?" Draco sabía perfectamente que ella había ido y sabía que era lo que ella había oído pero necesitaba una excusa para hablar con ella, cualquier cosa.

"Te interesa saberlo un mes después de que dejara plantado al gran Draco Malfoy" Contestó ella con sorna.

"Sí" Contestó él simplemente poniendo a prueba a la temperamental pelirroja.

"Eras un juego y me aburriste" Draco sonrió por dentro sabiendo que le mentía pero entendiéndola ya que ella siempre había tenido algo que él admiraba, orgullo que no llegaba a ser soberbia.

"¿Pensabas comunicármelo en algún momento?" Le preguntó él en el mismo tono.

"No" Sin dirigirle una mirada empezó a andar pero él se lo impidió poniéndose delante.

"¿Me vas a negar que era un juego divertido?" Los ojos de Ginny se llenaron de desesperación ante la actitud del rubio.

"Sí" Por primera vez desde que esa conversación había comenzado ella le miró a sus ojos grises y en ellos vio la mirada que la había fascinado y que le había hecho enamorarse.

"Ah ¿sí?" Preguntó Draco con una voz sensual "¿Puedes demostrármelo?" Los ojos de Ginny se llenaron de incomprensión ante la extraña pregunta. "Sé que no eres capaz" Para apoyar estas palabras Draco acabó con la escasa distancia que los separaba y rozó con sus labios los de la pelirroja. Ella no se inmutó, al menos eso le pareció al rubio que no pudo notar el escalofrío que recorrió la columna de la gryffindor. Se separó un poco y al ver la sonrisa de burla en los labios de la pelirroja dijo: "Eso está muy bien, pero no me demuestra nada"

Se volvió a acercar a ella pero esta vez a la vez que acercaba sus labios con sus brazos acercaba la cintura de la pelirroja a la suya, ella no reaccionó, ni le separó ni se acercó, simplemente se dejó hacer mientras por dentro su mente luchaba con su corazón por no abrazar al rubio. Él hizo suyos los labios de la pelirroja como si fuera la última vez y le demostró en este beso toda la pasión y ternura que sentía por ella. Ella seguía quieta, sin inmutarse ante la desesperación del rubio que finalmente se dio por vencido y se separó mirando a los ojos castaños de la chica que irradiaban una frialdad que el rubio estaba acostumbrado a ver cuando se miraba en el espejo.

"¿Quieres más demostraciones?" Le preguntó ella con una sonrisa de indiferencia.

"No y además tú eras una apuesta, solo que creía que podías llegar hasta mi cama, seguro que te hubiera gustado." Ginny se encogió de hombros y el rubio se fue sabiendo que con esa frase había puesto el punto final a su relación con la pequeña de los Weasley.

En la poca distancia que le separaba del castillo la rabia se fue apoderando de Draco. No esperaba que Ginny le tratara así, esperaba gritos, insultos, comentarios desagradables, rabia en sus preciosos ojos castaños, pero no indiferencia, no frialdad. Quizás para ella solo había sido un juego, antes de cruzar la puerta que la ocultaría de su vista la miró por última vez. Allí seguía ella, parada, sin hacer un gesto, sin moverse. Antes de cruzar la puerta Draco no pudo evitar despedirse de ella.

"Adiós pelirroja" Tras suspirar entró en el castillo caminándose al destino que su padre había firmado el día que había secundado a Voldemort.

Ginny sentía los pasos del rubio alejándose de ella para siempre, era incapaz de moverse y más cuando sintió la mirada del rubio clavándose en su espalda, por fin notó como se desviaba y como el rubio entraba en el castillo. Entonces el carácter de Ginny empezó a aparecer. Primero un silenciosa lágrima rodó por su mejilla sin que ella hiciera nada para evitar que cayera. Cuando la lágrima tocó el suelo otra apareció en los ojos de la pelirroja pero ésta se la quitó con furia mientras sentía que sus piernas flaqueaban y se caía al suelo de rodillas. Las lágrimas recorrían las mejillas de la pelirroja sin que ella pudiera evitarlo lo único que hacia ella era repetir susurrando "Te odio" Una y otra vez controlándose para no salir corriendo detrás de él y decírselo a la cara, queriendo hacerle tanto daño como él le había hecho a ella pero sabiendo que para que él sufriera tanto como ella lo estaba haciendo el rubio tenía que quererla como ella le quería a él

Tras diez minutos sentada en el césped, se limpió los ojos y se levantó prometiéndose que no se lo volvería a hacer, no conseguiría que derramara ni una lágrima más por él y muy dignamente se dirigió a su clase de cuidado de criaturas mágicas a la que ya llegaba tarde.


El día se le había hecho muy largo a Draco, lo cierto es que por una parte no quería que llegara la noche pero por otro lado deseaba que ese mal trago pasara cuanto antes. A pesar de los deseos contradictorios del rubio la noche llegó.

A las diez menos cuarto salió de la sala común de Slytherin tras desembarazarse de Pansy que quería acompañarle fuera a donde fuera. Diez minutos después ya estaba en el límite del bosque prohibido donde su padre le había informada que le esperarían. Tuvo que esperar un poco pero enseguida apareció Goyle, el padre de su compañero de curso, y le pidió que le acompañara. Draco se agarró del brazo del mortífago y se desaparecieron, inmediatamente después apareció enfrente de un gran castillo en el que nunca había estado. Sin decir nada el mortífago se puso a andar y Draco le siguió también callado. Enseguida llegaron a una gran puerta enfrente de la cual Goyle se paró y llamó. La puerta se abrió mientras que por ella salía una gran serpiente que les ignoró. Goyle entró seguido de Draco.

La sala estaba llena, en el medio había un gran trono desde el que Voldemort miraba al que pronto se convertiría en su nuevo mortífago. A su lado Draco pudo reconocer a Colagusano que mantenía la cabeza agachada para demostrar el respeto a su amo. Draco no pudo reconocer a nadie más a pesar de que la sala estaba repleta. Draco calculó que habría unos treinta mortífagos entre los que seguro se encontraban su madre, su tía Bellatrix y Severus pero era incapaz de reconocerlos puesto que todos estaban tapados con máscaras. Sabía muy bien lo que tenía que hacer porque su padre se lo había repetido desde que era pequeño así que lo hizo, sin dudar se acercó al trono por el pasillo que habían formado para tal fin las decenas de mortífagos que allí se encontraban, no miró a los lados y tampoco miró a la cara del Señor Tenebroso, su mirada estaba fija en sus pies. Cuando estaba a dos metros del trono se arrodilló y esperó a que Voldemort dijera algo. Voldemort se levantó y dio una vuelta alrededor del rubio observándolo.

"Veo que ya has crecido lo suficiente para convertirte en mi seguidor Draco" Le dijo con una voz tan fría que el chico se estremeció. "¿Estás dispuesto a seguirme fielmente?"

"Sí, señor" Dijo Draco con una voz que no dejaba ver los nervios que le recorrían.

"¿Estás dispuesto a acudir siempre que te llame anteponiéndome a todo lo demás?"

"Sí, señor"

"¿Estás dispuesto a morir defendiendo nuestros ideales?"

"Sí, señor"

"¿Estás dispuesto a morir por mí?"

"Sí, señor"

"Muy bien Draco, espero que todo eso sea verdad, por tu bien. Levántate" Le ordenó, el chico lo hizo sin dudar. Entonces Voldemort entró en la mente del rubio. Draco también estaba preparado para esta parte de la ceremonia aunque no había sido su padre quien le había advertido de esto sino Severus, desde su primer año en Hogwarts había tenido clases semanales en las que Severus le había enseñado Oclumancia así que cerró sin problemas su mente y le mostró al Señor Oscuro solo lo que él quería que viera. Sintió que la invasión de Voldemort era débil, mucho más débil que las de su antiguo profesor de pociones, se asombró al descubrir que su amigo era más poderoso que el mago más temido de la época al menos en un aspecto. Este trámite lo pasó también sin problemas.

Ahora solo quedaba el último y el más doloroso, le iban a marcar como al ganado. Desde su espalda Voldemort murmuró un hechizo y el rubio empalideció al sentir como si miles de agujas se clavaran en su brazo derecho, iba perdiendo fuerza, tenía ganas de llorar, necesitaba gritar pero sin embargo no abrió la boca. Poco a poco el dolor fue cesando y Draco se empezó a sentir mejor.

"Veo que no vas a ser una mala adquisición" Dijo Voldemort mientras volvía a su trono, Draco inclinó la cabeza en señal de respeto. "Cuando tenga alguna misión para ti te llamaré. Ya puedes volver a Hogwarts" Esta última palabra la dijo con desprecio "Severus, Bellatrix, acompañadle" Dos mortífagos dieron un paso hacia delante y se colocaron a ambos lados del rubio.

Empezaron a caminar en silencio hasta que salieron del castillo y Bellatrix rompió el hielo.

"Estoy orgullosa de ti Draco, sabía que ibas a ser mejor que el blandengue de tu padre"

"Gracias" Dijo Draco mirando a Snape que al igual que la mortífaga se había quitado la máscara. "¿Qué tengo que hacer ahora?" Les preguntó a ambos.

"Solo esperar" Dijo Snape.

"Es cierto Draco estamos preparando un gran golpe en el que tu estarás involucrado pero te contaremos todo a su debido momento. Ya acompaño ya a mi sobrino a Hogwarts" Le dijo Bellatrix a Snape que negaba con la cabeza ya que necesitaba hablar con el rubio aunque no pudiera delante de la mortífaga.

"Nos ha enviado a los dos y no queremos desobedecer al Señor Tenebroso¿verdad?" Ella aceptó a regañadientes.

Draco se agarró al brazo de su tía y los tres se desaparecieron para aparecerse en el bosque prohibido.

"A partir de ahora cuando nuestro señor te llame con tocar tu marca podrás desaparecerte aunque aún no hayas pasado el examen" Draco asintió a su tía con la cabeza esperando la órdenes de Snape.

"No le cuentes esto a nadie" Dijo por fin el antiguo profesor de Hogwarts "No alardees de ello que nos conocemos porque como se entere algún profesor te arruinarán y no podrás servir a nuestro señor porque serás enviado a Azkaban. Y ahora es menos importante porque no sabes nada, si te cogen por bocazas y tú conoces alguna misión haremos todo lo posible por acabar contigo porque te preferimos muerto antes que vivo y cantando como una gallina" Le dijo con desprecio Snape. Draco volvió a asentir y al ver que ninguno de los dos tenía nada más que añadir se separó de ellos y se dirigió al castillo.

Iba confuso, no sabía que era lo que le quería decir Snape, quizás le quería decir que le dijera a Tonks y a Dumbledore que le habían iniciado. Ahora no sabía bien que hacer, además no podía despertar ni al director ni a la profesora de defensa, lo mejor sería tomar la decisión al día siguiente.

Según se acercaba al castillo Draco se iba dando cuenta de una cosa, para él la verdadera guerra había comenzado.

¡Hola! Como he recibido muchos reviews y me he puesto muy contenta y como he tenido tiempo estoy subiendo el capítulo antes de irme de viaje. Yo creo que como he sido buena me merezco una recompensa en forma de review para llevarme una alegría cuando vuelva de mi viaje. ¡Por favor!

Yendo a lo importante, es decir, la historia he hecho cálculos y creo que contando con el epílogo (que ya está escrito, jeje) solo quedan cuatro capítulos más, quizás cinco y espero poder escribirlos y subirlos antes de mis vacaciones de verano porque sino hasta septiembre no podría acabar la historia y sería una pena teniendo en cuenta que queda tan poquito.

Espero que os haya gustado este capítulo, en él ya aparece algo de Draco- Ginny que ya iba siendo hora como me habéis recordado.

De momento creo que nada más, bueno, que me dejéis muchos reviews con vuestra opinión y que muchos besos.