Holaaaaaa aquí con otro nuevo capitulo, espero estar actualizando cada miércoles o jueves n n
Pili-Chan- ejem… respecto a tus parejas wuajiras, me evitaré los comentarios así que pasaré al siguiente tema XD, que bueno que te gustó el capitulo, y respecto a Miroku, creo que le toca quedarse solito en ese fic que planeas, no creo que muera de desamor o si? Espero que te guste este capitulo n n tengo planeado para el próximo capitulo por fin aclarar quien es el que le manda las cartas a Izayoi, aunque creo que sacarán sus conclusiones al termino del capitulo. Saluditos
Irma-Lair- que gusto leerte por aquí n n que bueno que te gusta la pareja de InuTaisho y Kagome la verdad si se me hace tierna, aunque también será tierna la próxima parejita n n
Kikyo88- Si InuTaisho es de lo más tierno, tenia que dejar en la lela a Kagome si no no iba a querer nada con él, aunque sea un Adonis (babeo) es precioso, yo quiero uno! TT espero encontrarlo pronto, pero que no sea casado XD
Inumoonhp- bien, creo que Izayoi se sentirá algo acosada en este capitulo, pobrecita T-T le mandan cartitas y ni sabe de quien son –que cobarde ¿no crees?
Huevito- perdon por tardar tanto T T pero creo que esta vez no me tarde mucho que digamos, un semana, espero que te guste el capitulo!
Picasso- ¿Cómo que Touga? Donde viste eso, ya me preocupaste de verdad que me has hecho sufrir, bueno el nombre lo saqué de la tercera película ah! Como amo esa película, bien espero que respondas mi preguntita XD.
.:Cada día estás más lejos:.
Izayoi no dejaba de pensar en el poema, siguió su camino y llegó a la florería en la que trabajaba junto con su mejor amiga la dueña le había pedido que le ayudara dando clases de adornos florales, a lo que Izayoi no pudo negarse, de cualquier forma no había mucho que hacer en casa.
-Buenos días.
-Buenos días Izayoi, ¿Cómo estas hoy?
-Muy bien, gracias.
-Llegas temprano.
-Si, algo.
-Andas en la luna… ¿puedes hacerme un favor?
-Claro.
-Quédate a cargo de la florería mientras voy por un pedido, no tardo nada.
-Si, no te preocupes.
-Gracias.
-Buenos días. –Dijo un hombre alto, de cabello negro y ojos grises.
-… buenos días.
-¿Ya desayunaste?
-Si, gracias.
-Te ves muy linda hoy.
-Gracias.
-¿Algún día me dejarás de hablar con tanta indiferencia?
-No lo creo.
-Sabes lo que siento por ti desde hace mucho tiempo.
-Y usted sabe que estoy casada desde hace mucho tiempo.
-Te quiero…
-Ya me lo había dicho muchas veces, pero yo no lo quiero Takemaru.
-Siempre es lo mismo.
-Si, no se porque insiste tanto.
-La esperanza es lo último que muere. –Lo dijo en un tono juguetón para tratar de aligerar el momento.
-Las alumnas ya no tardan en llegar.
-Esta bien, ya me voy, pero si acepta tomar un café conmigo cuando salga de aquí.
-No.
-Bien nos vemos mañana.
-Bye, bye. Pero que tonta soy seguramente él mandó el poema, de verdad que nunca se da por vencido.
Mientras salía Takemaru, iba entrando Hitomi, la amiga de Izayoi y ambos se saludaron.
-¡Que guapo es!
-Te lo regalo, todos los días viene siempre es lo mismo, ya me acostumbre.
-Deberías salir con él algún día.
-Estas mal de la cabeza, yo amo a InuTaisho ningún hombre le llega ni a los talones.
-Aun así, un respiro no le afecta a nadie.
-Ya cállate Hitomi.
Izayoi salió de la florería y fue directo a su casa, ese día era algo tarde porque se había quedado platicando con Hitomi, quien a pesar de sus 36 años seguía soltera y jurando que así era feliz y que lo último que haría sería casarse y tener hijos.
A Izayoi le divertían mucho sus pláticas, sobre todo sus aventuras amorosas, que Izayoi afirmaba que más de una había salido de la peor y más cursi telenovela, sonó su celular sacándola de sus pensamientos, vio que era InuTaisho.
-¿Qué pasa amor?
-Te llamo para avisarte que tengo junta hoy y que llegaré tarde.
Izayoi le contestó con un tono bastante desanimado. –Esta bien, nos vemos en la noche, bye. –Izayoi dio un gran suspiro y cerró el celular, últimamente InuTaisho tenía muchas "juntas" o "reuniones".
-No pienses mal, no pienses mal, sola te estas haciendo ideas extrañas en la cabeza.-Se decía a si misma una y otra vez.
Anochecía y Kagome esperaba impaciente la llegada de InuTaisho.
La espera se le hizo eterna a pesar de la puntualidad de InuTaisho.
-Hola
-Hola ¿Cómo estas?
-Bien gracias
-¿Nos vamos?
-Si
-¿Te gusta el sushi?
-Si
Fueron a una barra de sushi donde Kagome le platicaba entretenidamente sobre su vida, su hermana, de cuando sus padres se habían divorciado, InuTaisho escuchaba atentamente cada palabra que decía.
Cuando terminaron de cenar InuTaisho le pregunto a Kagome si tenía urgencia de llegar a su casa, que quería ir a otro lugar, ella respondió que estaba bien.
-¿A dónde vamos?
-Al mirador ¿te parece bien?
-Si, hoy es una hermosa noche, seguro la vista será maravillosa.
Cuando llegaron ambos se bajaron del carro y se sentaron en el cofre a ver la ciudad y las estrellas.
-Se ven muchas estrellas hoy.
-Es verdad, se ve precioso.
Cuando ambos vieron hacia el cielo pasó una estrella fugaz.
-¿Viste eso Kagome?
-Si, ¿Pediste un deseo?
-Claro.
-Dime que pediste.
-No, porque no se cumplirá.
-A ver entonces dime el tuyo.-Dijo Kagome.
-¿y si no se cumple?
-Pues entonces era mentira lo de las estrellas fugaces.
-Esta bien te lo diré.
-¿Si? ¿Cuál fue?
-Que seas mi novia.
-¿Eh?
-¿Los deseos que se piden a las estrellas fugaces se hacen realidad?
-Si…
InuTaisho abrazó a Kagome y por fin pudo besarla plenamente se separaron un poco y se sonrieron uno a otro.
-Te quiero Kagome.
-Y yo a ti… quiero preguntarte algo.
-¿Dime?
-Este… ¿tienes hijos?
InuTaisho dio un gran suspiro y contesto.
-Si, tengo dos hijos.
Kagome sintió una extraña sensación en el estómago.
-¿Cuántos años tienen?
-El mayor tiene 26 y el menor 19.
-¿Eres casado?
InuTaisho contestó tratando de no pensar para no delatarse con su mirada.
-No, no soy casado.
-¿Y... la mamá de tus hijos?
-Son hijos de madres diferentes.
-¿Madres diferentes?
-La madre de mi hijo mayor murió cuando él era solo un niño.
-¿Y la segunda?
-Las cosas no salieron bien y nos divorciamos hace ya un par de años, discutíamos mucho.
-Con razón.
Antes de que Kagome preguntara algo más InuTaisho volvió a besarla, como había deseado estar de esa manera.
Kagome llegó a su casa en una nube, no podía creerlo, era algo tarde pero tenía que contarle a Sango.
Marcó rápidamente el número que ya se sabia de memoria.
-¿Bueno?
-Sango, tengo que contarte algo.
-Esperame. –Se escuchó cuando subió las escaleras y cerró la puerta. –Ahora si.
-Ya ando con InuTaisho.
-¿De verdad?
-Si acabo de llegar.
-Pero cuéntame todo, pero antes dime le preguntaste si era casado.
-Sí, sí le pregunté.
-¿Y?
-No, no es casado, es divorciado y también viudo.
-Amiga… eso se oye como de novela…
-¿Me vas a dejar que te cuente o no?
-Ya pues cuentame.
Kagome le contó todo con lujo de detalles.
-Es un amor Sango.
-Te felicito amiga.
-Ya me voy a dormir.
-Bye, que sueñes con tu príncipe InuTaisho.
-Eso espero.
Ambas se despidieron sonrientes, aunque Sango tenía un mal presentimiento.
InuTaisho entró silenciosamente a la habitación todo estaba apagado, Izayoi se encontraba recostada, a lo que InuTaisho supuso que estaba dormida.
-¿Cómo te fue en la junta?
-¿Eh?... bien gracias.
-Debes estar cansado, últimamente has salido muy tarde del trabajo.-Dijo Izayoi en una forma cariñosa aunque algo le decía que las cosas no estaban bien, las miradas evasivas, las excusas, llegadas tarde, todo la hacia sospechar aunque no quería inventar "falsas" historias en su cabeza por lo que trataba de estar lo más tranquila posible.
Al día siguiente InuTaisho llamó a Kagome para decirle que iría por ella después de la escuela para que fueran a comer juntos, a lo que Kagome aceptó gustosa.
-Sango, voy a decir que vamos a comer a tu casa.
-¿Para que tanta mentira Kagome? No tiene nada de malo.
-No creo que le agrade a mi mamá que salga con alguien que me dobla la edad.
-Para el amor no hay edad.
-Si, lo dices porque Miroku y tu son de la misma edad.
-Esta bien, ya quieta esa cara sabes que diré que vamos a comer a mi casa.
-Te debo una.
A la hora de la salida InuTaisho esperaba a Kagome, la saludo con un beso en los labios y le dio una rosa roja.
-Gracias.
-Espero que no estés aburrida de las rosas.
-¿Eras tu?... muchas gracias, estaban hermosas. –Kagome no pudo evitar reírse al igual que InuTaisho.
Al mismo tiempo Izayoi hizo planes para salir con su amiga Hitomi, antes de irse revisó el buzón donde encontró otra carta para ella sin remitente.
-¿Por qué esa cara amiga?
-Mira, es la cuarta que recibo.
-Pues ábrela.
-No, la voy a tirar a la basura.
-Si no la quieres dámela para ver que dice.
-Eres una chismosa y entrometida.
-No me importa, préstamela, es larga pero te la leeré. –Hitomi abrió la carta y la leyó en voz alta.
Te vi un punto, y flotando ante mis ojos
La imagen de tus ojos se quedó,
Como la mancha oscura, orlada en fuego,
Que flota y ciega si se mira al sol.
Adonde quiera que la vista fijo
Torno a ver tus pupilas llamear;
Más no te encuentro a ti, que es tu mirada:
Unos ojos, los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro
Desasidos fantásticos lucir;
Cuando duermo los siento que se ciernen
De par en par abiertos sobre mí.
Yo sé que hay fuegos fatuos, que en la noche
Llevan al caminante a perecer;
Yo me siento arrastrado por tus ojos;
Pero a donde me arrastran, no lo sé.
Como se arranca el hierro de una herida
Su amor de las entrañas me arranqué,
Aunque sentí al hacerlo que la vida
Me arrancaba con él.
Del altar que le alcé en el alma mía
La voluntad su imagen arrojó,
Y la luz de la fe que en ella ardía
Ante el ara desierta se apagó.
Aun para combatir mí firme empeño
Viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
En que acaba el soñar!
Como se arranca el hierro de una herida
Su amor de las entrañas me arranqué,
Aunque sentí al hacerlo que la vida
Me arrancaba con él!
-Wow lo traes loquito, seguro que es del enfermo de Takemaru.
-Sí, yo también lo pensé.
-Pero, pensándolo bien a él no se le ve cara de escribir poemas y cartas de amor anónimas, es más bien directo.
-Sí, tienes razón.
-Guárdala.
-No, estas loca.
-Quien lo haya escrito es hermoso.
-Sí, porque esos poemas ya existían.
-Sí, sí no importa sabes que a mi no me gustan esas cursilerías de leer poemitas de amor.
-Aja…
-La persona que te envió esto siente algo muy especial por ti.
-¿y si InuTaisho la encuentra?
-No la encontrará, ven vamos adentro.
-¿Qué no íbamos a comer?
-Ahorita pedimos algo.
Ambas mujeres entraron a la casa, Sesshomaru estaba sentado en el sillón viendo la televisión.
-Buenas tardes.-Dijo Hitomi ante él que se cansó de jurarle a Izayoi era el hombre más atractivo que había visto en su vida.
-Buenas tardes. –Respondió Sesshomaru con su habitual tono de indiferencia.
Subieron las escaleras y cerraron la puerta de la habitación.
-Esta buenísimo el hijo de InuTaisho.
-Ni lo veas es menor que tu, enferma.
-Pues no se ve tan chiquito y si quiere saber algo se lo enseño. –Ante la mirada de Izayoi no le quedó otra más que reír. –Ni que fuera la primera vez.-Le comento aguantándose la risa.
-Ya, ahora dime donde vas a guardar eso.
-¿De verdad eres inocente o te haces?
Hitomi se dirigió al baño, abrió la puerta de un mueble grande que estaba cubierto de espejo.
-Aquí esta lo que buscaba. –Hitomi sacó una cajita azul con flores blancas.
-Oye deja eso.
-Esto es algo que InuTaisho nunca revisará, solo que sea un fetichista o algo así. Aunque no lo creo. ¿No lo es o sí?
-Claro que no.
Abrió la pequeña caja azul con letras violeta. Jaló uno de los pequeños tubitos de plástico que estaba cubierto de papel blanco, sacó la parte de algodón y la tiró a la basura, hizo un rollito con la carta y la guardó dentro.
-¿Ves? Guardas las que le quepan, cuando ya no quepan pues sacas otro y listo.
-Estas loca, saca eso de allí.
-No te quejes le pongo emoción a tu vida, ¿crees que no me he dado cuenta?
-¿De que?
-Te la pasas en la luna, eres un desastre, tu no eres así, dime ¿pasa algo malo con InuTaisho?
-No.
-No me digas mentiras.
-Me figuro casas eso es lo que pasa.
-¿te figuras cosas?
-Creo que anda con otra mujer, pero seguro son figuraciones mías.
-No, no te figures cosas de las que no estas segura, si tu no ves ni escuchas nada no te mortifiques, si él está saliendo con otra mujer algún día lo sabrás, pero no te amargues. Creo que no soy muy buena dando consejos.
-No, no lo eres… pero no sé que hacer.
-Estoy segura de que todo saldrá bien.
Mientras InuTaisho comía junto a Kagome recibió una llamada.
-¿Bueno?
-¡InuTaisho!
-¡Hosenki! ¿Cómo has estado?
-Bien, pasándola muy bien, para eso te llamó, es que voy a hacer una reunión privada en mi casa el siguiente fin de semana.
-¿Qué tan privada?
-Mira, lo que pasa es que, como decirte… estoy estrenando, así que si tu esposa va y se entera, pues la mía también, ¿me entiendes no?
-Claro, entonces nos vemos el sábado.
-Bye.
-Kagome…
-¿Dime?
-Vamos a una fiesta el sábado, ¿crees poder ir?
-Creo que si
-Píenselo bien, si no puedes no te preocupes.
InuTaisho parecía no cansarse de abrazar a Kagome. –Ya tengo que irme a la oficina, ¿te llevo a tu casa?
-Sí, está bien.
Cuando llegaron Kagome rápidamente se despidió y se metió a la casa.
Esa noche cuando InuTaisho llegó a su casa, encontró a Izayoi leyendo un libro, sentada sobre la cama, le dio un beso en la mejilla para saludarla.
¿Cómo te fue hoy?
-Bien.
-¿Quieres cenar?
-No, no tengo hambre, prefiero dormir, hasta mañana. –InuTaisho se recostó mientras Izayoi lo miraba fijamente, no recordaba ni un solo día en que le hubiera hablado tan poco y tan indiferente, se llenaron sus ojos de lágrimas aunque no tanto como para llorar.
Así transcurrió la semana, cada día que pasaba Izayoi se sentía más y más alejada de él, y cada vez suspiraba más al leer los poemas que le llegaban a diario, hubo días que llegaron dos cartas una en la mañana y otra en la tarde, obviamente no llegaban por correo no tenían sello ni timbre postal, por lo que decidió vigilar para ver quien era pero nunca pudo verlo.
Así llegó el fin de semana.
-Buenos días.
-Takemaru, quiero hablar contigo.
-¿De verdad?
-¿conoces esto?
Le mostró uno de los sobres.
Takemaru se quedó viéndolo sorprendido, se quedó sin palabras ante la mirada acusadora de Izayoi.
-Continuará-
