He aquí la cuarta parte :) ¡DISFRUTENLA! Y dejen un comentario, por favor. Para saber que tal va :)


Ámame a la Luz de la Luna

Elsa Gabriela


Los niños jugaban alrededor de ella. Algunos le contaban una historia que iban inventando conforme veían distintas cosas, otros se correteaban entre si. Pero siempre giraban en su entorno...Eso le recordaba a aquellos años en donde tenían que buscar los fragmentos y dependían de ella en todo momento: para comer, para investigar, para muchas cosas más...

Aome había sido el centro de tres personas, y la razón de existir, o eso creía, de una. Una persona que la había traicionado hasta el alma.

- ¿Señorita, se encuentra bien?

Una pequeña pregunto a la hermosa joven que la cuidaba. Le preocupaba cuando se callaba, y los miraba a todos tristemente. Ocultando un secreto que no podía decir por más que ella quisiera. Por eso, siempre que parecía distanciarse, se encargaba ella de hacerla volver. Quería ayudarla con su dolor, y si no podía remediarlo podía, por lo menos, distraerla; ¿eso es algo, no?

Aome volvió lentamente a la cruel realidad. Su vista comenzó a aclararse poco a poco. Su cuerpo volvió a funcionar. Pero aún así, sus ojos tenían rastro de lo ocurrida, solo una pequeñas que nadie pudo ver, y ella se alegró. Lo ultimo que querría hacer en su vida era entristecer a los pequeños niños que la visitaban diariamente, ya sea por placer o por obligación.

Ellos le daban esperanza. Ellos le daban ilusión. Ellos la hacían seguir con vida.

Ellos eran su vida.


Kouga la estaba observando. Un dolor oprimió fuertemente su corazón cuando miro sus ojos, con una vaga tristeza en ella. Analizó sus acciones, y todos aquellos que la rodeaban. Todos eran inofensivos, nadie era capaz de hacerle daño, ni siquiera ella misma. Radiaba un aire de agotamiento, algo parecido a la derrota. Eso lo hizo enojar.

- ¡Quien quiera que le haya ello esto a Aome, me las pagará!

Exclamó a nadie en particular. Todos aquellos que estaban cerca de él, se sorprendieron por mostrar ganas de proteger o cuidar a alguien. Pero sonrieron, estaban felices. Su valiente líder, por fin estaba volviendo a ser él. Probablemente y pronto podría sanar de aquella terrible relación.

- Ahora vuelvo.

Dijo a su manada, mientras desaparecía entre los árboles. Buscando un mejor ángulo para ver a su amada, para poder estar cerca de ella en caso de ser necesario. Aunque lo dudaba, con la perla eliminada ya no había monstruo alguno que buscara hacerle daño o secuestrarla por los fragmentos.

- Quisiera llevarle algún detalle...- murmuró silenciosamente analizando su alrededor.

Brinco por las ramas de los arboles, corrió por los ríos, movió piedras, nado en lagos, olfateo el área, sintió todo lo que se podía tocar. Pero no logro encontrar algo... y fue ahí que la vio...

No a Aome, por desgracia, sino a una flor. Una flor tan hermosa que no podía ser descrita con palabras. Pero sus colores eran hermosos. Uno creía estar viendo el arcoiris. Los pétalos de la planta eran de azul intenso, el centro era amarillo con una pizca de rosa, el tallo era naranja con rojo, y las hojas eran verdes. Y tenía un aroma dulce y delicado...

Huele como Aome. Pensó Kouga.

La cortó cuidadosamente, tomándola entre sus dedos para no dañarla. Brincando de alegría, se apresuro a llegar a la cabaña de Aome.

Sin darse cuenta, el sol se estaba escondiendo entre las montañas. Formando un hermoso atardecer; con sus colores tibios, formando una perfecta combinación en total armonía.

La noche estaba cerca.


- Hasta luego, Haievun, cuídate mucho.

Se despidió Aome de la última criatura en su hogar. Ahora volvía a su silencio monótono y aburrido. Que la deprimían más de lo normal. Miró adentro de la casa, un total desastre. El tener diez niños encantadores tenía fatales consecuencias.

Suspirando, comenzó a recoger los platos en el suelo, las tazas con té las tiró en las plantas. Acomodó las camas, prendió el fuego en su gran habitación, para poder calentarla y prepararse para dormir. La desvelada anterior la dejo agotada.

Miró por la ventana, pero no diviso figura alguna. Las estrellas ya brillaban en el cielo. Y él, no llegaba. Triste pero sin esperar nada más, cerró la puerta, dirigiéndose a su cama, colocándose su vestimenta de noche. Se recostó en la cama, y pronto quedó dormida.

A lo lejos, Kouga corría para entregarle la flor. Pero cuando llego la vio ya dormida. Comprendió el cansancio por el cual estaba, así que solamente coloco la flor a su lado, arreglándole su cabellos, admirando su perfecto rostro y cuerpo, pensando en cuando anhelaba tenerla.

Se acercó a ella y besó su frente. Fue un acto tan dulce y suave, que uno podría no haberse percatado de el. Así que Kouga se coloco en la ventana, dirigiéndole una ultima mirada, antes de irse con sus compañeros a dormir.

- Kouga...- escuchó alguien decir su nombre, pero no había nadie más que la hermosa s sacerdotisa. Entonces, se dio cuenta que ella estaba soñando con él.

Con una leve mueca, muy parecida a una sonrisa, volvió a su manada. Pero aún así, su mirada seguía expresando dolor.

Aome tendría que ayudarlo pronto, o caería en una completa oscuridad, de la cual solo saldría con al muerte.


¿Les gusto? Espero que si. Por fin me he graduado felizmente de la secundaria. Gracias a las personas que me han dejado un "review". De veras, lo apreció mucho.

Saludos,

:)Elsa Gabriela