¿WUHU! Otro capitulo, disfrútenlo y lean el mero final, porque de verdad lo voy a requerir para la continuación de este fic. Gracias a todos, y espero lo estén disfrutando... No olviden dejar un R.E.V.I.E.W.

Merci!


Ámame a la Luz de la Luna

Elsa Gabriela


Había un aroma distinto en su recamara. Cada mañana el olor a tristeza recorría su nariz, pero este día al despertar, el olor que percibió
fue distinto al acostumbrado. Abrió sus ojos café chocolate y miró a su alrededor desesperadamente, intentaba encontrar algo distinto, pero simplemente no lo lograba. No estaba buscando en donde debía.

Salió de su cama. Extrañando al instante la comodidad de ella. Hacía años que tenia ganas de simplemente dormir y jamás despertar, pero no quería morir; solo quería olvidar. Cuando ella soñaba, los dolores de aquel año, las alegrías de aquellos momentos quedaban suspendidas en el tiempo, en un largo letargo. No había prisa, no había quien la molestara. En su mundo solo existían dos cosas: ella y la felicidad. Nadie más podía entrar, ningún hombre era capaz de penetrar su fantasía. Ninguna mujer o niño lograban tener un espacio en su mundo.

Pues era de ella y de nadie más.

Es por eso que cuando despertó, sus cinco sentidos supieron que algo había cambiado. Estaba tan acostumbrada a los aromas, los objetos de todos los días, los que siempre veía, que era obvio que se daría cuenta de alguna diferencia.

- ¿Me preguntó que será?

Caminaba por su pequeña casa en círculos. Cada cuarto parecía estar en orden, nada fuera de su lugar. Paso por la cocina, la sala, el baño incluso el compartimento (con su tecnología) , pero olvido como siempre su recámara.

Entonces se acordó de ella. Entró en su habitación y la vio...

Era la flor más hermosa que existiera en el planeta. Sus colores formaban una combinación placentera, un tanto divertida por su semejanza con el arcoiris. La tomo cuidadosamente entre sus manos, asegurándose de no aplastarla o dañarla. Tomo de la cocina un vaso largo y transparente, Salió de la casa, caminando hacía el río que no estaba muy lejos de ella. Entonces lleno la copa con la cristalina agua del lago, y colocó la flor en ella.

Camino de vuelta a su hogar, sentándose en las escaleras, observando las montañas y sus alrededores. Sus pensamientos se revolvían alrededor de la flor que tenía ahora en su posesión. La acercó a sí, y la olfateo. Era un dulce aroma, tan frágil y delicado. Le recordó entonces a ella, su corazón, y al de cierto joven que había vuelto haber tras un año de no hacerlo.

- Kouga.

Sabía que él le había llevado el obsequio. Supuso que durante la noche, después de que ella se fue a dormir. A lo mejor, y si ella se hubiera esperado un poco más lo hubiera alcanzado a ver, hubiera tenido la oportunidad de platicar con él... no, de platicar no, de hablar ¡si! Eso es lo que necesitaba, una persona en quien pudiera confiar y quien conociera los antecedentes de su relación con cierta persona.

- Es una verdadera lastima el que no haya podido hablar con el anoche. Espero tener oportunidad de hacerlo hoy.

Suspiró, algo que Aome hacía con mucha frecuencia desde la batalla final. Desde el momento en que perdió todo sin siquiera pedirlo o esperarlo.

- La vida verdaderamente esta llena de sorpresas. - dijo Aome.

Una niña se veía a lo lejos del camino, y detrás de ella venían más personas. Sonrió sin sonreír, como las de la sacerdotisa Kikyo cuando vagaba por el mundo, con un pedazo de su alma. Irónicamente, ella pensó que jamás sería como ella, y resulta que se convirtió en su clon.

'Por algo soy su reencarnación.'

- ¡Hola, sacerdotisa Aome!

La saludaron. Admiraron la flor, le lanzaron cumplidos. Miró a los niños y estos comenzaron a hablar con ella, a contarles todos lo que habían vivido en las horas que no estuvieron a su lado.

¡Ah, si! Y pensar que hacía algunos años, Kikyo hacía lo mismo que ella: cuidar niños y esperar el amor.

¡Cuan irónica es la vida!


La noche se aproximaba. Los niños comenzaron a caminar de vuelta a casa, tristes por tener que hacerlo. Querían quedarse al lado de la bella joven que los cuidaba todos los días mientras sus padres trabajan incansablemente.

- ¡Nos veremos mañana!

Esas tres palabras quedaron colgando en el aire, como si tuvieran un hilo transparente que las mantuviera a flote. Los niños se voltearon para correr a casa, y sus ojos se llenaron de tristeza. No por la despedida sino por el último comentario de la niña.

'Nos veremos mañana... ' Entonces recordó...


- ¡Inuyasha! Voy a regresar a mi época solo por esta noche.

- ¡Que? Pero, Aome, tenemos que matar a Naraku.

- Lo se. Solo será por esta noche, lo prometo.

- Bien.

La camino hacia el pozo que la llevaría a su época. Su falda estaba muy sucia, al igual que todo en ella. Necesitaba bañarse, necesitaba relajarse si quería estar lista para enfrentarlo mañana.

- Aome...

- ¿Dime?... – volteó a verlo, estaba a punto de brincar.

- Nos veremos mañana¿verdad?

- Si, mañana, Inuyasha. Solo tengo que cambiarme de atuendo, tu sabes, este no es adecuando para matar a un monstruo de solo dios sabe cuantos tentáculos y muchos hijos... – se ríe – pero si, volveré mañana con algo distinto puesto.

Y brinco para volver al día siguiente a enfrentar sus miedos, a aceptar las realidad, a tener que despedirse y atener su corazón roto.

Aquellas tres palabras fueron las ultimas amable, y buenas que recibió de su querido. Después ya no volvió a escuchar el sonido de su voz, igual que la reina María Antonieta cuando se enfrento con Madame Du Barry aquellos años de 1771 en la corte Francesa.


Las lagrimas amenazaron con caer de su rostro pálido. Las ganas eran insoportables, entonces corrió de vuelta a su casa. Necesitaba estar a solar, no podía dejar que nadie viera su debilidad. Entonces, en su camino topo con algo fuerte y cálido que la tomo en sus brazos. Ella volteo a ver de quien se trataba, para poner una pelea si era necesario. Pero en cuanto miro sus ojos, supo que estaría bien. Y que en él si podía confiar.

Sus hermosos ojos café chocolate (como el Carlos x :P) se encontraron con unos ojos azules color mar.

- Kouga, gracias...

Y lo abrazó profundamente, llorando en sus brazos desesperadamente. Si ella necesitaba consuelo, el se lo daría, con tal de no verla sufrir. Es por eso que su sufrimiento podía esperar, si su bella Aome lloraba, el la aclamaba, la tranquilizaría para que después ella hiciera lo mismo con su corazón: cuidarlo, y después quererlo.


Muy bien, decidí aquí cerrar el capitulo. La super platica SIN INTERRUPCIONES de estos dos amantes, vendrá en los siguientes capítulos. Para que no se desesperen. Entonces, ahora pido su consejo...

Para la batalla final tengo dos super ideotas...

a -que Naraku ataca mientras Aome esta en su época.

O

b -Aome regresa y lo enfrente, y de ahí ya no les digo (es sorpresa!)

Por favor, ocupo de su ayuda para que este fic sea de su total agrado. Por favor, firmen! Ayuden a esta pobre niña (:P) a poner sus ideas en claro.

Muchas gracias a todas las personas que me han dejado un review! Wuhu! Un aplauso para ellas! (aplausos a lo lejos) Muy bien, entonces, suerte a todos y nos veremos en el prox. Capítulo!

Elsa Gabriela